Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Sector 7T
Anaquel
N.o v¿>
Pórtico
i
Mucho hace el que mucho ama.
(K empis , lib. 1, cap. xv.)
J Pt ■jiúTíAL
| l't Iw/ c STIGa Oi ONES
Coronación
«
Suavemente
Divina, suavemente,
más suave que el lucero del alba de tu frente
quiero loar la Musa, que tu beldad evoca
la gracia de tus gestos, el habla de tu boca,
el lumen de tus ojos y el numen de tu mente;
Divina, suavemente.
Divina, suavemente,
tu corazón es mío (mi corazón lo siente),
bajo el nupcial corpino
prohibido y atrayente,
que el legendario niño
perfora, con las flechas de su arco omnipotente;
diyina, suavemente.
Divina, suavemente,
novilunio de amores es tu perfil riente,
y pastillas de ensueño tus pupilas de azur,
que hacen soñar quimeras al desolado augur...
¡oh, perfil exquisito, novilunio creciente
que asciendes, en la noche del trágico vidente;
divina, suavemente.
Divina, suavemente,
el suave entre los suaves molodas de Occidente
huérfano girasol
ansioso de agua pura y eternidad de sol,
quiere, para sus bodas, tu virgen corazón;
mas, si por ser mujer incurres en traición,
verás, cuán pocos saben jugar al juego ardiente,
divina, suavemente.
TTiarina
i
Con el alba, de la liesta
salimos á pasos lentos
cruzando como sonámbulos
los bulevares desiertos,
unidos en un abrazo
tembloroso de deseo,
bajo las amplias capotas
del disfraz carnavalesco.
Tu palidez inviolada
suelo tener arreboles
cuando ciega mi mirada
el resplandor de tus solos.
Gardenia de distinciones
que aromas mi corazón,
¡Versalles y Trianoiies
se honraran con tu visión!
Galante
Os juro, princesa mia,
por vuestros ojos traidores
que mi megalomanía,
ni en amor ni en poesía
admite competidores...
Si con femenil falsía
ó lujuriosa ardentía
á otro otorgáis favores,
tolerad, princesa mía,
que os niegue su idolatría
quien tiene damas mejores...
Pecáis de coquetería
princesa de ojos traidores;
perdonadme la ironía;
renuncio á vuestros amores,
y permitid«# que os sonría,
la flor do los trovadores.
Circo
Blanca, suave, peregrina
sonreías flor de lis,
envuelta en las telas finas
con tu boa cibelina
y tus joyas de París.
Tu suntuosa cabellera
ponía su blondo encanto
sobre tu faz hechicera;
y un olor do primavera
te envolvía, como un manto.
Y me miraba, hipnotizadamente,
—quizá evocando el milagroso dúo—-
como una absorta y ávida serpiente
ante la efigie fantasmal de un buho.
Aunque nunca
Aunque nunca tus ojos
sospechen mis desvelos,
aunque jamás tus ojos
reflejen mis anhelos,
aunque no haya en tus ojos
como en los míos, celos,
aunque nunca tus ojos
lloren sobre mis duelos,
aunque no haya en tus ojos
amorosos consuelos,
aunque jamás tus ojos
me abran sus claros cielos,
Tus manos
Amada mía:
(También otros lo creyeron así)
una idea me apena sin cesar:
¿cuántas veces queriéndolo ó sin querer
habrás donado lo mejor de tí?
Amada mía:
¡Ay! ¿cuántas veces simulando calma
ó toda arrebolada de sonrojos,
habrás quedado sin alma
de tanto derramarla por los ojos?
Amada mía:
¿Cuántas veces te habrás hecho desear
queriéndolo ó sin querer?
¡y habrás hecho gemir, esperar y soñar
con rojo goce ó negro padecer!
¡Ay, amada!
Yo vislumbro á los otros en tu mirada;
y en los raros instantes de inefables excesos
yo los siento en tus labios y los sufro en tus bosos.
Amada mía: tesoro de inquietudes,
raudal de zig-zagueos, onda do inspiración;
^-acaso el peregrino,
que en la mañana de oro de tu destino
inauguró tu corazón—
trocára sus primicias por las penas que siento
y esta voluptuosidad de mi tormento.
Amada mía, ideal,
¡todo eso me hace tanto....tanto mal!
Blasón de amor
Entre las tempestades que azotan mi camino
por fin so alzó tu Imagen con ojos de desvelo;
nos vimos, nos amamos; y bajo ol torbellino
mi corazón te dijo su eterno ritornello:
Cúrame de inquietudes sobre el azul marino,
libértame de afanes cabe el claror del cielo,
arranca de mi pecho el hierro del destino
aunque se empape en sangro la flor de tu pañuelo.
Desde que en mis crisoles fundí tu diamantino
orgullo con mi orgullo, tu celo con mi celo,
sobre todas las glorias una gloria imagino
sobre todas las ansias esta última anhelo:
¡Que arranques de mi vida ol hierro del destino
aunque se empape en sangre la flor de tu pañuelo!
De agonías
Cantos Augúrales— (A g o ta d o .)
En prensa
Cantos del Nuevo Mundo
Próximamente
Las Instituciones Occidentales— ( C r ít ic a de id e a s.)
fl piernona!— (N o v e la c io n e s.)
Y permitidme quo o.s sonría,
L ohn o