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1. N. 1. A. L.

Sector 7T
Anaquel
N.o v¿>
Pórtico

r.Ámase el autor ele estos versos Amé-


® rico Llanos? ¿Llámase acaso mas
Ilion Armando Vasseur? ¿Le he conocido
yo lineo algunos años en Buenos Aires
on oiinii do un amiilde bohemio gordo y cordial? ¿Pre-
lendliVHO do Amórico Llanos que era hermano ó sobri­
c, no dol extraordinario Ducasse, alias Conde de Lautrea-
mont, ó sea Maldoror? ¿Escribía ya unos versos y unas
prosas fantasmagóricas y desorbitadas que revelaban
todo lo que gustéis, menos un espíritu común? ¿Pensé
yo quo aquel joven tenía un talento de excepción? ¿Co­
metió mi amigo Ingegnieros el atentado transcenden-
tiiI do clavar esa rara psique en sus colecciones de
pidqiiiatría pneumática? ¿Había nacido Américo Llanos
on ol IIruguay, a donde partió de Buenos Aires? ¿Publi-
có un libro de Cantos Augúrales, en que al lado de co­
sas triviales so desprenden decires de Vidente? ¿Acaso
no podría afirmarse que no tiene ningún respeto por la
lengua en que escribe, si se leen ciertas estrofas suyas?
¿Y sise leen otras, no se podría asegurar que tiene
gran amor á la nobleza de nuestro idioma? ¿Tiene el
aspecto de un águila, ó de un ave de presa un poco
triste? ¿Es genial? ¿Es un «fumista»? ¿Este cuaderno
líiico, A flor de Alma, está escrito «con sangre», ó con
recetas? ¿Ha amado este caballero? ¿Sabe este vibrante
poeta que ya no hay princesa que cantar? ¿Habíamos
quedado alguna vez en que era un anarquista? ¿Es
hernioso ver esta alma llena de gloriosos entusiasmos?
1 odas estas cuestiones pudieran muy bien interesar á
la estrella Sirio,—á pesar de la posible duda de Renán.
B retagne, Jun io 1907 R ubén D arío.
espu és de diez años de admirable ol­
vido, Darío, maestro en gayas inteli­
gencias, con ademán precaucional, traza
la línea arcáica de mi silueta. Sus vein-
¡s, espinados de ironías interlineales, me
resultan otros tantos ecos de un mundo muerto ó de una
existencia anterior...
Al leerlos, parecíame oir restallar las cuerdas de la
lira de Orfeo, después del amansamiento de las fieras...
¿Desde cuándo, tan excéptico, tan académico, y so­
bre todo, tan siriócrata? ¡oh, gran Meloda!
¡Y pensar que no hace un mes aiín me llamabais
«■ Inenarrable y querido Américo!....*
¿Qué dirán de esto el Cisne, la Lira, Sagitario y
Pelión?
¿Sonreís? Bien. Sonriamos juntos como en aquellas
•charlas ya lejanas de los amaneceres bonaerenses....
A. L l.
>

i
Mucho hace el que mucho ama.
(K empis , lib. 1, cap. xv.)

J Pt ■jiúTíAL
| l't Iw/ c STIGa Oi ONES
Coronación

po rg ue mi amor \e *lg-¡;aguean\e g lollenlé,


gorgue me ^ué lu amor, Inaccesible g lenso,
Vog ciño ejla corona le rlmaj á lu ^renle,
g cuelgo le lus Vom/oroj es\e manió le Incienso.

jo rq u e maguer ausencia^ siembre \e ^ul gresenle,


g a\ o àio le lo j lugos creció lu a^án lulenso,
\vog ciño es\a corona le rlma^ á lu ^renle,
g cuelgo le lu j Vombros ejle man\o le Incienso.

fo ra n e ^ujrlmoj junios m ara^lllojámenle,


y luelo en áureos éxlaslj \a=, lecés gue en V\ pienso,
bog ciño es\a corona le rlma=, á lu ^reule
g cuelgo le lus bomóroj es\e manió de Incienso.

jo rq u e len lras, un lia , le \ mágico 0 ccllen le,


g en ese gran miraje \o lo mi ser conlenso,
bog ciño es\a eorona le rimas à \u ^ren\e,
g cuelgo le lus bombroj e^le manió le Incienso.
CK\on\e C\l\\a.
Mayo 1907
Confiteor

Amor, tu virtud me inspira


y aunque de tí soy quejoso
quiero que cante, mi lira,
tu reino maravilloso.

Eres héroe y zahori,


y nada vale sin tí.

Sumos deleites procura


tu tormentosa locura;
y tristezas infinitas,
las nosíalgias de tus citas.

Por tí son más peregrinas


las congojas que iluminas;
y las frases más preciosas
a tu lado son ociosas.

En las colmenas que labras


las caricias son palabras;
y en tus éxtasis jocundos
las almas conciben mundos.

En tus tenues lulos preso


todo orgullo se abandona;
¡ay! de aquél que no corona
sus jornadas, con un beso.

Es ley de amor el variar,


y la dicha más ansiada
pronto se convierte en nada
como la espuma del mar.

Dejad que rían los sabios


de mis ébrios embelesos;
los más mentirosos labios
son sublimes, si dan besos.

Todas las ciencias creadas,


y los vanos Nazarenos
saben poco, y dicen menos
que la luz de unas miradas...

Hoy, no quiero más guirnalda,


ni á mayor victoria aspiro
que á mecerme en una falda
y á mirarme en dos zaliros.
Amor, te sueño, despicho,
amor, dormido, te sueño;
mi Dios serás y mi dueño
hasta después que haya muerto.

Yo sufro de mal de amores


como el sol de mal de luz;...
para algunos soñadores,
con algo... de redentores,
cada bella es una cruz.

¡Oh, noches! Crucificadme


en cruces de carnes vivas;
¡oh, bellas! Embalsamadme,
y el corazón conservadme
en vuestras urnas votivas.
En voz baja...
Tu alma es media loca; pero la mía es más;
el broche do tu boca, ¿cuándo me lo darás?
¿Sabes por qué lo quiero? Para prender en él
un broche que yo tengo, oxidado de hiel...
Tus pupilas semejan dos guindas luminosas;
yo quiero más tus guindas que las piedras preciosas.
La gracia de tus manos no la igualan las flores;
éstas brindan perfumes y tus manos, amores.
Es la hora amorosa y nupcial del Poniente;
tií estarás en la playa, y el sol sobre tu frente.
Yo estoy bajo la fronda dorada del parral,
haciéndote estos dísticos de humor original.
Los trenes pasan llenos de alegres vestes claras;
me hamaco en un sillón; ¡qué lindo que pasaras!
Pero, no; qué tristeza que me vieras aquí;
no importa que no pases puesto que estás en mí.
Te llevo bajo el palio febril do mi cariño
como una gran Custodia en las manos de un niño.
Eres ]a fiera indiana de las selvas nativas;
¿recortarás tus garras cuando conmigo vivas?
El ocaso amortigua sus últimas farolas;
ya te irás de la playa; y las olas ¡qué solas!
¡Qué solas las gimientes volutas cristalinas!
más solas que las niñas de tus cuencas divinas.
¡Qué solas las espumas bajo el puente olvidado,
cuando la tarde es ida y el «Super» no ha llegado!
¡Qué sola la terraza, cuando todos se han ido,
y la Errabunda torna al desolado nido!
Y la preguntan cosas molestas y banales
con los gestos sabidos y las frases rituales.
Y la divina piensa en el «Super» lejano,
y la «mater» sospecha, y la interroga en vano.
Y la casa desierta, y la «mater» que ronda,
y los cajones hurga, y las amigas, sonda.
Suena la media noche; la brisa en el follaje,
remeda los vaivenes playeros del oleaje.
La luna, entre las hojas, filtra sus lampos quedos,
como cuando la amada me mira entre sus dedos.
Los luceros sonríen; doradas margaritas
se encienden en la altura para alumbrar las citas.
¡Oh, qué noche tan bella para gozarla unidos,
paladeando las rima; de los bardos queridos!
Las frases musicales de los grandes melodas
más dulces que los besos de las noches de bodas.
Recordando las dudas, las fiebres, los rencores,
toda la ardiente historia de los nuestros amores.
¡Oh, qué noche tan bella para vivirla unidos;
corazones y labios de amor estremecidos!
¡Silencios más profundos que los cielos profundos!,
¡deseos como mirras, miradas como mundos!
¡Ay! cuántas noches ebrias de estrellas pasarán,
antes que Amor corone de besos nuestro afán.
¡Quién pudiera dormirse y alegre despertar
la noche, en que te ciñas el nimbo de azahar!

«
Suavemente
Divina, suavemente,
más suave que el lucero del alba de tu frente
quiero loar la Musa, que tu beldad evoca
la gracia de tus gestos, el habla de tu boca,
el lumen de tus ojos y el numen de tu mente;
Divina, suavemente.
Divina, suavemente,
tu corazón es mío (mi corazón lo siente),
bajo el nupcial corpino
prohibido y atrayente,
que el legendario niño
perfora, con las flechas de su arco omnipotente;
diyina, suavemente.
Divina, suavemente,
novilunio de amores es tu perfil riente,
y pastillas de ensueño tus pupilas de azur,
que hacen soñar quimeras al desolado augur...
¡oh, perfil exquisito, novilunio creciente
que asciendes, en la noche del trágico vidente;
divina, suavemente.
Divina, suavemente,
el suave entre los suaves molodas de Occidente
huérfano girasol
ansioso de agua pura y eternidad de sol,
quiere, para sus bodas, tu virgen corazón;
mas, si por ser mujer incurres en traición,
verás, cuán pocos saben jugar al juego ardiente,
divina, suavemente.
TTiarina

Marina la de tus ojos


¡qué deliciosa marina!
tan arcana, tan serena,
tan felina.

Deja que me engolfe en olla


buceando sus pedrerías;
y así pasarme las noches,
y los días.

Q uiero pescar las estrellas


que se miran en su estuario
para hacerme un amuleto,
luminario.

Quiero escuchar el arrullo


seductor do sus sirenas
aunque naufrague y me abrumen
de cadenas.

Quiero surcar temerario


su inexplorada alta mar;
ser el único corsario,
y soñar...

Soñar, abordajes faustos,


áureas pescas, paz bendita,
y alguna vez, el miraje
de Afrodita.

Ver, en los claros de luna,


las islas afortunadas...
que prometen, una á una,
tus miradas.

En las tardos de bonanza


cuando se empurpura el sol,
que me queme, de esperanza,
tu arrebol...

Si me pierden mis antojos


moriré como Juan Huss,
en la hoguera de tus ojos,
—mar de luz...

¡Oh, mi lírica agarena!


déjame ver tu marina
tan hermosa, tan serena,
tan felina.
Nihil

Tú, que eras el porqué de mis empresas,


la noche que estrellaba mis tristezas,
la llama de mis últimas pavesas.

Tú, que fuiste el todo de mi nada,


la nada por mi todo iluminada,
ahora en el dolor, abandonada.

Predilecta, de amor insuficiente,


coronada con lauros de mi frente,
¡oh, vestal para siempre indiferente!

Tú quisieras llevarme hacia el pasado;


sentirme por tu imagen consolado,
entusiasta, genial, iluminado.

Más, ¡ay! no soy Pericles ni tú, Aspasia;


¡favorita caída en la desgracia,
fihora tu pasión no inspira gracia!
Un miércoles de Ceniza

i
Con el alba, de la liesta
salimos á pasos lentos
cruzando como sonámbulos
los bulevares desiertos,
unidos en un abrazo
tembloroso de deseo,
bajo las amplias capotas
del disfraz carnavalesco.

Detrás nuestro iban las otras


damas con sus caballeros,
y más distantes los padres
familiares soñolientos.
Y con sus voces varias
el insólito cortejo,
en aquella madrugada
de tibieza y de silencio,
acentuaba la apariencia
de solemne cementerio
que tenía la ciudad
dominada por el sueño,
II
Con mi diestra por su talle
y su siniestra en mi cuerpo,
bajo las amplias capotas
del disfraz carnavalesco,
unidos en un abrazo
conmovedor de deseo,
cruzamos como sonámbulos
los bulevares desiertos
en aquella madrugada
de quietud y de misterio.,.
Loas galantes
Lúmen, Seleue, Leda, Serafita, Atalanta,
on tí la curva alienta, se transfigura y canta.
Ocultas en tu pecho, entre espumas de encajes,
dos búcaros nupciales
como igual no los hubo
en la Alhambra de mármol de los Abencerrajes;
como igual no los tuvo
el pensil de Semillarais ni el jardín de Ninón.
Tus manos fueron hechas con polvo de diamantes;
con zumo de granadas, tus labios palpitantes,
y con sangre de reinas tu corazón.
Tu garganta es más grácil que la que Praxíteles
cinceló á G-alatea, haz de tallos de nardos,
del parque de tu cuerpo, que los ojos recrea;
nevado columnario que adornan de laureles,
en religioso exvoto, los héroes y los bardos.
Tus hombros armoniosos son cual los de las diosas
del Partenón,
que el amor coronaba de mirtos y de rosas
cuando el sublime arquero tenía corazón;
andas de sensitiva
que llevan en triunfo tu cabeza votiva;
altos reclinatorios de «pelouclie» sonrosado,
do la capilla ardiente de tu ser bien-amado.
Tus hombros gestatorios, acaso desprendidos,
al son de augustas liras,
de los bajos relieves inmortales,
para imperar, ungidos de lágrimas y besos,
velados con chalones de aereas cachemiras,
ó envueltos en la pompa de mantos imperiales.
Tu nariz, de alas finas;
avecilla del bosque de la bella durmiente,
posada bajo el palio de lises de tu frente.
Tu nariz modelada por la mano de Scopas,
en un rapto fecundo
para aspirar en pomos y cinceladas copas,
el hálito salubre de las selvas fragantes,
las sales de los mares, el aire de las pampas,
el éther de los cielos, y el elíxir del mundo.
Para gozar las mirras que exhalan los carbones
de ardientes incensarios y suaves pebeteros;
los lánguidos perfumes que gustan los amantes
cuando descuella Bros,
en los gayos triclínios de los Decamerones,
y en los muelles divanes de las fiestas galantes.
Tus sienes resplandecen en la undosa penumbra
vivon de tu cabellos! su blancura dcslumbia,
dulces hostias profanas
que ansian comulgar tantas bocas humanas.
Tus pupilas semejan dos mágicas redomas
henchidas de un virtuoso licor espiritual,
sus iris se parecen á los de las palomas,
y tienen tus miradas ¡oh, flor de monasterio!
la eterna lejanía, la noche y el misterio
de la luz zodiacal.
Tu frente es alta y bellá
como una blanca estrella crepuscular;
sosogada laguna en la altura de un monte
nevado por la luna y aún sin explorar...
Tu frente enguirnaldada de juveniles rizos,
fresca magnolia en flor,
que habría saturado de miel, Anacreonte,
para besar mejor;
casta urna de ensueños, madreperla marmórea,
farola de la torre de una isla hiperbórea
que nadie pudo hollar;
Albatros de las fieras borrascas pasionales
que ciernes la pureza de tus alas liliales
sobre el hirviente mar,
¡feliz aquél que un día de nupcias inmortales
Albatros de las fieras borrascas pasionales
te sepa acariciar!
Tu cabecita airosa de artísticas guedejas,
colmena del Himeto que alegran las abejas
áureas de la ilusión,
á su sombra he sentido gratos reverdeceros
el más gozoso olvido de todas las Gdiceres
que un día atormentaron mi fácil corazón.
Tu cabellera bruna
que cantan los poetas y arrullan los bulbules,
donde las noches copian sus siderales tules
con tintas de agua fuerte y extractos de carbón;
¡oh, suaves filamentos que el arte engalanara
sobre tu nuca virgen de pálido Carrara,
como una inspiración!
Así en la noche aquella resonante de arpegios
mi alma te cantaba en los salones regios,
en éxtasis de amor,
mientras la filigrana de tus labios mordaces
ornaba con sonrisas equívocas mis frases
como asoleada rosa que asperga un surtidor.
Discreteos
Capullos de suavidades
son tus ojos, gitanilla,
llenos de vagas saudades
y de ardiente maravilla.

Esos astros halagüeños


cuyo mirar embelesa,
¿comprenderán mis ensueños?
¿compartirán mi tristeza?

Tu palidez inviolada
suelo tener arreboles
cuando ciega mi mirada
el resplandor de tus solos.

Tienes la gracia armoniosa,


la elogancia espiritual;
blanca, lina, luminosa,
de gesto sensacional.
¿tendrá miel de poesía
la copa de tu belleza?

Boca de labios en flor


como labrada á buril,
mariposa del amor
«elegida entre diez mil».

¿Quién sabrá cuando ironizas


ó la emoción te engalana,
bombonera de sonrisas
con broche de filigrana?

¿Dirás de mi lo que sientes


ó falsearás tu pensar?
cuando me muestras los dientes,
¿debo reir ó llorar?
Esa cabecita bruna
cuya bizarría encanta,
¿no estará como la luna?...
¿tendrá un ruiseñor que canta?

Gardenia de distinciones
que aromas mi corazón,
¡Versalles y Trianoiies
se honraran con tu visión!
Galante
Os juro, princesa mia,
por vuestros ojos traidores
que mi megalomanía,
ni en amor ni en poesía
admite competidores...
Si con femenil falsía
ó lujuriosa ardentía
á otro otorgáis favores,
tolerad, princesa mía,
que os niegue su idolatría
quien tiene damas mejores...
Pecáis de coquetería
princesa de ojos traidores;
perdonadme la ironía;
renuncio á vuestros amores,
y permitid«# que os sonría,
la flor do los trovadores.
Circo
Blanca, suave, peregrina
sonreías flor de lis,
envuelta en las telas finas
con tu boa cibelina
y tus joyas de París.

¿Pelas de las piruetas


de los clownes deFrank Bromv,
ó de los pobres poetas
que son, en pistas secretas,
payasos dol corazón?
Visión

Tu visión llenó la bolla


tarde de fiesta invernal;
me dije: ¿quién será Ella?
y tu hondo mirar de estrella
me respondió: ¡tu ideal!

En tus labios parecía


sangrienta reverberar
como en su augusta agonía
la alta púrpura del día
sobre el incendio del mar.

Tu suntuosa cabellera
ponía su blondo encanto
sobre tu faz hechicera;
y un olor do primavera
te envolvía, como un manto.

Fulguraban tus pupilas


como en su estuche las gemas,
ya plácidas, ya intranquilas,
como las de las sibilas,
in spi radoras supre mas.
Estrellas de verde mar,
giratorias como faros;
pupilas que hacen soñar...
y se quisiera admirar
en las estatuas de Paros.

¿Quién dirá la gracia helena,


el gesto de tu escultura,
tu seducción de Sirena,
el alma do orgullo llena
que irradiaba tu hermosura?

¡Ah, no serán, ciertamente,


las manos del soñador
las que pondrán en tu frento
el nimbo resplandeciente
de los azahares do amor!

Pasa, pasa ante mi vida


¡olí, deliciosa visión!
aunque ignores ser querida
¡ay!, te da su despedida
temblando, mi corazón!
Voto fùnebre
Yo quiero eme cuando muera
me incineren á vapor
como á un fulano cualquiera
de este valle de O pen-door.

Y, si hay alguien que venera


mi memoria, con amor,
que le den mi calavera
para que sufra su horror.

Será un signo de locura,


mas odio la sepultura
como eterna habitación.

¿Para pasto de gusanos?


¡demasiado los humanos
nos roen el corazón!

Aspiro, al pagano modo


de las gentiles noblezas
que en la hora del éxodo
supremo de mis pavesas.
Cuando en el libre Giran Todo
dispersen sus impurezas
como un puñado de lodo
de ilusión y de tristezas;

Para nunca más tornar


quiero que el cin orador
que me toque por azar,
me arroje, desde un vapor,
de noche, al viento, en el mar.
Así fué

. ¡Cuántas veces quise ir hacia Ti;


expontáneo y sonriente,
y decirte las ansias que soñando
te he dicho tantas voces!
Mas, era contemplarte de improviso
ó apenas entreverte,
y un religioso afán desconocido
me tornaba, de pronto, indiferente.
Tu ausencia era el tormento de mis horas
prefería la muerte,
y siempre que mis ojos te buscaban
ansiosamente,
embriagadas do tí, ¡ay!, mis miradas
se apartaban al verte.
Así fué, que buscándote y huyéndote
jamás nos encontramos frente á frente;
así fue que te amé; así me amaste
¡desesperadamente!
Donaires

Amiga: por vuestros ojos


de astral voluptuosidad
claudican mis sueños rojos
de super humanidad:
amiga, por vuestros ojos
de astral voluptuosidad.

Amiga: por vuestra boca


de eximia coloración
diera al olvido, la loca
Musa do mi irreligión:
amiga, por vuestra boca
de eximia coloración.

Sultana, la más garrida,


que vieron los ojos míos
en el serrallo escondida
de los soberbios desvíos;
sultana la más garrida
que vieron los ojos míos.

¿Queréis ser la Sulamita


de este nuevo Salomón?
vuestra gracia es infinita
infinita mi pasión;
¿queréis ser la Sulamita
de este nuevo Salomón?

Amiga: Cupido agobia


mi exángüe naturaleza,
y aunque padezco una novia
me exalta vuestra belleza;
amiga: Cupido agobia
mi exangüe naturaleza.

¿Qué queréis? la vida es una,


una la muerte, uno el ser...;
amar es tentar fortuna;
ser amado, ¡gay saber!
¿qué queréis? la vida os una,
una la muerte, uno el ser.

Si en vuestros labios señora


comulga l’anima mía,
una hora, media hora,
si mucho os parece un día,
haré, divina señora,
que hasta mi novia os sonría.
Noche-Buena

Esto ]a dije on medio de la zambra


de aquella Noche-Buena de placeres,
on el salón de una moderna Alhambra,
cabe un áureo desfile de mujeres:

-“No me atrae la antorcha do tu glor


ni el tesoro que escoltan tus axilas,
ni el orgullo patricio de tu historia,
ni el fuego turbador de tus pupilas.

Me atrae la nostalgia do tu vida,


el tedioso abandono de tus galas,
la mórbida ansiedad desconocida
que tantas veces sin querer exhalas.

El soplo de tu angustia suspirante


me llena de una insólita ternura;
si te quieres curar hazte mi amante,
si te place sufrir, quédate pura...

Gocemos nuestro amor en un delirio


de intimidad; mi pena lo reclama;
sé tú la llama que consume al cirio,
y yo el cirio que se vuelve llama...

Ella estaba más pálida que otrora,


su ceño adusto, sus ojeras hondas,
bajo el gran casco de triunfal aurora
con flores blancas en las crenchas blondas.

Y me miraba, hipnotizadamente,
—quizá evocando el milagroso dúo—-
como una absorta y ávida serpiente
ante la efigie fantasmal de un buho.
Aunque nunca
Aunque nunca tus ojos
sospechen mis desvelos,
aunque jamás tus ojos
reflejen mis anhelos,
aunque no haya en tus ojos
como en los míos, celos,
aunque nunca tus ojos
lloren sobre mis duelos,
aunque no haya en tus ojos
amorosos consuelos,
aunque jamás tus ojos
me abran sus claros cielos,

Sospecharé en tus ojos


mis íntimos desvelos,
admiraré en tus ojos
impresos mis anhelos,
observaré en tus ojos
como en los míos, celos,
y llorarán tus ojos
sobre mis hondos duelos,
y abrevaré en tus ojos
amorosos consuelos,
y más y más tus ojos
me entreabrirán sus cielos!
Sor Melancolía
Piensa que eres entre todas
la quimera más querida
de aquel que alfombró tus huellas
con lágrimas hechas rimas.
Recuerda de tus jornadas
la insomne melancolía;
ven, á olvidar nuestros tedios
' en una aventura olímpica.
Yen, que el cariño y la audacia
un paraíso nos brindan
donde la muerte es el premio
de las más dulces fatigas.
Este tiempo no es el nuestro,
este vejetar no es vida;
¡tentemos nuevos destinos,
y que el amor nos bendiga!
\?e Soelis..
Sois como una estatua desconocida
en un jardín lejano:
en vano el sol clarea las glorietas,
y en los muros la hiedra verdecida
sonríe en vano.
De la gloriosa juventud caduca
en vano el fuego en vuestros ojos queda;
¿en dónde están las manos que acaricien
los desolados rizos de esa nuca?
¿en dónde el cisne de la virgen Leda?
Esclava del celeste Nazareno,
brasa de castidad fría de angustia,
porque jamás supisteis ofrendaros
el justo amor, como sutil veneno,
ahora os tiene inconsolada y mustia.
En el claustro pradial do vuestra vida
los genios del Pesar y del Orgullo
se dan la mano; .
sois, como una estatua desconocida
en un jardín lejano.
D ante: Canzono II
Pórtico

Yo te sueño adornada de atributos florales


on los frisos helenos y en las urnas votivas;
yo te veo ceñida de nimbos zodiacales
de los góticos templos en las altas ojivas.
Revives en la gloria de los frescos claustrales
entro blondos querubes y azules perspectivas,
con los ojos en éxtasis y en las manos liliales
la paloma del Arca con la rama de olivas...
Triunfas en Lutecia con Puvis do Chavanr.es,
el Louvro te custodia, te sonríen los manes
de las Gracias divinas; líodín es tu campeón.
Y aunque insensible seas á la virtud del bardo.
Flora de Boticelli, Gioconda de Leonardo—
¡el gozo de admirarte llena de inspiración!...
II mió Cuore
Olí prometida de las secretas afinidades
toda estrellada por la diadema del «gay saber»,
en cuyas sienes, como en los tirsos de otras edades,
ríen las rosas de los jardines de Baudelaire...
Ebria colmena de inspiraciones y de «saudades»
donde mis días bañan en mieles su padecer,
virgen melóda que maravillas las soledades
y los silencios y las nostalgias de mi querer...
Cuando en las tardes y en las auroras crepusculares,
como los bosques, como las pampas, como los mares,
tu piano cante los misereres de la pasión,
Piensa que vuelan sobre el teclado de nuestras penas,
tus manos blancas, tus manos fieles, tus manos buenas;
piensa en tu piano como si fuera mi corazón...
Sólo una vez, amiga...
Sobre la errante tierra vampírica y macabra
de floras ponzoñosas y faunas asesinas,
de cordilleras trágicas, de desiertos, de ruinas,
de ayes¡ de sollozos y absurda abracadabra.
Sobro esta ruda tierra, donde la vida labra
sus cosas y sus seres con leyes peregrinas,
donde el dolor y el odio nos coronan de espinas,
yo be sido y soy amado tanto, que no hay palabra.
Y, sin embargo amiga me quejo y desespero;
ay! más amores sueño, más amistades quiero,
más lauros, más cariños, más lírica embriaguez.
Sólo una vez pasamos en medio á lo que existe
con alma forastera, enamorada y triste;
¡sólo una vez amiga, y nunca más después!
Linclaraja.
Le obsedian sus ojos íntimos y lejanos
como dos reflectores que exploraban su mar,
su ceño penseroso, sus donaires galanos,
el arco de su frente y el vuelo de su andar.
Acaso la angustiaban fraternales arcanos,
mirajes de un desierto que le era familiar...
y sus mordaces labios, más bellos que sus manos
parecían brindarse trémulos al pasar...
Él, desangró en poemas, como un astro en destellos
—para dorar la tienda nupcial de sus cabellos—
OGimiéndolos al hondo ritmo de su emoción.
Y en las Mil y una Noches que rondó su santuario
quebró todas las cuerdas de su almo stradivario,
y el melodioso arco de luz de su razón.
y Ella... sonreía... feliz... en su balcón!
El oso blanco
Quiéreme mucho, amiga si quieres que to quiera,
pon me tus ojos suaves cual lunas de ternura;
suelta tus mariposas, vuelca tu primavera
en el interno páramo polar de mi locura.
Deshiela los glaciares flotantes do amargura
que vedan el camino feliz do la Quimera;
despliega tus auroras boreales en la altura
donde la Ausencia extiende su negra cabellera...
Quiéreme mucho amiga, si quieres que te quiera,
aunque después me olvides y con tu olvido muera
la Musa que me tiene lírico y soñador.
Es media noche aún en el páramo interno,
y como un monstruo herido que bloqueara el invierno
te aúlla el oso blanco y hambriento de mi amor...
Por qué?..
Querría que fueses la primera
en decir lo que no osamos decir,
que lo dijeras de alguna manera
como quien no sabe de qué reir...
Yo siempre estoy á la espera
de lo que temo y desearía oir;
mas tú no quieres ser la primera,
y yo menos, preferimos sufrir.
Y sin embargo,
tus ojos me lo auguran, y tus suaves
manos, manos que nunca besaré.
¿Por qué nos sabe Amor á trago amargo?
¿por qué quieres que diga lo que sabes?
¿por qué quiero que digas lo que sé?
Eras como una lámpara encendida
vista al través de un mágico «vitreau»;
y absorbía la llama de tu vida
toda la sangre de mi corazón.
Por ardiente y artística, querida,
reinabas en tu trono de esplendor,
como una veladora de mi vida
sobre la mesa de mi corazón.
Tu fuego era la fiebre de mi herida,
mi mimen se irisaba en tu claror;
mi sangre era tu luz, tu luz mi vida,
latía para ti mi corazón...
Hoy, la vidriera de ilusión no existe,
un murciélago errante te apagó,
eres la misma lámpara que fuiste,
mas ya no rielas en mi corazón...
y bien hermosa.
Yo soy aquel que os hizo sufrir tanto
peregrina beldad arrepentida,
aquel por quien vertisteis hondo llanto
el año más febril de vuestra vida.
Aquel á quien brindasteis vuestro encanto,
que os burlara al llamaros preferida,
aquel que sin piedad ante el quebranto
os infiriera herida, tras herida.
Yo soy el «monstruo» aquel tan fementido,
el trajediante, el'pérfido, el bandido,
á quien quisisteis con supremo amor.
Yo soy aquel que os hizo sufrir tanto;
hoy como entonces vuestras gracias canto:
y bien hermosa ¿me guardáis rencor?
1

Tus manos

Son como salvavidas en el mar de mis duelos


las palmas de tus manos, blandas y sensitivas,
blandas y sensitivas como los asfódelos
flotan sobre mis duelos tus dos palmas votivas.
Los besos, en que gimen mis huérfanos anhelos
no saben como asiros, ¡oh, tórtolas cautivas!;
os lloran mis insomnios, os suspiran mis celos,
y al más sutil contacto desparecéis furtivas.
¡Oh, manos musicales! ¡Arpas de los amores!
tenues como las sedas, bellas más que las flores;
nidales de caricias embebidas de miel.
¡Oh, suaves crucifijos! ¡Cráteras sensitivas!
¡benditas entre todas seáis mis siemprevivas,
aunque ericéis de espinas mi frente de Luzbel!
Cllas ■ ■ i
Cuando por su camino pasaba la Divina
buscándole los ojos con íntimo mirar,
un «frémito» inefable, una angustia asesina
crispaba al pobre amante, de amor y de pesar.
Tenia envenenada la sangre purpurina,
la infame le atraía como la luna al mar;
á voces se eclipsaba su efigie peregrina
pero veloz tornaba más fúlgida á brillar.
Era la fascinante, magnética serpiente,
de luctuosas pupilas, de mirada furente,
de faz imperialesca, sardónica y cruel...
Mas, una tarde de oro perfumada de nardo,
La otra.rió el suplicio del predilecto bardo,
le arrebató en sus alas, y le brindó su miel, ,

Pentesilea

Yo quería ú las otras como quiere mi gato


las falenas que caza para jugar con ellas,
placíanme las linas curvas de las doncellas
I"’1' amor á la forma, y por gozar el rato...
Algunas me obsedian cual Salammbó á Matto,
y llenaban mis noches de arrullos y querellas;
unas por lo graciosas, otras porque eran bellas,
todas porque sabían amarse con recato.
YY> he sido un melodioso domador de serpientes...
ávidas escuchaban mis rimas ascendentes
y trémulas se erguían al son de mi halalí.
I or ello no te asombre si hasta contigo juego;
juego mi vida entera contra tu amor de fuetro
¡oh, rema de Amazonas que me domaste á mí!
i
San lejos
Felice te veía, magnífica y ardiente,
ofrendándote toda, é invulnerable al par,
como la magna Esfinge del misterioso Oriente
dominando el Sahara de mi pasión solar.
Estábamos tan cerca, tan cerca finalmente,
que tu hálito quemaba, quemaba tu mirar; ..
y mordías tus labios sin querer, y á tu frente
la fiebre descendía, como la tarde al mar.
Yo gozaba sufriendo tu insólito mutismo,
y tu ser me atraía como atrae el abismo,
—abismo desbordante de virgen embriaguez...
Y en el nupcial encanto del moribundo día,
tañían, nuestras almas, sus toques de agonía
¡mirándonos tan cerca, tan lejos á la vez!
Remember
Es crepúsculo y llueve melancólicamente;
caen las gotas al ritmo de inconcreta elegía,
y la vaga nostalgia de la diurna agonía,
se uno al duelo infinito de la noche inminente.
Narra un piano á sollozos una historia doliente,
una historia de amores legendaria y sombría;
y el recuerdo de un alma que adoraba la mía
pone el llanto en mis ojos y la sombra en mi frente
Ya el crepúsculo en medio de la noche naufraga
una angustia do adioses on el ámbito vaga,
Y en las trémulas ramas gime el viento al pasar.
Ya la noche despliega su bandera mortuoria;
y atraviesa el silencio claustral de mi memoria
una excelsa visión, como una águila el mar.
Gloria
Mientras en tu homenaje repican las campanas
de la torre del Verbo—que es faro y ciudadela—,
y en el mental silencio la alada Musa vuela
como la blanda pluma sobre las niveas planas;
Mientras las Horas danzan sus lánguidas pavanas,
y pasan los recuerdos sin imprimir su estela,
l’aroma de tus flores marchitas me desvela
y el beato perfume de tus cartas galanas...
Hoy ha sido de gloria para mí la jornada;
seis sonetos he hecho para la bien amada,
tu impaciencia es culpable si no te ofrendo más...
Es que todo en mi celda sonríe á tu memoria;
¡sólo la pobre almohada que sabe nuestra historia,
parece intuir que nunca sobre ella me amaras!...
Dolora

Amada mía:
(También otros lo creyeron así)
una idea me apena sin cesar:
¿cuántas veces queriéndolo ó sin querer
habrás donado lo mejor de tí?
Amada mía:
¡Ay! ¿cuántas veces simulando calma
ó toda arrebolada de sonrojos,
habrás quedado sin alma
de tanto derramarla por los ojos?
Amada mía:
¿Cuántas veces te habrás hecho desear
queriéndolo ó sin querer?
¡y habrás hecho gemir, esperar y soñar
con rojo goce ó negro padecer!
¡Ay, amada!
Yo vislumbro á los otros en tu mirada;
y en los raros instantes de inefables excesos
yo los siento en tus labios y los sufro en tus bosos.
Amada mía: tesoro de inquietudes,
raudal de zig-zagueos, onda do inspiración;
^-acaso el peregrino,
que en la mañana de oro de tu destino
inauguró tu corazón—
trocára sus primicias por las penas que siento
y esta voluptuosidad de mi tormento.
Amada mía, ideal,
¡todo eso me hace tanto....tanto mal!
Blasón de amor
Entre las tempestades que azotan mi camino
por fin so alzó tu Imagen con ojos de desvelo;
nos vimos, nos amamos; y bajo ol torbellino
mi corazón te dijo su eterno ritornello:
Cúrame de inquietudes sobre el azul marino,
libértame de afanes cabe el claror del cielo,
arranca de mi pecho el hierro del destino
aunque se empape en sangro la flor de tu pañuelo.
Desde que en mis crisoles fundí tu diamantino
orgullo con mi orgullo, tu celo con mi celo,
sobre todas las glorias una gloria imagino
sobre todas las ansias esta última anhelo:
¡Que arranques de mi vida ol hierro del destino
aunque se empape en sangre la flor de tu pañuelo!
De agonías

Idolo de las ausencias


prior de melancolías,
que haces noches de los días,
y délas noches, demencias.
Tus congojosas violencias
tornan las horas sombrías,
ídolo de las ausencias
prior de melancolías.
Las más bellas fantasías
naufragan en tus demencias;
ni las artes ni las ciencias
Endulzan tus agonías;
ídolo de las ausencias
prior de melancolías.
¡Oh, monstruo de afinidades!,
domador de omnipotencias
las más libres y bravias:
Verdugo de soledades,
ídolo de las ausencias,
prior de melancolías.
Index
PÁGINA
Coronación..................................................... 5
Confíteor........................................................ (;
En voz baja................................................... i)
Suavemente................................................... 12
Marina............................................................ 14
Nihil............................................................... 16
Un miércoles de Ceniza,.............................. 17
Loas galantes................................................. 19
Discreteos...................................................... 28
Galante........................................................... 25
En el Circo.................................................... 26
Visión................................................................. 27
Voto fúnebre..................................................... 29
Asi filé................................................................ 81
Donaires............................................................ 82
Noche-Buena..................................................... 84
Aunque nunca............................................... 36
A Sor Melancolía........................................... 37
Ve Soelis............................................................ 38
Pórtico................................................................ 41
II mió Cuore................................................... 42
Sólo una voz, amiga...................................... 43
Lindaraja........................................................ 44
El oso blanco..................................................... 45
Por qué?........................................................ 46
Elegía.............................................................. 47
Y bien hermosa?........................................... 48
Tus manos...................................................... 49
Ellas............................................................... 50
Pentesilea...................................................... 51
Tan lejos........................................................ 52
Ilomcmber...................................................... 58
'Gloria.............................................................. 54
Dolora............................................................ 55
Blasón do amor............................................. 57
De agonías..................................................... 58
í
£)el Autor

Cantos Augúrales— (A g o ta d o .)

En prensa
Cantos del Nuevo Mundo

Próximamente
Las Instituciones Occidentales— ( C r ít ic a de id e a s.)
fl piernona!— (N o v e la c io n e s.)
Y permitidme quo o.s sonría,
L ohn o

Y permitid quo os sonría,


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