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2°3°-2023
Prof: María Cecilia Ibáñez
Integrantes:
-Mateo Quiroga
-Jonas Amaya
-Bautista Perrone
-Luciano Cerda
-Ignacio Carrizo
INDICE
Preguntas de investigación e Hipótesis………………………………………………………4
Puntos importantes
…………………………………………………………………………….6
La evolución del
hombre………………………………………………………………………..
El resultado
…………………………………………………………………………………….9
La Biología Sistemática………………………………………………………………………
11
Teoría de Charles
Darwin…………………………………………………………………….22
Darwin y el viaje de
Beagle…………………………………………………………………..23 Selección
Natural…………………………………………………………………………….…25
Puntos claves
…………………………………………………………………………………..26
Controversias sobre la
evolución……………………………………………………………..27
Experimentación………………………………………………………………………………..
28
Conclusión
……………………………………………………………………………………..29
Bibliografía……………………………………………………………………………………
…30
Profesional consultado
…………………………………………………………………………..
MARCO TEÓRICO
Preguntas de investigación
1 Cuáles son las teorías de la evolución?
2 Cuál de esas teorías es la más acertada en la actualidad?
3 Que tipos de pruebas existen en la actualidad para comprobar la
evolución de los seres vivos?
4 Como se a producido la evolución del ser humano y como se piensa
que seguirá evolucionando?
5 Como se relaciona la evolución con la biodiversidad?
Hipótesis
Teorias de la evolución
Explicación religiosa
Según las diferentes religiones, la humanidad fue creada a partir de elementos
naturales por uno o varios seres superiores. Genesis 2 Versículos 27 y 28 “Y creó Dios
a los seres humanos a su imagen; a imagen De Dios los creó; Karin y mujer los creó.
Y los bendijo Dios diciéndoles: -Crezcan y multiplíquense”
Explicación científica
LAMARCK
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e, como el color del pelaje de un animal. Esto hace que existan dos formas de
selección: la primera sería la natural, por la cual un miembro de una especie elige a su
pareja, y con ella, los rasgos que busca en su descendencia. Por otro lado estaría la
selección humana, basada en el cruce de especímenes buscando un fin.
Si un animal nace por ejemplo con una coloración gracias a la cual obtiene una mayor
protección contra los depredadores, podrá sobrevivir más tiempo y tener más
descendencia. Con el tiempo, el código genético de estos supervivientes hará que estén
presentes en un mayor número de especímenes, con lo que mejorarán la raza, llegando en
ocasiones a cambiarla por completo respecto al individuo original.
Anatomía.
Las especies comparten características físicas porque dichas características estaban presentes
en un ancestro común (estructuras homólogas).
Biología molecular.
El ADN y el código genético reflejan la ascendencia compartida de la vida. La
comparación de las secuencias de ADN puede mostrar qué tan emparentadas están las
especies.
Biogeografía.
La distribución global de los organismos y las características únicas de las especies isleñas
reflejan la evolución y el cambio geológico.
Fósiles.
Los fósiles documentan la existencia de especies pasadas, extintas actualmente, pero
emparentadas con las especies que vemos hoy en día.
Observación directa.
Podemos observar la evolución directamente a pequeña escala en los organismos con ciclos
de vida cortos (como los insectos resistentes a pesticidas).
Hasta hace muy pocos años, la idea que se tenía sobre la evolución del hombre era muy
sencilla, al extremo de representarla como una simple línea a lo largo de la cual una
especie daba origen a la siguiente (ver recuadro "¿El hombre desciende del mono?"). Este
limitado conocimiento llevaba a considerar la evolución del hombre como una mera
sucesión de especies pero no incluía explicaciones que dieran cuenta de las causas que
determinaron dicha evolución. En los últimos años, con el desarrollo de nuevas áreas de
estudio y el gran aumento de especialistas dedicados al tema, se ha alcanzado no solo un
mejor conocimiento de las especies que forman el pasado evolutivo del hombre sino que, lo
que es aún más importante y atractivo, se está empezando a comprender cómo se produjo.
El linaje humano se separó de la de los simios entre 7 y 13 millones de años atrás. Los
primeros antecesores que caminaban en posición erecta serían los Australopitecus, de los
cuales el ejemplo más conocido es Lucy, una Australopithecus afarensis. El fósil más
antiguo conocido atribuido a nuestro género data de hace 2,8 millones de años. Durante
mucho tiempo se pensó que el origen de la humanidad vendría marcada por el uso de las
primeras herramientas de piedra, pero esto es un error, pues se han encontrado algunas de
hace 3,3 millones de años, siendo anteriores a los primeros restos de homos que se conocen.
Por otro lado, existe un debate sobre cuándo comenzaron a utilizar el fuego nuestros
antepasados, estimando la fecha oficial entre 1,8 millones y 800 000 años atrás. Se
supone que gracias a el fuego, se consiguió cocinar, y gracias a la alimentación más
completa, hemos podido desarrollar nuestro cerebro y unas manos más precisas,
requisito previo para los desarrollos que caracterizaron a los seres humanos, incluyendo
el lenguaje complejo, el arte y la agricultura, los cuales han surgido en los últimos 100 000
años.
Durante mucho tiempo se dio por sentado que el arte y las representaciones simbólicas eran
exclusivas del Homo sapiens, especie a la que pertenecemos los seres humanos actuales,
pero un estudio publicado la revista Nature Human Behaviour en el que han
participado investigadores del CSIC en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid
(MNCN), la Universidad Complutense de Madrid y el Museo Arqueológico y
Paleontológico de la Comunidad de Madrid, entre otras instituciones, demostró que los
neandertales ya usaban el simbolismo. “Un dato importante es que hemos podido constatar
que la actividad se mantuvo a lo largo de, al menos, varias generaciones, lo que introduce
el concepto de tradición cultural que habría pasado de generación en generación”, explica
Enrique
Baquedano, director del Museo Arqueológico y Paleontológico de la Comunidad de
Madrid, en un comunicado publicado por el CSIC.
Cuando los trabajadores de una cantera de piedra caliza del valle alemán de
Neander descubrieron unos huesos fosilizados en 1856, pensaron que habían hallado los
restos de un oso. En realidad, habían tropezado con algo que cambiaría la historia: pruebas
de una especie extinguida de antiguos predecesores humanos que caminaron por la Tierra
entre hace al menos 400 000 y 40 000 años.
Los investigadores pronto se dieron cuenta de que ya habían encontrado a estos parientes
humanos en fósiles anteriores que habían sido hallados e identificados erróneamente a lo
largo de principios del siglo XIX. El descubrimiento galvanizó a los
científicos deseosos de explorar nuevas teorías de la evolución, desencadenando una
caza mundial de fósiles y tentando al público con la posibilidad de una misteriosa especie
hermana que antaño dominó Europa.
Ahora conocidos como neandertales (así los bautizó el geólogo William King), los Homo
neanderthalensis son los parientes más cercanos conocidos de los humanos. Esto es lo que
hay que saber sobre nuestros antepasados humanos, cómo vivían y por qué desaparecieron.
Tanto las pruebas genéticas como las fósiles muestran que hasta hace relativamente poco, el
origen de la raza humana estaba en el sur o el este de África. La evolución
posterior y las migraciones vendrían dadas por las circunstancias climáticas y la consecuente
adaptación al medio. Hace 60 000 años comenzarían estos
desplazamientos, cruzándose con los Neandertales y los Denisovanos en Asia. En los
últimos 30 000 años, los únicos humanos que quedan sobre la faz de la Tierra son los
Homo sapiens.
Porque no existe. Los chimpancés y otros monos, no seguirían la línea evolutiva humana, a
pesar de que partimos de un ancestro común, hemos evolucionado en direcciones
diferentes. La cuestión que surge aquí es: ¿cuál es ese "padre" común? Y esa respuesta aún
no la tenemos.
Realmente no, los humanos seguiremos evolucionando, aunque de una manera más cultural
y tecnológica que biológica. El resto de animales, lo harán condicionados por los cambios
que el ser humano está ocasionando en el medio ambiente.
Los escasos restos fósiles disponibles aún dejan grandes incógnitas sobre la evolución y las
características de este gran simio. Ahora, un equipo de investigación del Instituto de Biología
Evolutiva (IBE) y de la Universidad de Copenhague ha recuperado la evidencia molecular
más antigua hasta la fecha gracias a la reconstrucción de proteínas de restos fósiles de
aproximadamente dos millones de años de antigüedad. Este hallazgo supone la primera
evidencia molecular que permite clarificar la evolución del linaje humano y de los grandes
simios más allá de lo que permiten las técnicas de ADN antiguo.
El resultado
El resultado de la evolución es la extraordinaria diversidad de seres vivos y ecosistemas
existentes y la aún más extraordinaria diversidad de los seres vivos y ecosistemas
desaparecidos en el transcurso de la historia de la Tierra. Nuestro conocimiento sobre
diversidad ecológica es aún muy escaso y queda mucho por averiguar sobre la diversidad de
las biotas y ecosistemas actuales y sus relaciones evolutivas entre ellos y con los ya
extinguidos. Éste es aún un aspecto pendiente que los ecólogos han comenzado ya a
tratar, y que sin duda constituye un enorme campo de investigación que la Ecología del
momento actual deberá desarrollar. Algo mayor es el conocimiento que poseemos sobre
diversidad biológica, es decir, la diversidad relativa a genealogía. Se ha calculado que las
estirpes vivientes suponen un pequeñísimo porcentaje de las que han existido a lo largo
de los 3500-4000 millones de años que lleva la vida instalada en nuestro planeta. En cuanto
a la diversidad actual disponemos de un catálogo aproximado de 1.800.000
especies descritas, pero las estimaciones de la diversidad biológica real van mucho más
lejos; por ejemplo se calcula que existen entre 350.000 y 600.000 especies de plantas
terrestres y entre 5 y tal vez 30 millones de especies animales. El manejo de tanta
información acumulada sobre los seres vivos conocidos, presentes y pretéritos, y de la
mucha más que aún nos queda por descubrir, requiere de sistemas de recopilación y de
clasificación eficaces, que permitan su fácil recuperación. De ello se ocupan las
disciplinas del campo de la Sistemática. Ésta que cuenta ahora con una sólida base teórica,
proporcionada por la ciencia de la evolución, es también una ciencia viva,
cambiante, ya que los nuevos conocimientos que incorpora, obligan en ocasiones a
modificar los grupos establecidos, al proporcionar nuevas evidencias, nuevas hipótesis o
nuevas interpretaciones, a la vez que ofrece clasificaciones más fiables.
Pero nuestros antepasados no eran pruebas beta. No evolucionaban hacia algo concreto, sino
que sencillamente sobrevivían como Australopithecus o como Homo erectus. Y
ninguno de los rasgos concretos que fueron adquiriendo constituyó un punto de inflexión,
porque nunca fue inevitable llegar a este resultado: el simio asesino, modelador de
herramientas, lanzapiedras, comepatatas y comecarne, cooperativo, adaptable ―y por
supuesto de gran cerebro― que somos hoy, y que todavía sigue evolucionando.
La Biología Sistemática.
La Biología Sistemática es, además, un compendio básico para la gestión ambiental de los
recursos biológicos, que debe comenzar por conocer qué y cómo es lo que ha de
gestionar. Sin embargo, sólo las disciplinas de las Ciencias Biológicas otorgan ese
conocimiento adecuado y completo del mundo vivo que se obtiene desde el enfoque de la
Biología Funcional y, más aún, desde el de la Biología Sistemática. Conviene aclarar aquí,
que el término Medioambiente, ahora de uso tan frecuente pero nunca bien definido, no
significa más que el resultado de las numerosas interacciones que los seres vivos
establecen entre sí y con el medio físico. Se habla también de medioambiente global cuando
se considera a todo el planeta (incluyendo biosfera, hidrosfera, atmósfera y litosfera) como
un único y gran ecosistema. Creemos que una adecuada gestión
medioambiental debe emanar del saber adquirido en la materia y del entendimiento y
diálogo entre las diferentes disciplinas científicas implicadas en su estudio. Así, debe ser
competencia de la Ciencia de la Biología (incluyendo la Ecología), en conexión con otras
ciencias no biológicas más relacionadas con el medio abiótico como la Química, la Física y
la Geología, y otras de índole social como la Economía o la Sociología.
Ciencias Ambientales.
Las recién nacidas y mal denominadas Ciencias Ambientales, creadas artificialmente al
amparo de la moda ambientalista, pretenden asumir la gestión del medioambiente y los
recursos del planeta a partir de los informes científicos elaborados por las disciplinas
científicas antes mencionadas. Creemos que su actuación carece del método y desarrollo
científicos adecuados, y queda así restringida a la mera gestión de algo que ni siquiera
conoce (ni puede conocer) debido a la enorme complejidad de cada una de las materias
implicadas. En nuestra opinión, las Ciencias Ambientales nunca podrán constituir una
Ciencia como tal y la gestión medioambiental, como cualquier gestión de otra índole, sólo
podrá correr a cargo de un conjunto de conocedores de la materia o materias que hay que
gestionar.
Cuando comparamos varias estirpes y observamos que cada una de ellas tiene una serie de
caracteres propios y, a la vez, caracteres compartidos con otras estirpes diferentes y,
además, conocemos las causas biológicas tanto de lo compartido como de lo diferencial,
nos damos cuenta de que la Sistemática nos revela importantes fenómenos evolutivos.
Por ejemplo, recientemente se ha descubierto que en el linaje de los Gnetófitos (un
interesante grupo de plantas, tradicionalmente consideradas Gimnospermas, que
comprende sólo tres géneros en el mundo: Ephedra, Weltwitschia y Gnetum), tiene lugar el
fenómeno de la doble fecundación, hasta hace poco conocido exclusivamente en
Angiospermas. Dicho fenómeno se ha descrito en Ephedra (Friedman, 1990, Science,
47:951-954 y Friedman, 1991, Protoplasma, 165:106-120) y en Gnetum (Carmichael et al.,
1996, Am. J. Bot., 83:767- 780). En esencia consiste en que uno de los dos núcleos del tubo
polínico fecunda a la ovocélula del saco embrionario para formar el embrión,
mientras el otro núcleo fecunda a los núcleos polares del saco embrionario para formar el
tejido nutricio. A su vez, éste tejido alimentará al embrión durante la formación de la
semilla. Sin embargo, ambos linajes, Gnetófitos y Angiospermas, difieren en que en los
primeros la doble fecundación no va acompañada de la formación de tejido nutricio (o
endospermo triploide) y en los segundos sí. Ahora se sabe que la doble fecundación es
un carácter compartido por Gnetófitos y Angiospermas, y que éste carácter debió ser
heredado de un ancestro común de ambos linajes, mientras que la formación del
endospermo triploide permanece como carácter derivado y exclusivo de Angiospermas al
que algunos autores atribuyen la causa del "éxito" evolutivo que actualmente muestra este
grupo de plantas. En base a ello, la Ciencia de la Sistemática, al establecer la
clasificación, sitúa ya a ambos linajes claramente emparentados, reflejando así sus
relaciones evolutivas (Doyle and Donoghue, 1992, Brittonia, 44: 89-106; Doyle, 1996, Int.
J. Plant Sci., 157, 6 suppl: S3- S39). Vemos pues, que la investigación de las comunidades
de descendencia aporta reflexiones acerca de las causas del cambio evolutivo, modos de
especiación, actuación de la selección natural etc., con lo que
igualmente contribuye al desarrollo de la teoría evolutiva. El Sistema Evolutivo es una
inagotable fuente de hipótesis, basadas en las relaciones de parentesco entre estirpes y en el
conocimiento integrado de sus características biológicas. El valor predictivo que posee,
tanto más alto cuanto mejor elaborado esté, permite la investigación dirigida y
consciente en el seno de las disciplinas aplicadas. Por ejemplo, conociendo las relaciones de
competencia entre hongos y bacterias, la búsqueda de antibióticos será fructífera
mediante el estudio del metabolismo de aquellos antes que de otros grupos. También, si se
desea obtener un fármaco identificado en una especie rara, cabe buscarlo entre las
especies hermanas más abundantes. El conocimiento de las relaciones entre especies
proporciona las bases para la lucha contra plagas y, el de las relaciones intraespecíficas
permite la mejora de las razas de cultivo o de cría, cuyos parientes silvestres suelen poseer
genes deseables que, cuando se incorporan en aquellas, permiten obtener una productividad
más alta o bien mayor resistencia al frío, sequía, infecciones, etc.
La Sistemática pues, proporciona aplicaciones directas de sus conocimientos en el campo
de la Medicina, Veterinaria, Agricultura, Ganadería y Economía. Es una parte de la
Biología básica que se nutre de las aportaciones de todas las disciplinas biológicas, a la vez
que les proporciona su razón de ser. Es fundamental para la Investigación Biológica.
La teoría evolutiva se apoya en cuatro pruebas de diferente valor demostrativo: la
anatomía comparada, la embriología, el registro fósil y el parentesco genético.
Darwin pensaba que no encontraba formas intermedias porque el registro fósil era muy
incompleto, pero hoy se conocen archivos completos, que documentan millones de años de
forma ininterrumpida. Uno de ellos es el de los moluscos del lago Turkana, en África
oriental, donde Williamson, en 1987, identificó la aparición repentina de nuevas especies
(especiación).
La evolución nos dice que las especies aparentemente distintas son parientes lejanos, ambos
descendientes de un único ancestro compartido. Por ejemplo, nuestros parientes vivos más
cercanos son los chimpancés.
Para Lamarck, las especies provienen unas de otras, de las más simples a las más complejas.
Los órganos de cada especie se desarrollarían como consecuencia de la reacción y
adaptación al ambiente. Los cambios por tanto serían paulatinos y se
producirían a lo largo de grandes periodos de tiempo. Erasmus Darwin esbozó, por
primera vez, una teoría de la evolución basada en la conjetura de que todos los seres vivos
descienden, en última instancia, de un solo antepasado microscópico proveniente del mar.
En el recorrido que estamos haciendo de las ideas que conforman la moderna teoría de la
evolución hemos examinado uno de los pilares que sirven de soporte a dicha teoría: las ideas
expuestas en el "Origen de las especies" sobre las pequeñas variaciones y la
selección natural. El otro importante pilar son las ideas publicadas en 1866 por el monje
agustino nacido en Heinzendorf (entonces en territorio austriaco y actualmente
perteneciente a la republica Checa), Gregor Johann Mendel (1822-1884). Aunque en su
trabajo exponía los principios fundamentales de la moderna genética, la importancia de su
contenido no se reconoció hasta principios del siglo XX.
Mendel distinguió entre carácter y factor. Los caracteres eran las propiedades visibles que
manifestaban las plantas: color, forma, etc. La manifestación de los diversos "caracteres"
dependía de un conjunto de "factores" independientes y discretos que estaban presentes en
las plantas.
Para algunos, el esquema propuesto por Mendel constituía un logro para la Biología incluso
de mayor importancia que la misma propuesta de Darwin. Se puede decir que
dicho esquema introducía a la Biología en el ámbito de la cuantificación, que constituye el
ideal al que aspira toda ciencia que pretende apoyarse en la experimentación.
Como hemos indicado, el trabajo de Mendel paso desapercibido hasta que en el año 1900
fue redescubierto simultáneamente por tres botánicos. Los tres reconocieron la propuesta de
Mendel como predecesora de sus propios trabajos. En el comienzo de siglo el zoólogo
William Bateson (1861-1926) se erigió como el mayor defensor de las leyes de Mendel.
Bateson protagonizó una nueva polémica que le enfrentó a evolucionistas darwinianos del
momento como Karl Pearson y, en especial, al zoólogo Walter Frank Raphael Weldon (1860-
1906).
Bateson pensaba que se ajustaba más al descubrimiento de Mendel que las variaciones que
daban lugar a la evolución fueran discontinuas y no pequeñas variaciones como
hipotizaba la teoría darwinista. De hecho no creía que la evolución tuviera lugar siguiendo
el esquema presentado por Darwin. Por otro lado Pearson y Weldon pensaban que las
leyes de Mendel sólo funcionaban en casos muy excepcionales. También rechazaron la
distinción entre carácter y factor mendeliano y formularon un conjunto de leyes que
omitían esta distinción y se basaban sólo en los caracteres externos presentados por los
individuos. Weldon intentó la construcción de una teoría estadística de la evolución que se
ajustara a las ideas de Darwin. El enfrentamiento entre Bateson y Weldon terminó con la
muerte de Weldon en 1906, pero no acabó la disputa entre los mendelianos y los
llamados "biometristas". Los primeros destacaban, en contra de la teoría de Darwin, la
importancia de la discontinuidad en los cambios transmitidos por herencia. Los segundos
eran fieles a la evolución de tipo darwinista que destacaba la gradualidad en los cambios de
los caracteres. Mendel contribuyó, por tanto, a debilitar más aún la confianza en las tesis
darwinistas en los primeros años del siglo XX.
Biología molecular y genética
Exponemos a continuación de una forma breve algunas de las nociones más importantes que
quedaron establecidas por la genética que se desarrolló a partir de los años 50 y que son
determinantes en el modo en que se entiende hoy en día la Evolución.
El ADN es, como hemos indicado, la molécula donde se encuentra codificada la
información genética. Se trata de una molécula larga en forma de hélice y que puede
representarse como dos largos filamentos moleculares enrollados y unidos por las bases o
nucleótidos. Hay cuatro tipos de bases y cada filamento está unido al otro por las bases
complementarias del otro.
El gen es la unidad discreta de herencia que fue identificada por primera vez por Mendel.
En el paradigma actual cada gen se corresponde con una característica morfológica del
organismo, por ejemplo, el color de alguna parte del cuerpo como el pelo o los ojos. El
gen es un segmento del cromosoma que está en un lugar concreto que se llama locus.
Cada cromosoma puede tener muchos miles de loci génicos. Los loci están en ambos
cromosomas homólogos. Cada gen en un locus concreto puede presentar formas
variantes que se llaman alelos. Eso significa que genes alelos varían en una o varias
partes de su secuencia de nucleótidos. Los genes se presentan por tanto en parejas uno en
un cromosoma materno y el otro en el correspondiente paterno o cromosoma
homólogo. Los dos genes homólogos ocupan un locus en cada uno de los cromosomas
homólogos. La existencia de alelos es el prerrequisito para que pueda haber evolución.
Se ha comprobado que existe una gran diversidad genética, es decir, una gran diversidad de
alelos dentro de las diferentes poblaciones. La selección artificial es una muestra de que
existe una amplia variabilidad genética en las poblaciones naturales.
Los descubrimientos de los años 50 en genética y bioquímica han dado lugar a innumerables
estudios e investigaciones realizadas desde el nuevo marco teórico y se
han cosechado ya resultados prácticos concretos. Estos estudios han dado como fruto,
por ejemplo, la culminación del Proyecto Genoma Humano en el año 2003. Durante los 13
años que duró el proyecto se consiguieron identificar los aproximadamente 20.000-25.000
genes que posee nuestro ADN y se determinó la secuencia de los tres mil millones de bases
que componen el ADN. Además, la teoría de la evolución se ha podido refinar
notablemente. Actualmente, por ejemplo, se pueden abordar taxonomías de los seres
vivos basadas en el patrimonio genético de cada especie y no en aspectos morfológicos
externos que resultan más arbitrarios. Ahora se sabe, entre otras cosas, lo que no se
conocía cuando se formuló por primera vez la teoría sintética: en qué consiste el material
genético. Se van comprendiendo poco a poco, es una tarea para años que está apenas
comenzada, el significado mismo de la información genética, lo cual tiene que ver con su
expresión en el organismo vivo. Todos estos conocimientos han abierto muchas
expectativas, por ejemplo, dentro de la medicina y, también, en la biología teórica en
general. Pero, por otra parte, también se ha puesto de manifiesto la extraordinaria
complejidad que se esconde en los seres vivos. En cuanto al proceso de la evolución, los
avances señalados han resuelto antiguos interrogantes, pero también han abierto otros nuevos
que se erigen como desafíos para la ciencia que son aún más arduos que los antiguos.
Se puede decir en definitiva que existe un marco común aceptado por la mayoría de los
científicos en el que están incluidos, entre otros, los ingredientes que hemos ido
describiendo anteriormente. El núcleo esencial sobre el que existe común acuerdo entre toda
la comunidad científica se podría resumir diciendo que «la evolución se produce
mediante la actuación de mecanismos como la selección natural sobre, primariamente,
pequeñas variaciones ciegas que ocurren en el nivel genético» Pero dentro de ese marco hay
cuestiones que siguen siendo objeto de vivos debates. Se mantienen también cuestiones ya
planteadas en los inicios de la formulación de las teorías evolucionistas pero ahora vistas
desde la nueva perspectiva y, por tanto, desde una mejor comprensión de su complejidad.
También hemos visto que, desde su inicio, la teoría de la evolución que nació y se ha
desarrollado a partir de las ideas de Darwin no ha tenido una aceptación pacífica. Se han
mencionado ya algunas de las controversias suscitadas en los años finales del siglo XIX y
sus raíces. Fuera del ámbito científico las controversias no han sido menores. Uno de los
movimientos que más resistencia ha ofrecido a las ideas de Darwin ha sido el
Creacionismo. Los enfrentamientos con la teoría de la evolución, que llegan hasta nuestros
días, dan la posibilidad de trazar una historia de la que incluso un simple esbozo queda
fuera del alcance de esta voz.
Los biólogos han observado la evolución en otras especies, tanto en el campo como en el
laboratorio, y la reciente aparición de microbios resistentes a los antibióticos es un
ejemplo de esto. Por eso no hay duda de que el origen de la humanidad está en la evolución
de un ancestro común al de los simios. Otro claro ejemplo de esto serían las razas de perros
que proceden de un ancestro común.
Charles Darwin era un naturalista británico que propuso la teoría de la evolución biológica
por selección natural.
Darwin definió la evolución como "descendencia con modificación", la idea de que las
especies cambian a lo largo del tiempo, dan origen a nuevas especies y comparten un
ancestro común.
El mecanismo que Darwin propuso para la evolución es la selección natural. Debido a que
los recursos son limitados en la naturaleza, los organismos con rasgos heredables que
favorezcan la supervivencia y la reproducción tenderán a dejar una mayor descendencia
que sus pares, lo que hace que la frecuencia de esas características aumente a lo largo de
varias generaciones.
La selección natural hace que las poblaciones se adapten o se vuelvan cada vez más adecuadas
a su entorno con el paso del tiempo. La selección natural depende del medio ambiente y
requiere que existan variaciones heredables en un grupo.
El libro seminal de Darwin, El origen de las especies, expone sus ideas acerca de la
evolución y la selección natural. Estas ideas se basaron en gran medida en las
observaciones directas que Darwin realizó en sus viajes alrededor del mundo. De 1831 a
1836 fue parte de una expedición de investigación realizada a bordo del barco HMS
Beagle, la cual hizo paradas en Sudamérica, Australia y la punta sur de África. En cada
parada, Darwin tuvo la oportunidad de estudiar y catalogar las plantas y los animales de la
localidad.
Darwin propuso que las especies cambian con el tiempo, que las especies nuevas provienen
de especies preexistentes y que todas las especies comparten un ancestro
común. En este modelo, cada especie tiene su propio conjunto de diferencias heredables
(genéticas) en relación con su ancestro común, las cuales se han acumulado gradualmente
durante periodos de tiempo muy largos. Eventos de ramificación repetidos, en los que las
nuevas especies se desprenden de un ancestro común, producen un "árbol" de muchos
niveles que une a todos los seres vivos.
Darwin se refirió a este proceso, en el que los grupos de organismos cambian en sus
características heredables a lo largo de generaciones, como "descendencia con
modificaciones". Hoy en día, lo llamamos evolución. El boceto de Darwin que se ve arriba
ilustra esta idea y muestra cómo una especie puede ramificarse en dos a lo largo del tiempo,
y cómo este proceso puede repetirse muchas veces en el "árbol genealógico" de un grupo
de especies emparentadas.
Selección natural
Es importante destacar que Darwin no solo propuso que los organismos evolucionaban. Si
ese hubiera sido el inicio y el fin de su teoría, ¡no estaría en tantos libros de texto hoy en
día! Además, Darwin también propuso un mecanismo para la evolución: la selección
natural. Este mecanismo era elegante y lógico, y explicaba cómo podían evolucionar las
poblaciones (tener descendencia modificada) de tal manera que se hacían más adecuadas
para vivir en sus entornos con el paso del tiempo.
Los organismos son capaces de generar más descendientes de los que su medio ambiente
puede soportar, por lo que existe una competencia por los recursos limitados
en cada generación.
En una población, algunos individuos tendrán rasgos heredables que les ayudarán a
sobrevivir y reproducirse (dadas las condiciones del entorno, como los depredadores y las
fuentes de alimentos existentes). Los individuos con los rasgos ventajosos dejarán más
descendencia en la siguiente generación que sus pares, dado que sus rasgos los hacen más
efectivos para la supervivencia y la reproducción.
Debido a que los rasgos ventajosos son heredables y a que los organismos que los portan
dejan más descendientes, los rasgos tenderán a volverse más comunes (presentarse en una
mayor parte de la población) en la siguiente generación.
La selección natural necesita tener algún material inicial y este es la variación heredable.
Para que la selección natural actúe sobre una característica, ya debe haber variedad
(diferencias entre los individuos) en ese rasgo. Adicionalmente, las diferencias deben ser
heredables, tienen que estar determinadas por los genes del organismo.
La fuente original de las nuevas variantes de genes que producen rasgos heredables nuevos,
como los colores del pelaje, es la mutación aleatoria (cambios en la secuencia del ADN).
Las mutaciones aleatorias que pasan a la descendencia por lo general se producen en la línea
germinal, o los óvulos y espermatozoides de los organismos. La reproducción sexual
"mezcla y combina" las variantes génicas para producir más variedad.
La selección natural y la evolución de las especies
EXPERIMENTACIÓN
CONCLUSIÓN
En conclusión, todos los seres vivos están relacionados con un ancestro común, del que
descienden. Ese parentesco universal de las Especies se puede dibujar en un árbol
genealógico, cuya verdad es una conclusión científica que supera cualquier duda
razonable. Se puede decir que el ser humano ha cambiado a través de los años y se
puede destacar que paso de ser un animal a otro notablemente superior. Sin embargo, la
Evolución es mucho más que eso, marco la historia del hombre para siempre por el simple
hecho que se inició en ella.
BIBLIOGRAFÍA
• Khan Academy
• Universidad VIU
• National Geographic
• El origen de las especies
• Dialnet
• Google Académico