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Introducción Módulo 3

Una de las premisas de este módulo, corresponde a que la convivencia es uno de los aprendizajes más
fundamentales a lograr dentro de la comunidad educativa y requiere de una gestión acorde a tal
característica.  Entendemos que la convivencia tiene un carácter formativo, por lo que diseñamos y
promovemos distintas acciones para educar en los modos de convivir esperados a todos los miembros de la
comunidad.
Este módulo permitirá que identifiques y reflexiones sobre el concepto de disciplina formativa y sobre una
serie de prácticas que favorecen la gestión del aprendizaje de la convivencia en la comunidad. 

Este módulo convoca al lector y lectora, a analizar los componentes valóricos propios de cada Proyecto
Educativo Institucional y cómo estos se traducen en conductas concretas que se espera de parte de los/las
estudiantes, bajo una mirada propositiva y centrada en el apoyo y refuerzo positivo para incentivar su logro.
Asimismo, se hace un especial énfasis en torno a la relevancia del vínculo pedagógico y cómo éste se
transforma en un gran recurso para el ejercicio de la labor docente. 

Enfoque disciplina formativa


De acuerdo a los contenidos revisados en módulos anteriores, es posible advertir al menos dos ideas
centrales de la Política de Convivencia:

1) la definición de convivencia escolar refiere al entramado de relaciones entre todos quienes conforman la
comunidad escolar;

2) la convivencia se transforma en un objetivo de aprendizaje en el marco de la comunidad.

Ambos objetivos resaltan la necesidad de intencionar el desarrollo integral de quienes la conforman, con
especial énfasis en los y las estudiantes. 

 Al concebir la convivencia como una construcción colectiva y un aprendizaje en sí mismo, es pertinente


reflexionar sobre el rol que cada uno deberá cumplir para aquella construcción de los modos de
convivir: ¿Qué debe realizar cada uno para construir la convivencia dentro de la comunidad educativa? ¿qué
se debe enseñar y aprender para convivir armónicamente?

Antes de continuar, haz un pequeño ejercicio: 


Reflexiona sobre las tres primeras palabras o imágenes en las que piensas cuando se habla de
“disciplina”. Luego, plantea la misma pregunta a tus colegas, estudiantes o a tu familia. 

Es muy probable que aparezcan palabras como orden, reglas, castigo, anotación negativa u otras que, de
alguna manera, dan cuenta de la disciplina como un ámbito asociado al control y la sanción. 

Disciplina con enfoque formativo

Sin embargo, y tomando la definición entregada por Banz (2015), la disciplina corresponde a “la apropiación y
cumplimiento del rol que cada uno de los actores tiene dentro de una comunidad organizada” (p.1).  Es así
que la disciplina debiese transformarse en una herramienta para orientar la enseñanza y aprendizaje respecto
de la convivencia, y una oportunidad para definir roles, en tanto derechos y responsabilidades, que cada
integrante de la comunidad educativa requiere cumplir para lograr los objetivos que emanan del PEI. Así, la
indisciplina no es exclusiva de los y las estudiantes, ya que, desde esta definición, la disciplina refiere a todos
y todas quienes conforman la comunidad. 

Es preciso mencionar que cuando un niño, niña, joven o adolescente, pasa a ser miembro de una comunidad
formal, como la escuela, no tiene por qué saber cómo comportarse dentro de esta o cómo desempeñar el rol
que le corresponde. En otras palabras, nadie nace sabiendo cómo ser estudiante, lo cual nuevamente
posiciona la formación como un elemento crucial para la convivencia. Las comunidades educativas deben
enseñar a sus estudiantes el rol que deben ejercer, para así lograr una convivencia armónica al interior del
espacio educativo. Es desde ahí, que la disciplina y la gestión de esta, representa una oportunidad de
enseñanza y de aprendizaje vinculándose con el enfoque de Disciplina Formativa. 

Tal como se orienta el rol de los estudiantes, también será ámbito de trabajo reflexionar y definir los roles que
cada actor requiere cumplir en la comunidad escolar. Para ello, el Reglamento Interno, se constituye en el
instrumento rector para la definición de dichos roles, así como también, de las formas de convivencia que se
quieran lograr.  Es fundamental hacer de este una construcción participativa, para que los modos de convivir
que se esperan sean reflexionados y definidos por todos quienes conforman la comunidad educativa. 
Disciplina tradicional versus formativa

Retomando el ejercicio reflexivo que realizamos al inicio de esta sección, percibimos que en general la
disciplina se asocia a un enfoque basado en el control, también llamado enfoque tradicional, el cual apunta a
intencionar la obediencia. Por el contrario, desde el enfoque formativo, el foco está en la autonomía moral, es
decir, que los estudiantes puedan discernir respecto a lo que está bien y está mal a partir de los
comportamientos esperados definidos por la comunidad educativa acordes a su rol, orientando su actuar
hacia el respeto y en concordancia con los derechos y deberes del PEI. 

De esta forma, es primordial reflexionar sobre el concepto de disciplina que poseen quienes conforman una
comunidad educativa. A continuación, se presentan características de ambos enfoques mencionados:

Es preciso mencionar, que optar por un enfoque de disciplina formativa u otro no se basa en una decisión
antojadiza, sino que las preguntas a las que como comunidad debemos responder son: ¿qué enfoque de
disciplina favorece el aprendizaje de la convivencia respetuosa, inclusiva, participativa, colaborativa y basada
en la resolución de conflictos mediante el diálogo? ¿qué enfoque de disciplina es el más pertinente para
formar a los ciudadanos y ciudadanas del siglo XXI? 

El primer paso, se relaciona con desarrollar la convicción sobre el enfoque de disciplina que se quiere


promover en una comunidad educativa. Un segundo paso es cómo darle vida a través de diversas estrategias,
prácticas, instrumentos, etc. Es mucho más fácil decidir sobre un enfoque (decir qué hacer) que ponerlo en
práctica (cómo hacerlo).

Enseñanza de comportamientos esperados


Los Proyectos Educativos Institucionales (PEI), representan el documento que orienta la gestión de la
institución y como sabes, en él encontrarás un ideario valórico y orientador. Sin embargo, para que sea una
real carta de navegación, no basta únicamente con la declaración por escrito. Se requiere construir
colaborativamente un contexto de aprendizaje, para que el marco valórico permee la cotidianeidad de la
comunidad educativa, es decir, construir contextos de aprendizajes institucionales y pedagógicos, para
que fluya el aprendizaje de la convivencia escolar. 

A partir de los valores institucionales definidos por cada comunidad educativa y declarados en su Proyecto
Educativo Institucional (PEI), se debe organizar y acordar cómo se va a educar y formar a los y las
estudiantes en torno a estos valores.

La enseñanza de comportamientos esperados es una estrategia que, implementada en las comunidades


educativas, representa un apoyo en la gestión del aprendizaje de la convivencia. Permite la construcción
colaborativa del contexto de aprendizaje, mediante el análisis de los valores y los comportamientos acordes a
estos, a los que llamaremos:  comportamientos esperados.
En este sentido, un aspecto clave es definir y enseñar cuáles son aquellos comportamientos esperados para
la comunidad educativa, es decir, aquellos comportamientos que son coherentes y reflejan el tipo de valores
que se han acordado en la escuela; y que además están en coherencia con los 4 modos de convivir que
plantea la Política Nacional de Convivencia Escolar: convivencia respetuosa, inclusiva, con participación
democrática y colaborativa, en donde los conflictos se abordan mediante el diálogo.

A continuación, se detallan los pasos para la construcción y enseñanza del sistema de comportamientos
esperados. Mediante estrategias de gestión del aprendizaje de la convivencia, se brinda la oportunidad de
generar contextos que evidencian el sello valórico de la institución en el actuar cotidiano.

1) Valores de la comunidad educativa en relación con la política nacional


Considerando lo anterior, una primera práctica es seleccionar, idealmente, tres valores del PEI que sean los
más representativos de la comunidad educativa. 

Es indispensable que se cuente con una definición consensuada de los valores institucionales, para lo cual se
debe revalidar la definición ya existente o desarrollar una definición nueva, por ejemplo, que sea de mayor
pertinencia con los 4 modos de convivir que plantea la Política Nacional de Convivencia Escolar. Con este
paso logramos que los valores evoquen ideas similares y se aumenta la probabilidad de consenso en los
comportamientos esperados entre quienes participan en la construcción de la tabla de comportamientos.

2) Definición de Comportamientos Esperados: Llevar a la práctica los valores institucionales y la Política


Nacional
Una vez identificados los valores, estos deben traducirse a acciones concretas. De esta forma, la segunda
práctica será definir las conductas asociadas a cada valor, es decir, los comportamientos esperados.
Debemos llevar a la práctica el valor y dar cuenta de las expectativas en torno al comportamiento que se
espera que los estudiantes aprendan, promuevan y muestren.  

La comunidad, mediante una gestión participativa y por estamento (reunión de funcionarios, hora de


orientación en cada curso, reunión de apoderados o subcentros de apoderados) deberá realizar un
levantamiento de los comportamientos que se esperan en espacios clave del establecimiento: sala de clase,
patios y pasillos, comedor y baño. Este ejercicio debe ser participativo (por ejemplo, iniciar el trabajo con una
lluvia de ideas), para así llegar a acuerdos y tomar en cuenta todas las opiniones de quienes participen de
esta instancia.

Una vez identificados los espacios, se deben redactar dos acciones por cada valor y espacios
seleccionados. Por ejemplo:

En esta comunidad uno de los valores que los orientan es la Responsabilidad. Para ello, y mediante una
asamblea por estamentos, han acordado que, en la sala de clases, dos formas de vivenciar la
responsabilidad, es levantar la mano y esperar su turno para hablar; y cumplir con el horario de llegada. Así,
estos dos acuerdos es lo que la comunidad ha definido como comportamientos esperados en la sala de
clases y que reflejan responsabilidad en el marco de esa comunidad.

Al realizar este ejercicio, se debe considerar que los comportamientos deben ser específicos de lo que se
espera y dar cuenta de expectativas de conductas. Es decir, requieren ser redactados con un lenguaje
positivo que clarifique cómo llevarlo a cabo.

 Ejemplo: Si uno de los valores en el PEI es Responsabilidad Ambiental 


 
Ejemplo: si uno de los valores de el PEI es Respeto

 
Una vez realizado este ejercicio con todos los estamentos, la siguiente tarea es sistematizar los
comportamientos propuestos y conformar una tabla general del colegio con los comportamientos esperados,
definidos según valor y espacio.

Revisa el siguiente ejemplo de una tabla de comportamientos esperados (Anexo 1)

Contar con un listado de comportamientos esperados facilita la coherencia y la narrativa común. Permite


disponer de un marco normativo de acuerdos que disminuye ansiedades respecto lo que se espera, así como
resulta ser una herramienta concreta para enseñar a convivir. Además, permite dar respuesta a cómo se
operacionaliza un valor en la convivencia de la comunidad y cómo éste permeará el currículum que guía la
instrucción. Es decir, construir un contexto de aprendizaje en torno al sello valórico.

3) Incluir la enseñanza de comportamientos esperados en el Plan de Gestión de la Convivencia Escolar


El listado de comportamientos esperados no asegura que quienes integran la comunidad efectivamente los
lleven a cabo, por ello debiera ser una de las principales tareas a incorporar como un ámbito de trabajo en el
Plan de Gestión de la Convivencia Escolar. Específicamente, en el trabajo a realizar con los y las estudiantes,
un elemento central corresponde a pensar cómo se organizará la enseñanza de tales comportamientos
esperados, es decir, contar con un plan de acción para promover la enseñanza de la convivencia de manera
permanente y consistente en el tiempo. Estas acciones pueden formar parte de la planificación dentro de
horas de orientación, hora de lenguaje, de matemática, en actividades masivas del colegio tales como actos,
celebraciones u otros.

Revisa el siguiente ejemplo de planificación de la enseñanza de comportamientos esperados (Anexo 2)

Dentro de este ámbito, cabe dar respuesta a preguntas que atañen al nivel institucional y pedagógico de la
gestión del aprendizaje de la convivencia, tales como: ¿Qué hitos de la dinámica escolar podemos considerar
para trabajar en torno a los valores y los comportamientos esperados?, ¿cómo se darán a conocer a los y las
estudiantes?, ¿cómo Lenguaje, Ciencias o Educación Física abordarán la enseñanza de valores de la
comunidad?, entre otras.

Así como se intenciona el diseño de acciones destinadas al trabajo con los y las estudiantes, también es
preciso pensar acciones que apunten a los otros integrantes de la comunidad educativa. Es importante
considerar que, si bien los comportamientos esperados son acordados para que sean aprendidos por los y las
estudiantes, el rol de los adultos en esta tarea es fundamental. Será crucial, que los adultos de la
comunidad sean ejemplo de los comportamientos esperados, considerando el modelaje una estrategia
importante en su enseñanza. La convivencia la hacemos todos y este tipo de aprendizaje se obtiene
conviviendo.

Algunas preguntas que pueden orientar la reflexión en las comunidades: ¿qué requieren saber los docentes
de la comunidad para trabajar desde un enfoque de disciplina formativa?, ¿en qué necesitamos apoyo de las
familias de los estudiantes para promover la enseñanza de los valores y los comportamientos esperados?

Las respuestas a estas y otras preguntas, representarán los insumos para diseñar acciones que impacten en
los adultos de la comunidad, por ejemplo, trabajar de manera unida entre la escuela y la familia, con talleres
reflexivos en torno a qué se espera de los estudiantes; formación docente respecto la relevancia del vínculo
en el proceso de enseñanza y aprendizaje, entre otras.

Es importante considerar que cada acción en torno a los comportamientos esperados debe estar
fundamentada en el valor que lo contiene. Esta es una forma de otorgar y mantener vivo el significado y dar
coherencia a la labor educativa a la cual están convocadas las comunidades escolares. 

Sistema de reconocimiento
Es muy probable que en la comunidad educativa en la que te desempeñas, existan momentos del año en los
cuales se realicen reconocimientos a los y las estudiantes: logro al desempeño, mejor compañero o
compañera, curso más ecológico, entre otros.

 Considerando estas prácticas, y como un tercer componente de la estrategia de enseñanza de


comportamientos esperados, se propone a las comunidades organizarlas bajo un sistema de
reconocimiento hacia los estudiantes, el cual debe ir en estrecha relación con los valores del PEI y los
comportamientos esperados acordados, todo en el marco de la Política Nacional de Convivencia Escolar.

 En otras palabras, la invitación es a dar respuesta a preguntas tales como: ¿por qué reconoceremos el buen
desempeño, al mejor compañero o al curso más ecológico?, ¿qué valores hay detrás de tales
comportamientos?, si hemos diseñado un listado de comportamientos esperados ¿cómo reconoceremos a
quienes lo logran?

Comunidad de aprendizaje centrada en lo positivo

El objetivo de un sistema de reconocimiento es focalizar la atención en los comportamientos esperados


de una comunidad educativa, y así facilitar el aumento y mantención de los mismos. La misma premisa
menciona que si se ignora un comportamiento esperado en el marco de la comunidad, será menos probable
que se repita.

Se espera a partir de esto, conformar una cultura escolar centrada en lo positivo y lo colectivo, que fortalezca
constantemente los aprendizajes logrados en materia de convivencia.

El concepto de “sistema de reconocimiento”, alude a pensar y diseñar en colectivo y en coherencia con el


marco valórico, prácticas institucionales que permitan reforzar los valores y comportamientos que se desean
enseñar para convivir de manera armónica.

Diseño e implementación en el marco del Plan de Gestión de la Convivencia escolar


Para diseñar e implementar un sistema de reconocimiento, se convoca a las comunidades educativas a
establecer un trabajo en el cual el diseño del sistema sea de absoluta coherencia con los pasos anteriormente
relatados: entonces, luego de identificar los valores a partir del PEI, traducirlos en comportamientos esperados
y enseñarlos, se agrega la etapa de reforzar su cumplimiento. Es decir, si para la escuela la solidaridad
representa un valor, el Plan de Gestión de la Convivencia Escolar va a especificar cómo quiero que ello se
enseñe y cómo reforzaré a aquellos estudiantes que lo cumplen.

Es importante considerar, que los reconocimientos debiesen apuntar a colectivos (por ejemplo, cursos) y no


mayoritaria y exclusivamente a refuerzos individuales. 

Nuevamente en esta etapa, y como toda acción que apunte a la convivencia escolar, la gestión participativa
será crucial. De esta forma, se requerirá indagar con quienes conforman la comunidad sobre qué, cómo y
cuándo reconocer. La propuesta apunta a transformar los reconocimientos como prácticas instaladas en la
cultura escolar y no como un hito o evento aislado.  
Sprague y Golly (en Paz Educa, 2017) realizan recomendaciones para la construcción del sistema
de reconocimiento, entre las que se encuentran:

● Ser de carácter público, de tal manera se transforme en un modelo para otros y otras.
● Transformarse en una práctica paulatina y con carácter social más que material, para evidenciar el
valor que hay detrás y evitar la instrumentalización del reconocimiento (por ejemplo, apoyo a mis compañeros
porque ganaré 5 décimas para la prueba vs. apoyo a mis compañeros porque lo necesitaban, empatizo con
ellos).
● Extender el sistema de reconocimiento para los distintos estamentos que conforman la comunidad:
estudiantes, docentes, directivos, apoderados, asistentes de la educación y administrativos. 
● Contar con la participación de los estudiantes en el sistema de reconocimiento representará una
oportunidad para identificar sus intereses al respecto. Esto permitirá que los reconocimientos que otorgue la
comunidad sean pertinentes. 
● Aumentar el reconocimiento en momentos difíciles del año, por ejemplo, fin de semestre o periodos de
evaluaciones, podría favorecer la motivación escolar.

Algunos Ejemplos: 

 Entrega de diplomas en actos de la comunidad.


 Paseos recreativos.
 Premiación entre pares.
 Entrevistas, llamada o reunión con apoderado/s- estudiante/s- docente, en el cual se lleve a cabo el
reconocimiento; entre otras.
 Fotografía del curso o estudiante a reconocer en algún lugar visible de la comunidad.
 Registros positivos en el libro de clases y/o libreta de comunicaciones. 

Por último, y una vez diseñado el sistema, quedará la tarea de socializarlo y monitorearlo, de tal forma que
se cumplan los plazos e indicadores a considerar para el reconocimiento. De no existir un monitoreo, podría
ser letra muerta y perder así, la oportunidad formativa que brinda este sistema. 

Es importante considerar, que tanto la enseñanza de comportamiento esperados y su reconocimiento, son


acciones que tributan al Plan de Gestión de la Convivencia Escolar. Es decir, es una metodología de trabajo
que puedes considerar en el diseño e implementación del plan de la comunidad educativa.

Revisa el siguiente ejemplo de un sistema de reconocimiento (Anexo 3)


A continuación y a modo de resumen, se presentan aspectos para considerar en la implementación de
la Enseñanza de Comportamientos Esperados y Sistema de Reconocimiento:

Te invitamos a reflexionar: ¿Qué modalidades de reconocimientos existen en tu comunidad educativa?,


¿responden a las recomendaciones recién nombradas?

Revisa dos infografías que resumen los principales pasos para el trabajo en torno a los
comportamientos esperados, su enseñanza y reconocimiento:   

  Comportamientos esperados: su enseñanza y reconocimiento (INFO1 M3)

  Cómo formular comportamientos esperados y realizar reconocimiento (INFO2 M3


Si deseas profundizar en la metodología paso a paso para construir la tabla de comportamientos esperados,
diseño del plan de enseñanza y diseño del sistema de reconocimiento de manera participativa con tu
comunidad escolar, revisa el siguiente DOCUMENTO. (Doc Paz Educa)

Gestión de vínculos
Las comunidades educativas tienen una de las responsabilidades más importantes de la sociedad, asumen el
rol de colaborar en la formación de los niños, niñas y adolescentes, rol que tiene implicancias para los
individuos y la sociedad en su conjunto. Entonces, ¿cómo se lleva a cabo esa tarea? ¿qué es lo que permite
que los docentes puedan aportar a la formación de sus estudiantes?, contar con los conocimientos
disciplinares y metodológicos es muy importante, ¿basta únicamente con eso?

La respuesta a estas inquietudes está en reconocer que el acto educativo se da en un marco relacional entre
docentes y estudiantes. Son los vínculos pedagógicos que se construyen los que entregan al docente el poder
de impactar en el aprendizaje y desarrollo del niño, niña y adolescente, y a su vez, permite al
estudiante respetar al docente como un modelo a seguir y abrazar el plan de aprendizaje establecido.  

El día a día de un estudiante, implica relacionarse con la tarea de aprender algo que hasta ahora no sabe,
otorgando un grado de incertidumbre al proceso. Geddes (2010) plantea que los y las docentes deben proveer
una base segura para que los estudiantes se sientan contenidos en la exploración propia del aprender. Es
esta tríada de profesor-estudiante y tarea, denominada por la autora como el triángulo de aprendizaje (para
Richard Elmore, “núcleo del aprendizaje”), la que contiene los elementos que constituyen el vínculo
pedagógico, evidenciando cómo las relaciones entre docentes y estudiantes afectan el proceso de
aprendizaje.

Figura: Triángulo del aprendizaje, Heather Geddes (2010)

El vínculo corresponde a una relación recurrente con un nivel de profundidad capaz de generar una conexión
que se basa en la confianza, seguridad y aceptación. Así, enseñar matemática, artes o valores, parece ser
una tarea imposible sin una base relacional sólida entre docente y estudiante (Casassus, 2008, citado en Paz
Educa, 2017). Es importante considerar que esta relación se da en el marco de una relación vertical y
jerárquica, lo cual no significa una relación basada en el autoritarismo, sino una relación entre una persona
que cuida y otra que es objeto de cuidado.

Tal como referíamos en los comportamientos esperados en el apartado anterior, para los docentes un desafío
será establecer vínculos pedagógicos que permitan impactar en el proceso educativo de los y las estudiantes.
Para ello, contar con una cultura escolar que manifieste apertura y convencimiento respecto de la importancia
del trabajo en el ámbito vincular, facilitará el proceso entre docentes y estudiantes.

 Geddes (2010) plantea que contar con una base segura a nivel institucional centrada en la confianza y la
aceptación trae beneficios para todos. En términos concretos, una cultura con base segura reflejaría prácticas
que impliquen:
 Respeto por todos los y las estudiantes, independiente de sus características.

 Actuar empático al momento de comprender los mensajes implícitos que pueda haber en los

comportamientos de los y las estudiantes.


 Procedimientos disciplinarios justos y conocidos de antemano.

 Promoción de la reflexión antes que la reacción.

 Liderazgos directivos que brinden apoyos concretos a los y las docentes.

 Equipos de apoyo profesional para el docente que le permitan contar con mayores herramientas para

analizar y abordar las situaciones con los estudiantes.


 Edificios y espacios seguros, tanto para estudiantes como para docentes. 
La construcción vincular requiere de una relación segura y estable. En otras palabras, si un estudiante no
cumple el comportamiento esperado, habrá consecuencias y/o medidas formativas asociadas a esto, pero no
se pone en cuestionamiento el vínculo con el profesor. 

Sumado a lo anterior, las comunidades educativas requieren diseñar prácticas que permitan intencionar la
gestión de vínculos entre estudiantes y docentes, lo que requiere de un trabajo en torno a la persona del
docente. Reconocer las fortalezas y debilidades en el ámbito vincular, representa el primer paso en esta
importante tarea. Hay personas con las que la construcción se da de manera más fluida, sin embargo, con
otras puede implicar un mayor esfuerzo.

La formación inicial de los y las docentes, y aun reconociendo los avances logrados en la materia, no aborda
este aspecto con la profundidad que amerita. Las comunidades educativas necesitan promover instancias de
desarrollo profesional para desplegar herramientas en docentes (también en directivos y otros adultos de la
comunidad) para establecer vínculos de cuidado, de confianza y aceptación con los y las estudiantes, también
transformándose en un modelo de comportamiento social y emocional que impregne la convivencia de la
comunidad.

Para apoyar el proceso formativo de los docentes es pertinente el diseño de un acompañamiento, y su


respectivo monitoreo. A continuación, se resumen las competencias clave para la gestión de vínculos y
algunas prácticas asociadas revisadas en el video anterior:

Trabajar en torno al vínculo entre docentes y estudiantes se transforma en una oportunidad de fortalecer
el aprendizaje de los modos de convivir. Así, es preciso que las comunidades educativas reflexionen
sobre: ¿en qué medida las relaciones que se establecen con los estudiantes dan cuenta de respeto, inclusión,
participación y uso del diálogo en la resolución de conflictos?, ¿son los adultos de la comunidad un modelo
para promover estas formas de relación?

Tal como plantea la Política Nacional de Convivencia Escolar (2019), es un desafío de gran importancia para
el desarrollo cultural y ético del país "la generación de ambientes inspiradores que faciliten el desarrollo de
una convivencia respetuosa, inclusiva, participativa, colaborativa y orientada al bienestar de la comunidad,
[…] donde se vuelva un imperativo el reconocimiento y la valoración de las identidades personales y el
cuidado de todos y todas (p. 8).
Aprendizaje socioemocional

La ONG Colaborativo para el Aprendizaje Académico, Social y Emocional (CASEL) ofrece una propuesta
integrada de competencias intrapersonales, interpersonales y cognitivas, las cuales se organizan en cinco
dimensiones y que resultan ser esenciales al momento de gestionar el aprendizaje de la convivencia.

Fuente: Elaboración propia a partir de CASEL

El desafío es promover estas competencias, es decir, estimular el aprendizaje socioemocional, entendido


como el proceso a través del cual las personas, en sus distintas etapas del desarrollo, entienden y manejan
las emociones, establecen y alcanzan objetivos positivos, sienten y muestran empatía por los demás,
establecen y mantienen relaciones positivas y toman decisiones responsables (CASEL).

El posicionar al aprendizaje socioemocional dentro de la tarea educativa, implica quebrar modelos de antaño,
en los cuales se separaba a la emoción de la cognición. Existe amplia evidencia, especialmente desde la
neurociencia, que todo pensamiento va acompañado de emoción.

 El desafío, entonces, implica la formación en torno al aprendizaje socioemocional y otorgar relevancia a la
construcción del vínculo pedagógico; y por otro, promover un clima laboral en el cual se resguarde
el bienestar docente. Este último responde al grado en que una persona califica favorablemente la calidad de
su vida y su estado afectivo (Bisquerra, 2000). Al respecto Mineduc en la fundamentación para implementar
un plan de trabajo en torno a la gestión del aprendizaje socioemocional (2020) propone las siguientes
acciones:

 Ofrecer espacios de contención emocional para docentes.


 Ejercer prácticas de liderazgo directivo que impliquen un trato respetuoso y que favorezcan la
comunicación clara y oportuna con docentes y otros integrantes de la comunidad.
 Desarrollar instancias sistemáticas de participación y trabajo colectivo, por ejemplo, en la construcción
de normativas y protocolos y otras decisiones en torno a la gestión de la comunidad. 
 Apoyar y acompañar la labor pedagógica desde un enfoque apreciativo, que reconozca y valore los
aportes de cada docente. 
 Promover un sentido de eficacia que promueva el aprendizaje continuo, resaltando logros y esfuerzos
y significando los errores como una oportunidad de aprender. 

El bienestar docente influye directamente en el bienestar de los demás actores de la comunidad, así como su
malestar impacta los vínculos en torno al aprendizaje. De esta forma, las comunidades educativas están
llamadas a diseñar estrategias de trabajo que faciliten el bienestar de todos y todas.
Bibliografía Módulo 3
Recursos básicos

Agencia de Calidad de la Educación


2017
Desarrollo de habilidades para docentes (Infografía)
http://archivos.agenciaeducacion.cl/44_Desarrollo_de_habilidades.png
 
Agencia de Calidad de la Educación
2019
Desarrollando habilidades: la escucha activa (Infografía)
http://archivos.agenciaeducacion.cl/61_Taller_desarrollando_habilidades.jpg
 
Agencia de Calidad de la Educación
2019
Gestión de aula y construcción de relaciones con los estudiantes (Infografía).
http://archivos.agenciaeducacion.cl/56_Gestion_del_aula.jpg
 
Agencia de la Calidad de la Educación
2017
Buen Clima de convivencia Escolar y vínculos de cuidado y afectividad en la escuela (Infografía)
http://archivos.agenciaeducacion.cl/74_Buen_clima_de_convivencia.png
 
Banz,C.
2015
Disciplina como proceso Formativo
Valoras UC. Pontificia Universidad Católica de Chile
http://valoras.uc.cl/images/centro-recursos/equipo/ViolenciaRresolucionDeConflictoYDisciplinaFormativa/Fichas/La-
disciplina-como-proceso-formativo.pdf
 
Bassaletti,R. y González,P.
2017
Modelo Paz Educa: Disciplina Formativa
Fundación Paz Ciudadana. Programa Paz Educa
https://pazeduca.cl/wp-content/uploads/2016/12/1_Documento-Eje-Disciplina-Formativa_2017_web.pdf
 
Bisquerra, R.
2000
Educación emocional y bienestar
Editorial Praxis
 
Collaborative for academic, social, and emotional learning
2015
CASEL
https://casel.org/
 
Centro del Liderazgo Educativo, Universidad Diego Portales
2018
Convivencia escolar para líderes educativos.
https://liderazgoeducativo.udp.cl/cms/wp-content/uploads/2020/04/191204-CE2ed.pdf
 
 
Geddes, H.
2010
El apego en el aula. Relación entre las primeras experiencias infantiles, el bienestar emocional y el rendimiento
escolar.
Editorial Graó
https://bdescolar.mineduc.cl/info/00043670
 
Mena, I.; Bugueño, X. y Valdés, A.
2015
Vínculo pedagógico positivo: principios para su desarrollo.
Valoras UC. Pontificia Universidad Católica de Chile
http://valoras.uc.cl/images/centro-recursos/docentes/RolDocente/Fichas/Vinculo-pedagogico-positivo.pdf
 
Ministerio de Educación de Chile
2020
Aprendizaje socioemocional. Fundamentación para el plan de trabajo.
http://convivenciaescolar.mineduc.cl/wp-content/uploads/2020/07/FUNDAMENTACION-PLAN-DE-TRABAJO.pdf

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