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Los jóvenes y las dificultades de empleo

“Es necesario profundizar los procesos que llevan a estar en una


situación u otra”

Sigue siendo un tema relevante abordar asuntos vinculados con los jóvenes, es por lo
que volvemos a destacar su situación con relación al trabajo. No olvidar que sus
índices de desempleo son el doble del índice general y el triple del de adultos. Pero
también en otras dimensiones laborales muestran índices ampliamente desventajosos,
aunque no dejamos de tener presente que el inicio de la vida laboral y en esos
primeros años se manifiesten resultados no similares a los trabajadores adultos, ya
que tiene sentido reconocer el valor de la experiencia y competencias que se
adquieren en el ejercicio de la vida laboral. Pero el tema inquietante son las brechas
que se ahondan entre las condiciones laborales de los adultos y las de los jóvenes, así
como la desesperanza que les embarga por las dificultades de acceder a buenos
empleos.

Según el informe del Trabajo Decente y Juventud en América Latina se señalan datos
sobre la crisis del empleo juvenil en América Latina (15-24 años), que afecta a casi
ocho millones de jóvenes que están desempleados y a otros 27 millones que están
ocupados pero en condiciones de informalidad, generalmente con bajos ingresos,
inestabilidad laboral, sin protección social ni derechos.

La tasa regional de desempleo juvenil urbano y rural es de 13,9%, triplica a la de los


adultos, por otra parte seis de cada 10 jóvenes que sí consiguen ingresar al mercado
laboral lo hacen en condiciones de informalidad. De aquellos que lo hacen en la
formalidad 40% labora en pequeñas empresas que usualmente tienen problemas para
ofrecer las mejores condiciones de trabajo, y frecuentemente por sus limitaciones
incurren en violaciones de normas laborales.

Algunos juicios u opiniones dan la impresión de considerar que la opción de trabajar en


la informalidad, es una alternativa que depende de la decisión personal y que es
voluntaria. Es necesario profundizar los procesos que llevan a estar en una situación
u otra. 

Desde la mayor parte de los estudios muy poco se concluye que sea predominante la
voluntad personal, y que más bien son las políticas macroeconómicas, las de mercado
laboral, las oportunidades de empleo y otras características estructurales lo que
determinan el problema. 

En nuestro país, se viene anunciando desde el gobierno un proyecto de ley del primer
empleo para los jóvenes, es interesante que su texto salga del ámbito oficial y se
discuta también con empresarios, sindicatos y la academia, para cruzar opiniones
entre diversas visiones del problema. Hasta ahora, algunas notas de prensa sobre su
difusión luce más bien como intercambios propagandísticos y no analíticos. Vivimos
una etapa de muy limitada creación de empleos, y sin duda ello afecta más a los
jóvenes, por lo que todo esfuerzo ha de ser con amplitud.

Falta de oportunidades e ingresos bajos, son algunas de las dificultades a los que se
enfrentan los jóvenes en todo el mundo, según la denuncia de varias organizaciones
que pidieron..

En el marco del Día Internacional de la Juventud, argumentaron que hay casi 80 mil
jóvenes que no estudian ni trabajan en el mundo lo que evidencia la ausencia de
políticas de protección para la juventud y revela la relación de muchos de ellos con
pandillas y crimen organizado.

La información de las agrupaciones indica que de 200 mil jóvenes que cada año se
incorporan al mercado laboral, solo el 10 por ciento accede a un trabajo estable y con
prestaciones de Ley, el resto se ubica en el sector informal, con condiciones precarias.

 La Juventud y el Frente Nacional de Juventud, señaló que durante muchos años, los
jóvenes, hombres y mujeres, salen día a día a vivir, sobrevivir o morir debido a la falta
de políticas públicas y de interés de las autoridades.

“Tomando en cuenta que somos casi 6 millones de jóvenes existe aún pendiente de
aprobación una ley nacional de juventud en el congreso que permitiría generar
condiciones para que jóvenes pueden acceder a oportunidad de empleo y de trabajo
digno y que esto nos permitirá tener un mejor nivel de vida”,

El activista Garcia agregó que “de lo contrario tendríamos a jóvenes, que a pesar de los
datos que hemos compartido, que a pesar de que estudian o tienen habilidades y
destrezas muy particulares son víctimas del crimen organizado  para utilizarlos como
sicarios como aquellos personajes que van a traer la extorsión o como herramientas de
las trata de personas, especialmente las mujeres, que son víctimas de violaciones de
sus derechos e integridad física”.

La juventud, el empleo y la capacitación

El 62% de la población del Paraguay tiene menos de 30 años de edad. Esto nos indica
claramente que se trata de un país de gente joven, con miles de sueños y necesidades, pero el
contraste marcado por el olvido y la falta de visión hace que los jóvenes se enreden en una
crisis cíclica de desempleo y desorientación
antes que seguir un camino de oportunidades
y desarrollo. La juventud paraguaya sigue
formándose en un sistema educativo
deficiente que no brinda las enseñanzas
suficientes para sobrevivir en un mundo
competitivo y para abrirse paso en el mercado
laboral. Y, como corolario, a esto se suma la
falta de una política de empleo juvenil, con lo
que los jóvenes quedan a merced de su escasa
preparación y de un mercado restringido en
donde las oportunidades son limitadas.

El desempleo es uno de los graves problemas que no han sido atendidos como se debe por una
larga lista de gobernantes que se llenaron la boca de promesas y discursos, pero al final se
fueron sin dejar más legado que una escasez de oportunidades cada vez más asfixiante. Y eso
se debe en gran parte a que no hemos sabido definir dos aspectos fundamentales para el país:
cómo formar una ciudadanía capacitada y cómo hacer crecer la economía. Como no hay una
estrategia definida, la economía no crece en forma sostenida y se mantiene oscilante, a
expensas de la coyuntura de economías ajenas. Y como no hay una educación de calidad en
donde se formen los recursos humanos, los jóvenes que ingresan a la arena laboral terminan
siendo subempleados, explotados o condenados a funciones menores, pues no poseen los
conocimientos necesarios para aspirar a más, ni el mercado ofrece las condiciones para que
puedan desarrollarse libremente.

En este punto es donde quizás tenemos uno de los laberintos más crueles para la juventud
paraguaya: abrirse camino en medio de ingentes necesidades económicas, tratando de
estudiar al mismo tiempo que se soporta algún trabajo ingrato, o teniendo definitivamente
que optar por trabajar antes que por estudiar una carrera universitaria. Los paraguayos
deberíamos escandalizarnos cada vez que escuchamos que un joven abandonó los estudios
para dedicarse a hacer un poco de dinero en un trabajo mal pagado, que no sólo equivale a
una exigua retribución económica sino que implica una limitación permanente para todo
intento de progreso futuro. Sucumbir a la crueldad de un mercado en el que no son
considerados como se debe, al tiempo de renunciar a la educación, a esa posibilidad de ser
profesionales competitivos, hace que hoy nuestros jóvenes sean escépticos y tengan una visión
pesimista sobre el futuro del país, pues su mismo futuro ya ha sido limitado.
El problema del empleo juvenil y el de la falta de capacitación deben ser atacados en forma
radical, sin promesas vacías y sin recurrir a los eternos parches que no solucionan nada.
Debemos pensar en hacer crecer la economía, en crear más fuentes de empleo y en establecer
mecanismos que faciliten el acceso de los jóvenes al mercado laboral. Y esto debe ir
acompañado de una política educativa que priorice la formación de la juventud con miras a las
necesidades del mercado de trabajo. Para ello se requiere que tanto las autoridades del
Gobierno, los empresarios y los representantes de las universidades se pongan de acuerdo y
logren establecer un sistema que contemple las necesidades de capacitación y las necesidades
de empleo. No se puede mantener el divorcio entre la formación y el mercado laboral, porque
el resultado se traduce en jóvenes sin preparación, explotados y frustrados por no tener
oportunidades.

Debemos exigir e impulsar una iniciativa para que la juventud paraguaya sea más valorada,
para que tenga más acceso a la educación, para que haya becas de estudio y oportunidades de
progresar. Si pensáramos en aprovechar mejor nuestra energía eléctrica podríamos incentivar
la generación de empleos en proyectos industriales, en empresas electrointensivas o en el
funcionamiento de trenes eléctricos, y al mismo tiempo podríamos formar a los ingenieros y
otros profesionales que se requieran. Tenemos que pensar en la juventud como una solución
para el Paraguay, de manera que no tengamos que seguir viviendo la dolorosa paradoja de que
mientras los jóvenes deambulan por las calles sin encontrar trabajo, las industrias que
necesitan mano de obra no pueden contratarlos porque no tienen preparación.

 ¿Por qué es cada vez más difícil para los jóvenes conseguir un empleo digno?

Hace algunos años, estudios realizados por la Organización Internacional del Trabajo
establecieron que de los 620 millones
de jóvenes entre 15 y 24 años en
todo el mundo, 81 millones estaban
desempleados; por otro lado, las
empresas se quejan de una escasez
de talento; es decir, encuentran
dificultades para conseguir el
trabajador que necesitan y que se
ajuste al perfil. 

Esta situación viene empeorando


cada vez más, obligando a los
gobiernos a tomar medidas que
promuevan la contratación de jóvenes. Un ejemplo concreto es el caso de la ley del Primer
Empleo en Colombia, promovida por el ministro de trabajo Rafael Pardo, que ha demostrado
ser un excelente instrumento para disminuir los niveles de desempleo y mejorar las
condiciones laborales de los colombianos. 

Considero que uno de los principales problemas radica en que los jóvenes escogen carreras
tradicionales, que presentan una sobreoferta, volviendo el mercado para estos profesionales
muy competido y con muy pocas oportunidades. Es necesario que estos jóvenes bachilleres se
enfoquen en estudiar carreras con una mayor demanda en el mercado laboral ya sean
profesionales, técnicas o tecnólogas, respondiendo a las necesidades del mercado.

 ¿Qué alternativas han encontrado los jóvenes para


emplearse?
Al no encontrar oportunidades los jóvenes profesionales se ven obligados a tomar
alternativas que no cumplen con sus expectativas o para los cuales se encuentran sobre
calificados o en campos diferentes a los de su preparación; situación que tienen que aceptar
para lograr iniciar su carrera laboral, ir adquiriendo alguna experiencia, pagar muchas veces
sus créditos de estudio y lograr un ingreso básico; situación que aprovechan algunas empresas
para disminuir sus costos laborales.

De esta forma, inician su vida laboral de forma informal, como medio de sustento, o acuden al
emprendimiento. 

A través del emprendimiento formal, los jóvenes pueden convertir sus ideas en negocios
sostenibles y rentables y a la vez, generar empleo y bienestar para la sociedad.

¿Qué pueden hacer los jóvenes para mejorar su situación


laboral? ¿Cuál podría ser un primer paso?
Los jóvenes tienen que ser conscientes de la situación laboral a la que se enfrentan,
conocer su mercado, la economía y sobretodo anticiparse a las necesidades futuras. La
formación de calidad, por parte de las instituciones de educación superior, es un pilar
fundamental para el desarrollo económico y social del país y es el principal factor para lograr
incrementar los niveles de competitividad.

Con este conocimiento se deben preparar para afrontar el reto, escogiendo las carreras
adecuadas y con mayor demanda; pero esto no basta, tienen que volverse atractivos al
mercado, es decir complementar su educación
con una formación integral, que les permita
desenvolverse en diferentes ámbitos, afrontar los
cambios dentro de un marco global. 

Es necesario para estos jóvenes profesionales que


fortalezcan sus conocimientos en idiomas,
tecnología, y que trabajen en el crecimiento de
sus competencias relacionadas con la inteligencia
emocional. Estos factores tiene que ir
acompañados por una gran pasión por lo que se
hace y una determinación al cumplimiento de sus objetivos personales.

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