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Los amplios y sólidos acuerdos implicaron renuncias para todos los sectores
involucrados, aun cuando las renuncias de la derecha pueden ser meramente aparentes
porque el CC de mayoría republicana puede subsidiar esas omisiones. Las renuncias de
centroizquierda no hay cómo recuperarlas, las de la centroderecha todas y por lo mismo el
peso político de respetar el anteproyecto reside en ese sector.
No obstante, la Constitución no es solo un acuerdo político sino que, sobre todo, una
norma superior que debe tener el sentido jurídico más preciso posible habida cuenta de las
características de ambigüedad, apertura y vaguedad2 que deben tener necesariamente sus
reglas para contener la evolución futura3 y mandar sin necesidad de continuas revisiones.
1
Vicepresidente del Senado e integrante de la Comisión de Constitución, Legislación y Justicia del Senado.
2
FERRERES COMELLAS, Víctor (1997), Justicia constitucional y democracia, Centro de Estudios
Constitucionales, Madrid.
3
SCHNEIDER, Hans-Peter (1991), Democracia y Constitución, Centro de Estudios Políticos y
Constitucionales, Madrid.
El estándar de reformas constitucionales es la verificación de un proceso paulatino de
adaptación a la evolución normativa, pero también de una creciente pérdida de eficacia de
la norma superior, como es el caso de la Constitución vigente después de sus casi 70 leyes
de reforma constitucional. Por lo mismo, parece central examinar el contenido ex ante para
no lamentar conflictos ex post, durante su vigencia si es que es aprobado por la ciudadanía
en el plebiscito de diciembre de 2023.
Este texto se centrará en un par de asuntos. Uno general, sobre la evaluación global del
texto. Y otro más específico apuntando a la relación entre el Congreso Nacional y la Corte
Constitucional en el proceso de formación de la ley que es el supuesto regular del
funcionamiento democrático.
La evolución del texto para pasar del anteproyecto al proyecto supone un ejercicio
de enormes equilibrios.
El Estado Social de Derecho como pilar de cambio social. Es claro que el principio de
Estado Social participa a lo largo del texto como fundamento estructural del nuevo
anteproyecto y tiene todos los componentes del Estado moderno. Principios sociales;
derechos sociales que ejecutar; un ámbito de instituciones públicas y privadas que lo
ejecutan; un principio que lo gobierna y un mandato político al Congreso Nacional para su
cumplimiento. Asimismo, perfectamente compatible con el desarrollo económico, la
creación de empresas y la inversión extranjera (aunque no está referida en el
anteproyecto). Lo central será siempre la estructura de organización y procedimiento que
permite la ejecución efectiva de derechos sociales y económicas.
En cuanto a las dudas, cabe indicar en materia de principios, que hay una
convivencia que puede generar regresión con la activación de algunas cláusulas que pueden
derivar a un retorno de la subsidiariedad. No obstante, estimo que se trata de una cuestión
más de medios que de debate sobre fines. Es posible y necesario convivir con estrategias
finalistas que permitan la gobernabilidad de todos los sectores democráticos del país
En materia de derechos reduciré mi opinión por un tema que indico hacia el final de
este apartado. Solamente constatar que se advierte la insuficiencia de una idea central de
libertad por la no consagración del libre desarrollo de la personalidad o autonomía personal.
Un avance, pero menor al esperado se asoma en las perspectivas de género. Si bien se
avanzó en igualdad salarial entre hombres y mujeres por el mismo trabajo y en un principio
de paridad de entrada con una regla que asegura mínimos de participación, los progresos
que se esperaban pueden ser menores.
4
BICKEL, Alexander (1962), The least dangerous branch: The Supreme Court at the bar of politics, The Bobbs-
Merrill Company., United States.
5
HART ELY, John (2007), Democracia y desconfianza. Una teoría del control constitucional, Siglo del Hombre
editores, Bogotá.
6
WALDRON, Jeremy (2005), Derechos y desacuerdos, Marcial Pons, España.
7
WALDRON: 2005: XXIX.
internacionales en materias propias de leyes orgánicas constitucionales (art. 93 Nº 1 de la
Constitución).
En cuanto a las propuestas aparecen los siguientes elementos complejos en ese vínculo.
Dos problemas resultan evidentes. Uno procesal, ¿por qué no puede plantear la defensa
de su iniciativa el Presidente de la República? Lo que deriva en el segundo problema que es
político. Las mociones que alcanzan una iniciativa exclusiva del Presidente es una práctica
parlamentaria en busca de apoyo. En los hechos, es politizar la Corte a favor del Presidente
sin que éste intervenga.
3. Función consultiva. Se trata de establecer una función que indaga sobre “las
cuestiones de constitucionalidad que se susciten durante la tramitación de
proyectos de ley y tratados internacionales sometidos a la aprobación del Congreso
Nacional”, según lo propone el art. 169 c). Es una mala idea por tres razones.
Primero, porque debilita el sentido de garantizar la supremacía constitucional.
Carece de poder vinculante su interpretación. Segundo, porque se presta para
manipulaciones durante la tramitación de la ley (consultas varias) y posteriormente
para inhabilitar posiciones de magistrados. Tercero, porque la evidencia en
derecho comparado es mínima.
No obstante, sí hay una cuestión diferente con los tratados internacionales que
merece ser analizado aparte.
En el art. 168.2 para sustituir después del literal h) la expresión: “y k)” por “,k) y n)”.
En el artículo 170.5 para reemplazar la expresión “noventa días” por “un año”.
C.- NOMBRAMIENTOS DEL SENADO DE DIVERSAS AUTORIDADES EN EL
ANTEPROYECTO CONSTITUCIONAL
Fiscal Nacional del Decidido por el Senado por Decidido por el Senado por los 3/5
Ministerio Público los 2/3 previa designación previa designación del Presidente
del Presidente de uno de de uno de ellos de una quina
ellos de una quina propuesta por la Corte Suprema.
propuesta por la Corte
Suprema.
2. Quórum:
3. Procedimiento:
4. Desacuerdo:
Es bastante evidente que hay una mayoría de Ministros en la Corte que recela de los
nombramientos de Ministros externos y han logrado una forma de predominio de los
externos mediante la promoción de abogados integrantes. En ese contexto existe un
“cultura jurídica litigante” en torno a las Cortes y que no tiene resuelto los conflictos de
interés de integrar un día una sala y al otro alegar en una distinta.
En consecuencia, hay dos modalidades que propician una regla por defecto frente
al desacuerdo. Por una lado, una norma que establezca un régimen de excedencia.
Se trata de un caso paradigmático puesto que mediante la imposibilidad de
nombrar miembros por los altos quórums se va anulando el ejercicio de atribuciones de
un órgano.
Y cuando la dilación adopta una extensión desmesurada, el sorteo puede ser una
opción por defecto.
El recurrir inmediatamente a los sorteos revela que esos miembros solo cuentan con
la confianza de la Corte y del Presidente de la República. Ahí es donde se produce el implícito
de una “Corte para el Presidente”. El régimen regular será el de fracasos en el Senado y
sorteos. Esto no resulta razonable como modalidad de aprecio de la voluntad democrática
reflejada en la Corte.
“1. La Corte Constitucional estará integrada por nueve miembros que serán designados
de la siguiente forma: