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ACTIVIDAD 2 FUNDAMENTOS DE DERECHO

NRC:4907

ELABORADO POR:
NAREN ALFONSO RAMOS VIDAL

ID:726725

TUTOR: JUAN GABRIEL GORDILLO

CORPORACIÓN UNIVERSITARIA MINUTO DE DIOS


CONTADURÍA PÚBLICA
2020
DERECHOS FUNDAMENTALES Y ACCIÓN DE TUTELA

El Estado Social de Derecho en Colombia se pretendió desarrollar como una


forma de organización estatal a través de programas de seguridad social, sistemas
tributarios progresivos para financiar obras públicas, políticas fiscales y
monetarias, entre otras, y abarcó una amplia concepción jurídica, política, social y
económica, lo cual buscaba justicia social y mejorar el respeto a la dignidad
humana; En el Estado Social de Derecho se establecieron los derechos
fundamentales individuales introduciendo en la carta constitucional los derechos
económicos y sociales elevados a su más alta categoría, convirtiéndolos en el eje
central del accionar del Estado, haciendo incluso que el esfuerzo principal en
materia presupuestal del Estado este direccionado en el ámbito social, buscando
satisfacer las necesidades básicas de los ciudadanos, en especial de las
poblaciones más vulnerables y excluidas de la sociedad. Esto en parte es el ideal
de la Constitución, pero en la práctica, los rubros más importantes del presupuesto
nacional no van al ámbito social.

El Estado Social de Derecho tendrá un gran soporte sobre los valores


tradicionales de la libertad y la igualdad, establecido en el artículo 13 de la
Constitución Política de Colombia, pero su propósito principal es procurar las
condiciones para alcanzar una efectiva integración social, como Estado Social de
Derecho regula el funcionamiento del Estado a través del respeto y cumplimiento
de las leyes concertadas, enfocadas al mejoramiento de la calidad de vida de
todos los habitantes del país, a través del equilibrio y la protección social para
alcanzar una justa distribución de los recursos y reivindicaciones sociales.

Los derechos fundamentales son que son inherentes al ser humano,


pertenecientes a cada persona por el hecho mismo de ser persona y en razón a su
dignidad y que tienen plena fuerza normativa; la Constitución recoge una serie de
derechos llamados “Derechos Fundamentales”, son todos aquellos atribuibles a
todas las personas sin excepción, y que se consideran como un listado de reglas
básicas y preeminentes en el ordenamiento jurídico. Estos son claramente
diferentes al resto de derechos porque se adquieren desde el nacimiento y no
pueden ser objeto de transacción o intercambio en el contrato de trabajo, aunque
pueden sufrir alguna modulación por lo que el trabajador está subordinado y tiene
dependencia del empresario, algunos de estos derechos se rigen no solamente
desde el inicio de la relación laboral, sino también en los procesos de selección y
claro está, en el despido también.
A pesar de que el nombre del Título I de la Constitución es “De los derechos y
deberes fundamentales”, es discutible si aparecen otros derechos fundamentales
a lo largo de todo el texto constitucional, como por ejemplo el art. 105 o el 125,
entre otros. Además, no todo el contenido de primer Título se puede considerar
como derecho fundamental, ya que en el Título I también podemos encontrar
garantías institucionales que buscan garantizar una institución frente al legislador,
para que éste no pueda eliminarla ni regularla de forma que la invalidez o cambie
su función.

Los derechos fundamentales se clasifican en varios tipos:

Derechos y libertades en el ámbito personal: Derecho a la vida, a la integridad


física y moral, libertad de creencias tanto ideológicas como religiosas, derecho a la
libertad y a la seguridad, a la seguridad jurídica y tutela judicial, a la vida privada, a
la libre circulación y residencia y, por último, derecho a un matrimonio igualitario.

Derechos y libertades en el ámbito público: Derecho a la igualdad ante la ley, a


una comunicación libre, a la libertad de expresión, derecho a la información, a la
participación en asuntos públicos, derecho de reunión, manifestación y asociación,
derecho de petición a los poderes públicos, derecho de participación en asuntos
públicos y derecho de acceso a un cargo público.

Derechos y libertades relacionados con el ámbito socioeconómico: Derecho a la


educación libre y gratuita, libertad de cátedra, derecho a la autonomía
universitaria, libertad de sindicación, derecho a la huelga, a la negociación
colectiva y derecho al trabajo.

La Asamblea Nacional Constituyente, consciente de la importancia de entregar


una herramienta ágil y eficaz a los ciudadanos, en el marco del nuevo modelo de
Estado social y democrático de derecho, para garantizar el cumplimiento de los
derechos y garantías constitucionales, incluyó la herramienta judicial más
innovadora, accesible y contundente de la historia constitucional contemporánea
en Colombia: la acción de tutela.

Varios constituyentes coincidieron en la necesidad de instaurar una acción


vigorosa de defensa efectiva de los derechos humanos, una herramienta judicial
con mayores alcances que el recurso de amparo, traído a colación por las
referencias de algunos de ellos a la legislación comparada.

La tutela se estipuló para llenar los vacíos de protección, y nunca como un medio
alternativo o suplente de las herramientas ordinarias del derecho, que serán las
llamadas a aplicarse preferentemente, con la excepción de las tutelas que buscan
evitar un perjuicio irremediable.

Luego, y una vez expedida la Constitución, la acción de tutela fue desarrollada por
el decreto con fuerza de ley número 2591, de noviembre 19 de 1991, expedido por
el Presidente César Gaviria, en virtud de la facultades otorgadas por el literal b)
del artículo 5 transitorio de la Carta Política; y, posteriormente, este decreto-ley fue
reglamentado por el decreto presidencial 306 del 19 de febrero de 1992, dictado,
con base a las facultades otorgadas por el artículo 189, numeral 11 de la
Constitución.

Al poco tiempo de ser reglamentada la tutela fueron muchas las personas que
acudieron a su amparo para hacer respetar y cumplir sus derechos: los jóvenes se
enfrentaron por esta vía al poder de los colegios, logrando por primera vez ser
sujetos de derechos y colocando fin a los abusos que los planteles educativos
ejercían ante, los otrora, indefensos estudiantes. Niñas en embarazo no volvieron
a ser expulsadas, jóvenes de pelo largo reclamaron por su libre desarrollo de la
personalidad, campesinos e indígenas derrotaron a los que parecían imbatibles
terratenientes y acaudalados empresarios, trabajadores reclamaron con éxito y
oportunamente sus salarios retenidos injustamente, muchos presos la invocaron
para lograr su libertad ante medidas de aseguramiento ilegales, personas de la
tercera edad lograron su pensión, enfermos graves lograron obligar a las EPS a
atenderlos y brindarles procedimientos y medicamentos sin los cuales hubieran
muerto, desplazados accedieron a ayudas humanitarias por esta vía, lo que hizo
que la tutela se fuera rápidamente convirtiendo en un patrimonio invaluable de
todas y todos los ciudadanos de Colombia, sin importar la raza, el origen, la edad,
el sexo, la condición económica o política.

Ante violaciones masivas y generalizadas de derechos humanos y la imposibilidad


de proteger los derechos constitucionales de grandes franjas de la población a
través de tutelas individuales, surge, por la jurisprudencia de la Corte, el desarrollo
social de la acción de tutela a través de sentencias estructurales como la T-760 de
2008, que obliga al gobierno colombiano a construir un Plan Obligatorio de Salud
más incluyente. O la forma más elaborada de tutela social, los estados de cosas
inconstitucionales, donde la Corte evidencia una violación masiva de derechos
humanos de un grupo determinado y la falta de voluntad e incapacidad del Estado
para poner fin a esa realidad contraria a la Constitución. Es el caso de la sentencia
T-025 de 2004, que declara el estado de cosas inconstitucional frente a la
situación de la población desplazada y obliga al gobierno colombiano a disponer
de los recursos necesarios, generar políticas públicas integrales y coordinar la
acción del Estado para atender oportuna y eficazmente a la población víctima del
desplazamiento forzado.

Sin duda, la acción de tutela es el mecanismo más importante consagrado por la


Constitución de 1991 en materia de defensa de los derechos fundamentales. Esto
resulta evidenciado al observar que, por ejemplo, desde su instauración se han
interpuesto cuatro millones tutelas en los despachos judiciales del país.

De la misma forma, se observa que dicha acción ha constituido entre un 20% y


25% de los ingresos totales de procesos durante los últimos años. Sin embargo,
también hay que aceptar que, como suele ocurrir con todo cambio de paradigma
fundamental en un sistema jurídico (el colombiano no es la excepción), esta
transformación no ha sido pacífica, pero estos aspectos sería propicio
desarrollarlos a fondo en otro documento destinado a exclusivamente a ello.
el impacto de la tutela en nuestro país ha llegado al punto de poner en tela de
juicio el papel de la Corte Constitucional, preguntándose hasta donde va su
alcance en relación con su papel e interpretación en busca de garantizar los
derechos fundamentales, tanto así que algunos sectores políticos pretenden
reformar el alcance de la acción de tutela, y no es de extrañar, ya que los exhortos
que la Corte le ha hecho al Congreso y al mismo Gobierno han puesto a estos a
correr para hacer valer los mandatos encargados, algo nunca visto en la dinámica
constitucional colombiana, lo cual no es bien recibido por algunos críticos, que
sumado a ciertos intereses de algunos gremios económicos, ven a la tutela como
un enemigo del cual originan más carga y gasto económico.

La acción de tutela ha sido utilizada como alternativa para evitar largos procesos
ordinarios en la justicia colombiana, estamos hablando de resolver asuntos en 10
días por un juez y no por años como ocurriera en cualquiera proceso jurisdiccional.

La acción de tutela como medida provisional para proteger un derecho


fundamental, requiere de amplio conocimiento por el accionante que podrá
solicitar la medida, para que el juez decrete cuanto antes la medida provisional
que protegerá al ciudadano, por ello este mecanismos debe ser bien utilizado.
BIBLIOGRAFIA

Bustamante Peña Gabriel. El origen y desarrollo de la acción de tutela en


Colombia. Revista semana.2011. Recuperado de:
https://www.semana.com/nacion/articulo/el-origen-desarrollo-accion-tutela-
colombia/241093-3

Bernal Cano, N. (2013). La cooperación entre los jueces en la defensa de los


derechos y la independencia de sus decisiones en el derecho comparado. Berlín:
European Research Center of Comparative Law.

Buenahora Febres-Cordero, J. (2011). El proceso constituyente . Bogotá : Cimaz.


Camargo, P. P. (2002). Acciones constitucionales y contencioso administrativas.
Bogotá: Leyer.

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