Está en la página 1de 8

Postura de la Nueva Acción Universitaria frente al

plebiscito de salida del 04 de septiembre

20 de julio 2022
Postura de la Nueva Acción Universitaria frente al plebiscito de salida del 04 de septiembre

Como parte del trabajo que hemos llevado a cabo de manera conjunta entre los diferentes espacios
de representación y militancia del movimiento, presentamos a continuación la sistematización de las
diversas opiniones vertidas en nuestra jornada de toma de postura.

Frente al plebiscito de salida de este 04 de septiembre, como Nueva Acción Universitaria,


manifestamos que nuestra postura será apruebo, un apruebo profundamente autocrítico pero
también con la mayor de las esperanzas, ya que aprobar este texto permite sentar las bases
fundamentales del país que aspiramos ser: más democrático, feminista, con memoria, sustentable,
con un Estado social de derechos y con una educación gratuita, de calidad, universal y no sexista.

Siguiendo el fondo de un apruebo que es autocrítico, y desde ya considerando aquellos puntos que
han sido disonantes en este proceso constituyente, creemos que es necesario reconocer que se
deben hacer ajustes al texto que mencionaremos a continuación, para así lograr que este sueño se
convierta en una realidad para Chile.

1. Principios Constitucionales

Apoyamos la consagración de Chile como un Estado social y democrático de derecho, lo que


constituye uno de los avances más importantes para el país derivados de la propuesta constitucional,
ya que pone a la ciudadanía al centro y permite el desarrollo de las personas en un plano de
igualdad sustantiva por medio de la garantía de derechos sociales al margen del mercado. Frente a
esto, es necesario destacar la relevancia de la ley para evitar que el estado se sobrepase en su
ámbito de acción, siendo, asimismo, responsabilidad de la sociedad civil ejercer un rol de
fiscalización.

Además, valoramos la garantía de una democracia paritaria, por cuanto se hace cargo de la
relegación histórica de las mujeres en las instituciones del Estado. Sobre este punto existen
diferencias respecto al mecanismo específico de aplicación de este principio, así como del carácter
temporal o permanente de la aplicación de cuotas de género. Junto con esto, se abre un desafío
considerable respecto a la incorporación de las disidencias sexogenéricas que se encuentren fuera
del binarismo de género, dentro de este criterio.

Consideramos que el reconocimiento de Chile como una entidad plurinacional es positivo y abre la
puerta al pleno reconocimiento y participación de los pueblos indígenas en la vida pública, así como
de sus costumbres y tradiciones, entendiéndonos como un país intercultural. Además, entendemos el
reconocimiento del Estado como plurilingüe como un avance incuestionable en la valoración de
nuestra riqueza cultural, y la coexistencia de diferentes tradiciones en un marco de convivencia
social. No obstante, existen dudas respecto al alcance de la autoidentificación como criterio de
delimitación de la pertenencia a estos grupos y sus atribuciones, y cómo esto será aplicado de la
mano con la ley indígena, por respeto a los mismos pueblos.

No hay consenso sobre si debe precisarse la relación entre los conceptos de Nación y Pueblo, debido
a que puede generar confusiones respecto del carácter unitario y plural de la nación chilena, pero a
su vez respeta la forma en que está estipulado en tratados internacionales. Creemos que puede ser
útil basarse en ejemplos extranjeros como es el caso de España.

2
2. Sistema Político

Consideramos que dado el contexto político-social en que se encuentra nuestro país el


presidencialismo no es un sistema político que permita de buena forma la canalización institucional
de crisis políticas como la de octubre, personalizando el ejercicio del poder, generando inestabilidad
e incentivando la confrontación entre dos poderes del Estado.

Creemos que este proceso constituyente era una muy buena oportunidad para acercarnos a los
estándares de las democracias avanzadas, que operan bajo modelos semi-presidenciales o
parlamentarios. Sin embargo, se mantuvo en lo fundamental las estructuras institucionales que
permitieron la crisis política que vive actualmente el país y dejó sin solucionar las problemáticas de
gobernabilidad que existen en Chile, pero, al mismo tiempo, abre el desafío al resto de poderes del
Estado de atenuar la concentración del poder en la presidencia. Además consideramos que, debido
al sistema presidencialista que quedó establecido en la propuesta, la eliminación del Estado de
Emergencia puede dar lugar a un vacío en sus atribuciones y aumentar aún más el poder de la
presidencia a la hora de abordar conflictos en materia de orden público.

Sumándose a esto, nos parece que hubo instancias que podrían haber existido al momento de
discutir el sistema político, tal como la presencia de acuerdos transversales y no entre fuerzas del
extremo político. Además, una mayor transparencia en la discusión, entendiendo la importancia de
este contenido en el proyecto de Constitución, poniendo énfasis en la prevalencia de proyectos
colectivos y democráticos para el beneficio generalizado del país.

Opinamos que la propuesta no se hace cargo de la necesidad de fortalecer a los partidos políticos,
entendidos como eje de una democracia saludable y participativa. Como movimiento, reivindicamos
la primacía de los proyectos colectivos y sustentables en el tiempo por encima de caudillismos,
iniciativas contingentes de carácter individual y aventuras personales que no permiten generar el
sentido de pertenencia colectiva que requieren las sociedades contemporáneas. Esperamos así que
las instituciones pertinentes se hagan cargo de corregir este desbalance en la propuesta y de
reforzar estos principios en la Ley de Partidos Políticos, la Ley Electoral y los instrumentos que
definan el sistema electoral.

A pesar de lo anterior, valoramos la incorporación de mecanismos de democracia directa, tales como


la iniciativa popular de propuesta o derogación de leyes. Asimismo, celebramos el avance en
descentralización que significa la propuesta de Estado Regional emanada desde la Convención, y
estamos convencidos de que las regiones necesitan alcanzar grados mayores de autonomía a los que
actualmente ostentan. Sin embargo, existen reparos respecto al alcance de estas autonomías en el
ámbito administrativo, para impedir la descoordinación con el gobierno central.

Otro avance importante es la incorporación de una Secretaría de Presupuestos que actúa como
comisión técnica fiscal asesorando a quienes integran el Congreso, y velando por el cumplimiento del
principio de responsabilidad fiscal, cuya inclusión en la propuesta constitucional también valoramos.
Así mismo, la eliminación del quórum supra mayoritario en el proceso de formación de leyes es algo
que como movimiento reconocemos y apreciamos.

Creemos que el diseño de la Cámara de las Regiones debe ser corregido, aumentando sus
atribuciones, pero manteniendo su carácter asimétrico y extendiendo la duración del ciclo de ejercicio

3
por parte de sus representantes para impedir su captura de una mayoría circunstancial a través del
Ejecutivo.

Por último, existen diferencias respecto a las reelecciones de legisladores y la presidencia, en donde
una parte considera que es necesaria la limitación de periodo parlamentario. Mientras que la otra
considera que se debe velar por la reelección legislativa, en pos de permitir una mayor
profesionalización y consistencia en su labor. Un acuerdo generalizado es que las reelecciones
permiten la continuidad de proyectos políticos colectivos y que es necesario ahondar en esta
temática para así perfeccionar la democracia.

3. Derechos Fundamentales

Respecto a los derechos fundamentales consagrados en la propuesta de nueva constitución, como


Nueva Acción Universitaria, opinamos que estos garantizan el sistema democrático y la paz social,
así como también son elementos que entregan justicia y dignidad a los pueblos de Chile. En este
sentido, la sección de derechos fundamentales representa, para nosotros como movimiento, un
avance histórico en materia de derechos sociales y políticos, ya que, como militantes de la Nueva
Acción Universitaria, durante sus 14 años de existencia, hemos defendido y levantado banderas por
la promoción y expansión de estos derechos.

En este sentido, tenemos la responsabilidad histórica de aprobar la Nueva Constitución que consagra
derechos sociales como fundamentales, y que materializan algunas de las demandas de la población
chilena, manifestadas desde hace décadas y con particular fuerza desde el estallido social.

Entre ellos contamos con los derechos a la seguridad social, que se consagra de una forma mucho
más efectiva e incisiva que en la actual constitución; el derecho a la vivienda, que corresponde a una
innovación en nuestra historia constitucional y viene a hacerse cargo de la exigencia básica para una
vivienda digna; y, los derechos a la salud y a la educación, en que se contempla la instauración de
sistemas nacionales que den garantía real y efectiva a estos.

También hacemos particular énfasis en la forma en que se consagra el derecho a la educación, el


cual ha sido desde siempre una de las luchas históricas de nuestro movimiento. La consagración de
este derecho supone un paso enorme para fortalecer la educación pública, gratuita, de calidad y no
sexista, entendiéndose como un derecho social y no un bien de consumo, siempre garantizando la
libertad de enseñanza.

Resaltamos la incorporación de nuevos derechos que, finalmente, concretan exigencias históricas de


nuestra sociedad y aspiraciones que nuestro movimiento ha perseguido por años: tal es el caso del
fortalecimiento de derechos laborales, puesto que a través del derecho a la libertad sindical también
se consagra el derecho a la sindicalización, a la negociación colectiva y a la huelga. De la misma
manera, los derechos sexuales y reproductivos, con los que se abre la puerta a asegurar, entre otras
cosas, la interrupción voluntaria del embarazo. Por último, el derecho a la memoria y al
esclarecimiento de las violaciones de derechos humanos posibilita el término a la impunidad
histórica que ha existido en nuestro país por décadas.

4
En línea con lo anterior, valoramos el compromiso transversal que asume el texto con los derechos
humanos, integrando con rango constitucional los tratados internacionales firmados por Chile en
materia humanitaria, lo que robustece aún más todo el catálogo de derechos presente en el texto.
Destacamos también la consagración de derechos políticos relevantes para la mantención de un
Estado de derecho que garantice la igualdad sustantiva, igualdad ante la ley y la no discriminación.
En este sentido, recalcamos la importancia que le da el texto a las libertades personales, como el
derecho a la libertad de pensamiento, de conciencia, de religión y de cosmovisión, sumamente
valorados en una democracia moderna

Sin embargo, como movimiento, creemos que la implementación de estos derechos debe ser de
manera gradual, manteniendo su foco en sostener una responsabilidad fiscal que asegure a futuro la
factibilidad política, social y económica de los derechos fundamentales consagrados en la
constitución.

4. Sistemas de justicia

Desde la Nueva Acción Universitaria tenemos la convicción de que un sistema judicial que combine
eficiencia en la búsqueda de la justicia, y garantías de debido proceso para quienes se encuentran
sometidos a su autoridad, es una exigencia relevante para la preservación de la democracia y el
Estado de derecho. Una justicia que dé respuesta a las necesidades de toda la ciudadanía y permita
resolver, en un marco pacífico y regulado, los conflictos que surgen naturalmente en una sociedad.
En ese sentido, atendemos a los avances que el nuevo texto constitucional realiza respecto del
sistema de justicia, así como a ciertos aspectos que creemos podrían ser mejorados para robustecer
la garantía de una justicia funcional para nuestro país.

Valoramos la preservación de la estructura de base del Poder Judicial en el nuevo Sistema Nacional
de Justicia, con tribunales ordinarios superiores e inferiores y la mantención de tribunales especiales
en materias penales, laborales y de familia. Asimismo, creemos positiva la instalación de nuevos
tribunales que vienen a encargarse especialmente de ciertos tipos de conflicto que requieren
atención especial, como los tribunales contenciosos administrativos, ambientales y de ejecución de
penas.

Aplaudimos el reconocimiento del pluralismo jurídico en la propuesta constitucional como una


expresión del derecho que tienen los pueblos indígenas a autodeterminarse, y a resolver los
conflictos que surjan entre ellos, considerando las normas que les entregan sus tradiciones y
cosmovisiones particulares, en un marco de respeto irrestricto a los derechos humanos. Vemos como
un ejercicio de sinceridad, recoger sus distintas concepciones de cómo funciona el Derecho, así como
normas sociales que cada pueblo ha internalizado en su convivencia.

Planteamos la problemática que puede surgir a partir de la falta de reconocimiento de los sistemas
de justicia, regular e indígenas, como poder del Estado plenamente integrado. Somos conscientes de
la dificultad a la que puede llevar en la comprensión y opinamos que deberán hacerse esfuerzos para
dar garantías del funcionamiento coordinado de estos sistemas.

5
Es por esto que creemos necesario clarificar varios puntos respecto de la forma en que funcionarán
los sistemas de justicia indígenas: estimamos relevante definir que estos regirán entre indígenas del
mismo pueblo, en las materias que la ley indique (pudiéndose excluir algunas como, por ejemplo, las
penales), y con posibilidad de aplicar el derecho general en caso de que no haya normas del derecho
del pueblo concreto que traten el problema. También esperamos que la ley sea clara en definir cómo
funcionarán los tribunales indígenas y cuál será su estructura, de manera que se respeten las
garantías del debido proceso.

Pensamos que la posibilidad de instalar un Consejo de la Justicia que se encargue del control y
dirección de los tribunales puede ser positiva. Hay buenos motivos para separar estas funciones de
control y fiscalización de los tribunales que además emiten fallos (hoy, la Corte Suprema), como
preservar la independencia interna de los jueces, de manera que estos puedan fallar sin mayores
presiones de sus superiores dentro del poder judicial, y que de esa manera la justicia sea más
transparente y efectiva.

Sin embargo, mostramos preocupación respecto al Consejo de la Justicia por el diseño que le ha
dado la Convención. Creemos que la combinación de amplias facultades de control y supervisión de
los jueces a todo nivel, junto a una conformación en que no existe una mayoría de miembros del
mismo Sistema de Justicia y en el que, además, puede haber miembros ajenos a dicho mundo, se
pueden producir efectos dañinos sobre la independencia de los jueces respecto de intereses
emanados de otros poderes del Estado, y propios de la política contingente. Opinamos que el riesgo
de politización de la justicia es algo que a toda costa debe evitarse, al ser un riesgo para el Estado de
derecho. Por ello, proponemos que se plantee una revisión a la integración y funcionamiento de este
Consejo.

5. Medioambiente

Durante años desde nuestro movimiento se ha planteado la relevancia de avanzar en un nuevo


modelo de desarrollo sustentable. Uno que se encuentre en línea con la protección de los
ecosistemas y el aprovechamiento responsable de los recursos naturales, desarrollando una postura
crítica frente a las políticas de sustentabilidad no solo de nuestra institución, sino también a nivel
nacional, planteando la relevancia de terminar con las zonas de sacrificio; garantizando un buen vivir
para las comunidades, el acceso a la información ambiental; mostrándonos a favor del Acuerdo de
Escazú y planteando la oportunidad que representa esta nueva CPR para que la naturaleza sea
reconocida como sujeto de derecho.

Entre los grandes avances de esta propuesta, destacamos la definición de desarrollo sustentable
presente en el texto donde, a grandes rasgos, se estipula que el Estado tiene el deber de establecer
una política permanente de desarrollo sostenible en armonía con la naturaleza. Así, es necesario que
se cuente con recursos en pos del cuidado y reparación de los ecosistemas, para esto la ley podrá
establecer tributos sobre actividades que afecten el medioambiente, sobre el uso de bienes comunes
naturales, bienes nacionales de uso público o bienes fiscales.

Consideramos esta propuesta como un gran avance en materia socioambiental, pues garantiza la
protección de la naturaleza en un momento histórico de crisis, regulando y/o limitando las acciones

6
de agentes sumamente contaminantes como son las grandes empresas. Desarrolla además muchos
temas de manera conexa con el desarrollo sustentable, como el uso de aguas y actividad minera.

Así, se da un paso enorme hacia el entendimiento de la naturaleza como sujeto de derecho,


superando en gran medida la constitución de 1980. Puesto que en esta solo hay un artículo respecto
a la libertad de las personas de vivir en un ambiente libre de contaminación, una regulación
sumamente incompleta, que no se condice con la necesidad de establecer políticas de Estado que
apunten hacia el cuidado del medioambiente, y de protección, tanto del ecosistema como de las
personas.

Destacamos el aporte que realiza esta propuesta en las medidas para la justicia intergeneracional,
donde no solamente se busca una vida justa para las personas de nuestro presente, sino también a
futuro, generando garantías para las generaciones que vendrán.

Se innova en esta propuesta generando un Estatuto de los Minerales, que se hace cargo de la
actividad minera como contaminante, pero consideramos que no menciona de forma clara las
concesiones de estas mismas (esto tomando en cuenta los artículos 145, 146 y 147).

6. Proceso y proyección

Creemos que las intenciones y principios que guiaron este proceso constituyente nos convocan
profundamente. Nuestro comprometido apruebo en el plebiscito de entrada recalcó que como Nueva
Acción Universitaria reafirmamos que Chile necesita una nueva Constitución redactada en
democracia. A pesar de las dificultades, y los altos y bajos que tuvo el proceso, se logró un producto
que es más que las partes que lo componen. La constitución es un cambio sustancial en la vida de
las personas que habitan en nuestro país y como movimiento político progresista nuestro rol es la
autocrítica y el avance: confiamos en los beneficios de la propuesta siempre que vaya de la mano con
reformas, entendiendo las necesidades de la ciudadanía.

Las últimas encuestas demuestran que gran parte de la ciudadanía no se siente conectada con la
propuesta, existiendo una sensación de inseguridad respecto al impacto que tendrá en el día a día y
como se ven reflejadas sus inquietudes en el texto. Esto, sumado a la desinformación existente en y
en torno al proceso, ha generado que estas sensaciones se acentúen. Debemos tener muy claro que
una Constitución no va a solucionar todas las problemáticas que afectan a la ciudadanía, pero sí inicia
procesos que el país necesita para poder comenzar a solucionarlas.

Como movimiento siempre hemos creído que el trabajo en colectivo es necesario para dar respuesta
a toda crisis. Elemento que faltó dentro del proceso, encarnado principalmente en el trabajo de
independientes que muchas veces priorizaron intereses personales por sobre intereses comunes. De
esta manera, es necesario ser sumamente autocríticos respecto a algunas decisiones que tomó la
Convención desconociendo la realidad del país. Así, indudablemente es un desafío poder separar el
texto final con todo el proceso constituyente, sobre todo entendiendo que la gente desconfía del
texto porque está desilusionada con el proceso como tal.

Consideramos que, independiente de la opción que gane en el plebiscito de salida, es necesario que
se asegure la continuación del proceso constituyente. Entendiendo al apruebo de entrada como la

7
voluntad expresa de la ciudadanía de otorgarse una nueva constitución, sea el proyecto presentado u
otro buscando la solución de problemáticas históricas. Para el plebiscito del 4 de septiembre,
proponemos una opción de apruebo sumamente autocrítico y reflexivo, que valore los tremendos
avances constitucionales de la propuesta, poniendo especial énfasis en los derechos sociales, pero
que también contemple aquellas cosas por mejorar, mencionadas anteriormente. Solo así
alcanzaremos el sueño de un país con más garantías sociales, más democrático, feminista, inclusivo y
sustentable.

También podría gustarte