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Donde se ubica??

La región Amazonas está situada en el extremo nororiental del Perú entre la cordillera andina y la llanura amazónica. Abarca una
superficie de 39,249.13 Km2, que representa el 3.5% del territorio nacional. Posee 7 provincias y 83 distritos, siendo su capital
Chachapoyas. Las provincias de la zona norte y media comprende las provincias de: Rodríguez de Mendoza, Condorcanqui, Bagua
y Utcubamba, que presentan ecosistemas propios de selva baja y ceja de selva. Los bosques húmedos y secos, abarcan una
superficie aproximada de 3´420,363 Ha (86.1%), el resto del territorio comprende la zona de Sierra o Andes Amazónicos con
554,031 Ha (13.9%), ubicadas en la zona sur de la región (provincias de Chachapoyas, Luya y Bongará)

Que encuentras??

La selva amazónica alberga 427 especies de mamíferos, 1300 especies de aves, 378 especies de reptiles y más de 400 especies de
anfibios. Algunos de los animales que viven en la selva amazónica incluyen jaguares, perezosos, delfines de río, guacamayos,
anacondas, ranas de cristal y ranas dardo venenoso.

EL ENCANTO DE YANAMACHAY

Autor: Napoleón Culqui Valdez

Era media noche en el pueblo de la Jalca Grande, cuando de pronto taladrando la oscuridad y el silencio:

-¡Tan!, ¡tlan!; ¡tan!; ¡tlan!; ¡tan!; ¡tlan!…- comenzaron a doblar las campanas de la vetusta torre de piedra.

Este sonido monótono, cargado de profunda melancolía, produjo un miedo cerval en Timoteo.

El, a esas horas, estaba llegando al pueblo, mientras tanto en la casa de Angelina este tañido fúnebre indicaba la parte central de
la ceremonia de celebración del primer año de la desaparición de su hijo.

Hombres y mujeres, envueltos en sus ponchos y llicllas (1) de lana, acurrucados sobre esteras de bagazo, elevaban plegarias por el
alma del difunto. Pero no sé si lo hacían por devoción o sabiendo que había que bastante caldo de gallina y dos peroles de
Sanco de Chiclayo (2).

Seguían doblando las campanas, desparramando su amargo sonido.

Timoteo se detuvo a tomar aliento en la lomita, junto a la cruz de Chulo, ya que prácticamente en el pueblo. Se persigo tres veces,
pensando, “a la lao, algún paisano prójimo habrá fallecido “.Y el sudor caliente que bañaba su rostro, debido al largo y empinado
camino que había recorrido , se tornó helado. Tirito. Lo estremeció un escalofrío y un vago presentimiento. Lo que nunca, es esos
momentos, empezó a tener miedo.

Angelina, al escuchar los cantos y oraciones fúnebres, recordando a su extinto hijo rompió el llanto. En tanto que Timoteo,
serenándose y cobrando valor, recorrió el Jr. San Felipe Santiago hasta la plaza y luego se encamino por el Jr. Alonso de Alvarado
para llegar a su casa.

Seguía doblando las campanas.

Prontamente, Timoteo se dio cuenta que los rezos, canticos y llantos salía de su vivienda que estaba ya a pocos metros.

-¡Dios, mío! ¡Esto no es posible! ¡Esto no es posible!… si ayer los deje a todo bien

-dijo a media voz, alargando más sus pasos.

Con su al forjita al hombro, se asomó a la puerta y, abriéndose paso entre gente, ingreso rápidamente hasta media sala.

En eso, al verlo, varis gritaron en coro:

-¡El muerto! ¡El muerto! ¡El muerto!…

Entonces, mucha gente, empujándose, cayéndose y levantándose salió corriendo; mientras que otros se quedaron en el piso
desmayados.

El pánico cundía por toda la casa.

Timoteo, parando en media sala, ante este súbito alboroto, estaba confundido. Miraba por todos lados. No entendía lo que
ocurría. Pues, hasta el cantor que había estado dormitando también, botando su violín se escapó despavorido por la puerta.

Seguían doblando las campanas.

¿Qué ocurría en realidad?


“Anda a Chachapoyas y lleva este papelito al señor prefecto. Es muy urgente. Toma esta plata para que compres tu chicha por el
camino”, le había dicho al gobernador del pueblo de la jalca. Y la Angelina, mujer viuda, que quería tanto a su hijo, viendo que ya
era más de mediodía, rápido, rápido no más había molido en el batán maíz blanco y mezclándole en huevos y manteca de
chancho había hecho tortillas para su fiambre. Además le había dicho. “lleva tu poncho y alforja nueva. Y si te quedas en chacha
te hospedas en la casa de tu padrino Eloy Valdez”

Era martes dos de mayo, día de la santísima cruz.

Así, de esta manera Timoteo había partido de la jalca rumbo a Chachapoyas.es de saber que Timoteo era un gran caminante. Ya
un tiempo se iba a los temples de Cocabamba, Quiquis, Mendan, tupen o Livian por las riberas del Marañón, para traer coca; ya
se marchaba con don Guillermo Culqui a las minas de sal de yurumarca; ya dos mayordomos le solicitan que vaya a los valles del
triunfo, Challuayacu, shocol, Limabamba, Chirimoto o totora para traer el aguardiente, chancaca, frutas y dulces para las fiestas;
y, en muchas ocasiones, enviado por don Javier Silvia, viajo hasta Uchucmarca, en la provincia de Bolívar, llevando negocios de sal
a cambio de lana.

Pues, el Timoteo era de mandados, muy provechos los asuntos de caminata y arriería.

Y en esta ocasión, como siempre, corre y corre y había bajado hasta el pequeño poblado de zuta para de allí tomar el Capac Nan o
camino real.

Aquella tarde zuta estaba de fiesta.

A Timoteo le recibieron con varios pates (3) de chicha de jora. Por eso, medio picadito, tardecita siguió su camino. Ligero, ligero
paso por la altura de pumachaca.

De repente, cerca de yanamachay, Timoteo escucho tinyas y antaras. Se acercó más y más se dio con la sorpresa que había una
gran fiesta en pleno camino. Los sirvientes, igual que en zuta, al verlo llegar, la ofrecieron uno, dos, tres y más pates de aloja,
famosa chicha de jora que emborracha rapidito, le invitaron a bailar y quedarse en la celebración, diciéndole que más tarde,
cuando salga la luna ya podría seguir su Camino.

Timoteo todavía estaba soltero y sin compromiso alguno. Pero era en fregao al ver tanta china (4) fiestera decidió quedarse en la
jarana. Ahí no más vio una shipash (5) solita y la saco a bailar barias veces. Zapateándose y asiéndose el gracioso bailaba y la
muchacha que se reía no más, como aceptándole.

Ya se anochecía y Timoteo seguía bebiendo y bailando.

En eso, de que prendan unos mechones blancos, Timoteo, sin perder tiempo, se la tiro al hombro a la cholita y la llevó carrera y
carrera para el monte y ella riéndose, riéndose no más se iba.

Timoteo con tanta chicha que había tomado estaba borracho. Por eso se tropezó y cayó varias veces y la cholita que se dejaba
cargar nuevamente y riéndose no más se iba. Pero, en eso, se cayeron y se rodaron y ella riéndose no más se fue rondando.

Al segundo día, ya cerca del anochecer, Timoteo se despertó con bastante sed y hambre. Empezó a recobrar el sentido. Se dio
cuenta que todavía estaba abrazado a la cholita y que ella también lo abrazaba fuertemente.

Esto le dio un hábito de felicidad.

Pero, despertándose bien se percató que estaba en una cueva y que tenía en sus brazos a un esqueleto sonriente.

Entonces, rapidito se levantó y se quedó entre asombrado y pensativo.

Luego de un instante tomo su al forjita y saco un puñado de coca y dos tortillas de maíz blanco para ofrendar por el alma de la
cholita.

En ese momento no tenía nada de miedo.

Echo de menos el papelito que le había encargado el gobernador y no había. Por eso decidió volver a la jalca, pensando también
“para hacerme limpiar, no vaya ser que me agarre alguna enfermedad de los abuelos”.

Ya se oscurecía otra vez.

Al salir de la cueva y tomar nuevamente el camino de regreso volvió a escuchar que había un segundo día de fiesta en
yanamachay.

Lo mismo se dio cuenta que en zuta la fiesta seguía, pero el burlando la mirada de los sirvientes, ya no se quedó en esta ocasión.

Seguir su camino al pueblo de la jalca con ansias de llegar lo más pronto posible.
En Santa Rosa, al sentir cierta debilidad, se sentó a descansar por más de dos horas. Luego, tomando bastante agua del pozo,
siguió su camino rumbo al pueblo de la Jalca.

Era ya casi cerca de madia noche.

Y esto sucedió en la casa de Angelina cuando llego el Timoteo.

La Angelina, que por más de dos minutos se había quedado en un estado de complicación y asombro, entre asustada y alegre,
recobrando un momento de serenidad se dirigió a su hijo:

-Hijito, hace un año que no he sabido nada de ti. ¿Cómo puede ser un año? No pué ayer en la tarde he viajado a chacha.

Mientras esta conversación pasaba, poco a poco la gente que volvía en si se alejaba rápidamente de la vivienda.

Timoteo había dormido en año en los brazos de la hermosa cholita de yanamachay.

ORIGEN DE LA LAGUNA DE POMACOCHAS

Autor: Magno Perea Cabanillas

Mama-cocha (1) pario dos hijas: una muy mala y rebelde, la de “Ochenta” (llamada si por tener ochenta huacos); y la otra menos
mala, la del “Tapial”. La primera encontró su sitio en una jalca, situada entre San Carlos y Yurumarca, y la segunda se ubicó en la
“Pampa del Tapial”, cerca de Chachapoyas.

En el valle de pomacochas (2) progresaba un pequeño pueblo, cuyos habitantes eran muy orgullosos, pues poseían grandes
riquezas extraídas de las mismas de Cullquiyacu (3). Jamás hacían una obra de caridad, ni menos daban posada a los transeúntes.
Los ricos odiaban a muerte a los pobres, y no adoraban al Dios verdadero, pues eran idolatras.

El taita amito (4) quiso castigar a esta gente mala, y convirtiéndose en un viejecito harapiento, cubierto des sucias y asquerosas
llagas, se presentó en el pueblo, visitó varias casas; más los dueños le arrojaron puerta afuera, la tiraron piedras y le hicieron
morder con sus perros.

El anciano sufría estos ultrajes en silencio, y casi al atardecer llegó a las puertas de una chocita muy pobre, donde vivía una mujer
con muchos hijitos. Esta le recibió con todo cariño y le ofreció algo de comer.

El viejecito no aceptó alimento alguno, y solo le pidió que le dejara descansar un momento y le regalara un a flor de azucena y
otra de margarita. Luego dijo a la buena mujer. “he caminado todo el día buscando una persona caritativa, y la única que
encontrado eres tú. El premio de tu bondad te salvare la vida, es preciso que dejes tu casa y vayas esta misma tarde, con tus
hijitos al cerro de Puma-Urco (5), porque estoy resuelto a castigar el orgullo de esta gente. No vuelvas si no cuando veas al arco
iris pintado en el cielo”. Dicho esto, desapareció. Como la mujer era generosa, conto a sus vecinos lo que el anciano misterioso le
había anunciado; pero estos, llenos de incredulidad, la llamaron loca.

Al primer canto del gallo, o sea a la media noche, una música muy hermosa se dejó escuchar en la lejanía, la cual se hiso más clara
al aproximarse al pueblo. Los habitantes, que además son muy curiosos, dejaron sus lechos y salieron a aguaitar. Grande fue la
sorpresa de estos, cuando sobre el cerro de Tranca-Urco vieron una nube blanca que parecía una sábana, y que extendiéndose
por la ciudad la envolvía por completo. Asustados pretendieron hui, pro las aguas se precipitaron, sepultando en sus entrañas a
todos los habitantes. Gran cantidad de bandejas de oro y plata llegaron arrastradas por la corriente; el más grande y hermosa,
venia la madre de la laguna. Por ultimo apareció el anciano, llevando en sus manos un gran plato de manteca, con peces plantas
de totora, carricillos y cortadera, as9i como un huevo de pato. En el mismo instante que arrojo el agua, cayó un rayo y partió al
huevo, y salieron volaron patos y gaviotas. Los peces se multiplicaron y las plantas bordearon la laguna.

Cuando amaneció, la señora y sus hijos vieron con asombro que el pueblo había desaparecido, y que en su lugar estaba una
laguna de aguas azules, y sobre ella se levantaba un deslumbrante arco iris, tal como lo había anunciado el mendigo misterioso.
Ese mismo días los habitante de Chachapoyas notaron con asombro también que la laguna del tapial había desaparecido
totalmente, quedando en cambio una extensa llanura cubierta de verde hierba.

En creencia general de las almas de los que murieron a consecuencia de la inundación, se han convertido en “Sirenas”, las cuales
tienen por costumbre robar criaturas, para llevarlas a vivir en su “Ciudad encantada”, bajo las aguas.

Durante muchos años la laguna de pomacochas fue el terror de los nuevos pobladores, descendientes de la única familia
sobreviviente y de otras que emigraron de los pueblos vecinos de Gualulo y Tíapollo, tale como los Chicana, los Catpo y los
ocmata.

Para calmar la furia del agua y de los seres que ella habitan, pidieron al cura-párroco que bendijera la laguna el buen sacerdote
acepto gustoso y entrando en una balsa derramo agua vendita el los “ojos” de la laguna. En ese momento se levantó una gran
tempestad, y apareció un enorme pez rojo, que mordiendo al cura en el brazo, intento hundirlo. Sus acompañantes lo salvaron,
pero días después murió “Secándose con un palo”.

Después de este acontecimiento nadie se atrevía a navegar en la laguna, hasta que don Vidal Catpo se decidió a desafiar el peligro
y la vadeo en una canoa. Desde entonces se desterró el miedo, y hoy nadie la teme, pues todos los días navegaban en sus aguas
canoas cargadas de cosechas.

LA DESTRUCCION DEL PUEBLO DE TIAPOLLO

Autor: Magno Perea Cabanillas

Hace cerca de tres siglos (1), existió de tras del cerro de chido, al oeste de la ciudad de pomacochas, un pueblo bastante
adelantado, conocido con el nombre de Tíapollo. Todavía se puede ver las ruinas de este pueblo y de sus templos de estilo
colonial.

Allí vivía una viejecita, que no tenía más compañía que un gallo, al cual mimaba como si fuera su propio hijo. Tanto había
envejeciendo el gallo que caminaba apenas, pero no por esto la anciana dejaba de prestarle solícitos ciudadanos. Un día resulto
cacareando, y cuando por la tarde fue a acomodarle la cariñosa dueña, encontró que su favorito había “depositado” un huevo.
Alegrose mucho y, sin contar a nadie lo sucedido, guardo en un viejo baúl el hermoso regalo que su animalito le había hecho ese
día. Tal vez pensaba comerse el huevo al día siguiente, pero quiso el destino que se olvidara. Pasado un tiempo, durante el cual
no había abierto su baúl, escucho un ruido dentro de él. Recién se acordó del famoso huevo, más en su lugar solo encontró una
cascara y una “Serpiente dorada”, a la que le puso el nombre de Basilisco.

Cuando había crecido lo suficiente, la viejecita la saco del baúl y le mando a buscarse la vida, pues ella se sentía sin fuerzas para
mantenerla. Basilisco escogió como vivienda un agujero próximo a la fuente, de donde los habitantes sacaban el agua para el
consumo diario. Siempre que veía una criatura sola delante de la fuente, la atrapaba y la devoraba en un instante. Nadie conocía
la causa de la desaparición de tantas criaturas. ´pasado un tiempo, basilisco, que había crecido muchísimo y ya no cabía en su
escondite, sé hiso presente a los ojos de que iban a la fuente para proveerse de agua, y los devorara sin compasión. Alguien que
logró huir dio aviso a los demás habitantes, quienes aterrorizados abandonaron sus viviendas y emigraron a los pueblos vecinos
de pomacochas y shipashbamba.

Basilisco no tenia ya que comer, por lo que se trasladó al pueblo de Comacosh, a cuyos habitantes también devoro. Durante
mucho tiempo fue el terror de las gentes, y así llego asta Cajamarca, en una de cuyas pampas permaneció asaltando a los viajeros.
A esa pampa la llamaron desde entonces la “Pampa de la Culebra”. Un día e tempestad, mientras acechaba a su presa, un rayo le
partí la cabeza. Así desapareció este terrible monstruo.

Los emigrados de Tíapollo conservaban vivo el recuerdo de su pueblo, mas no intentaron ya regresar. Las casas se desplomaron y
los arboles ocultaron el pueblo.

Un pobre vaquero de Shipashbamba, cuyos bueyes se habían remontado, llego por casualidad junto a las ruinas. Una voz
amigable lo llamo por su nombre. El joven vaquero sintió alegría, porque creía encontrar algún acompañante. Mas al penetrar
entre los muros de un antiguo templo descubrió la presencia de dos estatuas: eran Santo Tomas y San Lucas. Al acercarse más
aun, percibió olor a cera quemada y encontró una campana. Loco de alegría se alejó del lugar y, sin saber cómo, en pocas horas
llego a su pueblo y dio la noticia a sus paisanos. Al siguiente día, muy de mañana salieron con dirección a Pomacochas, a cuyos
pobladores refirieron la extraña nueva, y os invitaron también air. Muchos partieron con dirección al pueblo desaparecido. Al
atardecer, guiados por el viajero, llegaron junto a las ruinas, y percibieron también el olor acera quemada. Entraron no sin un
poco de temor, y encontraron a los Santos, cuyos nombres ya hemos mencionado, así como algunas ceras de laurel (2) recién
apagadas.

Los pomacochanos escogieron como patrón a Santo Tomas pero cuando intentaron levantarlo en hombros, sintieron un gran
peso encima. Los mismos les pasaron a los shipabambinos con San Lucas. Más cuando los primeros hicieron la prueba de levantar
a San Lucas, la carga se hizo liviana. Este hecho les sirvió para interpretar la voluntad d los Santos y, como consecuencia, San
Lucas fue trasladado a pomacochas y Santo Tomas a Shipasbamba, donde se les venera actualmente.

Como ya era muy tarde, los cargadores se quedaron en una laguna del lugar.

En la noche vieron arder en los montes multitud de velitas, que los Santos habían encendido como milagro.

LA LORERA DESAPARECIDA

Autor: Magno Perea Cabanillas

Había una jovencita que se dedicaba a cuidar los maizales, espantando a los loros para que no comieran los choclos. Siempre que
se encontraba sola, se ponía llorar, desesperada de su suerte.
Una mañana se la apareció un joven gallardo, Montado en hermoso caballo ensillado con montura y estribos de oro. La jovencita
se asustó mucho al principio, al oír las palabras dulces del joven recobro su serenidad.

El joven le ofreció hacerla su esposa y colmarle de riquezas, y le pidió que subiera al anca de su caballo, que cerrara los ojos. El
caballo tomo el camino de la laguna, y se internó poco a poco. Cuando la jovencita abrió los ojos, se encontró en un rico palacio,
todo de oro. El padre de la muchacha, extrañado por su ausencia, la fue a buscar en la chacra; pero por más que llamo, no logro
descubrir su paradero. Todos los días iba el padre a inspeccionar los “Tragaderos de la laguna”, pos si hubiera perdido el piso su
hija y se hubiera hundido, más no encontró ninguna huella. Una mañana de primavera del padre madrugo a “mudar el ganado” y
vio a la orilla de la laguna una señorita muy bien vestida con ricas alhajas de oro: la señorita se peinaba en una bandeja también
de oro. Se acercó y descubrió que era su hija. La quiso aprisionar, pero en cuanto noto ella la presencia del padre, se arrojó a la
laguna y desaparecido.

Luego que volvió al pueblo refirió lo ocurrido al cura; este le dijo:” lleva una soga de cerda y lacéala”. Así lo hizo el padre a la
mañana siguiente. En efecto, ahí estaba su hija como el día anterior.

Con mucho cuidado se puso cerca y arrojando la soga de cerda la capturo. La muchacha no tuvo más remedio que seguir al padre.
La presento al cura, quien después de rezar una oración le echo agua vendita. La muchacha seguía loca. Un día que le encerraron
en la iglesia logro huir y no la encontraron ya más; se cree que ha vuelto a su palacio dorado en el fondo de la laguna de
Pomacochas.

LAS BRUJAS

Autor :Magno Perea Cabanillas

En una casa Vivian dos mujeres: madre e hija. Esta era muy alegre y simpática. Una del pueblo de pomacochas se enamoró
locamente de ella y todas las noches la iba a visitar.

Una noche, precisamente del sábado, el joven fue a hacer su acostumbrada visita, pero encontró que la casa estaba sin luz. A la
asomar ala la puerta de la casita escuche que la madre decía a la hija: “tráeme de cualquier parte un corazón humano, q tengo
mucho hambre sino lo traes moriré”.

La hija se puso en apuros y salió a cumplir la orden de la madre. Entro en la cocina y pidió al cuy q le prestara sus ojos; luego saco
los suyos y los envolvió en un algodón; después de colocarse los ojos del cuy se bañó en un mortero (1) y se transformó en una
lechuzas.

Visito todas las casas buscando una persona que estuviera durmiendo bocarriba para sacarle el corazón. Solo el compadre más
querido de la bruja estaba en esa posición. La hija regresó muy triste a contar a su madre. Este le dijo: “trae el corazón del
compadre si no quieres verme morir de hambre”. La hija si lo hiso y después que su madre devoró el corazón se dirigí a la cocina,
devolvió sus ojos al cuy y tomo los suyos. Y cuando lo quiso acomodar no lo consiguió; pues los ojos tamban tostados. El novio de
la muchacha, que había visto y oído todo lo ocurrido, entro a la cocina, cuando la joven fue en busca del compadre, tomo los ojos
de ella y los quemo” revolcándolos en la ceniza caliente. De esta suerte la joven quedo ciega.

Era costumbre establecida en este pueblo que todos concluyeran a misa todos los domingos. Las personas que no hacían eran
multadas y arrestadas. Al día siguiente de los sucesos narrados que era domingo, todo asistieron a misa menos la vieja y su hija. El
alcalde del pueblo mando a llamar y la vieja obedeció obedecer “tan pronto llegara su hija de la chacra”. El novio se dio cuenta y
conto al alcalde lo que había visto la noche anterior. Este mando quemar inmediatamente gran cantidad de leña en la plaza y
luego ordeno que atara tanto a la madre y a la hija, de pies y manos, y los arrojaron a las llamas. Y así lo hicieron y las brujas
fueron quemadas vivas.

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