No hay que confundir a Maximón de Santiago Atitlán que tiene raíces tzutuhiles con San
Simón de San Andrés Itzapa Chimaltenango, quien es un santo popular peregrino surgido
a finales del siglo XIX. Maximón refleja con su tradición, la cosmovisión maya antigua,
representa la fertilidad ancestral prehispánica y simboliza los orígenes mágicos antiguos de
las tradiciones y costumbres guatemaltecas.
Cuenta la historia, que en Santiago Atitlán hace muchísimo tiempo, existieron unos
“atitecos” provenientes del País del Agua, quienes eran capaces de profetizar y adivinar
muchas cosas, pero sobre todo, la llegada de las lluvias.
Estos eran seis hombres que poseían poderes sobrenaturales muy extraños y mantenían
inquietos a todos los pobladores de la región, quienes creían que eran seres malignos
enviados por los españoles para controlar a la población.
Un día, se unieron para realizar cierto ritual sagrado para controlar el agua y vengarse de
quienes habían traicionado a su pueblo y los habían mandado a un exilio forzoso a la tierra
de Atitlán. Estos verdugos de los seis hombres eran los colonizadores españoles.
Estando a orillas del lago de Atitlán, realizaron su magia y la recién fundada ciudad de
Guatemala asentada en el valle de Almolonga, fue reducida a escombros por una enorme
torrentada de agua que estos señores enviaron para cobrar venganza.Desde entonces la
paz se respiró nuevamente en la región sololateca de Atitlán, pues los seis señores
demostraron que su intención era proteger sus tierras.
La Leyenda del Árbol del Amor.
Oralia, la hermosa jovencita de leyenda que dió origen al nombre con que popularmente se conoce
al árbol, vivía en una de las señoriales casas que daban marco colonial al jardín. Con su cantarina
risa, contagiaba la alegría de vivir a todo el que la rodeaba.
Juan , era un humilde pero risueño y noble barretero, que soñaba encontrar la brillante veta de
plata para ofrecérsela a Oralia, a quien amaba en silencio, era así, pues sentía que siendo tan pobre,
no era digno de casarse con ella.
Por las tardes, al salir de la mina, Juan recitaba sus improvisados versos de amor, caminando más
de prisa con la dulce ilusión de contemplar a Oralia regar las plantas del jardín y en especial el árbol
que cuidaban con esmero.
Oralia comenzaba a sentir un entrañable cariño, más allá de la amistad, por Juan.
Pero sin saberlo Juan apareció un rival, que con palabrería y buenos modos, conquistaba poco a
poco el corazón de Oralia, quien se sentía turbada ante estos dos sentimientos.
El que empezaba a sentir por Pierre, aquel francés que la colmaba de atenciones. Y Juan.
El francés, la visitaba con la secreta esperanza de impresionar a Oralia, de quien se había
enamorado.
Con el permiso de los padres, solían sentarse bajo la sombra del árbol que Oralia regaba y cuidaba;
entonces la joven dejaba volar su imaginación al escuchar a Pierre contar como era su tierra.
Juan sufría en silencio al contemplarlos juntos, sintiendo que la clase social los separaba, y que era
mejor que estuviera con Pierre.
Al paso del tiempo la simpatía que el humilde enamorado le mostraba a Oralia hacía que ella lo
esperara con impaciencia cada tarde para que le ayudara a regar su árbol. El árbol sabiendo de esa
complicidad , confundía el susurro de sus hojas con el rumor de las risas de los jóvenes, e inclinaba
su follaje intentando protegerlos de miradas indiscretas.
Leyenda del Espíritu del Ahorcado en Quetzaltenango
Conoce la leyenda el Espíritu del Ahorcado, es reconocida en el departamento de Quetzaltenango,
donde un hombre se enamoró del espíritu de una mujer.
El Choco Café Bar o Casa de los Espíritus, en Quetzaltenango, esconde uno de los misterios
paranormales más extraños de Guatemala. Te contamos la leyenda de un romance trágico que tuvo
lugar en este edificio.
Leyenda
Esta casa fue construida hace más de 100 años por un ingeniero alemán que trabajaba en
el Ferrocarril de los Altos. El dueño utilizó el espacio para construir una torreta para el control del
movimiento ferroviario.
Se sabe que vino al país en compañía de sus familiares. Quienes, a causa de las epidemias,
fallecieron y el señor alemán los dejó enterrados en el jardín de la casa.
(Foto: tranviadelosaltos.com)
Al finalizar el funcionamiento del ferrocarril, vendieron el inmueble a la familia de don Marcelo
Ixquiac. Años después lo heredaron fraccionando las 16 cuerdas, cuando lo compró una señora de
apellido Salazar, en los años 60 aproximadamente.
La nueva dueña decidió llevar a su hijo soltero llamado José Luis Salazar a vivir con ella. A él le
gustaba beber y fumar y la torreta se convirtió en su habitación.
Una noche, viendo por la ventana y fumando un cigarro, el joven se percató que había
una mujer muy hermosa en el patio. Pero al bajar a investigar, no encontró a nadie en el lugar
Al pasar del tiempo, vio durante varias veces a la mujer y se enamoró de ella. Al darse cuenta que
se trataba de unfantasma, el joven decidió quitarse la vida y se ahorcó en una de las vigas de la
torreta.
Se dice que desde entonces su espíritu se encuentra habitando la casa.
Sucesos en la casa espantada
El árbol de Amate
Mi madre siempre me cuenta de los mitos y leyendas de Guatemala. La leyenda del
árbol de Amate no fue una excepción. Según me contó, las noches de cada viernes
en este árbol se aparecía el diablo, dejando siempre un olor a azufre...
Mi madre siempre me cuenta de los mitos y leyendas de Guatemala. La leyenda del
árbol de Amate no fue una excepción. Según me contó, las noches de cada viernes
en este árbol se aparecía el diablo, dejando siempre un olor a azufre. Las personas
que sabían de dicho acontecimiento se acercaban al árbol para invocarlo y hacerle
alguna petición o una brujería. Tal fue el caso de un joven ambicioso que siempre
quería tener más de lo que podía.
Un día alguien le dijo a este joven que fuera al árbol de amate, que allí se aparecía
el diablo y que le concedería todo lo que él le pidiera. Sin dudar, un sábado por la
noche el joven se decidió ir al Amate e invocar al diablo llamándolo tres veces, el
chamuco se le apareció y le preguntó qué quería, a lo que el joven respondió: dinero
y mujeres. El chamuco le dijo que le daría todo lo que deseaba con la única
condición de que fuera a visitarlo todos los viernes a las 9 de la noche. El joven
aceptó y desde entonces empezó a tener mucho dinero y las mujeres lo buscaban.
Todos están muy contentos con esta oportunidad. Todos, excepto Alberto, el hijo
mayor, ya que tendrá que dejar a su novia y amigos en Xela.
Los niños corretean por toda la casa, y ya han escogido los que serán sus cuartos
en el segundo piso, mientras que los esposos Muñoz inspeccionan la cocina, el
comedor y la sala antes de subir al cuarto principal para ver el que será su nuevo
nidito de amor.
La casa está amueblada, pero no ha sido habitada en varios años, por lo que unas
polvorientas mantas blancas cubren los muebles, cuadros y línea blanca. Tras el
recorrido inicial y dejar sus maletas en los que serán sus cuartos, la familia se reúne
en la sala familiar y decide dar inicio al siguiente paso: descubrir y desempolvar todo
el amueblado.
Inician pues por quitar las mantas de la sala familiar. Aparece un hermoso y cómodo
sofá de 3 piezas, una bella mesita de centro, unas convenientes mesas auxiliares,
un mueble con una vieja TV, un cuadro de un hermoso paisaje de Antigua, otro
cuadro extraño en el que se aprecia un circo, y un espeluznante cuadro de un
payaso.
A finales del Siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, la capital guatemalteca se
expande y crece más allá de los barrancos que la rodeaban y habían mantenido hasta cierto
punto contenida en lo que hoy son las zonas céntricas de la ciudad. Este crecimiento trae
consigo horripilantes sucesos y surge así la leyenda de la Siguamonta…
Muchos confunden a la Siguamonta con la Siguanaba, primero por el obvio parecido en los
nombres, y también porque ambos nefastos personajes suelen atraer a sus víctimas a sus
muertes, aunque se valen para ello de estrategias muy distintas, dirigidas contra una presa
en especial: mientras la Siguanaba atrae a los hombres mujeriegos, la Siguamonta hace lo
propio con los niños curiosos y desobedientes.
Y es que a principios del siglo pasado, la ciudad no era para nada ruidosa –al menos no
comparada con el ensordecedor bullicio de estos días- y la rodeaban verdes barrancos
repletos de vegetación y animales. A falta de suficientes puentes y caminos, los habitantes
solían atravesar los barrancos para acortar las distancias entre una y otra zona. Es durante
estos cortos trayectos entre los matorrales que empezaron a suceder cosas horribles, pues
varias personas ya no volvían a casa, solo para ser encontrados muertas algunas horas o
incluso días después. Muchas de las víctimas eran niños que presentaban múltiples
heridas, pero no era claro si esos golpes habrían sido propiciados por algún adulto o por el
contrario los habrían sufrido al caer por el barranco.
La teoría más aceptada era que en los barrancos de la ciudad se escondían peligrosos y
desalmados bandoleros que aprovechaban para asaltar y despojar de sus pertenencias a
quienes se aventuraban a ingresar en sus profundidades con la esperanza de ganar
algunas horas en su recorrido.
La mayoría de padres de familia prohibiría a los niños acercarse a los barrancos, pero su
naturaleza rebelde y curiosa los obligaba en muchos casos a desobedecer, formando
pequeños grupos para sentirse más seguros al momento de ingresar al barranco a
investigar. En una ocasión, uno de estos grupos formado por 5 niños entre los 8 y 13 años
de edad, bajó por el barranco del barrio Gerona que separa las zonas 1 y 5 de la capital
para realizar su habitual recorrido de 2 horas. Eran aproximadamente las 4 de la tarde y los
niños ya casi terminaban su recorrido, cuando escucharon el peculiar silbido de un pajarito:
.
LA LLORONA
Una de las leyendas más populares de Guatemala es la leyenda de la Llorona. Se le
describe como una mujer que perdió a sus hijos. Luego se convirtió en alma en
pena que los busca en vano para toda la eternidad, aterrorizando con su llanto a
todo el que la escucha.
Según el mito, la Llorona se aparece vestida de blanco y con el rostro cubierto por
un velo. Camina de forma lenta hasta acercarse a un lugar con agua, en el cual
desaparece.
En una de las versiones de la leyenda, se afirma que el nombre de dicha mujer era
María. Ella pertenecía a la alta sociedad y estaba casada con un hombre adinerado
y bastante mayor que ella. Además, erra costumbre de esta mujer despilfarrar las
riquezas de su esposo y divertirse frecuentemente en fiestas y eventos sociales.
Durante sus años de matrimonio, la pareja tuvo dos hijos.
Inesperadamente, el esposo de María falleció y la riqueza se fue terminando. Luego
de vender sus pertenencias, la mujer no halló forma de seguir alimentando a sus
hijos. Por lo que un día les hizo creer que los llevaría de paseo.
Al llegar al lugar que tenía planeado, arrojó a los menores a un caudaloso río en el
que murieron. La mujer abandonó el lugar, pero el remordimiento la hizo regresar y
tirarse también al río.
Continúa la leyenda afirmando a partir de la medianoche, su alma deambula por las
calles de Guatemala llorando y gritando ¡Aaaay mis hijos! Existen quienes afirman
haberla visto cerca de cualquier lugar en donde haya agua.
EL CURA SIN CABEZA
Esta leyenda se originó en las ruinas de los templos abandonados como en la Antigua
Guatemala, Santa Inés Petapa, San Miguel Petapa, Santiago Cotzumalguapa y Santiago
Zambo. Se dice que aparece en las noches con la luz de la luna, "un cura que, rodeado de
incienso, celebra misa", pero cuando está lo suficientemente cerca se puede distinguir que
no tiene cabeza.
El "cura sin cabeza" es también conocido como el Sacerdote, Fraile o Padre sin cabeza, es
un fantasma que deambula por las noches, sin embargo luce como un sacerdote católico
vestido con sotana pero con la cualidad de no tener cabeza. También se ha escuchado que
aparece en el interior de recintos religiosos celebrando misa o bien en sitios donde se
guardan tesoros.
En Guatemala se ha visto a un fraile que al caminar no pisa el suelo, regularmente en
iglesias más antiguas como La Merced, Catedral, Santo Domingo y San Francisco. Se
asegura que al verlo fijamente se vuelve transparente y se distingue sin cabeza. Hay
quienes aseguran que al llamar su atención o intentar entrar en contacto con él, este deja
una sensación de malestar, náusea, miedo, escalofríos y deja una extraña impresión de
tener las piernas hinchadas.
Los arrieros eran quienes desafortunadamente se encontraban al fraile con más frecuencia,
lo describían como un hombre de estatura alta de sotana negra y estola blanca. Al
encontrarse con el espanto a diez metros de distancia, este desaparecía provocando que
el arriero sintiese un frío helado con el objetivo de paralizarle. Después de unos pasos más,
el cura había pasado a través de las mulas junto al arriero y continuaba su camino.
Sin embargo hay varias versiones sobre esta leyenda, pues otros aseguran que el cura
llevaba la cabeza debajo del brazo envuelta en hojas sanguinolentas y amarradas con
bejucos que recogía en el bosque.
EL CARRETON DE LA MUERTE
Según los mitos de Guatemala, la leyenda del carruaje de la muerte habla sobre le vehículo que es
llevado por caballos negros con ojos de fuego y que se escucha por las calles y barrios del país
luego de la hora de las ánimas. El propósito del paso de este carruaje es ir en busca de las almas
de los moribundos. Pero todo aquel que ve el carruaje corre también el riesgo de ser llevado.
Después de un largo y arduo día de trabajo en el campo, Mario se dirigía a su casa en la ciudad. Ya
casi anochecía y caminaba de prisa. Poco antes de llegar a su casa escuchó el sonido de un carruaje
muy cerca, lo que era muy normal en aquella época. Pero este sonido era diferente, sintió mucho
temor. Corrió y decidió esconderse en el parque, detrás de los árboles.
Sin darse cuenta, Mario pasó la noche en el parque. De repente, despertó por el frío que sintió y
recordó lo ocurrido la noche anterior. En ese momento pensó que temerle a un carruaje había sido
algo absurdo. Se levantó y fue a su casa.
Los días pasaron y Mario no podía olvidar lo ocurrido, así que decidió contárselo a un amigo. Al
escucharlo el amigo también le compartió lo que contaba la gente al respecto. Dicen que por las
noches se escuchaba a un carruaje ir a toda velocidad y que iba recogiendo a la gente que moría,
era conocido como El Carruaje de la Muerte.
Mario no se quedó tranquilo y junto con su amigo decidieron esperar esa noche y así confirmar si los
rumores eran ciertos. Se encontraban en parque bajo la noche fría y solitaria cuando comenzaron a
escuchar el sonido de un carruaje. Poco a poco pudieron verlo, cada vez más cerca. En efecto, se
trataba de un carruaje negro, tirado por caballos negros y con un conductor vestido completamente
de negro también.
Cuando por fin el carruaje estaba frente a ellos, el conductor los observó fijamente y ambos hombres
se desmayaron. A la mañana siguiente, despertaron de frío. Desde entonces, tanto Mario como su
amigo se esconden donde pueden cada vez que escuchan el sonido de un carruaje, sobre todo por
las noches.
LEYENDA DEL XOCOMIL
Cada mañana, la hija del cacique de la región se bañaba en los ríos dirigidos hacia los
imponentes volcanes. Su nombre era Citlatzin, que significa Estrellita.
Citlatzin era hermosa y cantaba con una dulzura incomparable. Es por esto que los ríos se
enamoraron de ella. Cada día esperaban el baño de la doncella con anhelo. Los tres ríos
se consideraban a sí mismos como amantes de Citlatzin, pero sabían bien que ella era la
prometida del hijo de otro cacique.
Una mañana después de su baño cotidiano, Citlatzin se encontró con Tzilmiztli, un plebeyo.
En esa región no era permitido que la nobleza tuviera relación o contacto alguno con los
plebeyos. Sin embargo, eso no impidió que se enamoraran.
Romance de Citlatzin y Tzilmiztli
Citlatzin se apresuraba a bañarse en los ríos para encontrarse con Tzilmiztli y su habitual
canto fue desapareciendo. Los ríos no comprendían el cambio de la doncella y decidieron
preguntarle al viento qué era lo que sucedía en realidad. Este les contó a los ríos lo que
pasaba entre Citlatzin y Tzilmiztli.
Los ríos se cegaron por los celos y pidieron al viento que cuando los jóvenes enamorados
acudieran a los ríos, empujara a Tzilmiztli para que se ahogara en las aguas
enfurecidas mezcladas con el viento.
Cuando Citlatzin notó lo que estaba sucediendo, decidió que no podía vivir sin Tzilmiztli.
Así que voluntariamente entró a las aguas y, en medio de la furia, tomó la mano de Tzilmiztli
para luego hundirse con él hasta las profundidades.
Los ríos, al ver que Citlatzin había decidido acabar su vida junto a Tzilmiztli, se enfurecieron
aún más hasta formar un choque de corrientes que cubrió casi toda la región. Según la
leyenda, fue así como se formó el lago de Atitlán. Las aguas nunca olvidaron la traición
de su amada y junto con el viento todavía protestan su pecado.