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Una historia en clave empresaria

Las empresas han llegado a desarrollar un lenguaje paralelo. La jerga, a veces, es


difícil de reconocer, a menos que encontremos, como el caso que sigue, una
historia
simple de amor, contada en clave empresaria.
“Yo estaba harto de tantas relaciones globalizadas hasta que un día, Verónica,
empezó a trabajar en mi sección. Cuando me la presentaron, entendí
inmediatamente, que tenía claras ventajas competitivas respecto de mis
experiencias
anteriores. Entonces, definí mi target y establecí una estrategia de penetración en
el
mercado. Las condiciones eran favorables y nuestras competencias tenían mucho
en
común. Ambos éramos jóvenes profesionales, exitosos e innovadores. A ellas le
gustaban mis fortalezas, a mí sus debilidades.
Cuando confirmé que ella era un nicho importante en mi vida, se lo dije y Verónica
me sugirió hacer un seguimiento de la relación para verificar si realmente
coincidíamos en los objetivos. Yo insistí en que realmente hiciéramos el esfuerzo
de
alienarlos en la misma dirección y ella propuso elaborar una planificación
estratégica.
Como corríamos el riesgo de plantear modalidades de operación divergentes,
acordamos en que cada uno, hiciera una presentación.
Para la reunión, yo había diseñado mis charts con colores intensos, apasionados.
Siguiendo un estricto orden alfabético me tocó exponer en primer lugar. Al
promediar
mi presentación, pude observar una fugaz dilatación de sus pupilas. Este detalle
aumentó mis energías hasta el punto que, al exhibir mis dos últimos diagramas de
flujos – un rotundo encadenamiento de corazones- vi que derramaba una lágrima
y
guardaba sus papeles.
Nos abrazamos, nos besamos e hicimos promesas de trabajo en equipo, calidad
total y mejoramiento continuo. La empresa sería un éxito. Trabajaríamos duro
sobre
nuestro modesto microemprendimiento y creceríamos hasta llegar a ser una
verdadera organización que aprende. Estabamos preparados para el cambio y
dispuestos a reinventar nuestras vidas. Era nuestro desafío.
Luego de ocho años, por desgracia, aquel entusiasmo se fue amortizando.
Nuestras
relaciones se burocratizaron y ninguno de los dos agregaba valor. Ni el aumento
de
la nómina (Esteban de 4 años y Mariela de 2 ) ni los nuevos activos adquiridos
lograban mejorar los resultados. Intentamos, varias veces, profundas reingenierias
que tampoco tuvieron efecto. Finalmente, decidimos romper nuestra sociedad y
encarar una relación cliente-proveedor menos conflictiva. Ahora yo paso a buscar
a
los chicos tres veces por semana y el primer viernes de cada mes quedó
establecido
como día de pago”.

Consignas

1. Explique de que trata el texto


2. Buscar la biografia del autor
3. ¿Cual es la idea principal del texto?
4. Buscar en el diccionario terminos desconocidos
5. Marcar cada párrafo
6. Realizar las notas marginales que correspondan
7.Detallar cuáles son, dentro de este cuento, términos especificos del área
contable

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