Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Creación de valor
La creación de valor es un flujo o un proceso; nunca es un stock determinado ni una dotación de
recursos naturales ni un compendio de recursos heredados. Hay creación de valor cuando un
proceso combina elementos y recursos, y los mismos logran un resultado tangible (una bicicleta
eléctrica, por ejemplo) o intangible (una nueva metodología para formar personas para los nuevos
trabajos basados en aplicación de tecnologías, por ejemplo) que resuelve necesidades reales y no
en ámbito de las especulaciones y análisis abstractos.
Siguiendo a Mariana Mazzucato, podemos profundizar y decir que la creación de valor económico
incluye:
Qué se hace con las ganancias que genera la producción y la venta (reinversión).
En la historia económica son varios los determinantes que se han ido señalando sobre los precios
que terminan reflejando el valor de los bienes y servicios en los mercados. Desde la cuantificación
de sus costes, pasando por el valor del trabajo aplicado a producir (sueldos), las preferencias del
consumidor (precios subjetivos), la escasez, las estructuras de los mercados y la competencia, etc.
Podemos resaltar, en este tema, que existe un campo de alta propensión a la innovación e
interpretación de los mercados: el arte y la ciencia de poner precios es una excelente habilidad
para capturar el valor real de las cosas y hacer funcionar la dinámica la inversión y creación
capitalista.
Qué producir.
Cómo producir.
Con mayor o menor regulación o intervención del Estado, los mercados siempre invitan a los
agentes económicos a participar con sus decisiones y estrategias con efecto de resolver estas tres
cuestiones mencionadas, con la natural inclinación de maximizar sus propios beneficios.
La Matriz BCG propuso que la calidad y potencial de un negocio específico (producto, servicio,
unidad de negocios) está dada por la posición o cuota relativa en ese mercado en el que una
empresa logra tener y por el nivel de crecimiento que muestra el mismo. Como se muestra en el
gráfico a continuación, hace más de 4 décadas, que sigue siendo una buena aproximación al
análisis de negocios basados en el mercado, se puede clasificarlos en:
VACAS LECHERAS: Cuando una empresa tiene productos o servicios que se llevan una alta
participación en un mercado determinado a pesar de que el mismo no crece a buen ritmo o está
relativamente estancado.
ESTRELLAS: Negocios que reúnen el cruce ideal, una alta cuota de mercado en pleno proceso de
crecimiento del mismo.
PERRO: Cuando se conjuga baja tasa de participación en mercados que no crecen. Son negocios
cuya supervivencia está amenazada o bien responde a criterios estratégicos por parte de una
empresa.
Ray Dalio ha expresado que el capitalismo se ha mostrado muy eficiente para agrandar el pastel,
pero no para repartirlo. Esto quiere decir que el capitalismo es el mejor sistema para fomentar la
creación de riqueza, pero tiene limitaciones a la hora de generar distribución y equidad entre las
personas. Como dice Muhammad Yunus: el dinero termina fluyendo hacia quien más lo tiene y no
a quien más lo necesita y premiando más a los capturadores de rentas que a los creadores de
riquezas. Generar correctivos en este proceso sin afectar el espíritu de inversión y meritocracia
que supone el capitalismo, es el gran desafío del momento y el centro de un verdadero
movimiento global de transformación y mejora del capitalismo en plena vigencia actualmente.
La dinámica de la destrucción creativa
En una economía de mercado, según Schumpeter, es natural que algunas empresas o negocios
ingresen en zona de quiebra al no poder responder de forma eficiente a los cambios en las
demandas y los mercados. Justamente, en esas asimetrías de mercado es en las que aparecen las
oportunidades para el diseño de nuevas soluciones, productos y servicios. Hay en el análisis del
autor un trasfondo vinculado a los ciclos económicos de las economías de mercado: en los
momentos de expansión y alto consumo, las empresas existentes suelen atravesar procesos de
distensión que se traducen habitualmente en menores eficiencias de producción y distribución. En
otros términos, las empresas suelen engordar sus operaciones, gastar de más y reducir la tensión
que supone la productividad y los resultados. Cuando el ciclo cambia y llegan los eventos de
recesión, muchas empresas no pueden acomodar sus operaciones, se endeudan, pierden la
conexión con el mercado y cierran. Siempre aparecen nuevos emprendimientos y negocios que
interpretan con energía y eficacia las demandas del mercado y pueden iniciar el ciclo virtuoso de
satisfacerlas. Así funciona la destrucción creativa schumpeteriana.
Para Schumpeter eran cinco los factores que podrían desencadenar la destrucción creativa:
Clayton Christensen: Para este autor, las empresas establecidas, más allá de los ciclos de la
economía, siempre tienen una dificultad mayor para emprender las innovaciones que el mercado
demanda frente a la capacidad audaz y disruptiva de las compañías más pequeñas y de reciente
creación. Cuando estas compañías, habitualmente conocidas como startups, logran, a partir de su
agilidad, producir disrupciones en un mercado (cambios radicales), sucede el dilema del
innovador: la empresa establecida que se ve amenazada de repente se plantea si lo conveniente
es resistir, proteger y reforzar sus productos y servicios o lanzarse a construir lo nuevo y riesgoso
con todas sus energías y recursos.
Apple es uno de los mejores ejemplos del fenómeno de la destrucción creativa y del dilema del
innovador. Del primer concepto, Apple es el mejor ejemplo debido a su capacidad en las primeras
etapas de su vida, allá por fines de los años 70 y principios de los 80, para imaginar el futuro de la
tecnología para uso individual y diseñar productos absolutamente novedosos al respecto. Y de la
resolución, hasta ahora siempre positiva, del dilema del innovador es ejemplo pues, siendo una
compañía enorme con miles de empleados, sigue asumiendo el riesgo y el costo de crear nuevas
categorías de productos antes que priorizar lo logrado y dejar el campo de la innovación más
disruptiva a los nuevos competidores. siguiendo a Gary Hamel, podemos identificar un conjunto
de factores que le han permitido a Apple convertirse en un modelo de compañía que actúa con
éxito en las redes de destrucción creativa y dilemas del innovador:
Redefinir las bases para la competencia, a partir de su fortaleza en el diseño y experiencia de
usuario, les ha sacado enormes ventajas a sus competidores.
Fusionar hardware y software. A través de una interacción virtuosa entre ambos, Apple logró
niveles de excelencia que eran impensables anteriormente en esta fusión.
Atrapar a los clientes con encanto. Construir deliciosas experiencias para capturar y retener a los
clientes ha sido siempre una destreza especial de esta compañía.
Construir una gigante red de desarrolladores externos. La competencia no es entre aparatos sino
entre ecosistemas de tecnología, por ello Apple ha cultivado una creciente red de programadores
que hacen aplicaciones fantásticas para el sistema operativo de Apple.
Expandir las principales habilidades de la empresa hacia nuevos mercados. Esto permitió, por
ejemplo, ingresar al mundo de los dispositivos móviles con tanto éxito, o al de la música u otros.
Una buena manera de reflejar con claridad lo que se conoce como un evento emprendedor es el
modelo del Profesor de Babson, Jeffrey Timmons. Según este modelo, el emprendedor es alguien
que logra resolver con éxito tres grandes cuestiones que, combinadas, conforman un nuevo
emprendimiento:
LA OPORTUNIDAD: Tiene que existir una necesidad asociada a un mercado determinado. Hay
oportunidad cuando se logra visualizar un colectivo de personas u organizaciones que necesitan
resolver un problema o necesidad.
RECURSOS: Se trata de los elementos que se deben reunir para poner en marcha un
emprendimiento. Siempre son variados y en calidades y cantidades diferentes según cada
proyecto, pero en general hablamos de dinero para inversión inicial (capital), tecnologías, oficinas
e instalaciones, tiempo para ejecutar y probar, contactos y vinculaciones, datos y conocimiento,
etc. Los recursos son siempre escasos y ponen a prueba una de las habilidades que suelen tener
los emprendedores: reunirlos en cantidades ajustadas para arrancar sin desangrarse en el intento.
EQUIPO: Por más brillante que sea el emprendedor, un emprendimiento no puede ejecutarse solo.
El equipo, aún en la versión reducida que suele haber al comienzo de todo proyecto, es
determinante.
La puesta en marcha de un emprendimiento suele darse en etapas, a través de lo que se conoce
como ‘proceso emprendedor’. Si bien hay mucha diversidad en este campo, en general podemos
decir que todo proceso emprendedor tiene:
DESARROLLO INICIAL: Producidas las primeras versiones del producto o servicio, se deben definir
las mejoras y cambios y se comienza a gestionar un negocio que va camino a convertirse en una
empresa formalmente constituida.
1. Los emprendedores están en todas partes: Siempre que se está creando un producto o servicio
nuevo en condiciones de incertidumbre, ya sea de cero o dentro de una empresa existente,
estamos en presencia de actividad emprendedora.
2. El espíritu emprendedor es management: Como hay equipo, siempre debe haber una
organización, aunque pequeña parte al inicio se vea involucrada en el proceso emprendedor. Esa
organización requiere un tipo de gestión distinta al que aplican las organizaciones que ya nacieron.
3. El aprendizaje validado: Las nuevas empresas existen para crear negocios lo más sostenibles en
el tiempo que se pueda. Por eso, es vital que los emprendedores puedan ser rigurosos en validar
las hipótesis que están al inicio de sus ideas y en base a las respuestas tempranas del mercado,
construir conocimiento validado.
Finalmente, creemos apropiado cerrar este apartado con un concepto de altísimo impacto en este
segmento de nuevas empresas o startups. Se trata del concepto de Producto Mínimo Viable
(MPV), a partir del cual el proceso de validación y encaje con el mercado puede suceder de la
manera ágil y económica que supone el Lean Startup. Se trata de “aquella versión del producto
que permite dar una vuelta entera al circuito de crear, medir y aprender con un mínimo de
esfuerzo y el mínimo tiempo de desarrollo”. Un MPV puede ser cualquier mecanismo temprano
que refleje las características del producto o servicio imaginado de manera fidedigna, aunque
precaria aún, con el menor costo posible reúne las condiciones para ser un MPV y habilitar el
circuito de aprendizaje que requiere una startup. De la mano de este concepto tenemos al
“pivote”, que simboliza el cambio que se decide hacer cuando se advierte que el producto o
servicio, ya probado a través de un MPV, no se adapta bien a las necesidades del consumidor
según el aprendizaje validado en el mercado por el equipo emprendedor.
Si bien esta economía del Long Tail simboliza en gran medida la proliferación de productos y
servicios digitales puros, es decir, en bits y no en átomos (Spotify, Netflix, Amazon, Salesforce,
Dropbox, Slack, etc) no tiene aplicación exclusiva para ellos. En empresas con productos o servicios
que aún siguen siendo físicos, basados en átomos, la digitalización en red ha favorecido una fuerte
reducción de costes y ha expandido las posibilidades de promoción y distribución de manera tal
que también gozan de la llegada rentable a nichos del mercado dispersos por el mundo (Apple,
Samsung, LG, Beats, Nike, L’Oreal, etc.).
Tres son las fuerzas que, según Anderson, se conjugan para generar esta baja de costes que
habilitan la captura de nichos de mercado en condiciones rentables:
Democratización de la distribución: en aquellos años que Anderson concibió su teoría del Long
Tail, básicamente la mejora en la distribución, que en marketing se conoce como la P de Plaza o
bien como canales, venía dado por el poder de la WEB para exhibir y vender sin límites todo tipo
de bienes. Pero ahora, pasados ya algunos años, podemos hablar de la Omnicanalidad (redes
sociales, e-commerce, apps, e-mailing, WhatsApp, etc), que representa un arsenal de opciones y
formatos por las cuales una empresa puede crear audiencia y generar prospectos y clientes para
sus productos en el mundo.
Nueva conexión entre ofertas y demandas: los consumidores disponen, en esta economía digital,
de grandes posibilidades para reducir costos y tiempos para buscar y elegir los productos o
servicios que mejor se ajusten a sus necesidades.
Los costos decrecientes impulsan la innovación en muchas empresas para desarrollar estrategias
de valor para nuevos espacios de consumo (océanos azules) y para ampliar la capacidad de
consumo de la base de la pirámide social, pero siempre cobrando precios que permiten sostener
el ciclo económico de producción y empleo. Aquí ingresan el enorme repertorio de la economía
digital de transacciones y abonos de bajo costo, sencillas de realizar a través de tarjetas de crédito
u otros mecanismos de pago y con gran poder en manos del consumidor (tanto para suscribir
como para cancelar).
Dos grandes problemas se abren bajo este paradigma de los datos. En primer lugar, la cuestión de
la privacidad: el mundo discute hoy cuál es el límite que la capacidad de generar y capturar datos
puede y debe tener para no eliminar la privacidad de las personas. Claro está que son los usuarios
quienes dan aceptación a múltiples plataformas o aplicaciones y que, al usarlas intensivamente,
mucha información que consideramos privada pasa a estar visible para quienes gestionan esas
herramientas. De cualquier modo, no es menos cierto que existen abusos y que nuestros permisos
nunca son tan conscientes ni explícitos como para considerarlos una cesión absoluta de nuestra
información privada.
Lo más preocupante tiene que ver con una derivación de la extrema capacidad de manejar datos
de millones de personas por parte de algunas grandes empresas propias de la economía digital y
que llegan a socavar las bases mismas de la economía del Long Tail (democratización y diversidad).
El símbolo de esta problemática está reflejado en las siglas GAFA, que hacen alusión a las cuatro
grandes corporaciones que lideran la avanzada era de la digitalización, que son Google, Amazon,
Facebook y Apple. Si bien muchas otras compañías despliegan exitosos desempeños en la
economía digital (Microsoft, Tesla, Alibaba, Uber, etc.), es la masividad sin límites de estas
compañías, cada vez más diversificadas en negocios y con mayor cantidad de empresas menores
adquiridas, la que dispara una alerta rotunda sobre la concentración de poder que se está
generando en muy pocas manos corporativas.
Pero además de esta súper instancia de poder global que son las GAFA, el modelo de negocios de
plataforma que las mismas operan en mayor o menor medida es el que simboliza el riesgo del
poder ilimitado de las nuevas compañías nativas de la economía digital. Se conoce como el riesgo
del ganador que se lleva todo un mercado y se expande en compañías de distintos rubros
actualmente. Un negocio de plataformas es básicamente un modelo que permite bajar al mínimo
posible la fricción entre oferta y demanda, y lograr tener cantidades crecientes de usuarios y
clientes registrados y monitoreados para que a partir de allí poder promover y distribuir sus
productos y servicios con mucha mayor eficiencia.
En las empresas basadas en plataforma opera el llamado “efecto red”: al tener mucho
conocimiento de los usuarios de forma barata pueden ofrecer propuestas de valor que generan
mucha atracción de usuarios y esa constante expansión de usuarios se traduce en incrementos
constantes de la oferta.
A. No se trata de aplicar una técnica específica o una tecnología puntual a alguno de los procesos
de la empresa, como por ejemplo podría ser subirse a la tendencia del marketing digital y el
comercio electrónico. Claro que estas acciones pueden ser componentes relevantes de una
estrategia digital, pero en sí mismas no alcanzan para responder a la transformación digital de la
forma amplia que estamos considerando. Si bien se trata de algo que muchas empresas hacen hoy
ante las urgencias de actuar y evidentemente pueden generar algunos resultados, esto significa
“tomar la parte por el todo”, es decir, parcializar un tema que requiere un enfoque mucho más
integral.
B. No existe una botonera o receta de éxito asegurado. Si bien hay creciente cantidad de actores y
consultoras que se dedican a proponer metodologías y ayudar a las empresas a encarar sus
procesos de transformación digital, la evidencia indica que no se trata solo de seguir pasos lineales
y aplicarlos con disciplina para llegar a esta adaptación completa de una empresa a la economía
digital.
C. No se trata de una moda ni de un enfoque opcional y siempre tiene la mirada puesta en los
resultados. La transformación digital no es una etiqueta new age, no se trata de una opción como
lo son el tipo de productos o servicios que se deciden hacer o los mercados a los que se decide
apuntar. Es una necesidad para operar en un mundo en el que las personas y las tecnologías
trabajan más juntas que nunca, basadas en el poder de los datos y los imperativos de ser ágiles
para entender y responder a los influjos del mercado.
Habilitadores tecnológicos:
A- Datos e inteligencia artificial: Los datos son la sangre de las empresas biónicas, por eso deben
desarrollar la capacidad óptima de recopilarlos y administrarlos.
Habilitadores humanos:
C- Talento digital: Todo indica que las tecnologías harán las tareas más repetitivas de las
empresas. Por ello, los humanos necesitaremos cada vez más desarrollar capacidades personales,
interpersonales y digitales para operar en sistemas basados en tecnologías. Desarrollar ese talento
expandido es vital para la transformación digital.
Es el trabajo profundo y sostenido en estos cuatro habilitadores lo que, según el enfoque de BCG,
permite a una organización lograr avances en transformación digital y específicamente lograr los
siguientes resultados concretos:
Nuevas propuestas de valor y modelos de negocios: llevar una organización al estándar digital
permite mejorar las ofertas y diseñar nuevos modelos de entregar y cobrar el valor producido.
Pensemos en Ikea, entendiendo a partir de su estrategia de datos, la necesidad de ingresar al
negocio del alquiler de muebles para familias y no solo sostener la venta tradicional. Y tantos otros
ejemplos sobre esta capacidad de abrir nuevas perspectivas de negocios.
Tres grandes problemas están asociados a esta lógica del crecimiento llevada al extremo:
Las inequidades de resultados: Claro está que es lícito que una empresa o persona que haga las
cosas bien y tenga éxito en el mercado merece retribuciones y rentas. Pero la evidencia indica que
las carreras por el crecimiento suelen convertirse en despiadadas y dejar muchos actores
rezagados que, por distintas razones y no siempre por ineficiencia u holgazanería, no logran los
beneficios de la expansión.
Los costos humanos y ambientales de tensar la maquinaria del crecimiento de tal manera: Los
indicadores del daño que hemos causado al ambiente se acumulan y generan pánico a pesar de la
acción colectiva organizada especialmente a partir del Acuerdo de París del año 2015. Gran parte
de la comunidad científica advierte que podemos haber atravesado el punto del no retorno, es
decir, un límite en el cual la Madre Naturaleza y sus reacciones pueden tornarse imprevisibles. No
existen dudas acerca de que el gran acelerador de este efecto de destrucción ha sido nuestra
manera de producir y consumir a escala planetaria creciente bajo la lógica del crecimiento que
venimos explicitando.
Existen muchos intentos y propuestas para instaurar mediciones de la economía que superen esta
concepción del PBI, como el Índice de Felicidad de las personas originado en Bután, el Índice de
Desarrollo Humano de la ONU o el Índice de Vida Mejor de la OCDE. Quizás ninguno ha logrado
aún el impacto integral para reemplazar al PBI, pero son excelentes complementos para tener
miradas más completas de la evolución económica y social.
El informe “Nuestro Futuro en Común” (Brundland) definió que un manejo sustentable es aquel
que procura satisfacer las necesidades del presente sin comprometer la posibilidad de las futuras
generaciones de satisfacer las suyas. A partir de allí, la dimensión de la sustentabilidad se fue
consolidando como una enorme oportunidad para multiplicar las externalidades o impactos
positivos de las empresas en el entorno en el que se producen y comercializan sus bienes y
servicios.
Muhammad Yunus propuso las llamadas “empresas sociales” que llevan este planteo de la
sustentabilidad al extremo de proponer un funcionamiento como empresa, pero sin estar movidas
por la rentabilidad. Yunus entiende que es imposible que los países puedan vencer las crecientes
desigualdades sociales con programas públicos de apoyo o redistribución. Por más eficaces y
transparentes que sean, nunca alcanzarán, y la evidencia indica que siempre hay intereses,
obstáculos y limitaciones presupuestarias para llevarlos a la escala que se necesita para vencer la
pobreza. Yunus define a las empresas sociales como compañías sin dividendos dedicadas a
solucionar problemas humanos. ¿Es posible hablar de empresa sin dividendos? Yunus cree que sí,
dado que la capacidad central de una empresa es organizar el talento humano para resolver
problemas de forma eficiente percibiendo ingresos por ello. La rentabilidad puede o no estar si los
costos cierran y de acuerdo al propósito de cada empresa, es decir, para el líder asiático no hay un
solo tipo de empresas y la clave para superar los problemas del mundo es expandir la generación
de empresas sociales.
¿Pueden las empresas sociales ser mucho más que una expresión de deseos o realidades solo
aplicadas a casos muy especiales? Yunus cree que sí y que es la verdadera llave para revitalizar y
transformar el capitalismo, por las siguientes grandes razones:
Reforma del sistema financiero para que el crédito pueda fluir hacia ellas en condiciones
accesibles: hay muchas expresiones de innovación en el sector financiero para terminar
con la enorme contradicción de que el dinero en forma de crédito fluye hacia quienes más
lo tienen en lugar de a quienes más lo necesitan.
Sinergia con las empresas tradicionales: no se trata de sustituir unas por otras, más bien
la riqueza está en su coexistencia. En general, como bien relata Yunus en su reciente libro,
la gran mayoría de las empresas sociales nace apalancada o asociada a una empresa
tradicional.
Toda su energía está puesta en resolver los problemas y no en lograr las escalas que
requieren los inversores de capital de riesgo, que en general invierten a las empresas
tradicionales, para lograr los niveles de retorno que esperan: las empresas sociales
pueden recibir inversiones de capital, de hecho, Yunus Social Business ha desarrollado un
modelo para ello, pero nunca bajo la imparable premisa de multiplicar por varios múltiplos
las cantidades de dinero invertido como gran principio movilizador de dichas inversiones.
Su foco en resolver problemas las hace buenas para vender sus productos y servicios a
precios muchos más bajos a sectores de la base de la pirámide social.
Atracción de talentos: La carrera por conseguir personas calificadas y sobre todo con alto
potencial es una de las grandes problemáticas del Management actual y las empresas
sociales ocurren con esta ventaja de estar más alineadas con la filosofía de vida y la
búsqueda de sentido de creciente cantidad de personas.
El management eficaz puede operar claramente, con riguroso manejo de la contabilidad,
con innovación para crear productos y servicios y con agilidad en las operaciones
internas.
Este fenómeno se encuentra en plena expansión dado que hay dos enormes fuerzas propulsoras
de las empresas, nuevas o reconvertidas, con propósitos declarados de triple impacto: la nueva
generación de emprendedores mucho más sensibles con los problemas humanos y ambientales, y
la creciente conciencia de los consumidores que impacta en sus comportamientos cotidianos y
amplifica de forma sostenida el mercado para las empresas de triple impacto. En este marco
algunos de los modelos de empresas enfocados en las nuevas economías que más presencia están
logrando en el mundo son:
Sistema B: Creado en EEUU, promueve la creación de las mejores empresas para el mundo y no las
mejores del mundo. Su principal elemento es que propone la conformación de la empresa a partir
de estatutos especiales que definen, desde la concepción misma, el compromiso real por la
sustentabilidad.
Economía del bien común: Se presenta como un sistema económico alternativo, piensa a partir de
los valores universales del bien común. El foco pasa de la competencia a la cooperación y del lucro
al bien común. Puede implantarse en cualquier tipo de organización, ya sean públicas, sociales o
privadas, y por la audacia de proponer el reemplazo del balance contable habitual de las empresas
por el balance del Bien Común, a partir del compromiso que asume una empresa que integra esta
metodología de medir de forma sistemática un conjunto de indicadores vinculados a los valores
humanos de confianza, transparencia, honestidad, responsabilidad, cooperación, etc.
Economía azul: Creada por el economista belga Gunter Pauli, su foco está puesto en organizar
empresas súper eficientes en el uso de recursos. El mantra de este modelo es producir con la
menor cantidad de recursos y utilizando los residuos (recursos también).
Economía colaborativa o del compartir: Organizada bajo el paradigma Wiki, es decir, muchas
personas colaboran para producir y consumir determinados productos y servicios. Las tecnologías
digitales hacen factible estos modelos de cooperación y sinergia a gran escala sin perder
operatividad. Los recursos se usan de forma más eficiente y las necesidades se calibran mejor para
usar lo que necesitamos en las cantidades que necesitamos evitando sesgos a la propiedad y
excesos de consumo.