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TEMA Nº 4

LITERATURA DEL DESCUBRIMIENTO, LA COLONIA Y LA CONQUISTA


Objetivo: Conocer hechos importantes que se dieron en la época del
descubrimiento, la conquista y la colonia.
Descubrimiento, conquista y colonia.
Comienza en el año 1550 con la primera llegada de los españoles a nuestro actual
territorio. Finaliza en 1810 cuando se inicia el proceso de la independencia.
El periodo hispánico que duro más de tres siglos se divide en las etapas de
descubrimiento, conquista y colonial.

EL DESCUBRIMIENTO
1. Se inició en el año 1500.
2. SE produjo el primer encuentro entre españoles e indígenas.
3. Durante la explotación de nuevos territorios los españoles encontraron
poblaciones indígenas y abundantes recursos naturales.

LA CONQUISTA
1. Comprende entre los años 1500 a 1550.
2. Se fundan las primeras ciudades.
3. Los españoles someten a las comunidades para que les den sus territorios
y bienes.

LA COLONIA
1. Comprende entre 1550 y 1810.
2. España consolida su poder en nuevos territorios Americanos.
3. Debido a la disminución de la población indígena, se trajeron negros del
África para trabajar como esclavos.
4. Se produjo un intenso mestizaje entre indígenas, negros y blancos.
5. La economía se basó en la extracción de oro y plata y el cultivo de quina,
tabaco y añil.
6. Se estableció el monopolio comercial, por la que todas las actividades de
compra y venta de mercancías era controlada por la corona.

 El Descubrimiento de América fue un proceso histórico en el que distintos


grupos expedicionarios europeos llegaron a territorio americano. A pesar de
ser un término ampliamente criticado por su inexactitud, se denomina
"Descubrimiento" a este período porque, en ese momento, América
constituía un territorio desconocido para los europeos, aunque algunos
estudios plantean la posibilidad de que hayan existido otros grupos, como
los vikingos, que pudieron haber venido a América tiempo atrás.
La llegada de Colón a América en 1492 supuso un enorme cambio en la historia
de la humanidad. Por primera vez, se encontraron dos civilizaciones
completamente distintas. Eso significó no solo un cambio radical en la concepción
del mundo y la en la mentalidad tanto de los europeos como de los americanos,
sino que también alteró por completo el rumbo de ambos continentes.

 La Conquista La literatura de la conquista de América se compone de todas


las crónicas, diarios, cartas y escritos producidos por los primeros
colonizadores europeos que llegan al nuevo continente, especialmente los
españoles.
La Conquista de América, a diferencia del Descubrimiento, fue un proceso
histórico en el que distintas naciones europeas impusieron su dominio sobre el
territorio americano. La Conquista comprende, por tanto, la exploración, invasión y
ocupación europea de territorios de América que estaban habitados por
comunidades indígenas.
Cuando llegaron los europeos a América, existían diferentes y variados grupos
indígenas. El proceso por el que pasaron dichos grupos durante la Conquista fue
muy particular: por un lado, muchos de ellos estuvieron respaldados y protegidos
por algunos europeos que respetaban los derechos de la los pueblos aborígenes;
por otro, algunos europeos concibieron como tribus salvajes incapaces de
administrar la tierra que tenían. Por ello, durante la Conquista se escribieron
diferentes leyes y tratados sobre cómo debía ser el gobierno de los europeos en
América.

 Se ha denominado “época colonial” debido a la presencia y al dominio


político por parte de los españoles en lo que actualmente comprende el
territorio de Colombia. Durante este tiempo se formó en América una
sociedad en la que las costumbres, la lengua y la religión traídas por los
españoles se mezclaron con la cultura indígena y, más tarde, con la
africana. Así se conformó lo que hoy en día es Hispanoamérica.
La literatura colonial (1550- 1810, dominio de los españoles) fue escrita por
los cronistas y los dominadores. Bajo el mundo de la censura, las limitaciones de
la imprenta y la óptica europea, los escritores verán publicar sus obras con
enormes dificultades.
La literatura colonial se da entre los siglos XVI a XVIII, durante este tiempo se
establece y desarrolla el virreinato, así como la crisis de dicho sistema. Los
virreinatos eran la máxima expresión territorial y político-administrativa que existió
en la América española y estuvo destinada a garantizar el dominio y autoridad de
la monarquía peninsular sobre las tierras recién descubiertas.

Para comprender lo que representa la literatura colonial, es preciso iniciar


por determinar que se habla de colonia cuando un país está en la
disposición de dominar el destino y/o funcionamiento de otro, de manera
que se habla de una colonia del que ejerce el poder sobre el otro. Esto,
sin dejar de lado que existen distintos tipos de colonias de acuerdo a la
forma en la que se posiciona, si se trata de un dominio cultural,
económico, militar, etc.
Es así que, cuando hablamos de la literatura colonial nos referimos a los
textos literarios que se produjeron en el interior de las colonias. En este
sentido, los escritos que emergen principalmente son los producidos por los
representantes en la colonia respecto al país que coloniza y no los del país
sometido.
ORIGEN DE LA LITERATURA COLONIAL
Los primeros registros de este tipo de literatura son las obras que fueron escritas
por los españoles tras la llegada de Cristóbal Colon. Estos primeros textos
partían de una exploración a un territorio nuevo para ellos, de manera que se
trataron de descripciones de carácter geográfico sobre las zonas que empezaron
su exploración. Posteriormente estos textos se conocerán con el nombre de
crónicas y pasan a ser más político.
La Colonia
En el contexto de Colombia, la Colonia fue un período histórico posterior a la
Conquista en el que el Imperio español ejerció total dominio administrativo,
gubernamental y económico sobre la actual Colombia. Durante este período hubo
una gran producción artística y literaria en todo el territorio latinoamericano.

CRONISTAS DE INDIAS

A lo largo del siglo XVI se desarrolló un nuevo género literario, las crónicas de
Indias, sobre los temas, los hombres y las cosas que constituían “la maravilla de
América” o “la novedad indiana”.
«La Crónica y la Historia.

En algunos de estos libros encontramos como sinónimo de historia, el vocablo


“crónica”. De modo que recordar la trayectoria y el sentido que tienen ambos
vocablos en el siglo XVI, no es mera curiosidad etimológica. En primer lugar,
historia (que proviene del griego ἱστορία) se emplea, en la antigua Grecia (y es así
como al parecer lo emplea Heródoto) en el sentido de ver o formular preguntas
apremiantes a testigos oculares; y significa también el informe de lo visto o lo
aprendido por medio de las preguntas. El sentido de este vocablo no contiene, de
ninguna manera, el componente temporal de su definición. Es quizás por esta
razón por lo que Tácito denomina anales al informe de lo pasado; en tanto que
llama historia al informe de los tiempos de los cuales, por su trayectoria vital, es
contemporáneo. Tal definición la recoge San Isidoro en sus Etimologías y se
repite, todavía, en los tratadistas de la historiografía en los siglos XVI y XVII. La
ausencia del componente temporal explica el nombre y el concepto de “historia
natural”; y es así como lo encontramos, en los siglos XVI y XVII hispánicos.
Crónica, por el contrario, es el vocablo para denominar el informe del pasado o la
anotación de los acontecimientos del presente, fuertemente estructurados por la
secuencia temporal. Más que relato o descripción la crónica, en su sentido
medieval, es una “lista” organizada sobre las fechas de los acontecimientos que se
desean conservar en la memoria. En el momento en que ambas actividades y
ambos vocablos coexisten, es posible encontrar, al parecer, crónicas que se
asemejan a las historias; y el asemejarse a la historia, según los letrados de la
época, proviene del hecho de escribir crónicas no sujetándose al seco informe
temporal sino hacerlos mostrando más apego a un discurso bien escrito en el cual
las exigencias de la retórica interfieren con el asiento temporal de los
acontecimientos. Los vocablos de anales y crónicas, acuñados en la Antigüedad,
son los vocablos principales que se conservan en la Edad Media para asentar
acontecimientos notables. Anales y crónicas estaban ligados a las prácticas de la
Iglesia y a la confección de calendarios y de ciclos pascales.

Las dos actividades que designan ambos vocablos [crónica e historia] tienden, con
el tiempo, a resumirse en la historia la cual, por un lado, incorpora el elemento
temporal y, por el otro, desplaza a la crónica como actividad verbal. Los anales y
las crónicas tienden a desaparecer hacia el siglo XVI y se reemplazan por las
narraciones históricas del tipo gesta o vitae. Ya hacia el siglo XVI los antiguos
anales y crónicas habían ido desapareciendo gradualmente y fueron
reemplazados por la historiae (narración del tipo gesta o del tipo vitae, éste último,
que irá conformando la biografía). Es este, al parecer, el sentido en el que se
emplea el vocablo “crónica” en los escritos sobre el descubrimiento y la
conquista.» [Walter Mignolo: “Cartas, crónicas y relaciones”. En: Luis Iñigo
Madrigal (Coordinador): Historia de la literatura hispanoamericana.

CRÓNICAS DE LA PRIMERA ÉPOCA – LA CONQUISTA


(1492-1556)
 1492 Cristóbal Colón: Diario de a bordo. Fue el primer cronista que
escribió con una prosa aprendida en Portugal. Apenas vio América,
creía estar navegando frente a Asia. Su diario refleja lo vivido por el
almirante durante la travesía y contiene una información que no se
pensaba hacer pública, ya que iba destinada a su uso privado y
también al de los Reyes Católicos. El texto original del Diario de a
bordo escrito por Colón se ha perdido.
Colón era un navegante más interesado en la cartografía que en los
pueblos nuevos. Al leer los relatos de Colón, los europeos
confirmaron viejos sueños utópicos: los grandes sueños
renacentistas: el hombre natural, feliz y virtuoso y la Naturaleza
pródiga como un paraíso. Colón no dio una visión directa de
América. La constante comparación con la Europa renacentista
nubló en él la visión para lo nuevo del Nuevo Mundo. Clasificó los
objetos americanos con categorías europeas. Escribió para satisfacer
la curiosidad del lector europeo, ansioso de aventuras exóticas.
En el tercer viaje anotó la posición de las estrellas: “la diferencia de
medidas en el cielo recién descubierto me convence que la tierra no
es esférica, sino en forma de teta de mujer, con pezón en alto, cerca
del cielo, y por eso los navíos van alzándose en el cielo suavemente,
y entonces se goza de más suave temperancia”.

1504 Américo Vespucio o Amerigo Vespucci: Mundus Novus.


Vespucio era un navegante y descubridor italiano al servicio de
España. Entre 1499 y 1502 realizó varios viajes a América que relató
en cinco cartas dirigidas a distintos destinatarios. En 1501, llegó a
Brasil y, bordeando la costa en dirección sur, arribó a la Patagonia.
Comprobó así que las tierras descubiertas no eran una prolongación
de la península asiática, sino un nuevo continente. Este viaje lo narró
en una carta que dirigió a Lorenzo di Pier Francesco de Medici,
editada en París en 1502 con el título de Mundus Novus. A él se refirió
también en la carta que dirigió en 1504 a Piero Soderini, impresa con
el título de Lettera di Amerigo Vespucci delle isole nuovamente
ritrovate in quatro suoi viaggi. El cosmógrafo Martin Waldseemüller se
refirió en su Cosmographiae introductio a las noticias de Vespucio. Y
decidió dar al nuevo continente el nombre de América en su honor.

1519 HERNÁN CORTÉS: CARTAS DE RELACIÓN AL EMPERADOR CARLOS V.


En estas cartas, Cortés describe su viaje a México, su llegada a
a Tenochtitlán, capital del imperio azteca, y algunos de los eventos que
1526 resultarían en la conquista de México.
Relata con frialdad y sin empatía frente a lo nuevo. Se le nota cierta
animación en su rostro cuando relata no sus hazañas sino lo que va
viendo en sus paseos por la ciudad. Fue el primer soldado que se
admiró ante la grandeza de la civilización azteca. Pero su fin era la
conquista mediante la habilidad política, la fuerza y la intriga; valoró,
sin embargo, el valor de la organización social azteca.
Se confiesa incapaz de describir la realidad maravillosa que ve, y no
por falta de habilidad literaria para ello, sino porque los cuadros
mentales que trae de Europa le impiden comprender lo que ve: “Por no
saber poner los nombres, no las expreso”.
Al descubrir un templo azteca dice: “No hay lengua humana que sepa
explicar la grandeza y particularidades de...” Vio la grandeza de la
cultura indígena, pero esto no le impidió conseguir su fin: la
destrucción y conquista. Su alma estaba estructurada por la Iglesia y el
ideal del Imperio, soñado durante tantos siglos de Reconquista contra
los árabes (711-1492).
Cortés es muy amable con quien se le somete, pero tremendamente
violento y terrible con el rebelde que le impide consumar su empresa.
Describe a los indios, pero nos da la sensación de no saber el estado
psíquico en el que se encuentran; no podía imaginárselo. En su cuarta
carta señalará los defectos de la colonización: el encomendero rapaz y
el fraile indigno. La sobriedad de sus cartas al emperador no fue un
rasgo de su temperamento, sino habilidad política. Fue un caudillo
irascible al que se le hinchaban las venas de la sien cuando discutía;
pero, como los caudillos, sabía muy bien dominar su ira y dominar con
palabras frías. Fue un César a lo César Borgia. “Era algo poeta y
platicaba con buena retórica”, dice Bernal Díaz del Castillo.

1526 Gonzalo Fernández de Oviedo: Su obra, inicialmente


a titulada Sumario de la natural historia de las
1549 Indias (1526), fue más tarde ampliada bajo el nombre de Historia
general y natural de las Indias, islas y Tierra Firme del mar
Océano (1526-49). Escribe como testigo de vista. Frente a la
historiografía humanista, prefiere la historiografía fundada en la
observación directa. El Nuevo Mundo se le aparece como “una de las
cosas más dignas de ser sabidas”. “No mire –dice a Carlos V– sino en
la novedad de lo que quiero decir”. Esa “novedad” es el sentido
filosófico que Fernández de Oviedo da por primera vez a la Conquista.
Sus conocimientos sobre el Nuevo Mundo son de primera mano en
muchos casos, pues no en vano hasta allí viajó ya en 1514, con la
expedición de Pedro Arias Dávila. La obra está agrupada en tres
partes: descubrimiento y primera colonización americanos, la
conquista de lo que sería el virreinato de Nueva España, y las
conquistas españolas del resto del continente, especialmente la del
Perú. Fernández de Oviedo describe lo “nuevo, lo peculiar y no-
europeo de los secretos y cosas que la naturaleza produce” en las
tierras recién exploradas.
Católico conservador de la tradición medieval, da una visión tranquila
del orden universal: Dios, Naturaleza y Hombre, como partes de un
sistema inteligible. Partiendo de la naturaleza americana, llega a la
justificación de la política de Carlos V: Dios he elegido a los españoles
para implantar una monarquía universal católica.
La rapacidad de los conquistadores es para él cosa accidental dentro
del plan universal divino. Pero los defectos que ve en los indígenas le
parecen esenciales. Los indios son tinieblas de Satanás que hay que
exterminar. Son hombres, no bestias, pero tan viciosos y degenerados
que hay que tratarlos como bestias. Ellos son culpables de su propia
destrucción por no querer integrarse al Imperio salvador de Carlos V.
Entonces era el indio una abstracción, no se le veía: era u el hombre
bueno (el Buen Salvaje) o el malo (pertertido e ignorante). Para
Fernández Oviedo era el indio el malo: Dios lo castigaba con el brazo
del conquistador.
1527 FRAY BARTOLOMÉ DE LAS CASAS: HISTORIA DE
y LAS INDIAS (1527) y Brevísima relación de la destrucción de las
Indias (1552). La obra de este dominico español fue   escrita en 1539,
1552
dada a conocer al emperador Carlos V en 1542 y publicada por vez
primera en Sevilla diez años después. Las Casas la redactó con el
objeto de defender su actuación entre los indígenas americanos frente
a los ataques vertidos por el cronista Gonzalo Fernández de Oviedo,
entre otros. Denuncia el uso hecho por los españoles de la
encomienda, institución en la cual Las Casas no ve sino una auténtica
esclavitud de la población sometida. Aportando en algunos casos
datos poco creíbles, aunque incluidos como parte de una trama
expositiva convincente, el fraile obtuvo en noviembre de 1542 la firma
regia de las denominadas Leyes Nuevas, que trataron de reducir la
explotación de los indígenas por los conquistadores y colonos.
La Brevísima relación fue el trabajo más divulgado y controvertido de
este dominico.  Debido a su traducción a casi todas las lenguas
europeas, sirvió como base fundamental para el nacimiento de
la Leyenda Negra contra la Monarquía hispánica, en especial en lo
referido a su actuación en el continente americano. El libro de De las
Casas redondeó la leyenda de la España retrógrada, intolerante,
oscurantista e ignorante de la ciencia moderna. De las Casas defendía
el principio de que solo los indígenas tenían derecho a sus tierras, de
que se las debía devolver, pues si no, era robo, de que solo era
legítimo evangelizar al indio pacíficamente. Sus escenas y retratos
figuran entre los más curiosos de la época. Se nota el artod de la
cólera cuando cuenta las iniquidades de los españoles frente a los
indígenas; pero también la ironía cuando quita a la codicia su hipócrita
máscara cristiana.
Era moralmente superior a sus compatriotas en América y de fran
finura sicológica en sus retratos. Hay cierta malicia burlona en la forma
en la que descubre la codicia y el egoísmo de los que se llaman
cristianos. Al retratar suele reducir la estatura heroica: a Cortés lo
muestra encogido, “bajo y humilde ante los criados de Velázquez y
luego cínico al recordar sus tiempos de “gentil corsario”. Cuando pinta
a un personaje heroico, destaca su ferocidad; como en el caso de
Alonso de Hojeda. Gran retratista, anota la voz, la talla, la risa, la
mirada, etc. Algunos episodios parecen novelas de aventuras en los
que los españoles cumplen el papel de villanos y los indígenas el de
“gentes de la Edad Dorada, que tanto por los poeta e historiadores fue
alabada”. Los españoles aparecen como sanguinarios frente a los
indios.
“Sus obras tienen más rigor histórico de lo que sus impugnadores han
dicho” (A. Imbert). Muchos le achacaron haber recogido datos de
segunda mano.
ACTIVIDAD DE APRENDIZAJE
Nota diaria Nº 6
NOMBRE: _____________________________ Grado: _________________
Fecha: _____________________ Valor:____/ 45 puntos

I. Haga un resumen tratando de usar las técnicas dadas en clase para


lograr expresar lo leído con el menor número de palabras, sin omitir lo
importante. Este resumen lo hará de todo el contenido excepto de los
cronistas. 20 puntos
II. Una vez tengas el resumen pasas hacer un mapa conceptual de todo el
material. Procura utilizar el resumen para que hagas tu mapa
conceptual. Recuerda usar los enlaces o conectores, revisa tus apuntes
del trimestre anterior. 15 puntos
III. En cuanto a los cronistas trata de extraer lo más relevante como obra,
tema, a que se referían sus cartas, etc. 10 puntos.
Observación: puedes presentar el trabajo a computadora o manuscrito, pero
usando solo el contenido dado. Por estética es una de las dos formas, no puede
ser de las dos formas a la vez. Es decir o es todo a mano o todo a computadora.

Criterios de evaluación:
1. Puntualidad
2. Desarrollo del contenido (resumen)
3. Utiliza las oraciones principales para el resumen.
4. Hace uso de los conectores para darle secuencia y coherencia a lo que
escribe.
5. Presenta mapa conceptual legible y utilizando solo palabras claves.
6. Lleva secuencia en el mapa.
7. Cumple con lo solicitado para los cronistas.
8. Tiene buena ortografía y letra legible.

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