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Mapamundi de Diego Ribero (1529), copia del Padrón Real.

Padrón real: cartografía y propaganda en la Era de los


descubrimientos
Por Gonzalo Prieto / Geógrafos y exploradores, Imperios y
civilizaciones / España, Pacífico / 1 noviembre, 2021 / 4 minutos de
lectura
La circunnavegación cambio en cierta medida la manera en que el
hombre veía el mundo y la imagen que teníamos de él. Con un
Océano Pacífico mucho más grande de lo que por entonces se
pensaba, con una Tierra más grande de lo que también se pensaba.

Todo ello condicionó la cartografía posterior y supuso una gran


revolución. La primera revolución fue conocer por fin empíricamente
cuáles son las dimensiones de la Tierra y el hecho de que existía un
enorme espacio de agua enorme, el Pacífico, que hasta entonces no
se sabía que era tan grande.
De hecho, no se sabía cómo era ese gran Océano y si había islas en
medio porque ningún europeo lo había cruzado hasta que lo hiciera la
expedición española de la primera circunnavegación.

Tras la primera vuelta al mundo, aparecen las primeras copias del


padrón real para el Rey de España. Nos encontramos con una serie
de documentos documentos a partir de las cartas naúticas oficiales y
que era un documento en continua evolución.

«Todas las expediciones de ultramar tenían que hacer una especie de


‘debriefing’, soltar toda la información que habían traído para ir
completando el Padrón Real e ir conociendo de manera precisa los
contornos de ese mundo que se estaba descubriendo a ojos
europeos», explica Marcos Pavo, jefe del área del Registro Central de
Cartografía del Instituto Geográfico Nacional (IGN), de España, a
Geografía Infinita.
Mapamundi de Diego Ribero (1529), copia del Padrón Real.
Padrón Real Juan Vespucio, 1526.
El papel de los padrones reales, al servicio de la Corona
El primer padrón real, que es de 1523, recoge los resultados
de la expedición incluye el tramo hasta el Estrecho, las dos
«islas infortunadas» y las Molucas. «A partir de ahí se va
mejorando la cartografía de la Corona española, con una
serie de padrones que van evolucionando y añadiendo más
contorno de la costa de América según se va conociendo con
más detalle», detalla Pavo.
El padrón estaba centrado en la línea de Tordesillas, que era
el centro del mapa. A la izquierda, se encontraban los
dominios españoles y a la derecha los dominios portugueses.
En todos los padrones españoles de aquella época las
Molucas se sitúan en el borde del lado izquierdo, dentro de la
jurisdicción española.

El padrón se convierte por tanto en «una herramienta de


reclamación, de propaganda». Por ello, en los padrones, por
ejemplo, las Molucas salían en el lado español muchas veces
con bandera castellana, incluso con leyendas.

Es el caso del padrón de Juan Vespucio, el sobrino de


Américo Vespucio, donde dice sobre las Molucas: «Islas de
Gilolo y de Maluco donde nace la especiería del rey de
Castilla».
Padrón Real Juan Vespucio, 1526.
Planisferio de Cantino. Siglo XVI.
La cartografía como una herramienta de información y
poder
«La cartografía en la época de los descubrimientos, en que el
mundo está por descubrir, es una herramienta de información
valiosíma y sobre todo de poder», explica Pavo. Las dos
naciones más poderosas de la época eran España y Portugal
porque poseían esta información de primera mano sobre las
navegaciones.

Con ello tenían acceso a los territorios donde estaban los


bienes más preciados del momento que eran en entre otros
las especias. De ahí esa rivalidad y ese secretismo.

En Portugal estaba incluso penado con la muerte filtrar


información geográfica o incluso trabajar como piloto para
otros países si te tenía experiencia en la zona del Índico. Eso
no impidió que muchos cartógrafos y navegantes portugueses
se fueran a trabajar a Sevilla. En todo caso, para los
portugueses, el hecho de traspasar información al otro país
era una cuestión de Estado.

Los españoles eran menos celosos. «Mientras Portugal


mantenía su padrón en secreto, el padrón español, que era
similar o con mejor información incluso de América, era
regalado a personas de determinado rango como regalo de
lujo, que es lo que era, y además como herramienta de
propaganda y reclamación territorial», relata el experto.
El planisferio de Cantino
Es lo que ocurre por ejemplo con el planisferio de Cantino,
una de las piezas más espectaculares de la historia de la
cartografía. Es el primer documento cartográfico en mostrar la
línea del Tratado de Tordesillas.
Es una copia del padrón Real portugués obtenido por un
espía enviado desde Italia para conseguir información
actualizada sobre los descubrimientos.

Génova, Venecia, Florencia, las repúblicas tradicionalmente


comerciantes de Italia se encontraban descolocadas en esta
era de los descubrimientos. Igual que les pasaba otros, como
los alemanes, intentaban infiltrar gente en la corte, sobre todo
portuguesa, para obtener información. El planisferio
planisferio de Cantino es un fruto del espionaje, una copia del
padrón real portugués que se lleva Italia.

Se trata del mapa que representaba la nueva ruta abierta por


los portugueses hacia la Asia. El planisferio de Cantino
guarda tras de sí toda una historia de poder y de espionaje.
Detrás hay toda una carrera para hacerse con el control del
mundo. Un relato común en muchos grandes mapas del
pasado pero que no deja de sorprendernos.
Mapa de Juan de la Cosa (1500)
El primer mapa en el que aparece América (1500)
El primer mapa conocido en el que aparece representada América es
el que fue elaborado por el cartógrafo español Juan de la Cosa
entorno a 1500. Según cuentan las crónicas, De la Cosa habría
tomado parte en dos de las expediciones de Colón a América.
Hay quien dice incluso que era el propietario de la Santa María.
Aunque según algunas fuentes sólo habría sido el cartógrafo del
segundo de esos viajes.
La importancia de la carta radica, entre otros aspectos, en ser la
primera conservada que incluye la representación de América. De este
modo, recoge los descubrimientos hechos por Cristóbal Colón en sus
tres viajes. A ellos se suman los de Ojeda, Vespuccio y Caboto.
Desde el punto de vista cartográfico, el origen de este mapa es una
carta náutica. Las Antillas tienen un trazado claro y la información de
las costas de África procede de fuentes portuguesas. Por su parte, la
información de Europa está tomada de los portulanos. Lo que de Asia
se muestra procede de los viajes de Marco Polo y otros viajeros
italianos.
Las costas están perfectamente definidas. Todos los accidentes
costeros, tales como bahías, cabos o golfos, están dibujados. Además,
la línea del litoral está plagada de topónimos correspondientes a las
ciudades y puertos. Están escritos en negro o rojo, reservando este
último color para facilitar la localización de los lugares de mayor
importancia.
Algunos historiadores dudan de la autenticidad del mapa, que se
conserva en el Museo Naval de Madrid. En cualquier caso, este mapa
constituye el mejor ejemplo de finales del siglo XV y principios del XVI.
Representa el estado de los descubrimientos en ese momento, lo que
lo convierte en el mapa más estudiado de esta época.
‘Universalis Cosmographia Secundum Ptholomei Traditionem e Et
Americi Vespucci’. Se trata de una Carta geográfica realizada por
Martín Waldseemüller y publicada en 1507.
El primer mapa en el que se hace referencia explícita a
América (1507)

El primer mapa que hace referencia directa a América en su


nomenclatura es la ‘Universalis Cosmographia Secundum
Ptholomei Traditionem e Et Americi Vespucci’. Se trata de
una Carta geográfica realizada por Martín Waldseemüller y
publicada en 1507.
En ella la imagen de América se limita a una estrecha y
alargada franja, eso sí con pájaros, ríos y mucha “terra
incágnita”. Sólo ha sobrevivido una copia del mapa que fue
comprada por la Librería del Congreso de Estados Unidos por
10 millones de dólares.
Mapa de América, de Sebastian Munster.
Mapa de América de Sebastian Munster (1561)

Sebastian Münster, uno de los geógrafos más prolíficos del


siglo XVI, fue el primero en publicar mapas separados por
continentes. Aparecieron originalmente en una edición de la
Geographia de Ptolomeo de 1540 realizada en Basilea.

Aunque en este mapa de 1561 se habla del «Nuevo Mundo»,


«Nouus Orbis», se vuelve a incluir la denominación de
América. Esto perpetua el uso de este nombre para el
continente. Un nombre que ya había sido utilizado, como
hemos visto, por Martín Waldseemüller.
América en un mapa de Mercator fechado en 1569
América representada por Gerhard Mercator (1569)
El inventor de la que sin duda es la representación que más
se ha extendido hasta nuestros días, Gerhard -o Gerardus-
Mercator, llevó a cabo la siguiente representación de
Suramérica en 1569.

El cartógrafo flamenco trazó los límites de una América


meridional que guarda muchas similitudes con la
representación que manejamos en la actualidad. No obstante,
el cono sur aparece menos estilizado de lo habitual.
Una de las ediciones del Terrarum orbis de Abraham
Ortelius.
América en el primer atlas moderno (1595)
Precisamente, de la misma época que Mercator es Abraham
Ortelius que publica su Theatrum Orbis Terrarum (1595). Allí
también aparece un precioso mapa de América. En el siglo
XVI muchos cartógrafos elaboraron mapas que iban
incorporando la creciente información que aportaban los
navegantes y los exploradores.
Es el considerado como primer atlas moderno y contenía 70
mapas, entre los que estaba este de América en el que las
formas estaban bastante poco definidas en el detalle. Con
todo, en líneas generales la forma del conjunto, con el
estrechamiento de Centroamérica, sí que se ajusta a la
realidad.
América Meridionalis, del atlas Mercator- Hondius. 1630.
América en el atlas Mercator-Hondius (1630)
La representación de Mercator fue mejorada por su sucesor
Jodocus Hondius, que contribuyó a restablecer la reputación
de su predecesor. En 1604 compró las planchas del Atlas de
Mercator a uno de sus nietos. El trabajo de Mercator había
languidecido en comparación con la obra rival, el Theatrum
Orbis Terrarum de Abraham Ortelius.
Hondius publicó de nuevo la obra de Mercator con 36 mapas
adicionales, incluyendo varios que él mismo había producido.
A pesar de la adición de sus propias contribuciones, Hondius
dio el crédito completo como autor del trabajo a Mercator. Él
quedó como editor. En aquel atlas se enmarca esta
representación del Cono Sur.
Mapa de Coronelli, 1691.
América Meridionale, Vincenzo Coronelli (1691)
Vincenzo Maria Coronelli (1650-1718) fue un cosmógrafo de
la Serenísima República de Venecia. También fundador de la
‘Academia de los Argonautas’, la primera sociedad geográfica
europea. Fue uno de los personajes más carismáticos y a la
vez contestados de su época.

Su puesto en la historia de la cartografía se debe


fundamentalmente a la construcción de globos terráqueos.
Hasta el punto de ser considerado por algunos «el mejor
constructor de globos terráqueos de todos los tiempos».

Uno de sus aspectos destacados es el hecho de que llevara a


un atlas sus diseños de globos terráqueos. Realizó cerca de
400 mapas.

El mapa de Coronelli, America Meridionale, constituye un


ejemplo de una alta precisión gracias a la oportunidad que
tuvo de tener acceso a informes de navegantes
confidenciales de primera importancia, lo que le permitió
mejorar la cartografía del continente americano en general.

Por ejemplo, su trazado de América del Sur, el que aquí se


muestra, es muy exacto si se compara con el de sus
predecesores o sus contemporáneos. Con todo, el trazado de
la Tierra del Fuego sigue siendo incompleto y Chile no se
muestra en la región del mismo nombre, a pesar de que
Coronelli casi siempre da nombres topográficos a las demás
regiones de América del Sur.
juan de la Cruz Cano y Olmedilla. Mapa geografico de
America Meridional.
Mapa geográfico de América Meridional (1776)
Este mapa, realizado por Juan de la Cruz Cano y Olmedilla,
en 1776, es un ejemplo brillante de la cartografía de la
España de las luces.

Su exactitud y su relativa rareza lo convirtieron en objeto de


consulta para personajes de la talla del naturalista Alexandre
von Humboldt. Serviría hasta el siglo XX para elaborar las
reglamentaciones transfronterizas entre estados,
especialmente entre Brasil y Argentina en 1894.

El mapa revela un nivel de precisión muy remarcable para su


época que no se encuentra en ningún mapa equivalente, sólo
basta con observar el detalle de los cursos de los ríos o los
perfiles de las costas. De hecho, no hay ejemplos similares
de América del Norte.
El mapa se realizó por encargo del Gobierno español, que
quería zanjar las diferencias con Portugal y poner unos
límites fronterizos claros.

Hubo cuatro ediciones del mapa debido a cambios solicitados


por la Administración, de manera que no todas las copias que
se conservan son iguales. El aquí mostrado es una variante
de la tercera edición.
Bibliografia

https://www.geografiainfinita.com/

autor :
Gonzalo Prieto

Editor y creador de Geografía Infinita. Licenciado en


Periodismo y Humanidades. Especialista en Comunicación
Corporativa. No entiendo el mundo sin tener presente su
descripción, a través de la geografía y los mapas. Desde
2013 divulgo sobre ello.

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