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ABUSE UD DE LAS CHOLAS

La Chola (Empujada desde bastidores) ¡No, yo no quiero! ¡Yo no quiero


salir pa'juera, pues! ¡Déjame, caray! ¡Qué voy a decir yo si ni sé! ¡Pa'so
diablo! ¿Voy a contar yo pues qué diablos, caracho? ¿Ah? ¿Lo que me ha
pasau? ¡Lo que me ha pasau! ¡Cólera nada más que me da eso! Y
después... ¡me río, caracho! A mí me han hecho una cosa bien pa' reirse.
¡Costiante lo que me han hecho a mí! ¡Palabrita, taitas! Yo le dije al niño
Toño que no quería pues caracho pero él era más porfiau. Por acá me
correteaba, por allá me correteaba, todito el día me correteaba. Me había
de agarrar pues y la mano me jalaba de mi falda y también mi blusa me la
jalaba, caracho. Me rompió un día mi vestido por la espalda. ¡Tanto que me
jalaba! Que ya no, le dije pues yo; pa' qué seguir, que su "mama" se había
de molestar. ¿Pero una cosa quieren que les diga? A mí me gustaba. Era
bueno también pues; siempre conversaba conmigo. Me tenía mi
consideración pues. A mí me gusta reírme; siempre me estoy riendo de
cualquier cosa. ¡Pa' qué se va una a amargar la vida más! ¿Ah? Yo mucho
me río. Pero a mí cólera me da que es que diga la señora que yo hacía
chalaje. ¡Ahí no me río, caracho! Esas palabras que usan los patrones que
yo no sé pa' qué sirven pues.
¡Que yo chalaje había hecho! ¡Atatau! Me da una cólera, cuando jue el niño
el que quiso. Y yo le decía que no me dejaba, caracho, pero él, dale que te
dale... ¡hasta que me dejé! Y después tanto me gustó la cosa, tanto me
gustó, pues, que a hinchar se me empezó la panza. ¡Hincha que te hincha!,
a mí me dieron unos mareos de que me jui pa' donde mi tío que tenía en
Lima. Que a la señora se lo contara, me dijo. Pero a mí me daba mucha
vergüenza de que me reía y de que sin reírme no podía hablar. Siempre me
estoy riendo cuando tengo que hablar, caracho. Pero de coraje me armé
pues y me jui pa' donde ella y se lo dije: Señora, embarazada creo que
estoy yo pues, ¡Y no me reí! Me repitió que si estaba embarazada no podía
seguir trabajando en su casa, que me hacía daño y que no iba a atender
mis labores pues, me dijo. Que mejor me juera pa' mi tierra. ¡Eso me dio
mucha risa! Ella no sabía pues que yo no puedo irme p'allá porque mi taita
Floriancito también me quería agarrar. Como que no es mi taita de verdad.
Cuando juera con el hijo dentro tal vez me matara y a mí me da gusto vivir,
caracho. Así pues con guagua y todo, caracho. Entonces le dije: Voy a
seguir trabajando hasta que vea pues, señora. Pero ella me respondió que
con barriga gorda no podía seguir empleada en su casa. ¡Una rabia me dio
ahí mismo que me puse toda colorada! ¡La culpa es de tu niño Toño, pues,
le dije!. ¡Atatau! ¡Atataucito! Un lío se armó, y jue cuando me dijo que yo
quería hacerle chalaje a ella, que me quería aprovechar, después que sabe
Dios cuánto cholo había de haber abusado de mí. ¡Así dijo! ¡Abusado de mí!
Desde nunca me había agarrado nadie más que el niño Toño. Se lo dije:
Solamente su niño pues ha de ser el padre de la criaturita. Pero nadita. Ella
dijo que yo le hacía chalaje y que si seguía con eso, me iba a llamar la
"policia". Al señor Antonio entonces le conté que yo tenía un tío en Lima.
Que se alegraba, me contestó, y que quería hablar con él pues. Al otro día
me sacó mi tío y me llevó pa'su cuarto. Me dijo que allá me iba a quedar,
que ya no iba a tener la guagua si me purgaba con unas yerbas que él tenía
pues. A mí me dio mucha pena. Me empezó a entrar la pena poquito a
poquito. Yo con la criatura quería cargar pues, no me importaba de nadita
lo que me pudiera pasar después. ¡Achachau! Lloré, grité, patalié, hasta le
pegué a mi tío pues, caracho. (Llora)
ABUSE UD DE LAS CHOLAS
¡Y eso no jue nadita todavía. ¿Ustedes, taititas, de que lo peorcito creían
que ya había pasau? ¡Todavía faltaba lo peorcito! Primero, la purga con
aguas verdes, verdes, que sabían a diablos. Después, una bola negra que
oriné. Después que me quedé en su casa de mi tío y con él tenía que
acostarme yo pues. Y no me daba ni un realito pa' mí. Pero me pegaba
juerte. ¡Me daba duro!
Siempre estaba borracho el desgraciau y borracho ahí me pegaba más. Así
a mi tío yo nunca lo había visto. Hasta que un día, les digo, taititas, que me
trajo p'al cuarto otro viejo como él que estaba bien borracho y quiso que yo
me dejara ahí no más. Pero yo me escapé y me jui pa' donde el señor
Antonio. Era el único pues que conocía en Lima, después de mi tío. Jui pa'
pedirle que me prestara pa' venirme pa' mi tierra.
Me dijo que ya le había dado a mi tío y que con la plata qué había hecho
pues. Y no me quiso prestar la plata de mi pasaje más que juera. Entonces
le robé la plata a mi tío y me jui pa' mi tierra. Mejor pues allá aunque me
fregara con mi taita, pensé yo. (Pausa) Me agarró una enfermedad juerte,
juerte que botaba p'al suelo, y me puse como negra y flacucha desde arriba
abajito. Llegué a casa de mi pueblo de lo peorcito y casi me muero allá.
Casi me había de estirar mi pata, caracho. Allá pasé unos meses con mi
taita Floriancito y cuando ya estuve mejorcita y no tenía casi nada, sólo un
poco flaquita nada más, mi taita me empezó a agarrar y me tumbaba. Y al
tiempo se me volvió a hinchar mi panza. ¡Caracho! ¿Otra vez lo mismo?
¡No! ¿De eso mismo? ¡Nunca, jamás! Me escapé. Me vine pa' Lima. No
quería volver a purgarme, no quería perder a mi guagua. ¡No me iban a
abusar de mí porque sea una pobre chola, caracho! ¡Aunque me muriese de
hambre, me quedé con mi criatura!
¡Me quedé con ella! Y me voy poniendo gorda y me gusta cómo se me
mueve en mi panza y las patadas que me da, de que son una caricia suave
pues pa' mí. Y sé de que me encontraré con un señor que me dé trabajo. Yo
sé de que me voy a encontrar. Ahora no tengo mi trabajo, pero estoy
segura de que me voy a encontrar con mi buen patroncito que me quiera
tener en su casa y que me pague lo que me daba el señor Antonio más que
sea. Yo sé cocinar y lavo también la ropa y limpio pues la casa y también
puedo pues cuidar de las guaguas de la señora. (Llanto) La gente no puede
ser tan mala... no puede ser tan mala... no puede ser... (Sale llorando)

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