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—¡¡Mamáaa!!
Son mías, de hace veinte años, un video, teniendo relaciones lésbicas con otra
chica de mi edad.
—¡Por favor, por favor, quita eso! ¡No me preguntes! ¡Por favor! ¡Te lo suplico!
—¡No mamá! Quiero que me expliques, por qué hay colgado en internet un
video tuyo follando con una tía. ¡Pero mira! ¡Ahora hay otro tío! ¡Eres una puta!
—¡¡No por dios!! ¡Gabriela! ¡Te lo pido, por lo que más quieras! ¡A tu padre no!
El no sabe nada de esto, destrozarías nuestro matrimonio. Acabaríamos
separándonos y dios sabe que sería de nosotros. No lo hagas, si aún te queda
algo de cariño por mí, no lo hagas.
Tengo que hacer de tripas corazón y contarle. Pero ¿Qué le voy a contar?
—¿Estabas casada?
—¡No! Fue antes de conocer a tu padre. Vine del pueblo, a Sevilla, para estudiar
en la Universidad. Me matriculé en psicología, solo tenía diecinueve años. Me
alojaba en un piso de estudiantes, en la barriada de El Juncal, cerca de la
facultad. Estábamos cuatro chicas, a dos las conoces, son Carmen y Nati. La otra
es la que está en el video conmigo… se llama Lara.
—Ya sabes que tus abuelos son muy humildes, tuvieron que hacer un gran
esfuerzo para que yo pudiera estudiar en la universidad. Yo no tenía suficiente
dinero para pagar el piso, la comida y algún trapito que necesitaba. Además de
los gastos de matrícula, libros, en fin. Necesitaba dinero. Y no podía pedírselo a
mis padres, no podían sacrificarse más.
Todo empezó………..
Las otras ya se habían ido, estaba sola, entré en la habitación de Lara, que era la
dueña del piso. Tenía mucha ropa en el armario y pensé cogerle, prestado, algo
que ponerme. Me llamó la atención una cinta de video, VHS, sobre la mesita.
Como soy muy curiosa, encendí el reproductor y la tele, puse la cinta y me llevé
la sorpresa.
Lara era la protagonista de una película porno. Me asusté, dejé todo como estaba
y me fui a clase. No podía concentrarme, la imagen de Lara, siendo penetrada
por un enorme pene, mientras ella, le chupaba el chocho a otra muchacha, me
excitaba. Juntaba los muslos, los apretaba y casi llegué al orgasmo. No podía
más. Me levanté de la banca y me fui a los servicios. Entré en un WC, cerré la
puerta y me masturbé, furiosamente, hasta correrme.
Por la tarde no tenia clase, cuando llegue al piso estaba Lara, le dije que le había
cogido un vestido y que se lo devolvería, después de lavarlo. Me miraba de
forma rara.
—Sí, sí… Muy claro. Puedes confiar en mí…. Pero… ¿por qué lo haces?
—Pues claro, a veces es mejor que con los hombres, son más delicadas y saben
donde darte para que te mueras de gusto. ¿Tú no has probado nunca hacértelo
con otra?
—¡Nooo, que va! Si se enteran mis padres me matan. Nos besamos. Antes de
venir a Sevilla, le dejé tocarme las tetas. Pero nada más.
Acarició mi mejilla con el dorso de la mano, se acercó y rozo mis labios con los
suyos. Sentí un escalofrío, me estaba besando una mujer. Y me gustaba. Cerré
los ojos, me abandoné en sus manos. Me besó las mejillas, los ojos, la boca.
Abrió los labios y con su lengua acarició los míos. Era delicioso, me estaba
mojando solo con besarme.
—Vamos, que tengo poco tiempo ¿Qué hay para comer? ¡Ah! Traigo noticias.
—¿Buenas o malas?
—Esta noche hablamos más tranquilamente; pensad lo qué vais a hacer, esto va
a ir muy rápido.
Se marcha.
—Mamá, puedes decir lo que quieras, yo a Barcelona no voy a vivir. Tengo mis
amigos aquí, allí no conozco a nadie. ¿Y la facultad? Tendría que trasladar la
matrícula. Profesores nuevos. ¡Y el problema de la lengua! ¡No sé hablar
catalán! Un lio. Me quedo. Si te quieres ir con él te vas. Pero yo me quedo.
Miro a mi hija, nos parecemos mucho, somos rubias naturales, ojos claros,
estatura media, un metro sesenta y cinco descalzas. A pesar de la diferencia de
edad, tenemos la misma talla, lo que hace que nos peleemos por la ropa, los
zapatos…. Es muy guapa. El problema es su carácter por eso nos llevamos tan
mal, es muy caprichosa, dominante. Si no se sale con la suya se pone hecha un
basilisco.
—¡Mamá! ¿Qué pregunta es esa? ¡Pues claro que no! Eso ya no se lleva, hace
dos años que lo hice por primera vez. Ahora podemos hablar de esas cosas ¿No?
Después de conocer tu secretitooo.
—¿Por qué?
—Porque allí fue donde se rodó la película, bueno, las películas. Fueron tres.
—Joder mamá, pues si me has salido puta. Y yo que creía que eras una mojigata
que no te habías tragado un rosco en tu vida. Vaya, vaya. Las sorpresas que se
lleva una. Oye. ¿Te lo montaste con una tía? ¿Te gustó?
—Sí, me lo monte, no con una, con varias. La primera vez fue con Lara, en el
piso de estudiantes.
Aquella noche la pasamos juntas. Me comía el chichi como lo que era, una
profesional. Y me enseño a comérselo a ella. Hicimos de todo. De un cajón sacó
un arnés, con un dildo montado, me lo colocó a mí, se arrodillo en el suelo y se
tendió en la cama, presentándome el culo. Me guió para metérsela en su coño. Y
la follé.
Aún no había amanecido cuando me desperté. Lara dormía a mi lado. Era muy
bonita y tenía un cuerpo precioso, morena, más alta que yo, piernas largas y bien
torneadas. Me fijé en los pies, los tenia pequeños, como de niña. La redondez
del talón, los deditos en orden decreciente desde el gordo hasta el meñique, con
las yemas redonditas y gorditas. No me había dado cuenta que se había
despertado y me estaba mirando.
—¿Cómo?
—Hay una forma de fetichismo, poco conocida, basada en el culto a los pies. En
el mundillo de la pornografía se denomina Foot fetish. Y me he especializado en
esto. O sea, follo con los pies. ¿Quieres probarlo?
—¡No! Por dios. Ya he probado bastantes cosas en las últimas horas. Gracias.
—Mira Eva, puedes pedirme lo que quieras, puedes usar mi ropa, mis zapatos y
si necesitas dinero, pídemelo. Te ayudaré en lo que pueda. Por cierto. Este fin de
semana, voy a Barcelona a un casting para una peli. ¿Te vienes conmigo?
—¡Que dices! Si no tengo dinero para pagarte el mes, ¿cómo voy a ir contigo a
Barcelona?
—Pues muy fácil, tontina. Yo corro con todos los gastos, ahora eres mi
confidente, conoces mi secreto y te debo tener contenta. Vente, verás cómo nos
divertimos.
—Bueno, como quieras, tienes hasta mañana. Tengo que hacer las reservas para
ir en avión.
—No seas tonta. Puede que sea la mejor experiencia de tu vida. ¡Decídete! No
seas mojigata.
—Caramba, vaya lote de follar, se han dado las señoritas esta noche. Os oíamos
tan entusiasmadas, que no os hemos querido molestar. Así que nos lo hemos
montado Carmen y yo. Nos habéis puesto cachondas, no veas como gritabais.
Veremos a ver si no hay quejas de los vecinos. Lara se reía.
—Déjalos que vengan, como estén buenos nos los follamos. Jajaja
—¿Qué no diga qué? Cuéntale, Nati, lo que le hicimos el año pasado al vecino
de aquí al lado. Jajaja
—¿Qué le hicisteis?
—Pues eso, nos lo follamos. Cuando se fue aún le temblaban las piernas. Jajaja
Los días que estuvimos en el piso, hasta que nos fuimos a Barcelona, los pasmos
follando de todas las formas posibles. Estábamos como idas. Carmen y Nati se
unían a nosotras y formábamos unas orgias inolvidables. Cada vez que me
acuerdo mojo las bragas y han pasado más de veinte años.
Fui con Lara a Barcelona. Y así fue como entré en el mundo de la pornografía.
—No te asustes, todo esto no es más que fachada. Los que ves aquí, son
aspirantes a actores, que no han logrado serlo y se dedican a esto para sobrevivir.
Como yo. Estudié arte dramático, pero no daba la talla. Me ofrecieron esto y
acepté. Ahora me alegro. Quién sabe, quizá un día consiga hacer realidad mis
sueños. Ven aquí, a mi lado. No dejes que esto te intimide. Bésame.
En el comedor, alrededor de una mesa grande se sentaron las cuatro chicas, los
chicos y nosotras dos.
—¡Un momento de atención! ¡Esta belleza que aquí veis es, Eva!. — Gritó Lara.
—No ahora no te vayas mamoncete, sigue, que me has puesto cachonda. Jajaja
Ya se me fue. Este muchacho es un calienta coños, le gusta provocar y dejarte a
medias. Jajaja
Y me tocó, vaya si me tocó. Tiró de mis piernas, hacia delante, hasta casi sacar
mi culo de la silla. Me agarre con ambas manos a la mesa. Metió la cabeza entre
mis muslos, apartó las bragas y lengüeteó mi clítoris hasta hacerme llegar a un
escandaloso orgasmo.
—Eva, puedes llegar a ser una estrella del cine X. Nunca he visto a nadie
correrse como tú.
No sabía qué hacer, que decir. Me daba vergüenza mirar a los demás.
—Eva, si esto te hubiera pasado en otro lugar, con otra gente, tendrías razón
para avergonzarte. Pero aquí estás entre amigos que valoran esta facilidad tuya
para correrte como un don. Eres puro sexo, natural, salvaje, sin tapujos, sin
falsedad.
—Chica, como te envidio, no puedes imaginar lo mal que lo paso para fingir
orgasmos, es que no puedo llegar cuando hay gente delante. Me corto y eso que
llevo ya un año en esto. Pero no lo consigo. Además, estoy siempre seca. ¿A qué
tú estás mojada?
—A ver, ¿Puedo?
Sin esperar respuesta sube mi falda, las bragas siguen en un lado de la ingle, los
labios expuestos, coge mi sexo, con la palma de la mano. La saca empapada.
—Joder Eva, estás chorreando. A mí, me tienen que estar regando, con
lubricante a cada momento cuando están grabando.
—Al final me lo voy a tener que creer. Lara. ¿Se gana dinero con esto?
Sí, se puede ganar mucho dinero si usas la cabeza, pero tienes que valorar lo que
pierdes. Es difícil para una actriz porno casarse, formar una familia, tener hijos.
Somos proscritas en esta sociedad hipócrita y falsa. Nos repudian por
prostitutas, pero en la soledad de sus casas ven nuestros videos y se corren con
nosotras. Tenemos que renunciar a una vida “normal”. Piénsalo, antes de
decidirte.
—Bueno, quiero seguir virgen, por ahora. Me gusta lo que hemos hecho. ¿Puede
ser que lo hagamos entre nosotras?
Se acerca. Se le ve amanerado.
—¿Que deseáis princesa? Estoy a vuestros pies. Por cierto Lara, quiero
comértelos. ¿Cuándo me dejaras? Quiero chuparte esos deditos.
—Anda, déjate de pamplinas. Eva no se cree que pueda gozar con su culito.
¿Qué piensas tú?
—¿Qué, que pienso? Pues que es la mayor fuente de placer que existe. La
naturaleza hizo ese agujero del tamaño y la forma adecuada para recibir una
polla. Que a su vez fue diseñada para meterse en el culo. Si se hubiera hecho
para el coño, tendría forma de lenguado, plana.
Mira chiquilla. Cuando pruebes el placer del anal, puede que se convierta en una
fijación y no quieras que te follen por el coño. Te lo digo yo que me he tragado
un montón de pollas por detrás.
—Si se hace bien, no. Como todo en esta vida precisa de un aprendizaje, una
adaptación, que aprendas a controlar tus esfínteres. A relajarlos. No hacerlo de
golpe y a lo bruto. Siempre con mucho lubricante. Lo único que me gusta de la
mujer es su ojete. Cuando quieras puedo enseñarte. Estoy seguro de que te
gustará.
Y lo peor, un señor mayor daba órdenes, un muchacho atendía a las luces, una
chica llevaba una carpeta anotando cosas y hablándole al oído al señor mayor.
Lara me arrastro hacia él y nos presentó. A ella ya la conocía.
—Claro, es muy bonita, vamos a ver si la quiere la cámara. Ahora quédate aquí
y no te muevas ni hables.
Una contracción involuntaria de los músculos vaginales. Cruce las piernas. Ella
se acercó a la cama y subió con movimientos felinos. Mostró el culo a la
cámara. Pude ver su sexo, brillante, húmedo. El orificio anal invitaba a lamerlo.
Una mano me cogió por la muñeca y tiró de mí. Me deje llevar, entramos a la
habitación de donde había salido Lara.
Era una muchachita rubia bajita, el pelo muy corto, de facciones aniñadas,
sonreía.
—Me llamo Berta, no te asustes no nos comemos a nadie bueno, a veces sí.
Jajaja Voy a prepararte para escena. Desnúdate y coloca la ropa ahí.
—Ven cariño. Te voy a maquillar. A ver cómo tenemos el chochito. ¡Uy! ¡Si
estas mojada! Te voy a limpiar un poco. Pues no que me estoy poniendo
caliente, cuando termines, si quieres, nos lo montamos las dos.
—¿Es tu primera vez? Que tierna. Bueno, no tengas miedo. Verás como todo
sale bien. Ya estas, cúbrete con este albornoz y vamos al plató. No te harán nada
en el culo hoy.
La primera intención fue, cubrir mis pechos con las manos y cerrar las piernas,
juntando las rodillas. Pero cierro los ojos y dejo caer los brazos a lo largo del
cuerpo, separo los pies. Sé que están viéndome desnuda, mis tetas, mi sexo. No
me importa.
Lara se acerca por la espalda, sus manos sobre mis hombros, me besa en el
cuello, la nuca. Me estremezco, de nuevo los latigazos en mi vientre. Me siento
a los pies de la cama, se acerca el otro muchacho.
Entre los dos me empujan hacia atrás y me tiendo; se dedican a acariciar todo mi
cuerpo, mis piernas cuelgan abiertas, mi sexo expuesto a la vista de todos y me
excitaba saber que me estaban mirando. Lara me besaba la boca, laceraba mis
pezones, mientras el muchacho lamia mis labios vaginales, los mordía como me
lo había hecho el otro chico bajo la mesa, el placer que me producían era
insoportable, me picoteaba con la lengua el clítoris y no podía más.