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RELATOS DE DOMINACION
RELATO 1
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Normalmente no tengo necesidad de pagar por sexo. A mis 34 años me mantengo bastante
bien, pelo castaño, 177 de altura, unos 80 kilos de peso, espalda ancha y algo de vello en
pecho y piernas. Siempre encuentro alguien a quien follarme en la sauna de mi ciudad. Mi
trabajo como funcionario me permite pagar la hipoteca de un bonito apartamento a donde no
me gusta llevar ligues para evitar miradas indiscretas de algún vecino.
Pero cuando vi a aquel chico rubio, muy delgado, de mi misma altura sin duda me cautivaron
sus preciosos ojos azules.
Me dirigía de camino a casa con alguna copa de más y caliente por falta de ligue esa noche, y
ya iban varias noches, cuando se me acercó
- ¿quiere que le acompañe señor? – me preguntó con una voz dulce pero arrogante.
- ¿Cuánto cobras? – le dije fascinado por su belleza ante la evidencia de que no iba a venir
conmigo sin algo a cambio
- La chupo por 30- me dijo
- ¿Eres mayor de edad? – no quería líos y parecía muy jovencito
- tengo 19
- Esta bien – le dije sin poderme resistir a la tentación – sígueme pero se muy discreto
- si señor
- y no me llames señor, mi nombre es Javier ¿Cuál es el tuyo?
- Me llamo Tom
Mientras caminábamos hasta mi casa me contó que era ruso y llevaba casi un año en España,
que no había encontrado trabajo y tenía que buscarse la vida. Vivía en casa de un amigo que
le había acogido.
Repitió varias veces que hacia de todo menos dejarse penetrar, "solo la chupo y te la casco"
me dijo. Ya veremos, pensé para mí. Me sorprendió que apenas tuviese acento extranjero.
Llegamos a mi casa y subimos hasta el apartamento, en cuanto cerré la puerta se me
abalanzó para darme un beso profundo. Le acaricié su precioso pelo rubio liso y le devolví el
beso, con más luz pude observar la increíble belleza de Tom y de sus ojos que me
cautivaban. Quería aprovechar bien aquella visita y le ofrecí beber algo, quería poseer a
aquel chico.
Con gran habilidad iba despojándose se su ropa mientras apuraba la copa de vodka que me
había pedido, primero su cazadora vaquera, zapatillas y calcetines. Pasando su mano por el
paquete que marcaba en sus vaqueros me miró a los ojos y me dijo
- ¿te gusta chuparla Javi? – me excitó mucho que me llamase por primera vez por mi nombre
- a mi me gusta hacer de todo – le dije con un guiño, con intención de que me después me
permitiese penetrarlo
Se quitó los pantalones y la camiseta quedando con un tanga negro que estaba a punto de
reventar por el tamaño que iba tomando su paquete.
- desnúdate y ven aquí – me dijo con cierto tono autoritario que no me esperaba – quiero
que me la chupes - Decidí seguirle el juego, era lo menos que podía hacer ante la visión de
su hermosura.
Me quité toda la ropa dejándole ver mi polla de 16 cm totalmente erecta, me acerque a él,
arrodillándome y posé mis labios sobre el paquete de su tanga que pareció crecer aún mas
con mi contacto, le besé antes de bajárselo para descubrir un impresionante pollón de mas
de 20 cm. Quedé un rato extasiado contemplándoselo hasta que Tom acercó con sus manos
mi cabeza hasta hacerme tragar aquella maravilla.
Empecé a chupársela lo mejor que pude intentando impresionarle. Pasando mi lengua por la
cabeza roja de su polla y bajándola por el tronco hasta los huevos. Cuando la tenía bien
ensalivada me la intenté tragar entera y empecé como pude a hacerle una paja con mi boca.
El me agarró la cabeza y empezó a movérmela hacia delante y atrás ¡me estaba follando la
boca!. Normalmente era a mí a quien hacían una mamada como aquella, pero el hecho de
tener en la boca la polla de aquel chico tan bello me tenía muy excitado
Sin aviso se empezó a correr en mi boca, intenté sacarla pero me agarró fuerte la cabeza y
no me dejó retirarla, obligándome a tragar su semen. Eso no me gustó demasiado, no por el
hecho de tragar su semen, sino porque era el quien había tomado el control y me estaba
manejando como quería. Pero cuando alcé la vista, aún con su polla en la boca y vi esos
preciosos ojos mirándome agradecidos por la mamada que le estaba haciendo, me dije que
no iba a dejar ni una gota de su leche, tenía que ser toda mía para dejarle satisfecho.
Después de correrse en mi boca yo seguía chupándosela intentando sacar hasta la última
gota. Tom me hizo levantarme y me dio un beso con el que probó el sabor de su propio
semen, eso me excitó mucho. Mientras nos besábamos acariciaba mi espalda y con su mano
llegaba hasta mi culo, metiendo un dedo entre mis nalgas. Yo estaba totalmente excitado y
entregado a mi pasión por aquel chico que me volvía loco.
Me apoyó de espaldas a la pared y empezó a bajar con su lengua por mi cuerpo, primero
chupándome mis pezones, sin despegar la lengua de mi cuerpo iba recorriéndome el pecho
de uno a otro a través de mi mata de pelos, poniéndome cada vez mas caliente.
Cuando me había succionado bien ambos pezones empezó a deslizarse hasta mis huevos,
pasando la lengua de uno a otro, continuando por el tronco de mi polla y finalmente llegar
hasta la cabeza que tenía a punto de estallar.
El chico más guapo que había visto nunca me estaba haciendo la mejor mamada de mi vida.
Ya no me importaba lo que me fuese a cobrar, estaba dispuesto a darle todo lo que me
pidiese.
Empezó a hacerme una paja con su boca y tuve que sujetarme a la pared para no
desmayarme allí mismo, estaba tan excitado que no me importó que volviese a juguetear con
sus dedos en ano, introduciéndome primero uno y luego dos. Me estaba metiendo sus dedos
por el culo mientras me la chupaba y lo único que podía hacer yo era gemir del placer que
me estaba dando.
Estaba a punto de correrme cuando paró y se levantó para darme un beso mientras seguía
manoseándome la polla para mantenerme excitado
- quiero follarte – me dijo al oído
Yo ya había perdido la razón, estaba demasiado excitado como para decirle que no
- siii, lo que quieras – le dije entre gemidos
Me dio la vuelta apoyando mis manos contra la pared, colocó la punta de su polla en la
entrada de mi agujero y con gran maestría me la metió lentamente hasta que la tuve toda
dentro de mi. Dejé caer mi cabeza hacia atrás y me entregué totalmente a él. Desde que
había entrado en mi casa Tom había llevado siempre el control y lo sabía
- ¿te gusta como te follo? – me decía al oído mientras su polla entraba y salía de mi culo y
continuaba masturbándome con una mano y pellizcándome las tetillas con la otro - ¿te
gusta?
- siii – le decía como si no fuese evidente
- ¿te gusta sentirme dentro de ti? ¿te gusta sentir mi polla dentro?
- si, siii – claro que si, me encantaba sentir como me llenaba el culo con su polla. Cuando me
la sacaba para volver a metérmela yo echaba el culo hacia atrás buscando que aquel
maravilloso rabo volviese a estar rápido dentro de mi
- ¿te gusta ser mío? Di que eres mío
- siii…, soy tuyo, follame, follame – balbuceaba yo entre gemidos moviendo mi culo para que
su polla conociese hasta el último milímetro de mi interior
- Así, mueve tu culito, quiero que me sientas dentro de ti ¿Quién es el puto ahora? Dime que
eres mi puto
- siii, soy tu puto, soy tuyo … todo tuyo – no razonaba, solo me dejaba llevar por el placer
que sentía
- ¡toma puto! ¡toma! Eres mío, siempre serás mío ¡toma!
- si, siii ¡folláme Tom! ¡Soy tuyo! ¡fóllame! Sii, Siii, siiiiiii
No recuerdo una corrida tan grande como la que me provocó Tom aquel día. Mientras me
llenaba el culo de leche parecía que su propia leche llegaba hasta mi polla para salir por ella.
Me había entregado totalmente a aquel chico que acababa de conocer y estaba en la gloria.
Me abrazó fuerte y nos dejamos caer en el suelo, no quería que se acabase aquello pero su
voz me despertó de aquel sueño.
- voy a tener que cobrarte un extra por este servicio- dijo mientras me besaba en la nuca
- me da igual, ha sido maravilloso, me gustaría que esto no acabase nunca
- bueno, el amigo con el que vivo quiere cambiar de compañero y tengo que buscar piso, si
quieres me quedo contigo una temporada.
Su propuesta me excitó de nuevo. Acababa de conocer a aquel chico, pero me había
entregado a él de tal forma que en aquel momento no podía pensar en no volver a verlo,
necesitaba tenerlo conmigo, así que acepté.
Dijo que iba a por sus cosas y volvería en una hora, le di una llave de casa y cuando se fue
empecé a razonar mejor lo que estaba haciendo.
Estaba metiendo a un desconocido en mi casa, me había dejado dominar por mi lujuria pero
por otro lado no soportaba la idea de no volverlo a ver, necesitaba estar con él
¿me estaba enamorando de aquel muchacho?
Me dije a mi mismo que probaría unos días y después le diría que no podía seguir viviendo
conmigo.
Estaba exhausto por la sesión de sexo que habíamos tenido y me metí en la ducha para
relajarme. Casi no me acordaba que le había dado llave a Tom y no le sentí llegar a casa
hasta que me sobresaltó su voz
- hola putito, veo que te estás limpiando bien para mi, yo también me voy a meter, hazme
sitio
Me molestó un poco que me llamase así. Antes, con la excitación me había dejado llevar
aceptando su dominio y ahora de nuevo quería tomar el control. Su tono era excesivamente
autoritario.
Intenté frenarlo un poco, aunque ya se había metido en la ducha y me empezaba a acariciar
los pezones. Me encantaba ver su torso sin vello, era el chico mas guapo que había visto en
mi vida
- ¿Cuántos años tienes Tom? ¿19 verdad? – me acordaba de sobra de lo que me había dicho
pero quería dejar claro que yo era mayor y no podía avasallarme – ¿no te molestará vivir con
alguien de 34? Casi te doblo la edad
- No me molesta que mi puto me doble la edad, porque en realidad tengo 17, la edad es lo
de menos, lo importante es que ahora eres mío
- ¿quee? Me dijiste que eras mayor de edad. No quiero líos
- que mas te da – me cortó mientras me pellizcaba las tetillas con una mano y me
manoseaba la polla con la otra – ¿no te gusta tener un amo joven?
- ¿ehhhh? Yo, yo no busco un amo, yo solo..
- claro que quieres un amo – volvió a cortarme – mira tu polla, quieres ser mío, me lo dijiste
antes. Por eso no te cobré nada, no quiero solo un polvo pagado, quiero que te entregues a
mi totalmente
Hablaba con tal seguridad que me había dejado mudo. Además, me había vuelto a poner a
mil masajeándome la polla y con sus caricias en mi pecho. De nuevo sentía la necesidad de
entregarme a aquel chico y el lo notaba.
¿Cómo podía un chico de 17 años tener aquella confianza? Con sus caricias me desarmaba y
solo pensaba en entregarme a él, ¡a un menor de edad!
- ¿y bien? – me sacó de mi letargo - ¿estas dispuesto a ser mío? Si no aceptas me iré y no
volverás a verme, piénsalo bien
¿Cómo podía razonar viendo su polla de nuevo erecta? Solo deseaba que volviese a estar
dentro de mi otra vez. No podía resistirme a aquella maravillosa visión, su cara preciosa,
aquellos ojos que me embrujaban. Y su cuerpo, que aparentaba ser mas menudo que el mío
pero que me transmitía una firmeza y seguridad que me apabullaba, parecía que me había
hecho encoger ante él aunque nuestra altura fuese casi igual.
Mientras me miraba desafiante, solo quería volver a entregarme a él, refugiarme entre sus
brazos y que me volviese a penetrar con aquellos 20cm que había vuelto a recobrar su
dureza.
Si no me entregaba a él le perdería para siempre. No podía ser, me estaba obligando a elegir
entre mi independencia y él, el chico que me había hecho pasar el mejor momento de toda
mi vida. Y entonces lo supe. Supe que no podría vivir sin él, que estaría dispuesto a sacrificar
mi libertad por tenerle junto a mi o mejor dicho por tener el privilegio de estar junto a él.
- Esta bien, acepto ser tuyo – dije resignado sin valorar ninguna otra opción
- ¿Estas seguro? ¿serás mi esclavo?
- Si, haré lo que digas, seré tuyo Tom
- ¡llamame amo!
- seré tuyo … amo
Tom sonrió cuando le llamé amo, sabía que me tenía en sus manos. Me había enamorado
totalmente de él, le necesitaba y a partir de ese día viviría para cuidarle y satisfacer sus
deseos. Era suyo.
- Muy bien puto, acaba de lavarme y sécame. Tengo ganas de volver a follarte
Sus palabras hicieron que me excitase aún mas, tenía muchas ganas de volver a tener su
polla dentro de mi. Empecé a enjabonarle con mucho cariño, pasando mis manos por sus
pectorales, acariciando con mis dedos sus tetillas, bajando al ombligo hasta llegar a su polla.
Parecía yo mas excitado que él, que me miraba a la cara satisfecho por mi trabajo. Me
arrodillé y tuve muchas ganas de meterme su polla en la boca, pero estaba llena de jabón y
me limité a pasar mi cara por ella. Fui enjabonándole las nalgas y llegué hasta su culo
tocándole la raja. Entonces me agarró del pelo y me dio un fuerte tirón
- ¡recuerda que tu eres el puto! Tu culo me pertenece para follarte cuando quiera, pero el
mió no lo tendrás nunca
- lo lo siento amo – me asustó su reacción violenta, no la esperaba
- tranquilo puto, ya irás aprendiendo – me dijo con una sonrisa casi diabólica
Continué enjabonando su cuerpo por las piernas y pies. Como todo su cuerpo, sus piernas
preciosas, largas y delgadas pero fuertes.
Enjaboné sus pies de dedos largos y me imaginé follado por el dedo gordo de su pié, eso me
excitó mucho y mientras volvía a enjabonar sus piernas acerqué el culo hasta quedar mi
agujero encima de su pié derecho frotándome contra él.
Tom vió lo que estaba haciendo y empezó a mover el dedo gordo de su pié intentando
penetrarme con él
- que puto eres cabrón, no puedes tener el culo vacío. Ya te daré una sorpresa después,
jejeje. – yo ya no podía hablar, solo gemía de placer
No se como lo hizo pero consiguió meterme el dedo en el culo y me encantó la idea de que
me estuviese follando con su pié. El agua había quitado el jabón de nuestros cuerpos y no
pude resistir la tentación de meterme su polla en la boca.
No notaba ni la incomodidad de la postura, solo veía como mi amo me follaba boca y culo con
su polla y dedo gordo del pié, estaba en la gloria. Cerraba el culo para evitar que saliese su
dedo y él presionaba para metérmelo lo máximo posible. Todo su pié me hubiese metido en
aquel momento de haber podido.
El mismo tiempo él me ayudaba con sus manos agarrándome la cabeza para hacerle la mejor
mamada que podía, sus 20 cm me llegaban hasta la garganta y llegaban a cortarme la
respiración con la violencia que empezaba a darle a sus embestidas. Mientras tanto intentaba
rozar mi polla contra su pierna, para tener el mayor contacto posible con mi amado amo,
parecía un perro restregándome en el cuerpo de mi dueño.
Su contacto me llevó al límite del placer y me corrí contra su pierna con mis agujeros llenos
de él y enseguida llenó mi boca con su leche lamiendo su polla para aprovechar hasta la
última gota de su semen. Una vez mas me había vuelto a llevar al límite del placer.
Quedé exhausto a sus pies, sentado en el suelo de la ducha abrazado a su pierna mientras él
terminaba de aclararse. Su vitalidad parecía no tener límites. Cuando acabó acarició el vello
de mi pecho y sonrió
- He pensado que un puto no puede tener tanto pelo, así que voy a afeitarte el cuerpo
- ¿queee? No por favor, eso no. No podría ir a un vestuario sin que se me quedasen mirando
- ¿y quien te dice que vas a volver a ir a un vestuario? Ya te daré yo caña suficiente, con lo
que vas a sudar en casa no te quedarán ganas de ir al gimnasio
- pe pero
- no hay peros, eres mió y hago contigo lo que quiera.
- no, no puedes
- puedo hacer contigo lo que quiera. Ya lo sabes, lo tomas o lo dejas
- Esta bien amo – dije resignado
Pensaba que iba a depilarme solo el pecho, pero cuando acabó también me quitó hasta el
último vello de las piernas, axilas y finalmente, a pesar de mis protestas, también me depiló
huevos y polla. Ahora si que parecía un autentico putón sin vello de cuello hacia abajo.
Cuando acabó y me vi en el espejo del baño me entraron autenticas ganas de llorar, pero de
nuevo verle a él compensó cualquier cosa que me hubiese hecho, me tenía en sus manos.
- acaba de ducharte y ven a la cama - dijo autoritario
- si amo, ahora voy
Cuando llegué a la cama me tenía preparada otra sorpresa.
- ven aquí puto, voy a ponerte una correa para que sepas quien es tu dueño
Estaba cansado y sabía que no podía protestar así que me acerque a él y me arrodillé para
que me pusiese la correa sin decir nada. Le gustó mi total sumisión, me tenia totalmente
derrotado y a su merced.
- bien puto y ahora tengo otra sorpresa para ti. Quiero follarte cuando me apetezca y no
pienso dilatarte cada vez que te vaya a follar, así que vas a andar por casa con este
consolador que he traido – era un vibrador del tamaño de su polla – ponte a cuatro patas
para ponértelo
- si amo
Me sujetó el vibrador con una especie de tanga de cuero de forma que no me saliese del culo
y lo cerró con un candado cuya llave tenía él. - Así no tendrás la tentación de quitártelo – dijo
mientras conectaba la vibración.
- Y ahora vamos a dormir, tu puedes echarte a mis pies. Mañana cuando vuelvas de trabajar
me enseñarás mejor mi nueva casa. Vendrás directo a casa. Recuerda que solo te permito
trabajar para que me puedas mantener y antes de irte te follaré para que pases la mañana
pensando en mí.
- si amo, gracias – fue lo único que se me ocurrió mientras me acurrucaba besando sus pies
y realmente estaba agradecido de que mi amo me hubiese elegido
Era increíble el cambio que había dado mi vida. De activo y varonil me había convertido en
un esclavo sumiso.
El flechazo que había sentido por Tom había nublado totalmente mi juicio. Su imagen y el
placer que sentía al estar en contacto con él impedía que pudiese razonar con claridad, solo
pensaba en él y aceptaba, no solo aceptaba, deseaba y agradecía estar en aquella situación,
acurrucado en posición fetal rodeando sus pies. No sabía como había llegado en un día a
transformarme en esclavo, pero tampoco me importaba. Quizás fuera lo que llevaba
esperando toda mi vida y Tom me había despertado. Lo único que sabía era que no podría
vivir sin él.
Al día siguiente sonó temprano el despertador, Tom me quitó el vibrador que me había
dejado el culo dormido aunque me levanté con una erección por los sueños eróticos que
había tenido con mi amo
- Estoy cansado, así que ven y pónmela dura, quiero que te folles tu mismo sentándote en mi
polla
No me costó demasiado ponérsela dura con mi boca.
Con el agujero de mi culo abierto por el vibrador me entró su polla en cuanto me senté sobre
ella. Empecé a moverme hasta no dejar ni un centímetro fuera de mi culo, me levantaba y
volvía a bajar para que me entrase mas y mas adentro. Me movía como una puta
satisfaciendo a su macho, usando su polla para follarme con ella. El apenas se movía, yo era
el puto… Doblaba las rodillas haciendo que mi culo subiese y bajase para tenerle dentro de mi
y le aprisionaba la polla intentando que se contagiase del placer que me daba. No tuve que
esperar demasiado, cabalgando sobre su polla enseguida sentí el calor de su semen
invadiendo mis entrañas y con una ligera masturbación yo también me corrí manchando su
pecho
- límpiame y vete a trabajar – me ordenó, cumpliendo yo sus deseos con mi lengua para
limpiarle mi propia leche
Era tarde así que me apuré en la ducha y fui al trabajo. Como Tom había predicho estuve
toda la mañana pensando en él.
Pronto me asaltó un cierto temor por haber metido a un extraño en mi vida, en mi casa.
Quizás a la vuelta no estaría. Pero el temor no era por si me hubiese robado, era por el hecho
de no verle al llegar. Le necesitaba.
De vuelta a casa solo pedía que estuviese allí, haría todo lo que me ordenase, estaba
dispuesto a cualquier cosa con tal de no perderle. Las voces que sentí al llegar me aliviaron,
pero para mi sorpresa ¡Tom no estaba solo!
Le acompañaba otro chico que aparentaba ser de su edad o quizás algún año mayor. Moreno,
un poco mas bajo que nosotros y con los brazos y piernas bastante mas marcados que Tom,
se le adivinaban horas en el gimnasio.
Los dos actuaban con normalidad a pesar de mi asombro, como si yo fuese el invitado en mi
propia casa. Estaban vestidos solo con un tanga y cuando me vieron entrar me miraron con
superioridad, sobre todo el chico nuevo que me inspeccionaba de arriba abajo. Mi amo me
saludó con total naturalidad
- hola puto. Este es un amigo, se llama Mike, aunque tu puedes llamarle "amigo de mi amo"
¿entendido?
- si amo – le dije incómodo porque hubiese traído a su amigo y confundido aún por aquella
situación pero sabiendo que era lo único que podía responder
- ¿Ves Mike? Es un puto muy sumiso
- ya lo veo, vamos a pasarlo bien con él ¿me dejarás que lo folle? – abrí los ojos con temor
ante aquella pregunta del amigo de mi amo que aumentaba mi desconcierto
- ¡claro que si! Pero no le destroces el culo que tienes un pollón enorme, jejeje
No salía de mi asombro. Mi amo me estaba cediendo a su amigo como si fuera un juguete.
Aunque bien pensado era lógico si me consideraba solo una de sus propiedades, eso me
molestaba pero también me excitaba al reafirmarme como suyo
- ¿Qué haces ahí parado? – me sacó de mi letargo- quítate la ropa y ven a chupársela a mi
amigo
- si amo – acepté resignado
Quedé totalmente desnudo, venciendo el pudor inicial que podía sentir ante la mirada de un
extraño. Me arrodillé ante Mike y empecé a acariciarle por encima del boxer, marcaba un
paquete impresionante, mayor que el de Tom.
Cuando liberé su polla el susto fue mayúsculo, por lo menos 25cm de carne dura me
apuntaban amenazando con destrozarme.
Con temor ante aquel monstruo empecé a chupársela como pude, abriendo mucho la boca
para intentar que me entrase entera. No había manera, era descomunal. Mike se impacientó
y me empujó la cabeza con fuerza haciendo que la punta de su polla entrase por mi garganta
dándome vómitos.
- ¡chupa puto! Voy a llenarte de leche hasta que te salga por las orejas – me gritaba con total
confianza, como si me hubiese adoptado también como un esclavo - ¡toma polla! Tiene que
entrarte hasta el fondo
Intenté sacarla pero no me dejó, era muy fuerte a pesar de su edad y la presión de sus
manos me atenazaba la cabeza presionándome contra él. Me asfixiaba y tuve que relajarme
para respirar como podía. Mientras tanto Mike manejaba mi cabeza como si fuese un
muñeco, metiendo y sacando su polla de mi boca cada vez más rápido. Me acercaba la
cabeza mientras empujaba con sus caderas para que la penetración fuese lo mas profunda
posible.
Nunca me habían follado la boca de forma tan violenta y cuando se corrió su leche entró
directamente en mi garganta. Casi pude sentir como me llegaba al estómago por la cantidad
de leche que expulsó.
Cuando me la sacó de la boca Tom y Mike empezaron a reírse al oírme toser.
- Jajaja ¿no puedes con un poco de leche?, tienes que entrenarlo mejor Tom, un puton como
este no puede atragantarse por un poco de leche
- jajaja, tienes razón Mike, pero con ese rabo que tienes seguro que me lo has llenado
- dale tu ahora Tom. Hay que alimentarlo bien y solo a base de leche, a los putos no les hace
falta nada más
- ¡ven aquí puto! Que ahora voy a darte yo otra buena ración ¡chúpamela!
Mike me empujó hasta Tom que estaba sentado en el sillón de enfrente. Este ya tenía su
polla preparada para meterme en la boca. Yo intentaba ganar algo de tiempo para
recuperarme pero no me lo permitieron. Tom me agarró por los pelos y acercó mi boca a su
polla que no tuve mas remedio que tragarme. Ahora era Tom el que manejaba mi cabeza
follandome como había hecho antes Mike que nos miraba divertido
- Aprovechate que le he lubricado la boca al puto, jejeje Tienes que dejármelo mas veces,
que este culito debe tragar tan bien como su boca – decía Mike mientras me metía sus dedos
en el agujero del culo
Con mi postura, arrodillado chupándosela a Tom debía parecer que invitaba a Mike a
penetrarme y no pude ver como se colocaba hábilmente detrás de mi con la punta de su polla
en la entrada de mi culo. Sin casi dilatación ya que solo me había metido un dedo con algo
húmedo que seguramente eran gotas de su semen, me metió la polla casi hasta el fondo.
Di un grito sacando la polla de Tom de mi boca. Eso no le gustó y me dio un tirón de pelo
- ¡Que hacer puto! No tienes permiso para dejar de chupármela ¿es que un puto como tu no
es capaz de aguantar un poco de dolor?
- lo lo siento amo – balbuceé mientras me volvía a meter su polla en la boca
Mi imagen era la de un autentico putón sumiso. Con el cuerpo totalmente depilado. Empalado
por dos chicos casi adolescentes que se dedicaban a entregarse a cambio de dinero, ya que
supongo que de eso conocía mi amo a su amigo.
Y ahora era yo el chapero, el sumiso, entregado a los deseos de mis penetradores. Jadeando
como una perra en celo y disfrutando cada vez más con las dos pollas que tenía dentro de
mi. La de mi amo follandome la boca y la de su amigo rompiéndome el culo.
Mike empezó un mete saca, primero despacio y pronto acelerando sus movimientos. Su polla
parecía entrar cada vez más dentro de mí por el fuerte ritmo de sus embestidas. Con cada
movimiento de sus caderas me clavaba más y más adentro aquel pollón de 25cm que me
llenaba el culo, proporcionándome un placer cada vez mayor. Mike lo notó mi excitación y
agarró mi polla para masturbarme al ritmo de su follada.
- Mira como tiene la polla el puto – le decía a Tom que estaba gozando con mi mamada –
vamos a enseñarle lo que es disfrutar de verdad, jejeje
Mike me abrazó por la cintura y sin sacar su polla de mi culo me levantó echándome con él
hacia atrás hasta quedar en el otro sofá con mi espalda pegada a su pecho, sin dejar de
penetrarme en ningún momento. Yo parecía un juguete en sus manos
De nuevo movía sus caderas para continuar con la follada que me estaba haciendo y ahora
era Tom quien se había acercado para agarrarme la polla que no perdía su dureza.
De repente, cuando mas estaba gozando por la follada de Mike y la paja que me hacía Tom,
la situación se tornó violenta. Mike pasó su brazo a la altura de mi cuello rodeándomelo hasta
casi estrangularme mientras con el otro brazo apretaba mi abdomen para evitar que saliese
su polla de mi culo. Me cogió por sorpresa e intenté liberarme el cuello para poder respirar
mejor
- Vamos Tom, demuéstrale al puto quien manda
Ante mi desconcierto Tom me levantó las piernas, apoyó la cabeza de su polla en el agujero
de mi culo ocupado por la polla de Mike y empujó con fuerza para penetrarme.
- Aggggg
No pude evitar gritar de dolor al sentir como dos pollas me perforaban el culo y mis súplicas
para que me la sacase no tuvieron ninguna respuesta.
- Nooooo, por favor me duele, me duele
- ¡Calla puto! – me gritaba Mike al oído – trágate nuestras pollas, que solo sirves para follarte
- Noooo, basta por favor
Me estaban rompiendo el culo y no soportaba el dolor. Con mis manos intentaba evitar que
Mike me estrangulase y Tom me tenía sujeto de las piernas, puede decirse que era una
autentica violación. Habían hecho un autentico bocadillo, donde yo solo era un trozo de carne
que estaba en medio de dos amos que me follaban sin piedad. El dolor no me dejaba
disfrutar a pesar de que Mike había aflojado la presión sobre mi cuello.
Al menos veía la cara de placer de mi amo mientras me follaba y de nuevo la sensación de
pertenecerle, de llegar hasta aquella situación con dos pollas desgarrándome el culo le
demostraría lo mucho que le amaba, eso mitigaba el dolor y lo iba transformando en placer.
Los dos se corrieron dentro de mi, primero Tom y en unos segundo Mike me llenaron el culo
de leche. Al sacarme las pollas me dejaron adolorido, con un hilo de sangre saliendo del
agujero de mi culo y también con una fuerte sensación de vacío.
A pesar del dolor deseé que uno de ellos volviese a meterme la polla de nuevo y eso volvió a
demostrarme lo puto que me había vuelto. Tampoco me dejaron descansar demasiado
- Mira como nos has dejado las pollas de mierda y sangra puto ¡ven aquí a limpiarlas con la
lengua - mi gritó Mike
- si amo – dije inconscientemente metiendome la polla de Mike en la boca, sin darme cuenta
que le había llamado amo
- Jajaja, ¿ves Tom? Al puto le ha gustado más mi polla, ya me llama amo a mi y se lanza a
chuparmela en cuanto puede, jajaja
- ¡Será putón!, ¿pero dejarás que me lo quede verdad? Nunca había tenido un esclavo y este
me gusta, hace lo que yo quiero
Era Tom el que pedía permiso a Mike para quedarse conmigo ¡pues claro que era de Tom!.
Mike solo era el "amigo de mi amo", nada mas.
Al oirles dejé la polla de Mike y me lancé rápido a chuparsela a mi amo.
- ¿Ves como le gusta tambien mi polla?
- a este puto le gustan todas las pollas – sentenció Mike – Esta bien, dejaré que te lo quedes
pero cuando me apetezca vendré a follártelo. Dame una copia de la llave que así podré venir
cuando quiera
Miré a Tom rogándole con la mirada que no le diera llave a Mike. No quería dos amos, con el
que tenía y del que me había enamorado ya me bastaba.
- Esta bien – dijo Tom para mi desesperación
- No se como has conseguido domar de esa forma a este puto ¿me habias dicho que se
llamaba Javier cuando era libre? – Mike me agarró del pelo e hizo que le mirase a los ojos –
Mira puto, aquí donde ves a tu amo él también es un esclavo cuando está conmigo
¿Queee? Mi amo no podía ser esclavo
- No le digas eso que me pierde el respeto – dijo Tom
- ¿perderte el respeto? Este puto es esclavo de un esclavo, eso le deja sin derecho a decir
hacer o incluso pensar nada que no le permitamos. Si ti te besa los pies, a mi debe besar los
sitios por donde paso – Mike me estaba asustando con sus palabras pero seguía hablando y
mirándome a los ojos hipnotizándome con su mirada – A partir de ahora no vales nada, yo
controlo tu vida, tu dinero, tu cuerpo. Comerás y beberás nuestras sobras. Pedirás permiso
para todo. Mientras no esté yo aquí permitiré que cumplas las ordenes de Tom, pero cuando
vuelva serás mío ¿entendido?
- yo … – bajé la mirada sin fuerzas para negarme. La situación me llevaba a extremos de
placer que no había soñado nunca pero el cambio en mi vida iba a ser demasiado drástico
¿podría aceptar la nueva vida que me imponían? ¿era capaz de entregarme de aquella
forma?. Ver a Tom me ayudó a decidirme - Sssi, amo, lo que ordenes
- bien, mañana te llevaré a hacerte un tatuaje en el culo que ponga "esclavo" para que no se
te olvide nunca y voy a ponerte dos aros en los pezones para encadenarte cuando venga a
verte. Tom ha hecho bien en depilarte, no quiero que vuelvas a tener vello en el cuerpo
nunca, como buen puto
La poca libertad que podía tener hasta ese momento la había perdido por completo.
No valía nada para mi nuevo amo y solo el poder estar con mi amado Tom haría que
soportase aquel nivel de humillación, aceptaría cualquier cosa con tal de estar con él y de eso
ya se había dado cuenta Mike. No me importaba entregarle mis posesiones, m cuerpo, mi
vida que a partir de ahora sería de él. Estaba en sus manos.
RELATO 2
Vivo en una ciudad de 100000 habitantes, aproximadamente. No digamos que aquí todo el
mundo se conoce, pero sí una gran parte. Así que no fue difícil para mí observar a un chico
de la colonia árabe, muy atractivo por cierto, a quien veía siempre en un instituto donde
impartían idiomas, cuando tenía más o menos unos 15 años. No tenía idea de su nombre
siquiera, ya que estábamos en cursos diferentes, pero siempre lo veía. Es alto, delgado, piel
muy blanca, nariz ligeramente grande, ojos verdes y cabello rubio. Su rostro era
impresionantemente bello, me recordaba mucho a Maculay Culkin, el actor norteamericano y
así le decía cuando hablaba de él a mis amigos.
Con el tiempo fue creciendo y por supuesto se hizo más bello aún. Se dejó crecer un poco el
cabello y tenía una barba rala en su mentón. Era normal verlo con vehículos y motos
costosas. Se hizo dueño de una mueblería en la Avenida Central, en cuya vidriera estaba su
correo electrónico para promocionarse ante los posibles clientes. Lo anoté y decidí enviarle un
mensaje para ver si nos podíamos ver. Le dije que era homosexual y que me gustaba mucho
y que si quería verme sólo tenía que manifestarlo. Para aquel momento él tenía más o menos
23 años. Seis días después me contestó lo siguiente textualmente: "mira maldito gay deja de
escribir estupideces". Estaba triste por su respuesta. En verdad era estúpido de mi parte
pensar que un chico tan atractivo y con tan buena posición económica se iba a fijar en mí.
Un día estaba en un banco ubicado en otra parte de la Avenida Central y casualmente llegó
él. Su presencia era imponente y me quedé viéndolo. Por cosas del destino también él me
vio. De hecho, cada cierto tiempo me miraba y notaba que yo lo veía. Aunque no lo logramos
hablar, me dio pie para enviarle otro correo proponiéndole esta vez ser su esclavo y cumplir
todos sus deseos. La verdad, no tenía muchas ilusiones de que me contestara, pero de nuevo
me equivoqué. Días después, me llegó su respuesta, y me propuso vernos en un centro
comercial de la ciudad. Por supuesto me contenté muchísimo.
Llegué al centro comercial puntualmente. Miré en las mesas dispuestas para la parte de la
comida rápida y allí estaba como siempre: bello e impresionante. Él no me conocía. Tenía el
corazón a punto de salirme del pecho cuando me acerqué a su mesa.
- Hola Anthony, soy el que te envió el correo.
- Ah, ¿Qué tal?, siéntate.
- Tenía grandes ganas de verte, siempre me has gustado muchísimo.
- Yo sólo vine porque me interesó tu propuesta. Así que no te hagas tontas ilusiones
románticas porque de eso no habrá nada.
- Por supuesto lo que tú digas.
- Háblame más sobre tu propuesta de ser mi esclavo.
- Pues, en realidad no hay mucho que decir. Estoy dispuesto a ser tu esclavo y a hacer todo
lo que tú me digas.
- Eso es lo único que me gusta de todo esto porque nunca he tenido un esclavo. Pero debes
tener en cuanta que yo quiero a alguien dispuesto a todo.
- Perfecto, yo estoy dispuesto a todo.
- Eso lo veremos. Vamos a ver si aguantas todo lo que te tengo preparado. Si es así,
podremos vernos de vez en cuando para saciar mis ganas, de lo contrario, no me verás
nunca más, ¿Entendido?
- Claro que sí, no hay ningún problema.
- Entonces vamos a otro sitio.
- Muy bien, tú dices.
Nos fuimos hasta su auto, un todo terreno muy lujoso con vidrios oscuros. Tenía un poco de
miedo por la expresión "Vamos a ver si aguantas todo lo que te tengo preparado". ¿Qué
querría hacerme? ¿Y si era un psicópata y deseaba matarme?. Cuando abordamos su
vehículo me dijo lo siguiente:
- Ahora te voy a poner esta venda para que no veas donde iremos.
- No es necesario, yo soy muy discreto y no diré nada que te dañe.
Inmediatamente me golpeó en el estómago con su mano derecha y yo me doblé colocando el
tronco sobre mis piernas a causa del fuerte dolor.
- ¿Eres idiota o qué?, aceptaste ser mi esclavo. No debes contrariarme nunca y si lo haces,
ya sabes lo que te espera.
- Disculpa, no volveré a hacerlo.
Entonces me tomó el rostro con su mano derecha y me colocó la venda apretándola
fuertemente mientras me decía:
- De aquí en adelante me llamarás amo, hablarás sólo cuando te lo indique, cumplirás a
cabalidad todo lo que te ordene por más difícil o duro que te parezca y cuando no lo hagas te
castigaré de tal forma que te arrepentirás de no haberme obedecido.
- Claro, estoy para lo que me ordenes.
Me dio otro fuerte golpe en el estómago que me hizo salir lágrimas de dolor.
- No te autoricé para que hablaras, además deber terminar tus frases con la palabra amo.
¿Entendiste?
- Sí, amo.
- Ahora está mejor. Debes recordar que tú eres sólo un imbécil que cumplirá mis deseos más
profundos. Las chicas con quienes salgo son gente importante, no como tú que eres un ser
insignificante. Ellas no aceptarían nunca las cosas que pienso hacerte. Así que tú sólo servirás
como descarga para mis instintos más viles. ¿Quedó claro?
- Sí, muy claro amo.
- Y es que si no hubiese quedado claro, igual tendrías que cumplir mis deseos porque eres mi
esclavo y me perteneces completamente. Fue decisión tuya estar aquí. ¿Comprendido?
- Sí, mi amo.
Nos fuimos de allí y me pareció que mi amo condujo alrededor de dos horas. Nos detuvimos
en un sitio del cual no tenía ni la más remota idea de donde quedaba. Estaba terriblemente
asustado y hasta cierto punto arrepentido por estar con él. Era muy hermoso, pero también
muy duro. Sentí que se bajó a abrir un portón que luego pasamos y también que estacionó el
vehículo dentro de un garaje.
- Quédate aquí, ya vuelvo – me dijo-
Se bajó y por el ruido que escuché que cerró el portón de entrada y luego el del garaje. Se
acercó a mí y me abrió la puerta del vehículo. Entonces me ayudó a bajar y me llevó hacia
una sala. Eso lo supe porque me quitó la venda. Era una casa lujosa y cuyas características
me daban la impresión de que era un sitio de vacaciones. Las cortinas estaban cerradas, así
que no podía ver lo que sucedía fuera de allí.
- Ahora estás completamente bajo mi poder y sólo a mi disposición. He estado
instruyéndome en técnicas de tortura para que tú satisfagas mis deseos. Por fin ha llegado el
momento que había esperado por años.
- Estoy de acuerdo con todo lo que quieras hacerme, pero tengo mucho miedo amo.
Me haló fuertemente el cabello, estirándome la cabeza lo más atrás que pudo y apretando
fuertemente mi cuello, casi hasta ahorcarme, me dijo:
- Tú pareces no entender que no debes hablar sin mi permiso, ahora calla y ven aquí.
Me trasladó hasta el centro de la sala y cuando mire al techo me percaté que de él pendía
una polea mecánica, de esas que se utilizan para levantar motores de automóviles. Luego
buscó en un armario unas esposas y me las colocó. Bajó la cadena que colgaba de la polea y
ató las esposas a ella. Posteriormente, subió la polea hasta el punto de quedar con los brazos
arriba. Finalmente ató mis pies a un asa que estaba en el suelo con otra cadena.
- Espera un rato esclavo, ya vuelvo.
Se fue hacia una habitación de la cual salió más o menos en 15 minutos. Cuando volví a verlo
estaba vestido con un traje típicamente árabe: Una túnica de esas que se usan en el desierto
y un lienzo anudado con una tira negra alrededor de la cabeza. En verdad se veía muy bello.
Me desgarró la camisa y con un cuchillo cortó mis pantalones, mi ropa interior y mis medias.
Quedé totalmente desnudo. Luego, me colocó una capucha de cuero negro en el rostro que
tenía dos hoyos para que pudiera yo ver.
Se fue una vez más y volvió al poco rato con una cámara filmadora sostenida sobre un
trípode, la cual colocó y ajustó a la altura y distancia más correspondiente para la mejor
toma. Además traía en la mano derecha un látigo de cuero negro.
- Quiero disfrutar de este momento todas las veces que desee. No te preocupes, nadie podrá
reconocer tu horrible rostro y como yo estaré de espaldas a la cámara y con este traje nadie
podrá reconocerme a mí tampoco. Comenzaremos calentándote un poco. Para ello te daré
una rica sesión de latigazos.
Intenté gritar, pero estaba paralizado por el miedo. Sin embargo, la expresión de mi cara le
generó una sonrisa de gran maldad en mi amo. Era evidente que disfrutaba con mi temor. Él
tomaba el látigo con la mano derecha y al mismo tiempo lo acariciaba lentamente con la
izquierda. Comenzó a reír un poco seguramente para aumentar mi angustia, cosa que logró.
Después de un minuto alzó el látigo y me azotó furiosamente por todas partes del cuerpo. A
cada azote que sentía, yo respondía con un fuerte grito, no podía siquiera hablar para rogarle
que se detuviera. Era evidente que nadie me escuchaba, de lo contrario me habría puesto
algo en la boca para que no se sintiera nada. El ritmo de latigazos era de uno cada dos
segundos aproximadamente. Su rostro tenía una sonrisa que expresaba burla y placer. Cada
vez que ese instrumento hacía contacto con mi piel sentía como si algo me quemara y el
dolor, que era de por sí insoportable, aumentaba cada vez más. Mientras me azotaba me
decía con voz desafiante:
- ¡Toma maldito!, eres un imbécil e insignificante gusano y aquí estás a mi merced. No te
imaginas cómo estoy disfrutando de esto. Nunca había sentido tanto placer.
Continuó con la sesión de latigazos por espacio de varios minutos y luego se detuvo.
- Espera un rato esclavo, ya vuelvo.
Luego de que se alejara me incliné para ver mi cuerpo. Tenía marcas muy pronunciadas por
todas partes. Me dolían como nada lo había hecho hasta ese momento. No tenía idea de que
era lo que continuaría, pero tenía mucho temor de ello. Al poco rato mi amo regresó con un
envase de plástico pequeño en la mano. Cuando se acercó pude ver que se trataba de
alcohol, el que se utiliza para curar heridas. Lo destapó y sin perder mucho tiempo comenzó
a arrojarme el contenido a mi cuerpo. El alcohol hizo que se avivara el dolor más aún, por lo
cual grité de nuevo, aunque sólo él logró escuchar algo.
- Ja, ja, ja. Nunca había gozado tanto. Cada vez que gritas siento aún más ganas de hacerte
daño. Mírate allí, sin poder hacer nada. ¿Te duele, verdad?. Y eso que todavía no hemos
terminado.
Se acercó a mí y lo pude ver de cerca otra vez. Era como una rosa, hermoso para la vista,
pero doloroso cuando intentabas tocarlo. Súbitamente, enfiló su puño derecho hacia mi
estómago y me golpeó lo más fuerte que pudo. Grité de nuevo e intenté retorcerme, aunque
no pude por causa de mis ataduras. Entonces, bajó la polea y yo caí al suelo con mi cuerpo
contraído por el dolor. Me desató lo pies para liberarme del asa del piso e inmediatamente
me los volvió a atar, me desató las esposas de la polea, colocó allí la soga que tenía en los
pies y comenzó a elevarme una vez más, esta vez cabeza abajo. Rodé por el piso mientras
mi cuerpo subía hasta que mi cabeza se despegó del frío piso. Me subió hasta que mi boca
quedó a nivel de su vientre. Inmediatamente, se sacó su pene que estaba en plena erección y
lo puso en mi boca.
-¡Chúpalo bien, maldito perro! Y cuidado si me haces daño, porque no vivirás para contarlo.
Por primera vez me gustaba lo que estaba haciendo, su pene era verdaderamente un sueño:
enorme, de color blanco y totalmente recto. Lo engullí sin pensarlo mucho para darle la
mejor mamada que de mi vida. Aunque la posición me dificultaba. Él disfrutaba y se
contorneaba rítmicamente y decía:
- Así…eso es…, sigue así esclavo…ahhh…que delicia…hazme acabar ya.
Estaba disfrutando de ello, pero tenía que hacerlo eyacular rápido porque sentía que toda la
sangre me baja a la cabeza. Cerré los ojos y me concentré en mi boca. De todas maneras no
tardó mucho porque su nivel de excitación era altísimo, dado a que estaba disfrutando algo
nuevo para él. Sentí un chorro de semen entrar en mi boca y tragué todo esa rica leche
árabe.
- No creas que hemos terminado con esto. Ya verás lo que viene.
Se fue y regresó con un artefacto que parecía un pequeño rastrillo en cuyo mango al final
tenía un largo cable con un enchufe que conectó a un interruptor cercano.
- Siempre quise hacer esto con alguien. Sólo podía disfrutar de ello en las películas porno. Y
aquí estás tú, inmóvil y servil, para darme ese placer.
Me acercó el "rastrillo" y apretó un botón que tenía en el mango. De repente, comenzó a dar
descargas eléctricas que atravesaron todo mi cuerpo. Comencé a dar alaridos muy intensos
por el dolor que me agobiaba. Obviamente, mis gritos estimulaban a mi amo para que
continuara torturándome. Tanto fue el impacto de ese artefacto que me desmayé.
Desperté por las cachetadas que mi amo daba. Me encontraba en una cama, boca abajo y
atado de pies y manos a los cuatro extremos de la misma. Nuevamente estaba inmóvil e
indefenso. Puso la cámara en posición y se acercó a mí con su pene erecto y enfundado en
un condón. Se montó en la cama y se colocó a mis espaldas. Traía en la mano un tubo de
metal cuya punta estaba afilada.
- Qué cosas tiene la vida. Yo estoy disfrutando como un loco y tú sufriendo como una bestia,
porque eso es lo que eres. Ahora sentirás todo el poder árabe dentro de ti.
- No, por favor, no me hagas daño, te lo ruego.
- Eso es, ruégame basura, demuestra que no eres nadie delante de mí, eso me gusta, pero
no me detendrás, eres mío, ¿Recuerdas?, tú mismo así lo quisiste y yo te complací.
Se montó sobre mi espalda y colocó su pene en mi ano y comenzó a penetrarme
salvajemente. Nunca me habían hecho eso y por supuesto que me dolió muchísimo. Era un
dolor terrible que me forzó a gritar una vez más. Al mismo tiempo comenzó a torturarme con
la punta de tubo por varias partes de mi cuerpo, cosa que aumentaba mi sufrimiento.
-Sufre imbécil, sufre, eso me gusta y grita más fuerte para que me des más fuerza para
someterte.
Algunos minutos después eyaculó dentro de mí y exhaló sonoramente como prueba de su
goce.
- Ahora espera aquí mientras me baño.
Regresó a la media hora, bañado vestido y ricamente oloroso a colonia. Me desató y sacó una
pistola de una gaveta:
- Nos vamos . No opongas resistencia, porque de lo contrario me veré en la obligación
liquidarte. Antes de irnos, acércate de rodillas e inclínate ante mí.
No podía moverme mucho por todas las torturas que había sufrido, pero hice mi mayor
esfuerzo en cumplir con la orden. Cuando estuve cerca me dijo:
- Quiero que beses mis zapatos y después quítamelos y me chupas muy suavemente mis
pies.
Hice lo que ordenó lo mejor que pude y después de un rato me apartó dándome una patada
en la cara que me hizo sangrar la nariz.
- Vamos, ya me aburriste.
Me colocó nuevamente la venda y me condujo a su camioneta siempre a punta de pistola, la
cual sentía en mi espalda. Condujo por un espacio de dos horas y al final se detuvo en un
lugar que resultó ser el recodo de una carretera. Me quitó la venda y pude ver que estaba
cerca de la ciudad. Me apuntó con su pistola, mientras su mano izquierda sostenía la cámara
y me dijo:
- Ya ha terminado tu calvario, estúpido, pero no puedo dejarte ir, me delatarías.
- No, mi amo, nunca lo haría.
- No me puedo arriesgar a esa posibilidad. Disfruté mucho contigo, pero ya encontraré a otro
u otra imbécil que sacie mis ganas.
- Por favor amo no me mates, te lo ruego.
- Lo siento, despídete de la vida.
Cerré los ojos pensando en todo lo hermoso que iba a perder y esperé el momento final.
Como no sentía ningún disparo y los abrí nuevamente. Entonces mi amo apretó el gatillo y la
pistola hizo simplemente "Clic". No estaba cargada.
- Ja, ja, ja, ja, ¿Qué pensaste?, ¿Qué soy un asesino?. Eres un ser tan poco importante que
no mereces ni siquiera que te mate. Ahora vete, que yo te llamaré en otro momento para
que volvamos a hacer lo mismo.
Cerró la puerta violentamente y me dejó allí, solo y desnudo, en medio de la oscuridad de
esa carretera, ya que había anochecido. Había sufrido mucho, pero también conocí a quien
más quería. Ya empezaba a gustarme esa sesión de sadomasoquismo. Mi amo no tendría que
buscar a nadie más. Para eso estaba yo.
Corrí hasta una casa cercana y toqué a la puerta. Les conté que me habían robado y dejado
desnudo. Esa familia me consiguió ropa y me permitió usar el teléfono para llamar un taxi.
No obstante lo que había pasado, me sentía realizado. Decidí que primero me curaría y luego
volvería a buscarlo. Era su esclavo y deseaba serlo para siempre.
RELATO 3
Depravación Adolescente
jj
Eran tiempos de crisis, y los trabajos abundaban poco, no había manera de conseguir trabajo
fijo. Lo único que conseguía eran trabajos eventuales en el puerto. Hasta que me salió la
oferta de embarcar en uno de los congeladores que iban a pescar a aguas de Marruecos.
No dudé en aceptar la oferta. La campaña sería de 6 meses, pero tendríamos que convivir
con trabajadores marroquíes, y es que más de la mitad de los trabajadores, serían de
nacionalidad marroquí. No me importó ese detalle, aunque mucha gente no quería ir por ese
detalle; yo no soy ni era racista, así que daba igual la nacionalidad de la gente.
A la semana siguiente tenía que estar en Las Palmas, para embarcar desde el puerto de la
Luz.
Llegó el día y allí estaba yo. Nos habían enviado el billete de avión, y desde el aeropuerto
nos llevaron a un hotel en espera de la llegada del barco, el cual atracaría al día siguiente, y
en uno o dos días, iniciaríamos la campaña.
Cuando llegué al hotel, el único español que había era yo; Los demás españoles eran
oficiales o técnicos; allí todos los demás eran marroquíes. Nos fueron agrupando por parejas,
y a mí, por supuesto me tocó un marroquí. Esas parejas eran para compartir habitación en el
hotel, pero serían igual al llegar al barco.
El marroquí que me toco de compañero, era mayor que yo, pero no pasaría de los 35 años.
Era más alto y fuerte que yo; yo mido 1,65 y un peso en aquellos momentos de 58 KG; y el
rondaría los 1,80, y cerca de los 80 KG de peso. En la habitación del hotel nos presentamos,
él se llamaba Jabibi, y yo Dani.
Durante ese día en el que no nos separamos, no dejó de escrutarme; cada vez que veía
como me miraba, notaba como si quisiera desnudarme con sus ojos, vamos que no sacaba la
vista de encima mía.
Ese día prácticamente lo dedicamos a conocernos y pasear por Las Palmas. Recorrimos el
paseo de La playa de Las Canteras, Santa Catalina, calles adyacentes, etc. Jabibi, nunca se
despegó de mí, a donde iba, venía él, no perdía ni un solo movimiento o gesto mío. Si me
quedaba sentado en la terraza del bar, él también, si me levantaba e iba al aseo, o a comprar
cualquier cosa, él me acompañaba. Incluso cuando fui a comprar unas cosas para aseo
personal, y unos slips, él no me dejó ir solo, vino conmigo, era como mi sombra. En una de
las ocasiones que tuve que ir al aseo, entré en el escusado, pues cuando salí, allí estaba
esperándome.
Al llegar la noche e irnos a dormir, al desnudarnos uno enfrente al otro, él no perdió detalle
de todo mi cuerpo, y lo que yo hacía. Me saqué toda la ropa incluido slip; ya que iba a
ducharme; al agacharme a coger unas chanclas en la maleta, mientras las iba buscando, se
acercó a mí, me puso una mano en la espalda, y me dijo: Dani, tienes un cuerpo muy bonito,
y un culo que no sé si podré contenerme. Llevo meses sin probar mujer, y tú me estás
provocando. Mientras iba hablando, me iba frotando la mano por la espalda, hasta llegar a mi
culo y pasar la mano por todo el canal. Se paró en el ano e intentaba meter un dedo. Di un
respingo, ¡eh! ¿Que haces? Le dije mirando a la cara. Cuando me giré hacia él, ya lo vi
desnudo y una erección en sus calzoncillos de campeonato.
Mira como me has puesto, me decía mientras me sujetaba la mano y la llevaba a su
entrepierna.
Yo, yo no he hecho nada, le dije. Solo me he desvestido para ducharme e irme a dormir.
Si me enseñas tu culo, no voy a poder aguantar, vas a tener que ser mi mujer. Llevo tiempo
sin probar mujer alguna. Nosotros vamos a pasar muchos meses juntos, y no puedes
provocarme sin sufrir las consecuencias.
Se bajó el calzoncillo, dejando ver la tremenda erección que estaba teniendo. Tiró de mi
mano llevándola a su polla. Mira como me has puesto, me decía mientras tenía la mano
sobre aquella polla erecta que el marroquí me mostraba.
Al tocarlo noté una gran suavidad, y un calor inmenso que despedía aquel tremendo rabo.
Estaba circuncidado, era largo y unos huevos inmensos.
Pues dale a la mandurria y te haces una paja, le contesté.
No, más pajas no quiero, mejor es tu culo, Es bonito cómo el de las mujeres, me dijo. Tu
polla es más pequeña que la mía, me decía mientras echaba mano a ella y tus huevos
también son más pequeños, repetía mientras me los sobaba.
No pretenderás que sea tu mujer, y te ponga el culo durante los 6 meses que dura la
campaña, ¿verdad?
Sí, me contestó, tú vas a ser mi mujer siempre.
Tiré de mi mano soltándome, y marchando para la ducha, le contesté: estás de coña, ni lo
sueñes.
Abrí los grifos de la ducha, y esperé a que saliera el agua caliente. Una vez salió, me metí,
empezando a ducharme. Cuando ya estaba mojado, me percaté de que no había cogido el
jabón, así que salí poniéndome una toalla a la cintura, y volví a la maleta para cogerlo.
Cuando volvía entrar en la ducha, antes de que cerrara la puerta, entró conmigo el moro.
Espera, dijo sin dejar que cerrara la puerta.
Me sacó la toalla de la cintura empujándome a dentro de la ducha. La dejó en la percha, y se
metió conmigo a ducharse.
Yo te enjabono, luego tu me enjabonas a mí, me dijo mientras abría el grifo y me sacaba el
jabón de las manos, y cogía una esponja.
Después de mojarnos cerró el grifo, disponiéndose a enjabonarme todo el cuerpo. Lo hacía
con toda delicadeza y mucha sensualidad, sobre todo al llegar a mi polla y huevos. Lo hacía
con tanta suavidad, que me empalmé como un burro.
Veo que te está gustando mis caricias, me decía, espero que seas una buena mujer para mí.
Jabibi, yo no soy ninguna mujer. Ya, ya, tu no, pero tu culito, sí. Y mientras me decía esto,
me giraba y se ocupaba ahora de mi culo.
Se paró en mi ano, y sin dejar de frotar, introdujo un dedo en él, ¡aaahhh! Grité al notar
entrar su dedo. Calla dijo él mientras me empujaba por la espalda y me hacía inclinar un
poco.
Metió el dedo bien a fondo, y estuvo sacando y metiendo el dedo, hasta que vio que ya no
había resistencia por mi parte.
Así, así quiero que te comportes y seas mi mujer.
Luego volvió a darme la vuelta, me hizo agachar, me ordenó abrir la boca, llevó su polla a
ella, y dijo, saca la lengua y ve lamiendo. Saqué la lengua, y lamí el prepucio mientras
sujetaba la polla con mis manos.
Así, ¡aaaaahhhhh! Que lengua tienes, ¡ummm! Métela en la boca, y lamela, ¡ohhh! Que rico
lo haces, Dani, eres muy guapo, tienes un cuerpo muy bonito, y me gusta cómo te estás
comportando, nos llevaremos muy bien, ya verás.
Yo a esas alturas ya estaba cachondo, y empezaba a estar salido y con ganas de aquel rabo.
El culo me hervía y pedía polla para que lo preñaran de leche.
Abrí la boca para tragar aquella polla del moro, la fui chupando a la vez que succionaba el
glande, parándome a succionar donde comienza este, haciendo que el moro jadeara y
gimiera de placer. Sus manos apretaron más mi cabeza, y sus dedos se enredaban con mi
pelo, mientras el moro jadeaba, ¡sí, sí, así mi amor! ¡ohhh! Que gusto me das Dani, si sigues
así, pronto me voy a correr, y ahora no quiero hacerlo, no quiero correrme en tu boca, hoy
quiero estrenar tu culo, mi amor, hoy quiero poseerte y dejar mi semen en él.
Estuve un buen rato chupando y succionando la polla del moro, en las que en varias
ocasiones me hizo dar arcadas y llorar los ojos, por meterla demasiado profunda en mi boca.
En una de las ocasiones, llegó a traspasar la campanilla, abriéndome a arcadas, soltando bilis
y llorándome los ojos.
Cuando ya empezaba a estar cansado de estar de cuclillas con la polla del moro en la boca,
Jabibi, me cogió por los brazos, con los cuales me sujetaba agarrándome a sus caderas, y
tirando por ellos, me hizo levantar.
Llevó mis brazos a sus hombros, me fue rodeando con los suyos, haciendo que pegara mi
cuerpo al suyo. Con una de sus manos en mi nuca, acercó mi cabeza a su boca, empezando a
lamerme los labios, mordisquearme el labio inferior, y poco a poco ir introduciendo su lengua
en mi boca. Su lengua empezó a jugar con la mía, luego permitió que mi lengua entrara en
su boca, apoderándose de ella y succionándola todo lo que podía.
Mientras se había apoderado de mi boca, una mano la tenía en mi nuca, y la otra fue
recorriendo toda la espalda hasta llegar a mi culo, magrearlo y sobarlo todo lo que pudo,
hasta conseguir llevar uno de sus dedos a la entrada a mi ano, acariciar el esfínter, y luego ir
poco a poco introduciéndolo dentro de mi culo. Lo mantenía justo en la entrada, lo metía y
sacaba, y dejando solo la punta dentro de mi culo, lo iba girando y apretando a los costados,
para ir abriendo el culo y hacer que mi esfínter se fuera relajando y de esa manera no
opusiera resistencia.
Ya tenía los labios hinchados y colorados por aquella comida de boca que me estaba dando
el moro, cuando empezó a bajar con su boca por el cuello.
Iba dando pequeños mordiscos, y haciéndome chupones por todo él, hasta que llegó a mis
tetillas. Mordió y succionó los pezones, hasta dejarlos enrojecidos y a punto de sangrar.
Me tenía a punto de caramelo, no paraba de temblar, dar gritos y gemidos de placer. Cada
vez me agarraba más fuerte a él, apoyaba mi cabeza en sus hombros, le lamía y mordía su
hombro y cuello, y mis manos lo abrazaban fuertemente. En varias ocasiones le clavaba los
dedos en la espalda, hasta que llevé una mano a su polla y sin parar de acariciarla y sobarle
y manosearle los huevos, le pedí que me follara.
No aguanto más le dije, méteme la polla en el culo de una vez.
Aguanta mi amor, que hoy te voy a poseer, y tu culo será mío. Quiero que goces hasta la
locura, desees entregarte a mí, y ser mi mujer y que todos los días te haga el amor.
¿Dios! Ya no aguantaba más, aquella tortura me estaba haciendo delirar de placer. Tenía los
ojos en blanco, y si no me daba por el culo ya, en cualquier momento estallaría soltando
chorros de semen por mi pobre polla, que ya no aguantaba más.
Aún me tubo un buen rato haciendo sufrir. Después de dejarme los pezones hinchados, al
rojo vivo y a punto de sangrar, me dio la vuelta haciéndome colocar las manos sobre la
pared, y siguió otro buen rato metiéndome hasta 2 dedos en el culo, abriéndolo cada vez
más, y haciendo que mi esfínter no opusiera resistencia alguna.
Yo abría las piernas y agachaba el culo, buscando que los dedos entraran lo más al fondo
posible. Sentía una desesperación aberrante por ser poseído, y unos deseos inmensos por ser
empalado de una vez por la polla del moro aquel.
¡Métemela de una vez Por favor!
¡Dame por el culo que no aguanto más!
Sí mi amor, cumpliré tus deseos, y te haré mío. Hoy serás mi mujer, y el amorcito de mi
vida.
Sacó sus dedos del culo, me sujetó por las caderas con sus manos, se arrimó a mi culo
colocando su polla en la entrada a mi ano, y flexionando sus piernas, dio un movimiento a su
pelvis, metiendo toda su polla dentro de mí.
¡Ohhh! Suspiré al sentir su polla dentro mía. Me había llegado al fondo de mi culo,
recorriéndome una excitación por todo el cuerpo que me hizo delirar de placer.
¡Ufff! Por fin ya tenía la polla del moro dentro de mi culo, y aquello me excitaba y hacía que
abriera más las piernas, llevando mi culo a su pelvis, para no dejar de sentir sus pelos
púbicos y huevos pegados a mí.
¡Ohhh! Mi amor, que culo más rico tienes, que gusto me está dando, mi amor, ¡ooohhh! Que
gusto y calorcito me está dando tu hermoso culo amorcito.
Que bien se siente, y que suave se nota, ¡ay que gusto me estás dando!
Había empezado con movimientos suaves pero profundos, dejando su pelvis pegada a mi
culo. Notaba el roce de sus pelos púbicos y los huevos pegados a mi ano, cada vez que
impulsaba su pelvis, haciendo que su polla tocara el fondo de mi culito, sin apenas moverse
de allí.
Luego fue haciendo movimientos más largos y rápidos, llegando casi a sacar de todo la polla,
y volverla a meter hasta lo más profundo.
Yo no dejaba de gemir, y de temblarme las piernas por tanto placer que estaba sintiendo.
Era tan grande el placer que estaba sintiendo, que no di aguantado más, y ´mi polla empezó
a soltar chorros de semen cómo si fuera un géiser lanzando chorros de agua hirviendo.
¡Ohhh!, me corro, me, me corro, ¡ooohhh! Gemía y tartamudeaba mientras mi polla iba
escupiendo grandes chorros de semen.
Mientras me corría cómo hacía tiempo que no lo hacía, tuve que apoyar la cabeza en la
pared, y ser sujetado fuertemente por las manos de Jabibi, que, sin parar de darme por el
culo, impidió que, al doblárseme las piernas, me cayera de rodillas en el suelo de la ducha.
¡Ohhh! Mi amor, te has corrido, si no te sujeto, te me vas al suelo, amorcito. Tu amor te ha
hecho gozar y que te corrieras sin tocarte, amor mío. He sentido mucho placer, y me has
dado mucho gusto en la polla al contraer el culito mientras te corrías, mi amor.
Todo mi semen fue a parar sobre los azulejos de la pared de aquella ducha, a la cual seguía
apoyado con mi cabeza, mientras seguía siendo enculado por el moro Jabibi, y me iba
reponiendo sin dejar de gemir y temblarme las piernas.
Jabibi, no dejaba de gemir y culearme, mientras seguía sujetándome fuertemente con sus
manos por las caderas.
Ahora iba a mil revoluciones por hora, sacaba y metía la polla a toda velocidad en mi culo.
Cuando empezó a gemir más fuerte, dándome un mordisco entre el cuello y el hombro,
empezó a soltar su leche en lo más hondo de mi culo, ¡ooohhh! Mi amor, me corro, ¡ooohhh!
Me corro, me corro.
Me iba mordiendo la nuca y jadeando sin dejar de mover su pelvis, mientras su polla dejaba
de soltar todo el semen dentro de mí.
Cuando dejó de culearme, dejó su polla dentro mía, y abrazado a mí, me iba acariciando con
sus manos, la polla, huevos y pezones. A la vez que, con su boca, me mordía la nuca,
hombros y chupeteaba mi cuello, dejándomelo todo marcado.
Cuando terminó por salir su polla de mi culo, me giró y juntando
Su frente a la mía, empezó a besarme los ojos, cara, para terminar en mis labios, morderlos,
y pasar su lengua por ellos terminando por entrar en mi boca, y juntarnos las lenguas de
ambos.
Todavía estábamos jadeando y sudando por todas partes, cuando terminó abriendo el grifo
de la ducha, para poder terminar de ducharnos.
Nos volvimos a enjabonar uno al otro, y no nos volvimos a correr de gusto, porque habíamos
terminado de vaciar los huevos, y de momento no había semen que se pudiera expulsar.
Salimos de la ducha, cogimos cada uno su toalla, y nos secamos uno al otro. Cuando
terminamos de secarnos, me cogió por la mano, me llevó a la cama, y así desnudos como
habíamos salido de la ducha, nos acostamos los 2 juntos en la misma cama.
Me abrazó por la cintura, y llevando mi cabeza a su hombro, me acariciaba y decía al oído:
Ahora ya eres mi mujercita, amor. Tu culo será solo para mí, te lo follaré todos los días, tu
culito es muy bonito y rico, mi amor.
Cuando te vi por primera vez esta mañana, sabía que ibas a ser mío, eres muy hermoso y
tierno. No dejaba de admirarte y sentirme atraído por lo guapo que eres, y tu culito me
volvía loco, por lo precioso y rico que se ve. Y ahora que ya te he poseído y saboreado el rico
culo que posees, no permitiré que nadie te toque, amor. Serás mi mujer mientras estemos
juntos.
Me encontraba agotado y muerto de sueño, por lo que no quise contestarle, así que no abrí
la boca para decirle nada. Dejé que me acariciara, y apoyado sobre su hombro y pecho, me
quedé profundamente dormido. Era la una de la mañana, y a las 9 nos tocaban diana.
Cuando iban dar las 7 de la mañana, me desperté al notar el cuerpo del moro encima de mi
espalda, abriéndome las piernas, para poder meterme la polla por segunda vez en el culo.
¿Qué haces? Le pregunte a Jabibi.
Calla mi amor, no te asustes, solo quiero follar tu culo, y dejarlo satisfecho y atendido hasta
la noche. No quiero que sufra, ni pase necesidad alguna ni hambre de polla, mi amor.
¿Joder, Jabibi, tengo el culo que todavía me palpita por la follada de esta noche, y ya quieres
volverme dar por el culo?
Me vas a destrozar el culo, y vas a acabar conmigo.
¡Ahhh! Solté al notar entrar la punta de su polla en mi ano. Para Jabibi, para por favor.
Déjame dormir que aún es temprano, y estoy agotado. Mejor lo dejamos para la noche, te
juro que te dejare que lo vuelvas follar esta noche.
No Dani, no, tu ahora eres mi mujer, y yo necesito que mi amor me atienda. Anda, levanta
un poquito el culo, así te entrará mejor y no te haré daño.
Joder, si esto iba ser así todos los días, aquello acabaría conmigo y con mi pobre culo. Me
gustaba que me dieran por el culo, y que me llenaran de leche, pero aquello iba ser
demasiado.
Terminé por levantar un poco el culo, y dejarle acceder con mayor facilidad a la polla del
moro aquel, el cual ya me había poseído, y empezaba a tenerme dominado.
Tan pronto levanté un poco el culito, ¡zas! El moro ya me había clavado toda la polla en el
culo, ¡aaahhh! Gemí al notar entrar toda la polla.
Así mi amor, así, deja que tu amorcito te haga feliz, ¡ooohhh! Mi amor, que calentito estás,
¡ay que gusto me estás dando! ¡ooohhh! Que culito más rico tienes mi amor, ¡mmm! Cómo
me gusta tu culito amorcito.
Colocó sus brazos por debajo de los míos, se estiró sobre mi espalda, llevando su boca a la
mía, y aunque yo tenía la cara de lado, lamía con su lengua el lado izquierdo de mi boca, y
me pedía que sacara la lengua. Saca la lengüita mi amor, y deja que te la saboree.
Mientras me iba dando por el culo, saboreaba mi lengua, la sorbía con su boca, luego mordía
mi nuca y hombro, haciéndome gemir de placer, ¡ooohhh! ¡ooohhh! Que gusto, ¡ummm! Vas
a acabar conmigo, ¡ooohhh!
Sí mi amor, sí, voy a acabar contigo, pero va a ser de placer y felicidad. Te voy a hacer feliz
cada día que pasemos juntos, vas a gozar como nadie, mi amor, ¡ooohhh! Que culito más
rico que tienes mi amorcito, que gusto me estás dando, ¡ooohhh!
Durante más de 20 minutos, me estuvo penetrando su polla el culo, y cada vez iba a mayor
velocidad.
¿Dónde quieres que me corra amorcito? ¿Quieres que me corra dentro de tu culito? ¿O
prefieres que me corra en tu boquita?
Córrete en el culo, quiero que me dejes bien preñado, ¡ooohhhh! Le contesté.
Sí mi amor, sí, ¡ooohh! Ya, ya te lo voy a preñar, ¡ooohhh! Mi amor me corro, me corro,
¡ooohhh!
¡Dios! Me había enterrado la polla en lo más hondo de mi culo, notaba sus huevos pegados a
mi ano, y notaba cómo su polla palpitaba e iba soltando su semen en el fondo de mi culo.
Estábamos jadeando y gimiendo sin parar, y sudábamos por todos los poros de nuestro
cuerpo.
Cuando terminó de correrse, sin sacar su polla de mi culo, llevó su mano a mi polla, viendo
al acariciarla, que la tenía toda llena de precumen. ¿No te has corrido mi amor? No le
contesté, pero no te preocupes, que, con la corrida de la anterior follada, y el goteo continuo
que he tenido ahora, no me hace falta.
No mi amor, no, yo te sacaré la lechita de tu polla. Y sin dejar de menearme la polla, ni
sacarme su Berga del culo, en menos de 2 minutos, me corrí en su mano.
Así mi amor, así, dale la lechita a tu amor, que ya verás lo que vamos a hacer con ella.
Sacó su polla de mi culo, se puso de rodillas a un costado de mí, me ordenó darme la vuelta,
y ponerme boca arriba.
Cuando me puse boca arriba, se puso a horcajadas sobre mi pecho, y llevando su polla con
una mano a mi boca, me la metía en ella, me ordenaba chuparla luego me la sacaba, la
llevaba a la palma de su otra mano, que era donde yo le había soltado todo mi semen,
embadurnaba el glande con mi semen, y la volvía a llevar a mi boca ordenándome que la
volviera a chupar. Se la dejaba reluciente, y vuelta a hacer lo mismo. Hasta que apenas
quedaba semen, que entonces me puso la mano para que se la lamiera.
Al final se echó encima mía apoderándose de mi boca, y dejarme los labios otra vez
hinchados y rojos como un tomate.
Terminamos por levantarnos, nos volvimos meter los 2 en la ducha, y metiéndonos mano
por todas partes; Más bien metiéndome el a mí; nos duchamos, y después de vestirnos,
bajamos a desayunar junto al resto del grupo.
En 20 minutos ya habíamos desayunado todo el grupo. Subimos a lavarnos y terminar de
asearnos, recogimos las maletas, y nos fuimos al puerto para embarcar rumbo a aguas
marroquíes, y empezar así la singladura de aquella campaña, la cual duraría 6 meses. No
volveríamos a tocar tierra, hasta al menos dentro de 3 meses, y sería en algún puerto
marroquí; seguramente sería El Aiún.
Fuimos subiendo al furgón del consignatario por grupos; Jabibi siempre pegado a mí; que
cada vez que podía acariciaba mi culo; detalle que todos notaron; y cargados con los
equipajes; además de la leche que me había metido en el culo Jabibi; marchamos para el
barco.
Iba a embarcar con el culo lleno de semen, abierto esa noche por el moro, pero iba feliz y
muy contento, al igual que iba mi culito.
RELATO 5
Me encontraba realizando el servicio militar en Alicante, de aquellas contaba con 20 años, era
bastante tímido. Cuando llegué al destino, me incorporé a una compañía de mantenimiento,
en la cual estaba al mando un capitán. Allí me asignaron al servicio del capitán como chofer y
almacén de ropa.
Al principio siempre uno está nervioso, pero según van pasando los días, te acostumbras y
ves que la cosa es bien sencilla y fácil de llevar. El capitán no parecía mala persona, era un
hombre fuerte y robusto, ya algo mayor, pero se veía de buen carácter.
Todo comenzó un día que, al entrar a recoger una ropa, entré al cuarto del capitán, justo en
el momento que este salía de la ducha, totalmente en pelotas. ¡Dios! Mi vista fue directa a su
entrepierna. Quedé paralizado, viendo aquella polla que le colgaba, era grande y sobre todo
gorda, y que pelotas, joder aquello me dejó con la boca abierta y sin poder quitar la vista de
aquello que le colgaba al capitán.
¿No has visto nunca a un hombre desnudo, o que? Me soltó de sopetón, viendo como yo
estaba paralizado con la boca abierta sin quitarle la vista de encima.
Sssí sssí, contesté tartamudeando, sin saber que hacer, medio paralizado, con la boca medio
abierta, subiéndome los colores a la cara.
Pues pareces una niñita asustada. Bueno la verdad es que tienes cuerpo de niñita, con ese
culito redondito…
Ese día la cosa quedó ahí, pero la verdad es que yo, cada día que pasaba, no podía sacar de
la mente la visión de aquella polla grande y gorda, y las enormes pelotas que le colgaban. Yo
hasta entonces lo único que había hecho eran mamadas y tocamientos, nunca me habían
dado por el culo, todavía era virgen en ese aspecto. Pero aquella visión que no me salía de la
cabeza, me excitaba y calentaba, hasta me había pajeado recordando aquella escena.
A los pocos días de este incidente con el capitán, lo tuve que llevar en el vehículo oficial, iba
hablando por teléfono, y le pude escuchar, más bien creo que hizo que yo le pudiera
escuchar, que tenía a su cargo un chavalito jovencito, con un culito redondito y muy pero que
muy apetecible, al que deseaba follárselo.
Al escuchar la conversación que tenía con la otra persona, me vino al recuerdo el incidente
de hacía unos días, y me imaginé que del chavalito que hablaba era de mí. De repente me
subió una cosa por todo el cuerpo, que me hizo poner nervioso y excitado a la vez.
A la tarde de ese mismo día, fui a recogerlo de un acto oficial. Me ordenó que lo llevara a la
habitación de la compañía. Iba algo contentillo, se notaba que había bebido algo de más.
Cuando llegamos se empezó a desnudar, pensando yo que se iba a echar a dormir, ya que
se le notaba algo contentillo a causa de la bebida, pero al quedarse en calzoncillos, me dio
una palmadita en el culo, diciéndome que si me gustaba su polla.
¿Te gusta mi polla eh pájaro? Ya me di cuenta el otro día como la mirabas y como te caía la
baba por ella.
Yo me quedé paralizado al oír aquello. No sabía que hacer o decir, se notaba lo nervioso que
me estaba poniendo.
Tranquilo, me dijo, no te asustes. Te gustan los tíos, ¿verdad?
Yo sin poder mirarle a la cara, no sabía que decir, solamente me encogí de hombros, y moví
la cabeza en señal de afirmación.
Se acercó a mí tocándose la polla por encima del calzoncillo, y mirándome a los ojos, me dijo
sí quería tocársela.
Yo agachando la cabeza y temblándome las piernas, me encogí de hombros, en una clara
sumisión.
Cogió mi mano llevándola a su paquete, diciéndome que la tocara.
No tengas miedo, ponte de rodillas y ve bajándome los calzoncillos.
Me puse de rodillas, y fui tirando de los calzoncillos hacia abajo, dejando aquella verga al
descubierto.
Dios, si la primera vez que se la vi, me pareció enorme, ahora la veía todavía más grande y
gorda. Llevé mi mano a aquellos genitales que le colgaban, empezando a palpárselos.
Así, así, ahora métela en la boca y mámala, me decía el capitán, llevando sus manos a mi
cabeza, empujándola hacia su pelvis.
Sumiso y obediente, abrí la boca y empecé a chupar aquella verga. La polla del capitán no
estaba más que a media asta, pero poco a poco al ir yo chupándosela, está empezó a crecer
y ponerse cada vez más dura. Metía mi lengua por la piel del prepucio, luego de rodear el
glande con mi lengua, chupaba aquella cabeza que cada vez era más gorda y colorada, ya
apenas me cabía en la boca, pero yo seguía mamando aquel portento de verga, mientras con
mi mano iba acariciándole los genitales.
El capitán empujaba con sus manos mi cabeza, en un claro intento de meterme toda la polla
en la boca, cosa que no me cabía ya que aquello era demasiado grande y sobre todo gorda.
Así así, abre esa boquita y trágatela toda. Chúpala bien que luego me vas a dar ese culito
tan redondito que tienes. Quiero follarte ese culito de tía que tienes, te lo voy a abrir con mi
polla y te lo voy a dejar preñado con mi leche.
Yo como buen sumiso y con lo tímido que era, no hacía otra cosa más que abrir la boca, y
dejar que el capitán me la follase. En ocasiones me la metía tan a dentro, que me abría en
vómitos y me hacía que mis ojos llorasen y las babas cayesen por la comisura de mis labios.
Estaba algo nervioso por la situación, pero sabía que allí no iba a venir nadie, la compañía
estaba bacía y la habitación del capitán estaba cerrada con llave, cosa que había hecho el
capitán, antes de que empezara a chuparle la verga. El cabrón, ya había venido para el
cuartel, pensando en lo que iba hacer, y que no era otra cosa que follarme.
Después de estarle chupando la polla durante un buen rato, me ordenó que me levantara y
que me quitara la ropa. Desnúdate que ahora vamos a follar ese culito de niñita que tienes,
me decía pasando las manos por los cachetes de mi culito, que hasta ese día se mantenía
virgen.
Yo nervioso y excitado, empecé a quitarme la ropa sin decir nada. Estaba muy nervioso ya
que sabía que nunca me habían metido nada por el culo, y ver aquella polla enorme y
gorda, me hacía temblar y me daba escalofríos, con solo pensar en que aquello me la iban
meter por el culo.
Mientras yo me iba desvistiendo, el salido del capitán, situado a mi espalda, me iba
magreando el culo. Me gusta el culito que tienes, me decía palpando con sus manos los
cachetes de mi culo, parece el culito de una niñita, mmm, que ganas de follarlo tengo,
pedazo de maricón.
Una vez terminé de sacar las botas, comencé a sacarme el pantalón, luego la camisa, y
cuando empecé a bajarme el slip, el capitán, pegándose a mi espalda, empezó a morderme la
nuca, manteniéndose pegado a mi culo.
Dios maricón que culito, así sin nada que lo tape, se ve más apetecible. Te lo voy a follar
hasta reventarlo. Vas a ser mi puta particular, voy a hacer de ti, toda una zorrita.
Metiéndome mano por todas partes, manteniéndome abrazado por la espalda, fue
llevándome hacia la cama. Al llegar junto a esta, agarrando mis pezones con sus dedos,
empezó a pellizcarlos y retorcerlos, mientras restregaba su verga y genitales por mi culo, sin
dejar de morderme la nuca y susurrarme lo bueno que estaba y las ganas que me tenía.
¡Ufff que bueno estás! Me gusta el culito que tienes pájaro, tan pequeñito y redondito, ufff,
me vuelve loco, que ganas tenía de follarte, soñaba con tenerte así, desde que vi la cara que
pusiste al verme la verga, sabía que ibas a ser mío.
Me tumbó boca abajo en la cama, echándose él encima mía. No paraba de restregarse y
morderme la nuca y hombros. Abre las piernas y dame tu culito, que vamos a follarlo hasta
reventarlo y dejarte bien preñado. Anda ábrete de piernas y deja que te de por el culo, que
se que lo estás deseando, me susurraba mordiéndome la nuca.
Yo que cada vez estaba más excitado y caliente, me abrí de piernas, dejando mi culo
totalmente expuesto y listo para ser sodomizado por el vergón del capitán.
El capitán levantando su pelvis, llevó su mano a mi agujero. Palpó con sus dedos mi esfínter,
viendo que este estaba cerrado y prieto. Joder maricón, relájate y deja que se abra tu culito.
Llevó su mano a mi boca, ordenándome que le chupara los dedos, cosa que obedecí al
momento. Luego llevó de nuevo su mano a mi culo, y palpando mi esfínter con sus dedos,
presionó de nuevo, intentando introducirme el dedo en mi interior.
Relájate joder, y deja que se abra tu culo. Joder que estás bien cerradito, decía empezando
a introducirme uno de sus dedos en mi virgen ano. Sacó el dedo y noté como escupía en su
mano, llevándola de nuevo a mi virgen hoyito, e introducía de nuevo el dedo en él.
Yo allí tumbado, cada vez más excitado y caliente, notaba como aquel dedo se iba
introduciendo en mí, abriendo una y otra vez mi culito. Estaba nervioso, pero aquello me
excitaba y deseaba que me follara el salido del capitán, desvirgándome el culito. Deseaba
entregarle mi virginidad y que me hiciera suyo, quería ser su putita y que me preñara.
Ya había conseguido meterme un dedo y que mi esfínter se fuese relajando, pero todavía
notaba muy apretado mi virgen hoyito, no conseguía meterme un segundo dedo. Joder
maricón, pareces virgen, ¿te han follado alguna vez? Me preguntó.
No, le contesté, nunca me la metieron, le dije todo avergonzado, empezando a enrojecerme
la cara.
Joder, ¿Por qué no me avisaste que eras virgen? Me dijo levantándose.
Ponte a 4 patas, me ordenó. Pues hoy vamos a desvirgarte, dijo dándome una cachetada en
el culo mientras yo me colocaba a 4 patas sobre la cama.
Espera que vamos a buscar una crema para lubricar un poco este culito, y luego desvirgarlo
bien desvirgado, volvió a decirme dándome otra cachetada, haciéndome enrojecer y
avergonzar todavía más.
Vi como entraba al baño, saliendo al momento con un tubo de crema en sus manos. Se
colocó justo detrás mía, abría el tubo de crema, echaba algo en su mano, llevándola luego a
mi culo y empezaba a untarme con ella.
Metió uno de sus dedos en mi hoyito haciendo que mi esfínter se abriera, notando cómo iba
metiendo su dedo e iba esparciendo aquella crema por todo mi conducto anal. Ahora sí,
ahora ya había conseguido meterme 2 de sus gruesos dedos en mi culo, y mi esfínter ya no
ponía tanta resistencia.
Después de un buen rato metiéndome 2 de sus dedos en mi culo, me dijo: Bueno putita,
ahora ya estás preparado, ya te hemos lubricado bien este culito, dijo volviendo a darme 2
cachetadas en el culo, ya estás bien lubricado para ser desvirgado.
Observé como llevaba su mano a aquella verga que me iba a sodomizar por primera vez en
mi vida, y la embadurnaba con la misma crema con la que me había lubricado el culo.
Se colocó de pie justo detrás mía, tiraba de mis caderas hacia él, notando como su polla y
genitales se pegaban a mi culito. Su polla tiesa y dura, la arrimó a mi culo quedando,
mirando para arriba justo en medio de mi canal, y como sus genitales se pegaban a la
entrada de mi ano. Se colocó bien centrado y pegado a mí, llevó su mano derecha a mi polla
y agarrándola empezó a acariciarla, viendo lo dura y empalmado que yo estaba. Estás
caliente y bien salido, ¿eh? Decía acariciándome la polla y genitales.
Volvió a darme unas palmadas a mi culito, diciéndome que me relajara. Colocó la punta de
su polla en la entrada de mi ano, y mientras me sujetaba con sus manos por mis caderas, iba
empujando su verga en el interior de mi cuerpo.
Poco a poco aquella verga se iba introduciendo en mí, haciendo que mi esfínter se fuese
abriendo y dejando paso a la enorme polla que me empezaba a desvirgar.
Yo nervioso, notaba como mi virgen esfínter se iba abriendo, dejando paso a aquel intruso
que poco a poco se iba colando dentro mía.
¡Ohhh! Grité al notar como el grueso y colorado glande, había traspasado mi esfínter,
dándome un agudo pinchazo.
Tranquila putita, tranquila, soltó el capitán dándome unas palmadas en el culo. Relájate que
lo peor ya ha entrado. Y sin terminar de decir esto, tirando de mis caderas hacia él, terminó
por meterme toda su verga en mi culo.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Grité al notar como me ensartaba aquella verga en su totalidad,
abriéndome el culo. Notaba sus pelotas pegadas a mi ano, y como un sudor frío recorría por
todo mi cuerpo.
Ya putita, ya está toda dentro, ya te he desvirgado. Ahora vamos a esperar a que tu culito se
acostumbre a mi polla, y te deje de doler, ya verás cómo te pasa y luego como me vas a
pedir más.
Yo notaba como mi culo estaba totalmente abierto, me sentía empalado. Había sido invadido
por aquella polla que me había abierto el culo, llevándose mi virginidad. Sentía las enormes
bolas del capitán pegadas en la entrada de mi ano, y sus bellos púbicos rozándome los
cachetes de mi culo.
Después de unos segundos en los que me estuvo acariciando con sus manos,
manteniéndome sujetado por las caderas ensartado en su polla, como si fuese un pincho
moruno.
Recostándose sobre mi espalda, igual que el caballo cuando monta a la yegua, apoyó su
cabeza sobre ella, y a la vez que me lamía y mordisqueaba, llevó sus manos a mis pezones
empezando a retorcerlos y pellizcarlos, susurrándome lo bueno que estaba y lo calentito que
se sentía dentro de mi culito.
Mientras me iba retorciendo los pezones, dio un impulso a su pelvis, clavándome más su
polla en mis entrañas.
¡Ohhh! Grité al notar como su verga se movía clavándose más dentro mía.
Calla, no grites que ya verás como pronto te va a gustar. Ya veras como luego lloras por
tenerla dentro. Ahora ya te he desvirgado, y vas a ser mi puta. Vas a ser toda una zorrita,
vas a ser mi zorrita favorita.
Volvió a dar otra envestida a su pelvis, a la vez que llevaba sus manos por mi pecho
sujetándome por los hombros.
¡Ohhh! ¡ooohhh ohhh! Volví a gritar, notando como el capitán empezaba a mover su pelvis,
deslizando su polla por mi interior.
Así, así, aguanta que ahora viene lo mejor, me decía empezando a taladrarme el culo.
Yo me sujetaba apretando mis manos a las sábanas de la cama, sufriendo las envestidas que
el capitán me estaba dando. Gemía y lloraba notando como me daban por el culo por primera
vez en mi vida.
¡Ohhh! ¡ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh ohhh! Gimoteaba en un lamento constante, notando como
aquella verga entraba y salía de mi culo, haciéndome suyo el capitán.
Cada vez el capitán iba más rápido, y las envestidas eran más fuertes y profundas. Con sus
manos me iba acariciando la espalda, mientras no paraba de hablarme, sin dejar de
culearme.
Así maricón, así, ves como ahora ya no te duele. Ahora lloras de gusto, ¿eh pájaro?
¡Ahhh que culito más rico! Dios que gusto da follarte. Me gusta el culito que tienes,
pequeñito y redondito, y lo estrechito que se siente, ¡ahhh que gusto! ¡ahhh que gusto! Decía
el capitán dándome por el culo en su cuarto, a 4 patas sobre su cama.
Yo sudaba y me sujetaba a las sábanas, apretando fuertemente mis manos. Ya hacía un
buen rato que estaba disfrutando de aquella follada donde me acababan de desvirgar, y cada
vez que la polla del capitán introducía su polla en lo más hondo, un calambrazo recorría mi
cuerpo, haciéndome retorcer de gusto, al notar como su polla tocaba ese punto de mis
entrañas.
Ya después de estar un buen rato siendo follado, el capitán empezó a moverse más rápido y
mover mis caderas fuertemente con sus manos, haciendo que su pelvis golpeara los cachetes
de mi culo, en un ritmo constante, pudiéndose escuchar el golpeteo que daba al chocar con
mi culo, plof plof plof, plof plof plof.
Las piernas me temblaban, al igual que los brazos, teniendo que apoyar la cabeza y parte del
pecho sobre la cama, mientras el capitán seguía desvirgando hasta ese día mi virgen culito.
Mientras aguantaba la follada que me estaba dando el capitán, con la cabeza y parte del
pecho apoyado sobre la cama, miraba como mi cuerpo temblando a causa del gusto que
estaba sintiendo, se bamboleaba con cada envestida que el capitán me daba, cada vez que
me ensartaba la polla en el culo. Veía como sus bolas chocaban una y otra vez en la entrada
de mi ano, su gorda polla entraba y desaparecía, engullida por mi culo. Dios aquella visión de
la polla del capitán entrando y una y otra vez en mi cuerpo, desvirgándome el culo, me
excitaba y ponía aún más caliente de lo que ya estaba.
Veía mi polla tiesa y dura como rezumaba gotas de semen por la punta, pringando toda ella,
se bamboleaba al ritmo de la follada que me estaba dando el capitán. Necesitaba llevar mi
mano a ella, y empezar a menearla hasta correrme, aliviando así aquella tortura que tanto
placer me estaba haciendo sentir la follada que me estaba dando el capitán.
De pronto noté como el capitán empezaba a gruñir, clavándome sus dedos en mis caderas, y
gritaba que se venía.
Me vengo, me vengo, ya me vengo, ¡ohhh que gusto!¡ohhh que gusto! ¡ooohhh que gusto!
Gritaba empezando a eyacular dentro de mi culo, descargando todo el esperma que sus
pelotas contenían.
Noté como la cabeza de su polla se hinchaba dentro de mi culo, empezando a escupir el
semen con el que iba regando mis entrañas, dejando preñado mi virgen culito con su semilla.
Cuando el capitán terminó de eyacular dentro mía, recostándose sobre mi espalda, llevó su
mano a mis genitales, empezando a acariciarlos, mientras mantenía su polla dentro de mi
recién desvirgado culo.
¡Oh que gusto! Decía el capitán, acariciando mis genitales con su mano. ¡Que culito, dios!
Decía lamiendo y mordisqueando mi espalda, mientras iba acariciando mis genitales con su
mano. Luego agarró mi polla con su mano, y nada más empezar a menearla, empecé a
convulsionarme, empezando a soltar todo el semen que contenían mis genitales.
¡Ohhh! Me corro, me corro, gritaba derramando todo el semen sobre la cama donde
terminaba de ser desvirgado por el capitán.
Extasiado y sudando, caí tumbado sobre la cama, mientras la polla del capitán iba saliendo
de mi desvirgado culito.
Después de unos minutos en los que fuimos recuperando la respiración, allí tumbados sobre
la cama, nos levantamos. Primero lo hizo el capitán, luego lo hice yo, ordenándome el capitán
que ordenase y limpiara la cama un poco, mientras él se metía en el baño a limpiarse.
Una vez salió el capitán del baño, me dijo que entrara y me limpiara un poco. Entré en el
baño y después de limpiarme un poco, salí, recogí mi ropa, empezando a vestirme.
Una vez vestido, sin saber que hacer o decir, miré para el capitán, a ver si me ordenaba
algo, o me podía marchar.
Miró para mí desde la cama donde estaba tumbado, diciéndome que me podía marchar.
Antes de que me marchara, me dio las órdenes para el día siguiente, a que hora quería que
lo llamara, y mientras me iba dando las órdenes para el día siguiente, se levantó de la cama,
llevó su mano a mi culo dándole unas palmadas, me dijo: Y ya sabes este culito desde hoy lo
quiero solo para mí, así que quiero que lo tengas siempre listo. Desde hoy además de mi
chofer y asistente, vas a ser mi putita personal.
Y eso fui, fui su putita durante todo el servicio militar. Prácticamente me follaba todos los
días, cuando no lo hacía en el cuartel, me follaba en su casa, cuando yo salía de paseo por
Alicante. Era su puta personal, además de follarme él, me follaron varios de sus amigos, en
los que me llevó a realizar tríos con ellos.
Siempre me folló a pelo, decía que el estaba sano y que quería dejar su leche en mi culito. Al
principio lo pasaba algo mal, ya que era y soy bastante estrecho, y la polla del capitán era
bastante gorda, además de tener un buen tamaño, hasta que de tanto darme por el culo,
llegué a acostumbrarme a su polla.
Hoy recuerdo con satisfacción aquellos días de mi servicio militar, donde me desvirgó el
capitán a mis recién cumplidos 20 añitos.
Este relato es la historia que vivió Miguel García, uno de los lectores de mis relatos, el cual
me escribió diciendo que le gustaba como escribía los relatos, y pidiendo si podía escribir sus
recuerdos de cuando fue desvirgado.
Espero que les haya gustado, y además de excitarlos, los haya dejado bien calientes, como
me ha dejado a mí, escribir esta bonita historia que vivió Miguel García a sus recién
cumplidos 20 añitos.
RELATO 6
Yo por aquel entonces, trabajaba en unos almacenes, había empezado de chico de recados,
hasta que al poco tiempo me pasaron como aprendiz, colocar mercancía, preparar pedidos,
etc.
Yo sabía que mis gustos sexuales no eran como los de muchos de mis amigos, vamos que
sabía que era homosexual, pero no lo quería reconocer. Pero… la realidad es terca, cada vez
que miraba una revista de sexo, me fijaba más en los hombres que en las mujeres, me
excitaba ver aquellos enormes penes y no las tetas de las chicas. Con los amigos me pasaba
lo mismo, me atraían más los chicos que las chicas.
Cuando entre la pandilla de amigos, nos reuníamos a masturbarnos en grupo, yo me solía
fijar en los penes de los amigos, y eso me excitaba y ponía caliente. No decía nada para que
no me llamaran maricón y me dieran de lado, hasta que vas descubriendo que eso que te
pasa a ti, también les ocurre a otros.
En la empresa que trabajaba, prácticamente todos eran hombres, había mujeres, pero estas
eran una minoría. De los hombres que había, al menos unos 10, éramos adolescentes.
Había una costumbre entre los hombres hacia los adolescentes, de meterse con nosotros,
tocándonos el culo y nuestros órganos genitales. Nos decían cuando nos solían tocar, haber si
dejas de pajearte, y cosas parecidas, metiéndose con nosotros. Por supuesto esto no era
generalizado, si no que solía ser entre un grupo y siempre hacia los más jóvenes, sobre todo
a los nuevos que entraban, y era en plan de broma.
Hacía un mes más o menos, que había entrado un adolescente, era el chico nuevo de los
recados. Era hermano mellizo de otro adolescente que trabajaba en una tienda del mismo
grupo que el almacén. Estos hermanos habían nacido en Burgos, como el padre tuvo que
desplazarse por trabajo a La Coruña, toda la familia había recalado viviendo en dicha ciudad.
El chico, le llamaremos Javi, para no revelar su verdadero nombre, era delgadito y muy pero
que muy guapo, tenía un culito redondito y muy sexi. Cada vez que lo veía con aquellos
pantalones tejanos, y ver aquel culito redondito como se le marcaba sobre ellos, no podía
resistir tocarle con mi mano. La primera vez que lo hice, quedó sorprendido, pero como luego
vio que otros compañeros solían hacer lo mismo, tanto a él como a otros, pues las siguientes
veces, ya no se sorprendía, aunque al igual que me pasaba a mí, se ponía colorado y
procuraba escapar. Lo que nos pasaba tanto a él como a mí, es que aquello nos calentaba
haciéndonos empalmar, y para que no vieran los demás, solíamos escapar para que no
descubrieran el empalme que aquello nos producía.
Yo de aquellas ya había tenido varias experiencias sexuales, una había sido con el viejo
marinero que alquilaba lanchas en la dársena del puerto de La Coruña, otra cuando aún
estaba en el instituto, un día que iba para casa, había abusado mía un hombre, y las últimas
siempre habían sido en los aseos públicos, que desde el día que, saliendo del fútbol con mi
padre, descubrí lo que se hacía en aquellos lugares. Después de aquel día del fútbol, había
vuelto en varias ocasiones, donde me pajearon y chuparon la polla, siempre habían sido
viejos, menos en alguna ocasión, en el que tuve que chuparle yo la polla a hombres maduros,
los cuales me hicieron tragar su corrida, y en una ocasión, se había corrido en mi cara y
boca, haciéndome sacar la lengua. Realmente aquello cada vez me gustaba más, aunque
luego me arrepentía, además de que temía ser descubierto.
Un día en el trabajo, estando colocando mercancía en unas estanterías que quedaban muy
bajas, uno de los compañeros, era otro adolescente, al verme agachado, se pegó por detrás
a mí, y simulando que me cogía, empezó a restregarse por mi culito.
Dios, el cabrón estaba empalmado, se le notaba un rabo duro y muy abultado, debía de ser
una polla de grandes dimensiones, y efectivamente tenía una polla bien grande. Noté como la
punta de aquel rabo rozaba mi culito, sintiendo como una corriente me recorría desde mi ano
subiendo por toda mi columna vertebral. Sin poder evitarlo, solté un gemido a causa de
aquella corriente que me había recorrido desde el ano por toda la columna, haciendo que me
empalmara al momento.
El compañero que se restregaba a mí empezó a tocarme la polla mientras seguía
restregándose, notando como me estaba empalmando.
Maricón, se te está poniendo dura la polla, me decía.
Yo colorado y todo excitado por aquella sensación que había sentido, dejé que siguiera
restregándose a mí, deseando volver a sentir aquella corriente que me había recorrido toda la
columna vertebral, sin saber que decir o hacer. Gracias que alguien bajaba y dejamos aquello
sin volver a hablar del tema, él siguió con lo que había venido a hacer, subiendo luego para
la otra planta.
El que había bajado, no era otro que Javi, lo habían mandado para que me ayudara a colocar
la mercancía que estaba colocando.
Yo que me había quedado excitado y caliente, a causa del incidente con el otro compañero,
al tener delante mía a Javi, no me resistí al ver aquel culito redondito y tan sexi, en el
momento que tuve oportunidad, le empecé a sobar y meter mano. Lo había cazado bien, lo
tenía sujeto por detrás, tumbado sobre la estantería. Me rozaba la entrepierna a él, mientras
le sobaba la polla, y le manoseaba aquel culito redondito y tan sexi.
Al igual que me había pasado a mí anteriormente, este se empezó a empalmar, poniéndose
colorado y todo excitado.
Yo al notar como se empalmaba, no paré de magrearlo, intentaba desabrocharle el pantalón,
y sacarle la polla para poder vérsela.
Déjame verte la polla le decía, sin soltarlo, mientras intentaba desabrocharle el pantalón.
Quiero ver como estás empalmado, le decía ya con mi mano dentro de su pantalón.
Él al ver que yo estaba a punto de conseguir mi objetivo, me dijo: está bien, deja que me
desabroche el pantalón y te la enseñe.
Dejé que se desabrochara el pantalón, mientras seguía sobre él sujetándolo. Cuando lo hubo
desabrochado, tiró de su slip hacia abajo, mostrándome una hermosa polla, la tenía dura y
tiesa a causa de la situación, y mientras me la mostraba, me dijo: Chúpamela.
Quedé mirándole a los ojos, mientras llevaba mi mano a aquella hermosa polla que me
mostraba. Se la acaricié con mi mano, quedando pensando en lo que me había dicho,
mientras me relamía los labios.
Se la empecé a menear muy suavemente, mientras le bajaba más el slip, para verle los
huevos, mientras él al verme dudar, insistió, ¿Quieres chuparla?
En ese momento, pasaron por mi cerebro miles de pensamientos. Era lo que deseaba, moría
por llevar mi boca a aquella hermosa polla, meterla en mi boca, saborear aquel glande que
asomaba entre la piel del prepucio, y dejar que se corriera, eyaculando en mi boca.
Yo no me decidía, seguía meneándole suavemente la polla, sin atreverme a dar aquel paso.
Los 2 estábamos excitados y calientes a más no poder, el silencio y tensión que había se
podía cortar con un cuchillo.
Insistió, ahora con más persuasión, chúpamela, a la vez que tiraba por mi nique, haciendo
que me acercara más a su polla.
Tragué saliva, dudé unos instantes mientras iba acercando la boca a su polla, saqué la
lengua, pasando la punta por la cabeza que asomaba.
¡Ohhh! Gimió al notar la punta de mi lengua pasar por la cabeza del glande. Se sujetó a mi
cabeza, mientras empujaba de ella para que chupara más. Trágala toda me decía.
Le miré a los ojos diciéndole: Luego me la chupas tú a mí, ¿eh?
Sí me contestó, empujándome la cabeza para que metiera toda su polla en la boca.
Abrí la boca todo lo que pude, empezando a chuparle la polla. Aquello me sabía a gloria. Mí
polla palpitaba en mis pantalones, cada vez la tenía más dura, y más excitado estaba.
Mientras le chupaba la polla, con mis manos intentaba bajarle más el slip para poder
acariciarle los huevos, mientras el empujaba mi cabeza, marcándome el ritmo.
Paré de chuparle la polla, diciéndole que mejor fuéramos para el fondo de la planta, así si
bajaba alguien, estaríamos más ocultos, y nos daría tiempo a abrochar el pantalón, además
que estaríamos más cómodos.
Nos levantamos del estante donde estábamos medio tumbados, yendo al fondo de la planta,
quedándonos entre 2 pasillos.
Allí ya le pude bajar el pantalón y slip hasta los tobillos, y desabrocharme mi pantalón y
bajar mi slip, liberando mi polla de su encierro.
Agarró mi polla con sus manos y mientras yo agarraba la suya, llevó su boca a la mía,
juntando nuestros labios, nos saboreamos mutuamente. La lujuria y excitación, junto al
nerviosismo que teníamos, nos hacía jadear y acariciar mutuamente, con una pasión y ardor
que nos rebosaba.
Sin dejarle de menear la hermosa polla y acariciarle los huevos, me agaché, volviendo a
meterme en la boca y chuparle la polla mientras lo iba pajeando.
Él sujetándose en mi cabeza, la empujaba a la vez que movía sus caderas sin dejar de
jadear, ¡ohhh! ¡ooohhh! ¡ohhh! Gemía follándome la boca.
Después de un buen rato chupándole la polla mientras lo pajeaba y acariciaba los huevos,
empezó a decir que se iba correr.
Me corro, me corro, gritaba entre jadeos, avisándome de su eminente eyaculación.
Pero yo no aparté la boca de su polla, Abrí más la boca, pajeándolo con más brío, esperando
saliera el esperma y poder tragármelo.
¡Ohhh que gusto! ¡ohhh que gusto! Gritaba derramando su semen en mi boca y cara.
Yo sin dejar de pajearlo, fui tragando el semen que salía a borbotones, por aquella hermosa
polla que no paraba de escupir semen.
Cuando terminó de eyacular y ya no salía ni una gota de esperma, empecé a chupar aquella
rica y hermosa polla, dejándola sin ningún resto de semen.
Me incorporé, diciéndole que ahora me la chupara él a mí.
Se agachó, y al igual que había hecho yo, metió mi polla en su boca, mientras con sus
manos acariciaba mis huevos y me pajeaba.
Yo agarrado a su cabeza, empujaba de ella metiéndola todo lo que podía en su boca. Y al
igual que él, jadeaba mientras movía mis caderas, enterrándole toda mi polla.
La calentura y excitación que tenía me hizo acabar enseguida. Me corro, me corro, gritaba
cuando empecé a soltar toda la leche que tenía. ¡Ohhh! ¡ohhh! ¡ooohhh! Gemía expulsando
chorros de leche.
Javi solo tuvo tiempo para sacar la polla de su boca, no quería tragarse la corrida, pero lo
que no pudo fue evitar que le cayera por toda su cara y pelo.
Dios, las piernas me temblaban, mientras mi polla no dejaba de escupir semen.
Nada más terminar de correrme, ambos nos subimos el slip y pantalón, nos acomodamos la
ropa, luego nos limpiamos los restos de semen que teníamos, y acalorados y con la
respiración agitada, seguimos terminando el trabajo que estábamos haciendo.
Aún nos volvimos a meter mano entre ambos, al igual que volvimos a saborear nuestras
bocas, jugando con nuestras inexpertas lenguas, y repetimos en otras ocasiones lo que
terminábamos de hacer.
El pronto marchó de la empresa, pero nos volvimos a ver en muchas ocasiones, ambos
éramos homosexuales, y no tardamos en coincidir en lugares públicos donde nos
reencontramos.
La primera vez que coincidimos, fue en los jardines de Méndez Núñez, y ninguno de los 2
nos sorprendimos de encontrarnos en dicho lugar.
RELATO 7
Si, mi amo
BOX2094 (box2094@hotmail.com)
Si mi amo, creo que esa fue la frase clave para empezar a gozar como nunca goce de algo
que nunca creí poder llegar a realizar.
Tengo 39 años, y estoy soltero, he tenido relaciones con muchas chicas, y he disfrutado de
variadas formas de hacerlo con ellas, aunque siempre predomino la dominación y sumisión,
como un juego en el que formábamos parte ambos. Me encanta humillarlas, follarlas como
putas, ordenarlas hacer lo que yo quiera, como su amo. Con varias he llegado a tener una
relación de amo-sumisa, realmente excepcional.
Pero desde hace unos años se ha despertado en mi una sensación que hasta hora nunca
havia tenido, el excitarme pensando en tíos desnudos chupandose las poyas, tenia curiosidad
y comencé alquilando películas Bisexuales, luego de Travestís, y luego de Gays, al principio
no quería reconocer lo mucho que me empalmaba viendo estas películas, y las tremendas
pajas que me hacia con ellas, también tenia fantasías con que me cogían varios tíos y se la
chupaba a la vez y me trataban como una puta, follandome sin parar. Alguna vez me
conseguí introducir una vela por el culo, bien untado de vaselina, que guardaba en mi cajón
de la mesita, para dar por el culo a las chicas con las que me acostaba, me encanta eso.
Pero de eso no pasaba, cuando pensaba en la posibilidad de que tuviera una relación con un
tío, me horrorizaba y me producía asco. No me gustan las mariconadas, mis fantasías solo
giraban entorno a relaciones duras y sin besos ni cosas así.
Creo que para mi edad me conservo bien, practico deporte asiduamente, vivo solo en un
edificio dentro de una urbanización. Suelo salir con la bicicleta todos los fines de semana, y lo
hago a veces con un vecino, él tiene 19 años, y es el clásico jovencito de discoteca de
bacalao con coche tunado, un poco macarrilla y chulito, pero me lo paso bien con él. Un
sábado que salimos junto con mas vecinos, nos callo una tremenda tromba de agua,
llegamos todos a casa empapados, cada uno fuimos a guardar las bicis a los trasteros y como
regresamos antes de lo previsto, a Miki no le esperaban en casa, vive con sus Padres, y estos
no estaban, yo vivo 2 pisos por encima de el, y como estaba empapado, le ofrecí subir a casa
para esperarles, los dos estábamos llenos de barro, así que le dije que se duchara, nos
quitamos la ropa para mojar el suelo lo menos posible, y fui a por una toalla para darle
mientras yo me duchaba, cuando regrese el ya se había quitado todo, y estaba
completamente desnudo. Tenia un cuerpo precioso, vientre plano, pecho ancho, piernas
firmes, se notaba que hacia pesas, pero lo que no pude hacer fue evitar mirar su poya, era
como las de las películas que yo veía, estaba depilado con un poco de pelo por encima de
ella, y empecé a sentir esa sensación de excitación que me producían mis fantasías, yo
todavía llevaba puestas las mayas de ciclista y sin darme cuenta algo empezó a crecer en
ellas, Miki me dio las gracias por la toalla con una sonrisa irónica, creo que se dio cuenta de
lo que me estaba pasando. Luego me dijo.
¿Te duchas tu primero o yo?
Yo primero.- Conteste.
Bueno y no vas quitarte la ropa-
Me sentía incomodo, aunque no tenia una erección completa, si se notaba que me había
excitado, fue muy confuso todo, me di la vuelta y me quita las mayas dándole el culo a el, y
sin volverme camine hasta el baño. Trate de relajarme con la ducha, y cuando salí con la
toalla en la cintura, él estaba en el pasillo, con la toalla en la mano y su espléndido cuerpo a
mi vista. Trate de pasar sin mirar pero otra vez me fue inevitable fijarme en su miembro,
cuando en alguna ocasión veía otras veces a un tío desnudo, en el gimnasio o algo así,
siempre me parecía que nunca seria capaz de tocarle la poya a cualquiera de ellos, pero la de
Miki no sé porque no me producía ese sentimiento. Paso a mi lado y se metió en la ducha, yo
fui a mi habitación a terminar de secarme, no sabia si masturbarme o intentar olvidar y
pensar en otra cosa para que se me bajara la erección, mientras me secaba comencé a
tocármela y a tener fantasías, estaba nervioso, sabia que podía terminar en cualquier
momento y salir del baño, pero pensé "que caramba" ¿no pasa nada por tener imaginación?
Estaba concentrado tocándome, sin llegar a meneármela, cuando me saco de mi estado su
voz.
- ¿Lo pasas bien?
Quise taparme con la toalla, pero mi poya la levantaba delatándome, no pude decir nada,
solo contemplar su cuerpo desnudo, y chorreando agua por el suelo, la toalla la tenia cogida
con las manos y se estaba secando la cabeza, dejando su poya al descubierto.
-Vaya, vaya –me dijo- así que vas a ser un chupa poyas.
No conteste, pero el se acerco, tiro la toalla al suelo y me dijo-Vamos quítatela-refiriéndose a
la mía. Me quede bloqueado con las manos agarraba mi toalla que mantenía tapando mi
pené. De un solo golpe me la quito, y pudo ver mi erección al completo, -Ya veo que te
ponen las poyas, seguro que te gustaría chuparmela, vamos no serias el primero- eso me
tranquilizo de alguna manera, pensé que por lo menos sabia que el también era como yo, -
Venga vamos, se que te mueres de ganas de chuparmela.
-Nunca lo he hecho.
-Si pero seguro que sabes hacerlo, tienes pinta de que te gusta chuparla.
Eso me puso a cien, sentirme como una tía a las que yo les decía lo mismo, se acerco mas y
se coloco detrás de mí, note como su poya rozaba con mis nalgas, estaba mojado, y me
agarro por debajo de mis brazos apretando sus manos en mi pecho y metiendo su
herramienta por entre mis piernas, en un momento creció de forma maravillosa, y pasaba
por entre mis muslos dejando ver la punta por debajo de mi poya. Luego me agarro de la
cabeza y me forzó hacia abajo mientras decía, vamos chupamela maricon, fue una mezcla de
impotencia al no poder resistirme, una parte de mi no quería pero otra al oír como me
insultaba, producía un efecto indescriptible, me encantaba que me humillase. Comencé a
metermela en la boca, y lo hice como si supiese de toda la vida, el se reía diciendo, ves como
si sabes puto marica, si en el fondo te gustan las poyas ¿verdad? Yo solo chupaba, y de vez
en cuando me la sacaba, la agarraba con las manos y me la restregaba por la cara, mientras
decía –Sí, sí, siiii.
Él seguía moviéndose dentro de mi boca, y no puedo recordar todo lo que me decía, pero
sabia que me gustaba eso, -Vamos chupala como una puta, cabron, se que te gusta.
No sé porque pero entonces lo dije.
-Sí, mi amo.
-Te gusta ser esclavo, perro, seguro que te encanta que un niñato como yo te la tenga
metida en la boca –contesto-pues veras cuando te la meta por el culo.
Entonces pensé en el dolor que me producía yo mismo cuando me metía la vela, pero sabia
que estaba en sus manos, seria su marioneta, me había entregado a el juego que yo quería,
y él era perfecto.
Su ritmo de bombeo cada vez era mas fuerte, sabia que pronto se correría, y así fue, el
primer borbotón de leche, cayo dentro de mi boca, luego la saco, y me lleno la cara de su
liquido, yo mantenía la boca cerrada, y su rabo se deslizaba ayudado por el fluido de su
semen, por toda mi cara, me la restregó como marcando bien todo el territorio, luego me
ordeno con voz firme que abriera la boca, así lo hice y me la metió diciendo, límpiala bien
maricon.
No dejo que me limpiara, -ponte a cuatro patas-dijo, así lo hice, y el semen corría por mi
cara hacia el suelo, goteando. –lame el suelo, no dejes eso ahí- no me lo podía creer, era su
perro, y solo pensar en ello me tenia trastornado, saque la lengua, incline mi cuerpo hacia el
suelo y recogí las gotas que cayeron sobre el parquet, levante la cabeza para mirarle y en
ese instante sentí un tremendo azote en mi culo, que retumbo en toda la habitación, -te he
ordenado que me mires, puta.- rápidamente baje la mirada –no se te ocurra volver a
mirarme a los ojos mariconazo chupa poyas.
Increíble, me estaba humillando y yo estaba encantado, solo era un niño, y eso me ponía
más cachondo, el pensar en el chulo que tenia la planta de su pie puesta sobre mi culo, me
calentaba tremendamente, volvió a darme otra palmada en la cacha, en el mismo lado, esta
fue todavía mas fuerte.
-Vamos camina como un perro hacia el salón.
Él iba detrás de mí, contemplando mi culo como se movía mientras me arrastraba.
-Hoy no te mereces que té de por el culo cabron, pero mañana a las 19h quiero que estés en
casa desnudo, tal y como estas ahora, aquí en el salón, quiero que te depiles los pelos de tu
culo, y que te pongas con él, en dirección a la puerta de la calle, y que esta la tengas
entornada a esa hora y no-cerrada.
Me quede ahí, en esa posición, mientras que a el le oía en mi habitación, abría cajones y los
cerraba, pasado un rato en el que yo no me atreví ni a mover una pestaña, sentí que volvía
se coloco delante, me agarro con violencia del pelo levantándome la cabeza, comprobé que
me había cogido ropa, y dijo con un tono autoritario.
-Me voy a tomar unas cañas con los colegas, maricon, tu quédate en esta postura una hora,
y mañana té veré.-mientras con la palma de su mano recorría mi cara llevando el semen
seco hacia mi boca y diciendo –chupa la mano nenaza.
Y se fue.
Continuara. Y ahi queda
RELATO 8
500cc
Se levantó y se acercó a mi lentamente mientras se limpiaba las manos con un trapo. Cuando
estuvo a mi lado puso una de sus manazas en mis posaderas y las estrujó con fuerza.
•Así que este culito al fin va a ser mio - me dijo con la lujuria brillando en sus ojos.
•Ese es el trato. Tu me compras la moto y yo pongo el culo. - le dije medio enfadado.
Sin decir ni una palabra más se volvió y se marchó con paso presuroso. Quedé mirando el
corpachón del tiarrón que se alejaba de mí y una gota de sudor resbaló por mi frente.
Se acercaba la hora acordada y yo en mi habitación dudaba de acudir a la cita. Estaba tan
azorado que temblaba como un pajarillo ante tan peliaguda situación. Se oyeron unos gritos
en la calle y raudo me asomé a la ventana. Gracias a Dios no era Raúl el que vociferaba en la
acera, por un momento pensé lo que habría ocurrido si hubiese sido él. Así pues armandome
de valor cogí la chaqueta y salí a su encuentro.
En el trayecto elucubraba cómo arreglar aquel entuerto. Tal vez lo pudiese convencer como
otras veces pudiendo zanjar el asunto con una mamada, o dándole yo por el culo en vez de
al revés. El sudor empapaba todo mi cuerpo y tenía tal desazón que apenas me permitía
respirar.
Al fin me encontré ante su puerta. Tras pensarlo por última vez me recompuse y entre en el
taller.
Bajo la luz de la bombilla resplandecía la Bultaco Lobito cuyo depósito amarillo refulgía como
el sol. Apoyado en ella estaba aquel macho bravío que me quería poseer.
•Al fin te dignas a venir- me dijo en un tono tal que pude constatar que el horno no estaba para
bollos.
•Quería hablar contigo- le respondí angustiado.
•No tenemos nada que hablar. Hemos hecho un trato y yo ya he cumplido mi parte. Aqui esta la
moto.
•Ya pero es que….
•Es que.,... QUE - me dijo airado
•Que no quiero que me la metas. Tengo miedo que me destroces el culo. Y además yo no soy
maricón
•¡QUE NO ERES MARICÓN! Y como llamas tu a los que se ponen de rodillas para chupársela a otro
hombre o a los que montan a otros machos.
•Pero yo no pongo el culo como tu - le respondí furioso
•Siempre hay una primera vez y hoy será la tuya - me dijo mientras se aproximaba a mí a grandes
zancadas
Temiendo lo peor corrí hacia la puerta intentando huir pero no llegue a alcanzar mi meta.
Sentí como su zarpa agarraba el cuello de mi chaqueta y de un aventón me arrojó al suelo.
•Pero quien cojones te crees que eres gilipollas. Acaso piensas que soy una puta a la que puedes
chulear. Aqui la unica puta que hay eres tu. Un chapero de mierda que se deja manosear por dinero.
Hoy vas a ser mio quieras o no. Ya tienes la puta moto así que cumple con tu palabra.
Tirado en el suelo veía aquel macho enfurecido y supe que no tenía escapatoria, pero de
todos modos lo intenté. No me dio tiempo a incorporarme cuando, como fiera enloquecida se
arrojó sobre mí. Empezó a arrancarme la ropa inmediatamente hasta dejarme totalmente
desnudo.
•Vamos a ver que tenemos aquí - dijo mirándome con sádica sonrisa
Pero él no cesó de trasegarme el ojete. Aquel dedo rugoso era como una escofina que hería
mi delicada piel. Yo no paraba de gemir y de llorar mientras me taladraba con su dátil. Sentí
como se salía de mi y suspiré aliviado. Pero no me esperaba lo que vino a continuación.
•Abre la boca y chupame el dedo, así resbalara mejor
•No. Que asco . NO!
Me dio tal nalgada que abrí la boca de inmediato. Aprovechó la ocasión y lo introdujo en mi
boca. Una sapidez acre me fustigó el paladar. Era el sabor de mi propio culo.
Asqueado, a punto de vomitar me dedique a chupar sometido a su voluntad. Cuando
considero que ya era suficiente, abandonó mi boca y volvió a introducirse por mi esfínter. Al
primer invasor se le unió otro y un poco más tarde otro más. Tenía media mano metida
dentro y el dolor era insoportable. Me estaba dilatando sin ningún tipo de miramiento
mientras yo no cesaba de llorar ante tal humillación . Al dolor físico de mi cuerpo mancillado
se unía el suplicio de ser sometido por aquella fiera rabiosa.
•Vamos a ver a qué sabe este tabalario que tanto asco te da a ti - Me dijo riendo.
Sentir su lengua en el agujero fue un alivio. Tras la violencia de sus manos abriendo mis
entrañas aquella carne blanda y húmeda actuó como un bálsamo reparador.
•Pues sabes que te digo que esta bien sabroso- me dijo.
Me dio tal bofetón que a punto estuve de caerme al suelo. Luego me volteó y con su mano en
la espalda me obligó a apoyar mi pecho sobre el sillín de la moto. Y allí estaba yo a punto de
perder la honra sobre mi adorada Bultaco.
Golpeándome con sus pies me obligo a abrir las piernas. Oí como sus pantalones caian al
suelo y luego la suave piel de su glande recorrió el surco de mis posaderas. Cuando me
rozaba el agujero me estremecía esperando la primera estocada , más proseguía su camino
hasta acariciarme los huevos para luego desandar el camino. Tras frotarse varias veces entre
mis nalgas al fin su cipote se detuvo en mi entrada.
Me agarró por las caderas y comenzó a presionar. ¡Dios creí morir cuando aquella enorme
tranca empezó a entrar en mi!. Aquel balano engrosado por la excitación del macho me
laceraba la piel. Yo gritaba, él bufaba.
En un último empujón su glande derribó la cancela y penetró en mi culo. Fue como si me
metiesen un puño por el inexplorado orificio. Puse los ojos en blanco y un alarido salió de mi
boca
•AAAHHHHHHHHHHHHHHHH
Sentía la piel de mi ano estirada, al borde del desgarró. Me cerré con fuerza intentando
refrenar la acometida y estrujé su garrota con fuerza. Los latidos de su polla enterrada en mi
culo palpitaban desacompasadamente con los de mi esfínter lacerado.
•Eso aprieta con fuerza. Para mi mas gusto, para ti mas dolor- me dijo retador.
Intente aflojarme pues sabía que tenía razón. Ya con su polla clavada más valía que me
abriese a él y acabar lo antes posible con aquel tormento. Conocía el tamaño y el grosor de
su instrumento pero nunca pude imaginar que el tenerlo enterrado en mi culo virginal podría
ser tan espantoso.
Tras unos minutos en los que lloré desconsoladamente mi cuerpo se distendió y Raúl
comenzó a culearme con suavidad. Sacaba un poco la garrocha para espetarmela de nuevo
adentrándose en mis entrañas un poco más en cada viaje. De repente de un caderazo me dio
la estocada definitiva y sentí sus huevos pegados a los míos.
•Ya la tienes toda adentro- me dijo triunfante
Estaba tan, tan enterrada en mi interior que parecía que llegase al centro de mi anatomía.
Entonces empezó a follarme con furor. Fueron minutos de un dolor profundo y lacerante pero
como dicen a todo se acostumbra uno. Así poco a poco el dolor se fue tornando en otra
nueva sensacion por mi no antes experimentada. Jadeaba con deleite.
•Calor, ardor, dolor, placer. Eso es lo que sientes verdad. No te mentía no es cierto. - me susurró al
oído.
De repente se salio de mi. Di la vuelta sorprendido y quedé mirándole. El aire frío del lugar
refrescó mi ardiente interior. Raúl me agarró y poniéndome sobre un hombro, como si de un
fardo se tratara, se dirigió hacia la puerta que comunicaba con la casa, la abrió de una
patada y penetró en la vivienda. Veloz se dirigió a la habitación arrojándome sobre la cama.
•Ahora vamos a hacerlo en condiciones. En el tálamo nupcial como una virgen recién esposada. - me
dijo con lujuriosa sonrisa
Las lágrimas manaron de mis ojos. Al fin lo había conseguido me había poseído, hecho suyo,
montado como a una perra y desflorado con violencia. Y con aquellas lágrimas sentí como
perdía mi hombría.
•No llores Lobito. No es para tanto. A muchos les pasa la primera vez pero solo es un rasguño.
•Un rasguño, un rasguño. Y una mierda. Me has destrozado el culo cabrón. Me has convertido en una
puta maricona. - sollozaba desconsolado.
•Serenate muchacho, otros antes que tu han pasado por esa experiencia y han sobrevivido. Además
ya te he dicho que descubrirás un nuevo placer ahí donde se ha abierto la flor.
Se quedó mirándome profundamente y luego acercó sus labios a los míos. Intente apartar la
cara pero me agarró por el cuello y me detuvo. Su lengua entró en mi boca, me dio un asco
enorme, pero empezó a masturbarme. Sus expertas manos me calentaron y le deje hacer.
Besaba bien el condenado y no tardé en responder a su beso. Nuestras lenguas se
acariciaban tiernamente en mi boca. Su espeso bigote le daba un morbo añadido al beso. Tal
vez fuera cierto el dicho que un beso sin bigote es como un huevo sin sal.
Luego el beso se hizo más apasionado y nos empezamos a comer la boca con frenesí. Poco a
poco se fue inclinando hasta quedar tendido sobre mi. El peso de su cuerpo me aplastaba y
apenas me dejaba respirar, pero el contacto de su piel, sentir su polla en mi vientre me
excitaba y mi rabo empezó a babear. Después de besarnos y acariciarnos prolongadamente,
se puso de rodillas y me dijo.
•Ahora déjame que te bese ese coño nuevecito. Date la vuelta y pon esto bajo tu sexo - me indico
tendiendome la almohada.
Presuroso me la coloqué y deje mi culo recachado ansioso de que su tibio badajo sinhueso
libase mi cáliz. Nunca pude imaginar que un día aguardara ansioso que un hombre me
comiera el culo, pero así era para mi vergüenza. Me lambeteó con tal maestría que empecé a
suspirar entrecortadamente. Era una delicia sentir su húmeda lengua lamer todos los
pliegues de mi ojete. Estaba tan excitado que no dude en agarrarme las nalgas y abrir el culo
para facilitar tu labor.
Pero mi cuerpo pedia mas. Peleaba por evitar que aquellas palabras surgieran de mi boca
pero mi lado oscuro venció.
•Follame, Raúl.
•¿Quieres polla Lobito? - me dijo con tono burlón.
•Si.
•¿Quieres que te de por el culo?. ¿Es eso lo que quieres?
•Si
•Pídemelo, quiero oírlo de tus propios labios.
•Si quiero que me des por el culo. Que me folles. Que me montes como antes lo has hecho.
•Por lo visto no iba tan descaminado cuando te dije que te gustaba la polla. Ahora vas a experimentar
el placer que se siente al tener un hombre dentro de ti.
•Ve con cuidado te lo suplico. - le rogué
Estiró su brazo y abrió el cajón de la mesilla de noche. Sacó una lata azul de su interior. En la
tapa se veían en grandes y blancas letras Nivea. Con la cabeza torcida vi como abría el
recipiente y con sus dedos extraía una generosa cantidad de la nívea crema. Sentí la fría
untura en mi entrada y luego con suavidad la introdujo en mi interior con sus dedos. Después
su mano embadurnó profusamente aquel garrote que tenía entre las piernas. Apoyó el glande
en mi ano y empezó a empujar.
Esta vez su polla penetraba con suavidad y aunque las proporciones de su rabo impedían que
su entrada fuera precisamente placentera, el dolor que me causo nada tenía que ver con la
primera vez que me la clavó. No pude evitar quejarme quedamente mientras la tranca me
invadía.
•Ay, ay,ay - exclamaba con cada centímetro que me introducía.
Calor, ardor, dolor, placer de nuevo. Pero ahora el placer superaba al dolor y el calor de su
piel en mis entrañas era una tibia sensación lejos del ardor abrasador de la desfloración. Mi
culo adquirió una nueva dimensión y en él nació una nueva sensibilidad con la que percibía
cada pliegue del prepucio, los relieves de las venas dilatadas y la suave y sedosa piel de la
polla que me taladraba sin tregua. Al fin la tuve toda clavada en mi.
Inició un lento mete y saca que en esta ocasión disfrute sin ambages. Con cada movimiento
desde mi trasero se disparaba como pequeños terremotos, sacudidas de placer que
alcanzaban mi cerebro y se expandían por todo mi cuerpo, En verdad era una nueva forma
de goce nunca antes experimentada.
La sensación de aquel macho aplastando mi cuerpo mientras su enorme cipote colmaba mi
interior, descubrió en mí una nueva faceta: la de ser el objeto del deseo, el receptáculo del
placer, el ansia de ser poseído.
Me agarró de las caderas y tirando de mí me obligó a levantarme colocándome a cuatro
patas. Entonces la monta se hizo más poderosa y el placer se acrecentó.
•Ay que gusto , que gusto- exclamé entre gemidos
•Te gusta ,eh maricón.
•Si si - jadeaba totalmente entregado.
•Ahora ya sabes lo que es que te monte un macho. Este culo pedía polla a gritos bien lo sabía yo.
Eres un auténtico maricon. Una auténtica perra en celo. Pero necesitabas tener una buena verga
enterrada en el culo para descubrirlo. ¿Verdad Lobito?
•Si, si . Soy una perra caliente pero fóllame, no pares
Sus palabras me zaherían ,pero su rabo me exaltaba de tal manera que ya no me importaba
si era o no era un puto maricon. Lo unico que queria era que aquel cipote me diese bien
fuerte por el culo. Y así se lo hice saber.
•Soy un maricón, Gozo como un puto maricon pero tu dame polla hasta reventar hijo de puta.
Continua montandome con brio.
Entonces sus pollazos fueron brutales me aventaba y me recogía con una fuerza
desgarradora. Yo con los ojos en blanco, babeaba con la boca abierta y gemía como una gata
en celo transportado por aquel macho bravío a un éxtasis inagotable. Sentía sus gotas de
sudor lloviendo sobre mi espalda y los ruidos que su cuerpo producía al chocar con el mio me
llenaba de goce y de júbilo.
•Plof, plof plof,plof, plof plof - resonaban en la estancia
Ladeé por un momento la cabeza y pude ver en el espejo del armario la lujuriosa escena de
cómo aquel hombretón sodomizaba frenético mi cuerpo adolescente. Una vergüenza infinita
se apoderó de mí al ver mi cara desencajada por el placer y transformada por el vicio
mientras aquella polla monstruosa me taladraba sin tregua.
Nuestras miradas se cruzaron en el espejo y perplejo sentí como Raúl reculaba y abandonaba
mi cuerpo. El vacío que experimeté al salirse aquel portentoso rabo fue indescriptible . Lo
necesitaba de nuevo dentro de forma imperiosa, así que ni corto ni perezoso cogí aquel
cipote con la mano y yo mismo me lo clavé de una estocada. Comencé a mover el culo de
forma desaforada. Le estrujaba el cipote con mi esfínter y cimbreaba mi culo para sentir su
roce por doquier. Estaba fuera de mi.
Cuando agaché la cabeza y pude ver los poderosos testículos del hombretón balanceándose
con las sacudidas, a punto estuve de alcanzar el orgasmo. Pero de nuevo se detuvo
diciéndome.
•Túmbate sobre tu espalda quiero mirarte a los ojos mientras te follo. Quiero ver tu cara cuando te
preñe, cuando me corra dentro de ti.
Raudo obedecí sus órdenes y me acosté sobre la espalda. Raúl recolocó la almohada bajo mi
trasero y agarrándome por los tobillos los colocó sobre sus hombros. Nos quedamos
mirándonos fijamente a los ojos. No se que reflejaría mi rostro pero el suyo delataba el goce
que estaba experimentando. Su cara de vicio me calentó de tal manera que yo mismo agarré
su rabo y lo coloqué en mi entrada. De un puntazo me lo clavó hasta la empuñadura.
Pletórico de goce grité.
•Ohhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhhh
Mirar el placer reflejado en su cara mientras me follaba, era una imagen de una fuerza
erótica como nunca antes había vivido. Estaba entregando mi cuerpo para dar placer a aquel
macho que a su vez me hacia gozar como nunca antes nadie lo había hecho. Su voluminoso
cuerpo aplastando mi frágil adolescencia. Sus músculos marcandose con cada movimiento
de sus caderas. Aquella polla que me rozaba, hería, deleitaba y colmaba de forma
indescriptible.
•¿Te gusta que te follé? Verdad maricón - me decía mientras me taladraba con saña.
•Siiiiiiiiiiii. - respondí en un intenso gemido.
•Que te dé bien fuerte por el culo. Sentir mi polla bien dentro. ¿Verdad?
•Siiii. Siii. - le gritaba pletórico
•Tener un macho de verdad montandote como a una hembrita ¿No es cierto?
•Siiii soy tuyo follame, montame hasta preñarme. Quiero que me partas el culo. Que me llenes de
leche. Que me colmes de polla- le animaba para que siguiera follándome como lo estaba haciendo.
Y me folló y me folló como semental en celo. Durante un largo tiempo me sodomizó frenético.
Había ciertos momentos que refrenaba su ímpetu y se deslizaba en mi con lentitud para
luego retomar un ritmo arrebatado. A veces se salía de mí y creía morir, mi ano boqueaba
ansioso por su ausencia. Pero cuando me penetraba de nuevo con violencia, mis ojos se
ponían en blanco, mis gemidos se tornaban en alaridos irrefrenables.
El ardor de mi interior fue in crescendo hasta convertirse en un fuego abrasador y mi cuerpo
empezó a agitarse de tal manera que se transformó en una auténtica convulsión. Y
entonces, inexorable, un orgasmo total se desató en mi culo, recorrió todo mi cuerpo, hasta
estallar en mi verga que empezó a derramar su esencia, aplastada contra el cuerpo del
macho que me montaba. Mi esfínter empezó a latir como el corazón de una paloma. Con la
cara desencajada miraba a Raúl que transportado por lo portentoso de mi orgasmo se
acercaba clímax.
•ME CORRO ME CORRO - empezó a gritar
Le agarré las posaderas y lo atraje hacia mi como queriendo engullir todo su ser
•Preñame, preñame . No te salgas- le decía entre los últimos estertores del orgasmo
Su glande se engrosó, tras él toda la polla, y entonces sentí como la leche que atesoraba
brotaba en calientes e inagotables trallazos inundandome por dentro. Aquel portentoso cipote
convulsionaba mientras eyaculaba sin tregua. Sentía su cálida lechada preñandome entero.
Me abracé con fuerza a su cuerpo y empecé a temblar como un pajarillo mientras en mi culo
se desataba un nuevo e inesperado orgasmo. Durante minutos estrujé aquella polla para
extraer hasta la ultima gota que contenía, avaricioso de su miel. Extenuado me desplomé y
mis ojos se cerraron desvaneciendome.
Cuando recupere el sentido, ante mi estaba el cipote pendulón que me había desvirgado ,aun
en descanso era impresionante. Un fino hilillo se desprendía aún de su glande enrojecido.
Alcé la mirada y vi al minero de pie, al lado de la cama. Estaba totalmente desnudo,
poderoso me miraba desde la altura y en una de sus manos brillaba la llave de la moto.
•Toma ahí tienes, es tuya, te la has ganado. Los papeles están en la moto. Y ahora lárgate. - me dijo
de forma despectiva
•Pero…. - balbuceé herido por sus palabras
El jovencito curioso
Mi nombre no tiene importancia, me costó decidirme a contar lo que me pasó, se que no estuvo muy
bien pero la calentura pudo más. Soy un hombre de complexión fuerte, mido 1.80 de alto, piel blanca,
pelo negro azabache, ojos café claro, pelo corto, peso 81 Kilos. Tengo 30 años, estoy casado desde hace
un año y con una hija de 1 año también.
Sólo una vez tuve un encuentro sexual con un chico que se llamaba Manuel. Desde ese día tengo la
fantasía de estar con un chico, pero nunca me atreví a hacerlo. Años después me casé, no sé si
enamorado enamorado o más bien por mi hija. Hace dos meses que nos cambiamos a una nueva
urbanización donde habíamos comprado un chalet individual .
Un domingo casi recién llegado veo salir de la casa de mi vecino un muchacho, digamos jovencito, en
una bicicleta de montaña. Era rubio de ojos azules y ya formando. Me pareció atractivo. En la tarde
recibimos la visita de la familia vecina, con ellos venía este chico que se llama Cristian, todos
simpáticos y dicharacheros. A mi señora le agradó la compañía de madre y a mí la compañía de los
varones, padre e hijo. Son los dos bastante atractivo. El padre tiene 33 años, se casó de penalti con su
señora cuando ella tenía 21.
Un día nos invitaron a jugar a las cartas en su casa. Estábamos en la mitad del juego y me di cuenta que
había olvidado mi móvil. Me disculpé pues esperaba una llamada importante, y levantándome de la
mesa fui a buscarlo.
Al día siguiente recibimos la noticia que la madre de mi señora estaba enferma y me dejó sólo cuidando
a la niña. Sin nada que hacer me puse a revisar mi correo electrónico. No se por que curiosidad malsana
se me ocurrió buscar en los archivos temporales de Internet lo que había estado haciendo Cristian la
noche anterior. Sorpresa, páginas de porno gay. Miré a la papelera y vi unos Klinex arrugados.
Tenemos que salir a resolver unos asuntos con urgencia.¿Te podrías quedar con Cristian y darle de
comer?. Sabemos que no está tu señora pero no tenemos comida en casa y no podemos dejar al chaval
en ayunas..
Cristian no me miraba a los ojos, sólo miraba el suelo.
Está bien, si él quiere quedarse, ya estaba preparando la comida pero le agrego más agua y listo. - les
dije alegremente
¿Te quedas con Martín? - le preguntaron sus padres
Bueno vale - contestó el muchacho
Muchas gracias. Te debemos una - me dijeron agradecidos marchándose apresuradamente.
Nunca me encontré en situación tan embarazosa. Me dolía hasta el estómago, no sabía qué hacer ni qué
decir, el chico solo miraba la TV sentado en la alfombra. Yo sentado en el sofá le observaba
Bien
El morbo se apoderaba de mi. Continué emplazándole.
¿Como no me enseñas las páginas que visitas?. Supongo que te gustan los juegos al igual que a mi.
De nuevo me miró y bajó la cabeza.
¿Que pasa? - le pregunté
Nada. - me contestó
Me pareció que se ruborizaba.
Voy a salir a comprar unos refrescos. Si quieres navega un poco mientras vuelvo- le dije marchándome
y dejándole solo.
Después de un rato de dar vueltas por las esquinas me dirigí de nuevo a casa. No entré por la entrada
principal, salté el seto entre su casa y la mía. Y dirigiéndome a la puerta trasera entre por la cocina. Me
quité los zapatos y subí al segundo piso donde estaba. Me colé por la puerta del baño que da al pasillo y
me dispuse a observar por la que comunica el baño con la habitación.
La entreabrí un poco. La luz estaba apagada, no podía descubrir que lo espiaba. Como supuse estaba
viendo hombres desnudos y en pleno acto sexual. No pude evitarlo, ver al chico tocarse el pene con esa
calentura hizo que se me empinara la polla.
Salí del baño y encendí la luz del dormitorio. El jovenzuelo se volvió y me miró asustadísimo. Ocultó
rápidamente a su espalda mis calzoncillos pero no pudo apagar el ordenador. En ese momento comenzó
a llorar y a suplicarme que no dijera nada.
Solo estaba mirando. Sentía curiosidad. Quería saber como se lo montan los gays - me dijo
gimoteando.
Le mire circunspecto mientras el joven lloraba. Luego, compadeciéndome de él le dije.
No pasa nada. Eres un chico y a esa edad no se sabe bien lo que se quiere. Y es normal que
experimentes.
Tenía curiosidad simplemente - me contestó mientras se secaba las lágrimas con la mano.
Tranquilo,está bien. De hecho a mí también me gustaría saber de qué se trata estas páginas - le dije
sonriente.
Le hice que se sentara a mi lado y comencé a retroceder las web. Eran unas imágenes de unos tios
buenisimos.
Durante un rato estuvimos viendo las páginas porno. Había fotos y vídeos de hombres dándose por el
culo, haciéndose mamadas, en toda clase de posturas. Me comencé a calentar con lo que veía en la
pantalla y mirando las piernas desnudas del muchacho. Mi vista subió hasta su pubis donde se le
marcaba un considerable bulto. No lo pude evitar, mi mano se posó en su muslo, suave y terso como el
de una chica pero con formas de un hombre. Se la comencé a tocar hasta llegar al borde de su pantalón
corto. Cristian se movio inquieto y el asiento chirrrió. Entonces le dije
Ese taburete está un poco desvencijado y se puede romper, ademas creo que no ves bien tan ladeado,
siéntate en mis piernas. Pero primera apaga la luz de techo,con la lámpara del escritorio ya es
suficiente.
Me miró a la cara y bajó su cabeza como de costumbre, se levantó y apagó la luz quedando el cuarto en
penumbra. Aparté la silla y sin decir nada se sentó en mi pierna izquierda.
Comencé a frotarla por encima del pantalón y así estuve durante un buen rato. Decidiéndome tomé su
mano convocándola justo en mi entrepierna sin tocar aún mi pene. Pero Cristian comprendió lo que
pretendía, sin decirle nada, comenzó a masajearme el paquete. Nunca experimenté algo así: Era una
mano inexperta pero muy sutil y acariciadora. Empezó a masturbarme a través de la tela de la misma
forma que yo lo estaba haciendo.
Miré la pantalla del ordenador, estábamos en la misma página desde hacía ya bastante rato y ninguno
de los dos prestaba atención a los tíos que follaban en el vídeo. Acercándome a su oído y le susurré
¿Te gusta?"
Negó con la cabeza. Yo cabreado le dije
Luego asalté sus piernas, quería dejar lo mejor para el final. Acaricié su tersa y suave piel, las besé. Le
quite las zapatillas y los calcetines. Tenía unos pies bonitos y perfectos, les di un masaje y le chupé un
dedo. Su sabor era una mezcla salada y dulce. Lamí su planta, sus tobillos, y lo miré a los ojos
Le quité los calzoncillos y se dejó ver un pene más bien pequeño, blanco, sin circuncidar, testículos tan
blancos que se dejaban ver sus venas y con una fina lanilla cubriendolos. Les pasé la lengua para saber
el sabor pues ya el olor me volvía loco. Rico, más rico que cualquier sabor de mujer que haya probado.
Tomé con mi mano su pito y frotándolo con suavidad un momento. Lo metí en la boca succionando
como un bebé una teta. Cuando se la estaba mamando sentí como su joven cuerpo se estremecía. Su
suave capullo latía intensamente en mi boca y con mi lengua peleaban por quedarse en ella. Era un
pequeño mástil aquel pene novicio, trataba de doblarlo con mi lengua pero estaba duro como una
piedra. Seguí succionando, sintiendo ese sabor de macho recién crecido. Con mi lengua comencé a
batir en retirada la piel que protegía la punta del falo.
Era su primera vez y su virginidad era mía. Por un momento me dio miedo ya que su corazón palpitaba
desaforadamente. Yo estaba tan caliente que, cosa que nunca me había pasado, estaba a punto de
venirme en los pantalones, sin que él me hubiese tocado.
Nuevamente prosiguió con las mismas pautas que yo había utilizado con él, mordisqueando mi pene y
los testículos a través de los calzoncillos. Notaba como mojaba la tela con su boca. Tras empaparme la
prenda me la quitó. Pude comprender su asombro, hasta yo quedé impresionado, nunca en mi vida
había experimentado una erección tan potente. Mi verga es considerable pero en esta ocasión era un
auténtico cipote. Larga y gorda como nunca la había visto.
Estaba excitadísimo y sólo deseaba que se lo metiera en la boca. Lo fue haciendo inexpertamente pero
al mismo tiempo en forma deliciosa. Mi joven amante jugaba con su presa. La masturbaba, le daba
besos, la trataba de tragar toda ella sin conseguirlo.
Así mi ricura, así, chúpala toda que es para ti mariconcete. Dale más, chupa, que es toda tuya,
- Haaa haaaa, hauuuu ,aaaaah haaa
Si mamamela entera. Chupa más, cometela te lo ruego.
Haaa ummmm qué rico chupas haa ffff
Fue la mejor corrida de mi vida. Cuando lo miré tenía la boca llena de leche y el muy goloso la
saboreaba. Le miré a los ojos y le pregunté
Ya en la ducha los dos, le observaba, era tan sólo crío que probaba cosas de grandes. Nuevamente se
me pasó por la cabeza si su padre sería como él, pero en versión crecida, sólo había una forma de
saberlo, preguntando.
Cristian, te puedo hacer una pregunta?, ¿Siempre te han gustado los hombres?"
Bajó su cabeza y me contestó,
No siempre, lo que pasa es que una vez vi a un chico amigo mío que hizo esto con un hombre y quería
saber qué se sentía.
¿Y te gustó?
Sí, mucho, pero faltó algo que no me atrevo a hacer.
Sí, lo entiendo - le dije.
¿Me puedes contar la historia? ¿Quien era el chico que viste haciendo esto? - le pregunté curioso.
Bueno, se llama Javi es un poco más joven que yo. Le invité a mi casa una vez a dormir. Al día
siguiente me fui a clase temprano, Javi se quedó en la cama pues tenía clase por la tarde. Mi madre se
fue al trabajo y mi padre también.Cuando llegué al colegio no me dejaron entrar porque llegué tarde y
me tuve que volver a casa.
¿Y qué pasó?
Al llegar la puerta estaba cerrada y trepé por el emparrado como suelo hacer, entrando por una ventana
del segundo piso. Javi no estaba en mi cuarto. Cuando estaba cambiándome de ropa oí unos ruidos
desde la habitación de mis padres. Pensé que estaban robando y me deslicé con cautela, me puse a
espiar por la rendija de la puerta. Era mi padre con Javi
¿Tu padre? - le dije asombrado.
Sí, le pasaba su lengua por el trasero y luego le clavó la polla por el culo. A Javi no lo veía bien, pero
mi padre disfrutaba un montón. Sus huevos se bamboleaban mientras se la metía y sacaba sin cesar. Mi
padre resoplaba como un animal. Javi daba pequeños grititos. Luego de un rato creo que se corrió
porque se salió de él y se fue a duchar. Entonces pude ver claramente a mi amigo, estaba tirado en la
cama con las piernas abiertas y por el ojete totalmente abierto se le salía un líquido blanquecino. Tras
unos instantes tocándose el culo con la mano se levantó y volvió a mi dormitorio con cara de alegría.
Desde ese día no ha vuelto a ir a mi casa.
Desde aquella vez los encuentros fueron frecuentes. Cristian venía a mi casa y con la disculpa de
enseñarle con el ordenador teníamos relaciones sexuales. A veces si la calentura nos apretaba nos lo
montábamos en cualquier sitio. En los baños del cine una vez nos masturbamos temiendo ser
descubiertos. En las duchas del gimnasio se la chupé cuando nos quedamos solos. Aunque yo insistía
en penetrarle el siempre se negaba. De hecho nuestros escarceos recordaban los juegos de los
adolescentes. Nos frotábamos las vergas una contra otra o nos masturbamos mutuamente. Yo le daba de
beber mi leche y el mamaba de la mía. Pero no había manera de sodomizarle.
Las relaciones de nuestras familias se fueron estrechando por lo cual no era extraña su presencia en mi
casa o la mía en la suya. De hecho con su padre tenía una relación que más que de amistad se podría
decir que era fraterna.
Ese día era Domingo y el día anterior, mientras mi mujer había ido de compras, aprovechamos la
ocasión y le hice una mamada a Cristian que siempre andaba con el rabo tieso cuando estaba cerca de
mi. Estaba curioseando por internet cuando sonó el teléfono. Al mirar el número que mostraba el
display me di cuenta que era el teléfono de la casa de Cristian. Seguro que quiere rabo este mamoncete,
pensé mientras mi polla daba un brinco.
Cuando llamé al timbre fue su mujer la que me abrió. Se limpió las manos con el delantal y me dijo.
Está en el sótano. Le intenté ayudar yo pero acabamos discutiendo ya sabes cómo es Falo.
Me hizo gracia. La mujer le llamaba graciosamente por ese diminutivo. Nada más acertado. Le había
visto desnudo en el gimnasio y era el revés de su hijo Cristian. Este era flaco y asexuado como un
efebo. Sin apenas vello corporal y con una pichuela pequeña y delgada casi de adolescente. Su padre
por el contrario era corpulento. Peludo como un oso y tenía un cipote entre las piernas que ya dormido
asustaba por su largura y grosor. No me podía ni imaginar las proporciones que pudiera alcanzar en
estado de excitación. Así pues el apodo de Falo le venía al pelo.
Pasa, pasa.
El amplio local estaba en penumbras solo iluminado por un ventanuco en lo alto a pie de calle. Mi
amigo trasteaba en la mesa de herramientas alumbrándose con dificultad con una vieja linterna.
Se ha jodido la puta luz y tengo que desmontar el mecanismo. Le dije a Paula que me la sujetase pero
casi me tira al suelo. Y es que las mujeres solo sirven para follar y algunas ni para eso. - me dijo
malhumorado.
Bueno, bueno. No te excites. Para eso me tienes a mi.
Vale tío - me dijo palmeándome con fuerza un hombro.
Hostia no tan fuerte que me vas a romper la clavícula - le dije mientras me frotaba la zona.
Joder Martín no sabía que eras tan blandengue - dijo riendo.
Es que eres muy burro Falete. - le contesté mordaz pues sabía que le molestaba que le llamasen por ese
nombre.
Venga dejémonos de charlas y a la faena- añadió empujándome hacia la escalera.
Trepó por la escalera que efectivamente se balanceaba ostentosamente. Cuando estuvo arriba encendió
una luz de esas que se ponen en la frente. y me dijo
Puta mierda de casa. Está recién estrenada y me paso la vida con arreglos. Si es que ahora la
construcción es una auténtica basura. Si me topo con el constructor te juro que le meto este
destornillador por el culo. A ver si con esas aprende a trabaja bien ese pedazo de maricón.- gritaba
cabreado desde lo alto
No te sulfures - le dije tranquilizándole
Me voy a dar la vuelta para apoyar la espalda y poder trabajar con más comodidad con las dos manos.
Agarra fuerte.
Se empezó a dar la vuelta sobre uno de los travesaños y al hacerlo me pasó todo el paquete por la nariz.
Cuando estuvo afianzado retorno a la tarea. Vi como la luz alumbraba el techo mientras manipulaba
afanosamente el mecanismo.. Aproveché la ocasión y acercándome a él olfateé su sexo. Su entrepierna
desprendía un fuerte olor. Un aroma almizclado de macho en celo. Seguro que había estado follando
toda la noche y no se había duchado. La situación hizo que mi polla se pusiese tiesa.
Me aproximé hasta casi rozarle para deleitarme con esa fragancia a hombre recién deslechado. Él se
movió de repente y su paquete chocó contra mi nariz. Debió notarlo porque me vi bañado por la luz del
pequeño foco. Mire hacia arriba nervioso. La antorcha me deslumbraba pero podía intuir como Rafael
me miraba. Con gutural voz me dijo.
No hay nada que arreglar - me dijo con una sonrisa de medio lado.
¿Entonces…? - le pregunté desconcertado.
Quería que vinieses para hablar contigo.
¿Y de qué quieres hablar? - le dije sintiendo como mis manos se humedecían.
Ayer estaba a la ventana y vi una cosa que me sorprendió. En la casa de enfrente estaba Cristian con los
pantalones bajados y tú de rodillas chupándole la polla. Una escena muy picante.
Me sonrojé hasta las orejas.
De mi hijo no me extrañó ya sé que es un auténtico mariconazo. Pero lo que no sabía era que a ti te
iban las pollas. Muy calladito te lo tenías - me dijo con una sonrisa satírica.
Fue él el que vino a mí - traté de disculparme
Ya, y tu lo acogiste paternalmente entre tus brazos.
Miré hacia el suelo avergonzado.
No si no me molesta. No pasa nada, también yo me tiro a tu mujer. Espero que no lo tomes a mal. La
confianza ya sabes. Dicen que el roce hace el cariño. Tú lo sabes por propia experiencia.
No te hagas el macho conmigo. Yo me lo monto con tu hijo pero tú te follas a sus amigos en tu propia
cama - le contesté con rabia.
¿Y cómo sabes tú eso? - me preguntó mientras las venas de su cuello se hinchaban.
Cristian me lo contó
Así que ese mariconcete me espía.
Te descubrió dándole por el culo a su amigo Javi. Por eso vino a mí, a experimentar con lo que había
visto.
Claro y tú de forma desinteresada le diste por el culo - me dijo con una sonrisa burlona.
No. Nunca ha querido que le penetre. Y yo le he respetado.
Ósea que os la chupáis y os la cascáis como dos imberbes.
Bueno una cosa así.- le contesté.
Tras unos instantes en silencio se acercó a mí lentamente con ojos de vicio.
A lo mejor tú prefieres poner el culo. Pues para follarte bien follado no elegiste la herramienta
apropiada. Tú no necesitas la picha a medio hacer de un niñato. Lo que tú necesitas es un rabo de un
macho en condiciones.
Y tras decir esto desabrochó la cremallera del mono en toda su longitud dejando al descubierto el
peludo tórax de un gorila. Luego metió la mano y sacó la polla que quedó colgando semierecta.
Ven cógela para que sepas lo que es una verga como Dios manda.
Tú estás loco- le dije retrocediendo.
Se abalanzó sobre mí y cogió mi sexo con su poderosa zarpa apretandolo con fuerza.
Huele ahora con ganas. Para que sepas cómo huele un macho de verdad.
El fuerte olor de su entrepierna me entró por las fosas nasales. Mi polla palpitó en mis pantalones
Abre la boca. Vas a chupármela bien chupada. Como se te ocurra morderme te retuerzo el cuello como
un pollo. ¡Me oyes! - me dijo furibundo.
Temblando abrí la boca y me quedé mirándole aterrado.
Cógela con la mano y trágala de una puta vez. Ya sé que te gusta comer rabo. Así que no me vengas
con remilgos.
Le agarré el tronco y acercándola a mi boca la engullí sin descapullar. Ya dentro bajé su prepucio con la
lengua. Si su olor era fuerte su sabor lo era aún más. Una mezcla de semen reseco, sudor y coño lleno
de matices. Paladeé con ganas debo de decir. Su polla que a media asta apenas cabía en mi boca fue
creciendo y expandiendo de tal forma que a punto estuvo de descoyuntarme las mandíbulas.
Entonces empezó a culear fallándome literalmente por la boca. Su tranca traspasaba la campanilla y se
enterraba profundamente en la garganta. Luego la sacaba y dejándola apoyada en mis labios me decía.
Extrajo del mono sus musculosos brazos y dejó caer la prenda a sus pies.
Levántate - me ordenó
Me levanté con las babas escurriéndose por las comisuras de los labios. Le miré sin atreverme a
contrariarle.
No por Dios. Te la chupo hasta que te corras. Puedes venirte en mi boca - le dije suplicante
Cierra esa puta boca- me dijo mirándome goloso.
Su mano se introdujo entre mis piernas y sentí su áspera piel recorriéndolas hacia arriba. Apreté con
fuerza los muslos intentando impedirle el paso. Aumentó la fuerza de su presa y aflojé permitiéndole
continuar. Su mano se deslizó a lo largo del perineo y sentí al fin sus dedos jugando en mi entrada A
punto estuve de correrme. Él debió de percibir mi conmoción porque extrayendo la mano me agarró
con fuerza el rabo estrujándolo con saña.
La muy puta dice que no quiere y tiene la polla a punto de reventar. Martin no sabía que eras tan golfa -
me dijo riéndose.
Sí, me has puesto caliente, lo confieso. Pero no quiero que me penetres. Nunca lo he hecho y ese cipote
puede destrozarme el ojete. - le dije jadeando
Así que eres virgen. Mejor todavía mas estrechito que tendrás el agujero.
De un manotazo apartó las herramientas de la mesa de trabajo, de un aventón me empujó contra ella
dándome la vuelta y me obligó a reclinarme sobre la madera. Luego se agachó y me arrancó los
pantalones con calzoncillos y deportivas incluidos. Se incorporó y con su pie golpeó los míos.
Abre bien las piernas vamos a ver ese culito que me voy a follar.
No, No - grité
Me dio una violenta palmada en las posaderas
No grites. Quieres asustar a mi mujer. Será mejor que te relajes y me dejes hacer. Si no para mi va ser
más gustoso pero tú vas a sufrir más también.
Restregó la polla por la raja de mi culo empapándome con el líquido que manaba de ella sin cesar. Y
luego apoyó la mota en mi ano y empujando intento penetrarme. Empecé a chillar como un cerdo en la
matanza. Cerraba con fuerza el esfínter impidiéndole entrar.
Te juro por mi madre que te voy a follar. Te voy a dar por el culo hasta que te lo reviente. Así que calla
y colabora o te destrozo el ojete.
Las lágrimas se escurrían por mis mejillas. Me estaba sodomizando a la fuerza..
Persistió con sus pollazos en la entrada pero aquello era enorme y mi culo sin estrenar muy estrecho.
Alargó una mano y vi como cogía un bote. Vaselina Industrial pude leer. Luego una mano untuosa me
embadurnó todo el ano mientras metía sin piedad sus rugosos dedos para lubricar el interior. Sin
detenerse apoyo de nuevo la tranca y de un puntazo me enterró el glande. Un dolor lacerante me
desgarró el ano. Como si me hubieran empalado con una estaca.
Yo, con los ojos desorbitados por tan brutal agresión, apenas podía respirar destrozado por el dolor de
mis entrañas. Sin dejar ni siquiera acostumbrarme a tenerlo dentro, de otro empellón enterró hasta la
mitad la verga y sin pausa de un último pollazo me la clavó hasta que sus huevos chocaron con mi
trasero.
Sin detenerse comenzó a follarme salvajemente. Me estaba destrozando. Sentía mi culo palpitante arder
con el roce de tan monstruosa tranca. Como si de una escofina se tratase, su verga raspaba mi sensible
piel. Yo sollozaba desconsolado. Me estaba violando brutalmente.
Aquello era un suplicio insoportable. Desmadejado aguantaba sus violentas arremetidas que hacían
moverse la mesa y con ella todas las herramientas que sobre ella estaban entrechocándose con sonido
un metálico. El dolor fue inenarrable pero tras largos minutos fue cesando en su intensidad y
transformándose de soportable a placentero. Cada vez que la sacaba por completo y me la clavaba de
nuevo de una potente estocada gemía, pero ahora no de dolor si no de placer. Aquel macho que me
estaba violando, follando brutalmente, me estaba a su vez y de forma inexplicable aportándome un
placer nuevo e intenso.
Mi polla empezó a endurecerse y mi ano palpitante estrujaba su tronco buscando su roce con
intensidad.
Sabía que te iba a gustar. Pedias a gritos que te la metieran por el culo sin contemplaciones. Ahora ya
puedes dejar los jueguecitos infantiles y venir a que te monte un macho de verdad - me decía pletórico.
Te gusta que te folle como lo hago ¿Verdad? Sentirla bien dentro a que ti. La próxima vez serás tú el
que me suplique que te dé por el culo. Se percibía el vicio que guardabas escondido entre las piernas.
¡Pedazo de maricón! - proseguía exaltado.
Y seguía taladrándome sin misericordia. Me sacó la mordaza de la boca y me dijo.
Te voy a preñar. Después de romperte el virgo voy a dejar la prueba de que fuiste mío dentro de ti. Ya
verás cómo dejas a Cristian en paz. A partir de ahora yo soy tu macho y seré yo el único que te posea.
Eres mi zorra y te vas a abrir de patas cada vez que te quiera dar por el culo. ¿Lo entiendes?
Yo afirmaba con la cabeza mientras ponía los ojos en blanco con cada arremetida.
En pleno orgasmo gire la cabeza y al mirar el ventanuco. Mis ojos se abrieron sorprendidos con lo que
observé.
A través del cristal vi a Cristian de cuclillas mirando la lujuriosa escena. Mientras, con su mano se
masturbaba desaforadamente, hasta que los trallazos de su leche salpicaron los cristales. Con la boca
abierta y jadeante me miraba a los ojos mientras alcanzaba el orgasmo entre espasmos
RELATO 10
En el Viejo Almacén
Teos Abdera
Mientras caminaba recordaba cuando algunos días atrás pasaba por aquel lugar. Acababa de llover y los
charcos reflejaban la luz de la farolas. Aquel día tenía prisa y decidí atajar por el polígono industrial. La
crisis había hecho mella en él. Casi todas las empresas estaban cerradas y en algunas calles ningún
local tenía actividad. Un paraje desierto y abandonado. Sin personas ni automoviles.
Yo iba absorto en mi movil cuando de repente oí una grave voz delante de mí.
Tienes un Cigarrrrrillo. -
Alcé la vista de la pantalla y vi quien me hablaba. Era un tío alto y fuerte aunque delgado. Su pelo
rapado muy corto, la barba cerrada de tres días y la cicatriz en la mejilla le daban un aspecto
inquietante.Sus ropas viejas, sucias y rotas le delataban. Muchos hombres del este de Europa trabajaban
antes en las industrias del polígono. Yo sabía que, cuando cerraron, algunos se quedaron en las naves
abandonadas a la espera de mejores tiempos.
Se quedó allí plantado impidiendome el paso .Intente rodearle con la intención de proseguir mi camino
pero de un elástico paso se colocó de nuevo ante mi. Intente sortearle de nuevo más me detuvo
colocando su manaza sobre mi pecho.
Déjame pasar tengo prisa - le dije sin poder evitar un tono nervioso al decirlo.
El rubor invadió mis mejillas. Eran muchos los que me catalogaban como gay. Mi aspecto andrógino
contribuía a ello. Pero yo no lo era.
Le miré a los ojos furioso. Me estaba empezando a preocupar. Oteé en todas direcciones en busca de
ayuda, pero aquello estaba desierto.
¿Quierrres hacerrme compañia un rrrato? - Y me guiñó un ojo
Comprendí sus intenciones e intente huir a la carrera, pero saltó ágilmente aprisionandome entre sus
brazos e izandome del suelo
SOCO…. - comencé a gritar pero con un rápido movimiento me tapó la boca con su manaza.
Raudo me llevó a volandas hacia la puerta de una nave abandonada. La abrió de una patada y tras
entrar en el recinto la volvió a cerrar del mismo modo.
Me depositó en el suelo y me miró de arriba abajo. Su mirada lujuriosa me desnudó. Estaba claro lo
que quería aquel tipo. Empecé a temblar como un junco. Tenía miedo.
Me miró con un sonrisa sarcástica mientras se rascaba la barba del mentón. Después de unos instantes
se dirigió a mí y mientras me cogía por la barbilla me dijo:
Te prrropongo un trrrato
Anda rrrrey no seas arrrrisco. Solo es una paja. Es como si te la hicieses a ti mismo. Hace tiempo que
nadie me toca y estoy muy caliente. Hazme ese favorrrr. No te harrre daño y en cuanto me masturrrbes
te dejarrre irrr. - Me decía meloso
No se si sabre - le dije
Todas las pollas son iguales. Hazlo como te lo harrrias a ti mismo. -me dijo suplicante
Tras unos minutos expectante decidí que era la única posibilidad de salir sin daño de aquella situación.
Bueno. Esta bien, pero solo una paja. Te la casco y luego me marcho - accedí al fin
Me tendió su mano y yo tras dudarlo se la estreché. Era grande y callosa como una zarpa. La apretó y
sacudiendola dijo.
Trrrrato hecho
Me quedé quieto sin saber qué hacer. Él miró hacia los lados y luego añadió
Mejor vamos para alla. Estarrrremos más calentitos- señalando con la cabeza una esquina del edificio.
Era una nave enorme, abandonada. En el techo parte de la techumbre había desaparecido y abajo en el
suelo se encharcaba la lluvia. Todavía goteaba desde el techo la última caída. Aqui y alla papeles ,
palets rotos y maquinaria deteriorada y herrumbrosa. Donde él me indicaba, en una esquina del recinto,
se encontraban unos enseres. Un armario desvencijado con un cristal rajado. Una pequeña estufa de gas
encendida.Una silla en la sobre la que se encontraba un farol de gas alumbrando tenuemente el rincón.
En el suelo un cochambroso colchón y un saco de dormir. Debía de ser su guarida.
Cogiendome de la mano me arrastró tras él hacia el lugar. Al llegar se situó frente a mí y bajó
lentamente la cremallera de la bragueta.
Lo dudé por unos instantes. Al fin me armé de valor y con repugnancia introduje la mano por el hueco.
Toque una enorme masa de carne rodeada de una espesa mata de pelo. Tanteando localice su pene que
aun estaba morcillón. Caliente y suave. Con dificultad, ayudandome con la otra mano, conseguí sacarle
la polla. Una trompa, otra cosa no parecía, quedó colgando entre sus piernas.
Se la cogí con la mano y me quedé inmóvil sin atreverme a proseguir. El puso su mano sobre la mía y
me obligó a retirar la piel del prepucio hasta descubrir el balano. Hacía honor al resto del instrumento. ¡
Que tamaño!.
Dos pesados cojones quedaron colgando hacia abajo mientras el cipote miraba desafiante hacia arriba.
El efecto hacía que aun pareciese más grande su aparato sexual. Una espesa mata de pelo salía por la
abertura y tapizaba todo su escroto.
Obedecí sus órdenes fascinado, con curiosidad de comprobar el peso de aquellas pelotas. Entre las dos
debían de pesar más de medio kilo. Aquello era descomunal. Debia tener leche acumulada de una
buena temporada.Su pelo era suave y se movian autonomos en mis mano mientras se los acariciaba.
Verdad sea dicha que la repugnancia que me produjo en los primeros momentos se había convertido en
curiosidad. Le miraba a la cara de vez en vez y veía cómo en ella se vislumbraba el placer que le
estaban proporcionando mis manos. Sentí una pizca de vanidad al ver como aquel hombretón se
derretía de gusto con mis avances.
Proseguí con mi tarea incrementando a veces el ritmo de forma frenética o pausandolo y meneándosela
lentamente. Le acariciaba el glande que se había engrosado de tal manera que recordaba suave
melocotón de un color rojo como la grana. Empezó a fluir un líquido cristalino que se descolgó en un
fino hilillo hacia el suelo.
Sus palabras me hicieron tomar conciencia de la realidad. Estaba allí en medio de aquel desvencijado
almacén masturbando a un hombre. Solté inmediatamente mi presa y retrocedí un paso.
Empecé a temblar de nuevo al sentir la presión del hierro sobre mi piel. Obedecí temeroso de que me
hiriese y mire hacia arriba. Sus ojos chispeantes se clavaron en los mios.
Saque la lengua y comencé a lamerle el capullo como si fuera un helado. Recogí el líquido que brotaba
de su rabo y la paladeé. Tenía un sabor entre dulce y salado con un regusto metálico. Luego recorrí con
mi lengua todo el palo y le lamí los huevos. Parecía un perro allí a sus pies lamiendo su sexo. Me
asqueé de mi mismo. Una lágrima rodó por mis mejillas.
Rompí a llorar desconsoladamente mientras abría la boca. Me repugnaba el tener que chupársela pero
el temor era mayor que el asco que sentía.
Cuidado con esos dientecitos - me dijo mientras presionaba su arma contra mi piel
Cogió la polla con su mano y me la metió en la boca. Apenas podía alojar semejante pedazo de carne.
Por un momento pensé que me iba a desencajar la mandíbula. Su suave piel rozaba mi lengua y el
paladar. Una sapidez fuerte me inundó la boca y se introdujo en mi nariz.
Chupa - me ordenó
Estrujé el capullo con mi boca como un cordero mamón. A la vez ordeñaba el líquido que no cesaba de
manar de su interior
Luego me puso una mano sobre la cabeza y dirigió mis movimientos. La sacaba y la metía lentamente.
A veces su mota chocaba con mi campanilla y me producía una arcada. Para poder ser dueño de la
situación le agarré el rabo y comence a mamarsela a mi ritmo. Así estuvimos durante largos minutos.
En una de estas me cogió por el cogote y me enterró la verga de un empellón hasta el fondo. Su polla se
introdujo en mi garganta. Me mantuvo aprisionado durante un largo rato. Pensé que me iba a asfixiar.
Desesperado le empujaba y le golpeaba en la barriga para que la sacase. Cuando al fin lo hizo me apoyé
en el suelo y jadeante intente recuperar la respiración mientras las babas se deslizaban al suelo desde
mi maltratada boca. Me dolían las mandíbulas.
Ya sabía yo que los mediterrrrraneos teníais un muy buen mamarrrrr. - me dijo riendo.
Le miré con cara de odio mientras continuaban sus carcajadas. Aquel cipote descomunal rezumaba de
mi saliva brillando como el acero pulido ante mis ojos. Lo hizo brincar arriba y abajo con deleite.
Luego me tendió la mano y me obligó a incorporarme. Me rodeó con un brazo y me atrajo hacia su
cuerpo. Aproximó los labios y me besó. Su lengua se introdujo en mi boca y se frotó frenética con la
mía. El sabor del tabaco impregnó mis papilas. Sentía su polla frotandose contra mi cuerpo. Y yo
desesperado noté como mi polla cobraba vida y se endurecía. Me estaba empalmando.
Me dejé hacer mientras él seguía restregándose contra mi. Era evidente que mi polla delataba mi grado
de excitación. Muy a mi pesar estaba disfrutando con su roce.Mi verga empezó a humedecer mi
pantalón. Mientras una de sus manos se deslizó bajo mis ropas, acariciando mi pecho y pellizcando
mis pezones. Sus manos ásperas como la lija arañaban mi piel. Comencé a jadear sin poder
contenerme.
Parrrece que te esta gustando. Eh putita. Al parecer estamos desperrrtando en ti la marrrriconaza que
llevabass dentro. Verrrras como te hago gozarrr como a una perrrra. A partirrr de ahorrrra serrras tu
quien busque el rrrabo de Igorrr. Te lo asegurrro.
Yo gemía sin cesar y a pesar de mis esfuerzos por no ceder a la lujuria, esta se había apoderado de mi
voluntad y sucumbi a ella. Ahora era yo mismo el que se frotaba contra Igor. Apoyaba mi cara en la
suya que raspaba con su barba hirsuta mis delicadas mejillas. Estaba caliente como una gata en celo.
Me avergoncé de mi mismo pero prosegui con el escarceo.
Estas caliente eh cabrrrón. ¿No te dije que lo ibas a pasarrrr muy bien conmigo?. Verrras que gusto te
doy.
Su mano se introdujo por la cinturilla del chándal y bajó rasposa por mi nalga para luego apretarla
firmemente. Un escalofrío de placer recorrió todo mi cuerpo. Me comenzó a magrear el trasero
mientras nos frotabamos como posesos el uno contra el otro. O mientras nuestras lenguas se enlazaban
frenéticas en nuestras bocas. De repente noté como un dedo se deslizaba por la raja de mi culo y
llegaba a tocar mi esfínter. Asustado contraje el trasero y de un empujón lo aparte de mi.
Verrras como te gusta. Déjame que te meta un dedito dentro rrreina morrra. - dijo sonriendo como un
sátiro con su diente de oro
Sonriendo se acercó a mí. Yo le empujé de nuevo. Pero en un movimiento rápido me hizo una presa y
cogiendome por el cuello me dio la vuelta. Quedó a mi espalda con su enorme cipote pegado en mi
trasero
Ya te he dicho que tu serrrrras lo que yo quieerrrrrra. Y te meterrrrre lo que quierrrrrra porr donde
quierrrrrra.- Me susurró siseante al oído
Su otra mano agarró la cinturilla del pantalón y me bajó bruscamente la parte posterior dejando mi culo
expuesto. Luego metió un dedo en la boca y lo ensalivo. Yo temblaba como un mimbre. Su brazo en mi
cuello apenas me dejaba respirar
Su dedo se colocó a la entrada de mi esfínter y empezó a mojarlo con su saliva. Su piel rugosa rascaba
los pliegues de mi piel. Entonces comenzó a metermelo dentro.
NO, NO. NO LO HAGAS, TE LO RUEGO. ESO NO. POR DIOS TE LO PIDO - gritaba entre
sollozos.
Sin apiadarse ante mis suplicas lo fue clavando lentamente mientras yo apretaba mi culo para evitar la
penetración.
No te cierrrres. No seas tonto. Asi te dolerrrrra más
Ahora hay otro acuerdo. Pude observarrrr como te gustaba lo que te hacía. No lo niegues. Tu mismo lo
firrrrmaste con tus actos. Tu polla te delata.
Dio un empujón y me enterró todo el dedo hasta los nudillos. Mi ano palpitaba desaforadamente
cerrándose sobre él. Inició entonces el mete y saca. Su rasposo dedazo hacía que la delicada piel de mi
virginal agujero ardiera como el puro fuego. Me estaba literalmente follando con él. Lo metia y lo
sacaba furioso. Yo lloraba desconsolado mientras aquel animal me estaba desvirgando con sus manos.
Al fin salió de mi interior. Suspiré aliviado pensando que el tormento se había acabado. Mas no era así.
Yo la cerré fuertemente. Hizo presión con su brazo cortándome la respiración. SIn poder evitarlo abrí la
boca de par en par. Entonces metió sus dedos en mi boca. El sabor acre de mi culo inundo mi boca.
Intente morder pero apretó aun mas mi cuello y me dijo furioso.
Chupé desconsolado aquellos dedos asquerosos hasta que él quiso. Los dirigió entonces a mi culo y
entonces comenzó el auténtico suplicio. Metió uno tras otro hasta que tres o cuatro ,no sabría decir
cuantos, estuvieron alojados dentro de mi. Temí que me desgarrara el culo con todos aquellos dedos
moviéndose frenéticamente dentro y fuera, dilatando el ojete salvajemente. Yo lloraba y gritaba
incapaz de soportar semejante suplicio. Al fin se detuvo.
Tenía el culo ardiendo y un dolor punzante me taladraba como si me hubiese clavado una daga. Mi
esfínter palpitaba espasmódicamente intentando volver a su tamaño original, pero mi culo nunca podría
volver a ser igual, sospechaba. Definitivamente me había roto el culo.
Me soltó y de un empujón me arrojo sobre el mugriento colchón. Intenté escaparme reptando pero
enseguida noté su manaza sobre mi espalda que me dejó clavado al catre como una mariposa
traspasado por un alfiler.
Me arrancó las deportivas y los calcetines arrojandolos lejos. Luego me quito el pantalón de un tirón y
me dejo desnudo de cintura para abajo. Comenzó entonces a escupirme repetidas veces en el culo.
Sentía como su saliva resbalaba por la raja, entre mis nalgas. Separó mis piernas y se recostó sobre mí
frotando su descomunal cipote entre los cachetes. Me asfixiaba con mi cara aplastada contra el colchón.
Gire la cabeza para poder respirar y entonces vi reflejado en el espejo rasgado del armario como
aquella bestia se frotaba contra mi indefenso cuerpo.
Llegó el momento de que sepas lo que es tenerrr una buena polla en el culo. A verrrr si lo disfrrrutas.
Marrrriconazo. - me dijo triunfante
Apoyó su glande en mi entrada y empujó. Apreté el culo con todas mis fuerzas impidiendo su
penetración. Furioso cogió mi camiseta y le rasgó la espalda de arriba a abajo. Entonces me mordió
salvajemente en medio de la espalda. Aullé desgarradoramente y, a causa del dolor de su mordedura,
afloje mi trasero Fue entonces cuando de un empellón me enterró aquel monstruoso cipote en el culo.
Fue tal el dolor lacerante que padecí que creí morir de aquella estocada. Como un hierro candente
media polla se clavó en mi interior. La estrujé intentando frenar su avance.
Si que esta estrrrechito este culito. Que gusto. Aprrretadito y calentito. Pero ya verrras como te hago un
buen boquete no te prrreocupes.
Sacalo, sacalo. Te lo ruego. No lo puedo soportar. me estás destrozando. Me vas a desgarrar entero.- le
suplicaba entre llantos.
No te prrreocupes. Tu rrrelajate que esto es muy flexible. Ya verrras como te la estirrro bien para que
entre toda la polla.
Ahorrra sufrrrirrras un poco pero luego gozarrras. No lo dudes ya soy experrrto en estas lides.
Acabarrras pidiéndome más.
Gritaba de dolor. Se detuvo con media polla dentro y comenzó a acariciarme mientras me chupaba el
cuello. Sentí el peso de todo su cuerpo sobre mi y el calor de su piel en la mía.
Mis gritos se fueron acallando y mis lágrimas cesaron de manar. El dolor aunque enorme ya no era
insoportable. Comencé a sentir su polla en mi culo, ambos latiendo al compás. Tras unos minutos inició
suave mete y saca, casi imperceptible. Mi entrada se estaba acomodando lentamente al brutal invasor y
avergonzado sentí como mi polla volvía a la vida aplastada bajo mi cuerpo. Me estaba empalmando de
nuevo.
Todos mis sentidos se intensificaron. Percibí el olor a macho de Igor que me taladraba el culo con
deleite, así lo pude comprobar al mirar su cara a través del espejo. Oia el sonido que producía su polla
penetrando en mi culo. El ritmico gotear del agua que caía a lo lejos desde el techo y que se repetía
como el eco. Miraba como aquel macho embravecido se incorporaba , sosteniéndose con sus
musculados brazos y me taladraba insistentemente. Como su pecho velludo se inflaba y se desinflaba
con su alterada respiración. Mi sensibilizado esfínter notaba cada pliegue y cada protuberancia de su
venosa verga rozando mi delicada piel a su paso. Todo mi cuerpo estaba recorrido por chispeantes
descargas y un intenso calor emanaba de mi culo ardiente y se expandía por todo mi ser. Mi polla
babeaba empapando mi vientre y una oleada de placer me envolvía haciéndome suspirar en cada envite.
Vi cómo, triunfante, miraba mi cara a través del reflejo del armario y cerré los ojos avergonzado.
Entonces de un empellón me la enterró entera dentro. Me arqueé y grité de dolor y de placer. Era un
gozoso martirio el que aquel descomunal cipote me estaba infiriendo. Sentía aquella polla tan dentro
como nunca pense que podria entrar y sus huevos sudorosos se pegaron a mi trasero. Inicio con furia
renovada su monta haciendo que mi cuerpo se retorciera de gusto con sus acometidas.
Te voy a rrreventar ese culito delicioso. Verrras como folla un macho de verdad. Vas a tenerrr polla
hasta que te sacies de una vez porr todas. Ahorrra si que erres un marricón con todas las de la ley. Lo
que está catando este agujerrro va a dejar huella te lo asegurrro. Vendrrras a mí para que te folle una y
otrrra vez no tengas duda.
No cesaba en su brutal cabalgada. Yo gritaba, gemía, mordía el colchón y me aferraba a las telas del
catre con mis manos. Cuando pensé que estaba a punto de correrse, de repente, se salio de mi.
Mire hacia el espejo y le vi erguido con su polla alzada desafiante, brillando como el priapo de un
sátiro. En mi culo vacío, incapaz de cerrarse, penetro una rafaga de aire cuando él sopló en esa
dirección.
Te ha gustado. ¿Verdad?
Cerré los ojos incapaz de decir que no. Quería que siguiera. Es más ansiaba que me enterrare de nuevo
la polla y me empalase sin piedad.
Abrí los ojos y negué repetidamente con la cabeza mientras le miraba suplicante. Se rió.
Fóllame.
Por favor….
Por favor fóllame. Si. Quiero que me folles. Fóllame cabrón -le dije anhelante.
Así que errrres un marrrrrrrriconazo y quierrrres que te la meta por el culo. ¿Verrrdad?
Si soy un puto maricón y quiero que me des por el culo. Clávamela de una vez - le dije con rabia.
Esta bien, esta bien. Si tu lo quierrrres. Ponte a cuatrrrro patas. Quiero montarrrte como a una perrrrra
quiero ver bien ese abierrrto agujerrro mientrrrras penetrrro en él.
Sumiso me incorporé. Me puse a cuatro patas con el culo recachado, ofreciendoselo a mi violador.
Abrí bien las piernas y quede expectante mirando como se preparaba. Me apartó con sus rasposas
manos las cachas del culo y escupió repetidas veces dentro del agujero.
Joderrrrr que boquete te he dejado. Vamos a enfrrriar un poco el hoyo para que no se queme la brrroca.
- Dijo irónicamente
Con sus manos me acercaba y alejaba enterrando profundamente la verga para luego sacarla dejando
solo el glande en su interior. A veces la sacaba del todo y el balano al salir producía el característico
sonido del descorche de una botella. De nuevo me la espetaba y me follaba frenético. Yo miraba a
través del espejo como aquel poderoso macho me montaba como a una perra y como zarandeaba mi
cuerpo con sus acometidas.
Algo golpeaba mis huevos. Mire hacia abajo y vi como entre mis piernas se balanceaban sus pesados
cojones que la inercia impelían contra mi escroto. Aquella imagen me dejo hipnotizado. Observé
incrédulo como mi polla destilaba un transparente hilillo que fluía sin pausa derramandose sobre el
colchon.
Ahora las penetraciones eran amplia y profundas. Mi culo se había convertido en el centro del placer y
a pesar de las grandes dimensiones de la tranca o quizás debido a ello, todo mi interior se transfiguró en
un pozo sensitivo en el que cada mínimo movimiento, cada pequeño roce se convertía en sensaciones
orgásmicas que hacían que mi polla saltase y de ella brotara mas y mas del transparente fluido.
No se que magia se produjo para que aquella monstruosa polla, que violandome me había destrozado el
culo en un martirio inenarrable, se convirtiera en el obscuro objeto del deseo de mi ser. No solo mi
cuerpo disfrutaba con aquel macho que me poseyó en mi primera vez, mi espíritu también se sentía
pletórico en el gozoso acto de mi entrega.
Clavamela bien dentro. No pares. Follame soy todo tuyo. Quiero tenerte muy dentro. - poniendo los
ojos en blanco con cada arremetida, babeando como una perra en celo
Con la cabeza ladeada veía como aquel recio semental me sodomizaba y la sola visión de aquel hombre
dandome por el culo desataba una morbosa sensación placentera, pornografica. Era como asistir a la
vez como espectador a la violación de mi virginal cuerpo. Le miraba. Me miraba. Y aun no podía
admitir que aquello me gustara. Me despreciaba por gozar con aquella polla en el culo, pero mi cuerpo
insumiso se entregaba sin reservas y en mi cabeza dos voces peleaban. Una me hablaba de dolor y
mancillación, otra de éxtasis y gozo.
El sudor de Igor como cálida lluvia caía sobre mi espalda. Sus suspiros de placer resonaban en la
estancia y acompasados con mis gemidos componían una sinfonía sensual y delirante que se expandía
por el viejo almacén y que el eco devolvía sin tardanza.
Dios que gusto. Tienes un culo marrravilloso. Lo he converrtido en una maquina de follarrr. Menudo
volcán que tienes entre las patas so marrricon - me decía obsceno Igor
Es todo tuyo. Soy tu perra. Follame, empitoname, ensartame. No pares de clavarmela quiero toda tu
leche dentro - le contestaba yo sin poder evitar sentirme como una guarra.
Empezó entonces a culear con una fuerza inaudita. Me zarandeaba como a un muñeco de trapo y yo
hacía esfuerzos por no caer desplomado. De repente sentí como su polla comenzaba a hincharse más y
más colmando mi interior y estirando mi piel hasta casi desgarrarla.
Cuando la primera descarga de su leche se inyectó profundamente dentro de mi,se desató el orgasmo.
Mi polla empezó a eyacular sin tregua. La suya seguía espasmodicamente llenando mi interior con
continuas e interminables descargas. Su cipote se expandía y se contraia como si otro corazón latiese
en mis entrañas. Yo con el culo estrujaba su rabo intentando extraer hasta la última gota del inagotable
elixir, avaricioso del regalo de su esencia. Nuestros cuerpos temblorosos se agitaban sincopados,
desmadejados y exhaustos. Al fin Igor, como un gigante herido, se desplomó sobre mí arrastrándome
en su caída y aplastándome contra el colchón. Sentí todo su peso y su calor mientras nuestras
respiraciones alteradas intentaban recuperar el aire.
Permanecimos tendidos el uno sobre el otro mientras la portentosa polla de mi violador se desinflaba
lentamente y se salía de mi poco a poco. Un manantial brotó de mi ojete y empezó a manar la
abundante corrida con la que Igor inundó mis entrañas.
Me libre de su opresión y me levanté del cochambroso tálamo. Al mirar entre mis piernas pude
observar como por mis muslos se deslizaba un líquido rojizo, prueba innegable de mi virgo destrozado.
Al echar la mano atrás me di cuenta de la destroza que había hecho en mi culo. Aquel agujerito prieto
era ahora un boquete distendido y abierto por el que podría meterse mi mano.
Me vestí asqueado por lo acontecido y fui recogiendo mi ropa mientras aquel animal que me habia
poseido descansaba sobre su espalda, los brazos tras la nuca, con su enorme polla fláccida colgando
entre sus piernas, descansando en aquellos enormes cojones que formaban su escroto. Me miraba con
una sonrisa de desprecio al ver mi cuerpo mancillado.
Me vestí y me dirigí penosamente a la puerta. Apenas podía caminar. Mi lacerado culo en carne viva
convertía la marcha en un suplicio. Su grave voz a mi espalda resonó como un trueno..
Durante unos días apenas podía caminar, pero mi culo destrozado se fue recuperando poco a poco. No
ocurrió lo mismo con la profunda huella que Igor dejó en mi espíritu. Me sentía sucio, violado,
despreciable por no haber sabido resistirme. Pero a la vez no podía evitar el morbo y la excitación
rememorando lo acontecido. Mi polla respondía y a mi pesar se endurecía con el recuerdo. Algunas
noches soñaba con él. Despertaba agitado y sudoroso tras haber eyaculado mientras dormía. Con mis
dedos me palpaba el culo y, no se si aliviado o decepcionado, me cercioraba que tan solo había sido un
sueño.
Aquel ser diabólico me tenía poseído y en sueños volvía repetidamente a entregarme a él. Decidí
enfrentarme a mis miedos.
Era por ello que ahora me dirigía de nuevo al viejo almacén.
Apoyado en el quicio de la puerta aguardaba fumando. Era como un depredador emboscado esperando
a su presa. El brillo del oro volvió a relucir en esa sonrisa diabólica.
Nos quedamos mirándonos. Al fin arrojó el pitillo y lo aplasto con su pie. Me miró con una chispa de
desprecio en sus ojos.
Abrió la puerta, entró en el viejo almacén y la dejo abierta. Yo permanecí inmóvil sin saber qué hacer.
Al fin entré sumiso tras sus pasos penetrando en el interior y cerrando la puerta tras de mi.
FIN RELATOS