Está en la página 1de 2

Un buen amigo

—¡Muy buenas! ¿Qué tal? Vosotros bien, ¿no? De relax mientras yo aquí para divertíos como
un mono. Ya veo cómo son las cosas. No pasa nada estoy acostumbrado. A la falta de
agradecimiento, me refiero.

» Por ejemplo, con mi amigo Gonzalo. Yo he sido0 el que le ha preparado para lo que le venía
durante años. ¿Y me lo agradece? No. Todo son rencores. Ayer mismo es que me estaba
contando que se estaba gastando una pasta en el nuevo bebé. Que por mucho que hubiese
ayudas y regalos de familias y amigos, que era una ruina. Toda una vida dejándole a deber
dinero para que se acostumbrara a la austeridad. A vivir con un presupuesto que estaba siendo
succionado por una sanguijuela. A acostumbrarle a vivir a base de arroz, patata y macarrones.
¿Y creéis que ahora se ha acordado de mí? Pues no. Y luego el tema del sueño. Anda, que no
llegué yo a casa cuando compartíamos piso veces tarde, haciendo ruido o me quedaba jugando
a la consola hasta las tantas con el Dolby Surround a tope. A veces la vibración del juego era
tan intensa que no oí a los vecinos. Y ahora va a currar con cara de cansado, pero rinde. ¿Por
qué? Porque yo le entrené.

» Y a mí no me da las gracias. En cambio, al bebé todo son decirle lo guapo que era y lo
maravilloso. Incluso cuando le acababa de vomitar encima seguía diciéndole cosas bonitas ¿Y
por qué? Pues porque cuando te has acostumbrado a limpiar vómitos resecos nada más
despertarte que aquello parecía una salina… pero putrefacta. Claro, así ya estaba hecho al
tema.

» ¿Y lo de quedarse sin su chica? Que le teníais que ver al churumbel siempre enganchado a la
teta. Yo más de una vez me ligué a la tía que le gustaba, acostumbrándole al tema de quedarse
a dos velas. Y con enorme sacrificio, eh, que aún me acuerdo de lo loca que estaba Mariló.
¿Estaba buena? Sí, pero como unas maracas. Y encima era de dormir poco y despertar a tope
de energía. Uff… esa gente me mata. Yo es que, si alguien se despierta a las nueve con una
sonrisa de oreja a oreja y gritando de entusiasmo, es que me ha jodido ya el día.

» Y no voy a hablar de Satán. A ver, en el DNI ponía Lorena, pero yo la acabé llamando Satán.
Bicho malo que me estuvo mareando meses antes de dejarme. Todas las semanas lo dejaba
Satán conmigo al menos una vez. No sabría decirte cuántas veces fueron, de verdad. ¡Es que
perdí la cuenta! Otra que también estaba buenísima, sí, pero que menudo bicho.

» Menudas dos piezas y yo ahí estuve. Salvándole de la bala con mi propio cuerpo, eh. Vamos,
más bonito que en la peli del guardaespaldas. Y es que siempre le tengo que llamar para que
quedemos, porque si no, no hay manera.

» Yo es que soy así. Siempre soy muy voluntarioso y con iniciativa. Lo dejó el otro día Paco con
su chica. Trece años que había estado con ella. Y ahí estaba yo, llevándolo de fiesta para que se
animara. Bueno, invité yo, pero paga él, que está forrado. Gana bastante, es ingeniero. Y ahí
estuve yo, que Gonzalo desde que tiene el bebé es que es un muermo. Pero vamos, que yo
estoy siempre desviviéndome por mis amigos. Bueno, por mis amigos, mi familia y mis
compañeros de trabajo.

» El caso es que vamos. Que vosotros podéis seguir ahí, tomando vuestra cerveza, comiendo
un aperitivo. Yo tengo un vaso de agua. Generosa la casa, ¿verdad? No van a dejar que me
deshidrate. Y con dos hielos, ojo. Ni en el hotel Burj-al-arab en Dubái tiene hielos tan
exquisitos. No, no. Vosotros ahí bien repachingados, en las sillas. Yo estoy bien aquí de pie, no
hace falta que me busquéis una silla, gracias.

» Y encima que vengo sin cenar. Eso lo hecho mucho de menos. Yo cuando era compañero de
piso de Gonzalo y tenía siempre platos por la nevera para comer. También que soy de buen
comer. Pero vamos, que siempre que venía preguntando por algún tupper que se encontraba
vacío en el fregadero se lo decía: ¡Gracias! Esto los niños no se lo van a dar. Ya me echará de
menos. Que yo lo comía y dejaba el plato en el fregadero. Ya verás cuando tenga que dárselo
para comer y el otro no quiera abrir la boca o le ponga el plato de sombrero. Ahí seguro que
me echa de menos. Como es orgulloso, no lo dirá. Pero es que estoy seguro que en su fuero
interno se acordará de mí, que le comía tan bien, y se arrepentirá de no haberse dado cuenta
de lo que tenía.

» En fin. A mí me da pena. Pero bueno, que yo también lo hice por gusto. Y os digo más: lo
volvería a hacer. Yo de hecho ahora se va mi actual compañero de piso y si hay alguien que
esté buscando, pues quería decir que… bueno … que estoy libre. ¡Un abrazo a todos!

También podría gustarte