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TP 2 EFIP
TP 2 EFIP
En primera medida. Los empleados del balneario tienen un deber de cuidado durante su
jornada laboral, esto implica llevar a cabo inspecciones en el lugar para verificar e
identificar posibles amenazas para la seguridad de todos los visitantes del mismo. Lo
cual no llevaron a cabo porque en tal caso habrían descubierto la existencia de brasas
ocultas en el recinto.
En segunda medida, los médicos habían informado de otro caso similar en el mismo
recinto por lo que los empleados debían tener conocimiento de lo ocurrido
anteriormente por lo que debían estar más atentos a estas situaciones, pudiendo ya
categorizarse como un acto negligente.
Por el momento ante la falta de información sobre el manejo del balneario municipal
podríamos decir que los empleados que debían llevar a cabo las tareas de inspección en
el turno que se produjo la lesión a Agustina son por igual autores de su propio delito de
omisión que según el código penal corresponde aplicarle el art 94: Se impondrá
prisión de un (1) mes a tres (3) años o multa de mil (1.000) a quince mil (15.000)
pesos e inhabilitación especial por uno (1) a cuatro (4) años, el que por
imprudencia o negligencia, por impericia en su arte o profesión, o por
inobservancia de los reglamentos o deberes a su cargo, causare a otro un daño en
el cuerpo o en la salud.
Para la situación de Camilo hay que tener en cuenta distintos aspectos para poder armar
una defensa para el mismo, en cuanto al accionar de camilo estamos frente a un accionar
doloso tipificado en el código penal por su art. 89: “Se impondrá prisión de un mes a
un año, al que causare a otro, en el cuerpo o en la salud, un daño que no esté
previsto en otra disposición de este código” o por el art. 90: “Se impondrá reclusión
o prisión de uno a seis años, si la lesión produjere una debilitación permanente de
la salud, de un sentido, de un órgano, de un miembro o una dificultad permanente
de la palabra o si hubiere puesto en peligro la vida del ofendido, le hubiere
inutilizado para el trabajo por más de un mes o le hubiere causado una
deformación permanente del rostro” teniendo en cuenta el estado de salud del Sr.
García podría aplicarse uno u otro.
Teniendo en cuenta que Camilo no actuó con una causa de justificación ya que no hubo
una amenaza por parte del Sr. García (Ya que si bien la amenaza puede ser expresada
vía oral en este caso el levantamiento de voz por sí solo no corresponde a una) por este
motivo, no podemos encuadrarlo como un caso de defensa propia de su hijo pero si
podríamos alegar una emoción violenta como atenuante a su accionar sin embargo la
misma no dejaría de ser una conducta antijurídica.
Además Camilo al ser mayor de edad habiendo alcanzado un nivel de madurez que le
permite comprender un accionar antijurídico y lo disvalioso del mismo y gozando de
salud mental no puede ser declarado como alguien inimputable para la justicia.
El Sr. García actuó en legítima defensa propia ya que si bien es cierto que Camilo exigía
que el mismo se retire del inmueble al hacerlo este agredió igualmente al Sr. García por
lo que tenemos una amenaza inminente, un medio razonable en la defensa ya que
Camilo estaba armado con un palo y una falta de provocación por parte del mismo, si
bien levanto la voz en ningún momento amenazó con hacerle daño a él o al negocio por
lo tanto estamos ante un caso de legítima defensa.