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Dei Verbum (DV) es una de las cuatro Constituciones del Concilio Vaticano II. La
misma nos invita a reflexionar sobre la Revelación Divina y su transmisión; y las
Sagradas Escrituras.
Nuevo Testamento
⇒ La predicación de los apóstoles, que es escrita por inspiración del Espíritu Santo, nos es
entregada como fundamento de la fe en los evangelios, testimonio principal de la vida y
doctrina de Nuestro Salvador. Además el canon del Nuevo Testamento comprende las cartas
de San Pablo y otros escritos que confirman la realidad de Cristo, explican su doctrina y
cuentan los comienzos de la Iglesia.
Números del 21 al 26
La Iglesia considera, como la regla suprema de su fe, tanto de la palabra de Dios
como del Cuerpo de Cristo, sobre todo en la Sagrada Liturgia, juntamente con la
Sagrada Tradición, por consiguiente, es necesario, que toda la predicación eclesiástica
se nutra de la Sagrada Escritura, y se rija por ella.
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BIBLIA I
Es apoyo y vigor de la Iglesia
La Iglesia, se esfuerza en acercar a sus hijos con la divina enseñanza; por lo cual
fomenta también convenientemente el estudio de los Santos Padres, tanto del
Oriente como del Occidente, y de las Sagradas Liturgias.
Es necesario los sacerdotes de Cristo y los demás que como los diáconos y
catequista, que se dedican legítimamente al ministerio de la palabra, se sumerjan
en las Escrituras con asidua lectura y con estudio diligente, para que ninguno de
ellos resulte "predicador vacío y superfluo de la palabra de Dios que no la escucha
en su interior", de igual forma el Santo Concilio exhorta a todos los cristianos a la
lectura frecuente de las divinas Escrituras. Debe acompañar la oración a la lectura
de la Sagrada Escritura para que se entable diálogo entre Dios y el hombre; porque
"a El hablamos cuando oramos, y a El oímos cuando leemos las palabras divinas.
Incumbe a los prelados instruir oportunamente a los fieles, para que usen
rectamente los libros sagrados, sobre todo el Nuevo Testamento, y especialmente
los Evangelios por medio de traducciones de los sagrados textos, que estén
provistas de las explicaciones necesarias y suficientes para que los hijos de la
Iglesia se familiaricen sin peligro y provechosamente con las Sagradas Escrituras,
háganse, además, ediciones de la Sagrada Escritura, provistas de notas
convenientes, para uso también de los no cristianos y procuren divulgarlas como
puedan con toda habilidad.
“Esta Constitución exhorta a los fieles a la lectura asidua de la Sagrada Escritura
acompañada de la oración para que se realice él dialogo entre Dios y el hombre. Que 3
de este modo... se difunda y brille la Palabra de Dios; que el tesoro de la revelación
encomendado a la Iglesia vaya llenando el corazón de los hombres y dé un nuevo
impulso a la vida espiritual con la devoción a la Palabra de Dios, que dura para
siempre.” DV 25.
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