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Joel 2,12: “Vuelvan a mí de todo corazón, con ayuno, con llantos, con lamentos”. Así
lo indica en Is 58,6: “¿No saben cuál es el ayuno que me agrada? Romper las cadenas
injustas, desatar las amarras del yugo, dejar libres a los oprimidos y romper toda clase
de yugo”. El ayuno debe conducir a Dios
“Cura las enfermedades, aleja los espíritus malignos, ahuyenta los pensamientos malos,
da mayor claridad a la mente, purifica el corazón santifica el cuerpo y, finalmente,
finalmente conduce al hombre ante el trono de Dios”
Lucas 2:36-38 . De este relato de la viuda, Ana podemos ver que el ayuno y la oración
habían desarrollado en ella tal sensibilidad que ella percibió al niño Jesús siendo él tan
solo de unos días de vida. Ella pudo escuchar claramente lo que Dios estaba diciendo.
“Pero yo, cuando ellos enfermaron me vestí de aflicción. Afligí con ayuno mi alma y mi
oración se volvía a mí …” ~Salmos 35:13
Ester 4:16 El ayuno de Esther la preparo para vencer el miedo al hombre e incluso más,
vencer el miedo a la muerte. Este ayuno aumentó su capacidad de sacrificio a la misma
vez que impartió sabiduría. La sobrevivencia de una nación dependía de su
disponibilidad para entregar su vida por otros. Ella sabía que esto era más de lo que ella
podía enfrentar en su condición actual y con la información que ella tenía, así que se
apoyó en la fuerza de Dios.
El Ayuno Da Respuestas a Oraciones
“Llamarás, y el Señor responderá; pedirás ayuda, y él dirá: ¡aquí estoy!” ~Isaías 58:9
Un ayuno de acuerdo al corazón de Dios traerá respuesta a la oración.
“Sí así procedes, tú luz despuntará como la Aurora, y al instante llegar a tu sanidad …”
~Isaías 58:8 Dios estableció el ayuno como una forma de sanar a su pueblo, un
momento en el que la oscuridad de la opresión, la depresión o la enfermedad se disipa
con la luz, tal como al amanecer. Cuando esta luz resplandece, prontamente viene la
sanidad.
“…tu justicia te abrirá el camino, y la gloria del SEÑOR te seguirá.” ~Isaías 58:8 Dios
promete ser un guardia delante y detrás de nosotros. El ayuno renueva tu justicia y la
envía delante de ti. Y luego, mientras le das la gloria a Dios, Él te devuelve justicia
como tu retaguardia.
“El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar
las correas del yugo…” ~Isaías 58:6 El tipo de ayuno al que Dios nos llama tiene el
poder de desatar cualquier cadena injusta que nos ata.
“El ayuno que he escogido, ¿no es más bien romper las cadenas de injusticia y desatar
las correas del yugo, poner en libertad a los oprimidos y romper toda atadura? …”
~Isaías 58:6 Un ayuno es un tiempo en el cual apartamos nuestra mirada de nosotros
mismos y de nuestras propias necesidades y miramos a nuestro alrededor a la opresión y
el dolor de los demás.
“No es acaso el ayuno compartir tu pan con el hambriento…” ~Isaías 58:7 El beneficio
es obvio; no estás comiendo debido al ayuno, entonces puedes compartir tu porción con
los menos afortunados.
TIPOS DE AYUNO
🚫 Ayuno total
Este es el ayuno más radical que podemos hacer. En este no se come ni se bebe nada, el
cuerpo no recibe ningún tipo de nutrientes. En la Biblia encontramos un ejemplo en el
capítulo 4 del libro de Ester.
El ayuno total debe hacerse solo por períodos cortos de tiempo, por ejemplo, 6, 12 o 24
horas. Se recomienda hacerlo bajo supervisión médica
Este es el tipo de ayuno más conocido. No se come nada pero se puede beber agua. Al
permitir hidratarse puede ser un poco más extenso que el ayuno total, pero también es
aconsejable consultar con un médico sobre todo si se piensa estar por más de dos días
solo con agua.
Hay personas que deciden incorporar jugos de frutas o agua con gotas de limón al hacer
este ayuno.
Ayuno parcial
🍎🍌🥚 El ayuno parcial consiste en eliminar solo ciertos alimentos. La idea es comer
de forma sencilla para mantener el cuerpo funcionando, sin comer en exceso o por
placer. En la Biblia encontramos el ejemplo de Daniel, vemos cómo practicó este ayuno
durante tres semanas.
Daniel dejó de comer comidas especiales (elaboradas o sabrosas) y carne. También dejó
de beber vino. Este ayuno de Daniel es muy conocido y seguido ya que es menos
radical. Es más fácil para personas que tienen alguna condición de salud que no les
permite realizar otro tipo de ayuno.
La Biblia menciona otro tipo de ayuno que no tiene que ver con la comida. Se trata de
dejar de lado por un tiempo cosas que no son alimentos. Por ejemplo, Daniel dejó de
usar perfume cuando hizo el ayuno parcial de tres semanas (Daniel 10:2-3).
Jb. 29:12-13 nos muestra que el acto de dar limosnas ya se conocía desde la más remota
antigüedad. La ley de Moisés decía de manera formal: «Porque no faltaron
menesterosos en medio de la tierra; por eso yo te mando, diciendo: Abrirás tu mano a tu
hermano, al pobre y al menesteroso en tu tierra» (Dt. 15:11).
A los pobres se les tenía que dejar el rebusco después de la siega y de la recogida de los
frutos (Lv. 23:22; Dt. 24:19-21). Cada tres años les era dado el diezmo a ellos (Dt.
14:28, 29), lo mismo que el producto de la tierra durante el séptimo año, o año sabático
(Éx. 23:11).
En los banquetes de las fiestas anuales, se tenía que invitar al pobre, al extraño, al
huérfano, a la viuda, y al levita (Dt. 16:11-14). Estos actos de amor práctico formaban
parte de la «justicia» del verdadero israelita (Dt. 24:13; Pr. 10:2).
En el NT, Jesús recomienda dar limosna con discreción, y no «para ser alabado de los
hombres» (Mt. 6:2-4).
La actitud del dador tiene más importancia que el valor material del don (Mr. 12:41-44).
El verdadero cristiano no puede negarse a ayudar a los indigentes (Lc. 3:10, 11; 6:30;
12:33; 14:13-14; 18:22; Mt. 25:35-46).
Los primeros cristianos llevaban a cabo distribuciones entre los destituidos entre ellos
(Hch. 2:45; 4:34-35; 6:1) hasta tal punto que se tuvo que llegar al nombramiento de
diáconos para supervisar esta actividad (Hch. 6:2-3).
Tabita hacía muchas buenas obras y limosnas (Hch. 9:36), al igual que Cornelio (Hch.
10:2, 4). En cuanto a los apóstoles, ellos no cesaban de practicar y recomendar la acción
de compartir de lo propio (cfr. Hch. 11:29; 20:34-35; Ro. 12:8, 13; 15:26-27; 1 Co.
16:1-3; 2 Co. 8:1-4, 13; 9:6-15; Ef. 4:28; 1 Ti. 6:18; He. 13:16).
Sin embargo, las Escrituras no alientan la indolencia ni la pobreza que ella provoca (2
Ts. 3:10-12), pero expresa de una manera admirable el capítulo que debe inspirar
nuestras acciones con respecto a los «económicamente débiles» (1 Jn. 3:16-17).
En su mayoría salen de una lista hecha por el Señor en su descripción del Juicio Final.
Son:
Han sido tomadas por la Iglesia de otros textos que están a lo largo de la Biblia y de
actitudes y enseñanzas del mismo Cristo: el perdón, la corrección fraterna, el consuelo,
soportar el sufrimiento, etc. Son: