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2023

Universidad Nacional Autónoma de México


Facultad de Ciencias Políticas y Sociales

Licenciatura en Sociología

Sociología Interpretativa (Schüitz,


Mead, Goffman, Garfinkel)

Alumno:
Jacobo Verduzco
Luis Gerardo

Asesora:
Dra. Bass Zavala Sonia

Tema:
Trabajo final

13 de junio del 2023


Sociología interpretativa

En el presente curso de sociología interpretativa, analizamos a un conjunto de autores del


siglo pasado, quienes marcaron el inicio de una rama particular de estudio interesada en descubrir
los significados que las personas en lo singular construyen de la realidad a través de mecanismos
de interpretación de la misma. Este trabajo tiene el propósito de mencionar las aportaciones y
representantes más significativos del enfoque sociológico que irrumpe con las teorías y los autores
clásicos que direccionaban el rumbo de las ciencias sociales en general y en específico de la
sociología.

Iniciamos con la premisa del pionero Max Weber (1864-1920), sobre la tarea de la
sociología que consiste en el esfuerzo por comprender e interpretar la realidad social mediante la
acción social, es decir, reconocer el significado subjetivo que las personas otorgan a los actos de
los otros, para así, orientar su propia acción. La acción es toda conducta humana en la que el
individuo ejerce significación (Schütz, 1967, pág. 45).

Por su parte, Alfred Schütz (1899-1959) añade encontrar el sentido en las acciones sociales
y en el mundo de la vida, que se refiere a la realidad cotidiana en la que vivimos y que construimos
a través de nuestra participación, intervención y modificación. Es un mundo social en el que todos
nos referimos a un sentido que puede ser explicitado y explicado por cada individuo. Es un mundo
intersubjetivo en el que proyectamos nuestros propios planes y objetivos, pero también podemos
resistirnos a ellos. En otras palabras, el mundo de la vida es el entorno en el que interactuamos y
le damos sentido a nuestras acciones y experiencias diarias (Schultz & Luckmann, págs. 25-28).

Empero, la vida cotidiana es dinámica y se encuentra en configuración constante para


establecer y compartir relaciones, normas y significados. Esta estructuración se basa en la
intersubjetividad, es decir, en la forma en que los individuos interactúan y se relacionan entre sí,
proyectando sus propios propósitos y factibilidades. A través de los actos explicativos, damos
sentido a nuestra realidad y nos orientamos en ella (Schultz & Luckmann, págs. 35-39).

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Ahora bien, Herbert Mead (1863-1931), argumenta que en el mundo social en el que nos
desenvolvemos cobra relevancia la comunicación humana ya que influye directamente en nuestras
interacciones con los otros, a partir de elementos como los gestos, puesto que, son una manera de
vehiculizar la interacción con uno mismo y con los demás, son un estímulo para la reacción de
otros individuos y permiten expresar emociones y significados, además de que pueden ser una
forma de imitación en las formas humanas de hablar (Mead, 1982, págs. 75-78).

En esta línea de ideas, la interiorización de la significación de los gestos se logra a través


de la apropiación y práctica de los mismos. Es decir, a medida que interactuamos con los demás y
observamos cómo se utilizan los gestos en diferentes situaciones, vamos adquiriendo un
entendimiento de su significado. Esta interiorización nos permite anticipar el accionar del otro y
comprender el gesto en un contexto determinado, a la vez de que, nos ayuda a adaptarnos a
diferentes situaciones sociales y contextuales, ya que podemos ajustar nuestra conducta en función
de la comprensión de los gestos (Mead, 1982, págs. 22-23).

El lenguaje y la consciencia de sí mismo desempeñan un papel fundamental en el proceso


social. El lenguaje, como sistema de comunicación, nos permite expresar una serie de símbolos
con significados comunes. Mediante el lenguaje, podemos transmitir ideas, emociones y
significados, lo que facilita la interacción y la comprensión mutua. El lenguaje también nos permite
reflexionar sobre nuestras propias experiencias y pensamientos, lo que contribuye a la construcción
de nuestra identidad y a la comprensión de los demás (Mead, 1982, págs. 75-84).

Además de eso, la consciencia de sí mismo implica tener conocimiento y comprensión de


uno mismo individual. Esta consciencia nos permite reflexionar sobre nuestras propias acciones,
pensamientos y emociones, lo que nos ayuda a entender cómo nuestras acciones afectan a los
demás y cómo somos percibidos por ellos. La consciencia de sí mismo también nos permite tener
una mayor selectividad en nuestra conducta, ya que podemos elegir entre diferentes reacciones
alternativas en función de nuestras actitudes hacia nuestro entorno social y hacia nosotros mismos
(Mead, 1982, págs. 100-103).

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Las interacciones con los grupos sociales son indispensables para la formación de la
persona, ya que se desarrolla a partir de ellas durante el crecimiento como seres naturales y como
entes sociales. Los primeros actos sociales que cometemos como pronunciar nuestras primeras
palabras, imitar un gesto o señal son denominados estímulos, porque generan distintas reacciones
en las personas que nos cuidan, generalmente en nuestros familiares, por ende, nosotros y ellos
producimos reiteradas conductas hasta apropiárnoslas a manera de sentido común. Además, en la
formación como parte del colectivo, se obtiene conciencia de valores, por lo que en nuestras
actuaciones pretendemos un efecto en los otros.

El proceso de comunicación está estrechamente relacionado con el medio social-cultural,


ya que cuando nacemos ya existe un idioma, dialecto o lengua determinante, y poco a poco nos
vamos habilitando en la comprensión y uso de lenguaje oral, así como evolucionando en la
inteligencia lingüística. En otras palabras, mediante procesos de pensamientos (fisiológicos)
percibimos la existencia de símbolos con apoyo del lenguaje (hablado, de señas, corporal o facial),
a los que atribuimos significados. Estos símbolos son de carácter universal, o sea, provocan
reacciones en quienes los conocen mediante anteriores experiencias (gesto significante), de tal
manera que si un individuo no cuenta con una vivencia previa (contenido mental) no podrá
entender el significado de determinado símbolo (Mead, 1982, págs. 107-).

George Herbert Mead realizó importantes aportaciones en cuanto a la génesis de la persona


mediante las actividades lúdicas y el deporte. Según él, en las actividades deportivas, el individuo
tiene conocimiento de las acciones que harán los otros, por tanto, se tiene presente a los otros en
nuestra propia actitud, puesto que la serie de reacciones de los otros son de manera organizada, y
nuestra actitud provoca la actitud adecuada de los otros. Además, en los juegos de grupo el
individuo tiene la posibilidad de desarrollar habilidades sociales, como el trabajo colaborativo, el
diálogo, el establecimiento y respeto de normas de convivencia con el propósito de facilitar las
dinámicas de grupo. En este sentido, los juegos y deportes son una forma de socialización y
aprendizaje de normas y reglas que son fundamentales para el desarrollo de la persona (Mead,
1982, págs. 134-140).

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Otras de las aportaciones teóricas de este autor, es sobre interaccionismo simbólico que se
basa en el análisis de las interacciones entre los seres humanos y el mundo desde el punto de vista
del otro, la descripción del sí mismo que posee cada ser humano y la interpretación de la sociedad
humana a través de la comunicación e interacción entre las personas. Este enfoque reconoce la
función individual de la prescripción de indicaciones para la acción unipersonal y de impacto social
mediante interpretación, como eje peculiar para desarrollar teórica y metodológicamente otros
procesos sociales. El interaccionismo simbólico nos brinda una perspectiva interesante y valiosa
para analizar la conducta social y la construcción de significados en la sociedad, y nos invita a
reflexionar sobre la importancia de la comunicación y el diálogo en la comprensión de la otredad
y de nuestro entorno social.

Las premisas de análisis del interaccionismo simbólico (Blumer, 1982) son las siguientes:

-El individuo orienta sus actos hacia cosas en función de lo que éstas significan para él.

-El significado que conferimos a las cosas es producto de las diferentes maneras en que las
gentes actúan en relación de ellas.

-Las gentes se apropian y aplican los significados por intermedio de un proceso de


interpretación que consta de dos etapas: la primera, refiere a un mecanismo social de
interiorización en la que el ser humano se indica a sí mismo sobre las cosas con las que se
encaminan sus actos; en la segunda, la persona tiene margen de maniobra para manipular
significados acordes a distintas situaciones y direcciones de sus actos.

Continuando con las ideas de Erving Goffman (1922-1982), explora la identidad y el


comportamiento social en nuestra vida diaria. A través de sus páginas, Goffman nos invita a
reflexionar sobre cómo nos presentamos ante los demás y cómo nuestras interacciones sociales
influyen en nuestra identidad. La presentación de la persona en la vida cotidiana, es el estudio de
cómo los individuos se presentan y representan a sí mismos en su interacción social diaria.
Goffman examina cómo las personas manejan su imagen y su identidad en diferentes situaciones
sociales, utilizando metáforas teatrales para describir cómo actuamos y nos presentamos ante los

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demás. Este enfoque teatral nos ayuda a comprender cómo construimos y mantenemos nuestras
identidades sociales en el contexto de la vida cotidiana.

Desglosaremos varios conceptos clave relacionados con la interacción social y la


construcción de la identidad (Goffman, La presentación de la persona en la vida cotidiana, 1956):

1. Actuación. Es la realización de acciones de las personas con las que se presenta en


diferentes situaciones. Las personas seleccionan y controlan la información que revelan
sobre sí mismas para influir en la impresión que los demás tienen de ellas.

2. Impresión gestionada. Las personas se esfuerzan por gestionar la imagen que los demás
tienen de ellas. Esto implica controlar la información, el lenguaje corporal y otros
signos para presentarse de una manera favorable y mantener una imagen deseada.

3. Frente. Es la parte de la actuación que se presenta a los demás. Esto incluye elementos
como la apariencia física, el lenguaje corporal, la vestimenta y otros aspectos que
influyen en la impresión que los demás tienen de nosotros.

4. Desviación e invalidación. Refiere a cómo las personas pueden enfrentar desafíos en


su presentación y cómo pueden invalidar o desacreditar la presentación de otros.

5. Papel social. Son las expectativas y comportamientos asociados con un determinado


estatus o posición en la sociedad. Un papel social implica la promulgación de los
derechos y deberes atribuidos a ese estatus específico. Puede incluir una serie de
papeles diferentes que una persona desempeña en diferentes situaciones o ante
diferentes audiencias. Cada uno de estos papeles puede ser presentado por el individuo
en una serie de ocasiones ante las mismas personas o tipos de audiencia. En resumen,
el papel social es el conjunto de comportamientos y expectativas asociados con una
posición específica en la sociedad.

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6. Fachada. Es la expresión intencional o inconsciente que una persona utiliza durante su
actuación social. Es la presentación externa que una persona muestra a los demás, que
puede incluir aspectos como la apariencia física, el lenguaje corporal, la vestimenta y
otros signos visibles. La fachada es parte de la presentación de uno mismo y está
destinada a influir en la impresión que los demás tienen de esa persona. Es una forma
de controlar la imagen que se proyecta y de gestionar la impresión que se desea
transmitir.

7. Realización dramática. Son las interacciones sociales que se asemejan a una


representación teatral. Nuestras interacciones sociales cotidianas se asemejan a una
actuación en un escenario, donde los individuos desempeñan roles y presentan una
imagen de sí mismos ante los demás. Al igual que en el teatro, las interacciones sociales
implican la coordinación de acciones, oposiciones y respuestas dramáticamente
infladas.

8. Idealización. Es la tendencia de los individuos a presentar una imagen de sí mismos


que es mejor o más favorable de lo que realmente son. Es un proceso en el que las
personas seleccionan y resaltan ciertos aspectos de su identidad o comportamiento para
crear una impresión idealizada de sí mismos ante los demás. La idealización puede ser
una estrategia utilizada para obtener aprobación, ganar estatus social o mantener una
imagen positiva. Sin embargo, es importante tener en cuenta que la idealización no
siempre refleja la realidad completa de una persona y puede haber discrepancias entre
la imagen idealizada y la realidad.

9. Mantenimiento del control expresivo. Es la capacidad de una persona para controlar su


comportamiento y expresión en situaciones sociales. Sostiene que las personas a
menudo se esfuerzan por mantener el control expresivo para mantener una imagen
deseada y evitar la invalidación o desacreditación de su presentación. Las personas
pueden utilizar una variedad de estrategias para mantener el control expresivo, como la
evitación de temas sensibles, la presentación de una imagen idealizada o la utilización
de señales no verbales para influir en la impresión que los demás tienen de ellos.

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10. Tergiversación. Es la distorsión o manipulación intencional de la información con el
fin de engañar o inducir a error a los demás. Puede implicar la presentación de mentiras
manifiestas o descaradas, en las que el autor sabe que está mintiendo y lo hace
premeditadamente.

11. Mistificación. Refiere a la acción de resaltar ciertos aspectos o temas mientras se


ocultan otros en la actuación de un individuo; puede acentuar ciertos asuntos y ocultar
otros.

Con respecto a Erving Goffman (1922-1982), abona un interesante planteamiento sobre la


relación existente entre la acción social y el sí mismo, en la que el individuo en sus diferentes fases
(Yo, otro, Otro, yo, mi y otro generalizado) constituye una imagen de sí, a partir de los mismos
elementos con los que los demás construyen al principio la identidad social y personal de aquél.
Ambas identidades forman parte de las expectativas y definiciones que tienen otras personas
respecto al individuo. La identidad social ejecuta mecanismos de estigmación; la identidad
personal son las expectativas y definiciones que pueden surgir antes del nacimiento y estar
presentes después de la muerte. Y se suma una tercera clase de identidad, la identidad del yo, que
es subjetiva, reflexiva y propia de la persona singular, nos permite considera qué siente el individuo
en relación al estigma y a su manejo (Goffman, 1963, págs. 126-130).

El estigma es un signo personal relacionado con un defecto de anormalidad física, o una


etiqueta de una persona por su aspecto físico o sus actitudes; además, se suele categorizar al ser
humano por su pertenecía a un grupo, por lo que hace o por su ocupación laboral. Los tipos de
estigma más comunes son por enfermedad mental, anomalía biológica y por raza, creencia o
religión. Goffman menciona que, los estigmas pueden direccionar a las personas a situaciones
como, ocultar su estigma (ser antisocial y cohibido), disfrazar el estigma, o beneficiarse del
estigma (como lo hacen algunos indigentes que fingen tener padecimientos de salud) a la vez que
se protegen de la responsabilidad social como pagar las contribuciones al Estado (Goffman, El
ritual de la interacción, 1973) .

Es muy común, que el individuo estigmatizado adquiera estándares de identidad que aplica
así mismo, a pesar de no poder ser adaptados a ellos, es inevitable que sienta opuestos valores,

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emociones y sentimientos hacia otras personas u objetos; presentando una tendencia a estratificar
a sus pares según el grado en que sus estigmas se manifiestan y se imponen. Puede revelar una
ambivalencia de la identidad cuando se ve de cerca a los suyos comportarse de manera
estereotipada, poner de manifiesto los atributos que se le impongan. No puede aceptar a su propio
grupo ni abandonarlo.

Adicionalmente, los códigos de conducta son establecidos para orientar la acción social; en
las presentaciones formales, el individuo no solo intentará personalmente fijar un código tal, sino
que, los profesionales le ayudarán, muchas veces con el pretexto de hacerle contar la historia de
su vida o cómo manejo una situación difícil, a esto se le denomina cuestiones corrientes, que
consisten en sugerir las pautas deseables de revelación y ocultamiento, fórmulas para manejar
situaciones difíciles, el apoyo que debe prestar a sus iguales, y los prejuicios contra los iguales que
tienen que atacar abiertamente y los que deben ignorar (Goffman, 1963, págs. 129-131).

Conviene subrayar que, la alineación endogrupal es el grupo general de individuos que


comparten una posición semejante, pues aquello que el individuo deriva del lugar que ocupa de su
clase dentro de la estructura social. Entre sus características, se encuentra la naturaleza de los
individuos miembros que es generada por la naturaleza de sus afiliaciones grupales, la línea
militante, ideología seccionista, valores y contribuciones de clase, atributos estereotípicos. En
diferencia, la alineación exogrupal, surge cuando la persona estigmatizada descubre que los
normales tienen dificultades para ignorar su defecto, tratará de ayudarlos, tanto a ellos, como a la
situación social, mediante esfuerzos consientes para reducir la tensión (Goffman, 1963, págs. 133-
137).

Y finalmente, Harold Garfinkel (1917-2011) desarrolla la etnometodología, rama


especializada en el análisis de las propiedades del razonamiento práctico propio del sentido común
en las situaciones de acción ordinarias, que enfatiza en la exploración de cómo las personas crean,
organizan, producen y reproducen las estructuras sociales con las que se orientan las acciones.
Realizó los experimentos de ruptura, en las que sostuvo que los actores sociales responden además
de a la conducta, sentimientos, motivos, relaciones, elementos socialmente organizados de su
entorno, también responden a la normalidad percibida de los acontecimientos sociales, esto puede

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observarse desde el exterior, manipulando algunas series de acciones y de esta manera, estimar las
condiciones para determinar un acontecimiento determinado como normal, así como estudiar ese
mecanismo normarilzoador (Heritage, 1991, págs. 300-301).

Los resultados de este experimento fueron, que al irrespetar o cambiar las reglas de la rutina
del juego, los concurrentes manifestaron reacciones de comportamiento (acciones y sentimientos)
y exigieron una explicación, es decir, las conductas de los observados motivaron intentos para
normalizar la situación, modificando sus paradigmas de acción, por otro lado, también se observó
la iniciativa de otros por respetar y conservar las reglas de la recreación (Heritage, 1991, pág. 302).

En la investigación empírica de la etnometodología, Garfinkel destacó la tipificación o


normalización como característica del razonamiento de sentido común, un instrumento importante
para estos estudios es el lenguaje cotidiano (como lo veremos más adelante). Dentro de los análisis
empíricos podemos encontrar los procesos burocráticos para el procesamiento de personas
delincuentes en las que se descubrieron consideraciones circunstanciales al adoptar o modificar
las acciones o decisiones burocráticas normales (por ejemplo, cuando los procesados defendían su
inocencia o aceptaban su culpabilidad a cambio de una mínima sentencia), demostrando hasta qué
punto el enjuiciamiento de las personas está relacionado a prácticas interpretativas en la que los
elementos contextuales son tomados en cuenta (Heritage, 1991, págs. 323-326).

En definitiva, la sociología interpretativa es un enfoque teórico que ha revolucionado el


campo de las ciencias sociales al centrarse en el estudio de los significados que las personas
construyen de la realidad a través de mecanismos de interpretación. A lo largo de este trabajo,
hemos explorado las aportaciones y representantes más significativos de este enfoque, quienes han
dejado un legado invaluable en el campo de la sociología interpretativa.

La sociología interpretativa nos brinda una perspectiva única y profunda sobre la realidad
social. A través de este enfoque, podemos comprender cómo los individuos construyen
significados y atribuyen sentido a su entorno, cómo interpretan las acciones de los demás y cómo
se comunican e interactúan en sociedad. Este enfoque nos permite adentrarnos en la subjetividad
de las personas y comprender cómo influyen sus interpretaciones en su comportamientos.

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Algunos de los propósitos y utilidades de la sociología interpretativa son:

1. Comprender la subjetividad humana: La sociología interpretativa nos permite


adentrarnos en la subjetividad de las personas, entender cómo perciben y experimentan el mundo,
y cómo estas percepciones influyen en su comportamiento y en la forma en que se relacionan con
los demás.

2. Analizar la construcción social de significados: Este enfoque nos ayuda a comprender


cómo los individuos construyen significados y atribuyen sentido a su entorno social. Nos permite
explorar cómo las interacciones sociales, la comunicación y los procesos de interpretación influyen
en la construcción de la realidad social.

3. Estudiar la interacción social: La sociología interpretativa se centra en el análisis de las


interacciones entre los individuos y el mundo desde el punto de vista del otro. Nos permite
comprender cómo las personas interpretan las acciones de los demás, cómo se comunican e
interactúan en sociedad, y cómo estas interacciones contribuyen a la construcción de la realidad
social.

4. Reflexionar sobre la diversidad y la otredad: Este enfoque nos invita a reflexionar sobre
la importancia de la comunicación y el diálogo en la comprensión de la otredad y de nuestro
entorno social. Nos ayuda a entender cómo las diferencias culturales, sociales y personales
influyen en la interpretación y construcción de significados.

5. Contribuir al cambio social: La sociología interpretativa también puede tener un impacto


en el cambio social al proporcionar una comprensión más profunda de las experiencias y
perspectivas de las personas. Al entender cómo los individuos interpretan y dan sentido a su
realidad, se pueden identificar problemas sociales, desigualdades y conflictos, y buscar soluciones
más adecuadas y justas.

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Referencias
Blumer, H. (1982). El interaccionismo simbólico. Barcelona: Clásicos de sociología.
Garfinkel Harold. (2006). Estudios en etnometodología. (H. A. Pérez Hernáiz, Trad.) México:
ANTHROPOS, UNAM.
Goffman, E. (1956). La presentación de la persona en la vida cotidiana. Buenos Aires: Amorrortu
editores.
Goffman, E. (1963). Estigma, la identidad deterioda. Buenos Aires: Amorrortu editores.
Goffman, E. (1973). El ritual de la interacción. Tiempo contemporáneo.
Heritage, J. (1991). Etnometodología. En A. Giddens, & otros, La teoría social, hoy (págs. 291-
350). México: Alianza/CNCA.
Mead, H. (1982). Espíritu, persona y sociedad, desde el punto de vista del conductismo social.
Schultz, A., & Luckmann, T. (s.f.). Las estructuras del mundo de la vida. Buenos Aires: Las
estructuras del .
Schütz, A. (1967). La fenomenología del mundo social. Introducción a la sociología comprensiva.
Paidós.

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