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Captar la atención del público desde el inicio del discurso. Si nos fijamos en los primeros
minutos de los conferenciantes más prestigiosos comprobaremos cómo los oradores dedican
esta primera parte a despertar el interés de la audiencia. Para ello utilizan, entre otras técnicas,
anécdotas, bromas, preguntas hacia los presentes o ejemplos reales.
Despertar la necesidad de los oyentes. Se trata de transmitir al público cómo y por qué un
determinado problema o circunstancia les afecta hasta el punto de que los destinatarios
quieran conocer la solución del orador.
Conseguir la satisfacción de la audiencia. Para que la comunicación oral sea eficaz, es
imprescindible que, no solo planteemos el problema, sino que también ofrezcamos una
solución que satisfaga a los presentes.
Visualizar los efectos. Reforzaremos el mensaje exponiendo en las consecuencias concretas
que obtendrá el público si sigue nuestros consejos o los efectos adversos de ignorar nuestras
propuestas.
Incitar a la acción. ¿Qué queremos lograr con el discurso? Una compra del cliente, la
financiación de un nuevo proyecto por la junta de accionistas, la coordinación del equipo de
trabajo… Digámoslo con claridad. El cierre de cualquier exposición debe ir dirigido a mover a la
acción a los oyentes.
Para llevar a cabo este proceso, los directivos deben formarse y entrenar sus capacidades
comunicativas. En este sentido, en el Grupo P&A ofrecemos el curso ‘Perfeccionamiento en
Habilidades de Expresión Oral’ con el que los ejecutivos pueden profundizar en las estrategias de
comunicación y prepararse para hablar bien en público, potenciando su imagen personal y el
autocontrol.
Los 5 elementos internos de la comunicación oral
Una vez comentados estos aspectos previos, toca hablar detenidamente de esos elementos que están
presentes en la Comunicación Oral.
MIRADA
Es el elemento de conexión con el oyente, con el público. La puerta más importante para llegar a
comunicarse con la otra persona. La ventana que muestra nuestro interior. Mirar a los ojos es algo realmente
complicado ya que nos expone totalmente al otro. Dos miradas encontrándose, dos puertas abiertas de par en
par, conectan a ambas personas al instante. Hacen que se genere un puente de comunicación más efectivo,
puesto que se muestran y tienen en cuenta las emociones.
Este elemento también incluye lo que rodea los ojos. La mirada tiene en cuenta esos músculos que
también se mueven, porque también apoyan la comunicación. Sería como recortar un rectángulo con el
tamaño de unas gafas. Gracias a esto podemos determinar, más claramente, que es lo que nos está
transmitiendo una mirada: miedo, tristeza, sorpresa, alegría…
VOZ
Lo considero el elemento de salida, el elemento que sirve de canal para expresarse. Cuando me refiero
a este elemento no lo digo tanto por las palabras (que viene después). Lo menciono desde la científico y lo no
verbal de este. La voz es el sonido, las ondas que viajan por el aire y que son captadas por el oído. Esto,
aunque no lo veamos, si percibimos el “dibujo” que generan (de ahí que sea no verbal).
Desde esta idea, esos sonidos son personales y modulables. Lo primero, porque cada persona tiene su
tono de voz, su dicción, su acento o su ritmo natural. Lo segundo, podemos jugar con ella, con los tonos, el
volumen, el ritmo o los sonidos de las letras y palabras, entre otros aspectos.
RESPIRACIÓN
Nuestra respiración es un elemento que pasa desapercibido, el elemento “invisible”, por la sutileza con
la que aparece. Pero puede resultar muy determinante en ocasiones. Es importante adecuar nuestro ritmo de
habla con el de la respiración, en base a nuestra capacidad pulmonar (toda la caja torácica).
Así, si escuchamos a alguien que se queda sin aire al final de cada frase, quizá nos genere cierta angustia
como oyentes. Incluso lo podremos asociar a que está nervioso. Y, a lo mejor, realmente no lo está. Y, por
supuesto, este aspecto incide mucho en el anterior, la voz.
LENGUAJE NO VERBAL
Es el elemento “oculto”, el que no vemos. Es como el código fuente de una página web o de un programa
informático. Tiene un gran peso en la comunicación, a la hora de expresar lo que realmente queremos decir.
Eso sí, aclarar que me refiero a la gestualidad (de manos, cuerpo y cara) y los movimientos en el
espacio.
Esta siempre vamos a buscar que vaya a favor nuestra, apoyando o reforzando las palabras utilizadas, el
discurso. Pero, en ocasiones, puede ir en contra. Incluso contradecir o anular lo que estamos diciendo.
Ahora, también existe la posibilidad de investigar y jugar con ella (que siempre recomiendo).
ORALIDAD
El elemento más propio y personal de todos. Se refiere al lenguaje de cada persona, el vocabulario, las
palabras que utiliza cuando habla. Es como el ropaje, la vestimenta de la comunicación oral. En este inciden
diferentes aspectos, que se entrelazan: procedencia, educación, entorno social donde ha vivido, profesión o
edad, entre otros. Por ello, es el que más nos permite adaptarnos al contexto y el oyente.
Así, por ejemplo, podemos asegurar que no tendrá la misma oralidad alguien que ha estudiado Ingeniería que
Trabajo Social. O alguien de Extremadura que alguien de Cantabria. O una persona que haya vivido en
Carabanchel que en el barrio de Salamanca de Madrid. Por supuesto, ni que decir tiene que no quiero decir
que unos son mejores que otros, sino simplemente que cada cuál tiene la suya propia.
TABLA DE NÚMEROS ORDINALES
1º – 1ª Primero/a 56º – 56ª Quincuagésimo/a sexto/a
10º –
Décimo/a 65º – 65ª Sexagésimo/a quinto/a
10ª
11º –
Undécimo/a 66º – 66ª Sexagésimo/a sexto/a
11ª
13º –
Décimo/a tercero/a 68º – 68ª Sexagésimo/a octavo/a
13ª
14º –
Décimo/a cuarto/a 69º – 69ª Sexagésimo/a noveno/a
14ª
15º –
Décimo/a quinto/a 70º – 70ª Septuagésimo/a
15ª
16º –
Décimo/a sexto/a 71º – 71ª Septuagésimo/a primero/a
16ª
17º –
Décimo/a séptimo/a 72º – 72ª Septuagésimo/a segundo/a
17ª
18º –
Décimo/a octavo/a 73º – 73ª Septuagésimo/a tercero/a
18ª
19º –
Décimo/a noveno/a 74º – 74ª Septuagésimo/a cuarto/a
19ª
20º –
Vigésimo/a 75º – 75ª Septuagésimo/a quinto/a
20ª
21º –
Vigésimo/a primero/a 76º – 76ª Septuagésimo/a sexto/a
21ª
22º –
Vigésimo/a segundo/a 77º – 77ª Septuagésimo/a séptimo/a
22ª
23º –
Vigésimo/a tercero/a 78º – 78ª Septuagésimo/a octavo/a
23ª
24º –
Vigésimo/a cuarto/a 79º – 79ª Septuagésimo/a noveno/a
24ª
25º –
Vigésimo/a quinto/a 80º – 80ª Octogésimo/a
25ª
26º –
Vigésimo/a sexto/a 81º – 81ª Octogésimo/a primero/a
26ª
27º –
Vigésimo/a séptimo/a 82º – 82ª Octogésimo/a segundo/a
27ª
28º –
Vigésimo/a octavo/a 83º – 83ª Octogésimo/a tercero/a
28ª
29º –
Vigésimo/a noveno/a 84º – 84ª Octogésimo/a cuarto/a
29ª
31º –
Trigésimo/a primero/a 86º – 86ª Octogésimo/a sexto/a
31ª
32º –
Trigésimo/a segundo/a 87º – 87ª Octogésimo/a séptimo/a
32ª
33º –
Trigésimo/a tercero/a 88º – 88ª Octogésimo/a octavo/a
33ª
34º –
Trigésimo/a cuarto/a 89º – 89ª Octogésimo/a noveno/a
34ª
35º –
Trigésimo/a quinto/a 90º – 90ª Nonagésimo/a
35ª
36º –
Trigésimo/a sexto/a 91º – 91ª Nonagésimo/a primero/a
36ª
37º –
Trigésimo/a séptimo/a 92º – 92ª Nonagésimo/a segundo/a
37ª
38º –
Trigésimo/a octavo/a 93º – 93ª Nonagésimo/a tercero/a
38ª
39º –
Trigésimo/a noveno/a 94º – 94ª Nonagésimo/a cuarto/a
39ª
40º –
Cuadragésimo/a 95º – 95ª Nonagésimo/a quinto/a
40ª
41º –
Cuadragésimo/a primero/a 96º – 96ª Nonagésimo/a sexto/a
41ª
42º –
Cuadragésimo/a segundo/a 97º – 97ª Nonagésimo/a séptimo/a
42ª
43º –
Cuadragésimo/a tercero/a 98º – 98ª Nonagésimo/a octavo/a
43ª
44º –
Cuadragésimo/a cuarto/a 99º – 99ª Nonagésimo/a noveno/a
44ª
45º –
Cuadragésimo/a quinto/a 100º – 100ª Centésimo/a
45ª
46º –
Cuadragésimo/a sexto/a 200º – 200ª Ducentésimo/a
46ª
47º –
Cuadragésimo/a séptimo/a 300º – 300ª Tricentésimo/a
47ª
49º –
Cuadragésimo/a noveno/a 500º – 500ª Quingentésimo/a
49ª
51º –
Quincuagésimo/a primero/a 700º – 700ª Septingentésimo/a
51ª
52º –
Quincuagésimo/a segundo/a 800º – 800ª Octingentésimo/a
52ª
53º –
Quincuagésimo/a tercero/a 900º – 900ª Noningentésimo/a
53ª
54º –
Quincuagésimo/a cuarto/a 1000º Milésimo
54ª
55º –
Quincuagésimo/a quinto/a 1000ª Milésima
55ª
Alimentarse
Nutrirse
Dieta balanceada