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teórico, bien comprendido y dominado por el que evalúa, y las tareas que se utilizan
no serían sino medios para acceder a la comprensión de los componentes, módulos o
procesos cognitivos que participan en el lenguaje, la lectura y la escritura. Desde esta
segunda perspectiva, lo que parece pertinente es la descripción minuciosa del mode-
lo o modelos de referencia que justifican y dan sentido a la evaluación y permiten su
interpretación de forma coherente. Aunque comentaremos algo sobre diferentes tests
e instrumentos de evaluación del lenguaje, la lectura y la escritura (primera perspec-
tiva), nos centraremos predominantemente en la segunda perspectiva, procedente de
la psicología cognitiva, intentando delinear un marco teórico amplio en donde poda-
mos integrar modelos concretos y específicos. Los énfasis en modos de abordar la
evaluación, más acordes con la naturaleza de las funciones verbales, como la deno-
minada «evaluación interactiva y dinámica» (Haywood y Tzuriel, 1992), son compa-
tibles con la perspectiva adoptada en este capítulo.
La intervención en las funciones verbales habría de seguir, consecuentemente,
los mismos derroteros. Tiene que darse coherencia entre la evaluación, basada en ta-
reas, de los procesos cognitivos implicados en el lenguaje, la lectura y la escritura,
y la intervención en esos mismos procesos. En función del proceso o procesos alte-
rados, así habría que proceder en la intervención, además de considerar otros aspec-
tos de una manera global en que se considere a toda la persona que sufre algún tras-
torno en relación con las funciones verbales, sus características, su nivel de
desarrollo comunicativo y lingüístico en específico, etc. 6 .
La evaluación e intervención habrá de considerar, sin ninguna duda, el tipo de
trastorno de las funciones verbales y su etiología (Donaldson, 1995) y los diferen-
tes componentes (Bishop, 1997), sea el fonológico (Ingram, 1983), el morfosintácti-
co (Crystal, 1979; Crystal, Fletcher y Garman, 1978; McDonald, 1997), el pragmá-
tico (Beveridge, Conti-Ramsden y Leudar, 1997; García, 1992 a), ellexical (Shore,
1995) u otros (Crystal, 1983). La evaluación e intervención en la comprensión se-
guiría la misma lógica (Miller y Paul, 1995). Igualmente, aspectos que se alteran en
relación o como consecuencia de las alteraciones del lenguaje oral y escrito, como
las habilidades sociales (Ruskin y Kuhr, 1994), también habrían de ser objeto de
evaluación e intervención. La consideración desde modelos clasificatorios de las al-
teraciones de las funciones verbales puede proporcionar alguna luz, como por ejem-
plo la tan extendida de la DSM-[V (APA, 1995), aunque presenta limitaciones evi-
dentes al no considerar los modelos teóricos del lenguaje sino recoger enfoques
descriptivos eclécticos con criterios diagnóstico-clasificatorios más que de evalua-
ción e intervención.
Seguidamente, abordaremos la evaluación e intervención en el lenguaje.
6 Cantwell y Baker, 1987; Kaiser, Alpert y Warren. 1988; McDonald, 1997; Warren y Reichle,
1992.
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cepción modular, según Fodor en su libro de 1983 sobre la Mente modular, implica
una serie de características aplicables a los módulos (Bishop, 1997): 1) dominio es-
pecífico, 2) proceso necesario, 3) acceso central limitado a las representaciones in-
termediarias, 4) velocidad alta, 5) información encapsulada, 6) output a nivel poco
profundo, 7) arquitectura neural establecida, 8) patrones de alteración característicos,
9) pasos y secuencias característicos en el desarrollo. Si se asume un modelo especí-
fico, estas características parecen ajustarse a un enfoque modular. Si se asume un
marco teórico amplio, ya no está tan claro. Comoquiera que las funciones verbales se
integran en el resto de las funciones psicológicas y son influidas por ellas, parece
pertinente el que se asuma un modelo amplio a la hora de considerar la evaluación e
intervención, pero incluyendo los modelos modulares que proporcionan claridad in-
terpretativa aunque sin olvidar que la intervención ha de considerar elementos diver-
sos que serán clarificados desde una perspectiva más amplia. La consideración por
separado del lenguaje receptivo frente al expresivo es muy discutible y muy discuti-
da, aunque clásicamente ha tenido interés clínico (Crystal, 1983; Belinchón, 1997).
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ticulares y a las clases de objetos. Las relaciones entre objetos incluyen las reflexi-
vas, intraclases e interclases. Y las relaciones entre eventos o sucesos pueden ser de
tipo interevento y de tipo intraevento.
2.1.3.1. El discurso
Una cuestión clave dentro de este componente es el de la consideración del dis-
curso (Belinchón, Riviere e lgoa, 1992). El discurso, como vemos, es una parte
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1992a). Junto con esta evaluación, habría que añadir una evaluación en el entorno
del lenguaje, como qué tipo de expresiones son elicitadas por los familiares, qué ti-
pos de modelos de lenguaje se presentan, qué tipo de consecuencias se presentan
ante el uso del lenguaje, qué tipo de oportunidades existen para el uso del lenguaje
y qué características presenta el entorno no verbal que puedan influir en la com-
prensión y uso del lenguaje y la comunicación. El uso de sistemas de categorías de-
sarrollados ad hoc para este fin es el instrumento por excelencia de la metodología
observacional, en este caso aplicada al lenguaje y la comunicación y que detecta los
cambios que se operen en la intervención (García, 1995; 1998 b).
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Secuencia de fonemas
Secuencia de palabras
Estructura de la frase
Representación proporcional
paso que hace a las diferentes funciones y componentes de la comprensión del len-
guaje. Por ejemplo, incluye el análisis de estructuras sintácticas en tareas de mani-
pulación de objetos, tareas de juicio gramatical para evaluar la comprensión de fra-
ses en pasivo, el reconocimiento de estilos de habla apropiados, evaluación critetial
de cláusulas de relativo, la comprensión de vocabulario espacial, temporal y de tér-
minos conectivos y de seguimiento de instrucciones, etc.
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<<Instrumento de Evaluación de Jos Procesos Cognitivos de la Escritura>>. Durante este año 1999 hemos
desarrollado un estudio en l. 700 alumnos con y sin dificultades de aprendizaje de los procesos de pla-
nificación y otros factores psicológicos, como las actitudes, la autoeficacia, la metacognición o la refle-
xividad-impulsividad hacia la escritura en una investigación financiada por la Junta de Castilla y León,
desde 3." de Educación Primaria hasta 4. 0 de la Educación Secundaria Obligatoria.
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situación de salud del sujeto, etc., que den cuenta del proceso o procesos alterados
y que permitan mediante las ayudas precisas implementar las estrategias pertinentes
para su superación (García, 1997; 1998a; 1999a, b, e).
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Variables o modalidad
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