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Ensayo No.

Unidad y diversidad en la Biblia

Ted Kautzmann, Ph.D.

“Hermenéutica clásica” es un término que ahora se utiliza para describir la forma en que se entendía la
Biblia en los primeros siglos del cristianismo. Según George Lindbeck, una premisa básica de la
hermenéutica clásica era que la Biblia era un solo libro, unificado. Como tal, se “autointerpretaba” en el
sentido de que cada parte se entendía a la luz de las otras. “Funcionaba como un todo interconectado,
interglosado y autoreferenciado” (Lindbeck 29). Este era el caso incluso antes de que se escribiera el
Nuevo Testamento. Lo que las personas consideraban como sagradas escrituras era la palabra de Dios.
Había una voz en el trasfondo de todo y por lo tanto ese todo constituía un conjunto unificado de
escritos. Es decir, un solo libro.

Pero unificado no significa uniforme. La naturaleza diversa de los libros bíblicos siempre ha sido
evidente. Durante el Renacimiento de los siglos XIV y XV, y gracias a numerosos estudios académicos de
las escrituras en sus lenguas originales, se dio un mayor entendimiento de las diferencias entre los
períodos históricos. Posteriormente, con el auge de la crítica bíblica en el siglo XVIII, el foco de atención
de los estudios bíblicos se centró en las características particulares de cada libro y en las circunstancias
históricas que lo conformaron. Los biblistas se dieron cuenta de que los libros fueron escritos utilizando
géneros literarios muy diversos y que esos géneros cambiaban un poco a lo largo de los siglos. Cada
autor bíblico tenía su propio estilo de escritura y una perspectiva muy distintiva.

Se llegó a aceptar que cada libro tiene una naturaleza ocasional, es decir que fue escrito, por así decirlo,
para una ocasión específica. Incluso una lectura somera de epístolas tales como 1 Corintios revela que
tenía como objetivo referirse a la situación particular de la iglesia en un lugar y momento dados. El
mismo autor, Pablo, escribió otras cartas que tenían objetivos significativamente diferentes porque
fueron escritas a iglesias en otras situaciones.

Un estudio más detallado demostró que los libros de otros géneros también eran ocasionales. Cada uno
de los cuatro evangelios tiene un estilo literario y un vocabulario un tanto diferente. Tienen formas
diferentes de seleccionar y ordenar las historias sobre Jesús y sus enseñanzas. Esto sugiere que las
audiencias a las que iban dirigidos los evangelios eran diferentes y que cada autor diseñaba el libro de
manera particular a fin de referirse a las necesidades de su audiencia. De hecho, todos los libros de la
Biblia fueron escritos en circunstancias históricas específicas y por lo tanto tienen propósitos
particulares.

Veamos por ejemplo las diferencias entre los libros Samuel y Reyes por una parte, y Crónicas por otra. La
historia que cubre Crónicas comienza con la muerte de Saúl y llega hasta el fin del exilio en Babilonia. En
Samuel y Reyes, la muerte de Saúl acontece en el último capítulo de 1 Samuel, y luego narra la historia
de Israel hasta el inicio del exilio a Babilonia. De este modo, la mayoría de los períodos históricos
cubiertos en Crónicas ya habían sido incluidos en los libros anteriores. Gran parte del texto de Crónicas
está copiado directamente de Samuel y Reyes, pero incluye mucho material nuevo que no se encuentra
en esos libros y excluye muchas partes de Samuel y Reyes. Esto es así porque Crónicas fue escrito para
una audiencia en situación muy diferente (Waltke 59). Los lectores a los que iba dirigido eran un

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número relativamente pequeño de judíos que habían regresado a las ruinas de Judea, que entonces era
parte del imperio persa. Samuel y Reyes, al menos en su versión final, estaban dirigidos a un Israel de
décadas anteriores, mientras vivían en el exilio. Esos libros tenían como objetivo, entre otros,
demostrarle a Judea que su exilio se debía a que no habían cumplido el pacto y no a la injusticia ni falta
de poder de parte de Jehová. Crónicas, por otra parte, tenían como objetivo animar a los judíos al
enfatizar que eran los herederos de las promesas, la hecha a la dinastía de David y la hecha a Jerusalén
como lugar del nombre de Dios. Ellos necesitaban de ánimo y fe para promover la construcción de la
ciudad y del templo, aunque tuvieran que enfrentarse a los que se oponían ahora que estaban bajo el
dominio persa (Fee y Stuart 101).

Crónicas comienza con genealogías que no están en Samuel y Reyes, que datan hasta la creación y que,
desde luego, incluyen más información sobre los descendientes de Judá, Bemjamín y Leví que sobre las
otras tribus. La mayoría de los judíos que regresaron después del exilio, y que eran los lectores a
quienes iba dirigido el libro, eran de esas tribus. Crónicas también agrega descripciones de los
preparativos de David para la construcción del tempo, lo cual no se encuentra en Samuel y Reyes.
Ambos grupos de libros informan que no le correspondía a David construir el tempo, sino a su hijo
Salomón. Sin embargo, el autor de Crónicas incluyó los preparativos aparentemente para enfatizar la
devoción de David a Dios y al proyecto del templo.

Un ejemplo de materiales que no están en Crónicas es la historia del pecado de David con Betsabé y el
homicidio del esposo. En 2 Samuel, esa historia es el evento central que estructura las narrativas de
David. Antes de eso, David e Israel gozan de un éxito tras otro, pero luego acontecen una serie de
fracasos e infortunios. Pero Crónicas no incluye esta historia porque su énfasis está en el ejemplo de
David y en la herencia de pacto de los judíos. Los libros no se contradicen ni hay aquí ningún
encubrimiento. Los judíos ya tenían los libros de Samuel y Reyes y conocían las historias, pero el autor o
los autores de Crónicas seleccionaron y ordenaron los materiales para referirse a las necesidades
particulares de la situación. En este sentido, lo llamamos un libro “ocasional”.

Para entender el significado de un pasaje dado de la Biblia, debemos tratar de comprender lo que debió
haber significado para la audiencia original en su situación particular. Es importante, al leer un libro de
la Biblia e incluso una parte pequeña de la mima, preguntarse cuál era la situación y cuál podría haber
sido el propósito que tenía el autor al escribir este pasaje para los primeros lectores. Si no nos
preguntamos esto, pasamos por alto el contexto y a menudo no entendemos el punto central de lo que
estamos leyendo. Esto sucede todo el tiempo y es una de las razones principales de la ignorancia e
ineficacia de la iglesia. Si no entendemos el punto central de un texto y creemos que dice otra cosa,
¿cuál es el significado que de hecho encontramos? El nuestro. Vemos entonces en el texto lo que ha
creemos que dice y por lo tanto no estamos dispuestos para que la Palabra nos corrija. El propósito
exacto de los libros de la Biblia debe ser respetado.

Y sin embargo, hay unidad en la diversidad. Los autores pensaban y escribían en una misma y continua
tradición teológica. Escogían temas presentados previamente en las escrituras y los desarrollaban,
usándolos para referirse a las necesidades de sus audiencias (Kaiser). El término “revelación
progresiva” se utiliza a menudo para describir este desarrollo de la enseñanza bíblica a través del
tiempo. Para los académicos que creen que la Biblia fue inspirada directamente por Dios, este
desarrollo no incluye contradicciones, si bien aceptan la gran diversidad en los puntos de vista de los
autores. Donald Carson dice que la continuidad y el crecimiento del mensaje de la Biblia es como el
crecimiento de una semilla que con el tiempo se convierte en un gran árbol de roble. Los libros iniciales

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del canon no se asemejan mucho a los libros más tardíos, pero las escrituras como un todo tienen una
continuidad orgánica singular (Carson).
Por supuesto que esto es refutado por quienes son más escépticos en cuanto a la inspiración divina.
Pero la mayoría están de acuerdo en que los autores bíblicos creían que las escrituras iniciales eran la
palabra de Dios y que lo que ellos escribían no era un mensaje diferente. Más bien, la mayoría estaban
desarrollando la revelación anterior al detallar sus implicaciones y completarla con mayores elementos
o detalles.

El nuevo desarrollo del mensaje más sorprendente vino con la llegada del Hijo de Dios, su crucifixión y su
resurrección. No obstante, incluso esos eventos no deberían haber sido una sorpresa, según Jesús, para
aquellos que estaban familiarizados con las escrituras anteriores. Camino a Emaús le dice a sus dos
discípulos desilusionados: (Lu 24:25-27).

Cuando el apóstol Pablo escribió que “Toda Escritura es inspirada por Dios y útil…” (IITim 3:16), se
refería a lo que conocemos como el Antiguo Testamento. Pero para que esas escrituras fueran útiles
para aprender a vivir en santidad en tiempos de Pablo, tenían que ser leídas a la luz de las historias de
Jesús. Esta era otra característica de la hermenéutica clásica según Lindbeck. Jesús era la clave
interpretativa para la totalidad de la historia. Las historias sobre la vida, muerte y resurrección de Jesús,
tomadas literalmente, eran la clave para comprender el significado de toda la Biblia (Lindbeck, 28). Si
bien los libros del Antiguo Testamento son diversos y presentan diversos aspectos del mensaje, todos
muestran la forma en que los temas desarrollados en el Antiguo Testamento se unen y cumplen en
Cristo.

Para ilustrar esto, examinaremos el tema del nombre de Dios en un texto del Antiguo Testamento y
veremos qué le sucede conforme la historia continúa en el Nuevo Testamento.

Veamos el Salmo 8. El primer versículo dice, . . . . ¿Que significa la palabra "nombre" aquí? La palabra
hebrea es "shem" y aquí tiene doble referencia. Normalmente, una palabra tiene solamente un
significado en una oración gramatical dada, aunque puede tener varios significados en otros contextos.
La palabra shame puede significar el nombre propio de una persona. En este caso, la primera palabra
del versículo es Yahweh, el nombre personal de Dios que él reveló a Moisés cuando le llamó a liderar su
pueblo. El nombre significó Yo Soy. Yahweh era el nombre que se usaba cuando uno se refería a Dios en
su relación personal con su pueblo. La primera cláusula del versículo se dirige a Yahweh y lo describe
como nuestro Señor o nuestro soberano. Entonces, en la segunda cláusula, cuando dice que su nombre
es imponente, la palabra nombre o shem se refiere a "Yahweh", porque es su nombre personal
anteriormente mencionado. Pero hay otro significado aquí. Muchas veces la palabra shem se refiere al
renombre o fama de una persona. Por ejemplo, la palabra aparece en Génesis 11:4, cuando la gente
dice,

«Vamos, edifiquémonos una ciudad y una torre cuya cúspide llegue al cielo; y hagámonos un
nombre, por si fuéramos esparcidos sobre la faz de toda la tierra.»

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La NVI dice " nos haremos famosos". Y tiene razón, la idea es fama allí.

En Gen 12:2, leemos


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Haré de ti una nación grande, te bendeciré, engrandeceré tu nombre.

Otra vez significa famoso.

En español, la palabra nombre se usa así, como cuando se dice, tal persona "defendió su nombre".
Tiene que ver con su reputación. Y así significa la palabra aquí en Salmo 8.

Fíjate que la segunda y la tercera cláusulas son paralelas. Este tipo de paralelismo contrastivo es muy
común en los Salmos. Los elementos contrastantes son tierra y cielos. Pero todo lo demás de estas
clausulas es sinónimo. Es decir, que "que imponente es tu nombre, y “has puesto tu gloria”, son ideas
sinónimas o muy similares en este versículo. Entonces, la idea de su nombre imponente es comparable a
su gloria. Se ve en esto que la palabra nombre aquí lleva el sentido de reputación o fama. Se refiere a
su fama en la tierra.

Ahora vea el último versículo del salmo:

Oh SEÑOR, soberano nuestro,


¡qué imponente es tu nombre en toda la tierra!"

Repite exactamente la segunda cláusula del versículo 1. Cuando se repite una idea en el principio y el fin
de un pasaje, esto se llama un inclusio. Es un artificio del escritor para enfatizar el tema tratado por el
texto entre las dos repeticiones. En este caso señala que el nombre o fama del Señor en la tierra es la
idea más destacada del Salmo.

A partir del siguiente versículo, el Salmo alterna entre tierra y cielos. El v 2 toma lugar en la tierra, el 3
en los cielos: "cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos . . . " Desde el ver. 4 hasta el fin estamos
otra vez en la tierra: Todo el salmo alude a la creación. Recuerda que la Biblia comienza con estas
palabras: "En el principio Dios creó los cielos y la tierra."

Ahora, el versículo 2 es interesante:

De la boca de los niños y de los que aún maman,


fundaste la fortaleza a causa de tus enemigos,
para hacer callar al enemigo y al vengativo.

Piensa en esto: ¿cómo puede "la boca de los niños" callar al enemigo de Dios?

Algunos interpretan el versículo de forma que dice que aun los niños en la iglesia pueden librar la guerra
contra los demonios. Pero esto es usar el salmo como un libro de consulta para sus doctrinas. Una mina
en donde se extrae doctrina. Eso maltrata el versículo.

Pensemos un momento, ¿Qué tipo de enemigos tiene Dios? Hablando de enemigos normalmente,
pensamos en personas que quieren matarnos o secuestrarnos. Pero a Dios nadie lo puede asesinar ni
secuestrar. ¿Qué pueden hacerle? y ¿Qué tema trata este salmo-- según el inclusio? Su nombre en la

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tierra. Aquí se refiere a los enemigos de su nombre, personajes que quieren dañar el nombre de Dios,
su reputación. Negar su existencia o su poder, su amor, su fidelidad. Distorsionar su carácter para que
Dios tenga una apariencia ante el mundo que sea falsa, y diferente de lo que realmente es. Esto ocurre
en mil formas todos los días. La raza humana vive como si Dios fuera otra cosa, un dios al cual no le
importe la injusticia, el odio, la inmoralidad, el abuso. Un dios que no es el creador y dueño del mundo,
sino solamente un terapista o demagogo populista.

Les toca a los niños dice el v 2, a los pequeñitos, enderezar el nombre, o la reputación de Dios. ¿Quiénes
son estos pequeñitos? Yo pienso que no es otro que el ser humano del v. 4: «¿Qué es el *hombre, para
que en él pienses? ¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?». En comparación con las
grandes obras del Señor, con los cielos, el hombre parece diminuto. Leamos 3 y 4 juntos para escuchar
el efecto:
Cuando contemplo tus cielos,
obra de tus dedos,
la luna y las estrellas que allí fijaste,
me pregunto:
«¿Qué es el *hombre, para que en él pienses?
¿Qué es el ser humano, para que lo tomes en cuenta?»

La gente humana es la pequeñita. Pero aún siendo diminuta puede describir y demostrar cómo es Dios
realmente para corregir la distorsión de su nombre. Es quiropraxis cósmica. Puede, dice el v 2, silenciar
al enemigo. Pero a la vez el enemigo trata de silenciar al pueblo de Dios. Es una guerra de silencio.

Piensa un momento: ¿Cuál es la primera petición del Padre Nuestro? : “Padre nuestro que estás en los
cielos, santificado sea tu nombre." Hay 7 peticiones en la oración modelo y las tres primeras son
oraciones para Dios mismo. ¿Oras para Dios? En las reuniones de oración la gente pideo oración por sí
misma, por sus hijos y por su tía, ¿Alguien pide oración por Dios? Parece absurdo, pero en el modelo
de oración de Jesús, sus primeras peticiones son para Dios:
1. santificado sea tu nombre,
2. venga tu reino,
3. hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.

La primera cosa que preocupa a Jesús es el nombre de Dios, no está hablando de la palabra "Dios" o
Jehová como su nombre, sino la reputación de Dios, su fama, su parecer.

Dios ha revelado su nombre, su naturaleza, y es gloriosa. Pero en la tierra también está en juego. Su
nombre sufre brutales ataques continuamente. Su nombre está en riesgo en todo lo que se hace en la
tierra, en todo lo que tú y yo hacemos aún hoy mismo.

Jesús nos enseña a orar primeramente que Dios sea reverenciado, tomado en serio, que su carácter sea
percibido claramente, sin distorsión. Que todo el mundo conozca a Dios como realmente es y tratarlo
así, en vidas, iglesias y naciones de justicia y misericordia. Se ve en esto que Jesús estaba siguiendo la
misma línea que Daniel, el salmista y Dios mismo desde la creación. Su nombre está en juego en la
tierra.

Y sabemos cómo interpretó el Salmo 8 porque una vez lo usó para silenciar sus enemigos.
Veamos Mateo capítulo 21. Mientras leer las líneas, piensa en dos preguntas: ¿Cuáles son algunas
semejanzas entre el Salmo 8 y este pasaje? y ¿Por qué los sacerdotes se indignaron?

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8 Había mucha gente que tendía sus mantos sobre el camino; otros cortaban ramas de los
árboles y las esparcían en el camino. 9 Tanto la gente que iba delante de él como la que iba
detrás, gritaba:
—¡Hosanna al Hijo de David!
—¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!
—¡Hosanna en las alturas!

14 Se le acercaron en el templo ciegos y cojos, y los sanó. 15 Pero cuando los jefes de los
sacerdotes y los maestros de la ley vieron que hacía cosas maravillosas, y que los niños gritaban
en el templo: «¡Hosanna al Hijo de David!», se indignaron.
16 —¿Oyes lo que ésos están diciendo? —protestaron.
—Claro que sí —respondió Jesús—; ¿no han leído nunca:
“De la boca de los niños y de los que aún maman,
fundaste la alabanza”?

¿Por qué están enojados los sacerdotes y maestros de la ley? No era por el mero hecho de que los niños
estuvieran gritando en el templo. Era por el contenido de lo que los niños estaban diciendo: ¡Hosanna al
Hijo de David! y antes, "¡Bendito el que viene en el nombre del Señor!" Por eso los maestros le dijeron
a Jesús, "¿Oyes lo que ésos están diciendo? Era blasfemia hablar así de un ser humano como Jesús. Los
niños estaban aplicando EL Nombre de Dios a Jesús. Y Jesús les respondió a los sacerdotes, "claro que
sí" Entonces, Jesús les hunde el puñal. El cita el Salmo 8, "De la boca de los niños . . ." Cuando Cristo y
los autores del Nuevo Testamento citaban un trozo del Antiguo Testamento, muchas veces querían decir
la porción más amplia de su contexto, lo cual los oyentes entendían. En este caso, el resto del versículo
del salmo decía, "para hacer callar al enemigo y al vengativo." Al citar este versículo, Jesús mostró que
los sacerdotes eran los enemigos de Dios porque querían callar a los niños que estaban proclamando
que Jesús mismo era El Nombre. Jesús era la imagen exacta de Dios, la expresión clara de su naturaleza.

Hay continuidad total desde el Antiguo hasta el Nuevo Testamento. Cristo cumple la meta final de la
historia de las escrituras desde la creación. Es una sola historia y Cristo es la meta y la clave
interpretativa para entenderla.

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