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SALA CIVIL COLEGIADA DEL TRIBUNAL SUPERIOR DE

JUSTICIA DEL ESTADO.


Durango, Dgo., a diecinueve de mayo de dos mil dieciséis.
V I S T O S, el toca número 28CC/2016, y los autos originales
del Juicio ORDINARIO CIVIL, tramitado por el Licenciado ********,
como apoderado de ********en contra de ********, y turnado por la
Oficialía de Partes al Juzgado Cuarto de lo Civil del Primer Distrito
Judicial con residencia en esta Ciudad, expediente número
224/2012, para resolver el recurso de apelación interpuesto por
ambas partes, mediante escritos recibidos el seis de enero del año
en curso, en contra de la sentencia definitiva del catorce de
diciembre de dos mil quince; y,
R E S U L T A N D O:
Ú N I C O.- En la sentencia definitiva identificada en el
preámbulo, se resolvió:
“…Primero.- Ha procedido la vía Ordinaria Civil, el
actor, ********, a través de su apoderado legal,
Licenciado ********, no probó su acción de
escrituración y el C. ********, probó los elementos de
su acción de reivindicación promovida en
reconvención, y en consecuencia; Segundo.- Se
absuelve a ******** de la acción de escrituración
promovida en su contra por el C. ********, a través de
su apoderado legal, Licenciado ********, y demás
prestaciones reclamadas en la acción principal.-
Tercero.- Se condena a ********a la reivindicación y
entrega del inmueble ubicado en Calle ********, con
una superficie de 200 m 2, bajo la inscripción 49 del
tomo 2 de IVED serie B sección primera del Registro
Público de la Propiedad de Nombre de Dios,
Durango, de fecha 6 de julio de 1994; a nombre de
********, en un término de cinco días a partir de que la
presente sentencia cause ejecutoria.- Cuarto.- Se
declara improcedente el incidente de tachas
promovido por la parte actora en contra de
********y********.- Quinto.- No se hace especial
condena al pago de gastos y costas judiciales.-
Notifíquese…”.

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Admitido por el Juez de la causa en ambos efectos y
emplazadas las partes, se remitieron las actuaciones del juicio
principal a este Tribunal para la substanciación de la alzada.
Por sorteo verificado en sesión ordinaria del H. Pleno,
correspondió su conocimiento a esta Sala, y elaborar el proyecto a
la Primera Ponencia, se ordenó formar el toca, confirmándose la
admisión del recurso y la calificación del grado, se pusieron las
actuaciones a disposición de los apelantes para que dentro del
término de seis días formularan agravios, los que obran agregados
en respectivos escritos recibidos el quince y dieciocho de febrero del
corriente año, con los que se dio vista a ambas partes para que
manifestaran lo que a sus intereses conviniera, y habiendo sido
evacuada solo por el demandado, por ser el estado procesal se citó
para oír sentencia, que es la que hoy se pronuncia; y,
C O N S I D E R A N D O:
I.- Que la parte inicial del primero de los agravios expuestos
por el Licenciado ********, apoderado legal del actor en el principal
********, inherente a la forma de citar la tesis de jurisprudencia
invocada por el natural, de rubro: “DEMANDA O CONTESTACIÓN.
SU DEFICIENCIA NO PUEDE SER SUBSANADA POR EL
RESULTADO DE LAS PRUEBAS APORTADAS EN EL JUICIO.”,
deviene parcialmente fundado pero intrascendente para variar el
sentido de lo fallado.
Se explica, es cierto que el A quo, en aras de desestimar el
testimonio de ******** por introducir en su atesto cuestiones que no
se hicieron valer en la demanda, funda su decisión en la tesis cuyo
rubro se precisó en el párrafo que antecede, empero, omite
especificar sus datos de identificación y publicación, no obstante
debe hacerlo, tal y como se infiere, por mayoría de razón, del
artículo 221 de la Ley de Amparo que a la letra dice:
“Artículo 221.- Cuando las partes invoquen
tesis de jurisprudencia o precedentes
expresarán los datos de identificación y
publicación. De no haber sido publicadas,

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bastará que se acompañen copias certificadas


de las resoluciones correspondientes.”

Y es que si se exige de las partes, con mayor razón esa


precisión será demandada de la autoridad jurisdiccional, quien es,
por excelencia, la que señala el fundamento en las resoluciones y,
en tratándose de criterios jurisprudenciales o aislados, necesita
proporcionar todos los elementos para su indudable identificación,
como son el rubro, número de tesis, página en que aparecen
publicados, la parte correspondiente de la publicación, el año en que
se publicaron y el volumen o Apéndice del Semanario Judicial de la
Federación, pues sólo así el interesado puede enterarse de su
contenido al consultar la o las publicaciones correspondientes con
los datos que se le proporcionan, al tratarse de medios oficiales.
Resulta ilustrativa, la tesis proveniente del Sexto Tribunal
Colegiado en materia Administrativa del Primer Circuito, visible a
página 501, Tomo V, Segunda Parte-1, Octava Época del
Semanario Judicial de la Federación, que establece:
“TESIS DE JURISPRUDENCIA Y PRECEDENTES, SU
CITA. NO CAUSA AGRAVIO EL QUE NO SE
TRANSCRIBAN INTEGRAMENTE, SI SE
PROPORCIONAN DATOS QUE INDUDABLEMENTE
LA IDENTIFICAN. Si al citar una tesis el juzgador
proporciona todos los elementos necesarios para su
indudable identificación, como son el rubro, el
número de la tesis, las páginas en que aparece
publicada, la parte correspondiente de la
publicación, el año en el que se publicó, y el
volumen o Apéndice del Semanario Judicial de la
Federación o informe de labores rendido por el
Presidente de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en que aparece, el interesado puede
enterarse de su contenido al consultar la publicación
correspondiente con los datos que se le
proporcionan, pues éstas se encuentran al alcance
de cualquier persona, por tratarse de publicaciones
oficiales.”

Datos que omite precisar el juzgador del conocimiento,


debiendo acotar en este punto que fuera de los antes especificados,
no son exigibles el resto de los mencionados en el artículo 218 de la

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Ley de Amparo, que incorrectamente menciona el apelante, dado
que esos puntos son los que deben contener las tesis elaboradas
por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, los Plenos de
Circuito o los Tribunales Colegiados de Circuito; y es que, aunque
existe coincidencia en algunos, la puntualidad que refiere el numeral
en comento es más amplia, pues su finalidad es preparar los
criterios relevantes para su debida publicación.
En ese orden, la omisión del A quo sólo conduce a su
reparación por parte de esta Sala, ante la inexistencia de la figura
jurídica del reenvío en la materia procesal en que se actúa,
señalando en consecuencia los datos que no plasmó el de la causa
y que lo son:
Tesis de Jurisprudencia número I.3º. C. J/28, emitida por el
Tercer Tribunal Colegiado en materia Civil del Primer Circuito,
visible a página 1495, Tomo XVII, Marzo de 2003, Novena Época
del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
“DEMANDA O CONTESTACIÓN. SU DEFICIENCIA
NO PUEDE SER SUBSANADA POR EL RESULTADO
DE LAS PRUEBAS APORTADAS EN EL JUICIO . Si
en la demanda natural el actor no precisó todos
aquellos hechos en los que hacía descansar la
procedencia de su acción, o el demandado en su
contestación los hechos materia de sus
excepciones, aun cuando las pruebas que hayan
aportado en el juicio se hubieran referido a los
omitidos, tal circunstancia no podría tener como
efecto subsanar las deficiencias de la demanda o de
la contestación, ya que en éstas, respectivamente,
es donde se deben plasmar la acción y las
excepciones, así como los hechos de los que se
hacen derivar, siendo la base de donde las partes
deben y pueden desplegar su acción o defensa; de
ahí que pretender perfeccionar o subsanar
deficiencias de la demanda o de la contestación a
través del resultado de cualquier probanza, no sería
jurídico y traería como consecuencia que la parte
contraria quedara en estado de indefensión.”
Continuando con el estudio del presente agravio, el recurrente
se duele porque, a su juicio, sólo se analizó el testimonio de ********

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y ello bastó para tener por no acreditado el contrato verbal de


compraventa objeto de la acción proforma intentada en autos. Así
mismo, que de ésta premisa se deducen una serie de
inconformidades, sintetizadas en que a) no se valoró el diverso
testimonio rendido por ********, infringiendo en consecuencia la tesis
de Jurisprudencia XV.2º.J/10, emitida por el Segundo Tribunal
Colegiado del Décimo Quinto Circuito, visible a página 78, Octava
Época, Gaceta del Semanario Judicial de la Federación, de rubro:
“PRUEBAS, FALTA DE VALORACIÓN DE LAS. ES VIOLATORIO DE
GARANTÍAS.”; b) el testimonio de mérito, aún singular, es apto para
justificar que sí se celebró el contrato basal por conducto de ********
y que este hecho agregado en nada demerita su declaración; c) en
cambio, el testimonio de ******** no es de tomarse en cuenta por ser
“parcial”, debido a que es suegro del accionado; refiere que éste
“era” propietario del inmueble materia de controversia; desconoce
tanto la confesión del demandado en el sentido de que su contrario
está en posesión de dicho bien, como la celebración del contrato
verbal de compraventa origen de la posesión; y, d) se viola el
artículo 402 del Código de Procedimientos Civiles para el Estado,
porque se deja de apreciar, conjuntamente, la declaración del
testigo singular ********y la confesión de ******** quien acepta a su
contrario como poseedor pese a que niega haber celebrado con él
contrato alguno.
Bien, la parte de agravio que se analiza es inoperante, en
razón de lo siguiente: la Segunda Sala de la Suprema Corte de
Justicia de la Nación, en la tesis de Jurisprudencia número 2ª./J.
108/2010 (10ª.), aplicada por analogía al particular, visible a página
1326, Libro XIII, Octubre de 2012, Tomo 3, Décima Época del
Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta, que dice:
“AGRAVIOS INOPERANTES. LO SON AQUELLOS
QUE SE SUSTENTAN EN PREMISAS FALSAS. Los
agravios cuya construcción parte de premisas falsas
son inoperantes, ya que a ningún fin práctico
conduciría su análisis y calificación, pues al partir de
una suposición que no resultó verdadera, su

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conclusión resulta ineficaz para obtener la
revocación de la sentencia recurrida.”

Resulta que en el particular, el apelante parte de premisas


falsas, como lo es la afirmación medular de que, a efecto de tener
por acreditado el contrato de compraventa a formalizar, únicamente
se valoró el testimonio de ******** y no el del diverso testigo
********XX.
Nada más alejado de la realidad, pues basta una lectura a la
sentencia recurrida para advertir que, opuesto al criterio del
impugnante, el juez de origen valoró el testimonio de ******** y al
respecto, textualmente, razonó:
“…y del contenido de dichos testimonios, no se
desprende la celebración del contrato que se
menciona, pues el primero de los testigos (********)
señala que no conocía al demandado, cuestión que
implica no pudo darse cuenta de la operación que se
sostiene en el escrito inicial de demanda, en las
respuestas siete a la nueve, entre otras cuestiones,
señaló que se compró con ********, pero que el trato
lo celebró con el señor Juan sin aportar más datos a
quien se refiere con la persona llamada Juan, y que
esta misma persona se encargó de la venta de los
lotes como suegro del demandado.
Del testimonio mencionado se establecen
cuestiones que no fueron abordadas en el escrito
inicial de demanda tal como que el contrato fue
celebrado con una persona de nombre Juan suegro
del demandado ********, pero tal cuestión no se
señaló en el escrito de demanda, lo que implican
que se señalan cuestiones que no se pueden
subsanar con el resultado de las pruebas, como se
ha señalado en criterios de jurisprudencia, como lo
sostiene el criterio que se transcribe a continuación:
“DEMANDA O CONTESTACIÓN. SU DEFICIENCIA
NO PUEDE SER SUBSANADA POR EL
RESULTADO DE LAS PRUEBAS APORTADAS EN
EL JUICIO. …”

Como fácilmente se advierte, el natural analiza el testimonio


de ********y le resta todo valor probatorio por dos razones
fundamentales, la primera, porque manifestó desconocer al
demandado ********X, lo que a juicio del A quo implica que no pudo

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darse cuenta de la operación de compraventa que se invoca en la


demanda; y, segundo, porque expone en su testimonio un hecho no
narrado en ese libelo inicial, como lo es, que el citado contrato fue
celebrado con una persona diversa al demandado, de nombre Juan
y suegro de éste, situación que __dice el juez de la causa__
significa tratar de subsanar, con el resultado de las pruebas, una
deficiente narrativa de la demanda, lo que no es jurídicamente
posible porque se deja en estado de indefensión a la contraparte,
según criterio jurisprudencial que si bien no fue identificado en la
sentencia recurrida pero que ya se reparó por parte de esta Sala,
ante la existencia de la figura del reenvío, según se precisó en
párrafos anteriores.
Ahora bien, lejos de cuestionar la valoración efectuada, el
recurrente se limita a plantear juicios incorrectos, como lo es el
afirmar que “…no se analizó el testimonio que nos ocupa, que
aunque es singular, se concatena a la confesional del demandado
en lo tocante a la admisión de que el actor posee el inmueble
materia del supuesto contrato de compraventa y que el agregar que
la operación se realizó por intermediario (********X) no demerita la
declaración de mérito, pues se trata del suegro del demandado que
tenía autoridad moral para vender a su nombre…”
Es decir, parte de la falsa hipótesis de que no se realizó una
valoración de la prueba que nos ocupa, cuando sí se hizo, además,
no cuestiona y menos destruye las razones fundamentales por las
que se desestimó el testimonio de ********, precisadas líneas arriba,
limitándose a alegar que la introducción de un hecho no narrado en
la demanda no le resta valor a la declaración del testigo, pero sin
cuestionar y menos destruir la deducción del natural en el sentido de
que la falta de señalamientos de hechos en la demanda no puede
ser subsanado con el resultado de las pruebas (testimonio), según
jurisprudencia definida.
De ahí que, como se anticipó, estamos en presencia de un
argumento de agravio basado en premisas falsas y por ende, al

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amparo de la tesis de jurisprudencia invocada al inicio de su estudio,
todas sus conclusiones resultan ineficaces para obtener la
revocación del fallo recurrido o más específicamente, la ilegalidad
de la valoración de pruebas efectuada en primera instancia.
No es óbice lo anterior para también sostener, por una parte,
que aún en la hipótesis no concedida de que el testimonio de
********X(el que de antemano, en términos del artículo 360 del
Código de Procedimientos Civiles debió demeritarse porque no tenía
relación con la litis al versar sobre una supuesta intermediación en
la celebración del contrato basal que no se indicó en la demanda),
fuera parcial por las circunstancias que al respecto enunció el
recurrente, ello ninguna trascendencia produce, habida cuenta que
se trata de un testigo propuesto por el propio actor, ahora apelante,
acorde a lo ordenado por el numeral 357 del Código antes indicado,
cuya declaración simplemente no fue favorable a los intereses de su
presentante, por tanto, en la hipótesis no concedida de determinar
ahora que se estaba en presencia de un testimonio parcial, a lo
único que conduciría es a restarle todo valor probatorio, como ya se
hizo en primera instancia, virtud a la negativa de los hechos materia
de interrogatorio, máxime que el testigo no manifestó tener interés
en el asunto. Por otro lado, el que el propio demandado
********reconozca que su contrario ********está en posesión del
inmueble objeto del conflicto, en forma alguna implica la aceptación
a que esa posesión proviene de la celebración de un contrato verbal
de compraventa, dado que se trata de dos hechos distintos entre sí
y no existe fundamento legal para sostener que la admisión al
primero de ellos importe también la del segundo, por el contrario, los
artículos 311 y 312 del Código de Procedimientos Civiles previenen
que las posiciones propias de una confesión deben contener un solo
hecho propio del debate, lo que conduce a sostener que el
reconocimiento a un punto controvertido es exclusivo de él y no
extensivo al resto.

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Con todo lo anterior, resta precisar que la inconformidad


analizada, al partir de premisas falsas e infundadas, no da pauta
para sostener que la valoración de pruebas se aleja de los
parámetros previstos en el artículo 402 del Código adjetivo Civil en
aplicación.
El último motivo de inconformidad de este primer agravio,
atinente a que el demandado y actor reconvencional ********Xsólo
aportó su título de propiedad para justificar el dominio que detenta
sobre el inmueble en cuestión (elemento primario de la acción
reivindicatoria), sin aportar diverso elemento que justifique la
vigencia de ese carácter, deviene inatendible, pues resulta claro
que al exhibir aquel documento expedido por el INSTITUTO DE LA
VIVIENDA DEL ESTADO DE DURANGO (IVED) el dos (2) de
febrero de mil novecientos noventa y cuatro (1994) que contiene el
contrato de compraventa celebrado entre ese organismo y********X,
respecto del inmueble objeto de disputa, sin que exista declaración
de su nulidad o inexistencia, es apto para justificar plenamente el
dominio en cuestión, acorde a lo establecido por los artículos 327,
fracción II, y 403 del Código de Procedimientos Civiles, sin
necesidad de aportar diversos elementos de convicción al respecto,
máxime que constituye un mero alegato, carente de fundamento, el
tildar como “sospechosa” la conducta del demandado y actor
reconvencional de esperar cerca de dieciocho años para pretender
reivindicar su bien, pues tal actitud, ni siquiera presuntivamente, al
tenor de lo ordenado por los artículos 379 y 380 del ordenamiento
invocado, genera la idea de que haya mediado un diverso contrato
de compraventa verbal entre las partes.
El segundo de los agravios es infundado.
En principio, no es dable sostener que el actor reconvencional
carece de interés para intentar la acción reivindicatoria porque “…se
transmitió la propiedad del inmueble materia del presente juicio
desde el veinte (20) de febrero de mil novecientos noventa y cuatro
(1994) a ********…”, cuando según se resolvió en la sentencia de

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primer grado y se ha corroborado ante esta instancia (estudio del
primer agravio), el actor principal no asumió la carga de la prueba
que le correspondía conforme el artículo 281 del Código de
Procedimientos Civiles, para efecto de acreditar la celebración del
contrato verbal de compraventa base de la acción principal
proforma.
En segundo lugar, después de hacer una disertación sobre la
figura jurídica de la prescripción positiva (opuesta como excepción
contra la acción reivindicatoria), el recurrente hace hincapié en que
el natural no tomó en consideración que su posesión sobre el bien
en litigio proviene de un título subjetivamente válido y descansa en
el error de que********XX, por intermediación de ********XX(su
suegro) le transmite su propiedad y entregó su posesión; error que
en cualquier persona __dice__ puede haber provocado una creencia
seria respecto a la validez del título, máxime que la posesión data
de más de dieciocho años, lo que hace creer que se tiene el
carácter de propietario.
A lo anterior, debe decirse que la inacreditación de la
excepción de prescripción positiva no descansa en la presencia o no
de un título objetiva o subjetivamente válido como inatinadamente lo
sostiene el inconforme, sino en la circunstancia de que la causa
generadora de la posesión (contrato verbal de compraventa) no
quedó acreditada en autos.
En otras palabras, no hay duda de que en la especie el
usucapista se acoge a un título subjetivamente válido, entendido
como tal aquel que se cree fundadamente suficiente para adquirir el
dominio, aunque en realidad no sea bastante para esa adquisición
(“PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA, TÍTULO SUBJETIVAMENTE VÁLIDO
PARA LA.” Tesis número I.8º.C. 302 C, Octavo Tribunal en materia Civil del
Primer Circuito, visible a página 1257, Tomo XXXIII, Mayo de 2011, Novena
Época del Semanario Judicial de la Federación y su Gaceta), tampoco hay

discusión respecto a que ese tipo de títulos y no solo los


objetivamente válidos, son aptos para fundar una acción de

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prescripción positiva, en términos del artículo 799 del Código Civil


del Estado; sin embargo, también es verdad que la satisfacción del
requisito previsto en el artículo 1137, fracción I, de ese
ordenamiento, esto es, una posesión en concepto de propietario, no
sólo requiere que se identifique el título o causa generadora de la
posesión, indistintamente de que sea objetiva o subjetivamente
válido, sino que requiere de la plena acreditación de ese extremo,
circunstancia que, como bien lo asienta el natural, no se satisfizo,
porque las pruebas desahogadas, por las razones corroboradas en
el estudio del primer agravio, jamás justificaron la celebración del
contrato verbal de compraventa invocado como causa generadora
de la posesión; máxime que el recurrente, ante esta instancia, la
varía, al sostener que la compraventa no se celebró directamente
con el enjuiciado (como lo afirmó en la demanda) sino por medio de
tercera persona de nombre********X, lo que importa la introducción
de un argumento novedoso sobre el que esta Sala no puede
pronunciarse porque ni el A quo, ni la contraparte estuvieron en
posibilidad de conocerlo desde la instauración de la litis principal.
Es ilustrativa la tesis II.2º.C.416 C, proveniente del Segundo
Tribunal Colegiado en materia Civil del Segundo Circuito, visible a
página 1178, Tomo XVIII, Julio de 2003, Novena Época del
Semanario Judicial de la Federación, que dice:
“PRESCRIPCIÓN ADQUISITIVA. PARA QUE PUEDA
PROSPERAR NO BASTA CON REVELAR LA CAUSA
GENERADORA DE LA POSESIÓN, DADO QUE ÉSTA
DEBE PROBARSE IDÓNEA Y JURÍDICAMENTE
(LEGISLACIÓN CIVIL PARA EL ESTADO DE
MÉXICO). De una interpretación objetiva y
sistemática del artículo 911 del anterior Código Civil
del Estado de México, vigente hasta el veintiuno de
junio de dos mil dos (cuyo texto es similar a lo que
previene el numeral 5.128 de la actual legislación
sustantiva invocada), se sigue que la posesión
necesaria para la usucapión debe ejercerse en
concepto de propietario, pacífica, continua y pública.
De ahí que tal dispositivo establezca, en cuanto
condición previa o uno de los requisitos para que
opere la prescripción adquisitiva, que el bien a

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usucapir se posea con el carácter de propietario,
circunstancia o situación que se adquiere y disfruta
si se actualizare el concepto de dueño de la cosa;
de consiguiente, cuando se intente la usucapión es
menester que el actor posea el inmueble en
concepto de propietario, y así, no basta con revelar
la causa generadora de la posesión para tener por
acreditado ese requisito, sino que ha de
comprobarse ese elemental aspecto, o sea, el acto
jurídico o hecho que otorgue tal aptitud de ser
dueño, porque únicamente ello permite diferenciar
una posesión originaria de otra derivada o precaria.
De ahí que si no queda perfeccionado idónea y
jurídicamente con medio de convicción alguno tal
acto o el hecho relativo, no puede tenerse por
justificada fehacientemente esa causa generadora
de la posesión, ni por justificada fáctica y
jurídicamente la usucapión intentada.”

Igualmente aplicable resulta la tesis número VI.2º.J/139,


proveniente del Segundo Tribunal Colegiado del Sexto Circuito,
consultable a página 89, Tomo VIII, Julio de 1991, Octava Época del
Semanario Judicial de la Federación, que es del tenor literal
siguiente:
“AGRAVIOS EN LA APELACION CUYOS
ARGUMENTOS NO FUERON MATERIA DE LA LITIS.
El tribunal de apelación no puede resolver sobre
aquello que no fue materia de controversia en la litis
de primer grado, ya que sería un contrasentido que
revocara o modificara una sentencia de primera
instancia fundándose en aquello que el juez a quo
no estuvo en condiciones de tomar en cuenta al
dictar el fallo.”

En cuanto a la disertación de que ********es un poseedor de


buena fe, resulta ocioso adentrarse, pues la cuestión debatida se
centra en que no se justificó la causa generadora de la posesión
(contrato verbal de compraventa) y por ende, la condición de la
posesión apta para prescribir prevista en el numeral 1137, fracción I,
del Código Civil, de ahí que el que se justifiquen o no los diversos
requisitos, entre ellos, la buena fe, no cambiaría el sentido de lo
fallado ante la inacreditación del tan citado elemento.

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Igualmente, constituye argumento novedoso el que ahora el


recurrente pretenda, por exclusión, se analice una posesión de mala
fe o adquirida por medio de violencia, por un transcurso de diez
años, pues __se reitera__ tal situación no se precisó al oponer la
excepción de prescripción positiva, por lo que no es dable su estudio
en mérito de las mismas razones e idéntico criterio jurisprudencial
invocadas al desestimar la modificación que se hizo, ante esta
instancia, de la causa generadora de la posesión, que para no
obviar en repeticiones se tienen por reproducidas como si se
insertaran a la letra, de ahí que tampoco sea posible analizar las
pruebas rendidas bajo los parámetros de una posesión de mala fe,
como incorrectamente lo pretende el inconforme, máxime cuanto
que insiste el recurrente en privilegiar el testimonio de********XX, no
obstante, al estudiar el primer agravio, se demeritó ese testimonio y
el recurrente no esgrimió razonamiento alguno en su contra.
Es fundatorio de lo expuesto, la tesis de Jurisprudencia por
Contradicción número 1ª./J. 200/2005, Primera Sala de la Suprema
Corte de Justicia de la Nación, página 441, Tomo XXIII, Febrero de
2006, Novena Época del Semanario Judicial de la Federación y su
Gaceta, que es del tenor literal siguiente:
“PRESCRIPCIÓN POSITIVA. SI LA ACCIÓN SE
EJERCE CON BASE EN LA POSESIÓN DE BUENA
FE, EL JUZGADOR SE ENCUENTRA IMPEDIDO
PARA ANALIZAR DE OFICIO LA POSESIÓN DE
MALA FE. Si se atiende al principio de congruencia
en las sentencias, conforme al cual el juzgador
solamente debe atender a las acciones y
excepciones hechas valer por las partes en el juicio,
sin introducir cuestiones ajenas al debate, se
concluye que cuando la prescripción se ejerce con
base en una posesión de buena fe, el Juez no
puede analizar de oficio la existencia de una
posesión de mala fe, ya que ésta no fue planteada
en la demanda, porque de lo contrario se dejaría en
estado de indefensión al demandado, en tanto que
su defensa se endereza contra lo abordado en
aquélla, por lo que si la parte actora al hacer valer
su acción de prescripción aduce ser poseedor de
buena fe, en caso de no acreditarse la posesión en

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esos términos, el juzgador está impedido para
analizar si la que ostenta el actor es de mala fe,
pues ello no forma parte de la litis planteada.”

II.- Que los agravios expuestos por ********, demandado


principal, se estudian conjuntamente debido a la estrecha
vinculación que presentan, resultando infundados.
Cierto es que según el artículo 140 del Código de
Procedimientos Civiles, una de las causas por las que se impone la
condena en gastos y costas judiciales es porque a juicio del juez el
litigante haya actuado con temeridad o mala fe, empero, también es
verdad que estos calificativos descansan, exclusivamente, en un
elemento subjetivo inherente a que la parte de que se trate sostenga
su pretensión a sabiendas que la razón no le asiste, esto es, que
despliegue una actitud censurable en perjuicio de la lealtad procesal
que debe imperar entre los litigantes.
Bajo esos parámetros, no será temeridad o mala fe las
conductas reseñadas por el apelante, imputadas a su contrario,
tales como: a) el presentar la demanda sin exhibir documento
fundatorio, pues claramente se adujo que se trataba de una
compraventa verbal y se perseguía, precisamente, la formalización;
b) instaurar una acción prescrita o carente en sus hechos de
circunstancias de modo, tiempo y lugar, cuando tales argumentos
debieron ser, en todo caso, materia de excepción al contestar la
demanda y no pretender en fincar con ellos una condena por
temeridad o mala fe; o, c) aducir que se presentaron testigos falsos,
que la deficiencia del poder del representante de ********fue
demeritada por el natural denotando parcialidad hacia el demandado
y que se negó la caducidad de la instancia así como el llamamiento
a un supuesto tercer interesado, cuando todo esto formaría parte, en
todo caso y sin afirmarlo, posibles violaciones procesales pero en
forma alguna entrañan o revelan la intención del demandado a
sostener su pretensión a sabiendas de que no le asiste la razón, por

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lo que es incuestionable que en primera instancia no podía fincarse


una condena en costas por el rubro que nos interesa.
Sustenta a lo expuesto, la tesis de la Sala Auxiliar de la
Suprema Corte de Justicia de la nación, visible a página 34,
Volumen 97-102, Séptima Parte, Séptima Época del Semanario
Judicial de la Federación, que establece:
“COSTAS, TEMERIDAD Y MALA FE PARA LA
CONDENACION EN. CONCEPTO. El artículo 1084 del
Código de Comercio determina que la condenación
en costas se hará cuando así lo prevenga la ley, o
cuando a juicio del Juez se haya procedido con
temeridad o mala fe. La mala fe o temeridad a que la
ley se refiere en el párrafo primero del artículo
citado, en relación con lo dispuesto por la fracción II
del propio precepto, constituye el reconocimiento
expreso del principio general de que debe
condenarse al litigante que, a juicio del Juez, haya
procedido con mala fe, a efecto de que cubra las
costas originadas con su censurable actitud.
Conviene tener presente que la temeridad no sólo
consiste en la falta de prueba de los hechos en que
se funda la demanda o la defensa, o bien en la
oposición sin justa causa a la acción que se intenta,
o en el sólo prurito de hacer valer una pretensión
aun cuando ésta no resulte contraria a derecho o se
carezca de pruebas para fundarla, pues lo que
caracteriza la temeridad o mala fe es el elemento
subjetivo que lleva al litigante a sostener su
pretensión con pleno conocimiento de que la razón
no le asiste.”

En las condiciones narradas, lo procedente es confirmar la


sentencia apelada, sin emitir especial condena en costas, habida
cuenta que si bien, el artículo 140, fracción IV, del Código de
Procedimientos Civiles, establece que a quien se condene por dos
sentencias conformes de toda conformidad en su parte resolutiva,
será sancionado en costas de ambas instancias, también es verdad
que tal supuesto se rige por el sistema de compensación en
indemnización obligatoria, el cual responde al propósito de restituir a
quien injustificadamente ha sido llevado a un tribunal, de las
erogaciones, gastos y pagos en que hubiera incurrido por razones

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del procedimiento, al haberlo obligado a comparecer a juicio, tanto
en primera, como en segunda instancia. En las condiciones
apuntadas, si ambos contendientes impugnan la sentencia
primigenia, como se realizó en el particular, no se actualiza el
supuesto de compensación por indemnización obligatoria dado que
en ese caso ninguno obligó a su contrario a comparecer a la
segunda instancia de manera injustificada, pues las dos partes la
instauraron voluntariamente en la parte que estimaron contraria a
sus intereses. Así las cosas, a pesar de que la sentencia de
segundo grado confirme en sus términos la primigenia, la erogación
de los gastos y costas que en lo particular genere su tramitación
para cada uno de los impugnantes deberá soportarse por ellos, por
no existir ni actualizarse supuesto indemnizatorio alguno, porque la
tramitación de la alzada se sustanció voluntariamente y con el fin de
revertir alguna decisión que les resultó desfavorable .
Es ilustrativa, por analogía, la tesis XXVII.3º.4 C (10ª.), Tercer
Tribunal Colegiado del Vigésimo Séptimo Circuito, visible a página
1946, Libro 6, Mayo de 2014, Tomo III, Décima Época, Gaceta del
Semanario Judicial de la Federación, identificable bajo el rubro:
“COSTAS EN SEGUNDA INSTANCIA. CUANDO AMBAS PARTES
APELAN RESULTA IMPROCEDENTE SU CONDENA CONFORME AL
SISTEMA DE COMPENSACIÓN EN INDEMNIZACIÓN OBLIGATORIA
(LEGISLACIÓN DEL ESTADO DE QUINTANA ROO).”
Por lo anteriormente expuesto y fundado, SE RESUELVE:
PRIMERO.- Se confirma la sentencia definitiva pronunciada
por el Juez Cuarto de lo Civil del Primer Distrito Judicial con
residencia e n esta Ciudad, el catorce de diciembre de dos mil
quince, en el juicio ORDINARIO CIVIL, tramitado por el Licenciado
********, como apoderado de ********en contra de ********, expediente
número 224/2012.
SEGUNDO.- Notifíquese; y con testimonio de esta resolución
devuélvanse los autos originales del juicio principal al juzgado de

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28CC/2015

origen para los efectos legales correspondientes, y en su


oportunidad archívese este toca.
A S Í lo resolvieron y firmaron quienes integran la Sala Civil
Colegiada del Tribunal Superior de Justicia del Estado, Magistrada,
Licenciada SUSANA PACHECO RODRÍGUEZ (ponente),
Magistrado M.D.F. RAMÓN GIL CARREÓN GALLEGOS, y
Magistrada, Licenciada LILIA ESTHER TÉBAR RODRÍGUEZ, ante
la Licenciada Mayela Domínguez Romero, Secretaria de Acuerdos
que da fe.

MS/sh

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