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FUNCIÓN DE NUTRICIÓN

La nutrición es el proceso biológico en el que los organismos asimilan los alimentos sólidos y líquidos necesarios para el
funcionamiento, el crecimiento y el mantenimiento de sus funciones vitales

Los seres humanos somos heterótrofos omnívoros, ya que somos capaces de consumir productos tanto vegetales como
animales. Han adoptado una serie de dietas que varían con las fuentes de alimentos disponibles en las regiones en donde
habitan e igualmente con las normas culturales y religiosas, estas van de las puramente vegetarianas hasta las
principalmente carnívoras. En algunos casos, las restricciones en la dieta de los seres humanos pueden conducir a un
desorden nutricional, sin embargo, los grupos humanos estables se han adaptado a muchos dietéticos tanto a través de
la especialización genética y convenciones culturales de manera de utilizar fuentes de alimentación nutricionalmente
equilibradas. La dieta humana se refleja de forma destacada en la cultura humana, y ha llevado al desarrollo de la
tecnología de los alimentos.

En general, los seres humanos podemos sobrevivir de dos a ocho semanas sin comida, dependiendo de la grasa corporal
almacenada. La supervivencia sin agua generalmente se limita a tres o cuatro días. La falta de alimentos sigue siendo un
problema grave; muchos seres humanos mueren de hambre cada año. La desnutrición infantil también es común, y
contribuye a la carga mundial de morbilidad. Sin embargo, la distribución mundial de alimentos no es uniforme, y la
obesidad entre algunas poblaciones humanas ha aumentado a casi las proporciones de una epidemia, dando lugar a
complicaciones de salud y al aumento de la mortalidad en algunos de los países desarrollados, y algunos países en
desarrollo.

Para nosotros, la función de nutrición requiere de la acción coordinada de los sistemas digestivo, respiratorio,
cardiovascular o circulatorio, excretor y tegumentario. La obtención de nutrientes se da por medio de los sistemas
digestivo y respiratorio. La ingestión de alimentos permite incorporar los alimentos al organismo. Una vez en el sistema
digestivo, los alimentos son procesados para obtener carbohidratos, proteínas, lípidos y minerales.

Para que las células puedan aprovechar estas sustancias vitales, es necesario el oxígeno. Este se obtiene mediante el
proceso de respiración. El oxigeno y los nutrientes pasan a la sangre y son distribuidos a todo el organismo mediante el
sistema cardiovascular. Los nutrientes de los alimentos proporcionan combustible al combinarse con el oxígeno en cada
célula del cuerpo. Las células generan sustancias de desecho como dióxido de carbono, urea, acido úrico y sales minerales.

La eliminación de algunos desechos se efectúa por medio de los sistemas digestivo (heces a través del ano), respiratorio
(dióxido de carbono), excretor (orina) y tegumentario (sudor).

El metabolismo es el proceso (conjunto de reacciones bioquímicas en serie) que usa el organismo para obtener o producir
energía por medio de los alimentos que ingiere. Los productos de estas reacciones se denominan metabolitos.

El metabolismo se divide en dos tipos, el catabolismo y el anabolismo, que son procesos acoplados, puesto que uno
depende del otro:

Las reacciones catabólicas (descomposición de sustancias orgánicas complejas en otras más sencillas) liberan energía; un
ejemplo de ello es la glucólisis, un proceso de degradación de compuestos como la glucosa, cuya reacción resulta en la
liberación de la energía retenida en sus enlaces químicos.

Las reacciones anabólicas (síntesis de sustancias orgánicas a partir de molecular orgánicas sencillas), en cambio, utilizan
esa energía para recomponer enlaces químicos y construir componentes de las células, como las proteínas y los ácidos
nucleicos.

Cada una de estas reacciones requiere de la acción de enzimas. Las enzimas son proteínas complejas que producen un
cambio químico específico. Por ejemplo, pueden ayudar a descomponer los alimentos que consumimos para que el cuerpo
los pueda usar. Las enzimas son por lo tanto catalizadores biológicos.

Las enzimas se pueden clasificar en tres tipos

Enzimas digestivas: que son las que trabajan para que nuestro organismo aproveche eficientemente los nutrientes de los
alimentos. Se encuentran en el tubo digestivo. Existen enzimas digestivas en la saliva, en el jugo gástrico, en el jugo
pancreático y en las secreciones intestinales.

Enzimas metabólicas: son las que se producen dentro de las células y tienen diversas funciones como la eliminación de
las toxinas y la regeneración de células.

Enzimas dietéticas o enzimas de los alimentos: son las enzimas que están presentes en ciertos alimentos crudos como
pueden ser frutas y vegetales y que al consumirlas contribuyen a un buen desarrollo del sistema digestivo y además ayudan
al buen funcionamiento de las enzimas del organismo del ser vivo.
Existen diferentes tipos de enzimas digestivas:

Lipasas
Las lipasas son enzimas específicas originadas en el páncreas que poseen la función de disociar los enlaces covalentes
entre lípidos complejos llevándolos al estado de gliceroles y ácidos grasos asimilables por el organismo. Se dice que las
lipasas son las que aceleran o controlan la producción de insulina en la misma.

Peptidasas, proteasas o pepsina


Este grupo enzimático, que se origina en el estómago o en el páncreas, posee la capacidad de actuar sobre los enlaces
peptídicos de las macromoléculas proteicas reduciéndolas a monómeros orgánicos denominados aminoácidos.

Amilasas o carbohidrasas
Las denominadas amilasas son aquellas enzimas con función de romper los enlaces glucosídicos entre monosacáridos
dejándolos de forma individual para ser asimilados. Hay tres tipos de amilasas dependiendo de su lugar de origen, estas
son la amilasa salival, amilasa pancreática y amilasa intestinal (del duodeno).

SISTEMA DIGESTIVO
El tubo digestivo mide aproximadamente once metros de longitud, se inicia en la cavidad bucal y terminan en el ano. En
la boca empieza propiamente la digestión, los dientes trituran los alimentos y las secreciones de las glándulas salivales
los humedecen e inician su descomposición química transformándose en el bolo alimenticio. Más tarde el bolo alimenticio
es empujado por la lengua, cruza la faringe, sigue por el esófago y llega al estómago, una bolsa muscular de litro y medio
de capacidad cuya mucosa segrega el potente jugo gástrico. En el estómago el alimento es agitado hasta convertirse en el
quimo.

A la salida del estómago se encuentra el intestino delgado que mide seis metros de largo y se encuentra muy replegado
sobre sí mismo. En su primera porción o duodeno recibe secreciones de las glándulas intestinales, la bilis procedente de
la vesícula biliar y los jugos del páncreas. Todas estas secreciones contienen gran cantidad de enzimas que degradan a los
alimentos y los transforman en sustancias solubles simples como aminoácidos. El tubo digestivo continúa por el intestino
grueso, de algo más de metro y medio de longitud. Su porción final es el recto, que termina en el ano, por donde se
evacuan al exterior los restos indigeribles de los alimentos.

El aparato digestivo cumple con diversas funciones, pero las principales son cuatro: transporte de alimentos, secreción de
jugos digestivos, absorción de nutrientes y excreción de heces.

Transporte de alimentos. Los alimentos ingresan en la boca, donde son triturados por los dientes y humedecidos por la
saliva, y se convierten en el bolo alimenticio, que es empujado hacia el esófago con ayuda de la lengua. Luego, a través de
los movimientos peristálticos (un tipo de movimiento muscular de contracción y relajación), los alimentos continúan
avanzando a través del tubo digestivo, pasando por el estómago y llegando luego a los intestinos.

Secreción de jugos digestivos. A lo largo del tubo digestivo, los alimentos van recibiendo secreciones provenientes de
distintos órganos, que permiten su digestión química. Ya en la boca las glándulas salivales secretan una enzima que
comienza la transformación de los azúcares. El proceso de digestión química continúa en el estómago (gracias a la
presencia de los jugos gástricos allí secretados) y en la primera porción del intestino delgado (duodeno), donde los
alimentos parcialmente digeridos son sometidos a la acción de la bilis y los jugos intestinal y pancreático. Las enzimas y
otras sustancias presentes en todos los jugos digestivos permiten que los alimentos sean completamente digeridos
químicamente, es decir, sean reducidos a sus mínimas unidades aprovechables.

Absorción de nutrientes. Una vez digeridos los alimentos (reducidos a sus formas más simples), los nutrientes son
absorbidos en el intestino delgado, pasando luego a la sangre para ser distribuidos por el organismo. Por su parte, el agua
y algunas sales son absorbidas en el intestino grueso.

Defecación. Una vez extraídos los nutrientes de la comida, es preciso expulsar el material de desecho (los restos
indigeribles que no fueron utilizados) fuera del cuerpo, lo que se hace a través del final del tracto digestivo.
ORGANOS DEL SISTEMA DIGESTIVO

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