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J De jure naturae et gentium libro VIII (1762) y el excelente resumen de esta obra, titulado De offi-
cjis hominis et civis iuxta legem naturalem libro II (1763).
176 HISTORIA DE LA CIENCIA JURÍDICA EUROPEA
influencia de WOLFF que también era matemático , filósofo y teólogo , fue particular-
mente sensible y su talento pedagógico le valió tener como alumnos a DANIEL
NETTELBLADT (1719-1791) y JOACHIM GEORG DARJES (1714-1791), juristas que esta-
blecieron el enlace con la escuela histórica alemana del siglo xix.
ri delle leggi, per accomodarle al loro bisogno , lambiccano ogni parola , ogni sillaba,
virgola e punto e mettono in forse quello che ha voluto dire, ma forse non ha assai
limpidamente espresso il legislatore 4.
»Sicché non é piu vero , che s'abbia a ricorrere solamente al codice e al digesti,
per mettere fine alíe controverise forensi . Quello é divenuto un picciolo , picclolissi-
mo paese. Un altro senza alcun paragone piú vasto é quello Bella giurisprudenza
maneggiata dalle feconde e sottili mentí dei giurisconsulti degli ultimi secoli, i quali
hanno anch ' essi formato un altro sterminato corpo di leggi, secondoché é sembrato
al loro intendimento . E chiamo leggi le loro opinioni, perché a tenore di queste opi-
nioni si regola il foro e si danno sentenze , pella stessa guisa que si fa in vigore d'una
vera legge di Giustiniano . Cosi decise la Ruota romana, cosi el senato di Torino, cosi
dice el Menochio , il De Luca ecc . Tal piede anzi ha preso questa dottorale giuris-
prudenza, che si troveran talvolta dei laureati difensori di cause, che non hanno mai
letto il corpo delle leggi di Giustiniano , sicome talora si troyano dei teologi, che mai
non hanno letto le divine scritture, fourché nel loro breviario . Tutto lo studio d'essi
é intorno al trattatisti, consulenti e decisioni : giacché i repetenti , cioé gli antichi
interpreta delle leggi, Bartolo , Baldo, Odofredo e simili, si lasciano riposar pieni di
polvere in fondo alle librerie , e talvolta invece di trovarli nelle librerie si troyano
nelle botteghe di chi vende sardelle» 5.
Para remediar esa situación , MURATORI consideraba insuficiente (cap. XI) prohi-
bir a los abogados citar a los doctores en sus alegatos ( agli avvocati di citare nelle
loro allegazioni veruno dei dottori» y aconsejaba --a instancias de CoNRING y de
LEIBNIZ- proceder a una codificación o, al menos, a dar soluciones legislativas a las
principales cuestiones controvertidas ( decidere [sc. legislativamente] i principali
punti controversi»). Lo intentó él mismo proponiendo (cap. XIX) cien reglas y pro-
cediendo al examen de varios otros puntos.
4 Traducción : «Las leyes deberían ser claras, con términos que expresen bien la voluntad del legisla-
dor; pero ni siquiera todas las que tenemos en el cuerpo de derechó civil de Justiniano o en los estatutos
de las diferentes ciudades poseen esa cualidad ; de ese modo están sujetas a interpretaciones variadas; y
ello sobre todo porque la lengua latina apropiada de los textos del derecho civil permanece a menudo, sin
la ayuda de la enseñanza, oscura y propia para suscitar la duda . Lo que resulta más extraño es que , a veces,
cuanto más numerosas las palabras empleadas para explicar convenientemente la intención de una ley,
más oscura y equívoca se vuelve y ello porque los sutiles observadores de las leyes, al objeto de acomo-
darlas a su tarea , distilan de ellas cada palabra, cada sílaba, coma o punto y hacen dudoso lo que el legis-
lador ha querido decir, pero quizá no expresado de manera suficientemente clara.»
5 Traducción: «Tampoco es cierto que se vuelve al código y a los digestos para poner fin a las con-
troversias judiciales. Estas representan hoy en día un pequeño , muy pequeño país. Otro, mucho más vasto,
es sin comparación posible el de la jurisprudencia desarrollada por los fecundos y sutiles espíritus de los
jurisconsultos de siglos pasados y que también han dado nacimiento a un cuerpo de leyes infinito, a su
entender. Y llamamos leyes a sus opiniones porque es en función de esas opiniones como se regula el pro-
ceso y se dictan las sentencias , como si se tratase de una auténtica ley de Justiniano. De ese modo juzgan
la Rota romana, el senado de Turín, así hablan Menochio , De Luca, etc. Esta docta jurisprudencia ha
cobrado tal importancia que a veces aparecen brillantes abogados defensores que nunca han leído el cuer-
po de leyes de Justiniano , de la misma manera que existen teólogos que nunca han leído las divinas
Escrituras , excepto en su breviario . Todo su estudio se orienta hacia los autores de tratados , de opiniones
y de fallos: pues los antiguos intérpretes de las leyes , Bartolo, Baldo , Godofredo , etc., descansan, llenos
de polvo, en el fondo de las bibliotecas, e incluso a veces en lugar de estar en las bibliotecas , están en las
tiendas donde se venden sardinas.»
178 HISTORIA DE LA CIENCIA JURÍDICA EUROPEA
»Todo lo que se ha dicho hasta aquí hace ver suficientemente cuál es por una
parte la utilidad de los libros de Derecho Romano, que son el depósito de las reglas
naturales de la equidad y por otra cuáles son también los inconvenientes del poco
orden que se observa en esos libros...
»La meta que se ha perseguido en este Libro es, por tanto, la de colocar las Leyes
Civiles en su orden.»
De lo que antecede, se desprende claramente que para DOMAT el derecho natural
no era tanto el fruto de una deducción y que sus axiomas no eran demostrados more
geometrico, sino que el problema era más bien el de operar una aclaración en el inte-
rior mismo del derecho romano, donde el derecho natural residía ya. Incluso las
«leyes arbitrarias» (a saber, las que sirven a fijar precisamente ciertas reglas de dere-
cho natural, como la duración de la usucapión, la edad para la mayoría de edad, etc.)
«son pocas en las Leyes Civiles: y todo lo que hay en el Derecho Romano que sea
usado por nosotros sólo consiste casi en Derecho natural, y sólo comprende pocas
leyes arbitrarias».
V. LAS CODIFICACIONES
1. Inglaterra
2. Baviera
3. Prusia
Tras la disolución de hecho del poder central del Sacro Imperio consecutiva a la
paz de Westfalia (1648), se constituyeron dos grandes centros de poder en Alemania:
Austria, nacida de la unión de los feudos de los Habsburgo a los que pronto fue aM-
dida Hungría 8, y Prusia. Ésta formó parte del Electorado de Brandeburgo, por la
adquisición de Cléves (Kieve), Mark y Ravensberg (1614, tratado de Jantén), de
Prusia oriental, de los obispados de Halberstadt, Kammin y Minden así como del
derecho de candidatura al obispado de Magdeburgo (1648, tratado de Westfalia). El
titulo de rey fue llevado por primera vez por Federico I (elector en 1688 y rey en
1701, muerto en 1713), hijo de Federico Guillermo, llamado el Gran Elector (1640-
1688) y padre del rey Federico Guillermo I (1713-1740). Federico II el Grande
(1740-1786) los sucedió y quizá fue, junto con la emperatriz María Teresa de Austria
(1740-1780) la figura más representativa del despotismo ilustrado en Europa
Occidental.
Las codificaciones austríaca, y sobre todo prusiana, fueron los productos más
auténticos de la teoría del derecho de la razón. En Alemania, en efecto, el derecho
natural de las Luces, al contrario de Francia, no se limitó a traducir legislativamen-
te sus concepciones políticas en oportunas codificaciones esclarecedoras que saca-
ban su justificación del convencimiento de que representaban un derecho profunda-
mente enraizado en el pasado. Más aún, se quería paternalista y empujaba al legis-
lador a encargarse de la felicidad de sus súbditos, a los que éste debía llevar de la
mano por el camino de la moral dictada por la razón. Fue en Prusia donde culminó
ese fenómeno. Desde este punto de vista, la codificación prusiana es ejemplar.
El primer impulso a esa codificación fue dada por Federico Guillermo I (§ 156
del edicto del 21 de junio de 1713 y Gabinetes-Orden de 18 de junio de 1714 diri-
gida a la facultad de derecho de Halle). Ordenaba preparar una especie de reperto-
8 En 1687, una dieta de imperio reunida en Presbourg reconoció que la corona de Saint-Étienne sería
hereditaria en la línea masculina de la casa de los Habsburgo; ésta tuvo que esperar aún a la victoria de
Zenta sobre los turcos en 1697 y la paz de Karlowitz en 1699 para recuperar efectivamente Hungría.
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rio de soluciones a dar a las cuestiones controvertidas, que había que realizar tenien-
do en cuenta las exigencias de la razón y de la situación del país. Esa manera de con-
templar la codificación revela las orientaciones primeras del derecho natural, tal y
como lo concebía THOMASIUS, que de hecho dirigía los trabajos (que permanecieron
inacabados).
En 1738, SAMUEL CECCEJI puso la obra en pie de nuevo; como canciller de
Federico II, fue encargado (carta del 9 de mayo y constitución de 30 de diciembre de
1746) de la redacción de un nuevo proyecto que realizó en Halle entre los años 1749
y 1751 como Proyecto de los Corpus luris Fridericiani, d.h.S.M. in der Vernunft und
Landesverfassungen gegründetes Landrecht, worin das Rómische Recht in eme
natürliche Ordnung und Richtiges Systema nach denen dreyen Objectis juris
gebracht. Ese proyecto no tuvo curso: COCCEJI murió (1755) y la guerra de los Siete
Años (1756-1763) hizo caer sus trabajos en el olvido. Cuando por Gabinetes-Orden
de 14 de abril de 1780 el rey ordenó la reanudación de los trabajos, disponía para
ello de hombres formados en la escuela de derecho natural, a saber, el canciller
JOHANN CASIMIR VON CARMER (1720-1801), CARL GOTTLIEB SVAREZ (o SCHWARZ,
1746-1796) y ERNST FEROINAND KLEIN (1744-1810). Acometieron la realización de
una codificación clara y completa del derecho natural que pudiese evitar las contro-
versias doctrinales. Si en todo caso subsistía alguna duda, correspondía a una comi-
sión legislativa, y no a los jueces, eliminarla. El proyecto contenía un resumen del
Corpus Iuris ordenado sistemáticamente, un conjunto de máximas extraídas de los
derechos provinciales y de los precedentes judiciales así como una serie de relacio-
nes finales redactadas por SCHWARZ. En 1787, fue sometido oficialmente a las obje-
ciones de los juristas, de los organismos públicos, de los estados y del público en
general: las opiniones así recabadas fueron pasadas por la criba por SCHWARZ que las
tuvo en cuenta para la redacción del proyecto final (Svarezsche Revision, 1789-
1790), cuya publicación prevista para el 1 de junio de 1792, tuvo que ser aplazada al
5 de febrero por razón de las tendencias reaccionarias que se habían desarrollado
bajo el reinado de Federico Guillermo II (1786-1797). La «Allgemeines Landerecht
f ür die Preussischen Staaten» (ALR) permaneció en vigor en Prusia hasta su dero-
gación por la introducción del BGB (1 de enero de 1900).
La ALR es una compilación de prácticamente todo el derecho vigente: civil, mer-
cantil (terrestre y marítimo), constitucional, eclesiástico, penal y administrativo. Su
sistemática es, a grandes rasgos, la de PUFENDORF y de WOLFF. La primera parte está
basada en la noción de propiedad y trata de los modos de adquirir, incluyendo las
obligaciones y las sucesiones (adquisición de la propiedad mortis causa), de la pro-
piedad común y de los derechos reales y personales sobre las cosas. Al contrario de
la primera parte, que se concibe como un tratado de los derechos del individuo, la
segunda va en el sentido de la noción de consociatio (que proviene de GROCIO) y
contiene las normas de los derechos de las comunidades, desde la familia hasta el
Estado, pasando por todas las manifestaciones posibles del espíritu asociativo, como
las corporaciones, las órdenes y las iglesias. Pero no fueron éstos los únicos rasgos
que la ALR sacó del derecho natural de Europa central: en efecto, su contenido se
caracteriza también por la presencia de ciertas reglas paternalistas hasta llegar a la
indiscreción. Pero no se trata de juzgar este monumento legislativo por una de sus
disposiciones, como la que permitía a las mujeres lactantes sustraerse al deber con-
EL DERECHO DE LA RAZÓN Y LAS CODIFICACIONES DEL DERECHO NATURAL 183
yugal (ALR, II, 1, §180). Fruto de dos siglos de una intensa actividad ideológica y
técnica, así como de casi un siglo consagrado a su redacción , se trata, sin ninguna
duda, del primer gran código de la época moderna.
4. Francia
Contrariamente a los soberanos del este de Europa, que fueron déspotas ilustra-
dos, la monarquía francesa, personificada en Luis XIV (1643-1715), prosiguió una
política claramente opuesta a las ideas de las Luces y al derecho de la razón. El poder
real se apoyaba en la nobleza y el clero, que exigían a cambio el mantenimiento de
sus privilegios. No era cuestión, por tanto, de llevar a cabo ninguna reforma. Así por
ejemplo el proceso de unificación del derecho privado que se había iniciado 9 no
prosperó a causa de la oposición de los parlamentos provinciales, responsables del
particularismo jurídico. La transformación del Antiguo Régimen sólo podía, pues,
cumplirse en Francia por la vía de una revolución. Los años 1789-1794 no sólo estu-
vieron en la encrucijada de acontecimientos dramáticos, sino que presenciaron tam-
bién sucesivas reformas, empezando por la abolición del feudalismo (decreto de 4 de
agosto de 1789) para terminar con la instauración del Directorio, que marcaba la
toma del poder por la alta burguesía (constitución del 5 fructidor año III, 22 de agos-
to de 1795). De ese modo se establecían las condiciones apropiadas para favorecer
una codificación unitaria de la legislación civil e inspirada por la teoría del derecho
natural. Debe citarse, en primer lugar, la Declaración de los Derechos del Hombre y
del Ciudadano (26 de agosto de 1789) en la que «los representantes del pueblo fran-
cés... han resuelto exponer los derechos naturales, inalienables y sagrados del hom-
bre» (preámbulo); «Esos derechos son la libertad, la propiedad, la seguridad y la
resistencia a la opresión» (art. 2). Luego, la constitución del 3 de septiembre de 1791
«abolió irrevocablemente las instituciones que herían a la libertad y a la igualdad de
derechos»: no existen ya ni nobleza, ni títulos, ni distinciones hereditarias, ni dis-
tinciones de órdenes, ni régimen feudal, ni justicias patrimoniales... No existe ya, en
ninguna parte de la nación, ni para ningún individuo, ningún privilegio, ni excep-
ción al derecho común de todos los franceses» (preámbulo); las provincias y los par-
lamentos fueron también suprimidos: «El reino es uno e indivisible: su territorio se
distribuye en ochenta y tres departamentos» (título II, art. 1) cuyos representantes
«no serán representantes de un departamento en particular, sino de la nación ente-
ra» (título III, capítulo primero, sección III, art. 7). Finalmente, esa constitución dis-
ponía: «se hará un código de leyes civiles comunes para todo el reino» (titulo pri-
mero).
Pero los tiempos no estaban aún maduros para una codificación y la Asamblea
legislativa no emprendió nada. La Convención encargó a un Comité de legislación la
redacción de un proyecto de código civil: JEAN-JACQUES RÉOIS DE CAMBACÉRÉS
(1753-1825) estableció tres en 1793, 1794 y 1796. Pero antes del golpe de Estado
del 18 brumario año VIII (8 de noviembre de 1799), la legislación civil francesa iba
5. Austria
Se togli alcuni precetti, che forse non hanno conveniente sede in un corpo de dispo-
sizioni legislativa, questo Codice, per ordine, per chiarezza, e per la saviezza delle
sue prescrizioni, si•puó dire una delle migliori opere di tal genere» 14.
'4 «Si eliminamos algunas reglas que no tienen su sede en un cuerpo de disposiciones legislativas,
este código , por su orden, su claridad y por la prudencia de sus prescripciones , seguramente es una de las
mejores obras de su género ». Ese juicio se lee en el prefacio anónimo («L'Editore») de la Collezione com-
pleta dei moderni codici civili degli Stati d 'Italia, Libreria Bella Minerva subalpina di PP. Giuseppe
Vaccarino (Turín, 1845), 10.
188 HISTORIA DE LA CIENCIA JURÍDICA EUROPEA
civil. Pero antes de ilustrar ese fenómeno , hay que decir algunas palabras de su más
destacada excepción , a saber el reino de Lombardia -Venecia.
En efecto , el 28 de septiembre de 1815, el emperador Francisco I 15, rey de
Lombardia-Venecia, decidió introducir el ABGB en ese reino a partir del 1 de enero
de 1816 : «Noi Francesco primo, per la grazia di Dio Imperatore D'Austria, Re
d'Ungheria, di Boemia, Lombardia, Venezia ecc., avendo Noi determinato d'intro-
durre al piú presto possibile nelle province del Regno Lombardo - Veneto spettanti al
Governo di Milano quelle leggi che riguardano al diritto comune sono dal primo
gennaio 1812 in poi in vigore pelle Province tedesche della Nostra Monarchia,
dichiariamo colle presenti che il Codice civile generale austriaco pubblicato il
primo di giugno 1811 abbia, incominciando dal primo di gennaio 1816, da servire
di sola ed unica norma in tutte le province spettanti al Governo di Milano , in luogo
in qualsivoglia altra legge o consuetudine relativa agli oggetti del detto diritto
comune...»
Hay que precisar aún que el código de comercio francés seguía vigente en
Lombardía-Venecia ( toda vez con algunas modificaciones ). En cuanto a los juristas
lombardos , no ocultaban su preferencia por el ABGB: en efecto, procedían de medios
burgueses tradicionalmente vinculados a Austria y habían recibido una formación
cultural , técnica y profesional parecida a la de los autores del ABGB.
En el reino de Nápoles , convertido desde 1816 en el de las Dos Sicilias,
Fernando 1 de Borbón 16, tras recuperar sus Estados , mantuvo provisionalmente en
vigor a los códigos franceses . Pero, por decreto de 2 de agosto de 1815 , designó una
comisión encargada de redactar nuevas leyes, de tal manera que por una ley de 26 de
marzo de 1819 ( art. 1) podía abolir los cinco códigos franceses : a contar desde el 1
de septiembre de 1819 , la única ley «ne nostri domini al di qua lá del Faro» era el
«Codice per lo regno delle Due Sicilie ». Se dividía en cinco partes (art. 2): Leggi
civili, Leggi penali, Leggi della procedura ne «giudizi civili, Leggi della procedura»
ne giudizi penali y Leggi de eccezione per gli affari di commercio. Cada parte tenia
su propia numeración (art. 4). De hecho , los cinco códigos franceses habían sido
reemplazados por un código en cinco partes y tanto para el código civil como para
el de comercio , se trataba sólo de una nueva promulgación de los mismos textos.
La situación era distinta en el ducado de Parma , Plasencia y Guastala , donde rei-
naba María Luisa de Hasburgo-Lorena ( 1814-1847), primogénita de Francisco 1 y
esposa de Napoleón . En efecto , un trabajo serio de codificación fue emprendido allí,
a instancias del emperador de Austria. Se instituyó una comisión legislativa com-
puesta por cinco juristas de Parma. Realizó un primer proyecto de código, que fue
reexaminado por una segunda comisión formada por tres juristas milaneses . Una ter-
cera comisión fue designada el 23 de agosto de 1819 , encargada de reemprender el
primer proyecto así como las propuestas de los juristas milaneses y de extraer de ello
un segundo proyecto . Paralelamente , un decreto de 16 de septiembre de 1819 había
montado una comisión responsable de establecer un proyecto de código de enjuicia-
15 Último emperador del Santo Imperio bajo el nombre de Francisco II (1792-1806), primer empera-
dor hereditario de Austria bajo el nombre de Francisco 1(1804-1835).
16 Rey de Nápoles desde 1759, luego de las Dos Sicilias (1816-1825).
EL DERECHO DE LA RAZÓN Y LAS CODIFICACIONES DEL DERECHO NATURAL 189
miento civil . Por fin, una comisión definitiva fue creada el 12 de noviembre de 1819;
sometió un último proyecto , que tenia en cuenta las observaciones formuladas
durante el procedimiento, a la duquesa, que lo aprobó el 4 de enero de 1820 y orde-
nó su impresión. Decretó el 23 de marzo de 1820 que el nuevo código sería promul-
gado el 10 de abril y que entraría en vigor el l de julio de ese mismo año ". Aunque
basado en el código francés , el Codice civile per gli Stati di Parma, Piacenza y
Guastala tenía en cuenta ampliamente las tradiciones locales. De hecho, fue consi-
derado como el mejor código italiano de la época.
El ducado de Parma no tuvo código de comercio : las disposiciones al respecto
contenidas en el código civil fueron juzgadas suficientes para las necesidades de un
Estado pequeño.
El ducado de Módena ( donde MURATORI pasó la parte más fecunda de su vida)
sólo adoptaría mucho más tarde una codificación de tipo francés , pues en cierto sen-
tido disponía de su propio código : las Costituzioni de 1771 (que por otra parte fue-
ron modificadas varias veces). En el edicto de promulgación, el duque Francisco III
(1737-1780) hacía notar que si las leyes eran el alma , la regla y el fundamento de
toda sociedad humana y de todo gobierno ('d 'anima, la regola e il fondamento delta
societá humana, e dei Governi»), su multiplicidad dificultaba su observancia y su
oscuridad daba lugar a interpretaciones arbitrarias (da loro molteplicitá ne diff cul-
ta 1'osservanza, é 1'oscuritá dá luogo ad arbitrarie interpretazioni »). Ésta es la razón
por la que , explicaba, había decidido encargar a una comisión que compilara un
código que sintetizaría las leyes comunes y las municipales suprimiendo aquellas
que hubieran caído en desuso o quedando sin objeto , pero que también introduciría
nuevas constituciones , fundadas en la equidad y en la razón. Las leyes contenidas en
ese código (llamadas las Costituzioni) debían aplicarse al conjunto del ducado y a
otra persona, cualquiera que fuese su rango ; para los tribunales debía ser la única ley
soberana y todas las demás fuentes del derecho debían apartarse ante ellas. Si no
obstante surgía alguna duda en cuanto a la comprensión de las constituciones, sólo
" «Noi Maria Luigia Principessa Imperiale ed Archi duchessa d'Austria per la grazia di Dio
Duchessa di Parma Piacenza e Guastalla ecc. ecc . ecc. Vista la disposizione colla quale , in adempimen-
to delle provide cure di S. M.J.R.A . 1'Augustissimo Nostro Padre, cui era in aflora da Noi raccomandata
la suprema Administrazione dei Nostri Stati, fu ordinata la compilazione di una nuova legislazione civi-
le per questi Ducati, ed istituita perció una Commessione Legislativa composta di cinque Giuresconsulti
Parmensi; Visto el progetto di codice fatto dalla detta Commessione Legislativa; Viste le riforme ed
aggiunte al rammentato progetto di codice di leggi civili compilato dalla Comessione che fu stabilita per
Nostro Rescritto del 25 agosto 1819 (854 G.) incaricata di richiamare ad esame il primo progetto, e le
riforme ed aggiunte dei Milanesi Giureconsulti, e di ricomporne una nuova proposizione ; non meno che
il Nostro rescritto (884 G.) 16 settembre 1819, con cui fu stabilita la Comessione del codice di procedu-
ra civile; Vedute le mutazioni ed aggiunte a questo nuovo progetto a Noi sottoposte dalla Comessione defi-
nitiva del codice creata con altri Nostri Rescritti (988 e 994 G.) delli 12 Novembre 1819; Veduto il Nostro
Rescritto (1094 G.) 4 Gennaio 1920, per quale l 'anzidetto porgetto colle mutazioni ed aggiunte propos-
te dalla Comessione legislativa fu da Noi approvato e sanzionato qual codice di leggi civili per Nostri
Ducati di Parma Piacenza e Guastalla , e ne venne ordinata la stampa; Decretiamo quanto segue: 1. ° II
codice di leggi civili da Noi sanzionato col riferito Rescritto delli 4 Gennaio sará promulgato il giorno
dieci Aprile di quest 'anno... 7. ° II codice avrá nei Nostri Ducati di Parma, Piacenza e Guastalla la sua
piena esecuzione il di primo del mese di Luglio del corrente anno 1820 ... Dato nella Nostra Residenza di
Parma il giorno ventitre del mese di Marzo dell'anno mille ottocento venti.»
190 HISTORIA DE LA CIENCIA JURÍDICA EUROPEA
18 «So/lo giá piú anni, che a conseguire 1/ fine propostoci si era da Noi stabilita una Deputazione di
Soggetti idonei a compilare un Codice, che non solamente riducesse diverse leggi comuni e municipali
alla piú semplice unifórmitá, e nel tempo stesso risecasse que/le giá andate in disuso, o che per la varietá
dei tempi, e de'costunii non sono piü adattabili a tempi correnti; ma di piú che alcune nuove Costituzioni
1ormasse convenienti all'odierno sistema, e alle presenti circostanze de Nostri Dominii, e che fissasse e
stabilisse cope massime dell'equitca e della ragione i ven, chiari e sodi principi da osservarsi sopra tanti
articoli, e questioni piú ovvie, e frequenti a suscitarse nene constroversie forensi, e le quali per la diver-
sa, e sofistica opinione de Giureconsulti non servono che a dar fomento alle liti, a prolungare le cause,
e a render dubbie, e fluttuanti le risoluzioni.» Le «Costituzioni» «si dovranno attendere, osservare, ed ese-
guire in tutti i Nostri Dominii... da qualunque personae teto di che stato, qualitá, prerogativa, e condi-
zione esser si voglia» e in tutti gli tribunali «come unica Sovrana Legge fondamentale in ogni, e singolo
di que 'casi, e di que//e materie, in cui é stato provedutto, e f issata massíma delle predette Costituzioni,
alle quali vogliamo, ed ordiniamo, che si dia ogni preferenza, ed estensione, ovve si oppongano al Gius
antico, al municipale, e qualsivoglia altra precedente Legge, Prammatica, opinione, e consutetudine, per
modo che non si possa loro dare stretta interprelazione, e la meno lesivo del Gius comune, siccome hanno
fcnora preteso, ed incautamente esagerato molti giureconsulti verso le stesse sanzioni de 'Principi, da'-
quali so/tanto emana, e dipende il vigore, e I'attivitá delta legislazione. E peró, accadendo mai nena mol-
teplicitá de 'casi contigibili di esercitarsi qualque ragionevole dubbio su la vera intelligenza di alcune di
queste leggi, vogliamo, che il Nostro Supremo Consiglio di Giustizia ne sia 1'interprete, e che le di lui
dichiarazioni si dieno al fine di ciascun auno alle stampeperché passino alla notizia del pubblico, il quale
dovrá osservarle, como se fossero fatte da Noi medesmi». El recurso al derecho común era por f in admi-
tido de la siguiente manera: «Cosí pure avvenendo alcen caso relativo a que//e materie civili criminali,
o miste, de/le quali si parlerá nene presenti costituzioni, per cui non fosse stato provveduto, non si potrá
avere ricorso a veruno Statuto, o a Disposizione particolare, ma per servare 1'uni formitá in tutta 1'esten-
sione de 'Nostri Dominii si potrá unicamente per detto caso omesso ricorrere alla disposizione del Gius
comune».
EL DERECHO DE LA RAZÓN Y LAS CODIFICACIONES DEL DERECHO NATURAL 191
testo unico, que el uso siguió designando como Codice per la marina mercantile.
Finalmente, en 1822 22, fue promulgado un nuevo código de comercio (que entró en
vigor el 1 de enero de 1883).
La legislación italiana unitaria concerniente al derecho privado quedó incontes-
tablemente marcada por la codificación francesa: no sólo su sistemática era la del
código civil, sino que también sus normas no eran, a menudo, más que traducciones
de las disposiciones francesas equivalentes.
Esas apariencias no deben, sin embargo, llevar a subestimar un verdadero traba-
jo legislativo. En efecto, los nuevos códigos no sólo tenían en cuenta las diferentes
legislaciones de los antiguos Estados, de los cuales en primer lugar la del Piamonte,
sino también de la jurisprudencia de los tribunales franceses, que con frecuencia se
había distanciado del texto del Código civil. En realidad, se trataba de un buen códi-
go y la ruptura ocasionada por la codificación de 1942 tiene con qué sorprender.
Las razones que justifican esta nueva codificación dependen, primero, de la
escasa confianza que los juristas italianos ponían en la jurisprudencia, lo que no per-
mitió, como en Francia, a los tribunales proveer a las insuficiencias de los códigos
que inevitablemente se acumulaban en ese período de rápidas mutaciones sociales.
Pero la principal explicación sea quizá proporcionada por la atracción ejercida sobre
los juristas italianos por la doctrina alemana en detrimento de la doctrina francesa.
Así es como el BGB, codificación moderna y dogmáticamente cuidada, suscitó en
Italia el deseo de un código civil liberado de los viejos esquemas del derecho natu-
ral. Resulta difícil precisar el papel que jugó también la ambición de Benito
Mussolini, deseoso de añadirse el epíteto de legislador al mismo título que
Bonaparte, por otra parte sin poseer los méritos correspondientes.
Antes del nuevo código civil, había sido promulgado un nuevo código de enjui-
ciamiento civil; aprobado por RD n.° 1443 de 28 de octubre de 1940, entró en vigor
el 21 de abril de 1942 y fue luego modificado por la Novella de 1950 23. Un nuevo
código de navegación fue también elaborado y entró en vigor al mismo tiempo que
el código civil en 1942 24.
El Codice civile fue aprobado por el RD de 16 de marzo de 1942 n.° 262 y entró
en vigor el 21 de abril siguiente. Se trataba en realidad de la aprobación de un texto
que reunía y coordinaba el conjunto de los seis libros que ya habían sido aprobados
por separado entre 1938 y 194125 precedidos por las disposiciones sobre el valor
jurídico de la Carte del Lavoro, por el texto de esa carta, aprobada por el Gran
Consiglio del Fascismo el 21 de abril de 1927 (esas dos últimas partes fueron abro-
gadas en 1944), y también por las «disposizioni sulla legge in generale».
La estructura del nuevo código civil se caracteriza por el abandono de la siste-
mática del derecho natural. Como en el BGB, la propiedad no es ya el concepto cen-
22 RD de octubre de 1882.
23 DL de 5 de mayo de 1948, n. 483; ratificación por la L. de 14 de julio de 1950, n. 581; disposizio-
ni di coordinamento e di attuazione por DP de 17 de octubre de 1950, n. 857.
24 Aprobado por RD de 27 de enero de 1941, n. 9, luego de forma definitiva por RD de 30 de marzo
de 1942, n. 327. El Codice della navigazione entró en vigor el 21 de abril de 1942.
25 Por los Reggi Decreti de 12 de diciembre de 1938 (n. 1852), de 26 de octubre de 1939 (n. 1586) y
de 30 de enero de 1941(ns.15, 16,17 y 18).
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tral en torno al cual se organizan todos los derechos patrimoniales. Pero, al igual que
el Código civil, está desprovisto, sin embargo, de parte general. Tras un primer libro
muy en la tradición francesa («delle persone e delta famiglia») viene un tratado
autónomo del derecho de sucesiones (en el libro II, que se corresponde con el libro
y del BGB). El libro 111(«Della proprietá») trata en realidad de todos los derechos
reales (como el libro III del BGB). Las obligaciones reunidas en el libro IV (libro II
del BGB) han encontrado su autonomía sistemática. En cuanto al libro V («Del lavo-
ro») reagrupa junto con el derecho laboral propiamente dicho (que es el fruto de las
mutaciones sociales y jurídicas de los siglos xix y xx) las reglas de derecho mer-
cantil concernientes a la empresa y a la sociedad comercial; de hecho la unificación
del derecho civil y mercantil representa una de las principales innovaciones del códi-
go de 1942. Por último, el libro VI («Della tutela dei diritti») reúne lo que no ha
encontrado cabida en otra sede: transcripción, prueba, privilegios, garantía real de
las obligaciones, subrogación, acción revocatoria, secuestro cautelar, ejecución for-
zosa, prescripción y caducidad; se aproxima de ese modo de la parte final del códi-
go civil francés y del codice italiano de 1865. Las disposiciones concernientes a los
títulos de crédito fueron insertadas en el libro IV (aDelle obligazioni»), pero la com-
plejidad del derecho de cambio y del cheque, al igual que el derecho de quiebra,
amenazaba con perturbar el equilibrio ya precario del nuevo código. Hubo así una
ley especial sobre la quiebra (RD de 16 de marzo de 1942 n.° 267), en tanto que la
letra de cambio y el cheque habían sido objeto de dos leyes de 1933, adoptadas a raíz
de las convenciones de Ginebra de 7 de junio de 1930 (letra de cambio) y del 19 de
marzo de 1931 (cheque).
No procede examinar aquí la nueva legislación italiana de 1942. A primera vista,
parece innovar respecto de la de 1865; pero un examen más atento de su substancia
no tarda en revelar que se trata en realidad de modificaciones menos profundas.
CAPÍTULO XII
LA ESCUELA HISTÓRICA
Y LA ESCUELA DE PANDECTAS .
LOS CÓDIGOS CIVILES ALEMÁN Y SUIZO
En particular Montesquieu (separación de poderes como base del Estado de derecho) y Voltaire
(polémica contra el confesionalismo, la nobleza y las estructuras feudales); el pensamiento de Rousseau
(soberanía popular) tuvo un éxito más tardío y menos sencillo.
2 Como lo atestigua la simplicidad normativa de ciertas reformas de tiempos de la Revolución: ver,
por ejemplo, el decreto de abolición del régimen feudal (4 de agosto de 1789), el decreto de abolición de
la realeza (21-22 de septiembre de 1792) y el decreto que, tras la abolición de los estados, reorganizaba
Francia sobre base territorial (departamentos y distritos: decreto de 22 de diciembre de 1789-enero
de 1790).
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