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Flow: la psicología de la experiencia óptima

Capítulo - Enero 1990

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1 autor:

Mihaly Csikszentmihalyi
Universidad de Postgrado Claremont
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Flow - La psicología de la experiencia óptima
- Por Mihaly Cziksentmihalyi
- Harper, 1990

Introducción
Este fascinante libro trata de la felicidad y de cómo encontrarla. Cziksentmihalyi es una
autoridad en la materia. Como él mismo explica, la felicidad no es algo que suceda, que el dinero
o el poder puedan mandar. La felicidad es una condición para la que cada persona debe
prepararse, cultivar y defender en privado. Sólo controlando nuestra experiencia interior
podemos llegar a ser felices. La felicidad no se alcanza buscándola conscientemente. Como dijo
J. S. Mill: "Preguntaos si sois felices y dejaréis de serlo".

Experiencia óptima
El autor utiliza el término "experiencia óptima" para describir esas ocasiones en las que sentimos
un regocijo, una profunda sensación de disfrute, que apreciamos durante mucho tiempo y que se
convierte en un hito en nuestras vidas. Estos momentos no suelen ser de relajación pasiva y
receptiva. Suelen ocurrir cuando el cuerpo o la mente de una persona se ponen al límite en un
esfuerzo voluntario por lograr algo que es difícil o merece la pena.

Todo lo que experimentamos se representa en la mente como información. Si somos capaces de


conectar esta información, podemos determinar cómo será nuestra vida. Los estados óptimos se
producen cuando hay orden en la conciencia. Esto ocurre cuando nos centramos en objetivos
realistas y nuestras habilidades coinciden con las oportunidades de acción. Los objetivos permiten
concentrar la atención en la tarea que tenemos entre manos, olvidando temporalmente otras cosas.

El elemento clave de una experiencia óptima es que es un fin en sí misma. Puede emprenderse
por otros motivos, pero la actividad pronto se convierte en intrínsecamente gratificante. Es
autotélica. (Auto significa uno mismo y teleos significa objetivo). Una experiencia autotélica
eleva la vida a otro nivel.

Construir la armonía interior

Nuestro nivel de felicidad depende, en última instancia, de cómo nuestra mente filtra e interpreta
las experiencias cotidianas. La felicidad depende de la armonía interior, no de nuestra capacidad
para ejercer control sobre las grandes fuerzas del universo. Hay personas que,
independientemente de sus condiciones materiales, están satisfechas y tienen la capacidad de
hacer más felices a quienes les rodean. Por otro lado, hay personas que a pesar de haber sido
bendecidas con mucho dinero y poder, son infelices.

Las personas deben aprender a encontrar placer y propósito, independientemente de las


circunstancias externas. Para ser felices, debemos esforzarnos por independizarnos del entorno
social, es decir, volvernos menos sensibles a sus recompensas y castigos.

La esencia de la socialización es hacer que las personas dependan de los controles sociales, hacer
que respondan de forma predecible a las recompensas y los castigos. Todos los controles sociales
se basan, en última instancia, en una amenaza al instinto de supervivencia. Prácticamente, todos
los deseos que han pasado a formar parte de la naturaleza humana, la sexualidad, la agresividad,
el anhelo, la seguridad, la receptividad a un cambio, han sido explotados como fuente de control
social por políticos, iglesias, corporaciones y asesores. Debemos aprender a disfrutar y
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encontrar sentido en la corriente continua de la experiencia, en el proceso de la vida misma. Así


nos quitaremos de encima el peso de los controles sociales.

Controlar la conciencia

El control de la conciencia no es una habilidad cognitiva. No puede memorizarse ni aplicarse


rutinariamente, sino que debe aprenderse por ensayo y error. Requiere el compromiso de las
emociones y la voluntad. El conocimiento de cómo controlar la conciencia también debe
reformularse cada vez que cambia el contexto cultural. Los rituales no deben ganar a la sustancia.
El control de la conciencia no puede institucionalizarse. En cuanto pasa a formar parte de un
conjunto de reglas y normas sociales, deja de ser eficaz en el sentido para el que fue concebido
originalmente.

La función de la conciencia es representar la información sobre lo que ocurre dentro y fuera de la


organización, de forma que el organismo pueda evaluarla y actuar en consecuencia. La
conciencia se convierte en un centro de intercambio de sensaciones, percepciones y sentimientos,
estableciendo prioridades entre toda la información diversa. Sin conciencia, tendríamos que
depender de nuestros instintos y reflejos. Con la conciencia, podemos sopesar deliberadamente lo
que nos dicen los sentidos y responder en consecuencia. La conciencia nos permite soñar
despiertos, escribir bellos poemas y teorías científicas. Desgraciadamente, el sistema nervioso
tiene límites en cuanto a la cantidad de información que puede procesar en un momento dado. La
información que permitimos que entre en la conciencia es extremadamente importante. Es lo que
determina el contenido y la calidad de la vida.

La forma y el contenido de la vida dependen de cómo se haya utilizado la atención. Los términos
extrovertido, triunfador, paranoico se refieren a cómo las personas estructuran su atención. La
atención es nuestra herramienta más importante en la tarea de mejorar la calidad de la
experiencia.

Una de las principales fuerzas que afectan negativamente a la conciencia es el desorden psíquico,
es decir, la información que entra en conflicto con las intenciones existentes o nos distrae de
llevarlas a cabo. Según cómo nos sintamos, puede provocar dolor, miedo, rabia, ansiedad o celos.
Estos trastornos desvían la atención hacia objetos indeseables. La energía psíquica se vuelve
inmanejable e ineficaz. Cuando la información perturba la conciencia amenazando sus objetivos,
conduce al desorden interior o entropía psíquica.

Placer y disfrute

El placer es esencialmente un sentimiento de satisfacción que uno alcanza siempre que la


información en la conciencia dice que se han cumplido las expectativas establecidas por los
programas biológicos o por el condicionamiento social.

El placer mejora la calidad de vida ayudando a mantener el orden, pero no puede crear un nuevo
orden en la conciencia. El placer no produce crecimiento psicológico.

El disfrute se produce cuando una persona no sólo ha cumplido unas expectativas previas, sino
que además ha ido más allá de lo que estaba programada para hacer y ha conseguido algo
inesperado. En otras palabras, el disfrute se caracteriza por una sensación de novedad o logro. El
disfrute tiene ocho componentes principales:

1. Tareas con una probabilidad razonable de realización


2. Objetivos claros
3. Respuesta inmediata
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4. Una implicación profunda pero sin esfuerzo que aleja de la conciencia las frustraciones y
preocupaciones de la vida cotidiana.
5. Sensación de control sobre nuestras acciones
6. Despreocupación por uno mismo
7. Alteración del concepto del tiempo, las horas pueden pasar en minutos y los minutos
pueden parecer horas.

Comprender el flujo

Durante el flujo, la atención se invierte libremente en alcanzar los objetivos de la persona porque
no hay ningún desorden que reforzar ni ninguna amenaza de la que el yo deba defenderse.
Cuando una persona puede organizar su conciencia para experimentar el flujo con la mayor
frecuencia posible, su calidad de vida empieza a mejorar.

En el flujo, tenemos el control de nuestra energía psíquica y todo lo que hacemos añade orden a
la conciencia. Tras una experiencia de flujo, nuestro yo se vuelve más complejo de lo que era
antes, debido a dos amplios procesos psicológicos: la diferenciación y la integración. El yo se va
diferenciando a medida que la persona, tras una experiencia de flow, se siente más capaz y hábil.
El flow conduce a la integración porque los pensamientos, las intenciones, los sentimientos y los
sentidos se centran en el mismo objetivo. Después de un episodio de flow, uno se siente más
unido que antes, no sólo internamente sino también con respecto a otras personas y al mundo en
general. La diferenciación fomenta la individualidad, mientras que la integración facilita las
conexiones y la seguridad.

Para mejorar la calidad de vida, podemos intentar que las condiciones externas se ajusten a
nuestros objetivos y también cambiar la forma de experimentar las condiciones externas. Ambas
cosas son necesarias. Cada una por sí sola es insuficiente.

Algunas personas son constitucionalmente incapaces de experimentar la fluidez, como los


esquizofrénicos. Perciben estímulos irrelevantes y se desvían del camino. Algunas personas
tienen dificultades para concentrar la energía psíquica. Otras son demasiado conscientes de sí
mismas. Las personas egocéntricas también tienen dificultades para alcanzar el flujo. La
alienación, una condición que obliga a las personas a actuar de forma contraria a sus objetivos,
también es un impedimento para fluir. Otro impedimento es la anomia, cuando las normas de
comportamiento de la sociedad se confunden. Cuando ya no está claro lo que está permitido y lo
que no, los comportamientos pueden volverse erráticos.

Las personas que necesitan mucha información para formarse representaciones de la realidad en
la conciencia pueden volverse más dependientes del entorno externo para utilizar su mente.
Tienen menos control sobre sus pensamientos. Por el contrario, las personas que sólo necesitan
unos pocos estímulos externos para representar los acontecimientos en la conciencia, son más
autónomas respecto al entorno. Tienen una atención más flexible que les permite reestructurar la
experiencia con más facilidad y, por tanto, lograr experiencias óptimas con más frecuencia. Las
personas que pueden disfrutar en una variedad de situaciones pueden filtrar los estímulos no
deseados y centrarse sólo en lo que es relevante para el momento.

Pero no existe una desventaja genética permanente. El aprendizaje puede compensar cualquier
debilidad inherente. Las personas que consiguen fluir con más regularidad prestan más atención a
los pequeños detalles de su entorno, descubren oportunidades ocultas para la acción, fijan
objetivos, controlan los progresos mediante la retroalimentación y siguen fijándose retos
mayores.

El rasgo más importante de las personas que encuentran la fluidez incluso en la adversidad es el
individualismo no autoconsciente, es decir, un propósito fuertemente dirigido que no es la
búsqueda de uno mismo. Debido a su motivación intrínseca, no se dejan perturbar fácilmente por
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los acontecimientos externos.
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Diferentes formas de lograr el flujo

El cuerpo

Todo lo que el cuerpo puede hacer es potencialmente placentero. Sin embargo, muchas personas
ignoran esta capacidad. Si uno toma el control de lo que el cuerpo puede hacer y aprende a
imponer orden a las sensaciones físicas, la entropía conduce a una sensación de armonía
placentera en la conciencia. El deporte, la danza, el sexo, el yoga, las artes marciales, la música,
el ayuno, todo puede ayudar a producir disfrute. Las habilidades necesarias para convertirse en
atleta, bailarín, etc. son exigentes. Pero es posible desarrollar habilidades suficientes para
encontrar placer en lo que el cuerpo puede hacer.

La mente

Algunas de las experiencias más estimulantes que vivimos se generan dentro de la mente,
desencadenadas por información que desafía nuestra capacidad de pensar. Estas actividades que
ordenan la mente directamente son fundamentalmente de naturaleza simbólica. Dependen de
lenguajes naturales, de las matemáticas o de algún otro sistema abstracto, como un lenguaje
informático, para lograr ordenar la mente. Como en el caso de las actividades físicas, debe haber
reglas, un objetivo y una forma de obtener retroalimentación. El estado normal de la mente es el
caos. Sin entrenamiento y sin un objeto en el mundo exterior que exija atención, las personas no
pueden centrar sus pensamientos durante más de unos minutos seguidos. Es relativamente fácil
concentrarse cuando la atención está estructurada por estímulos externos y nos ponemos en piloto
automático. Pero cuando nos quedamos solos, se revela el desorden básico de la mente. Sin nada
que hacer, empieza a seguir patrones aleatorios, normalmente deteniéndose a considerar algo
doloroso o perturbador. La mente suele centrarse en algún dolor real o imaginario, en rencores
recientes o frustraciones a largo plazo. Por eso es importante ganar control sobre los procesos
mentales.

Aprovechar la memoria

La memoria es la habilidad mental más antigua. Recordar es agradable porque implica cumplir un
objetivo y así pone orden en la conciencia. Para una persona que no tiene nada que recordar, la
vida puede empobrecerse gravemente. Una mente con algún contenido estable es mucho más rica
que una sin él. El autor subraya que la creatividad y el aprendizaje memorístico no son
incompatibles. A una persona que puede recordar historias, poemas, etc., a menudo le resulta más
fácil encontrar sentido a los contenidos de su mente.

Filosofía

Un hecho que a menudo se pierde de vista es que la filosofía y el pensamiento se inventaron y


florecieron porque pensar es placentero. Los grandes pensadores siempre han estado motivados
por el placer de pensar más que por las recompensas materiales que se obtendrían con ello. En
efecto, jugar con las ideas puede ser estimulante. No sólo la filosofía, sino también el surgimiento
de nuevas ideas científicas se alimenta del placer que se obtiene al crear una nueva forma de
describir la realidad.

Comunicación

La conversación es otra forma de enriquecer nuestras vidas mejorando la calidad de la


experiencia. Escribir también aporta importantes beneficios. La escritura proporciona a la mente
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un medio disciplinado de expresión. Permite registrar acontecimientos y experiencias para que
puedan ser recordados y recordados con facilidad.
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revivir en el futuro. Es una forma de analizar y comprender las experiencias. Es una


autocomunicación que pone orden en ellas.

Escribir

Observar, registrar y conservar la memoria de los grandes y pequeños acontecimientos de la vida


es una de las formas más antiguas y satisfactorias de poner orden en la conciencia. Tener un
registro del pasado puede liberarnos de la tiranía del presente y hacer posible que la conciencia se
remonte a tiempos más antiguos.

Aprendizaje permanente

Muchas personas dejan de aprender cuando abandonan la escuela. Los largos años de educación
suelen dejar tras de sí recuerdos desagradables. Con la atención manipulada por los libros de texto
y el profesor, ven la graduación como el primer día de libertad. El objetivo del aprendizaje es
comprender lo que ocurre a nuestro alrededor y desarrollar un sentido personal de la propia
experiencia. Así pues, el final de la educación formal debería ser el comienzo de otro tipo de
educación motivada intrínsecamente.

El trabajo

Un trabajo también puede ofrecer oportunidades para fluir. Cuanto más se parezca un trabajo a un
juego con variedad, retos apropiados y flexibles, objetivos claros y feedback inmediato, más
agradable será, independientemente del nivel de desarrollo del trabajador. Los trabajos siempre
pueden hacerse más agradables. Pero, por desgracia, en el entorno empresarial actual, en el que se
hace hincapié en la productividad y la remuneración, hacer que los puestos de trabajo sean más
agradables ocupa un lugar secundario en la lista de prioridades. Otro problema es que mucha
gente considera su trabajo como algo que tiene que hacer, una carga impuesta desde fuera. Así
que, aunque la experiencia momentánea en el trabajo sea positiva, tienden a descartarla, porque
no contribuye a sus propios objetivos a largo plazo.

Soledad

Si aprendemos a hacer que nuestras relaciones con los demás se parezcan más a experiencias de
flujo, nuestra calidad de vida mejorará. Pero lo cierto es que el adulto medio pasa
aproximadamente un tercio de su tiempo de trabajo solo. Así que también hay que aprender a
tolerar y disfrutar de la soledad. Debemos aprender a controlar la conciencia incluso cuando
estamos solos. La mayoría de la gente siente una sensación de vacío casi intolerable cuando está
sola, sobre todo si no tiene nada concreto que hacer.

De hecho, la prueba definitiva de la capacidad de controlar la calidad de la experiencia es lo que


una persona hace en soledad, sin demandas externas que estructuren su atención. Es relativamente
fácil implicarse en un trabajo, disfrutar de la compañía de los amigos o de una película en el
teatro. Una persona que rara vez se aburre, que no necesita constantemente un entorno externo
favorable para disfrutar del momento, ha superado la prueba de haber logrado una vida creativa.
Si estar solo se ve como una oportunidad para lograr objetivos que no se pueden alcanzar en
compañía de otros, entonces, en lugar de sentirse solo, la persona disfrutará de la soledad y quizá
pueda aprender nuevas habilidades en el proceso.

Afrontar el estrés

Para hacer frente al estrés, una persona dispone de tres recursos:


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• Apoyo externo, especialmente la red de apoyo social


• Apoyo psicológico, inteligencia, educación, factores de personalidad relevantes
• Estrategias de afrontamiento

La estrategia de afrontamiento es lo que marca la gran diferencia. Las personas responden al


estrés de dos maneras principales. La respuesta positiva se denomina defensa madura. La
respuesta negativa se denomina defensa neurótica o afrontamiento regresivo. La capacidad de
sacar algo bueno de una desgracia es un don muy poco común. No hay rasgo más útil, más
esencial para la supervivencia o que mejore más la calidad de vida que la capacidad de
transformar la adversidad en un reto agradable. Estas personas tienen una seguridad inconsciente
en sí mismas. Creen que el destino está en sus manos. Son seguras de sí mismas, pero no
egocéntricas. No dudan de que sus propios recursos sean suficientes para determinar su destino.
Reconocen que sus objetivos pueden tener que subordinarse a una entidad mayor. Estas personas
pasan poco tiempo pensando en sí mismas. No se centran en satisfacer sus necesidades. Están
alerta, procesando constantemente la información del entorno. En lugar de centrarse
internamente, permanecen en contacto con lo que ocurre. Así surgen nuevas posibilidades y
nuevas respuestas.

Uno puede enfrentarse a situaciones nuevas intentando eliminar los obstáculos o centrándose en
la situación en su conjunto y preguntándose si no serían más apropiados objetivos alternativos. En
el momento en que se frustran los objetivos biológicos o sociales, la persona debe formular
nuevos objetivos y crear una nueva actividad de flujo.

El yo autotélico transforma la experiencia potencialmente entrópica en flujo. Desarrollar un yo


autotélico implica lo siguiente:

• Fijación de objetivos - seguimiento de los resultados


• Sumergirse en la actividad
• Prestar atención a lo que ocurre
• Disfrutar de la experiencia inmediata

Crear una experiencia de flujo unificado

Haber alcanzado el flujo en una actividad no garantiza necesariamente que se traslade al resto de
la vida. Toda la vida debe convertirse en una experiencia de flujo unificado. Como menciona el
autor: "Si una persona se propone alcanzar un objetivo lo suficientemente difícil, del que se
deriven lógicamente todos los demás objetivos, y si invierte toda su energía en desarrollar
habilidades para alcanzar ese objetivo, entonces las acciones y los sentimientos estarán en
armonía y las partes separadas de la vida encajarán y cada actividad tendrá sentido en el presente,
así como con vistas al pasado y al futuro."

No importa cuál sea el objetivo. Lo importante es que sea lo suficientemente convincente como
para ordenar la energía psíquica de toda una vida. Una meta puede dar sentido a la vida de una
persona si proporciona objetivos claros, reglas claras para la acción y una forma de concentrarse e
implicarse.

Crear sentido implica poner orden en el contenido de la mente integrando las propias acciones en
una experiencia de flujo unificado. No basta con encontrar un propósito. También hay que
llevarlo a cabo y afrontar sus retos. Cuando se persigue un objetivo importante con compromiso y
concentración, y todas las actividades variadas encajan en una experiencia de flujo unificado, el
resultado es la armonía que se lleva a la conciencia. El propósito, la resolución y la armonía
unifican la vida y le dan sentido transformándola en una experiencia de flujo sin fisuras. Quien
alcanza este estado, nunca realmente
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carecen de cualquier otra cosa. Una persona cuya conciencia está así ordenada, no necesita temer
los acontecimientos inesperados. Cada momento de la vida tendrá sentido. En general, la vida
será agradable.

Reclamaciones contradictorias sobre la atención

El hecho de que hoy en día haya demasiadas opciones ha aumentado la incertidumbre y ha


provocado una falta de resolución entre las demandas que compiten entre sí. El conflicto interior
es el resultado de la competencia por la atención. Debemos aprender a distinguir las demandas
esenciales de las que no lo son. Hay dos formas de hacerlo: una vida de acción y una vida de
reflexión.

La acción ayuda a crear orden, pero tiene sus inconvenientes. Por un lado, las opciones pueden
restringirse. Tarde o temprano, las alternativas pospuestas pueden reaparecer en forma de dudas y
arrepentimientos. Los objetivos que han sostenido la acción durante un periodo no tienen
suficiente fuerza para dar sentido a la totalidad de la vida. Aquí es donde puntúa un camino de
reflexión.

La reflexión desapegada, la ponderación realista de las opciones y sus consecuencias suelen


considerarse el mejor enfoque para una buena vida. La actividad y la reflexión deben
complementarse. La acción es ciega, mientras que la reflexión es impotente.

La entropía psíquica peculiar de la condición humana implica ver más cosas por hacer de las que
uno puede realmente realizar y sentirse capaz de realizar más de lo que las condiciones permiten.
Esto sólo es posible si uno tiene en mente más de un objetivo a la vez, siendo consciente al
mismo tiempo de los deseos en conflicto. Cuando hay demasiadas exigencias, opciones, retos, nos
ponemos ansiosos. Cuando hay muy pocas, nos aburrimos. La armonía interior de las personas
tecnológicamente menos avanzadas es el lado positivo de sus opciones limitadas y de su
repertorio estable de habilidades, del mismo modo que la confusión en nuestra alma se debe a las
oportunidades ilimitadas.

La conciencia se ha hecho más compleja con el paso del tiempo, debido a la situación biológica
del sistema nervioso central, el desarrollo de la cultura, las tecnologías, la especialización y la
exposición a objetivos contradictorios.

En lugar de aceptar la unidad de propósito proporcionada por instrucciones genéticas o por las
reglas de la sociedad, el reto para nosotros es crear armonía basada en la razón y la elección.
Cuando la energía psíquica de una persona se fusiona en un tema vital, la conciencia alcanza la
armonía. Pero no todos los temas vitales son igual de productivos.

En los proyectos auténticos, la persona se da cuenta de que las elecciones son libres y toma una
decisión personal basada en la evaluación relacional de la experiencia. Los proyectos inauténticos
son los que una persona elige porque es lo que cree que debe hacerse, porque es lo que hace todo
el mundo. Los proyectos auténticos suelen tener una motivación intrínseca, mientras que los
inauténticos están motivados por fuerzas externas.

También se puede distinguir entre temas vitales descubiertos y aceptados. En los temas vitales
descubiertos, la persona escribe el guión de sus acciones a partir de su experiencia personal y su
conciencia de la elección. En los temas vitales aceptados, la persona simplemente acepta un papel
predeterminado de un guión escrito hace mucho tiempo por otros.

Las personas que consiguen dar sentido a su experiencia tienden a inspirarse en el orden
alcanzado por las generaciones anteriores. Hay mucha información bien ordenada acumulada en
la cultura, lista para ser utilizada. La música, la arquitectura, el arte, la poesía, el teatro, la danza,
la filosofía y la religión son grandes obras.
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están ahí para que cualquiera los vea como ejemplos de cómo la armonía puede imponerse al
caos. Pero, en general, la gente ignora esta fuente de conocimiento.

Para extraer significado de un sistema de creencias, una persona debe comparar primero la
información que contiene con su experiencia concreta, retener lo que tiene sentido y rechazar el
resto. A una mayoría cada vez mayor de personas no les ayudan las religiones y los sistemas de
creencias tradicionales. Muchos son incapaces de separar la verdad de las antiguas doctrinas de
las distorsiones y degradaciones que el tiempo ha añadido. Como no pueden aceptar el error,
rechazan también la verdad. Otros están tan desesperados por encontrar algún orden que se
aferran desesperadamente a alguna creencia. Para que una nueva fe capte nuestra imaginación,
debe ser capaz de dar cuenta racionalmente de las cosas que sabemos, de las que sentimos, de las
que esperamos y de las que tememos. Debe ser un sistema de creencias que dirija nuestra energía
psíquica hacia objetivos significativos. Dicho sistema debe basarse en cierta medida en lo que la
ciencia ha revelado sobre la humanidad y sobre el universo.

Durante los últimos miles de años, la humanidad ha logrado avances increíbles en la


diferenciación de la conciencia. Hemos aprendido a separarnos de otras formas de vida y de los
demás. Hemos aprendido a separar objetos y procesos. Hemos desarrollado la ciencia y la
tecnología para capturar la naturaleza. Ahora debemos centrarnos en la integración. Debemos
aprender a reunirnos con otras entidades que nos rodean, sin perder nuestra individualidad.
Debemos darnos cuenta de que todo el universo es un sistema relacionado por leyes comunes y
que no tiene sentido imponer nuestros sueños y deseos a la naturaleza sin tenerlos en cuenta.
Debemos aceptar un papel cooperativo en lugar de gobernante en el universo. El propósito del
individuo debe fundirse con el flujo universal.
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