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Unidad 2

Inteligencia emocional

©2016 Todos los derechos reservados


SENTIDO DE VIDA

Autoría:
Anibal Hernández Salazar

Modalidad:
B-Learning

Coordinadora de Innovación Académica:


Isabel Cristina Ramos Quintero

Diseño instruccional y revisión:


Lizeth Rojas Hernández

Diseño gráfico y diagramación:


Carolina Herrera Rincón
Laura Zamudio Chávez

Imágenes:
Thinkstock
iStock
Getty images

Universidad Católica de Colombia


Decanatura Académica
Coordinación de Innovación Académica
2016 ©2016 Todos los derechos reservados
Diagrama de temas

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Objetivo General
Realizar un acercamiento conceptual y vivencial a la inteligencia emocional, reconociendo el autoconocimiento
emocional, la administración emocional y la empatía como baluartes que mejoren la calidad de la vida cotidiana.

Objetivos Específicos

> Brindar herramientas en lo referente al autoconocimiento emocional que favorezcan la inteligencia emocional
en los estudiantes de este módulo.

> Favorecer la reflexión en torno a la administración emocional reconociendo sus aportes a las relaciones
interpersonales e intrapersonales.

> Compartir las ideas en torno a la empatía como herramienta emocional que reduce los conflictos y construye
ambientes fraternos amigables.

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Introducción
El presente módulo de inteligencia emocional inicia con un diagrama que representa de manera gráfica los
momentos conceptuales que se desarrollarán en esta asignatura; seguidamente se muestran los objetivos
generales y específicos, y el desarrollo temático. Este último tiene un hilo conductor, el cual comienza con una
introducción breve frente al tema de la inteligencia emocional, donde se comienza a esbozar el tema desde
el desafío de Aristóteles y su relación con la finalidad de este módulo formativo, pasando luego al numeral
que desglosa los tres temas principales del presente módulo: el autoconocimiento emocional, la administración
emocional y el empatía; las cuales se configuran al favorecer la auto reflexión alrededor de la cotidianidad y su
relación con el sentido de vida.

Para finalizar, el módulo tendrá un resumen breve, un glosario de conceptos básicos y sus respectivas referencias
bibliográficas; cabe decir que esta asignatura cuenta con un análisis de caso que favorece la apropiación
conceptual de la temática planteada, además de un ejercicio didáctico y unas preguntas de autoevaluación que
evidencian la aprehensión de estos conocimientos que solo darán fruto en la medida en que se practiquen en la
vida personal y en la búsqueda del sentido de vida.

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Desarrollo temático

1. Introducción

En la vida cotidiana las emociones juegan un papel fundamental en la relación consigo mismo y con los otros,
este tema ha venido tomando fuerza en las últimas décadas por los avances científicos, teóricos y neurológicos,
que evidencian su poder en el día a día; cualquier persona experimenta un sinnúmero de emociones durante su
jornada diaria, al punto de parecer una montaña rusa, que sube y baja de estados emocionales que en ocasiones
son definitivos en el comportamiento. Es así como este módulo formativo de Bienestar Institucional pretende
presentar algunas ideas fundamentales de su exposición teórica y práctica de la inteligencia emocional, haciendo
un recorrido por postulados teóricos desde diferentes autores que nos permita apropiar el concepto y utilizarlo
en la cotidianidad de la formación profesional universitaria y laboral.

Esperamos que las ideas que se plantearán promuevan alternativas de vida para que el estudiante de la
Universidad Católica de Colombia se posicione en el mercado con un plus en esta materia, que le favorezca en
sus habilidades sociales y profesionales, que se evidencie en la felicidad personal, dándole un sentido de vida
a su existencia emocional. Dándose la posibilidad de posicionarse como un profesional que además de las
herramientas concretas de cada disciplina profesional particular, adquiera ideas fuerza sobre la inteligencia
emocional que de seguro harán que sus relaciones interpersonales e intrapersonales mejoren y su sentido de
vida y existencia se potencialice cada vez más desde el conocimiento y la experiencia vital.

2. Inteligencia emocional

El desafío de Aristóteles en la Ética a Nicómaco, dice “cualquiera puede ponerse furioso… eso es fácil. Pero estar
furioso con la persona correcta, en la intensidad correcta, en el momento correcto, por el motivo correcto, y de
la forma correcta… eso no es fácil” (p. 45). En definitiva, esta es la síntesis de lo que se espera lograr con este
módulo formativo; es decir, que nuestras emociones logren llegar a las personas adecuadas, en las intensidades
equilibradas, para los momentos pertinentes, por los motivos precisos y en las formas más humanas. Adquirir
estas habilidades requiere entrenamiento, disciplina y mucho esfuerzo en la formación del carácter y la templanza
para no ser presas fáciles de las emociones y lograr una capacidad de administración que favorezca los ambientes
fraternos interpersonales.

Goleman (2001) reconoce que “la raíz de la palabra emoción es motore, el verbo latino ‘mover’, además del
prefijo e, que implica alejarse; lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar” (p. 24).
Si reflexionamos dicha definición reconocemos que nos brinda ideas del porqué son importantes las emociones
en nuestro actuar, puesto que si realizamos una radiografía emocional, en el trascurrir de un día, en cada instante
podríamos identificar una emoción que nos acompaña; es más, se podría realizar una escala de uno a cinco para
identificar su intensidad, siendo uno la más baja y cinco la más alta, a fin de tener una mapa emocional del día,
donde por ejemplo, al despertar se puede estar en alegría en intensidad tres, luego en el tráfico se pasa a rabia
con intensidad cuatro, posteriormente en el trabajo por presiones laborales se siente miedo intensidad dos y así
sucesivamente durante la jornada. Lo interesante es que según esta definición del latín, de acuerdo a cada emoción
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se actúa, es decir, la base de toda acción es una emoción; así, según el ejemplo planteado, al despertarse la
actitud y disposición para enfrentar la jornada era positiva, pero el día en el tráfico hizo que el comportamiento se
viera impulsivo por la emoción de la rabia; la pregunta entonces es ¿somos conscientes de nuestras emociones
a la hora de actuar? porque de ser afirmativa la respuesta diríamos que somos personas emocionalmente
inteligentes, pero si es negativa la respuesta, los siguientes apartados nos ayudarán a comprendernos, conocernos
y mejorar en lo que respecta a la administración emocional.

El papel fundamental de los emociones al navegar en la interminable corriente de las decisiones de la vida personal
es ayudar a tomar una postura. Mientras los sentimientos fuertes pueden hacer estragos con el razonamiento,
la falta de conciencia de los sentimientos también puede ser ruinosa, sobre todo cuando se trata de sopesar las
decisiones de las que depende en gran medida nuestro destino: ¿qué carrera seguir?, si conservar un trabajo
seguro o cambiar a uno que supone más riesgo pero que es más interesante, ¿con quién salir? o ¿con quién
casarse?, ¿dónde vivir?, ¿qué apartamento alquilar o qué casa comprar?, y así sucesivamente a lo largo de la
vida. Tales decisiones no pueden tomarse correctamente solo gracias a la racionalidad; exigen emociones
y la sabiduría emocional acumulada gracias a las experiencias pasadas. La clave para una toma de decisiones
personales más acertadas es, en resumen, estar en sintonía con nuestros sentimientos, en unicidad entre la
racionalidad y las emociones.

maurusone/iStock/thinkstock

Las emociones son indispensables para las decisiones racionales, mas no las determinan, de ahí que tomemos las
peores decisiones cuando las emociones nos dominan, por eso es importante educarnos en la inteligencia
emocional para decidir con nuestra neocorteza y no con nuestro cerebro límbico; además muchos estudios
concluyen que el intelecto no puede operar de manera óptima sin la inteligencia emocional, de ahí que también
sea una herramienta útil para el aprendizaje; lo podemos ver claramente al querer estudiar después de
haber tenido una discusión fuerte con alguien que afectivamente es cercano, es como querer calentar un
iceberg, por tal motivo la inteligencia emocional se convierte en una capacidad para la optimización incluso
de aspectos académicos.

La inteligencia emocional se podría definir como las habilidades de autoconocimiento emocional, administración
emocional (motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar el impulso, regular el humor y evitar que las
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alteraciones emocionales disminuyan la capacidad de pensar); mostrar y actuar con empatía y abrigar esperanzas.
Para aclarar, Daniel Goleman desarrolla el planteamiento del coeficiente emocional, argumento que propone
una mirada reflexiva frente al típico coeficiente intelectual que en ocasiones estigmatiza a los estudiantes. Peter
Salovey y Jhon Mayer son los padres de la Inteligencia emocional, estos psicólogos de la Universidad de
Yale han profundizado sobre la capacidad de la neocorteza sobre los aspectos límbicos y la necesidad de
educarnos en temas como la consciencia emocional, el conocimiento corporal de la emoción y el dominio
de la voluntad sobre la emoción.

El párrafo anterior delimita claramente la diferencia entre la inteligencia emocional y argumentos que ponen a la
emoción como gran dominadora de nuestro comportamiento. Estas ideas expandidas por grandes pensadores
como Humberto Maturana (1997), —quien afirma que “el curso que sigue la vida es el de las emociones, no el
de la razón”—, desconocen el poder evolutivo que tenemos sobre nuestro cerebro emocional y la necesidad de
educar para administrar de la mejor manera las emociones; además, argumentos como el del doctor Maturana no
responsabilizan a las personas de su actuar, pues la convierten en entes que son dominados por sus emociones,
y podríamos decir que muchos titulares de prensa lo confirman, pero es el mismo argumento que lo descalifica,
puesto que la carencia de habilidades y educación emocional hacen que nuestro comportamiento se devuelva
unos cuantos miles de años en la evolución de la persona humana y seamos en ocasiones trogloditas que no
pensamos y simplemente actuamos instintiva e impulsivamente.

Es preciso decir que las emociones de intensidades fuertes e imprevistas ocasionan comportamientos producidos
por la activación de la amígdala, aun sin pasar por un raciocinio elaborado; por ejemplo, si una persona duerme
y explota un globo cerca de él, su reacción será instintiva y podría terminar en el patio de su casa, sin comprender
por qué llegó allí, se preguntará ¿qué paso? Este ejemplo básico deja ver cómo una activación emocional intensa
e imprevista ocasiona una reacción que busca proteger la supervivencia aun sin un filtro racional de la neocorteza,
pero estos casos son esporádicos y no son fundamento para quitarle a la persona humana el poder de la
administración de sus emociones y educarlas.

Cabe recalcar que no hablaremos en este módulo de control emocional, ya que se considera una osadía conceptual
referenciar las emociones como controladas, puesto que control implica dominio de todas las variables, y esto
es casi imposible en lo referente a las emociones; a su vez, hablaremos de la administración, palabra cercana a
las ciencias económicas que nos permite ver las emociones como un recurso que la persona debe aprender a
administrar, puesto que si el recurso no es bien aprovechado tendrá unos resultados nefastos, como en ocasiones
pasa cuando no tenemos habilidades emocionales. Por el contrario, el módulo invita a nutrirnos de herramientas
que favorezcan la mejor administración de este gran recurso humano.

Cuando hablamos de emociones muchos autores precisan en categorizarlas en buenas y malas, por ejemplo, la
alegría es buena, la rabia es mala; estas polarizaciones del pensamiento no son adecuadas ya que olvidan que
las emociones no poseen esa connotación moral, más bien son vistas como adaptativas, es decir, las emociones
favorecen que nuestra especie se adapte a los medios en los cuales vive y asimismo se de la supervivencia. Por
un instante imaginemos un mundo sin miedo, seria caótico, abrazando leones, lanzándonos de abismos entre
otras locuras irracionales. Así, cada emoción cumple una función adaptativa, lo que realmente es bueno o malo
es el resultado de su administración o consecuencia de la vivencia de las emociones; por ejemplo; el proyecto
Goles en paz, que en sus inicios estuvo a cargo del Padre Alirio López, manifestaba que según sus diálogos con las
barras bravas estas tenían expresiones de agresividad en mayor intensidad cuando su equipo ganaba, o sea, que los
embargaba una emoción de alegría, que no era bien administrada y por tanto desencadenaba una acción negativa.

Otro ejemplo más fácil de apropiar, es lo que ocurre en las personas al sentir rabia, algunas son impulsivas, agresivas,
hirientes, irracionales, pero también se encuentran personas que no se comportan de esta manera, a su vez son
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aisladas, silenciosas, rencorosas; esto deja ver dos aspectos, el primero que confirma que las emociones no pueden
ser calificadas como buenas o malas, lo malo o lo bueno esta en sus administraciones y lo siguiente es que las
emociones operan en cada ser humano de manera distinta, ya que depende de su aprendizaje particular, sus
experiencias de vida, sus conocimientos intrapersonales y sus habilidades interpersonales.

Hablar de inteligencia es hablar de la capacidad de la persona para resolver problemas, pero a la vez de crear
problemas; de hecho los animales resuelven problemas pero no son capaces de crearlos a voluntad. Por tal
motivo cuando se habla de inteligencia estamos refiriéndonos a entender, comprender, pensar, asimilar,
elaborar, utilizar, entre otros verbos; por tanto este módulo invita a poner en práctica estas acciones desde el
enmarcamiento de las emociones.

A través de la historia han sido muchos los pensadores que se han dado a la tarea de conceptualizar frente a la
inteligencia, para no extendernos, me detendré en Howard Gardner y su postulado de inteligencias múltiples
que plantea que cada persona, como lo estudiamos en el módulo anterior, es única y por tanto su inteligencia
también. Esto revolucionó el pensamiento ya que estamos sumergidos en sistemas educativos que pretenden
encasillar a todas las personas en un mismo rótulo de pensamiento, Gardner propuso una mirada compleja, diná-
mica y desafiante para nuestros contextos; las ocho inteligencias que propone son: lingüística —verbal, lógico—,
matemática, espacial, musical, corporal kinestésica, intrapersonal, interpersonal y naturalista. Dentro de estas
me detendré en dos que son pertinentes para nuestro análisis y entendimiento de la inteligencia emocional; la
inteligencia intra e interpersonal que el mismo Gardner (2005) define así: “La inteligencia interpersonal es la
capacidad de comprender a los demás: que los motiva, como operan, como trabajar cooperativamente con ellos.
Inteligencia intrapersonal es una capacidad correlativa, vuelta hacia el interior” (p. 18).

Salovey, P. & Mayer, J.D. (1989, pp. 185–211) incluye en las inteligencias personales de Gardner —es decir, en la
inteligencia intra e inter personal—, su definición básica de inteligencia emocional, ampliando estas capacidades
a cinco esferas principales:

1. Conocer las propias emociones: Que podríamos resumir como la conciencia de uno mismo, el reconocer
una emoción mientras ocurre, esta es la clave de la inteligencia emocional ya que si puedes expresar con
palabras lo que sientes, lo haces tuyo; el problema radica en que nuestras carencias educativas y vivenciales
frente a las emociones no son favorables para expresar y reconocer lo que sucede en nuestros cuerpo y en
nuestra mente cuando sentimos la emoción y por ende somos susceptibles de ser dominados por estos
impulsos y comportarnos según dicte nuestra amígdala (cerebro emocional). Para nuestro trabajo lo llamaremos
Autoconocimiento Emocional.

2. Manejar las emociones: Conciencia de uno mismo, capacidad de serenarse, identificación psicofisiológica
de la emoción y entendimiento de cómo funciona nuestro cerebro y cómo este conocimiento favorece el
manejo de la emoción.

3. La propia motivación: Ordenar las emociones al servicio de un objetivo es esencial para prestar atención,
para la automotivación y el dominio y para la creatividad. Estos dos apartados (2 y 3) se refieren específicamente a
lo que para este módulo formativo denominaremos Administración Emocional, es decir, cómo potencializamos
eso que sentimos y generamos ganancias de este recurso humano adaptativo para ser felices con nosotros
y con otros.

4. Reconocer emociones en los demás: La Empatía, este concepto será cuestionado y elevado a una
categoría más activa ya que el costo emocional de no tener buen oído emocional radica sustancialmente en
las relaciones sociales que tenemos. Este apartado ahondará en esta gran habilidad emocional que posee
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un poder efectivo sobre las relaciones interpersonales, porque si lo reflexionamos las tres primeras esferas
son un trabajo personal e individual y la cuarta y quinta esfera planteada por Salovey, P. & Mayer, J.D son una
mirada hacia el otro. procesos metabólicos de la ingesta de alimento.

5. Manejar las relaciones: Manejar las emociones de los demás para favorecer ciertos espacios es una
herramienta crucial de aquellos que llamamos estrellas sociales. Esta última esfera planteada por los padres
de la inteligencia emocional no tendrá una espacio significativo en este módulo ya que es el resultado de la
práctica de las anteriores cuatro esferas.

Después de haber realizado un enmarcamiento general a la inteligencia emocional es preciso decir que al hablar
de emociones son muchos los autores que presentan una gran variedad de análisis, para no caer en malos entendidos
conceptuales presentaremos seis emociones básicas trabajadas por Paul Ekman en su libro Cómo detectar
mentiras (2005); en este documento Ekman propone seis emociones básicas primarias que son: felicidad, ira y
tristeza (las más evidentes en el rostro) y sorpresa, asco y miedo (las menos evidentes); todas las demás emociones
se consideran combinaciones de estas seis.

stevanovicigor/iStock/thinkstock

Para finalizar este apartado general quiero traer una imagen que presenta Goleman (2001), en donde muestra la
figura del “hombre de lata del Mago de oz” que buscaba un corazón para sentir, pero poseía muchas habilidades
cognitivas lo que plantea una realidad de la humanidad actual por buscar lo esencial que es invisible a los ojos.
Esperamos que las ideas aquí expuestas en este módulo formativo ayuden a que seamos más humanos y menos
máquinas, y reconozcamos que el camino del sentido de vida y existencia requiere un paso de avanzada en la
inteligencia emocional.

2.1. Individualidad
Dentro del marco del sentido de vida y existencia, que aborda al ser humano en su unicidad y complejidad, uno
de los aspectos más relevantes en las relaciones intra e interpersonales es el emocional, sin duda un factor que
influencia las prácticas relacionales. ¿Cuántas veces somos presa fácil del cerebro instintivo?, inconscientes de
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la causa que nos lleva a actuar, a veces de forma impulsiva sin medir las consecuencias. En la vida cotidiana de
una universidad es normal ver las emociones deambular por todos los escenarios, desde el baño, el aula, hasta la
rectoría, en muchas ocasiones las emociones se convierten en detonantes de conflictos, en otras oportunidades
son las más placenteras experiencias de cuidado; pero sin duda se nota una falta de ejercicio emocional que
nos permita el mejoramiento de nuestras relaciones, de esta manera contribuir a la institucionalidad para que
sea consciente de este factor y sepa maniobrar de la mejor manera el poder de las emociones y así contribuir al
cuidado de las mismas.

En cualquier modelo de inteligencia emocional se propone como primer paso el autoconocimiento emocional,
es paso fundamental a la hora de hablar de la importancia de las emociones en las relaciones intra e interpersonales;
este momento formativo es un pretexto para comenzar el camino hacia la concienciación de las emociones en la
vida cotidiana, así, se proyectan ejercicios que favorezcan la reflexión cognitiva, psicofisiológica y motora de las
emociones en la particularidad de cada individuo.

Goleman (2001) dice:

Los psicólogos utilizan el término metacognición, un término bastante denso, para referirse a una conciencia del
proceso de pensamiento, y metahumor para referirse a la conciencia de las propias emociones. Yo prefiero la expresión
conciencia de uno mismo (self–awareness), en el sentido de una atención progresiva a los propios estados internos. En
esta conciencia autorreflexiva la mente observa e investiga la experiencia misma, incluida las emociones. (pp. 67-68)

Las herramientas para la vida, que a continuación se expondrán, pretenden comenzar un camino hacia la
ejercitación de la inteligencia emocional como elemento de cuidado para la relaciones consigo mismo y con
el otro, teniendo como primer punto de partida nuestras emociones, desde la concienciación, pasando por la
historia personal de cada participante; desde las particularidades, comprendiendo las características individuales
como las experiencias sociales, los aprendizajes significativos y los imaginarios sociales. Es este un paso de trabajo
intrapersonal de las emociones que será piso y fundamento del resto de pasos hacia la inteligencia emocional.
Hacernos consientes del poder que tienen las emociones, como base de toda acción es uno de los propósitos
de este contenido.

La frase de Sócrates “Conócete a ti mismo” confirma la piedra angular de la inteligencia emocional, la conciencia
de las propias emociones en el momento que se experimentan, por ejemplo: la agitación en la respiración, la
sudoración en las manos, los movimientos involuntarios en el cuerpo, entre otras manifestaciones nos dicen que
las emociones están comenzando a operar y se hace necesario un momento de dominio racional de las mismas
antes que su intensidad domine la racionalidad y por ende opere sin control y por lo regular destruya lo que esté
a su paso con palabras o actos que no son neo corticales sino límbicos.

El siguiente apartado de Goleman (2001) describe esos primeros actos de la voluntad consiente de las emociones
que permiten los pasos fundamentales para la administración emocional:

Este autoconocimiento emocional parecería exigir una neocorteza activa, sobre todo en las zonas del lenguaje,
adaptada para identificar y nombrar las emociones que surgen. Se trata, en todo caso, de una forma neutra que
conserva la autorreflexión incluso en medio de emociones turbulentas. Es la diferencia que existe, por ejemplo,
entre sentir una rabia con respecto a alguien y elaborar el pensamiento autorreflexivo ‘Esto que siento es rabia’,
incluso mientras uno está furioso. En términos de la mecánica nerviosa de la conciencia, este sutil cambio de la
actividad mental supuestamente señala que los circuitos neo corticales están controlando activamente la emoción,
un primer paso para alcanzar cierto control. ( p. 68)
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La conciencia de uno mismo o el autoconocimiento emocional puede ser una atención a estados más internos
que no provoque reacción ni juicio; los pensamientos típicos que indican una conciencia emocional de uno
mismo son, entre otros: “no debería sentirme así”, “estoy pensando cosas buenas para alegrarme” y, en el caso
de un autoconocimiento emocional más restringido, el fugaz pensamiento “no pienses en eso”, en respuesta a
algo muy perturbador.

Aunque existe una distinción lógica entre ser consciente de las emociones y actuar para cambiarlos, reconocer
un humor desagradable es sentir el deseo de superarlo. Este reconocimiento, sin embargo, se distingue de los
esfuerzos que hacemos para no actuar movidos por un impulso emocional. Cuando decimos “¡basta!” a un niño
cuya rabia lo ha llevado a golpear a un compañero, seguramente interrumpimos los golpes, pero la rabia sigue
encendida. Los pensamientos del niño aún están fijos en el disparador de la ira —“¡Pero él me quitó mi juguete!”—,
y la ira continúa viva. La conciencia de uno mismo posee un efecto más poderoso sobre los sentimientos intensos
y de aversión: la comprensión de que “esto que siento es rabia” ofrece un mayor grado de libertad; no solo la
posibilidad de actuar sobre ellos, sino la posibilidad añadida de tratar de librarse de ellos.

Este Autoconocimiento Emocional es la escucha activa de cada persona a sus diferentes dimensiones que
conviven en unicidad (bio–psico–espiritual); es así como el conocernos nos lleva a identificar cambios sutiles en
nuestro cuerpo (bio), además de ser sensibles a cambios afectivos y por qué no, a autorreflexiones como “si sigo
así de enojado, arruinare esta amistad”, aspecto que nos pondría en la dimensión trascendente; por tanto este
autoconocimiento es una invitación auto hermenéutica, es decir, una auto interpretación, ya que cada persona
tiene una manera diferente de manifestar sus reacciones emocionales.

2.2. Administración Emocional


Es de aclarar que nos alejamos de la palabra control, ya que esta traduce poder o dominio absoluto de una situación,
y por tanto se aleja de la realidad neurológica y cotidiana de la emoción, se propone entonces la palabra
administración como metáfora, ya que la emoción es un recurso del ser humano y es cuestión de cada individuo
su gerencia; este apartado formativo pretende entonces hablar de las estrategias de manejo que favorezcan las
relaciones de cuidado emocional. Es un paso seguido al autoconocimiento emocional; de hecho no se puede
administrar sin el autoconocimiento.

En este módulo toma fuerza la necesidad de generar desarrollos conceptuales más profundos sobre las emociones
que potencian la administración emocional, pues la teoría del aprendizaje neuropsicológico demuestra (Le Doux,
1996) que en la medida en que la neocorteza posea múltiples interconexiones neuronales, que se dan gracias al
desarrollo conceptual y narrativo, tendrá más posibilidades de construir respuestas y significados. Este aspecto valora
la experiencia particular (vista en el contenido de autoconocimiento emocional), pero reconoce su limitación a la hora
de responder a nuevas situaciones problemáticas; un ejemplo de esta implicación, a manera de demostración casuística,
es el padre que aprendió a resolver sus conflictos por tradición familiar por medio del ejercicio de la autoridad y la
fuerza y le funciona con su familia, en su trabajo y otros espacios, pero, sus interconexiones cerebrales son limitadas;
en el momento que este padre, lee, escucha o conversa sobre múltiples formas de administrar las emociones, sus
narrativas crecerán y las interconexiones cerebrales generarán un abanico de posibilidades que permite que se amplíe
su repertorio de respuestas y así su mundo narrativo tendrá una nueva dimensión. Este es el factor que deseamos
potenciar con diversas herramientas para la administración emocional de la comunidad universitaria.

Nos unimos entonces al desafío que plantea Goleman 2001: “el nuevo paradigma nos obliga a armonizar cabeza
y corazón” (p. 49). Para hacerlo positivamente en nuestra vida, primero debemos comprender con más precisión
qué significa utilizar la emoción de manera inteligente. Por tanto la finalidad de este módulo será brindar
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herramientas para la administración emocional que, entre otros aspectos, presente las emociones de una manera
más conceptual a fin de ampliar ese abanico de opciones a la hora de hablar de emociones y romper imaginarios que
obstaculizan nuestras relaciones sociales y así tener ejercicios prácticos para vivir y ejercitar la inteligencia emocional.

Un ejercicio experiencial que favorece la reflexión en torno a la administración emocional es el carro de las
emociones, el sentido de este ejercicio es permitir que los participantes reconozcan los efectos causados por el
hecho de dejarse conducir por las emociones y no tener un dominio o administración sobre ellas. El juego dispone
al grupo en un espacio cómodo y amplio que facilite el movimiento de todos los participantes. Posteriormente
se les pide reconocer su respiración, su estado de ánimo. Luego se les invitará a moverse por el salón y a abrir
sus brazos, haciendo referencia a que el espacio hasta donde lleguen las manos es considerado el espacio vital
de las personas. El movimiento se va controlando con la siguiente instrucción: van a moverse en velocidades,
donde uno es la velocidad más lenta, tres es la velocidad en la que se mueven durante un día normal y cinco es
la velocidad máxima que puede alcanzar, cuidando su espacio vital y el de los otros.

En una segunda parte del ejercicio se pide a los participantes ubicarse por parejas, a uno de los dos integrantes
de la pareja le serán vendados sus ojos y el otro se ubicará a su espalda. En este ejercicio quien se encuentra
vendado será un carro y quien está a su espalda será el conductor o conductora. Antes de iniciar el movimiento
de los carros se le solicita al conductor o conductora que cuide su carro, con masajes y caricias, además que cuando
inicie el movimiento evite ser chocado. La idea es hacer recorridos en diferentes velocidades y movidos por
diferentes emociones, evitando irrumpir en el espacio vital del otro causando daño. Posteriormente comenzará
a introducir órdenes como: “ahora conduzcan con rabia” (sin perder de vista el cuidado a no chocar su carro),
“conduzca con tristeza”, “alegría” y así pasar por algunas emociones básicas con diferentes intensidades. Por
último se les solicita estacionar su carro en un sector seleccionado; finalmente se intercambian los roles y se
realiza todo el ejercicio nuevamente.

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Al terminar se recoge el grupo y se orienta el ejercicio de plenaria con ciertas preguntas que ayuden a recoger
las sensaciones y los aprendizajes de la dinámica. Algunas alternativas de preguntas estratégicas son: ¿cuál fue
el momento más cómodo y por qué?, ¿cuál el momento más tenso y por qué?, ¿qué sería necesario para ser
conductores de sus emociones?, entre otras.
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Este ejercicio experiencial favorece el análisis de la administración emocional ya que identifica claramente que la
intensidad de la emoción se evidencia en ocasiones en daños al otro, puesto que no es fácil administrar lo intenso,
por ende se debe realizar un trabajo riguroso en las tres C, que son: control, comprensión y comunicación; a
continuación se explicarán de manera sucinta estos tips de la administración emocional.

Las tres C son tres momentos que se deben vivir en su respectivo orden. Cuando se tiene una emoción intensa lo
primero es ser conscientes y así poder controlar. ¿Cómo? como mejor funcione para cada persona, por ejemplo,
respirar, salir a caminar, leer, jugar, tomar agua y ¿esto por qué es necesario? Porque nuestro cerebro funciona
con un combustible muy particular llamado oxígeno, cuando tenemos una emoción intensa la respiración cambia
automáticamente, por lo regular se acelera, es así como al cerebro no llega la cantidad de oxígeno necesario
para trabajar óptimamente; la parte frontal del cerebro se encarga entre otras cosas de la toma de decisiones y
es una de las operaciones que más consume oxígeno, por tanto cuando se tiene aceleración respiratoria no se
lleva a cabo de la mejor manera.

Esto aclara por qué no se deben tomar decisiones en momentos de intensidad emocional; ya que estas no serán
bien procesadas por nuestro cerebro, es necesario poseer un control específicamente en la respiración y el apacigua-
miento físico psíquico. Razón tienen los marineros de alta mar, quienes manifiestan que cuando el barco está
en medio del mar y hay tormenta fuerte, lo que hacen todos los tripulantes es refugiarse y esperar que pase
la tormenta, cuando la mar vuelve a estar en calma, el capitán sale, ubica su brújula y mueve el timón para re
direccionar el barco. La metáfora es pertinente para la vida cotidiana, porque nunca se debe tomar decisiones
cuando la mar emocional se encuentre alterada.

Posteriormente aparece la segunda C, comprender los sucesos, ya que tu cerebro está más oxigenado es
necesario recrear lo sucedido y practicar la hermenéutica de las situaciones para analizar e interpretar todas las
aristas del evento y cuando hallas visto varias opciones de lo sucedido se puede realizar una autorreflexión más
sensata y objetiva, favoreciendo el cuidado de todas las partes; en definitiva no se puede comprender si no se
está controlado, porque la racionalización requiere oxígeno.

Por último viene la que es sin duda alguna es la C más complicada y que exige una madurez y exaltación al carácter;
puesto que si ya estás controlado y comprendes qué ocurrió puedes pasar a comunicar tu sentir emocional de la
situación a la persona relacionada con el suceso. Por lo regular vemos en nuestros contextos que si dos personas
han tenido un altercado emocional, a las cuales para el ejemplo llamaremos uno y dos, estas suelen comunicar
lo ocurrido a otras, tres, cuatro, cinco y seis; pero difícilmente encontramos que se le comunique a la per-
sona implicada lo que sentimos. Por ejemplo, Pedro y Juan han discutido, al salir del lugar los dos están muy
ofendidos, Pedro se dirige donde sus amigos y les comparte lo acontecido; este actuar es muy frecuente, aunque
pareciera inofensivo es muy dañino emocionalmente puesto que afecta a otros de situaciones de las cuales no
son directamente participantes. Si Pedro practica las tres C, y ya hubiese pasado por las dos primeras, es decir,
ya controló y comprendió que lo que le ofendió fue el tono de voz con el que le habló Juan; debería practicar su
tercera C, se dirige a Juan y de manera calmada, controlada le manifiesta su percepción de la situación. Cuando
se realizan estos ejercicios de carácter no se espera que la otra parte comprenda, lo que se hace es por el bienestar
afectivo de la persona que lo realiza y así crecer en carácter y madurez emocional.

Generalmente si practicamos las tres C, pero en orden diferente, se ocasionan muchos conflictos, ya que lo
primero que hacemos es comunicar, por lo regular muy alterados, con insultos y manoteos que no tienen
procesamiento neo cortical, sin comprender y mucho menos sin controlar; acto seguido nos controlamos y por
último comprendemos que hemos hecho un daño al comunicarnos de la manera menos adecuada. La invitación
es a practicar para dominar esta habilidad que traerá grandes beneficios a la salud emocional y física propia y de
los otros que conviven contigo.
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2.3. Empatía
La empatía se convierte en una herramienta útil contra la violencia cotidiana. En la medida en que nuestros
estudiantes tengan la habilidad para ponerse en los zapatos de los otros y reconocer su punto de vista, va a ser
posible que se derriben posiciones radicales y se coloquen sus oídos y corazón al reconocimiento del otro para
que juntos concreten caminos óptimos de convivencia. La empatía no es más que el resultado de un autoconocimiento
y una administración emocional bien regulada, es poner los anteriores dos pasos en función total del otro.

La empatía es la cuarta esfera que se plantea como capacidad de la inteligencia emocional según Salovey y es
una habilidad fundamental en la regulación de conflictos, administración de las relaciones interpersonales y es
por tanto una herramienta importante para generar ambientes fraternos dentro y fuera de la institución universitaria.
Las personas que tienen empatía están mucho más adaptadas a las sutiles señales sociales que indican lo que
otros necesitan o quieren.

Este contenido pretende brindar las nociones básicas de la empatía desde una mirada reflexiva y crítica, que va
más allá de ponerse en los zapatos del otro; en este espacio se pretende analizar la acción como parte fundamental
de la empatía y además la construcción sobre lo que se lee emocionalmente en el otro, con el propósito de no
cometer errores que conlleven a comportamientos conflictivos. Por otro lado pretendemos mirar la empatía
desde la óptica de la ética del cuidado, que nos plantea un punto interesante de análisis al considerar que no
existe diferencia entre el cuidado propio y el cuidado al otro, ya que solo existo por el otro y en el otro, entonces
cuando me cuido, cuido al otro, y cuando cuido al otro me estoy cuidando; esto quiere decir que la empatía es
un ejercicio de cuidado (Comins 2009, p. 51).

La empatía vivida en la universidad permitirá a la comunidad educativa la reflexión constante del otro, en sus
emociones, pensares, expectativas y capacidades; dicha herramienta nos permite leer las situaciones desde
diferentes ópticas, por tanto este contenido pretende desarrollar la capacidad de la hermenéutica de las emociones,
una habilidad para interpretar los contextos y así poder analizarlos desde la particularidad de las situaciones.

Existe un ejercicio vivencial denominado los zapatos, los participantes se ubican en un círculo y todos deben estar
de pie se pide quitarse los zapatos y colocarlos en el centro del círculo, el animador debe iniciar para motivar al
resto del grupo, además se hace necesario dar la confianza necesaria para que no se intimiden; posteriormente
se les pide que cada uno tome en orden un par de zapatos de diferente estilo, es decir uno derecho de un tipo
y otro izquierdo diferente al que tome y al propio, se los ponen, cuando todos tengan puestos los zapatos se
empieza un pequeño recorrido por el salón invitando a sentir sus pies y tratando de acomodarse a los zapatos
de sus compañeros. Después se reúnen en círculo nuevamente para buscar el par correspondiente a sus zapatos,
de esta manera tendrá a alguien a su derecha y a su izquierda con los cuales formar los respectivos pares y se
unen cruzando los pies con los compañeros, así, todos deben terminar en un nuevo círculo con los pies cruzados
formando los pares de zapatos. Al terminar se propone observar el nuevo círculo formado.

Es importante que la reflexión apunte a la necesidad de reconocer en los otros sus emociones, sentires,
pasiones y actitudes diferentes, merecedores de respeto y cuidado; aquí es relevante hacer un énfasis en la
empatía de géneros. Tener la posibilidad de ponernos en los zapatos del otro en algunas ocasiones no es
fácil, genera incomodidad, como los zapatos ajenos de diferente género, sin embargo nos ayuda a comprender
sus necesidades, motivaciones, tristezas y alegrías; en esa medida es posible construir relaciones de afecto y
cuidado con los demás.

A continuación se presenta un cuadro básico sobre algunas ideas fuerza que se deben tener en cuenta a la
hora de reflexionar sobre la empatía.
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Figura 1. Ideas fuerza para reflexionar sobre la empatía
Fuente: Elaboración propia

Para concluir, la empatía no es sentir es actuar, por tanto es una invitación a reconocer en el otro ese yo que
necesita ser cuidado y así construir el sentido de vida y existencia desde una mirada orgánica y no segmentada.

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Resumen

Para comenzar este módulo formativo es necesario aclarar que va en conexión con la anterior asignatura de la
persona, es decir, que los insumos conceptuales recibidos son prioritarios para adentrarnos en el mundo de la
inteligencia emocional.

Esta asignatura comienza con un desafío planteado por Aristóteles que resume la finalidad de todo el módulo
formativo, dando paso a unos apartados que muestran la importancia de las emociones en el día a día;
seguidamente se enfatiza en la etimología de la palabra emoción y así comprender su influencia en la vida de las
personas y dejarnos preguntas existenciales como ¿somos conscientes de nuestras emociones en cada acción
realizada? Posteriormente se explica la relación que tiene la inteligencia emocional con las decisiones racionales
y las capacidades intelectuales.

Así llegamos a la definición de la inteligencia emocional referenciando autores que nos brindas conceptos e
ideas claves para comprender su lógica en el mundo universitario; llegando a debatir algunos argumentos de
manera crítica reflexiva que muestran un desconocimiento a la evolución e invitan a un retroceso prehistórico en
el mundo emocional negando los desarrollos evolutivos de la neo corticalidad y dejando al hombre a disposición
de su amigadla cerebral.

Se plantean algunas diferencias entre el control y la administración emocional para tener claridad de nuestra
posición epistemológica de las emociones; después se adentra al enmarcamiento de las emociones como
recursos adaptativos del hombre, la connotación moral de las emociones y la particularización psicofisiológica de
respuesta que tienen en cada persona.

Pasamos a los apartados que se adentran en el tema de la inteligencia y profundizan las inteligencias múltiples, de
estas se hace una pequeña inmersión a las inteligencias intra e inter personales que nos brindarán el paso fundamental
de Salovey hacia la inteligencia emocional y sus cinco esferas de vivencia: conocer las propias emociones, manejar
emociones, la propia motivación, reconocer las emociones en los demás y el manejo de las relaciones.

Continuando con la asignatura se llega al momento del autoconocimiento emocional, reconociendo las emociones
como detonantes de conflictos y reflexionando sobre cómo las personas somos presas fáciles del cerebro
emocional, de ahí la importancia de hacer conciencia de la emoción en el momento en que ocurre, por eso este
fragmento de la formación es de escucha activa de sí mismo.

La administración emocional en sus párrafos describe con facilidad la teoría del aprendizaje neuropsicológico,
la armonización del cerebro y el corazón y deja en claro que no puede haber administración emocional sin auto-
conocimiento; después vienen unos ejercicios vivenciales y metáforas que ayudan a apropiar algunos conceptos
de la administración emocional. Para finalizar, se hace una explicación simple de una técnica de administración
emocional llamada para esta formación las tres C, que son en su orden: control, comprensión y comunicación;
dejando un desafío de carácter como apuesta para el mejoramiento de las relaciones interpersonales.

Por último, el apartado de empatía muestra su definición desde planteamientos básicos pasando por desafíos
que ponen a la empatía en calidad de verbo y por tanto demandándole un accionar constante a esta habilidad
emocional. En definitiva es la puesta en escena del autoconocimiento y la administración emocional en función
del otro; igualmente se propone ejercicios vivenciales y al finalizar un cuadro que sintetiza algunas ideas fuerza
importantes de la empatía en nuestra vida universitaria con sentido.

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Glosario

Emoción: La raíz de la palabra emoción es motore, el verbo latino “mover”, además del prefijo e, que implica
alejarse; lo que sugiere que en toda emoción hay implícita una tendencia a actuar (Goleman, 2001, p. 24).

Emociones básicas: Emociones básicas por Paul Ekman, en su desarrollo del libro Cómo detectar mentiras
(2005); en este documento Ekman propone seis emociones básicas primarias: felicidad, ira y tristeza (las más
evidentes en el rostro) y sorpresa, asco y miedo (las menos evidentes); todas las demás emociones se consideran
combinaciones de estas seis.

Empatía: Es la habilidad de ponerse en los zapatos de los otros y reconocer su punto de vista, esta capacidad
hermenéutica y construccionista de entender el sentir del otro y actuar en pro de ese sentir por el cuidado.

Inteligencia: Es hablar de la capacidad de la persona de resolver problemas, pero a la vez de crear problemas.
Inteligencia emocional: La inteligencia emocional se podría definir como las habilidades de auto-
conocimiento emocional, administración emocional (motivarse y persistir frente a las decepciones, controlar el
impulso, regular el humor y evitar que las alteraciones emocionales disminuyan la capacidad de pensar); mostrar
y actuar con empatía y abrigar esperanzas.

Inteligencia interpersonal: Gardner (2005) define: “la inteligencia interpersonal es la capacidad de


comprender a los demás: qué los motiva, cómo operan, cómo trabajar cooperativamente con ellos. Inteligencia
intrapersonal es una capacidad correlativa, vuelta hacia el interior” (p. 18).

Metacognición: Goleman (2001) dice: “los psicólogos utilizan el término metacognición, un término bastante
denso, para referirse a una conciencia del proceso de pensamiento, y metahumor para referirse a la conciencia de
las propias emociones. Yo prefiero la expresión conciencia de uno mismo (self–awareness)” (pp. 67–68).

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Bibliografía

Comins, M. (2009). Filosofía del cuidar. Una propuesta coeducativa para la Paz. Barcelona: Icaria editorial.

Ekman, P. (2005). Cómo detectar mentiras. Barcelona: Paidós.

Gardner, H. (2005). Inteligencias múltiples. La teoría en la práctica. España: Paidós – Ibérica.

Goleman, D. (2001). La inteligencia emocional. Barcelona: Kairos.

LeDoux J. (1996). El cerebro emocional. Editorial Planeta.

Maturana, H. (1997). Emociones y lenguaje en educación y política. Novena edición. Santiago de Chile: Dolmen Ediciones.

Salovey, P. & Mayer, J.D. (1989). Emotional Intelligence. Imagination, Cognition, and personality. Vol. 9. Nº 3. Elsevier.

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