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4. ¿Cómo se manifiesta el trastorno antisocial en las escuelas?

Existe una múltiple variedad de términos para referirse a las conductas antisociales,
por ejemplo, comportamientos agresivos e impulsivos, así como los trastornos o
problemas de la conducta, entre otros. De acuerdo con Garaigordobil (2005) la
conducta antisocial se define como cualquier conducta que refleje infringir reglas
sociales y/o sea una acción contra los demás; entre algunas conductas están
romper objetos de otras personas o romper objetos de lugares públicos en la calle,
el cine, autobuses, golpear, pelearse o agredir a personas, fumar, beber, falsificar
notas, no asistir a la escuela o llegar tarde intencionalmente, copiar en un examen,
robar, ensuciar las calles y tirar basura.

Aunque estas conductas antisociales son diferentes, suelen estar asociadas, pudiendo
darse, de forma conjunta; todas se encaminan a infringir reglas y expectativas
sociales y son conductas contra el entorno, incluyendo propiedades y personas

Además, esos actos contra los demás constituyen con frecuencia problemas de
referencia para el tratamiento psicológico, jurídico y psiquiátrico; además de las
serias consecuencias inmediatas de las conductas antisociales, tanto para los
propios agresores como para las otras personas con quienes interactúan, los
resultados a largo plazo, a menudo, también son desoladores. Cuando los niños se
convierten en adolescentes y adultos, sus problemas suelen continuar en forma de
conducta criminal, alcoholismo, afectación psiquiátrica grave, dificultades de
adaptación manifiestas en el trabajo y la familia y problemas interpersonales

Por su parte Andújar (2011) menciona que los tipos de comportamientos antisociales
pueden organizarse en cuatro grandes categorías: agresivos (inicio de peleas,
amenazas, actos crueles, homicidio), daño a la propiedad privada (ocasionar
incendios, romper vidrios, dañar coches, vandalismo), fraudes y robos (mentiras,
timos, falsificaciones, hurto) y violaciones de las normas (normas escolares, huidas
de clase, fugas, ingesta de alcohol y drogas).

el que una conducta se catalogue como antisocial, puede depender de juicios acerca
de la severidad de los actos y de su alejamiento de las pautas normativas, en
función de la edad, el sexo, la clase social y otras consideraciones. De esta forma el
punto de referencia para la conducta antisocial siempre es el contexto
sociocultural en que surge tal conducta. Las conductas antisociales básicamente se
refieren a una diversidad de actos que violan las normas sociales y los derechos de
los demás; las cuales si continúan presentándose pueden ir en incremento y ser
cada vez mayores.

Por tanto, la conducta antisocial es un problema que presenta serias consecuencias


entre los niños y adolescentes. Los menores que manifiestan conductas
antisociales, como ya se había mencionado se caracterizan por presentar
conductas agresivas repetitivas, robos, provocación de incendios, vandalismo,
peleas, prepotencia, en general, un quebrantamiento serio de las normas en el
hogar y la escuela

son varios los factores que pueden influir en la manifestación de conductas


antisociales en los adolescentes, primeramente, se encuentra la familia, ya que
todo lo que ocurre en el ámbito familiar constituye un dispositivo esencial para
explicar las diferencias de socialización entre individuos. El modo en que los padres
interactúan con sus hijos contribuye a este tipo de comportamientos, el cual no es
debido solo a un castigo más duro o una disciplina más rígida, sino que este
aspecto aumenta cuando se pone en práctica una disciplina más laxa y relajada,
caprichosa e inconsciente por parte de los padres, tanto por un miembro como
por los dos; al existir una buena relación entre ambos ayuda a un proceso
adecuado de socialización y evita que el hijo se involucre en actividades delictivas.

Además, el ambiente escolar contribuye como factor de riesgo, las escuelas se pueden
caracterizar por muchos modos, según la proporción que haya de maestros-
alumnos, localización, criterios de selección de estudiantes, entre otras
características. Asimismo, la influencia de los iguales es una variable significativa,
los jóvenes antisociales tienen pocos amigos y los que poseen son también jóvenes
delincuentes.

los fenómenos de comportamiento antisocial en las escuelas tienen raíces muy


profundas en la comunidad social a la que los centros educativos pertenecen; así
mismo, está claro que los episodios de violencia no deben considerarse
simplemente como eventos aislados que ocurren espontánea y arbitrariamente,
como si fueran meros «accidentes»; y también, que las distintas manifestaciones
de comportamiento antisocial en las escuelas ocurren con más frecuencia de lo
que usualmente se piensa y que, puesto que la relación entre los agresores y las
víctimas es necesariamente muy extensa en el tiempo y muy estrecha en el
espacio (conviven en el centro durante años y muchas horas al día), las
consecuencias personales, institucionales y sociales de dicha violencia son
incalculables.

aunque sabemos que el comportamiento antisocial en los centros puede estar muy
determinado por variables sociales y familiares ajenas a la escuela, también
existen variables internas al propio centro educativo que parecen estar
positivamente relacionadas con la mayor o menor ocurrencia o aparición de
fenómenos de comportamiento antisocial.

tres tipos de variables (o conjuntos de variables) para explicar el comportamiento


antisocial en los centros escolares: variables individuales —relacionadas con la
personalidad, el sexo y las percepciones y expectativas del alumnado—; variables
del centro y del aula —internas a la institución y relacionadas con los fenómenos
violentos más «específicos» de la escuela—; y las variables sociales o ambientales
—que pasan por la influencia de la familia, el grupo de iguales, la comunidad
inmediata, los medios de comunicación y la sociedad en general—. La interacción
entre los tres tipos de variables, esto es, los rasgos de personalidad con ciertas
variables del ambiente social y en un determinado contexto organizativo y
curricular, es la que al final nos permite aproximarnos a una primera explicación
satisfactoria del comportamiento antisocial en las escuelas.
4.1   problemática de los estudiantes / Como los estudiantes con problemas de
trastorno antisocial conviven con los demás estudiantes

Los problemas de convivencia en la escuela son un motivo de preocupación


cada vez mayor. Vivir el día a día con otras personas puede generar
dificultades y a la vez conflictos, creando malestar en las víctimas y en los
que están a su alrededor. Actualmente, es mas frecuente encontrarnos en
las escuelas con adolescentes que presentan problemas de convivencia y
trastornos de conductas en las aulas, por lo que esto provoca cada vez
mayor inquietud tanto para el profesoradorado como para las familias, ya
que muestran un grupo complicado de problemas emocionales y de
comportamiento.

Hoy en día, muchos de los adolescentes manifiestan grandes problemas de


convivencia así como también de conductas, los cuáles son muy difíciles de
erradicar debido a diversos factores donde prevalece el maltrato y la violencia. Por
lo que esto supone un alto nivel de preocupación en la comunidad educativa

Los adolescentes con trastornos de conductas tienden a tener grandes dificultades


para aceptar las normas que se le imponen en el hogar y en las escuelas, lo que
conlleva a la falta de colaboración en las tareas domésticas y fracaso

los problemas de convivencia y de conductas en los adolescentes, se entienden como


un conjunto de comportamientos que obstaculizan el desarrollo correcto de la
convivencia en la escuela. Con respecto a los comportamientos que muestran
estos/as adolescentes, estos/as niños/as les cuesta relacionarse correctamente
con el resto de las personas, lo que podríamos decir que tienen falta de
habilidades sociales.

Los problemas de comportamientos generan dificultades en el entorno donde


interactúan jóvenes, niños y niñas, pues tiene impacto en la calidad de vida y
bienestar físico y emocional de quienes están implicados en estas conductas

Entre los comportamientos antisociales destacan: la irresponsabilidad, el


comportamiento trasgresor (como las ausencias escolares o el escaparse), la
violación de los derechos ajenos (robo) y, o la agresión física hacia otros (asalto o
violación)

la mayor parte de los fenómenos que tienen lugar entre alumnos, como el bullying, el
acoso sexual o cierto tipo de agresiones y extorsiones, resultan invisibles para
padres y profesores; por otro lado, la disrupción, las faltas de disciplina y la mayor
parte de las agresiones o el vandalismo,son ciertamente bien visibles, lo que
puede llevar a suponer que éstas ultimas son las manifestaciones más importantes
y urgentes que hay que abordar, olvidando aquellos fenómenos caracterizados por
su invisibilidad. “Estaríamos localizándonos en la punta del iceberg, olvidando
aquello que lo sostiene y esta por debajo de las aguas”
4.2   Programa de ayuda a los estudiantes con trastorno antisocial

Es poco probable que las personas con este trastorno consideren que
necesitan ayuda.

Es posible que las personas con trastorno de la personalidad antisocial no


proporcionen una descripción precisa de sus síntomas. Un factor clave en
el diagnóstico es la forma en que la persona se relaciona con los demás.
Con la autorización adecuada, la familia y los amigos pueden proporcionar
información útil.

El diagnóstico del trastorno de la personalidad antisocial se basa normalmente


en lo siguiente:

*Un examen de salud mental que incluye hablar sobre tus pensamientos,
sentimientos, relaciones, patrones de comportamiento y antecedentes
familiares

*Síntomas

*Antecedentes médicos y personales

Por lo general, el trastorno de la personalidad antisocial no se diagnostica


antes de los 18 años. Sin embargo, puede haber algunos síntomas durante
la infancia o preadolescencia.

La identificación temprana de este trastorno puede ayudar a mejorar los


resultados a largo plazo.

El tratamiento depende de la situación de cada persona, su voluntad para


participar en el tratamiento y la gravedad de los síntomas.

El hostigamiento infantil hacia otros niños, explican desde el sistema pediátrico


de salud estadounidense Nemours, puede dar lugar, si no se detiene en su
momento, a una conducta antisocial más agresiva capaz de llegar a
interferir en la trayectoria académica y en la interacción con los demás.
Pese a que estos comportamientos no tienen por qué responder
inequívocamente a la presencia de la alteración que nos ocupa, si se
suceden continuamente como parte de un patrón de actitudes desafiantes y
agresivas, podemos encontrarnos ante un serio problema. Precisamente
por eso conviene detener dicha deriva lo antes posible, para lo cual resulta
recomendable partir de las siguientes premisas:

1. Ser inflexibles, pero comprensivos

Los niños antisociales necesitan estar sujetos a un sistema de reglas de obligado


cumplimiento, algo que no está reñido con la comprensión de los padres y su
función didáctica. Cuando tengamos que establecer límites, es fundamental
no hacerlo desde una postura puramente punitiva, sino proponiéndoles, al
mismo tiempo, maneras más adecuadas de actuar con los demás.

2. Emplear la comunicación para inculcar valores positivos

Es evidente que portarse mal con los semejantes no está justificado y menos si el
motivo reside en cualquier tipo de discriminación. En tal caso, no debemos
dejar pasar la situación para despertar en nuestros hijos sentimientos de
empatía, ya sea mediante una conversación privada o gracias a la interacción
con otros menores con circunstancias, procedencia o gustos diferentes.

3. Involucrarnos en la vida social de nuestros hijos

Ante las muestras de lo que podría ser una conducta antisocial, resulta
conveniente intentar detectar su origen y posible condicionantes. Para ello
podría ser muy útil conversar con otras personas que compartan el día a día
con los niños, de manera que sea más sencillo detectar cualquier clase de
presión o relación anómala.

4. Alentar y valorar las buenas conductas

Señalar y condenar las acciones negativas es tan necesario como poner el foco
sobre las positivas. De hecho, reconocer y felicitar a nuestros hijos cuando
sepan manejar una situación de forma constructiva puede ser más eficaz
desde el punto de vista pedagógico.

5. Mantener una actitud ejemplar

Dada la influencia que achacan los expertos al entorno en los niños antisociales,
se antoja imprescindible medir nuestro modo de expresarnos y actuar. Si nos
comportamos agresivamente, aun cuando se trate de una reacción poco
habitual, pueden interpretarlo como una actitud válida e imitarla con
posterioridad.
4.3   Importancia de conocer sobre el trastorno antisocial

Por lo mencionado, el trastorno de la personalidad antisocial (TPA) es uno de los


temas que más interés ha suscitado en el campo de la psicología en los
últimos tiempos. Siendo entonces de gran importancia un análisis desde
diferentes perspectivas. Por ello, muchos son los documentos,
investigaciones, estudios y acercamientos que han trabajado el asunto en
institutos, universidades y centros especializados en el tratamiento de la
personalidad del individuo. 

es de gran importancia mencionar que este trastorno se inicia con comportamientos sutiles en
la niñez y se exhiben de modo intenso después de la adolescencia y durante la etapa de adulto
joven. Para luego disminuir cuando se llega a la edad de 40 años

el TPA presenta rasgos de personalidad compartidos o parecidos con otros trastornos de la


personalidad, como:

 Antisocial (solo): presentar historia de trastorno disocial (menor de quince años),


impulsividad, agresividad, comportamiento delictivo y mentiras.

 Narcisista (solo): donde la persona busca despertar admiración y envidia en los demás.

 Antisocial-Narcisista: al igual que el antisocial, presenta historia de trastorno disocial


(menor de quince años), impulsividad, agresividad, comportamiento delictivo,
mentiras, más características como ser explotadores con poca sinceridad y empatía.

 Antisocial-Histriónico: se observan conductas como la impulsividad, la superficialidad,


imprudencia, manipulación y búsqueda de sensaciones.

También pueden presentarse de forma asociada trastornos de ansiedad, trastornos


depresivos, trastornos relacionados con sustancias, trastornos de somatización, juego
patológico y otros trastornos del control de los impulsos

Es importante tener en cuenta que la persona con trastorno antisocial de la personalidad


nunca se arrepiente de sus actos, los justifica a partir de la culpa hacia el otro (por
ejemplo, diciendo que lo merecía, que lo había buscado…) o justificándose por otro
medio, como que es una forma de hacer justicia, era algo que no se podía permitir…

Son personas que se sienten superiores a los demás, se adulan a sí mismos, prepotentes,
arrogantes y sin empatía, aunque pueden utilizar la amabilidad y encanto para conseguir
sus objetivos.

Es de suma importancia aclarar que siempre que se identifican elementos genéticos


asociados a alguna alteración orgánica o mental, debe tenerse en cuenta que estos por sí solos
no generan la aparición. Se hace necesaria la interacción de factores medioambientales que
aumenten la probabilidad de ocurrencia.

Ahora bien, el trastorno de personalidad antisocial no se exenta de esta regla donde la


comorbilidad con ciertas condiciones de vida, generan la diferencia para que un individuo
padezca el trastorno.
https://psiquiatria.com/trabajos/10CONF4CVP2016.pdf
https://rieoei.org/historico/oeivirt/rie18a09.htm
https://saposyprincesas.elmundo.es/actividades-ninos/valencia/aire-libre/rutas-
y-excursiones/floracion-de-la-lavanda-en-valencia/

https://www.psicologiacapia.com/trastorno-personalidad-antisocial-barcelona/

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