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Unidad 4: La Posmodernidad
Pardo y Díaz hacen referencia a las discusiones existentes sobre la posmodernidad y su relación con la
modernidad. Tanto Díaz como Pardo refieren a este debate “modernidad-posmodernidad” y ambos autores
coinciden en concebir la posmodernidad como la “apertura de un tiempo nuevo y distinto”, que con la
modernidad mantiene una estrecha relación, estando o no en ella.
Díaz afirma que la posmodernidad no solo pretende novedades, sino también rescatar fragmentos del pasado
y ahondar en la crítica a la modernidad. Para la autora, la modernidad se agota a mediados del siglo XX y
acontece un nuevo paradigma.
Pardo señala que la modernidad ha caído en desuso porque se desmoronó la credibilidad y confianza en ella,
pero considera utilizar la expresión “modernidad tardía”, dado que en ella queda explicita la relación de
co-pertenencia entre una y otra y precisa que a partir de mediados del siglo XX comienza a producirse “un
proceso de fragmentación del sentido”, caracterizado por:
● La caída de los ideales de conocimiento
● La crítica y rechazo de los ideales éticos y del progreso social
● El cuestionamiento a la ciencia y al cientificismo
La modernidad y los modos de explicación en Psicología
Díaz dirá que la Moderna es la conciencia que tiene una época de haber superado por rupturas su relación
con el pasado. Va a haber una ruptura dentro de la misma modernidad. En lo que respecta a “ruptura interior,
a partir del dualismo psicofísico de Descartes (Siglo XVII) va a haber una ruptura en la filosofía con respecto al
hombre. Esta tuvo sus efectos en el ámbito de las ciencias que tienen como objeto al hombre, como en la
psicología.
Durante el iluminismo (Siglo XVIII) se van a reforzar las premisas modernas:
● La razón gobierna las acciones humanas
● El progreso como sobrestimación del futuro. La humanidad tiende a la perfección.
● La naturaleza regida por leyes absolutas y transparentes a la ciencia.
● Confluencia de la ciencia, la moralidad y el arte en unidad plena.
● La subjetividad humana va a concentrar su posibilidad máxima accediendo a la universalidad de la
razón: el gran ideal de la humanidad.
¿Qué es lo que sucede con la Psicología?
Desde fines del siglo XIX se suceden la aparición y desarrollo de múltiples sistemas psicológicos, que de
acuerdo a los fundamentos epistemológicos que los sustentan y al contexto socio cultural político y económico
existente, construyen su edificio conceptual respecto al objeto de estudio, método y definición de la psicología
como disciplina científica.
En el abordaje de la res extensa, ahondamos en la psicología experimental y hemos recorrido las tradiciones
mentalista-introspeccionista (psicología fisiológica y estructuralismo) y la reflexológica-mecanicista
(funcionalismo y conductismo), fundadas con base en el positivismo y el evolucionismo. Los sistemas
pertenecientes a estas tradiciones van a concebir a los fenómenos psíquicos como fenómenos naturales y a
priorizar la matematización de los mismos y la búsqueda de leyes universales. Para ello fue esencial el
laboratorio.
Estos sistemas psicológicos hasta mediados del siglo XX fueron tomando distintos caminos, los de la tradición
mentalista-introspeccionista dejan de existir al morir sus fundadores (1920 y 1927). Al igual que el
funcionalismo en 1954. El conductismo va a experimentar renovaciones y va a constituirse como sistema
psicológico hegemónico hasta los años 50.
En el caso de la res cogitans, indagamos fundamentalmente los aportes de Kant, de Brentano, Husserl y el
impacto de la psicología de la Gestalt.
Según Díaz, hay otro quiebre que se produce a partir de 1900: el advenimiento del Psicoanálisis y el
escándalo epistemológico suscitado a partir del descubrimiento de lo inconsciente por Sigmund Freud. En
virtud del recorrido efectuado, a partir de 1940 van a coexistir dos fuerzas hegemonías en el campo de
abordaje de lo psíquico: el Conductismo y el psicoanálisis.
Posmodernidad: Contexto de emergencia
¿Cómo y cuándo comienzan a condicionar los cimientos de la modernidad?
En el ámbito político, económico y sociocultural
Acontecen conflictos bélicos en distintas regiones, como así también hay violencia social que atentan contra el
ideal de progreso y perfección de la humanidad. El contexto político, social y cultural a partir del siglo XX
estuvo marcado por las consecuencias de la Segunda Guerra Mundial, las amenazas atómicas, la guerra fría
y el surgimiento de los movimientos contraculturales de los años sesenta plantearon una crítica radical al
control social, la tecnocracia y la deshumanización.
En lo económico, el éxito del capitalismo trae aparejado el culto de la libertad personal, igualdad de
posibilidades, consumismo, satisfacción inmediata, el confort, veneración por lo efímero.
En el ámbito científico
Desde principios del Siglo XX comienzan a acontecer una serie de descubrimientos que causan avances
vertiginosos en las ciencias, los que comienzan a socavas los cimientos de la “racionalidad plena” en los que
se sostenía la comunidad científica, un ejemplo es la teoría de la relatividad de Einstein.
El hombre tiene la certeza omnipotente de dominar y transformar la naturaleza. La ciencia ha recurrido a la
técnica para el control práctico o manipulación de fenómeno. Así mismo, va a depender de la tecnología que
requiere subvenciones, que afectan los “valores éticos y morales”.
La ciencia a través de sus aplicaciones tecnológicas, produce bienestar, progreso social pero también
destrucción de la humanidad y de la naturaleza.
En el ámbito filosófico
En este ámbito vamos a señalar dos cuestiones fundamentales:
El viraje que se produce en el instrumento de conocimiento humano: de la razón al lenguaje
A principios del siglo XX, la razón instrumental como articuladora de la apropiación del mundo natural entra en
crisis. Se comienza a concebir al lenguaje con una entidad propia y determina en cierta manera al
pensamiento y a la realidad, ya que constituye la realidad, la conciencia humana y determina la razón. El
conocimiento se hace, se constituye a través del lenguaje.
El lenguaje se constituye, en consecuencia, en el gran tema y en el eje de la reflexión filosófica y atraviesa los
dos modos de hacer filosofía característicos del siglo XX, la filosofía analítica (los problemas se resuelven a
través de la reflexión rigurosa y sistemática de la aplicación de conceptos) y la filosofía continental (aborda
problemas relacionados con la existencia humana, el ser y su libertad).
El impacto y trascendencia del vitalismo, la fenomenología y el existencialismo
Vitalismo: Surge en el siglo XIX, en contrapunto al racionalismo filosófico. Constituye una teoría filosófica y
científico que considera que existe un principio de vida que no se puede explicar solamente como resultado de
fuerzas físicas o químicas. Se trata más bien de un principio vital que moviliza a los seres, el cual es
responsable de sus comportamientos, y que no se puede atribuir a principios mecánicos o físicos.
En la ciencia se consideró que los fenómenos vitales podían ser explicados en términos materiales. El punto
de vista mecanicista dominante establecía que podemos entender a los seres vivos a partir de la comprensión
de los fenómenos fisicoquímicos y que la vida no representa un nivel de realidad cualitativamente distinto de
la realidad inorgánica. En contraposición a esta postura, surge otra postura de biólogos que plantean que
existe una diferencia esencial entre los seres orgánicos y los no orgánicos y que los primeros no pueden ser
reducidos a los segundos. Estos científicos postularon la existencia de un principio propio en los seres vivos,
principio responsable de su comportamiento finalista y de las distintas actividades vitales, por lo que
consideraron que los fenómenos vitales no pueden explicarse mediante las leyes de la física y la química.
En la filosofía se encontraron en la segunda mitad del siglo XIX y primera del XX movimientos que desarrollan
su filosofía a partir de la reflexión que efectúan sobre la vida, en forma biológica (Nietzsche) y en sentido
biográfico e histórico (Ortega y Gasset).
Fenomenología: Fue fundada por Husserl en el siglo XX. Se opone al positivismo y al objetivismo. Sostiene
que es absurda la pretensión de mirar al ser y eliminar la intencionalidad del observador. El ser humano es
sujeto y objeto de estudio. Respecto al conocimiento, Husserl propone volver a una intuición primordial,
derrotando al relativismo. La fenomenología busca contemplar la forma en que el objeto es captado por el
sujeto.
Existencialismo: La filosofía de la existencia alcanza su máximo apogeo en la mitad del Siglo XX, se opone
al racionalismo y al empirismo, rechaza la hegemonía de la razón como fundamento de la reflexión filosófica.
Para estos, la experiencia humana no puede estar condicionada a la absolutización de uno de sus aspectos,
ya que la razón como principio absoluto niega la subjetividad, las pasiones y los instintos, tan humanos como
la consciencia. Para el existencialismo, la existencia humana precede a la esencia. Va a rechazar las
categorías trascendentales o metafísicas (como el concepto de idea, dioses, razón, progreso, moral), todas
ellas externas y anteriores al sujeto y a su existencia concreta, como si también va a cuestionar la doctrina
materialista que considera a la materia como el dato primario de la esencia humana. El ser humano es libre e
independiente de toda categoría abstracta. El hombre “está condenado a ser libre”. A partir de la
interpretación del método fenomenológico de Husserl, los existencialistas van a concebir como procedimiento
verdadero de cognición o de penetración en el mundo de la “existencia” a la intuición, también denominada
“experiencia existencial” (Marcel), “comprensión” (Heidegger) o “iluminación existencial” (Jaspers).
Paradigma de la complejidad de Morin
En el siglo XX, el paradigma de la simplicidad que desarticulaba al hombre en términos de sujeto pensante
(res cogitans) y de la cosa extensa (res extensa), y con ello a la filosofía y a la ciencia. Pero en el siglo XX el
paradigma de la simplicidad comienza a ser cuestionado por sus consecuencias negativas.
● El divorcio entre ciencia y filosofía: Privó a la ciencia de toda posibilidad de reflexionar sobre sí misma,
conocerse, y tener una visión científica de sí misma.
● La hiperespecialización del conocimiento fragmentó el tejido complejo de la realidad y propuso la
creencia de que el corte arbitrario que se producía en el conocimiento se correspondía con lo real
mismo.
● El pensamiento simplificador no puede dar cabida a la conjunción de lo uno y lo múltiple. O bien unifica
en lo abstracto anulando la diversidad, o bien yuxtapone lo diverso sin poder concebir la unidad. Así
opera la “inteligencia ciega” como denomina Morin, a aquella inteligencia que produce ignorancia del
mundo real y de la forma de ser humana, es decir, que destruye los conjuntos y las totalidades, aísla
los objetos de sus ambientes y al observador de la cosa observada.
A principios del siglo XX, a partir del acontecimiento de los innumerables descubrimientos y los vertiginosos
avances de la ciencia, ésta comienza su metamorfosis o transformación. Hasta ese momento la física
moderna (newtoniana) pretendía establecer leyes universales, racionales e inmutables. Comienza a
considerarse lo singular, lo particular y no solo lo universal para explicar los fenómenos. Se produce una
flexibilidad en los límites de la dicotomía dogmática moderna establecida entre las ciencias naturales (“duras”)
y las ciencias del espíritu (``blandas”) las que ya no encuentran tantos obstáculos para autodefinirse como
ciencias. Los acontecimientos sociales, culturales y científicos demandan otra concepción de los fenómenos.
De allí la propuesta de Fayerban del “todo vale” o la propuesta del concepto de “complejidad'' propuesto por
Morin. La necesidad de un pensamiento complejo, afirma Morín (2012), se impondrá en tanto vayan
apareciendo los límites, las insuficiencias y las carencias de un pensamiento simplificador y, en esa medida
estar a la altura de su desafío. Se hace necesario, según este autor, crear un método, una manera de pensar,
un pensamiento que dialogue con lo real. Esta novedad no implica concebir a la complejidad como una
reducción, deslinde o rechazo de la simplicidad. Este autor considera que el pensamiento simplificador no
concibe la conjunción de lo uno y lo múltiple, sino más bien unifica en abstracto y anula la diversidad
produciéndose lo que él denomina la “inteligencia ciega”. Sin embargo, considera que la simplificación es
necesaria, pero debe ser relativizada. El pensamiento complejo íntegra las formas simplificadoras de pensar;
se concibe como un pensamiento total, completo, multidimensional y se reconoce en un principio de
incompletud y de incertidumbre. Constituye un pensamiento no parcelado, indiviso, no reduccionista y se
reconoce inacabado e incompleto. El nuevo paradigma de la complejidad ofrece al campo de las ciencias una
nueva cosmovisión. Propone una comprensión sistémica de la realidad, concibiendo al mundo en términos de
un sistema vivo, un todo integrado, que forma una compleja red de interacciones. Se basa en un tipo de
pensamiento no lineal que se centra en la comprensión de los procesos y las relaciones.
Morín define la complejidad como un entramado, un tejido de eventos, acciones, interacciones, retroacciones,
determinaciones, azares que conforman el mundo de lo fenoménico, y sus rasgos son los de ordenar lo
inextricable, el desorden, la ambigüedad y la incertidumbre, estrategias para lograr la inteligibilidad. En Morín,
la complejidad es un fenómeno cuantitativo, una cantidad de interacciones e interferencias entre un número
de unidades y también determinaciones, incertidumbres, y fenómenos aleatorios. La complejidad requiere que
rompamos con nuestros tradicionales esquemas mentales simplificadores y transformemos un pensamiento
que no nos ha habituado a concebir la dialógica de lo simple y lo complejo, de lo separable y no separable, del
orden y del desorden.
La Posmodernidad y los modos de explicación en psicología
A partir de los sucesos políticos, sociales, culturales, económicos y científicos ya referidos, comienzan a
adquirir relevancia trascendental en el campo filosófico, científico y cultural los movimientos filosóficos y
culturales denominados “irracionalistas” Adquieren gran auge los principios del romanticismo, vitalismo,
fenomenología y existencialismo. En contraposición al conductismo y al psicoanálisis, surgen movimientos
detractores en el campo de la psicología que cuestionan el “determinismo”, “el mecanicismo” y la
“deshumanización” llevados a cabo por estos referentes del paradigma de la simplicidad. Surge lo que se
denominará la “Tercera fuerza en la Psicología” o Psicología humanista. Esta psicología ofrecerá una nueva
concepción del ser humano, de la relación entre el ser humano y el mundo y de las relaciones entre los seres
humanos. En lo que respecta a los modos de explicación en psicología en la actualidad, podemos hacer
referencia, entonces a la coexistencia y convivencia de las tres fuerzas mencionadas, Conductismo,
psicoanálisis y psicología humanista, cada una de ellas sostenidas en sus fundamentos epistemológicos que
las hacen singulares y divergentes.