Está en la página 1de 13

Las negaciones de Pedro

1
Las negaciones de Pedro

Asignatura: Evangelios y Hechos de los Apóstoles


Profesor. Pablo Alonso
Autora: Ana Aparicio Colino
Curso: 2020-2021
Palabras: 5.053
Imagen de Portada: Sieger Köder

LAS NEGACIONES DE PEDRO


EN EL EVANGELIO DE JUAN

El texto sobre el que versa este trabajo es conocido como Las negaciones de
Pedro.

Límites del texto y situación del mismo dentro del Evangelio de Juan

Existe un acuerdo general en que el Evangelio de Juan se divide en cuatro1


grandes secciones a las que hay que añadir el Epílogo del que se cuestiona su
unidad literaria con el relato del evangelio original y contiene una segunda
conclusión del evangelio al final. Estas partes y su relación con el texto que nos
ocupan son:
• Prólogo (1,1-18): Aquí encontramos la dualidad de Juan entre el mundo y
Dios. Este límite será traspasado por Pedro, el protagonista de nuestro texto.
• Libro de los signos (1,19-12,50): muestra el ministerio público de Jesús y
en su primera parte ya aparece Pedro como uno de los primero llamados por
Jesús para seguirle.
• Libro de la gloria (13,1-20,29): este tramo se subdividirá en dos partes:
Los discursos de despedida (13,1 -17,26): Aquí Pedro juega un
papel esencial sobrevalorando su propia capacidad de seguir al Señor y
dar la vida por él.
La Pasión (18,1-19,42): Corresponde a la pasión y muerte de Jesús.
Es justo dentro de ese apartado donde se sitúa el texto que nos ocupa.

1 Mülüney, F.J. (2005). El Evangelio de Juan. (Trad. Pérez Escobar, J.) Verbo Divino.

2
Las negaciones de Pedro

La resurrección (20,1-29): que abarca dos partes diferenciadas: las


escenas en la tumba y las escenas en la casa.
• Conclusión (20,30-31): dos versículos con que concluye la unidad literaria
del evangelio. A continuación viene el Epílogo (21, 1-24), que requiere un
tratamiento especial tanto en su relación con el resto del evangelio, su autoría y
su género literario, además de tener relación con el texto elegido para el análisis
en este trabajo y sobre todo la intencionalidad eclesializadora2 de la propia
narración del evangelio en la función y misión de los personajes Pedro y Juan
respecto a su papel dentro de la Iglesia, que veremos más adelante con más
detalle.
El texto de las Negaciones de Pedro se sitúa dentro de la La pasión
(18,1-19,42) que a su vez se estructura3, en cinco partes que corresponden a los
cambios de lugar a los que es sometido Jesús tras su arresto:
El arresto (18,1): en el Huerto.
Jesús ante Anás (18,5): en el palacio del sumo sacerdote. Es en este
espacio donde se sitúan las negaciones de Pedro, ya que el escenario
en el que suceden el es el patio del propio palacio.
Jesús ante Pilato (18,28): en el pretorio, donde reside Pilato para ser
juzgado por éste.
La crucifixión (19,16b-17): en el Gólgota.
La sepultura (19,40-41): Finalmente el cuerpo de Jesús es descolgado
para ser depositado en una tumba en un jardín.

Estructura del texto

Las negaciones en el Evangelio de Juan se dividen en dos partes: por un lado


la primera negación (18,15-18) y por otro la segunda y la tercera (18, 25-27); en
medio de ambas e encuentra el fragmento de Jesús ante el sumo sacerdote (18,
19-24). Al encontrar esta inserción en el texto que nos interesa analizar en la
delimitación vamos a incluir en este estudio también un texto previo a la primera
negación de Pedro que es el fragmento de Jesús ante Anás (18,13-14) que da
entrada a este texto intermedio. Para el estudio de estos textos se toma como
fuente la Sagrada Biblia de Cantera-Iglesias4. Quedaría la estructura, con los
siguientes cambios de escenario (dentro-fuera-dentro-fuera) así:
• Jesús ante a Anás (18,13-14): Dos versículos a través de los cuales se
presenta a Anás y su relación con Caifás (su suegro). Este episodio es exclusivo

2 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme.
3 Ibid. pg 246.
4Cantera, F., Iglesias, M. (2019). Sagrada Biblia. Versión Crítica sobre los textos hebreo, arameo y griego. Biblioteca de
Autores Cristianos.

3
Las negaciones de Pedro

de Juan. Aunque a Anás no le corresponde juzgar seguía siendo influyente y le


llevan a Jesús por deferencia de su suegro Caifás (Lc 3,2) que fue sumo
sacerdote y presidente del sanedrín del 18 al 36 d.C. Anás había sido sumo
sacerdote desde el año 6 al 15 d.C., pero conservaba gran influencia; intervino
aunque en otro nivel que el de su yerno Caifás (Mt 26,3) en la Pasión5, que en el
texto ya adelanta esa peculiar profecía, cuya profundidad quizá en ese momento
no llegase a comprender en toda su verdad: “Trae más cuenta que muera uno
por el pueblo”. Este es un ejemplo de “doble sentido” que suele usar Juan
(“por" versus “en lugar de”) . Jesús no muere por él mismo, sino para reunir en
uno a los hijos de Dios que estaban dispersos (vv. 13b-14).
• Negaciones de Pedro I (18,15-18): Esos versículos muestran a Pedro y otro
discípulo conocido del sumo sacerdote que entra con Jesús en el Palacio
mientras Pedro se queda fuera hasta que, después de hablar con la portera,
logró meter dentro del patio a Pedro. En ese momento, la portera hace la
primera pregunta a Pedro y él niega.
• Jesús ante el sumo sacerdote (18,19-24): Este fragmento se centra en el
interrogatorio que el sumo sacerdote hace a Jesús. Aunque no es el objeto
central de este estudio, ilumina y da un sentido especial a las propias
negaciones de Pedro que tienen lugar de forma simultánea con la afirmación
tácita que Jesús hace sobre su propia identidad. Más adelante compararemos
con otros Evangelios, pero en este caso la respuesta de Jesús no dramatiza la
composición de escenas por no responder éste de forma tan rotunda.
• Negaciones de Pedro II (18,25-27): Finalmente hay un nuevo cambio de
escenario, que es continuación del previo al anterior y volvemos al patio del
Palacio donde Pedro vuelve a negar su identidad a los que estaban allí y a de
los esclavos del sumo sacerdote, y en segundo lugar, delante de uno que es
pariente de aquel al que Pedro le había cortado la oreja (Malco). Aparecen dos
nuevos personajes y de esta forma se produce una conexión significativa con la
escena del prendimiento en el huerto donde Pedro actuó con valentía para
defender a Jesús, pero de forma equivocada (con violencia). Esta conexión
realza el significado del seguimiento pacífico pretendido por Jesús para sus
discípulos y -con la corrección de Jesús ante la actitud violenta de Pedro-
muestra su rechazo a ese “estar dispuesto” a “ejercer” violencia por defender al
Señor, y sin embargo, no estar dispuesto a “sufrirla”.
La situación de la primera negación de Pedro entre la comparecencia ante
Anás tiene un significado teológico: se pone de relieve el radical abandono que
sufre Jesús y su total soledad6. La anticipación de la primera escena de negación en
paralelo al proceso ante Anás, refuerza la oposición entre Jesús y su discípulo.

5 Ibidem, pg1185.
6 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme. pg. 268.

4
Las negaciones de Pedro

Si ponemos los dos textos de las negaciones seguidos (eliminando el proceso


ante el sumo sacerdote), la estructura de las negaciones es una clara sucesión de
preguntas-respuestas que mantienen la misma forma:

Id. ¿Quién pregunta? ¿Qué pregunta? Respuesta de Pedro

¿No serás tú también de los discípulos de


1 La criada portera No [lo] soy
ese hombre?

2 Esclavos y alguaciles ¿No serás tú también de sus discípulos? No [lo] soy

Esclavo, pariente de
3 ¿No te vi yo en el huerto con él? Lo negó de nuevo
Malco

Hay una diferencia entre la primera y las dos segundas: la bofetada que ha
tenido lugar por medio. El golpe del alguacil recuerda a la actitud violenta de Pedro
en el huerto. Pedro se parece más a los alguaciles y esclavos. Los testigos son clave.
Y mientras, dentro, Jesús apela a la verdad y a los testigos, Pedro miente fuera y le
niega con los testigos delante.
Si la bofetada es el castigo para una blasfemia, entonces debe demostrarse
ésta; pero si Jesús proclama lo que es correcto, una verdad que se opone a la
blasfemia, entonces el guardia debe ser condenado por su acción7.

7 Moloney, F. El evangelio de Juan (Trad. Pérez Escobar). Verbo Divino. 2005.

5
Las negaciones de Pedro

Análisis de fuentes: comparativa de Juan con la tradición sinóptica

Vamos a ver cómo trata la tradición sinóptica las negaciones en comparación


con Juan:

Mc 14,66-72 Mt 26,69-75 Lc 22,54-62 Jn 18,15-18 y25-27

· Criada portera
· Criada · Criada · Criada
· Otros
¿Quién? · Misma criada · Otra criada · Otro
· Esclavo (pariente de
· Los presentes · Los presentes · Otro
Malco)

· También éste · ¿No serás tú también


· También tú
· También tú estabas… estaba… de los discípulos de
estabas…
· Este estaba con Jesús · También tu eres… ese hombre?
· Este es de ellos
¿Qué? · Verdaderamente, tú · De verdad que · ¿No serás tú también
· Verdaderamente es
también eres de ellos también éste estaba de sus discípulos?
de ellos pues es
pues su habla le delata con él pues es · ¿No te vi yo en el
galileo
galileo huerto él?

· Ni sé ni entiendo
· No sé que dices · No lo conozco,
qué dices · No [lo] soy
· ¡No conozco a ese mujer
Respuestas · [Volvió a negarlo]
hombre! · Hombre, no lo soy · No [lo] soy
de Pedro · No conozco a ese
· ¡No conozco a ese · Hombre, no sé qué · Lo negó de nuevo
hombre que decís
hombre! (Maldecía) dices
(maldiciendo)

¿Gallo? 2 veces 1 vez 1 vez 1 vez

Con otro discípulo


¿Solo? Si Si Si conocido del sumo
sacerdote.

Reacción Rompió a llorar Rompió a llorar Lloró amargamente -

Las negaciones de Pedro se sitúan en Mc 14,66-72 seguidas las tres y en el


centro de un sandwich envuelto por la situación de Jesús de ante el Sanedrín Mc
14,53-65 y la entrega de Jesús a Pilato por parte del Sanedrín Mc 15,1-5 . En este
caso el sandwich ilumina las escenas llenando aún más de dramatismo la escena de
las negaciones al situarse en paralelo con el reconocimiento que Jesús hace de su
identidad delante del sanedrín (“Yo soy”), aunque le cueste la vida. En el caso de
Juan, al compararlo con Mc se ve que no se trata del mismo sandwich y además el
“Yo soy” de Jesús en Juan se pronuncia dos veces en la escena del huerto Jn 18,5 y
Jn 18,8.
Mc además narra ruda y abiertamente los fallos de Pedro distinguiendo su
apostasía8 en tres fases: ignorancia fingida, negación seca, negación con
maldiciones y juramento.

8Cantera, F., Iglesias, M. (2019). Sagrada Biblia. Versión Crítica sobre los textos hebreo, arameo y griego. Biblioteca de
Autores Cristianos. pg 1148.

6
Las negaciones de Pedro

En el caso de Mt 26,69-75 las negaciones se sitúan las tres seguidas, también


entre la escena de Jesús ante el sanedrín y sí parece que hay un realce del
significado con la escena en que el sanedrín entrega a Jesús a Pilato. No existe,
como en el caso de Juan, esa escisión de la primera negación. Como se ve en la
tabla anterior el paralelismo entre Mt y Mc es casi exacto.
En Lc 22, 54-62 las negaciones se encuentran también juntas, pero no se hace
tan extensa la escena previa de Jesús ante el sanedrín como en el caso de Mc y Mt.
Ya Lc se diferencia un poco más de Mt y Mc, por ejemplo, no muestra a Pedro
maldiciendo, o sugiere un cierto “arrepentimiento” al calificar de amargo el llanto
de éste. Además Lc deja bien a Pedro: Jesús lo mira. Y Pedro “no jura”. Jesús ya
está reconciliado con Pedro con la mirada, en Lc.
En Mc 14,68 informa de un canto del gallo después de la segunda negación
de Pedro. El cumplimiento de la profecía que Jesús había hecho en 13,38 es
fundamental para el mensaje de parte del relato de la pasión9. Así como se ha
verificado esta profecía, también se verificará la profecía de Jesús sobre la
disponibilidad de la Palabra entre aquellos que la oyeron, Pedro incluido. Ahí
podría haber una advertencia. Las mayores divergencias entre los sinópticos y Jn
están en la tercera negación.
Jn se despega de la tradición sinóptica, tanto en los matices propios como en
los personajes. En los sinópticos no hay un “testigo”, las acusaciones se presentan
en forma afirmativa mientras que en Jn se hace en forma de preguntas, y sobre
todo no aparece el “llanto” final de Pedro. En Lc 22,61, decíamos que se encuentra
el rasgo adicional de que Jesús volvió la mirada a Pedro en ese momento, y
entonces éste lloró. Es interesante que Jn no describa aquí ningún tipo de
sentimiento dejando un poca aparte la “afectividad” frente a la tradición sinóptica.
Esto, sumado a la aparición del otro discípulo, que pudiera ser “el amado”, podría
entenderse desde la intención de Jn de “reservar” esa parte afectiva para él (leído
este desde el epílogo, donde se contraponen estos dos personajes). Más adelante
trataremos este tema.
El hecho de que tanto la tradición joánica como los sinópticos converjan en
este texto garantizan la historicidad del mismo.

Forma literaria

La forma literaria que aquí se presenta es, como hemos visto con anterioridad,
un diálogo entre los distintos personajes y Pedro, estructurada en tres partes.
Vamos a relacionar esta escena con otros dos diálogos en paralelo. El primero es un
diálogo que tiene lugar en la última cena y que tenía por objeto mostrar en qué
consiste el verdadero seguimiento (13,36-38). Jesús le respondía en aquel

9 Mülüney, F. El evangelio de Juan (Trad. Pérez Escobar). Verbo Divino. 2005.

7
Las negaciones de Pedro

momento que una relación basada en ese tipo de seguimiento sólo por mantener la
relación histórica entre ambos estaba abocada a la catástrofe de la negación10. Hay
un tercer diálogo que se produce en el epílogo, tras la muerte y resurrección de
Jesús donde sí se hará posible este tipo seguimiento.

Análisis de las tradiciones

Los libros que yo he leído muestran relación de este fragmento con similares
del Antiguo Testamento, ni paralelismos con literatura extrabíblica a través de citas
o alusiones.
Análisis de la redacción

La redacción apunta a un pasaje de seguimiento (de “no seguimiento”). El


v.15 abre con el verbo “seguir”. Esto no es casualidad. Es un hecho entonces que
Pedro “intenta” seguir a Jesús en el camino de la Pasión: Pedro no se queda fuera,
sino que entra al patio del palacio donde se va a producir el enfrentamiento entre
Jesús y el mundo. Y, paradójicamente este camino termina en la negación. Este es
un ejemplo de ironía joánica11, pues Pedro sólo sigue a Jesús espacialmente.
El “atrio” del sumo sacerdote equivale al atrio de las ovejas donde estas son
explotadas y sacrificadas, con evidente alusión al templo, símbolo de la institución
judía. Como pastor, Jesús entra para dar la vida por sus obras. De ahí que Jesús no
es conducido, sino que “entra” dentro del palacio, mostrando una vez más la
libertad de su decisión12.
La respuesta que da Pedro a la criada es muy significativa en cuanto al término
utilizado “No lo soy” versus el “Yo soy” de Jesús en el huerto, y en este contexto
realza la oposición entre Jesús y Pedro. En el huerto Jesús se compromete por sus
discípulos y aquí Pedro niega pertenecer a “ese grupo” -pues la pregunta primera
no es sobre su fe o su identidad sino sobre la pertenencia al grupo de sus
discípulos-. En ese momento Pedro pasa a estar en el lado del “mundo”,
calentándose al fuego, uniéndose así al grupo de los que han arrestado a Jesús, a
los que antes ya se había unido Judas. Es importante percibir aquí ese rasgo
característico de Jn que es el “dualismo” (ser de “arriba” versus de “abajo”, ser de
“este mundo” o “no ser de este mundo”… etc). Este desplazamiento espacial tiene
un valor simbólico en Jn13.
El v.18 habla de unas brasas donde se calentaban tanto los sirvientes como
Pedro. Aquí Pedro ni obra ni habla. Las brasas hacen pensar en las mencionadas en

1010 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme. pg. 269.
11 Beutler, J. (2016). Comentario al Evangelio de Juan. (Trad. Vanegas, F.). Verbo Divino. pg. 427.
12 Mateos, J. Barreto, J. (1979) El Evangelio de Juan. Ediciones Cristiandad, Madrid. pg. 755.
13 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme. pg. 270

8
Las negaciones de Pedro

21,9; como si fuera una coincidencia intencionada. El mismo Pedro que se


calentaba con los centinelas tiene que renovar su fidelidad al Señor que lo recibe en
el brasero.
El v.25a es un versículo de transición que repite lo mismo que sucedía en el
v.18b: Pedro está al fuego y se calienta. Esto forma parte de la forma literaria
adoptada14: «El intercalado es un juego de manos narrativo que consiste en una
hábil manipulación del nivel del discurso para crear ilusión de que dos episodios
acontecen al mismo tiempo».
El v.25b es la segunda negación, en este caso en respuesta a los sirvientes
que le hacen la misma pregunta que la sirvienta. A la misma pregunta responde con
la misma respuesta. Pedro aparece cada vez menos activo en estas escenas15.
Los v.26-27 corresponden a la tercera negación. Las personas que preguntan a
Pedro se retienen en presente histórico; las respuestas de Pedro se producen en
aoristo16.
Es acusatoria y más precisa, y casi induce a una respuesta positiva, vinculando
la escena con un encuentro personal, sobre el que pregunta ha sido testigo. En la
tradición sinóptica aparece también el canto del gallo pero aquí, a diferencia de los
sinópticos, no se describe la reacción de Pedro. Este punto remite a los versículos
13,37-38 donde Pedro afirma que daría la vida por Jesús y éste predice aquello a
los que da cumplimiento Pedro en esta escena y que se constata con el canto del
gallo. Este cumplimiento narrativo de la predicción da cuenta de la absoluta
soberanía de Cristo (al igual que había hecho con el comportamiento de Judas y
del resto de los discípulo). Esta negación no pone en tela de juicio la soberanía de
Jesús sino que la ratifica17.
En el relato joánico Pedro es el contramodelo de Jesús. A partir de ahora
pertenece al “mundo”. Solo una nueva iniciativa de Cristo podrá devolverlo a la fe y
rehabilitarlo (cf. 12, 15-17).

Análisis de la narración: Argumento, trama y resolución

El argumento de este texto narrado con la estructura que entrelaza la


comparecencia ante Anás con las negaciones de Pedro ofrece algunos acentos
teológicos:

L. Let the Reader Understand: Reader-Response Criticism and the Cospel o/Mark, Fortress, Minneapolis
14Fowler,

1991, 143-144
15 Beutler, J. (2016). Comentario al Evangelio de Juan. (Trad. Vanegas, F.). Verbo Divino. pg. 432.
16 Idem.
17 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme. pg. 274.

9
Las negaciones de Pedro

• La soberanía divina se cumple en la debilidad de un proceso perdido, en el


abandono de todos. Cristo totalmente entregado y abandonado tanto por los
“judíos” (los suyos, 1,11) se ve intensificado por la negación de su discípulo por
excelencia. Ese Cristo soberano del prendimiento es un Cristo totalmente
abandonado. También es interesante su “consciencia divina” que se desprende
del “Yo soy” que afirmaba en el huerto.
• Cristo es un modelo de fidelidad, ni la amenaza a la que se ve sometido le
hace tambalearse, pues es consciente de estar al servicio de la “verdad”. Y
además, mantiene lo que afirmaba en sus discursos de despedida: estar dispuesto
a dar la vida por sus amigos (15,13)
• Pedro es un modelo de infidelidad. A pesar de todas sus promesas, rompe
su pacto, presa del miedo y la inseguridad. Se conduce según las normas del
mundo. Su fe salta en pedazos en el momento de la prueba.

Análisis de los personajes

Dejando a un lado el texto de la comparecencia entre Anás, los personajes


que aparecen en este fragmento son: Pedro, “otro discípulo” cuyo nombre no se
revela, la criada portera, los esclavos y los aguaciles. De forma subliminal también
aparece el Malco, pues uno de los esclavos se dice en el texto que era pariente
suyo. Recogemos aquí que Juan muestra una tendencia a darle un nombre a las
personas que en otros evangelios no lo tienen. Esto es curioso y se contrapone con
la presencia de ese “otro discípulo” aparece aquí al lado de Pedro; pero no se dice
que sea él “el otro discípulo”, lo cual facilitaría identificarlo con el discípulo amado
(cf. Jn 20,2s). A favor estarían su cercanía a Pedro y el hecho de que le consigue la
entrada a Pedro según Jn 18,15. Según Zumstein, esta figura no tiene sentido más
que si se pone en relación con los otros pasajes relativos al discípulo amado:
• 13, 23-25: Durante el anuncio de la traición dice: “Estaba recostado en el
regazo de Jesús, uno de sus discípulos al que Jesús amaba”.
• 19,26-27: En la cruz, junto a su madre: “Al ver Jesús a la madre y de pie
junto a ella, al discípulo que amaba”.
• 19, 34-35: “Y el que lo ha visto, testifica (y su testimonio es verídico y él sabe
que dice la verdad para que también vosotros creáis)”. Dice al final el auto.
• 20, 2-10: María Magdalena marcha “corriendo adonde Simón Pedro y el otro
discípulo al que quería Jesús”.
• 21,7: Es el que reconoce al Señor a la otra orilla del lago.
• 21, 20: “Vuelto Pedro, vio que le seguía el discípulo al que amaba Jesús,
precisamente el que en la cena se había reclinado en su pecho”.

10
Las negaciones de Pedro

• 21,24; “Este es el discípulo que testifica acerca de estas cosas, y el que


escribió estas cosas”.
Apoyan esta tesis varios indicios: en primer lugar este discípulo misterioso va
asociado a Pedro y lo precede; más aún, le abre camino. Por otra parte, el “otro
discípulo” actúa en el v.16 igual que en el resto de la pasión siendo el testigo
silencioso camino de la Pasión, pero sin malinterpretarlo ni abandonarlo. Mientras
que Pedro significa la falsa proximidad y ya hemos explicado que transformaciones
experimenta, éste personifica el auténtico acompañamiento. De hecho, este
discípulo entra en el patio y este simbolismo se contrapone con la actitud de Pedro
que se queda fuera.
El comportamiento de Pedro, se diluye con el del resto de personajes (que
son inicialmente acusadores suyos), y se ratifica cuando termina calentándose con
ellos al fuego. Al hacerlo, se suma al grupo de los que han arrestado a Jesús,
comparte compañía con la gente que iba con Judas durante el prendimiento. Este
“desplazamiento espacial” adquiere en Juan un valor simbólico para determinar la
actuación de Pedro: la sumisión al mundo incrédulo.

Mensaje del texto para sus primeros destinatarios

Según Zumstein18, debido a la contraposición de la actitud de Jesús, con la de


Pedro, quien sigue las seguridades del mundo tuvo resonancia cuando el conflicto
entre las comunidades jónicas por un lado, y el mundo y la sinagoga por otro,
estaban en todo su apogeo.
El conflicto que enfrenta al sumo sacerdote con Cristo se convierte en el
registro que permite a las comunidades jónicas entender su propio destino, y
especialmente, su enfrentamiento con la sinagoga farisea. Los discípulos a partir de
ese momento son los portadores de la enseñanza de Cristo, adquieren la
responsabilidad de testigos y ellos también se exponen a ser perseguidos y
condenados como Jesús. Ahí jugarán un papel importante muchos de ellos que
tendrán que acudir al modelo de Jesús para encontrar en él una referencia de
comportamiento y un camino que seguir frente al mundo.
Justamente esta oposición elegida adrede es una señal clara para los primeros
destinatarios. Ellos no pueden negar, sin que deben confesar, como lo hizo Jesús. Si
no, también ellos corren el riesgo -igual que Pedro- de perder su identidad, su
personalidad. Entonces sólo a partir de la Pascua pueden esperar un nuevo
comienzo de su biografía.

18 Zumstein, J. (2016). El Evangelio según Juan. (Trad. Huarte, M). Ediciones Sígueme. pg. 275.

11
Las negaciones de Pedro

Relación del texto con el contexto cercano del evangelio y con el conjunto
del mismo.

Este texto es clave en la construcción del personaje Pedro en el contexto del


Evangelio. Define muy bien quién es Pedro para Juan y quién va a ser Pedro en el
contexto del cuarto Evangelio. Es muy interesante la relación que existe entre este
texto y el texto de 1,42 que corresponde a la llamada de los primeros discípulos de
Jesús así como el papel que juega Pedro en el capítulo 21.
En 1,37ss: Jesús llama a los dos primeros discípulos y uno de ellos, Andrés, se
lo cuenta a su hermano Pedro, al cual Jesús, mirándolo, le dice: “Tú eres Simón, hijo
de Juan; tú te llamarás Cefas (que se traduce Pedro)”.
En 6,67-71 encontramos la “profesión de fe de Pedro”, tras la pregunta del
Señor: “¿también vosotros queréis marcharos?”, éste responde: “Señor, a quién
vamos a ir? Tienes palabras de vida eterna, y nosotros creemos y sabemos que tú
eres el Santo de Dios”. Curiosamente después de este versículo habla de Judas y
augura que le va a entregar. A Pedro no le dice nada de su traición.
En 13, 6: Pedro no se deja lavar los pies, y después para demostrar su deseo
de “tener parte con Jesús” exagera la expresión “no sólo los pies, sino también las
manos y la cabeza”. Es interesante el modo en que corta Jesús ese excesivo afecto
como apuntando irónicamente a que no se exceda: “el que se ha bañado no tiene
necesidad de lavarse más que los pies”. Aquí parece conocer el Señor los límites de
Pedro. Ya va revelando Juan a un Pedro al que Jesús le apunta su limitación.
En 13,37 Pedro es frenado por Jesús en su afán de seguimiento. “¿Darás tu
vida por mí?” (Ironía jónica). Y le anuncia lo que se cumplirá: “no cantará el gallo
antes de que me niegues tres veces”.
En 18, 10 Juan describe a un Pedro que ha perdido el sentido y usa la espada
para combatir por Jesús cortando la oreja de Malco. Pedro aparece en el círculo de
los que acompañan a Jesús en el Huerto, y ahí destaca por su acción “militar”
frente al guardia del sumo sacerdote defendiendo a su Señor por la espada. Sin
entender el plan divino que estaba siendo consentido por Jesús. Acto seguido
entra en escena el fragmento de la negaciones de Pedro. Pedro se desdibuja, se
diluye con los que han arrestado al Señor y desaparece hasta el final. Aunque sigue
al Señor, en la escena de las negaciones cada vez aparece más distanciado de su
Señor hasta que desaparece de escena hasta encontrarse de nuevo en los relatos
de la Pascua. Aparece solo en 20,2 junto con el discípulo amado. Como el resto de
evangelios, también el cuarto supone que que Pedro permanece en Jerusalén y se
encuentra entre los primeros que tuvieron una aparición del resucitado. Según Jn
20, 19-23 fue en la tarde del día de Pascua. En el capítulo 21, Jesús le preguntará a
Pedro por su fidelidad y amor a él, antes de predecirle que sufrirá la suerte de su
maestro en una muerte violenta (21, 15-19)

12
Las negaciones de Pedro

Aparte de la construcción del personaje de Pedro, este texto juega un papel


esencial en el contexto del Pasión para destacar la soledad a la que se enfrentará
Jesús en el transcurso de la misma.

Actualización

El texto de las negaciones de Pedro puede leerse en Jn como un texto puente


entre el capítulo inicial y el epílogo. Está claro que en este texto Pedro niega al
Señor y si no hubiera epílogo, esto acabaría aquí sin más. Sin embargo el epílogo
da un sentido eclesial profundo a este texto desvelando una clave de mayor
profundidad. Mientras que todo el evangelio está dedicado a establecer la
identidad de Jesús, el epílogo parece tener como fin arrojar luz sobre los roles que
tomarán en la comunidad pospacual los personajes de Pedro y Juan. La triple
negación de Pedro que hemos analizado en este texto se ve contrarrestada por la
triple pregunta sobre el amor que Jesús hace a Pedro. Y llama la atención cómo le
confiere “autoridad” en 21,17: “cuida a mis ovejas”. La identidad de Cristo, negada
por Pedro en el capítulo 18 tres veces, a partir del epílogo será revelada por él.
Cristo ya no se revela a sí mismo, sino que enuncia la significación de esas dos
figuras claves para tiempo pospascual que serán Pedro y Juan. Se reequilibra la
relación entre ellos: tanto el Pedro -poco favorecido en el cuarto evangelio, y ahí
esta el misterio del evangelio- como el discípulo amado son presentado
positivamente en el papel que les corresponde a partir de ahora en relación con
toda la Iglesia.
La lectura más actual que, a nivel personal encuentro de este texto es la
medida proporcionada de los “propios” deseos de seguimiento del Señor y la
evaluación comedida y prudente de nuestras capacidades. Nuestras propias
reacciones y desánimos ante situaciones en que hayamos experimentado miedo en
el seguimiento del Señor encuentran luz en este texto, junto con el epílogo, que el
propio Señor es capaz de perdonar (y con cierta ironía hace caer en la cuenta a
Pedro de su propia debilidad). No fue la falta de amor lo que paralizó a Pedro sino
la debilidad. Le sigue, sí. Pero hasta cierto punto. Pedro pensaba que era capaz de
más. Cuando se da cuenta de que no ha sido capaz es cuando Jesús le da la la
misión de su vida para “cuidar sus ovejas”.
La profecía del canto del gallo es un signo: en el contexto de sus anteriores
profecías sobre la traición de Judas y las negaciones de Pedro, Jesús hizo otra
promesa: “Os digo esto ahora, antes de que ocurra, para que cuando ocurran
creáis” (13,19). El amor incondicional de Jesús por aquellos que le fallan,
incluyendo a Judas y Pedro, -y a ti, quizá, y, ciertamente, a mí- nos da a conocer a
Dios.

13

También podría gustarte