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LA DEVOCION A LA PRECIOSA SANGRE DE JESUCRISTO

La devoción católica a la Preciosa Sangre de Cristo leva a adorar ai Señor Jesús reconociendo. Con
gratitud y amor, el valor de su sacratísima sangre.
Sobre ella trata la carta apostólica Inde a Primis del papa Juan XXIII sobre el fomento del culto a la
Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo.

La Iglesia instituyó la fiesta litúrgica de la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo el día 1 de julio
y actualmente invita a seguir la tradición de ensalzar la dignidad de esta sangre en el mes de julio.

Estas celebraciones enfocan la mirada, la atención y la fe en el misterio del Amor de Dios encarnado, y
recuerdan que Cristo, derramando su sangre. Ha ofrecido y ofrece su amor, fuente de reconciliación y
principio de vida nueva en el Espíritu Santo.

En la antigüedad el pueblo de Israel estaba esclavizado en Egipto, cuando el Señor los iba a salvar les dijo:
maten un cordero y con la sangre de ese cordero pongan una señal en sus puertas, donde estuvo esa señal no
llegó la muerte para los primogénitos.

En el Nuevo Testamento, Jesús que era judío se encontraba celebrando la Cena de Pascua con todos los
APOSTOLES. Y "Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y lo dio a sus
discípulos, diciendo: «Tomen y coman, esto es mi Cuerpo». Después tomó una copa, dio gracias y se la
entregó, diciendo: «Beban todos de ella, porque esta es mi Sangre, la Sangre de la Alianza, que se
derrama por muchos para la remisión de los pecados" Mt.26.26-28. Lc 22:15-20. 1Cor. 11:23-25

Jesús en la Ultima Cena, dice el pacto de la Nueva Alianza va a ser con Mi Sangre. Entonces consagró
el Pan v el Vino v dio: Coman y beban v luego les dio una orden: "Hagan esto en.
Memoria mía".

Comenzaba entonces la Nueva Alianza ya no con sangre del cordero, o de toros, sino con la Sangre de Jesús.
San Pablo dice: Cada vez que ustedes comen de este Pan, y beben de este Cáliz proclaman la Muerte del
Señor hasta que Él vuelva. O sea que cada vez que celebramos la Eucaristía estamos reviviendo la
Sangre de Cristo que nos perdona, nos limpia y nos libera.

(C.I.C 1323) "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el
sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, e
sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y
resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se
recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura"
(Sacrosanctum Concilium, 47). (C.I.C 611) La Eucaristía que instituyó en este momento será el "memorial"
(1Co 11, 25) de su sacrificio. Jesús incluye a los apóstoles en su propia ofrenda y les manda perpetuarla (cf.
Lc 22, 19). Así Jesús instituye a sus apóstoles sacerdotes de la Nueva Alianza: "Por ellos me consagro a mí
mismo para que ellos sean también consagrados en la verdad" (Jn 17, 19; cf. Concilio de Trento: DS 1752,
1764).
En la Carta de 1ª Pedro 1.18-19 dice: "sabiendo que habéis sido rescatados de la conducta necia
heredada de vuestros padres, no con algo caduco, oro o plata, sino con una sangre preciosa, como
de cordero sin tacha y sin mancilla, Cristo". San Pablo dice que "para ser libres nos libertó
Cristo" (Ga 5, 1), y esta libertad tuvo un precio alto: la vida, la sangre del redentor.

La Sangre de Cristo es el precio que Dios pagó por librar a la humanidad de la esclavitud del
pecado y de la muerte eterna. La Sangre de Cristo es la prueba irrefutable del Amor de Dios
Trinidad a todo hombre, sin excluir a nadie.

La devoción a la Sangre de Cristo es en el fondo un acto de amor y de respeto al misterio


insondable del Amor y de la Misericordia divina.

Y la Iglesia conmemora el misterio de la Sangre de Cristo, en muchas celebraciones, como en


la Solemnidad del Cuerpo y Sangre de Señor, el Corpus Christi. El valor y la eficacia redentora
de la Sangre de Cristo son objeto de memoria y adoración constante, por ejemplo, en dos momentos
claves: el Viernes Santo durante la adoración de la cruz, y en la exaltación de la Santa Cruz.

En la historia de la Iglesia, hemos visto a muchos santos, que principalmente llevaron una vida
configurada a la de Cristo, por ello la iglesia los han elevado a los altares. Tal es el caso de San
Gaspar de Búfalo, nacido en la ciudad romana del Búfalo, el 6 de enero de 1786; y ordenado
sacerdote en 1808. Considerado Apóstol de la Preciosa Sangre de Jesucristo.

En 1815 San Gaspar fundó una nueva Congregación llamada Misioneros de la Preciosísima
Sangre.
Esta era la devoción que sentía más cercana, estrechamente ligada a la del Sagrado Corazón de
Jesús, y se convirtió en su más ardiente apóstol. En realidad, él mismo había experimentado que
sólo el amor de Cristo, que había derramado su sangre para la redención de los hombres, era el
recurso y el medio más eficaz para obtener la conversión de nuestra humanidad herida por el
pecado.

Fue allí donde nadie quería ir y se enfrentó a gente con la que nadie habría querido establecer
algún tipo de amistad.

Había en aquel entonces principalmente dos plagas que afligían a Roma y que San Gaspar y sus
misioneros debían enfrentar: la masonería y el bandolerismo. Contra las sociedades secretas,
consideradas como las fraguas de un peligroso secularismo ateo. Logró volver a poner en el camino
de la fe y de la vida cristiana a logias enteras. No menos eficaz fue su trabajo con los bandoleros,
armado sólo con un crucifijo y la misericordia evangélica, San Gaspar se acercó a ellos, les explicó
el amor de Jesús que lo llevó a ofrecer su vida y su sangre en sacrificio para la salvación de toda la
humanidad.

Como hemos visto, la Devoción a la Preciosísima Sangre de Nuestro Señor Jesucristo no es nueva
en la Santa Iglesia Católica. Es tan antigua como el primer Jueves Santo, cuando Jesús instituyó el
Sacerdocio y la Santa Eucaristía.

ESPIRITUALIDAD
¿Qué es la espiritualidad?
 La espiritualidad es como una escuela que enseña cómo seguir a Cristo a través de un rasgo
determinado de su vida marcado por un momento histórico determinado de la Iglesia.

 Es un don de Dios para la Iglesia.

La pasión, crucifixión y muerte de nuestro Señor Jesucristo en la Cruz del Calvario son los actos
por los cuales Dios, nuestro Padre, cumplió el eterno Decreto Divino de la Redención del hombre.
La Santa Cruz se convierte en el eterno fundamento sobre el cual Dios estableció Su amor por la
humanidad. Nosotros en respuesta a ese supremo amor de Dios, debemos abrazar la Cruz de Cristo
e imitar la vida misma de la cruz.

Cada día en el sacrificio Eucarístico, nuestro Señor y Salvador Jesucristo continúa invitando a todas
las personas al arrepentimiento y expiación por sus pecados. Esta invitación nos apremia al ver a
nuestro Señor Jesucristo agonizando debido a nuestras infidelidades, negligencias, frialdades e
inconsciencia hacia el precio de nuestra salvación y nos llama a consolarlo y adorar Su Preciosa
Sangre.

San Pablo, ya decía: "La predicación de la cruz es una necedad para los que se pierden; más para los
que se salvan, para nosotros, es fuerza de Dios". 1Cor 1, 18.

"Nosotros predicamos a un Cristo crucificado: escándalo para los judíos, necedad para los gentiles;
más para los llamados, lo mismo judíos que griegos, un Cristo, fuerza de Dios y sabiduría de Dios".
1Cor 1, 23-24
Esta invitación divina es la fuente de nuestra misión apostólica y espiritualidad. Podemos decir que
la devoción a la Preciosa Sangre, es una espiritualidad Pascual, puesto que no se queda solamente
en la Pasión sino que trasciende y prepara a la Humanidad para el Reino Glorioso (El llamado a
reavivar el segundo Pentecostés que es el inicio del Reino Glorioso que nos llama a celebrar cada
14 de septiembre de cada año).

CARISMAS
 Los carismas pueden ser entendidos y justificados solo en la Iglesia, para la Iglesia y desde
la
Iglesia.

 De esta forma, podemos entender el carisma como el don particular de la Gracia Divina
operado en el creyente por parte del Espíritu Santo para la común utilidad de la Iglesia.

 Las notas características de un carisma autentico son:

1. Proveniencia Singular del Espíritu Santo.

2. Profundo anhelo de configurarse con Cristo, testimoniando alguno de los aspectos de su


ministerio.

3. Un amor fructífero a la Iglesia por lo que se rehúye todo lo que pueda ser causa de desorden.

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