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Tema 18: Jesús es el Pan de la Vida.

Objetivo: Que los catequizados conozcan y reconozcan a Jesús como


nuestro alimento espiritual, ofreciendo su Cuerpo y su Sangre en el Pan
y el Vino. También se presenta como Sacerdote e Instituye la Eucaristía
en la Última Cena en el momento de la Fracción del Pan.

Material:

Sagrada Escritura, Cuaderno de Trabajo, Libreta, Lápiz, Lapicero,


Colores, Pegamento, Tijeras y Actividad Anexado.

Saludo y Oración:

Nos persignamos y hacemos la oración del Padre Nuestro.

Motivación:

Hacer un pequeño recordatorio del tema anterior y preguntar a nuestros


Catequizados ¿Qué es lo más importante para nuestra salud? ¿Qué
sienten cuando al llegar a su casa muy cansados, la encuentran sola,
oscura, sin nada para comer? ¿Que sienten cuando al llegar a casa su
Mamá les dice “vengan a comer, todo está calientito”?

Desarrollo del Tema:

1.- Leemos Mateo 26, 26-28

También nos puede ayudar Mc 14, 22-24 y Lc 22, 17-20

2.- Podemos Compartir con los Catequizados que le entendieron a


dichas lecturas.

El versículo Clave es: “Tomen y Coman; este es mi Cuerpo” Mt 26,26

26. Mientras comían, Jesús tomó pan, pronunció la bendición, lo partió y


lo dio a sus discípulos, diciendo: «Tomen y coman; esto es mi cuerpo.»

27. Después tomó una copa, dio gracias y se la pasó diciendo: «Beban
todos de ella:

28. Esto es mi sangre, la sangre de la Alianza, que es derramada por


una muchedumbre, para el perdón de sus pecados.
Introducción.

Realizar las Actividades Anexadas en lapso de 10 a 15 mins.

Una vez terminada podemos comparar respuestas correctas y corregir


las incorrectas.

Reflexión:

La Cena de Jesús con sus Apóstoles tiene como fondo la celebración de


la Pascua judía. En la comida de Pascua de la Antigua Alianza ya se
usaban el pan y el vino. El jefe de la familia explicaba el simbolismo: El
pan de la Pascua expresa cómo Dios libera, auxilia y fortalece a su
pueblo. El vino regocija el corazón, anima el cuerpo, lo mismo que la
sangre. Constituye además uno de los elementos fundamentales del
banquete mesiánico.

Los relatos de la institución de la Eucaristía contienen las palabras con


que Jesús explicó el nuevo significado del pan y del vino (cáliz, copa) en
la Pascua cristiana. La diferencia radical entre ambas Pascuas es que en
la de la Nueva Alianza, ese pan y ese vino se hacen realmente el Cuerpo
y la Sangre del Mesías Redentor, que se da en alimento a sus
seguidores para comunicarles la nueva vida.

En la Cena se encuentran:

Por un lado, el carácter de banquete de comunión, que en el Antiguo


Testamento concluyó la Alianza del Sinaí y fundó el Pueblo de Dios. Allí,
Moisés derramó sangre para el perdón de los pecados de todos y
preparó la comprensión del nuevo Moisés, Jesucristo, sacerdote del
sacrificio del Nuevo Pueblo de Dios. Jesucristo derrama su sangre por
todos, ya que ha bajado del cielo «por nosotros los hombres y por
nuestra salvación» (Credo)

Pero también la Cena anuncia y anticipa el Sacrificio de Jesús en la Cruz


cuando se dice que su cuerpo es entregado y que su sangre sella una
nueva alianza. Se alude a la muerte del Siervo de Yavé anunciada por
los profetas, que es mediador entre Dios y los hombres (pontífice) Y
Jesús consiguió la redención no con sangre ajena, sino con la propia.

Cada vez que la Iglesia celebra la Eucaristía:

Anuncia la muerte redentora de Jesús. Se destacan en los relatos las


ideas de expiación, sacrificio, entrega, servicio y amor obediente de
Cristo.

Proclama la alianza definitiva entre Dios y su Pueblo.

Anticipa el banquete mesiánico.

Por otra parte, el pan partido y el vino repartido, evocan la realidad del
cuerpo muerto y de la sangre derramada. Pero no se trata de un puro y
simple simbolismo, sino de una realidad. La Palabra de Dios: «esto es
mi cuerpo», «esta copa es la nueva alianza sellada con mi sangre»,
realiza lo que anuncia, ya que esa palabra es siempre eficaz

LA MISA ES LA RENOVACION DEL SACRIFICIO DEL CALVARIO

El Sacrificio de Cristo se completó en la Cruz, pero se continúa en


nuestros altares. En la Ultima Cena Jesús instituyó la Eucaristía para que
los hombres pudiesen unirse con El y renovar su sacrificio de un modo
incruento. Por eso dijo: «Haced en memoria mía», añadiendo que de
esta manera anunciaban «la muerte del Señor hasta que El venga»

El Sacerdote en la Santa Misa es «el mismo Cristo» que está glorioso en


los cielos, que actúa a través del ministro sagrado que es «otro
Cristo» prestando su voz, su cuerpo y su vida misteriosamente al Señor.
La Víctima es también Jesús presente por la Consagración en la Sagrada
Eucaristía. A través de la Santa Misa se aplican a los cristianos los
méritos de Cristo.

El Concilio Vaticano II enseña: Nuestro Salvador en la Última Cena, la


noche que le traicionaban, Instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo
y de su sangre, con el cual iba a perpetuar por los siglos hasta su vuelta
el sacrificio de la Cruz y a confiar así a su Esposa, la Iglesia, el memorial
de su Muerte y Resurrección: sacramento de piedad, signo de unidad,
vínculo de caridad, banquete pascual en el cual se recibe como alimento
a Cristo.

Conclusión:

Cada vez que vamos a la celebración Eucarística el sacerdote, nos hace


recordar la última cena en la Consagración con las mismas palabras que
dijo Jesús cuando bendice el pan y el vino, y además en la
transubstanciación o transustanciación es donde el pan deja de ser pan
y el vino deja ser el vino y se convierte en el cuerpo y la sangre de
Cristo. Primero es la Transubstanciación o Transustanciación y luego la
Consagración.

A continuación realizamos:

La Actividad del cuaderno de Trabajo

Compromiso

Oración

Preguntas de Repaso.

Terminamos entonando el Canto correspondiente.

Elaboró:

Catequista Jorge Luis Reyes Feria y Yuridia Sánchez Reyes

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