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CONSIDERACIONES SOBRE
ALGUNAS CORRIENTES
HISTORIOGRÁFICAS DEL SIGLO
XIX 1
Dianna Martinez

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Dilt hey y el hist oricismo alemán


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Revist a Cambios y Permanencias
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CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNAS CORRIENTES HISTORIOGRÁFICAS


DEL SIGLO XIX1
Román Moreno Soto2

RESUMEN

Este artículo tiene como objetivo mostrar un estudio de aquellas corrientes historiográficas
del siglo XIX que tuvieron mayor impacto mundial (positivismo, historicismo alemán y
materialismo histórico) resaltando el contexto histórico en el cual se ubicaron, así como sus
más destacados representantes, para cumplir este cometido es necesario remontarnos al
proceso que significó para la historiografía en el siglo XVIII la Ilustración, donde haremos
énfasis en los planteamientos hechos por Immanuel Kant y por G.W.F. Hegel, ya que ellos,
serán el referente de las corrientes historiográficas del siglo XIX que analizaremos. Al
realizar esta división se puede percibir las posturas más significativas de los historiadores
frente a su presente, así como las formas predominantes de investigar y explicar
determinados asuntos del pasado histórico de cada corriente, con el fin de elucidar a qué
intereses responde el historiador, o bien, para que grupo social o político trabaja y cuáles son
sus prejuicios o limitaciones. Además se presentan algunos esquemas que pueden ayudar al
lector al entendimiento de las corrientes.

PALABRAS CLAVE

Ilustración, Positivismo, Historicismo alemán, Materialismo histórico.

1
Las reflexiones de este trabajo son en gran medida producto de las discusiones del curso de
actualización docente “Corrientes de interpretación histórica del siglo ↓I↓, con una mirada hacía el siglo ↓↓”
que se impartió del 25 de julio al 05 de agosto del 2011, en la Licenciatura en Economía de la Facultad de
Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por parte del profesor
Humberto Mandujano Arroyo, M. Alfredo Bravo Olivares y un servidor, como parte del trabajo realizado
dentro del proyecto PE 302711: “Historia Económica en el Siglo ↓↓. Evolución, Escuelas y Tendencias”, del
Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) y el Programa
de Actualización y Superación Docente (PASD), ambos de la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico (DGAPA) de la UNAM. Agradezco el apoyo de Yadira López Tovar en la preparación de los
esquemas, aunque los errores e inconsistencias son enteramente míos.
2
Economista egresado de la FES Aragón de la UNAM, Especialista en Historia del Pensamiento
Económico por el Posgrado de Economía de la UNAM, actualmente estudiando la Maestría en Historia en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es profesor de asignatura en la Licenciatura en Economía de la
FES Aragón.
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ABSTRACT

The purpose of this article is to show an study of the 19th century historiographical trends
such as Potivism, German Historicism and Historical Materialism all of which have had an
impact around the world, for this reason is important to emphasize the historycal context in
wich they were located, and make mention of its most prominent representatives, too. To
accomplish this object is necessary to go back to the process that meant the Age of
Enlightenment for the historiography in 18th century, where we will focus on proposals
made by Immanuel Kant and G.W.F. Hegel, in which they will be the reference for
historiographical trends of 19th century which one will be analized. Making this division
can be perceived the most representative points of view of the historians about their present,
as well as the predominant forms of research and explain certain matters of historical past
of each stream, in order to clarify whose personal interests, moreover, for what social or
political group working and their prejudices or limitations. Furthermore, it shows some
schemes to help the reader to understand the variety of poins of view.

KEY WORDS

Enlightenment, Potivism, German Historicism, Historical Materialism.


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1. LA ILUSTRACIÓN COMO PUNTO DE PARTIDA.

El siglo XVIII, conocido como el siglo de las luces, tiene dentro de la historiografía un
significado especial, ya que en este lapso se madura la concepción humanista de la
historia que cobró forma a partir del siglo XV con los historiadores florentinos. La
concepción humanista de la historia durante el siglo XVIII fundamentada en el
racionalismo: "la vuelta del hombre sobre sí mismo, por la confianza que tiene en su razón y
en su conciencia”3, se va anteponer a la explicación cristiana del proceso humano en
general, y a las interpretaciones históricas deístas en particular. Así pues, su característica
fundamental va a ser la pugna que entabla contra la Iglesia, a la cual considera como el
elemento retardatorio del progreso y la causa determinante de la ignorancia y superstición,
elementos que frenan el avance pleno de la razón: "Este rasgo anticlerical de la
historiografía de la Ilustración va a tener su expresión más nítida en los historiadores y
filósofos franceses, quienes convirtieron la labor histórica en un elemento de propaganda
en contra de las instituciones tales como la nobleza feudal terrateniente y parasitaria, el
absolutismo monárquico y obviamente la Iglesia”.4 Si bien todos los historiadores y
filósofos ilustrados enaltecen a la razón y muestran un gran optimismo en cuanto a los
logros que ha alcanzado la humanidad y experimentan una excesiva confianza en la época
que les tocó vivir, la manera de interpretar este progreso va a ser visto desde perspectivas
diferentes.
Es obvio que las diferencias que se encuentran entre los ilustrados europeos se
explican por el contexto histórico particular en que éstos se desarrollaron, el proceso de
ascenso de la burguesía inglesa difiere radicalmente del que sigue en Francia o Alemania y
por lo tanto va a ser este hecho el que marque las diferencias que existen entre los
historiadores y filósofos de la Ilustración. No obstante su grandeza, al considerar la
Filosofía de la Ilustración, se descubre, de una manera general, qué fue el pensamiento de
la burguesía para beneficio de ella y para explotar al trabajo en forma más intensa en
comparación a cómo lo hizo el sistema corporativo medieval. Por lo tanto, este amor por la
libertad, que no es sino fundamentalmente la libertad de elección y mercado, era un amor de
la burguesía, que necesitaba derrumbar lo muros de la Bastilla para defender mejor y
acrecentar su riqueza.

3
Mario de la Cueva, La idea del Estado. 2ª. Ed., México, UNAM, 1980, p. 88.
4
Pilar Barroso Acosta, "Introducción", en Pilar Barroso Acosta, et. al,. El pensamiento histórico: ayer y
hoy. II. Del iluminismo al positivismo, 2a ed., México. UNAM, 1994, p. 16.
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De este modo, a partir de la Ilustración, el objeto de la historia es el género humano,


la sociedad, las facultades (razón, espíritu, intelecto) su progreso y el modo en que han
contribuido a mejorar la condición terrenal de los hombres, es decir, la historia es, el
proceso de refinamiento y perfeccionamiento de las facultades intelectuales del ser humano,
de su psicología y de sus capacidades de manipulación tecnológica y artística. Dentro de los
elementos comunes están los siguientes: "una fe en la razón y en el progreso, un
escepticismo religioso, una rebeldía ante la traición, un desarrollo notable de la
concepción mecanicista de la naturaleza y un interés universal por la historia que
implica una visión cosmopolita de la misma”.5
La consideración de que la sustancia de la historia está dada por un movimiento
progresivo, reconocible en su dirección y despliegue se apoya en la idea de origen
iusnaturalista de que la naturaleza y las pasiones humanas son sustancialmente idénticas en
cualquier tiempo y lugar y que esto ofrece un fundamento estable a un conocimiento más
seguro de la actividad del hombre. "Asimismo se da una proclamación del triunfo de la
autonomía de la inteligencia humana, un sentido de la acción individual y un despertar del
interés humano por conocer algo más que la historia política de un rey o de la Iglesia”.6 De
ahí el impulso hacia un análisis que sepa indicar cuáles son los obstáculos que se han
interpuesto en el progreso del hombre y la sociedad, es decir, la idea de que la historia
debe ser esencialmente una investigación de causas y leyes. El objetivo de esa historia no
es simplemente el fin evidente de la verdad, sino también la explicación del sentido general
de los acontecimientos del "espíritu " de épocas o naciones particulares. De ahí se seguiría que el
estudio de la historia es importante para descubrir los fenómenos y el proyecto de la
Naturaleza, es decir el curso de la especie humana. Por ello vemos una tendencia a
clasificar los pueblos vencedores de acuerdo al desenvolvimiento de su espíritu, el cual se
encuentra guiado por la razón, de este, modo, la historia va a jugar un papel central en la
justificación del imperio-centrismo, como proyecto de dominación del mundo, es decir, la idea
europea de la Historia Universal.

1.1 KANT Y LA RAZÓN PURA.

El idealista alemán, Immanuel Kant (1724-1804), influido por su contacto intelectual con
Federico II el Grande de Prusia, con quien tomó gran auge el despotismo ilustrado, escribe en
5
Ídem
6
Ibíd, p. 17
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1784 -cinco años antes de la Revolución Francesa-, un ensayo intitulado ¿Qué es la ilustración?,
en donde, más allá de la genial contribución personal del autor, recogía convicciones difusas,
sensibilidades compartidas incluso por otros autores ilustrados de toda Europa, reflejando
directamente aspectos importantes del contexto histórico, que sin lugar a dudas irradiarían en
gran medida a las interpretaciones historiográficas del Siglo XIX.
El método de Kant junto con los ilustrados es la crítica, es decir, se trata de poner en
crisis lo que sabemos para plantearlo de nuevo, si no entramos en crisis, nos quedamos
simplemente en la contemplación. Kant partía en primer lugar de un dato objetivo el
descubrimiento del individuo, de sus derechos, la caracterización de su humanidad en una
sociedad que se pensaba y representaba en el plano jurídico únicamente desde un punto de vista
orgánico de corporaciones y estamentos.
La ilustración es la liberación del hombre se su culpable incapacidad. La
incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.
Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia
sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere
aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración.7

Kant, afirmaba que iba a criticar al sistema de servilismo de los hombres, debido a su
incapacidad, por falta de decisión y voluntad, que los llevaba a asumir tutores, ya que es muy
cómodo abandonarse a la tutela del pensamiento, a través del padre, mentor, maestro y el
clero. La Ilustración era sobre todo una invitación al coraje, a la audacia, a la toma
definitiva de conciencia de las posibilidades de redención y emancipación de la persona
singular por medio del conocimiento, prescindiendo de toda autoridad externa a ella,
aunque, "es, pues, difícil para cada hombre en particular lograr salir de la incapacidad,
convertida casi en segunda naturaleza”,8 la verdadera que está en la racionalidad, nunca se
le ha permitido porque ha estado sujeto al autoritarismo, por lo que salir implica un esfuerzo.
Luego entonces, la salida del hombre de la condición de minoría en cuanto individuo
se presentaba también en forma de fenómeno social e histórico de dimensiones amplias. En
su breve artículo, Kant aceptaba en ese sentido el gran reto de la Ilustración, planteándose
el tema bastante debatido de la difusión de las Luces, de la emancipación de toda una
sociedad, de la gran multitud de los que no piensan, frente a los frenos y obstáculos
impuestos por las autoridades religiosas y políticas. "Para esta ilustración no se requiere

7
Immanuel Kant, "¿Qué es la ilustración?", en Immanuel Kant, Filosofía de la historia. Prólogo y
traducción de Eugenio Imaz, 2a ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1979, p. 25.
8
Ibíd, p. 26
Página 6 de 27

más que una cosa, [afirmaba Kant] libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese
nombre, a saber: libertad de hacer uso público de su razón íntegramente”.9

¿Qué es la Ilustración?

I. Kant (1783) Método

Prusia  Despotismo ilustrado

 Abolición total de la
Idealismo o
Federico II
“El Grande” tortura “Estado de Tesis central
Derecho”
La razón pura

 Desenvolvimiento de la
Idealista
alemán
Providencia

 Naturaleza

9
Ibíd, p. 28
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En el plano social la Ilustración, lejos de presentarse bajo la forma habitual de


conocimientos específicos, de dogmas y sistemas filosóficos definitivos, se convertía así
sobre todo en un proceso, en una práctica social, en un principio para el empleo de la
facultad cognitiva, que cualquier generación debía utilizar para el análisis crítico y valiente
de las conquistas del pasado, por ello, la distinción que hace Kant entre uso público y uso
privado de la razón presenta una originalidad y una agudeza absolutas: "Entiendo por uso
público aquel que, en calidad de maestro, se pueden hacer de la propia razón ante el gran
público del mundo de lectores. Por uso privado entiendo el que ese mismo personaje puede
hacer en su calidad de funcionario”.10 Con esta definición que, separando lo público de la
idea del Estado, daba vida a una memorable inversión semántica de los significados
tradicionales, Kant ponía de manifiesto de un solo golpe las implicaciones desarrolladas
históricamente durante el siglo XVIII entre las transformaciones ocurridas debido a la
aparición de nuevas formas urbanas de sociabilidad cultural, el formidable incremento de la
circulación de libros, el nacimiento de la opinión pública y las políticas reformistas de los
déspotas ilustrados, en suma, la constatación del cometido extraordinario y favorable
desempeñado por la comunicación, y, por tanto, por la libertad de expresión, en donde,
podemos encontrar el significado atribuido por Kant a la Ilustración como destino histórico
de la humanidad, necesidad íntima de la inteligencia humana de vivir conociendo y
comunicándose con los demás, es decir, abrir la libertad de pensamiento, llevará a la
libertad de acción de los individuos.
En suma, la concepción de la historia de Kant, se refiere a un desarrollo constante
y progresivo, de las mejores disposiciones del género humano. Se planteaba hasta qué
punto, bajo qué condiciones y cómo en la historia se puede hacer realidad una evolución
de la comunidad humana hacia el bien supremo, es decir, la razón pura, la cual para Kant
representa a la Providencia, que tiene trazado un plan, que los hombres pueden descubrir
echando a andar la razón, y eso se hace modificando nuestra actitud hacia el mundo,
abandonado toda actitud servil. Luego entonces, el historiador para Kant, es aquel que
descubre los fenómenos y el proyecto de la Naturaleza, es decir, el curso de la especie
humana, a través de su conocimiento y experiencia, por lo que desde su punto de vista el
historiador es un sabio.

10
Ídem.
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1.2 LA IDEA DE LA HISTORIA UNIVERSAL EN HEGEL

En la segunda década del siglo XIX, concluidas las guerras napoleónicas, que sirvieron
para despertar el nacionalismo en todos los estados alemanes, el desenvolvimiento colosal de
la literatura, de la música y de la filosofía,11 entregó a Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-
1831) una Alemania cultural que, a su vez, despertó una primera convicción: correspondía a la
Nación alemana y a sus universidades fortalecer el espíritu y hacer de él la antorcha cultural
de una nueva era para la humanidad. El destino ha entregado a sus hombres la misión de
cultivar la filosofía, olvidada en los restantes pueblos de Europa, y conducirla a los más
altos grados de esplendor; así se dice en el mismo Discurso de Heidelberg:12

La historia de la filosofía nos mostrará que en tanto en los otros países de Europa, en
los que ciertamente se cultivan las ciencias con celo y prestigio, y se educa el
entendimiento, la filosofía, si bien se le conserva el nombre, desaparece su
consideración y aun su recuerdo, en cambio, en Alemania se conserva como una
peculiaridad de sus hombres. Hemos recibido de la naturaleza la más alta misión:
cuidar este sagrado regalo...

Es por esta razón qué a la historia de la Filosofía, Hegel le dedica mayores


atenciones en su cátedra: Lecciones sobre la historia de la Filosofía entre 1822 y 1831 en
plena cúspide del pensamiento idealista alemán. Hegel es el primero de todos los filósofos
que considera la organización social como una realidad cuya esencia es histórica. Para
explicar este hecho es preciso recordar las grandes tesis de Hegel sobre la historia.
La gran novedad del pensamiento de Hegel, en relación con todos los sistemas
filosóficos anteriores, es que admite, en primer plano, no ya a la "naturaleza humana"
considerada como inmutable, sino a la historia que implica una transformación del hombre
entero:

El hombre [afirma Hegel] es un ser pensante; en esto se distingue del animal. En todo lo
humano, [...] hay un pensamiento; por consiguiente, también lo hay en toda
ocupación con la historia [luego entonces] debemos indicar brevemente las categorías en
que la faz de la historia se presenta, en general al pensamiento. La primera categoría
surge a la vista del cambio de los individuos, pueblos y Estados, que existen un
momento y atraen nuestro interés, y en seguida desaparecen. Es la categoría de la
variación [...]. El aspecto negativo de este pensamiento de la variación provoca

11
Los historiadores alemanes llaman a este período cultural Der Sturm und Drang (Impulso y Tormenta),
cuyo significado se refería a una era de tormenta y de empuje en la cultura, cabe resaltar que este movimiento es
considerado como un movimiento "protoromantico", en el sentido del rescate de las tradiciones, de lo puro, lo
virtuoso, todo aquello que estaría ligado a los valores humanos, Johann Gottfried Herder (1744-1803), fue uno de
los máximos representantes de esta vertiente, que daría pauta al Historicismo Alemán.
12
Citado por De la Cueva, op. cit., p. 243.
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nuestro pesar [...]. Todo parece pasar y nada permanecer. Todo viajero ha sentido esta
melancolía. ¿Quién habrá estado en las ruinas de Cartago, Palmira, Persepólis Roma, sin
entregarse a consideraciones sobre la caducidad de los imperios y de los hombres, al
duelo por una vida pasada, fuerte y rica? [...]. Pero otro aspecto se enlaza en seguida
con esta categoría de la variación: que una nueva vida surge de la muerte [...]. Pero al
deponer la envoltura de su existencia, no solo trasmigra a otra envoltura, sino que surge
de las cenizas de su figura anterior, como un espíritu más puro. Esta es la segunda
categoría del espíritu.13

Como vemos, la afirmación del carácter histórico del hombre se identifica, en Hegel,
con la afirmación de su esencia espiritual. Esta historia sería una universal de la humanidad
y mostraría un progreso desde los tiempos primitivos hasta las civilizaciones
contemporáneas, en donde la historia es la esencia del cambio del presente, pasado y futuro
y ha seguido un curso racional:
La consideración de la historia universal ha dado y dará por resultado el saber que ha
transcurrido racionalmente, que ha sido el curso racional y necesario del espíritu
universal, el cual es la sustancia de la historia -espíritu uno, cuya naturaleza es una y
siempre la misma, y que explícita esta su naturaleza en la existencia universal. (El
espíritu universal es el espíritu general). [Por lo que] el gran contenido de la historia
universal es racional y tiene que ser racional; una voluntad divina rige poderosa él
mundo, y no es tan impotente que no pueda determinar este gran contenido.14

No hay naturaleza humana inmutable, piensa Hegel, simplemente porque el hombre,


que por su cuerpo pertenece a la naturaleza, es también un pensamiento cuya vocación es la
de dominar la naturaleza y realizar la libertad. El individuo que es autónomo, que se libera,
que realiza su "yo" perfectamente, se puede realizar en gran medida por el conocimiento de
la necesidad, con el despliegue de la razón. De modo que el asunto de esta historia es el
desarrollo de la libertad:

Hemos de contemplar la historia universal según su fin último. Este fin último es
aquello que es querido en el mundo [...]. Dicho de un modo más preciso: la idea de la
libertad humana. La más pura forma en que la idea se revela es el pensamiento mismo:
así es la idea considerada en la lógica. Otra forma es la de la naturaleza física. La
tercera, por último, la del espíritu en general. Ahora bien, el espíritu, en el teatro sobre
el cual nosotros lo consideramos, en la historia universal, está en su más concreta
realidad.15

El espíritu es esencialmente individuo, según Hegel, pero en el elemento de la historia


universal no tenemos que habérnoslas con el individuo particular, ni con la limitación y
13
G.W.F. Hegel. Lecciones sobre filosofía de ¡a historia universal. Prólogo de José Ortega y Gasset,
advertencia y traducción de José Gaos. Madrid, Alianza, 1979, pp. 41-48.
14
Ibíd, pp. 44-45
15
Ibíd, p. 61
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referencia a la individualidad particular, entonces ¿cómo se manifiesta él espíritu en la


historia? A lo que responde: "El espíritu, en la historia, es un individuo de naturaleza
universal, pero a la vez determinada, esto es: un pueblo en general. Y el espíritu de que
hemos de ocuparnos es el espíritu del pueblo”.16 De modo que cada pueblo tiene un espíritu
que se despliega en su historia, ese ser del pueblo es la manifestación del espíritu universal:

Los pueblos son el concepto que el espíritu tiene de sí mismo. Por tanto, lo que se
realiza en la historia es la representación del espíritu [...]. La conciencia del espíritu
debe tomar forma en el mundo. El material de esta realización, su terreno, no es otro
que la conciencia universal, la conciencia de un pueblo [...] está conciencia constituye el
derecho, la moral y la religión del pueblo [...]. El espíritu del pueblo es un espíritu
particular; pero a la vez también es el espíritu universal absoluto; pero este es uno
solo. El espíritu universal es el espíritu del mundo, tal como se despliega en la
conciencia humana [...]. Y este espíritu universal es conforme al espíritu divino que es el
espíritu absoluto [...]. El espíritu del pueblo es, por tanto, el espíritu universal
vertido en forma particular, a la cual es superior en sí; pero la tiene, por cuanto
existe.17

Según Hegel los grandes individuos en la historia universal son los que aprehenden este contenido
universal superior y hacen de él su fin, son: "los que realizan el fin conforme al concepto superior del
espíritu. En este sentido [afirma] hay que llamarlos héroes18". Después, Hegel cuestiona ¿cuál es el fin
que ha de ser realizado con estos medios? A lo que responde que la historia universal es la manera en
que se manifiesta la razón y que se concretiza en el Estado, de modo que la historia tiene que basarse en
la política:

El hombre debe cuanto es al Estado. Sólo en este tiene su esencia. Todo el valor
que el hombre tiene, toda su realidad espiritual, la tiene mediante el Estado. La
realidad espiritual del hombre consiste en que, como se sabe, sea para él
objetiva su esencia, esto es, lo racional, tenga para él la razón una existencia
objetiva e inmediata. Solo así es el hombre una conciencia; sólo así participa en
la costumbre, en la vida jurídica y moral del Estado. La verdad es la unidad de
la voluntad general y la voluntad subjetiva; y lo universal está en las leyes
del Estado, en las determinaciones universales y racionales

Así es como tenemos que para Hegel, la historia universal es la tradición occidental, en
donde existe un hilo conductor desde los griegos hasta los alemanes, por generar las bases
de los pueblos conquistadores, con este planteamiento nuestro autor alcanzó una segunda

16
Ibíd, p. 65
17
Ibíd, p. 66
18
Ibíd, pp. 91
Página 11 de 27

convicción: la filosofía no es ni puede ser algo extraño a la vida o a la historia, de donde


resulta que cada concepción o doctrina filosófica ha de ser la conciencia del momento
histórico que vive, y puesto que el destino había reservado a Alemania la actividad
filosófica, el sistema de la nueva era que se abría para la humanidad, debía ser la
conciencia histórica del pueblo que se sentía y se sabía una nación que se preparaba para
las grandes hazañas, en los calos de la cultura, de la ciencia y de la técnica y c uya
burguesía se alistaba para la disputa de los mercados.
Hegel se hizo así el trovador del Estado Prusiano -de un Estado que se fortalecería
por la burguesía- y sacrificó la idea de la soberanía del pueblo y la doctrina de los derechos
naturales del hombre: "el espíritu absoluto, punto de partida, corazón y fin supremo de la
filosofía, habla históricamente a la humanidad por conducto de un pueblo, tal como ocurrió
en Israel, en Grecia o en Roma, pero ahora, y ésta es la fuerza de la visión del espíritu
absoluto, que es idéntico a Dios, ha escogido a Alemania para que hable al mundo, quizá
por mil o más años”.19

19
De la Cueva, op. cit., p. 244
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Ilustración

 Orden y progreso

 Conocimiento
Observación Empirismo/Pragmatismo

vs.

 Dios= Naturaleza
Experimentación Pasión/Instinto
 Deísmo

 Libertad de
 La crítica como  Liberalismo pensamiento

 Elección
método

 Kant (1783) ¿Qué


 Individualismo /
 Mercado
es la Ilustración?
Humanismo

 Hegel (1822-

 Capitalismo  Parlamento
1831) Lecciones
sobre Historia
│Democracia

 Contrato Social
 (Constitución)

 Leyes
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2. CORRIENTES HISTORIOGRÁFICAS DEL SIGLO XIX.

El siglo XIX es la época de las grandes revoluciones que consolidan al capitalismo


cómo el modo de producción que impone sus formas en relación con el proceso de
producción a nivel internacional, ya sea como resultado del propio desarrollo de los países
o como imposición a países conquistados, colonizados o dominados por las grandes
potencias europeas. En el terreno político se llevan a cabo resoluciones que derivan el
establecimiento de sistemas parlamentarios ya sea en su forma republicana o como
modificación a las monarquías que subsisten sólo formalmente. A estos dos movimientos se
les une el pensamiento liberal que los sustenta, así se dan las revoluciones de independencia
de los países latinoamericanos, las revoluciones burguesas de 1848 y las guerras de
dominio en Asia y África por parte de las potencias europeas que se disputan el mundo para
imponer sus mercados. Por otro lado, el sistema estimula el desarrollo de las ciencias y
técnicas que propician la producción para internacionalizar el consumo y lograr la
acumulación, la centralización y la concentración de capitales.
Al mismo tiempo que asciende y se consolida la burguesía como clase en el poder se
empieza a dar la aglutinación de la clase trabajadora. Se inicia su lucha en contra del
dominio político y la explotación económica. Se producen los movimientos carlista,
ludista y anarcosindicalista en Inglaterra, aparece el anarquismo y fracasa la Comuna
de Francia en 1871, se da la organización de la Primera Asociación Internacional de
Trabajadores en 1864 bajo la dirección de Marx y Engels. En este momento se dan las
diferentes corrientes de pensamiento que podemos agrupar en dos principales: las que
legitiman teóricamente el sistema capitalista y las que lo critican y preconizan un
cambio estructural hacia un sistema socialista-comunista. Así, el siglo XIX, fue
caracterizado por varias concepciones que se tenían acerca de la Historia. Ahora se
dará un panorama breve de tres de ellas: positivismo francés, historicismo alemán y
materialismo histórico.

2.1 LA VISIÓN DE LA HISTORIA DEL POSITIVISMO.

El antecedente de esta orientación filosófica lo encontramos en Claude-Henri de Rouvroy,


conde de Saint-Simon (1760-1825), el cual estaba convencido, de que la sociedad, en virtud
de las "leyes generales de conservación", debe fundarse sobre el poder de los sacerdotes y el
Página 14 de 27

poder de los jefes, pero también de que la antigua religión y el antiguo poder político no
resurgirán más, le es preciso encontrar un fundamento a la religión y al poder nuevos.
Piensa que este fundamento se encontrará en la ciencia y en la industria, es decir, la
intención de Saint-Simon era, utilizar el método exacto de la ciencia y trasladarlo a la
filosofía: "Los nuevos jefes serán los dirigentes de la industria, cuya autoridad se justificará
a los ojos de todos por el servicio eminente que cumplirán respectos del pueblo al
proporcionarle bienestar. Los nuevos sacerdotes serán los sabios que dominarán los más
profundos secretos del universo”.20 Observamos en Saint-Simon una exaltación de la
ciencia, y a esta cómo la única guía para la vida individual y social:

ÚNICO CONOCIMIENTO FUNDAMENTO


CIENCIA ÚNICA MORAL DE UNA NUEVA
ÚNICA RELIGIÓN VIDA SOCIAL

En agosto de 1817, el joven Augusto Comte (1798-1857) se convierte en su


secretario; él cual retomado los postulados de su maestro, llamó a su sistema filosofía
positiva y acogió el término positivismo para referirse a ella, ya que, lo positivo, es lo dado,
lo establecido, lo reconocido como un hecho, lo cierto, lo verdadero, lo efectivo, de modo
que el positivismo es una orientación filosófica que se produce como aversión al idealismo
romántico y a la dialéctica negativa. De acuerdo con sus postulados, la filosofía tenía que
basarse en las ciencias positivas, de cuyas verdades primitivas y parciales, propias de los
fenómenos estudiados por cada una de ellas, se desprendería la síntesis que constituía la
verdad filosófica. Dichas ciencias eran: la matemática, la astronomía, la física, la química,
la biología y la física social, a la que más tarde llamó sociología.
Para Comte el conocimiento no era objeto de mera especulación, ya que debía
aplicarse a la solución de los problemas humanos. El filósofo positivista debía servir a la
humanidad con la verdad. Por eso, el positivismo tuvo desde un principio implicaciones
políticas, religiosas y morales, aparte de las estrictamente lógicas y científicas.

20
Henri Denis. Historia del pensamiento económico. Barcelona, Ariel, 1970, p. 296
Página 15 de 27

Auguste Comte
(Montpellier, 1789 – París, 1857)

ELEMENTOS DE UNA NUEVA ORGANIZACIÓN SOCIAL

TEMPORAL ESPIRITUAL

Capacidad Industrial Capacidad Científica

Emancipación de los Introducción de las Ciencias Positivas en


municipios Europa

Se opone al poder militar Se opone al poder teológico

Clases distintas e independientes al sistema antiguo

Destruirlo Sustituirlo

 No comparten la autoridad del sistema antiguo, aprovecha su poca


independencia para ejercer acción sobre la naturaleza

 Fuerza civil preponderante: Mayor libertad y autoridad legislativa

 Fuerzas temporales y espirituales pasan a manos de los municipios

 Poder temporal Poder político Régimen parlamentario Voto


exclusivo del impuesto

 Separación de los jefes militares y teológicos por parte de la masa de


los municipios
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Uno de los aspectos que vale la pena resaltar, por su importancia dentro del
positivismo comteano, es el rechazo a las tesis y doctrinas teológicas, a favor de las
científicas positivas. El punto central de esta cuestión descansa sobre la consideración de
las leyes naturales, descubiertas por las ciencias a través del método positivo, como las
verdaderas ordenadoras y únicas capaces de explicar el devenir de la realidad, dejando de
lado como retrógradas, falsas y oscuras las explicaciones teológicas al respecto, entre ellas
la de la divina providencia, la creación ex nihilo, el hombre como criatura de Dios.
Lo apodíctico de la ley es descubierto por la razón en la incesante repetición de los
fenómenos que, inductivamente, logra mediante la experimentación justificar
empíricamente la validez de la ley. El método positivo de Comte es en realidad el método
adoptado por las ciencias positivas de la época y está conformado principalmente por tres
momentos: observación, experimentación y comparación. De modo que su visión de la
historia se encuentra encaminada a mostrar que la filosofía positiva habrá de imperar el
mundo, según Comte, los conocimientos pasan por tres estadios teóricos distintos, tanto el
individuo como en la especie humana, estos tres estadios se llaman: Teológico, Metafísico
y Positivo.

En abril de 1820, en el contexto de la restauración en Francia, Comte publica su ensayo


intitulado "Apreciación sumaria del conjunto del pasado moderno ", cuya intención es mostrar el
pasado moderno, a partir del surgimiento de la modernidad:

En la misma época en que se constituye definitivamente el sistema feudal y teológico,


nacen los elementos de un nuevo sistema social, a saber, la capacidad industrial o de
los artesanos -nacida de la emancipación de los municipios- detrás del poder temporal
o militar; y la capacidad científica -nacida de la introducción en Europa de las
ciencias de la observación traídas por los árabes- detrás del poder espiritual. Estos dos
sistemas coexistieron durante cuatrocientos o quinientos años, sin chocar abiertamente
en vista de la desigualdad de fuerzas. La lucha se preparó en silencio durante este
intervalo.21

En lo anterior podemos observar una marcada influencia ilustrada en Comte, es decir su


afirmación que en el siglo XI el poder temporal y el poder espiritual se constituyeron
definitivamente y, al mismo, tiempo, existió un cambio hacia las capacidades positivas, que
comenzaron a desarrollarse detrás de estos dos poderes y así preparar su decadencia con la
sustitución de la voluntad por la razón, deja ver en el elementos claramente ilustrados. Lo

21
Augusto Comte "Segunda parte. Apreciación sumaria del conjunto del pasado moderno" en Augusto
Comte, Primeros ensayos, México, Fondo de Cultura Económica, 1975, p. 33.
Página 17 de 27

mismo podemos decir cuando afirma que con tal progreso en las cualidades sociables del
hombre, en el estado positivo resulta ya innecesario y además injustificable la guerra y las
aspiraciones belicosas, en principio, porque se habría alcanzado una homogeneización de
las opiniones, basada en la objetividad provista por el método positivo de las ciencias, y
después, porque es el industrialismo, la división del trabajo y de las ciencias, la que en adelante
ha de ordenar la sociedad, que encuentra mediante estas condiciones una feliz convergencia de
todos los intereses. En general, vemos la importancia que para Comte hay con respecto al
descubrimiento de las leyes que rigen todos los procesos, naturales y sociales, ya que esto
aporta la ventaja de poder actuar sobre dichos procesos, pudiendo intervenir así a favor del
progreso. ¿Cómo ha llegado la humanidad al camino del progreso? Comte observa una serie
de factores importantes:

Existió una acción indiscutible que ejerció el gran incremento del comercio, y en
consecuencia la industria, con el descubrimiento de América y el paso por el cabo de
Buena Esperanza a las Indias [además] otros dos descubrimientos de primer orden, uno
en las artes y el otro en las ciencias [...]. El primero fue el de la imprenta, realizado
hacia el final del siglo XV él, uno, [...] el segundo es el de la verdadera teoría
astronómica descubierta por Copérnico y probada y establecida por Galileo, alrededor de
un siglo después el otro, vinieron a asegurar y a acelerar la decadencia del sistema
antiguo.22
Pero lo verdaderamente importante era describir el punto en el que los poderes feudales
desaparecían por completo, dando la pauta a la sociedad positiva, es decir, a la capacidad, a la
razón y al progreso, este punto según Comte fue la Revolución Francesa:

Al terminar el siglo XVII habían tenido lugar dos ataques parciales contra el antiguo
sistema: uno en el siglo XVI contra el poder espiritual; otro contra el poder temporal en el
siglo XVII f...J. Así pues, el siglo XVIII llevó la crítica de los dos poderes hasta sus límites
últimos y acabo con la ruina del sistema antiguo en sus elementos y en su conjunto o, para
decirlo mejor, exigida inevitablemente por este estado de cosas, estalló la Revolución
Francesa.23
Comte fue discípulo de Hegel, por ello es clara en él la afirmación de la historia como
un proceso del desenvolvimiento histórico, es decir hacia el progreso, el cual es el punto máximo
de la armonía y la paz de la sociedad:

El éxito del plan político seguido por los municipios, desde su emancipación, se fundó,
pues, ante todo en los progresos civiles y políticos, que derivaron de la acción sobre la
naturaleza y el aprovechamiento del grado de libertad individual, es decir, a través del
conocimiento de causa, de la ley superior del progreso del espíritu humano [..] este plan es
22
Ibíd, pp. 27-28
23
Ibíd, pp.29-31
Página 18 de 27

tan perfecto que todo lo que nos queda por hacer es aplicarlo -sin cambiar nada de él- a la
dirección del conjunto de la sociedad.24

Otro elemento claramente ilustrado de Comte es su adhesión al liberalismo, el cual


evidente al exaltar el individualismo y con ello la justificación de la propiedad privada:
Habiéndose convertido en propietario, el pueblo ha contraído poco a poco los
hábitos de amor al orden y al trabajo, todos aquéllos relativos a la provisión y al
respeto de la propiedad, [...] así es como quedó establecida una colaboración a la
que todos aportan una capacidad y un fondo, lo cual da la pauta a una verdadera
asociación y no existe otra desigualdad que la de las capacidades y la de los fondos,
que son una y otra necesarias —es decir, inevitables-, y que sería absurdo, ridículo y
funesto pretender que desaparecieran, ya que constituyen el más alto grado de
igualdad que fuera posible y deseable.25

Fue en esta situación cuando Augusto Comte exigió que se utilizaran los hechos
históricos como materia prima de algo más importante y más genuinamente interesante que
ellos mismos, de modo que la orientación positiva de Comte, sin lugar a dudas tuvo una
gran influencia en la historiografía del siglo XIX, ¿pero cuál era la propuesta metodológica
de la historiografía positivista? En 1889, en Francia se publica la famosa Introducción a los
Estudios Históricos26 de Langlois y Seignobos, en la que distinguen las operaciones
sintéticas, que en términos generales resumen las cuatro etapas en el trabajo del historiador,
de acuerdo a la propuesta positivista:
1. Se trata en primer lugar de reunir los documentos; una técnica particular, la
heurística, lo informará sobre los medios de lograrlo. A continuación hay que
tratar los documentos con una serie de operaciones criticas (criticas de
autenticidad, de restauración, de procedencia, de interpretación y de credibilidad).
2. Tras lo cual viene el despojo de sus hechos; de los documentos ya indiscutibles, el
historiador extrae los hechos por simple observación.
3. Una vez despojados los hechos particulares, no queda sino organizarlos en un
"cuerpo de ciencia" por la "construcción histórica", término preferible al de
síntesis, contaminado por un culpable subjetivismo.
4. El historiador establece relaciones entre los hechos bajo la forma de un relato
impersonal que evita el detestable estilo de los románticos que trataban de dar al
lector la impresión de lo "vivido.27

Este método se expandió rápidamente hacia Inglaterra, en donde fue recuperado


por Arnold Toynbee en su obra Estudio de la Historia28 - escrita en doce tomos entre 1933

24
Ibíd, pp. 40-44
25
Ibíd, pp. 54-57. Las cursivas son nuestras.
26
Cfr. C. V Langlois y C. Seignobos, "Operaciones sintéticas" en Introducción a las estudios históricos.
Buenos Aires, La Pléyade, 1972
27
Charles-Oliver Carbonell. La historiografía. Traducción de Aurelio Garzón del Camino. 1a
reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 118-120
28
Passin. Arnold J. Toynbee, "II. El estudio comparativo de las civilizaciones. III. La comparatibilidad
de las sociedades", en Estudio de la Historia. Compendio de D.C. Somervell, Vol. 1, Madrid, Alianza, 1977.
Página 19 de 27

y 1961- hace una interpretación de la historia sobre la base de ciertas divisiones de la


especie humana, denominadas por nuestro autor como sociedades. Una de estas divisiones
es la Cristiandad Occidental; otra es la Cristiandad Oriental o Bizantina; una tercera es la
sociedad Islámica; una cuarta, la sociedad Hindú y una quinta, la sociedad del Lejano
oriente. Todas estas existían como civilizaciones al día en que Toynbee realizó su estudio,
sin embargo, afirma nuestro autor que también podemos descubrir lo que parecen ser
reliquias fosilizadas de sociedades ahora extintas; un conjunto de tales reliquias incluía las
diversas ramas del budismo y los jainos de la India. A las diferencias y relaciones entre
estas sociedades las denomina ecuménicas; a las diferencias y relaciones dentro de una sola
sociedad, como a las que hay entre Atenas y Esparta, o Francia y Alemania, las considera
como de un tipo diferente y las denomina providenciales. En Toynbee encontramos
presente la influencia que ha ejercido en el pensamiento occidental la universalidad que ha
adquirido la historia en nuestros días. "El conjunto del mundo habitable se ha convertido en
una única gran sociedad", dice Toynbee, y para hacer historia, no parte ya de un
eurocentrismo, sino de una conciencia de la relatividad de la civilización occidental, sólo
un componente de la sociedad humana.

Arnold Toynbee
Estudios de la historia (12 tomos ) 1933-1961

 Sociedades  Sociedad Islámica

 Cristiandad Occidental  Sociedad Hindú

 Cristiandad Oriental-Bizantina  Lejano Oriente


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De modo que la tarea principal de Toynbee fue elaborar un estudio comparado


de 21 civilizaciones. La primera cuestión que trata de resolver es cómo y por qué
surgen las civilizaciones; la segunda, es cómo y por qué crecen y la tercera es cómo y
porqué se derrumban. A manera de recuperación de lo Langlois y Seignobos habían
planteado en sus operaciones sintéticas, lo primero que hace es dividir el campo de lo
histórico en un número especificable de secciones distintas, cada una de las cuales se
denomina sociedad. Para Toynbee era muy importante determinar sí la Cristiandad
Occidental era una continuación de la sociedad helénica o una sociedad diferente
relacionada con ella por afiliación, según él la respuesta justa es la segunda. Cualquiera que
dé la primera, o que empañe la absoluta distinción entre las dos respuestas, ha
cometido una ofensa imperdonable contra el primer canon del método histórico tal
cómo él lo concibe. El principio filosófico implicado al afirmar esto sería el de que sí una
civilización cambia deja de ser la misma y aparece otra nueva, es decir, para Toynbee
tenemos que ser capaces de decir exactamente dónde acaba una sociedad y dónde empieza
otra, no se nos permite decir que una se diluye en la vecina.
Esta es la concepción positivista de la individualidad: "la concepción de acuerdo con
la cual el individuo está constituido como tal por hallarse cortado de todo lo demás por una
frontera decisiva que distingue claramente lo que está dentro de lo que está fuera”.29
Toynbee no pudo advertirlo porque su concepción general de la historia es en último
término naturalista; la cual, considera la vida de una sociedad como vida natural y no como
vida mental, algo que es en el fondo meramente biológico y que se comprende mejor
mediante analogías biológicas. La civilización nace, entonces, como una respuesta a la
incitación; la respuesta no es un efecto de las condiciones naturales, es un ademán de la
voluntad, crece después y por último se desintegra, dando nacimiento a una nueva
civilización. ¿Significa ello progreso o eterno retorno? Toynbee es ferviente
providencialista y no puede aceptar un eterno retorno, descubre que bajo las apariencias de
un movimiento cíclico, privado de finalidad, se realiza un misterioso progreso, la ley divina
se cumple.

29
R. G. Collingwood. La idea de la historia. Traducción de Edmundo O'Gorman y José Hernández
Campos. 16ª reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica, 1990, p.164
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2.2 EL HISTORICISMO ALEMÁN.

Meinecke se ha referido al historicismo como "la más grande revolución espiritual del
mundo occidental”,30 pero aun aceptándolo resulta difícil aprehender exactamente en qué
consiste dicha revolución. "El hecho es complejo, pues siendo la corriente
contemporánea más vigorosa, no presenta una sola posición, sino que aparece en una
multiplicidad de concepciones”.31 Nacida como una reacción al iluminismo y a su idea de
progreso, que sometía a la historia a valores transcendentes que la juzgaban, ha tenido una
larga evolución durante el siglo XIX hasta llegar a formularse con madurez en el siglo XX.
Desde sus comienzos luchó por conseguir una autonomía para la historia, y así pasó por una
fase de previa formulación, la historiografía científica.
El historicismo abrió un nuevo capítulo en la historiografía, considerando como objeto
de la historia la vida humana en su totalidad y multiplicidad: "los conceptos
abstractos empleados por la filosofía no son adecuados para aprehender las realidades
concretas de la historia e intenta abordar el pasado no ya en términos de comparación,
sino desde sí mismas”.32 De modo que la tarea del historiador no era ya la búsqueda de
leyes y principios, sino comprender hasta donde fuera posible, infinita variedad de formas
históricas inmersas en los acontecimientos. El pasado no era ya algo separado de nosotros,
todo lo contrario, es lo que nos constituye, es nuestro pasado.
Leopold von Ranke (1795-1831) considerado el padre del historicismo entendía la
universalidad de la historia como la multiplicidad de hechos que todo historiador debe
tratar: políticos, sociales, estéticos, geográficos, biológicos. Mientras en el tratamiento de
las fuentes era riguroso, no se quedaba en el puro hecho sino que trataba de entrar un
sentido espiritual a la historia en cuanto a una dirección hacia lo "real-espiritual”,33 no a la
felicidad final sino a la perfección individual. Resaltaba la individualidad y sólo concibía
una comunidad en lo espiritual, por la raza o por la cultura. Admitía en la historia la cadena
causa-efecto siempre que se tomará en cuenta la libertad humana. En realidad, Ranke
demandaba el confinamiento del historiador en las fuentes del pasado para no
comprometerse con el presente, ya que su fin último, al igual que el de Hegel, era describir el

30
Friederich Meinecke, "Advertencia preliminar" y "Apéndice. Leopoldo von Ranke", en El historicismo y
su génesis. Traducción de José Mingarro y San Martín (libro primero) y Tomás Muñoz Molina (Libro segundo),
México, Fondo de Cultura Económica, 1982, p. 11
31
Josefina Zoraida Vásquez. Historia de la historiografía. 3a ed., México, Ed. Ateneo, 1983, p. 164
32
Ibíd,p. 165
33
Meinecke, "Apéndice", op. cit., p. 503
Página 22 de 27

plan perfecto de la Providencia.

LEOPOLD VON RANKE


(1795 Wiete – 1886 Berlín)

Padre de la “Historia Influencias Postulados


Científica”
(Historicismo)  Walter Scott  No teoría

 Barthold George
histórica
“Historia de los pueblos
romanos y germanos” Niebuhr  Componente
religioso

 Universidad de

 Clásicos y
Leipzig

 Filología
Teología

 Fuentes primarias
Método
 Traducción
 Objetividad
 Erudición

SOBRE LAS ÉPOCAS EN LA HISTORIA

 Suprime la
 Voluntad libertad
General humana

 Los hombres
(Dios)

 Naturaleza
Progreso en la
Meta positiva son dioses o
Historia
Espiritual nada
Página 23 de 27

2.3 LA CONCEPCIÓN MATERIALISTA DE LA HISTORIA.

La concepción materialista de la historia, fue el marco conceptual del análisis de la


historia, que se basó en el único elemento de cambio direccional en el ámbito de la
experiencia humana que resulta observable y objetivo, con independencia de los deseos y
juicios de valor subjetivos propios de la época que podamos tener, a saber: "la constante y
creciente capacidad de la especie humana por controlar las fuerzas de la naturaleza por
medio del esfuerzo físico y mental, la tecnología y la organización de la producción”.34 De
ahí la importancia crucial que tiene Karl Marx (1818-1883) y Friedrich Engels (1820-
1895) para los historiadores, ya que toda su concepción y su análisis parten de dicha
base, algo que hasta ahora no hecho nadie más. En otras palabras, no es posible ningún
debate histórico que no haga referencia a Marx o más exactamente, que no comience donde
él lo hace.
En efecto, Marx y Engels descubrieron que la forma social de la materia sólo puede
existir en movimiento, ese movimiento es la historia. La historia es la sociedad en
movimiento, es la materia social. Al introducir orden en el desorden, al disti nguir lo
importante de lo superfluo, Marx convirtió las disciplinas sociales en ciencias sociales.
Ésta es la principal aportación de Marx las Ciencias Sociales -según Maurice Duverger-.35
La concepción materialista de la historia o materialismo histórico nace con la
redacción por parte de K. Marx y F. Engels_de La ideología alemana, si bien es producto
de un proceso previo de maduración, sustentado, a su vez, en el desarrollo histórico no sólo
de las denominadas por Lenin tres fuentes del marxismo: la filosofía clásica alemana, la
economía política clásica y el pensamiento socialista, sino del conjunto de la historia
intelectual (por ejemplo: la Biblia, Aristóteles, Epicuro, el derecho romano, los
historiadores franceses de la Restauración, etc.).36
En general, podemos caracterizar al materialismo histórico como una teoría de la
historia en el más estricto sentido del término, con la intención adicional no sólo de captar
lo más adecuadamente posible el pasado humano, sino también con el propósito de servir
de fundamento sólido para la práctica presente y contribuir a la transformación futura de la
realidad histórico-social. Proyecto en buena parte contenido desde la famosa tesis XI sobre

34
Eric Hobsbawm, Sobre la historia, traducción de Jordi Beltrán y Josefina Ruiz, revisión de Elena Grau
Biosca, 2a ed. Barcelona, Crítica, 2004, p. 45.
35
Cfr. Maurice Duverger. Métodos de las ciencias sociales., Barcelona, Ariel 1996.
36
Ernesto Schettino. La concepción materialista de la historia. Mimeo, pp. 2-3.
Página 24 de 27

Feuerbach, destacando que no sólo se trata de interpretar el mundo, sino de transformarlo.


En este sentido el materialismo histórico tiene la pretensión, por una parte, de servir como
marco científico para la historiografía, la economía política y demás ciencias sociales; y,
por otra, como una guía igualmente teórica para la acción.
El materialismo histórico es una concepción crítica en el sentido más estricto
y radical del término: cuestiona y se cuestiona a sí misma; fundamenta lo que
afirma comprobando los asertos con base a pruebas empíricas (históricas) y
demuestra con argumentaciones; explica consistentemente. Es una concepción
objetiva, en cuanto que pretende explicar la realidad histórica a partir de ella misma y
no de lo que piensan o se imaginan de ella sus actores, esto es, a partir de lo que es el
hombre concreto y real, histórica y socialmente determinado, y no de lo que los hombres
quisieran o pretenden ser. No se pretende eliminar las manifestaciones denominadas
espirituales, sino de explicarlas objetivamente: "No es la conciencia del hombre la que
determina su ser, sino, por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia”.
Es una concepción dialéctica,37 porque concibe la realidad histórica en constante
movimiento y cambio, de una manera estructurada, determinada por la actividad
fundamental del hombre, el trabajo, en sus relaciones mutuas; buscando siempre encontrar
las relaciones y estructuras (formas) determinantes, basta elevarse a las leyes más generales
de la sociedad y de la historia, pero sin perder nunca la riqueza de lo concreto, de modo
que se sintetice lo abstracto y lo concreto, lo universal y lo particular, lo genérico y lo
específico, el análisis y la síntesis, la unidad y la multiplicidad, etc. Rescatando mentalmente
la vinculación entre los cambios cuantitativos y cualitativos; tratando de reproducir
mentalmente la totalidad, a la vez que conservando el carácter concreto de los
fenómenos; sin descuidar tampoco las contradicciones de la propia realidad,
concibiéndolas en su unidad y lucha.
En un famoso pasaje del Prólogo a la Contribución a la crítica de la economía

37
La dialéctica fue inicialmente desarrollada por los filósofos griegos y era su método de razonamiento
básico. Hegel la desarrolló y precisó desde el punto de vista idealista y Marx la invirtió, la perfeccionó e hizo de
ella el método de la ciencia. Muy especialmente, mediante este procedimiento convirtió las disciplinas
filosóficas y sociales en ciencias, tal y como lo afirma en el Posfacio a la segunda edición de El Capital (1873):
"Mi método dialéctico no solamente difiere en la base, del método hegeliano, sino que es, inclusive, su opuesto
exacto. Para Hegel, el movimiento del pensamiento, que él personifica bajo el nombre de la idea, es el
demiurgo de la realidad, que no es más que la forma fenoménica de la realidad. Para mí, al contrario, el
movimiento del pensamiento no es más que la reflexión del movimiento real, transportado y transpuesto al
cerebro del hombre". Cfr. Karl Marx. "Posfacio a la segunda edición" en Karl Marx. El Capital. Crítica de la
economía política. Traducción de Wenceslao Roces. 14a reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica.,
1979, p. XXIII.
Página 25 de 27

política (1857), Marx sintetiza esta concepción, proponiendo precisamente la relación


mencionada como eje al desarrollo global de la historia:

"[...] en la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas


relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción que
corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas
materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forman la estructura
económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica
y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo
de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política y
espiritual en general. No es la conciencia del hombre lo que determina su ser, sino,
por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una
determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad entran
en contradicción con las relaciones de producción existentes [...] Y se abre así una época
de revolución social [...] A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas
épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modo de producción
asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués [...] con esta formación social se
cierra [...] la prehistoria de la sociedad humana".38

De modo que la importancia de Marx, estriba en haber señalado el factor económico


como fundamental en la historia, enriqueciendo de esta manera, con un nuevo punto de
vista, la comprensión del proceso histórico.

3. CONSIDERACIONES FINALES

La historiografía del siglo XVIII asentó especial énfasis en el carácter secular del
acontecer histórico y tuvo como objetivo liberar el proceso histórico de su vinculación y
dependencia con el mundo sobrenatural y divino, así como también destacar que en
todas las actividades humanas se manifestaba un orden universal regido por la razón, los
alcances de esta propuesta, sin lugar a dudas, son visibles en las interpretaciones históricas
del siglo posterior.
El siglo XIX vio multiplicarse las interpretaciones históricas, así como un intento
de limitación del campo de conocimiento histórico con la ambición de convertirla en
ciencia, con lo que la historia se transformó en un quehacer preciso y definido. El
positivismo careció de muchos defectos, pero es indudable que hizo grandes aportaciones,
se señaló metas y pretendió ser fin en sí misma. Bajo su nombre se han cobijado muchos
quehaceres mezquinos; con todo, su significación es fundamental.
Antes de terminar el siglo XIX increíblemente fecundo, se originaron dos corrientes

38
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política. México, Ediciones de Cultura Popular, 1974,
pp. 12-13
Página 26 de 27

que aún en la actualidad siguen teniendo gran vigencia: la interpretación materialista


de la historia y el historicismo. El historicismo fue la culminación de una corriente
que venía desenvolviéndose como reacción al racionalismo y a la ilustración. Su idea
básica fue simple: el sujeto de la historia es la vida humana en su totalidad y multiplicidad.
Este tipo de historia no pretendía encontrar leyes, ni formular sistemas, sino ahondar tanto
como fuera posible la infinita variedad de formas particulares. Antes del historicismo se
pensaba al hombre como algo invariable, siempre fundamentalmente el mismo, con la
aportación historicista se llegó a la concepción de que el hombre no es una cosa hecha
sino el resultado del proceso de su pasado. La concepción materialista de la historia, por
su parte, significó también una gran revolución en la interpretación histórica al dar por
primera vez un papel fundamental al único elemento de cambio direccional en el ámbito
de la experiencia humana que resulta observable y objetivo, con independencia de los
deseos y juicios de valor subjetivos propios de la época que podamos tener, a saber: la
constante y creciente capacidad de la especie humana por controlar las fuerzas de la
naturaleza por medio del esfuerzo físico y mental, la tecnología y la organización de la
producción.
La interpretación histórica no es pura, así es cómo cada una de las propuestas
mencionadas responde a intereses de tipo clasista. De modo que podemos agrupar en dos
principales a las corrientes historiográficas del siglo XIX: las que legitiman teóricamente el
sistema capitalista y las que lo critican y preconizan un cambio estructural hacia un sistema
socialista-comunista.

4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS

Barroso Acosta, Pilar, (et. al). El pensamiento histórico: ayer y hoy. II. Del iluminismo
al positivismo, 2a ed., México. UNAM, 1994.

Carbonell, Charles-Oliver. La historiografía. Traducción de Aurelio Garzón del Camino. 1a


reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica, 2001.

Comte, Augusto, Primeros ensayos, México, Fondo de Cultura Económica, 1975.

Collingwood, R. G. La idea de la historia. Traducción de Edmundo O'Gorman y José


Hernández Campos. 16a reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica, 1990.

Denis, Henri. Historia del pensamiento económico. Barcelona, Ariel, 1970.


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De la Cueva, Mario, La idea del Estado. T ed., México, UNAM, 1980.

Duverger, Maurice. Métodos de las ciencias sociales., Barcelona, Ariel 1996.

Hegel, G.W.F. Lecciones sobre filosofía de la historia universal. Prólogo de José Ortega
y Gasset, advertencia y traducción de José Gaos. Madrid, Alianza, 1979.

Hobsbawm, Eric, Sobre la historia, traducción de Jordi Beltrán y Josefina Ruiz, revisión
de Elena Grau Biosca, 2 a ed. Barcelona, Crítica, 2004.

Kant, Immanuel, Filosofía de la historia. Prólogo y traducción de Eugenio Imaz, 2 a ed.,


México, Fondo de Cultura Económica, 1979.

Marx, Karl, Contribución a la crítica de la economía política. México, Ediciones de


Cultura Popular, 1974.

------------- El Capital. Crítica de la economía política. Traducción de Wenceslao


Roces.
14a reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica., 1979.

Meinecke, Friederich, El historicismo y su génesis. Traducción de José Mingarro y San


Martín (libro primero) y Tomás Muñoz Molina (Libro Segundo), México, Fondo de
Cultura Económica, 1982.

Langlois, C. V y C. Seignobos, Introducción a los estudios históricos. Buenos Aires, La


Pléyade, 1972

Schettino, Ernesto. La concepción materialista de la historia. Mimeo.

Toynbee, Arnold J., Estudio de la Historia. Compendio de D.C. Somervell, Vol. 1, Madrid,
Alianza, 1977.

Zoraida, Josefina Historia de la historiografía. 3a ed., México, Ed. Ateneo, 1983.

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