Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
CONSIDERACIONES SOBRE
ALGUNAS CORRIENTES
HISTORIOGRÁFICAS DEL SIGLO
XIX 1
Dianna Martinez
Memoria, experiencia e hist oricidad: una lect ura a t ravés de la epist emología
Revist a Cambios y Permanencias
Página 1 de 27
RESUMEN
Este artículo tiene como objetivo mostrar un estudio de aquellas corrientes historiográficas
del siglo XIX que tuvieron mayor impacto mundial (positivismo, historicismo alemán y
materialismo histórico) resaltando el contexto histórico en el cual se ubicaron, así como sus
más destacados representantes, para cumplir este cometido es necesario remontarnos al
proceso que significó para la historiografía en el siglo XVIII la Ilustración, donde haremos
énfasis en los planteamientos hechos por Immanuel Kant y por G.W.F. Hegel, ya que ellos,
serán el referente de las corrientes historiográficas del siglo XIX que analizaremos. Al
realizar esta división se puede percibir las posturas más significativas de los historiadores
frente a su presente, así como las formas predominantes de investigar y explicar
determinados asuntos del pasado histórico de cada corriente, con el fin de elucidar a qué
intereses responde el historiador, o bien, para que grupo social o político trabaja y cuáles son
sus prejuicios o limitaciones. Además se presentan algunos esquemas que pueden ayudar al
lector al entendimiento de las corrientes.
PALABRAS CLAVE
1
Las reflexiones de este trabajo son en gran medida producto de las discusiones del curso de
actualización docente “Corrientes de interpretación histórica del siglo ↓I↓, con una mirada hacía el siglo ↓↓”
que se impartió del 25 de julio al 05 de agosto del 2011, en la Licenciatura en Economía de la Facultad de
Estudios Superiores Aragón de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), por parte del profesor
Humberto Mandujano Arroyo, M. Alfredo Bravo Olivares y un servidor, como parte del trabajo realizado
dentro del proyecto PE 302711: “Historia Económica en el Siglo ↓↓. Evolución, Escuelas y Tendencias”, del
Programa de Apoyo a Proyectos para la Innovación y Mejoramiento de la Enseñanza (PAPIME) y el Programa
de Actualización y Superación Docente (PASD), ambos de la Dirección General de Asuntos del Personal
Académico (DGAPA) de la UNAM. Agradezco el apoyo de Yadira López Tovar en la preparación de los
esquemas, aunque los errores e inconsistencias son enteramente míos.
2
Economista egresado de la FES Aragón de la UNAM, Especialista en Historia del Pensamiento
Económico por el Posgrado de Economía de la UNAM, actualmente estudiando la Maestría en Historia en la
Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Es profesor de asignatura en la Licenciatura en Economía de la
FES Aragón.
Página 2 de 27
ABSTRACT
The purpose of this article is to show an study of the 19th century historiographical trends
such as Potivism, German Historicism and Historical Materialism all of which have had an
impact around the world, for this reason is important to emphasize the historycal context in
wich they were located, and make mention of its most prominent representatives, too. To
accomplish this object is necessary to go back to the process that meant the Age of
Enlightenment for the historiography in 18th century, where we will focus on proposals
made by Immanuel Kant and G.W.F. Hegel, in which they will be the reference for
historiographical trends of 19th century which one will be analized. Making this division
can be perceived the most representative points of view of the historians about their present,
as well as the predominant forms of research and explain certain matters of historical past
of each stream, in order to clarify whose personal interests, moreover, for what social or
political group working and their prejudices or limitations. Furthermore, it shows some
schemes to help the reader to understand the variety of poins of view.
KEY WORDS
El siglo XVIII, conocido como el siglo de las luces, tiene dentro de la historiografía un
significado especial, ya que en este lapso se madura la concepción humanista de la
historia que cobró forma a partir del siglo XV con los historiadores florentinos. La
concepción humanista de la historia durante el siglo XVIII fundamentada en el
racionalismo: "la vuelta del hombre sobre sí mismo, por la confianza que tiene en su razón y
en su conciencia”3, se va anteponer a la explicación cristiana del proceso humano en
general, y a las interpretaciones históricas deístas en particular. Así pues, su característica
fundamental va a ser la pugna que entabla contra la Iglesia, a la cual considera como el
elemento retardatorio del progreso y la causa determinante de la ignorancia y superstición,
elementos que frenan el avance pleno de la razón: "Este rasgo anticlerical de la
historiografía de la Ilustración va a tener su expresión más nítida en los historiadores y
filósofos franceses, quienes convirtieron la labor histórica en un elemento de propaganda
en contra de las instituciones tales como la nobleza feudal terrateniente y parasitaria, el
absolutismo monárquico y obviamente la Iglesia”.4 Si bien todos los historiadores y
filósofos ilustrados enaltecen a la razón y muestran un gran optimismo en cuanto a los
logros que ha alcanzado la humanidad y experimentan una excesiva confianza en la época
que les tocó vivir, la manera de interpretar este progreso va a ser visto desde perspectivas
diferentes.
Es obvio que las diferencias que se encuentran entre los ilustrados europeos se
explican por el contexto histórico particular en que éstos se desarrollaron, el proceso de
ascenso de la burguesía inglesa difiere radicalmente del que sigue en Francia o Alemania y
por lo tanto va a ser este hecho el que marque las diferencias que existen entre los
historiadores y filósofos de la Ilustración. No obstante su grandeza, al considerar la
Filosofía de la Ilustración, se descubre, de una manera general, qué fue el pensamiento de
la burguesía para beneficio de ella y para explotar al trabajo en forma más intensa en
comparación a cómo lo hizo el sistema corporativo medieval. Por lo tanto, este amor por la
libertad, que no es sino fundamentalmente la libertad de elección y mercado, era un amor de
la burguesía, que necesitaba derrumbar lo muros de la Bastilla para defender mejor y
acrecentar su riqueza.
3
Mario de la Cueva, La idea del Estado. 2ª. Ed., México, UNAM, 1980, p. 88.
4
Pilar Barroso Acosta, "Introducción", en Pilar Barroso Acosta, et. al,. El pensamiento histórico: ayer y
hoy. II. Del iluminismo al positivismo, 2a ed., México. UNAM, 1994, p. 16.
Página 4 de 27
El idealista alemán, Immanuel Kant (1724-1804), influido por su contacto intelectual con
Federico II el Grande de Prusia, con quien tomó gran auge el despotismo ilustrado, escribe en
5
Ídem
6
Ibíd, p. 17
Página 5 de 27
1784 -cinco años antes de la Revolución Francesa-, un ensayo intitulado ¿Qué es la ilustración?,
en donde, más allá de la genial contribución personal del autor, recogía convicciones difusas,
sensibilidades compartidas incluso por otros autores ilustrados de toda Europa, reflejando
directamente aspectos importantes del contexto histórico, que sin lugar a dudas irradiarían en
gran medida a las interpretaciones historiográficas del Siglo XIX.
El método de Kant junto con los ilustrados es la crítica, es decir, se trata de poner en
crisis lo que sabemos para plantearlo de nuevo, si no entramos en crisis, nos quedamos
simplemente en la contemplación. Kant partía en primer lugar de un dato objetivo el
descubrimiento del individuo, de sus derechos, la caracterización de su humanidad en una
sociedad que se pensaba y representaba en el plano jurídico únicamente desde un punto de vista
orgánico de corporaciones y estamentos.
La ilustración es la liberación del hombre se su culpable incapacidad. La
incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro.
Esta incapacidad es culpable porque su causa no reside en la falta de inteligencia
sino de decisión y valor para servirse por sí mismo de ella sin la tutela de otro. ¡Sapere
aude! ¡Ten el valor de servirte de tu propia razón!: he aquí el lema de la ilustración.7
Kant, afirmaba que iba a criticar al sistema de servilismo de los hombres, debido a su
incapacidad, por falta de decisión y voluntad, que los llevaba a asumir tutores, ya que es muy
cómodo abandonarse a la tutela del pensamiento, a través del padre, mentor, maestro y el
clero. La Ilustración era sobre todo una invitación al coraje, a la audacia, a la toma
definitiva de conciencia de las posibilidades de redención y emancipación de la persona
singular por medio del conocimiento, prescindiendo de toda autoridad externa a ella,
aunque, "es, pues, difícil para cada hombre en particular lograr salir de la incapacidad,
convertida casi en segunda naturaleza”,8 la verdadera que está en la racionalidad, nunca se
le ha permitido porque ha estado sujeto al autoritarismo, por lo que salir implica un esfuerzo.
Luego entonces, la salida del hombre de la condición de minoría en cuanto individuo
se presentaba también en forma de fenómeno social e histórico de dimensiones amplias. En
su breve artículo, Kant aceptaba en ese sentido el gran reto de la Ilustración, planteándose
el tema bastante debatido de la difusión de las Luces, de la emancipación de toda una
sociedad, de la gran multitud de los que no piensan, frente a los frenos y obstáculos
impuestos por las autoridades religiosas y políticas. "Para esta ilustración no se requiere
7
Immanuel Kant, "¿Qué es la ilustración?", en Immanuel Kant, Filosofía de la historia. Prólogo y
traducción de Eugenio Imaz, 2a ed., México, Fondo de Cultura Económica, 1979, p. 25.
8
Ibíd, p. 26
Página 6 de 27
más que una cosa, [afirmaba Kant] libertad; y la más inocente entre todas las que llevan ese
nombre, a saber: libertad de hacer uso público de su razón íntegramente”.9
¿Qué es la Ilustración?
Abolición total de la
Idealismo o
Federico II
“El Grande” tortura “Estado de Tesis central
Derecho”
La razón pura
Desenvolvimiento de la
Idealista
alemán
Providencia
Naturaleza
9
Ibíd, p. 28
Página 7 de 27
10
Ídem.
Página 8 de 27
En la segunda década del siglo XIX, concluidas las guerras napoleónicas, que sirvieron
para despertar el nacionalismo en todos los estados alemanes, el desenvolvimiento colosal de
la literatura, de la música y de la filosofía,11 entregó a Georg Wilhelm Friedrich Hegel (1770-
1831) una Alemania cultural que, a su vez, despertó una primera convicción: correspondía a la
Nación alemana y a sus universidades fortalecer el espíritu y hacer de él la antorcha cultural
de una nueva era para la humanidad. El destino ha entregado a sus hombres la misión de
cultivar la filosofía, olvidada en los restantes pueblos de Europa, y conducirla a los más
altos grados de esplendor; así se dice en el mismo Discurso de Heidelberg:12
La historia de la filosofía nos mostrará que en tanto en los otros países de Europa, en
los que ciertamente se cultivan las ciencias con celo y prestigio, y se educa el
entendimiento, la filosofía, si bien se le conserva el nombre, desaparece su
consideración y aun su recuerdo, en cambio, en Alemania se conserva como una
peculiaridad de sus hombres. Hemos recibido de la naturaleza la más alta misión:
cuidar este sagrado regalo...
El hombre [afirma Hegel] es un ser pensante; en esto se distingue del animal. En todo lo
humano, [...] hay un pensamiento; por consiguiente, también lo hay en toda
ocupación con la historia [luego entonces] debemos indicar brevemente las categorías en
que la faz de la historia se presenta, en general al pensamiento. La primera categoría
surge a la vista del cambio de los individuos, pueblos y Estados, que existen un
momento y atraen nuestro interés, y en seguida desaparecen. Es la categoría de la
variación [...]. El aspecto negativo de este pensamiento de la variación provoca
11
Los historiadores alemanes llaman a este período cultural Der Sturm und Drang (Impulso y Tormenta),
cuyo significado se refería a una era de tormenta y de empuje en la cultura, cabe resaltar que este movimiento es
considerado como un movimiento "protoromantico", en el sentido del rescate de las tradiciones, de lo puro, lo
virtuoso, todo aquello que estaría ligado a los valores humanos, Johann Gottfried Herder (1744-1803), fue uno de
los máximos representantes de esta vertiente, que daría pauta al Historicismo Alemán.
12
Citado por De la Cueva, op. cit., p. 243.
Página 9 de 27
nuestro pesar [...]. Todo parece pasar y nada permanecer. Todo viajero ha sentido esta
melancolía. ¿Quién habrá estado en las ruinas de Cartago, Palmira, Persepólis Roma, sin
entregarse a consideraciones sobre la caducidad de los imperios y de los hombres, al
duelo por una vida pasada, fuerte y rica? [...]. Pero otro aspecto se enlaza en seguida
con esta categoría de la variación: que una nueva vida surge de la muerte [...]. Pero al
deponer la envoltura de su existencia, no solo trasmigra a otra envoltura, sino que surge
de las cenizas de su figura anterior, como un espíritu más puro. Esta es la segunda
categoría del espíritu.13
Como vemos, la afirmación del carácter histórico del hombre se identifica, en Hegel,
con la afirmación de su esencia espiritual. Esta historia sería una universal de la humanidad
y mostraría un progreso desde los tiempos primitivos hasta las civilizaciones
contemporáneas, en donde la historia es la esencia del cambio del presente, pasado y futuro
y ha seguido un curso racional:
La consideración de la historia universal ha dado y dará por resultado el saber que ha
transcurrido racionalmente, que ha sido el curso racional y necesario del espíritu
universal, el cual es la sustancia de la historia -espíritu uno, cuya naturaleza es una y
siempre la misma, y que explícita esta su naturaleza en la existencia universal. (El
espíritu universal es el espíritu general). [Por lo que] el gran contenido de la historia
universal es racional y tiene que ser racional; una voluntad divina rige poderosa él
mundo, y no es tan impotente que no pueda determinar este gran contenido.14
Hemos de contemplar la historia universal según su fin último. Este fin último es
aquello que es querido en el mundo [...]. Dicho de un modo más preciso: la idea de la
libertad humana. La más pura forma en que la idea se revela es el pensamiento mismo:
así es la idea considerada en la lógica. Otra forma es la de la naturaleza física. La
tercera, por último, la del espíritu en general. Ahora bien, el espíritu, en el teatro sobre
el cual nosotros lo consideramos, en la historia universal, está en su más concreta
realidad.15
Los pueblos son el concepto que el espíritu tiene de sí mismo. Por tanto, lo que se
realiza en la historia es la representación del espíritu [...]. La conciencia del espíritu
debe tomar forma en el mundo. El material de esta realización, su terreno, no es otro
que la conciencia universal, la conciencia de un pueblo [...] está conciencia constituye el
derecho, la moral y la religión del pueblo [...]. El espíritu del pueblo es un espíritu
particular; pero a la vez también es el espíritu universal absoluto; pero este es uno
solo. El espíritu universal es el espíritu del mundo, tal como se despliega en la
conciencia humana [...]. Y este espíritu universal es conforme al espíritu divino que es el
espíritu absoluto [...]. El espíritu del pueblo es, por tanto, el espíritu universal
vertido en forma particular, a la cual es superior en sí; pero la tiene, por cuanto
existe.17
Según Hegel los grandes individuos en la historia universal son los que aprehenden este contenido
universal superior y hacen de él su fin, son: "los que realizan el fin conforme al concepto superior del
espíritu. En este sentido [afirma] hay que llamarlos héroes18". Después, Hegel cuestiona ¿cuál es el fin
que ha de ser realizado con estos medios? A lo que responde que la historia universal es la manera en
que se manifiesta la razón y que se concretiza en el Estado, de modo que la historia tiene que basarse en
la política:
El hombre debe cuanto es al Estado. Sólo en este tiene su esencia. Todo el valor
que el hombre tiene, toda su realidad espiritual, la tiene mediante el Estado. La
realidad espiritual del hombre consiste en que, como se sabe, sea para él
objetiva su esencia, esto es, lo racional, tenga para él la razón una existencia
objetiva e inmediata. Solo así es el hombre una conciencia; sólo así participa en
la costumbre, en la vida jurídica y moral del Estado. La verdad es la unidad de
la voluntad general y la voluntad subjetiva; y lo universal está en las leyes
del Estado, en las determinaciones universales y racionales
Así es como tenemos que para Hegel, la historia universal es la tradición occidental, en
donde existe un hilo conductor desde los griegos hasta los alemanes, por generar las bases
de los pueblos conquistadores, con este planteamiento nuestro autor alcanzó una segunda
16
Ibíd, p. 65
17
Ibíd, p. 66
18
Ibíd, pp. 91
Página 11 de 27
19
De la Cueva, op. cit., p. 244
Página 12 de 27
Ilustración
Orden y progreso
Conocimiento
Observación Empirismo/Pragmatismo
vs.
Dios= Naturaleza
Experimentación Pasión/Instinto
Deísmo
Libertad de
La crítica como Liberalismo pensamiento
Elección
método
Hegel (1822-
Capitalismo Parlamento
1831) Lecciones
sobre Historia
│Democracia
Contrato Social
(Constitución)
Leyes
Página 13 de 27
poder de los jefes, pero también de que la antigua religión y el antiguo poder político no
resurgirán más, le es preciso encontrar un fundamento a la religión y al poder nuevos.
Piensa que este fundamento se encontrará en la ciencia y en la industria, es decir, la
intención de Saint-Simon era, utilizar el método exacto de la ciencia y trasladarlo a la
filosofía: "Los nuevos jefes serán los dirigentes de la industria, cuya autoridad se justificará
a los ojos de todos por el servicio eminente que cumplirán respectos del pueblo al
proporcionarle bienestar. Los nuevos sacerdotes serán los sabios que dominarán los más
profundos secretos del universo”.20 Observamos en Saint-Simon una exaltación de la
ciencia, y a esta cómo la única guía para la vida individual y social:
20
Henri Denis. Historia del pensamiento económico. Barcelona, Ariel, 1970, p. 296
Página 15 de 27
Auguste Comte
(Montpellier, 1789 – París, 1857)
TEMPORAL ESPIRITUAL
Destruirlo Sustituirlo
Uno de los aspectos que vale la pena resaltar, por su importancia dentro del
positivismo comteano, es el rechazo a las tesis y doctrinas teológicas, a favor de las
científicas positivas. El punto central de esta cuestión descansa sobre la consideración de
las leyes naturales, descubiertas por las ciencias a través del método positivo, como las
verdaderas ordenadoras y únicas capaces de explicar el devenir de la realidad, dejando de
lado como retrógradas, falsas y oscuras las explicaciones teológicas al respecto, entre ellas
la de la divina providencia, la creación ex nihilo, el hombre como criatura de Dios.
Lo apodíctico de la ley es descubierto por la razón en la incesante repetición de los
fenómenos que, inductivamente, logra mediante la experimentación justificar
empíricamente la validez de la ley. El método positivo de Comte es en realidad el método
adoptado por las ciencias positivas de la época y está conformado principalmente por tres
momentos: observación, experimentación y comparación. De modo que su visión de la
historia se encuentra encaminada a mostrar que la filosofía positiva habrá de imperar el
mundo, según Comte, los conocimientos pasan por tres estadios teóricos distintos, tanto el
individuo como en la especie humana, estos tres estadios se llaman: Teológico, Metafísico
y Positivo.
21
Augusto Comte "Segunda parte. Apreciación sumaria del conjunto del pasado moderno" en Augusto
Comte, Primeros ensayos, México, Fondo de Cultura Económica, 1975, p. 33.
Página 17 de 27
mismo podemos decir cuando afirma que con tal progreso en las cualidades sociables del
hombre, en el estado positivo resulta ya innecesario y además injustificable la guerra y las
aspiraciones belicosas, en principio, porque se habría alcanzado una homogeneización de
las opiniones, basada en la objetividad provista por el método positivo de las ciencias, y
después, porque es el industrialismo, la división del trabajo y de las ciencias, la que en adelante
ha de ordenar la sociedad, que encuentra mediante estas condiciones una feliz convergencia de
todos los intereses. En general, vemos la importancia que para Comte hay con respecto al
descubrimiento de las leyes que rigen todos los procesos, naturales y sociales, ya que esto
aporta la ventaja de poder actuar sobre dichos procesos, pudiendo intervenir así a favor del
progreso. ¿Cómo ha llegado la humanidad al camino del progreso? Comte observa una serie
de factores importantes:
Existió una acción indiscutible que ejerció el gran incremento del comercio, y en
consecuencia la industria, con el descubrimiento de América y el paso por el cabo de
Buena Esperanza a las Indias [además] otros dos descubrimientos de primer orden, uno
en las artes y el otro en las ciencias [...]. El primero fue el de la imprenta, realizado
hacia el final del siglo XV él, uno, [...] el segundo es el de la verdadera teoría
astronómica descubierta por Copérnico y probada y establecida por Galileo, alrededor de
un siglo después el otro, vinieron a asegurar y a acelerar la decadencia del sistema
antiguo.22
Pero lo verdaderamente importante era describir el punto en el que los poderes feudales
desaparecían por completo, dando la pauta a la sociedad positiva, es decir, a la capacidad, a la
razón y al progreso, este punto según Comte fue la Revolución Francesa:
Al terminar el siglo XVII habían tenido lugar dos ataques parciales contra el antiguo
sistema: uno en el siglo XVI contra el poder espiritual; otro contra el poder temporal en el
siglo XVII f...J. Así pues, el siglo XVIII llevó la crítica de los dos poderes hasta sus límites
últimos y acabo con la ruina del sistema antiguo en sus elementos y en su conjunto o, para
decirlo mejor, exigida inevitablemente por este estado de cosas, estalló la Revolución
Francesa.23
Comte fue discípulo de Hegel, por ello es clara en él la afirmación de la historia como
un proceso del desenvolvimiento histórico, es decir hacia el progreso, el cual es el punto máximo
de la armonía y la paz de la sociedad:
El éxito del plan político seguido por los municipios, desde su emancipación, se fundó,
pues, ante todo en los progresos civiles y políticos, que derivaron de la acción sobre la
naturaleza y el aprovechamiento del grado de libertad individual, es decir, a través del
conocimiento de causa, de la ley superior del progreso del espíritu humano [..] este plan es
22
Ibíd, pp. 27-28
23
Ibíd, pp.29-31
Página 18 de 27
tan perfecto que todo lo que nos queda por hacer es aplicarlo -sin cambiar nada de él- a la
dirección del conjunto de la sociedad.24
Fue en esta situación cuando Augusto Comte exigió que se utilizaran los hechos
históricos como materia prima de algo más importante y más genuinamente interesante que
ellos mismos, de modo que la orientación positiva de Comte, sin lugar a dudas tuvo una
gran influencia en la historiografía del siglo XIX, ¿pero cuál era la propuesta metodológica
de la historiografía positivista? En 1889, en Francia se publica la famosa Introducción a los
Estudios Históricos26 de Langlois y Seignobos, en la que distinguen las operaciones
sintéticas, que en términos generales resumen las cuatro etapas en el trabajo del historiador,
de acuerdo a la propuesta positivista:
1. Se trata en primer lugar de reunir los documentos; una técnica particular, la
heurística, lo informará sobre los medios de lograrlo. A continuación hay que
tratar los documentos con una serie de operaciones criticas (criticas de
autenticidad, de restauración, de procedencia, de interpretación y de credibilidad).
2. Tras lo cual viene el despojo de sus hechos; de los documentos ya indiscutibles, el
historiador extrae los hechos por simple observación.
3. Una vez despojados los hechos particulares, no queda sino organizarlos en un
"cuerpo de ciencia" por la "construcción histórica", término preferible al de
síntesis, contaminado por un culpable subjetivismo.
4. El historiador establece relaciones entre los hechos bajo la forma de un relato
impersonal que evita el detestable estilo de los románticos que trataban de dar al
lector la impresión de lo "vivido.27
24
Ibíd, pp. 40-44
25
Ibíd, pp. 54-57. Las cursivas son nuestras.
26
Cfr. C. V Langlois y C. Seignobos, "Operaciones sintéticas" en Introducción a las estudios históricos.
Buenos Aires, La Pléyade, 1972
27
Charles-Oliver Carbonell. La historiografía. Traducción de Aurelio Garzón del Camino. 1a
reimpresión. México, Fondo de Cultura Económica, 2001, pp. 118-120
28
Passin. Arnold J. Toynbee, "II. El estudio comparativo de las civilizaciones. III. La comparatibilidad
de las sociedades", en Estudio de la Historia. Compendio de D.C. Somervell, Vol. 1, Madrid, Alianza, 1977.
Página 19 de 27
Arnold Toynbee
Estudios de la historia (12 tomos ) 1933-1961
29
R. G. Collingwood. La idea de la historia. Traducción de Edmundo O'Gorman y José Hernández
Campos. 16ª reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica, 1990, p.164
Página 21 de 27
Meinecke se ha referido al historicismo como "la más grande revolución espiritual del
mundo occidental”,30 pero aun aceptándolo resulta difícil aprehender exactamente en qué
consiste dicha revolución. "El hecho es complejo, pues siendo la corriente
contemporánea más vigorosa, no presenta una sola posición, sino que aparece en una
multiplicidad de concepciones”.31 Nacida como una reacción al iluminismo y a su idea de
progreso, que sometía a la historia a valores transcendentes que la juzgaban, ha tenido una
larga evolución durante el siglo XIX hasta llegar a formularse con madurez en el siglo XX.
Desde sus comienzos luchó por conseguir una autonomía para la historia, y así pasó por una
fase de previa formulación, la historiografía científica.
El historicismo abrió un nuevo capítulo en la historiografía, considerando como objeto
de la historia la vida humana en su totalidad y multiplicidad: "los conceptos
abstractos empleados por la filosofía no son adecuados para aprehender las realidades
concretas de la historia e intenta abordar el pasado no ya en términos de comparación,
sino desde sí mismas”.32 De modo que la tarea del historiador no era ya la búsqueda de
leyes y principios, sino comprender hasta donde fuera posible, infinita variedad de formas
históricas inmersas en los acontecimientos. El pasado no era ya algo separado de nosotros,
todo lo contrario, es lo que nos constituye, es nuestro pasado.
Leopold von Ranke (1795-1831) considerado el padre del historicismo entendía la
universalidad de la historia como la multiplicidad de hechos que todo historiador debe
tratar: políticos, sociales, estéticos, geográficos, biológicos. Mientras en el tratamiento de
las fuentes era riguroso, no se quedaba en el puro hecho sino que trataba de entrar un
sentido espiritual a la historia en cuanto a una dirección hacia lo "real-espiritual”,33 no a la
felicidad final sino a la perfección individual. Resaltaba la individualidad y sólo concibía
una comunidad en lo espiritual, por la raza o por la cultura. Admitía en la historia la cadena
causa-efecto siempre que se tomará en cuenta la libertad humana. En realidad, Ranke
demandaba el confinamiento del historiador en las fuentes del pasado para no
comprometerse con el presente, ya que su fin último, al igual que el de Hegel, era describir el
30
Friederich Meinecke, "Advertencia preliminar" y "Apéndice. Leopoldo von Ranke", en El historicismo y
su génesis. Traducción de José Mingarro y San Martín (libro primero) y Tomás Muñoz Molina (Libro segundo),
México, Fondo de Cultura Económica, 1982, p. 11
31
Josefina Zoraida Vásquez. Historia de la historiografía. 3a ed., México, Ed. Ateneo, 1983, p. 164
32
Ibíd,p. 165
33
Meinecke, "Apéndice", op. cit., p. 503
Página 22 de 27
Barthold George
histórica
“Historia de los pueblos
romanos y germanos” Niebuhr Componente
religioso
Universidad de
Clásicos y
Leipzig
Filología
Teología
Fuentes primarias
Método
Traducción
Objetividad
Erudición
Suprime la
Voluntad libertad
General humana
Los hombres
(Dios)
Naturaleza
Progreso en la
Meta positiva son dioses o
Historia
Espiritual nada
Página 23 de 27
34
Eric Hobsbawm, Sobre la historia, traducción de Jordi Beltrán y Josefina Ruiz, revisión de Elena Grau
Biosca, 2a ed. Barcelona, Crítica, 2004, p. 45.
35
Cfr. Maurice Duverger. Métodos de las ciencias sociales., Barcelona, Ariel 1996.
36
Ernesto Schettino. La concepción materialista de la historia. Mimeo, pp. 2-3.
Página 24 de 27
37
La dialéctica fue inicialmente desarrollada por los filósofos griegos y era su método de razonamiento
básico. Hegel la desarrolló y precisó desde el punto de vista idealista y Marx la invirtió, la perfeccionó e hizo de
ella el método de la ciencia. Muy especialmente, mediante este procedimiento convirtió las disciplinas
filosóficas y sociales en ciencias, tal y como lo afirma en el Posfacio a la segunda edición de El Capital (1873):
"Mi método dialéctico no solamente difiere en la base, del método hegeliano, sino que es, inclusive, su opuesto
exacto. Para Hegel, el movimiento del pensamiento, que él personifica bajo el nombre de la idea, es el
demiurgo de la realidad, que no es más que la forma fenoménica de la realidad. Para mí, al contrario, el
movimiento del pensamiento no es más que la reflexión del movimiento real, transportado y transpuesto al
cerebro del hombre". Cfr. Karl Marx. "Posfacio a la segunda edición" en Karl Marx. El Capital. Crítica de la
economía política. Traducción de Wenceslao Roces. 14a reimpresión, México, Fondo de Cultura Económica.,
1979, p. XXIII.
Página 25 de 27
3. CONSIDERACIONES FINALES
La historiografía del siglo XVIII asentó especial énfasis en el carácter secular del
acontecer histórico y tuvo como objetivo liberar el proceso histórico de su vinculación y
dependencia con el mundo sobrenatural y divino, así como también destacar que en
todas las actividades humanas se manifestaba un orden universal regido por la razón, los
alcances de esta propuesta, sin lugar a dudas, son visibles en las interpretaciones históricas
del siglo posterior.
El siglo XIX vio multiplicarse las interpretaciones históricas, así como un intento
de limitación del campo de conocimiento histórico con la ambición de convertirla en
ciencia, con lo que la historia se transformó en un quehacer preciso y definido. El
positivismo careció de muchos defectos, pero es indudable que hizo grandes aportaciones,
se señaló metas y pretendió ser fin en sí misma. Bajo su nombre se han cobijado muchos
quehaceres mezquinos; con todo, su significación es fundamental.
Antes de terminar el siglo XIX increíblemente fecundo, se originaron dos corrientes
38
Karl Marx, Contribución a la crítica de la economía política. México, Ediciones de Cultura Popular, 1974,
pp. 12-13
Página 26 de 27
4. REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Barroso Acosta, Pilar, (et. al). El pensamiento histórico: ayer y hoy. II. Del iluminismo
al positivismo, 2a ed., México. UNAM, 1994.
Hegel, G.W.F. Lecciones sobre filosofía de la historia universal. Prólogo de José Ortega
y Gasset, advertencia y traducción de José Gaos. Madrid, Alianza, 1979.
Hobsbawm, Eric, Sobre la historia, traducción de Jordi Beltrán y Josefina Ruiz, revisión
de Elena Grau Biosca, 2 a ed. Barcelona, Crítica, 2004.
Toynbee, Arnold J., Estudio de la Historia. Compendio de D.C. Somervell, Vol. 1, Madrid,
Alianza, 1977.