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UNIDAD 2
13) Aguirre Rojas Carlos Antonio: Anti manual del mal historiador
*Introducción más capitulo 1: De anti manuales y anti definiciones de la historia
*Capitulo 2: Los siete (y mas) pecados capitales del mal historiador.
La lectura trata sobre los usos que tiene la historia y con que definición la
podemos manejar según algunos autores. En la historia no se puede manejar un
discurso histórico como puramente verdadero ya que quien lo narra intervino en
esa época y en esa realidad social. En cuanto a los historiadores se deben
separar del pasado de un modo en que lo puedan dominar y comprender, para así
entender su presente.
Uno de los autores que da una definición de la historia es Chesneaux- “el estudio
del pasado no es indispensable sino al servicio del presente”. En tanto Febvre
define a la historia como: que es una necesidad humana - “la necesidad que
experimenta cada grupo humano, en cada momento de su evolución, de buscar y
dar valor en el pasado a los hechos, los acontecimientos, las tendencias que
preparan el tiempo presente, que permiten comprenderlo y ayudan a vivirlo”.
Mientras que antes se le consideraba meramente como si su tarea fuera el
mantener apenas vivos los recuerdos de acontecimientos importantes. Desde el
principio se le ha visto solo como una colección de hechos memorables y
situaciones concretas cuyo entendimiento prepara a las personas para la vida
colectiva. Sabemos que la historia jamás va ser neutral ya que es por la lucha
entre clases, otra de sus funciones es conocer las condiciones ideológico-
culturales para así saber el porqué de la dominación.
Además encontré un gráfico, lo dejo como para orientarlos, el texto en si no
tiene mucha importancia, lo mas seguro es que pregunte sobre alguna
utilidad de la historia haciendo énfasis en el título que tiene esta obra.
12) OBERTURA: LA NUEVA HISTORIA, SU PASADO Y SU FUTURO , PETER
BURKE.
CAPITULO 1
La expansión de la historia sufre una crisis de identidad que genera una necesidad
de definir ¿qué es la nueva historia?
Nueva Historia
Esta nueva historia no tiene una definición concreta podríamos decir que esta
historia es escrita y surge de un movimiento de opositores a la historia tradicional
o “paradigma tradicional”, contra la historia rankeana (escrita por Leopold Von
Ranke a fin de siglo XIX) aquella que se muestra como la visión de sentido común
de la historia, sin dar posibilidad a otras manera de abordarla.
La expresión nueva historia se utiliza para aludir a los procesos ocurridos en las
décadas de 1970 y 1980, período en que la reacción contra el paradigma
tradicional se extendió por todo el mundo. Pero se la sustitución de una historia
vieja por otra nueva (más objetiva y menos literaria) es un motivo recurrente en la
historia de la historiografía. También la historia que va más allá de los
acontecimientos políticos se remonta muy atrás, por ejemplo la historia económica
se asentó en Alemania, Gran Bretaña y otros lugares a fines del siglo XIX como
alternativa a la historia del Estado. A su vez, estos historiadores son acreedores
de los historiadores de la Ilustración. Por esto, el autor plantea que lo nuevo no es
tanto su existencia cuando el hecho de que quienes la practican sean ahora
extremadamente numerosos y rechacen ser marginados.
Problemas de definición
El movimiento en favor de un cambio ha nacido de un amplio sentimiento de lo
inadecuado del paradigma tradicional. Pero el nuevo paradigma también tiene sus
problemas de definición, de fuentes, de métodos y de exposición.
Problemas de fuentes
Los mayores problemas de los nuevos historiadores son los de fuentes y métodos.
Los nuevos tipos de fuentes que utiliza suscitas problemas engorrosos. Es
necesario leer los documentos entre líneas. Es justo admitir que retratar a los
socialmente invisibles (por ejemplo las mujeres trabajadoras) o escuchar a
quienes no se expresan (la mayoría silenciosa, los muertos) es un cometido que
implica mayores riesgos que los habituales en la historia tradicional, pero
necesarios para la historia total.
Las pruebas orales han sido objeto de gran atención. El problema es la influencia
del historiador-entrevistador y la situación de la entrevista en las declaraciones del
testigo.
Similar es el caso de la fotografía, imágenes y pruebas de la cultura material.
Problemas de explicación
La expansión del terreno del que se ocupan los historiadores implica repensar la
explicación de la historia. Los historiadores han de ocuparse en cuestiones que
han interesado desde mucho tiempo atrás a sociólogos y otros científicos sociales.
Lo interesante sobre los debates históricos de los últimos años es que ya no se
atiene a las regla. Se ha roto el consenso tradicional sobre lo que constituye una
buena explicación histórica. La pregunta es si se trata de una fase pasajera o será
el carácter que adoptarán los debates en el futuro. Si es así, la sicología histórica
(sicología colectiva) llegará a ser de vital importancia para vincular los debates
sobre la motivación consciente e inconsciente con los de las explicaciones sobre
lo individual y lo colectivo.
Problemas de síntesis
OBJETIVOS
OBJETIVO GENERAL
Identificar las características que definen la práctica del mal y del buen
historiador según el libro Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre
Rojas.
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
JUSTIFICACIÓN
El Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre Rojas, es una
propuesta hacia cómo se debe realizar la historiografía para los nuevos tiempos a
través de las corrientes, técnicas y métodos que se deben considerar para
creación de la misma.
Es una propuesta para crear historiadores críticos, serios, creativos y
científicos, para combatir y criticar viejas ideas simples, rutinarias y ya superadas
sobre lo que es y lo que debería ser la historia reformulándola de una manera
sencilla, que mantenga su complejidad, ilustrando con ciertos ejemplos y demás
detalles para representar la historia más actual y de vanguardia como algo vivo y
apasionante, con los problemas más relevantes del ser humano y de las
sociedades contemporáneas, con una riqueza de instrumentos intelectuales y de
métodos y técnicas.
CAPÍTULO I
La historia no es una disciplina asociada solamente con archivos, con los
hechos, personajes y sucesos ya desapercibidos y muertos, sino una ciencia
también de lo social y de lo vivo, atenta al cambio histórico de todas las cosas,
directamente conectada con nuestro presente más actual, con nuestra vida social
meditada e inmediata en todas sus múltiples y variadas manifestaciones.
Si se practica el análisis histórico de la historia siempre atenta al cambio,
enfocada en la dialéctica de transformación de todos sus objetos de estudio, se
desemboca en una historia crítica, que junto al lado bueno de las cosas, observa y
analiza también su lado malo, desmentificándolo a los héroes y normalizando a los
personajes y a las situaciones extraordinarias y excepcionales, al tiempo que
desglorifica los orígenes y las gestas fundadoras, e introduce sistemáticamente los
procesos junto a los éxitos, la vida cotidiana al lado de los grandes momentos
históricos, los procesos sociales y económicos, las creencias colectivas y la
cultura popular junto a las brillantes ideas y las obras geniales de la ciencia, la
literatura o el conocimiento social.
La construcción de una historiografía sirve para intentar construir nuevas y muy
diferentes interpretaciones de los hechos y de los problemas históricos, para
rescatar e incorporar nuevos territorios, dimensiones o elementos, hasta ahora
ignorados por los historiadores anteriores, para sustituir el carácter dinámico,
contradictorio y múltiple de toda situación o fenómeno histórico posible. Una
historia difícil, rica, aguda y crítica, la única historia realmente valiosa y aceptable.
La historia no se reduce sólo a textos y a los testimonios escritos, sino que
abarca absolutamente toda huella o trozo humano que nos permita descifrar y
reconstruir el problema histórico que acometemos con ayuda de otras disciplinas
auxiliares.
La historia verdaderamente científica es la que afirma que no es posible hacer
historia limitando el análisis de los procesos y de los hechos puramente de un
país, lugar o región específico, sino también debe considerar los factores
exteriores de los mismos procesos estudiados.
CAPITULO II
La mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena
historia o historia crítica. Es justamente el fruto de esos libros aburridos y pesados
que nadie lee y no toman en cuenta. Son historias que repiten las anécdotas
locales y los sucesos pintorescos de una cierta población, localidad, región
cualquiera del mundo, personajes, etc. Son resúmenes ya dichos por otros autores
que no tienen orden ni sentido, carecen de definiciones históricas específicas y de
datos y hechos históricos que sean realmente los hechos significativos.
El primer pecado del mal historiador actual es el del positivismo, que creen que
hacer historia es lo mismo que llevar a cabo el trabajo de investigación y de
compilación del erudito limitando el trabajo del historiador, exclusivamente al
trabajo de las fuentes escritas y de los documentos, se reduce a las operaciones
de la critica interna y externa de los textos, clasificación y ordenación de los textos.
La verdadera historia sólo se construye cuando, apoyados en esos resultados del
trabajo erudito, accedemos al nivel de la interpretación histórica, a la explicación
razonada y sistemática de los hechos, fenómenos, procesos y situaciones
históricas que estudiamos.
El segundo pecado es del anacronismo en historia, la falta de sensibilidad
hacia el cambio histórico, que asume consciente e inconscientemente que los
hombres y las sociedades del pasado eran iguales a los de ahora, que pensaban,
sentían, actuaban y reaccionaban de la misma manera que en la actualidad. Se
cancela una de las tareas primordiales de la historia que es la de mostrar, primero
a los historiadores y después a toda la gente, en qué ha consistido precisamente
el cambio histórico, qué cosas se han modificado al paso de los siglos y cuáles se
han mantenido, y también cuáles han sido las diversas direcciones o sentidos de
esas múltiples mutaciones históricas.
El tercer pecado es el de la noción del tiempo. Una idea del tiempo que se
concibe como una dimensión única y homogénea, que se despliega linealmente
en un solo sentido y que está compuesto por unidades y subunidades
perfectamente divididas y siempre idénticas, de segundos, minutos, horas, días,
semanas, meses, años, décadas, siglos y milenios. El tiempo newtoniano de los
físicos, medido por los calendarios y relojes, no es nunca el verdadero tiempo
histórico de las sociedades, es más bien un tiempo social e histórico, que no es
único sino múltiple, y que además es heterogéneo y variable, haciéndose más
denso y mas laxo, más corto o más amplio, y siempre diferente, según los
acontecimientos, coyunturas, estructuras históricas a las que se refiera
El cuarto pecado es el de la idea limitada del progreso. Es también la de una
ineluctable acumulación de avances y conquistas determinadas fatalmente por el
simple transcurrir temporal que parece afirmar que inevitablemente, todo hoy es
mejor que cualquier ayer, y todo mañana será obligatoriamente mejor que el de
hoy. Esta es una idea afirmada por los apologistas del capitalismo. El buen
historiador crítico restituye a la noción de progreso como una multiplicidad de
líneas y de trayectorias diversas que lo integran, que acometen muchas veces un
problema hasta encontrar su solución, ensayando y equivocándose, explorando y
avanzando.
El quinto pecado capital es el de la actitud profundamente acrítica hacia los
hechos del presente y del pasado, y hacia las diferentes versiones que las
diversas generaciones han ido construyendo de ese mismo pasado/presente. Es
la típica actitud pasiva que los historiadores positivistas mantienen siempre a los
testimonios y a los documentos tal y como han acontecido.
El sexto pecado es del mito repetido de su búsqueda de una objetividad y
neutralidad absoluta frente a su objeto de estudio, la pretensión de tomar partido,
no juzgar, no apasionarse y no involucrarse para nada con los personajes o con
las situaciones que se investigan. Es imposible una historia que sea realmente
neutral y que sea objetiva. Toda historia reflejará necesariamente las elecciones y
el punto de vista del propio historiador, los que se proyectan incluso desde la
elección de los hechos que son investigados y los que no, hasta el modo de
organizarlo, clasificarlos, interpretarlos y ensamblarlos dentro de un modelo más
comprehensivo que les da su sentido y significación particulares.
Finalmente el séptimo pecado es el posmodernismo en historia haciéndose eco
de algunas posturas que se han desarrollado recientemente en las ciencias
sociales norteamericanas y también en la historiografía. Han comenzado a
proliferar en algunos países ciertos historiadores que intentan reducir a la historia
a su sola dimensión narrativa o discursiva, evacuando por completo al referente
esencial de los propios hechos históricos reales. Los historiadores hacemos
historia con el objetivo de conocer, comprender y luego explicar la historia real,
convencidos de que somos capaces de establecer, cada vez más, verdades
históricas científicas, verdades cada vez más precisas y capaces de dar cuenta
real de los problemas concretos históricos que investigamos.
14) PIERRE VILAR “INICIACION AL VOCABULARIO DEL ANALISIS
HISTORICO”
Ahora bien, como se añade: «no de la historia que iba a vivir, sino de la historia
que vivía», es evidente que se trata aquí del conjunto de hechos que condicionan
una vida humana, y, por consiguiente, de la historia-materia, de la historia-objeto,
considerada como algo que ejerce por sí mismo una «crítica» sobre esta vida.
Si ahora clasificamos los sentidos que hemos visto atribuir a la voz «historia»,
sucesiva o simultáneamente, podemos, en líneas generales, distinguir tres
grandes concepciones de la historia-objeto, a las que corresponden naturalmente
tres grandes concepciones de la historia-conocimiento:
1) Primera Observación.
2) Segunda Observación.
De momento se trata tan sólo de una crítica erudita, condición necesaria yero no
suficiente para una ciencia histórica.
Lucien Febvre, Henri Berr, Marc Blóch, difundieron los siguientes principios:
1) hay una sola historia; no existen compartimentos estancos entre una historia
económica, una historia política, una historia de las ideas, etc.;
Pero estas técnicas sólo adquieren su sentido dentro del marco de una teoría
global que permita pasar del análisis económico-estadístico a la «historia
razonada», conquista que Schumpeter atribuye justamente a Marx.
Una vez dicho esto no hay que confundir estas técnicas de información con los
fines propios de la historia.
15) IGGERS GEORG La ciencia histórica en el siglo XX – IGGERS
Para diversos autores, el Estado era el centro de la historia. Sin Estado no había
hilo conductor, no había historia.
Desde hace unos cuantos años la historia y la sociología se han visto envueltas en
una relación simbiótica, puesta de manifiesto por el crecimiento y desarrollo de la
historia social y la sociología histórica. Como evidencia se puede considerar el
incremento de revistas en esta área así como la aparición de varios libros como
con Sociology and History De Peter Burke , As Sociology Meets History de
Charles Tilly, etc., etc. Pero todavía perdura un problema importante en la
relación que se ha establecido entre la historia y la sociología. Como observa
Gareth Stedman Jones hay una fuerte tendencia a considerar la sociología como
fuente de métodos y teorías, y la historia como fuente de datos, estudio de casos o
ilustraciones del pasado sobre los que la teoría sociológica ha de ser verificada.
Proyectado en parte como una contribución al continuo y progresivo desarrollo de
la simbiosis entre la historia y la sociología, el trabajo presenta una introducción
y una revisión, así como un examen de los historiadores marxistas británicos. El
argumento es que, además de sus contribuciones individuales y colectivas a la
historiografía, los historiadores marxistas británicos representan en su conjunto
una tradición teórica. Han sido participes de una problemática teórica común. En
palabras de Eugene Genovese, ellos han intentado “trascender la estricta noción
económica de clase y llegar a solucionar el problema de la base-superestructura
que ha dominado al marxismo desde sus comienzos”. Los historiadores marxistas
británicos se han esforzado en desarrollar una historiografía marxista alejada del
determinismo económico con el que, con demasiada frecuencia, ha sido asociada.
Además, los historiadores marxistas británicos también han compartido una
problemática histórica común. Estructurando sus diversos estudios históricos,
subyace el tema de los orígenes, desarrollo y expansión del capitalismo, entendido
no en el sentido limitado del cambio económico, sino como cambio social en el
sentido más amplio. Citado con frecuencia como la transición del feudalismo al
capitalismo, este proceso no es solamente el tema central de Studies in the
Development of Capitalism De Maurice Dobb y del debate que siguió a
su publicación. Aparece también en trabajos muy diversos de otros marxistas
británicos. Han hecho más que compartir unas preocupaciones teóricas e
históricas. A lo largo de la elaboración y cotejo de los temas relacionados con esta
problemática han desarrollado una aproximación común al estudio teórico, el
análisis de la lucha de clases. Estrechamente relacionadas con el análisis de la
historia, los historiadores marxistas británicos han hecho importantes
contribuciones al desarrollo de la perspectiva histórica conocida como la historia
desde abajo o, haciendo referencia específica a sus escritos, historia de abajo
arriba .Estos historiadores han hecho una contribución más amplia a la historia y a
la teoría social. Porque, en su empeño por trascender el determinismo económico
y explorar la transición al capitalismo han desarrollado el marxismo como teoría
para la determinación de clases, cuyo postulado fundamental es que la lucha de
clases ha sido de importancia capital en el proceso histórico.
El estado fascista trato de imponer a ultranza una supuesta “ unidad nacional “ que
tambien se reflejo en el nivel de la historiografia, que en estos tiempos solo presto
atencion a los procesos y tendencias”generales “,nacionales “,unificadoras de la
vida social italiana”,mientras que ignoraba o minimizaba a esas mismas realidades
locales o particulares ya referidas.
Por eso,y como una reaccion casi natural,la derrota del fascismo en
Italia ,realizada aqui por parte de un potente movimiento interno y no por una
intervencion “externa “ represento tambien el renacimiento y un nuevo
florecimiento y multiplicacion tanto en las culturas como en las historias y las
historiografias locales y regionales mas diversas.
El contexto esta marcado por una triple relacion desde una presencia fuerte y
hasta dominante de la cultura de izquierda en su acepcion mas amplia de
expansion y crecimiento de la clase obrera,del movimiento obrero y del
movimiento socialista italiano, y de un florecimiento importante del marxismo
dentro de la peninsula,esta Italia va a vivir su transito especifico tambien cumplido
por otras naciones europeas y no europeas en distintos momentos del siglo
XX.,desde una historia predominantemente politica ,y aun fuertemente
episodica,hacia una verdadera y organizada historia fecundada por la sociologia,la
demografia, la antropología ,la economia, la psicologia entre otras.