Está en la página 1de 30

Unidad 2

Textos y autores de la unidad 2 .

UNIDAD 2 

11) Pereyra Carlos: Historia ¿Para que?

12) Burkee Peter: 


* Capitulo 1: Obertura: la nueva historia, su pasado y su futuro. 

13) Aguirre Rojas Carlos Antonio: Anti manual del mal historiador 
*Introducción más capitulo 1: De anti manuales y anti definiciones de la historia 
*Capitulo 2: Los siete (y mas) pecados capitales del mal historiador. 

14) Vilar Pierre : Iniciación al vocabulario del análisis histórico .


*Capitulo 1: Los diversos contenidos del termino “historia” 

15) Iggers Georg : La ciencia historia en el siglo xx . 


*Primera parte: La ciencia histórica desde el historicismo clásico hasta la historia
como ciencia social analítica. 

16) Pagano Nora : La historiografia Francesa contemporánea .


*Capitulo 1: Historia y ciencias sociales los paradigmas de “Annales “Jacques
Revel . 

17) Kaye Harvey: Los historiadores Marxistas Británicos 

18) Aguirre Rojas: Contribución a la historia de la microhistoria Italiana. 


*Capitulo 1: Las raíces de la microhistoria Italiana en el siglo xx 
*Capitulo 2: La microhistoria italiana antes de la microhistoria Italiana. 
*Capitulo 3: El “periodo áureo “de la microhistoria Italiana 
*Capitulo 4: La microhistoria Italiana después de la microhistoria Italiana 
11) Historia, ¿Para qué?-Carlos Pereyra

La lectura trata sobre los usos que tiene la historia y con que definición la
podemos manejar según algunos autores. En la historia no se puede manejar un
discurso histórico como puramente verdadero ya que quien lo narra intervino en
esa época y en esa realidad social. En cuanto a los historiadores se deben
separar del pasado de un modo en que lo puedan dominar y comprender, para así
entender su presente.
Uno de los autores que da una definición de la historia es Chesneaux- “el estudio
del pasado no es indispensable sino al servicio del presente”. En tanto Febvre
define a la historia como: que es una necesidad humana - “la necesidad que
experimenta cada grupo humano, en cada momento de su evolución, de buscar y
dar valor en el pasado a los hechos, los acontecimientos, las tendencias que
preparan el tiempo presente, que permiten comprenderlo y ayudan a vivirlo”.
Mientras que antes se le consideraba meramente como si su tarea fuera el
mantener apenas vivos los recuerdos de acontecimientos importantes. Desde el
principio se le ha visto solo como una colección de hechos memorables y
situaciones concretas cuyo entendimiento prepara a las personas para la vida
colectiva. Sabemos que la historia jamás va ser neutral ya que es por la lucha
entre clases, otra de sus funciones es conocer las condiciones ideológico-
culturales para así saber el porqué de la dominación.
Además encontré un gráfico, lo dejo como para orientarlos, el texto en si no
tiene mucha importancia, lo mas seguro es que pregunte sobre alguna
utilidad de la historia haciendo énfasis en el título que tiene esta obra.
12) OBERTURA: LA NUEVA HISTORIA, SU PASADO Y SU FUTURO , PETER
BURKE.

CAPITULO 1

La historia como universal, se ha expandido rápidamente a fines del siglo XIX y


sufre varias ramas de fragmentación que son: la historia nacional, mundial, local,
historia de gestión empresarial, publicitaria, historia del medio ambiente, historia
social, historia económica la cual se unio a la administrativa y la historia cultural y
política.

La expansión de la historia sufre una crisis de identidad que genera una necesidad
de definir ¿qué es la nueva historia?

Nueva Historia

Tiene origen en Francia con el historiador Jacques De Goff, relacionado


directamente con la escuela de Annales .

Esta nueva historia no tiene una definición concreta podríamos decir que esta
historia es escrita y surge de un movimiento de opositores a la historia tradicional
o “paradigma tradicional”, contra la historia rankeana (escrita por Leopold Von
Ranke a fin de siglo XIX) aquella que se muestra como la visión de sentido común
de la historia, sin dar posibilidad a otras manera de abordarla.

Ante la fragmentación y expansión que ha sufrido la historia, los nuevos campos


de análisis que han surgido, el autor se pregunta ¿qué es eso que se ha llamado
nueva historia? ¿Hasta qué punto es nueva? ¿Es una moda pasajera o una
tendencia a largo plazo? ¿Sustituirá a la historia tradicional o podrán coexistir en
paz ambas rivales?

Él aborda el tema situándose en el contexto de cambios a largo plazo en la


historiografía, y analizando los movimientos más recientes de la historia
contemporánea.

El autor plantea siete puntos de oposición entre la nueva y vieja historia:

1) Según el paradigma tradicional:

* El objeto esencial de la historia es la política. “La historia es la política del


pasado; la política es la historia del presente”. (sir John Seeley)
* La nueva historia se interesa por casi cualquier actividad humana. “Todo tiene
historia” (J.B.S. Haldane), todo tiene un pasado que en principio, puede
relacionarse y reconstruirse con el resto del pasado. Para Annales, la historia es
una “historia total”. Aquello que antes se consideraba inmutable, se ve ahora como
una “construcción cultural” sometida a variaciones en el tiempo y espacio. Este
relativismo cultural que lleva implícito socava la distinción tradicional entre lo
central y lo periférico en la historia.

2) * Los historiadores tradicionales piensan fundamentalmente la historia


como una narración de acontecimientos.
● La nueva historia se dedica más al análisis de estructuras. Los
acontecimientos son la espuma sobre las olas del mar, dice Braudel en
El Mediterráneo.

3) * La historia tradicional presenta una vista desde arriba, en el sentido de


que siempre se ha centrado en las grandes hazañas de los grandes
hombres.

● Los nuevos historiadores se centran en la “historia desde abajo”, es


decir, por las opiniones de la gente corriente y su experiencia del cambio
social.

4) * Según el paradigma tradicional la historia debería basarse en


documentos. Este fue el mayor logro de Ranke, limitar la historia escrita a
documentos oficiales procedentes de los gobiernos y conservados en
archivos.
● La nueva historia se interesa por examinar la variedad de pruebas que
se presentan como resultado de la diversidad de actividades que realiza
el ser humano. Esto implica no solo documentos sino pruebas orales,
visuales, estadísticas, etc.

5) * Según el paradigma tradicional, expuesto por el historiador y filósofo


Collingwood, “cuando un historiador pregunta “¿por qué Bruto apuñaló a
César?”, quiere decir “¿En qué pensaba Bruto para decidirse a apuñalar a
César?”.
● Este modelo de explicación histórica ha sido criticado por historiadores
más recientes principalmente porque no consigue dar razón de la
variedad de cuestiones planteadas por los historiadores, interesados a
menudo tanto por movimientos colectivos como por acciones
individuales, por tendencias como por acontecimientos.

6) * De acuerdo con el paradigma tradicional, la historia es objetiva. Como


decía Ranke contar “cómo ocurrió realmente”.
● En la actualidad este ideal se considera quimérico. Por más
decididamente que luchemos por evitar los prejuicios asociados al color,
el credo, la clase social o el sexo, no podemos evitar mirar al pasado
desde una perspectiva particular.

7) * La historia rankeana fue el territorio de la profesionalización de la historia.


● Annales ha mostrado como las historias económica, social y cultural
pueden estar a la altura de las exigentes pautas establecidas por Ranke
para la historia política.

El movimiento de la historia desde abajo refleja también una nueva decisión de


adoptar los puntos de vista de la gente corriente sobre su propio pasado con más
seriedad de lo que acostumbraban los historiadores profesionales.

¿Hasta qué punto es nueva la Nueva Historia?

La expresión nueva historia se utiliza para aludir a los procesos ocurridos en las
décadas de 1970 y 1980, período en que la reacción contra el paradigma
tradicional se extendió por todo el mundo. Pero se la sustitución de una historia
vieja por otra nueva (más objetiva y menos literaria) es un motivo recurrente en la
historia de la historiografía. También la historia que va más allá de los
acontecimientos políticos se remonta muy atrás, por ejemplo la historia económica
se asentó en Alemania, Gran Bretaña y otros lugares a fines del siglo XIX como
alternativa a la historia del Estado. A su vez, estos historiadores son acreedores
de los historiadores de la Ilustración. Por esto, el autor plantea que lo nuevo no es
tanto su existencia cuando el hecho de que quienes la practican sean ahora
extremadamente numerosos y rechacen ser marginados.

Problemas de definición
El movimiento en favor de un cambio ha nacido de un amplio sentimiento de lo
inadecuado del paradigma tradicional. Pero el nuevo paradigma también tiene sus
problemas de definición, de fuentes, de métodos y de exposición.

Se dan problemas de definición porque los nuevos historiadores se están


introduciendo en un territorio desconocido. La historia desde abajo fue concebida
en origen como la inversión de la historia desde arriba, poniendo a la cultura baja
en el lugar de la alta cultura. A lo largo de sus investigaciones, los estudiosos se
han ido dando cuenta de los problemas inherentes a esta dicotomía.

Un elemento fundamental de la nueva historia es su noción amplia de cultura. El


Estado, los grupos sociales y hasta el sexo o la sociedad misma se consideran
construidos culturalmente. Pero si utilizamos el término en un sentido amplio,
habremos de preguntarnos qué es lo que no cuenta como cultura. Otro ejemplo de
nuevo tratamiento que se ha topado con problemas de definición es la historia de
la vida cotidiana. Lo nuevo aquí es la importancia dada a la vida cotidiana en la
historiografía contemporánea desde 1967 a partir del estudio de Braudel sobre la
civilización material. Esta historia, que antes era rechazada por trivial, ahora es
considerada la única historia auténtica, el centro con el que debe relacionarse todo
lo demás. Lo común en estas formas de abordar la cuestión es su interés por el
mundo de la experiencia ordinaria y las problemáticas de la vida diaria. En este
punto la historia social y cultural parecen disolverse la una en la otra. En cualquier
caso, el impacto del relativismo cultural en la historiografía parece ineludible.

Igual dificultad entraña la descripción o el análisis de la relación entre estructuras


de cada día y cambio cotidiano. El reto planteado al historiador social es mostrar
cómo el relacionar la vida cotidiana con los grandes sucesos, o con tendencias a
largo plazo, forma, de hecho, parte de la historia.

Problemas de fuentes

Los mayores problemas de los nuevos historiadores son los de fuentes y métodos.
Los nuevos tipos de fuentes que utiliza suscitas problemas engorrosos. Es
necesario leer los documentos entre líneas. Es justo admitir que retratar a los
socialmente invisibles (por ejemplo las mujeres trabajadoras) o escuchar a
quienes no se expresan (la mayoría silenciosa, los muertos) es un cometido que
implica mayores riesgos que los habituales en la historia tradicional, pero
necesarios para la historia total.

Las pruebas orales han sido objeto de gran atención. El problema es la influencia
del historiador-entrevistador y la situación de la entrevista en las declaraciones del
testigo.
Similar es el caso de la fotografía, imágenes y pruebas de la cultura material.

Los fotógrafos, como los historiadores, no ofrecen un reflejo de la realidad sino


representaciones de la misma.

Los criterios para la interpretación de significados concretos en las imágenes


pictóricas son realmente difíciles de formular. Sobre todo cuando se utilizan como
prueba para argumentar actitudes religiosas o políticas.

La cultura material es el territorio de los arqueólogos que estudian épocas


carentes de documentos escritos. Pero no hay razón para restringir los métodos
arqueológicos a la prehistoria. El debate es si la cultura material no esta siendo
utilizada como confirmación de una hipótesis fundada en primer lugar en pruebas
literarias.

La máxima innovación metodológica ha sido la aparición y expansión de los


métodos cuantitativos. Este enfoque tiene una larga existencia entre los
historiadores de la economía y los demógrafos, pero lo nuevo es su extensión en
otros tipos de historia. Lo que se necesitan son medios para discriminar, para
descubrir que tipos de estadísticas son más de fiar, en que medida y para que
fines.

Problemas de explicación

La expansión del terreno del que se ocupan los historiadores implica repensar la
explicación de la historia. Los historiadores han de ocuparse en cuestiones que
han interesado desde mucho tiempo atrás a sociólogos y otros científicos sociales.
Lo interesante sobre los debates históricos de los últimos años es que ya no se
atiene a las regla. Se ha roto el consenso tradicional sobre lo que constituye una
buena explicación histórica. La pregunta es si se trata de una fase pasajera o será
el carácter que adoptarán los debates en el futuro. Si es así, la sicología histórica
(sicología colectiva) llegará a ser de vital importancia para vincular los debates
sobre la motivación consciente e inconsciente con los de las explicaciones sobre
lo individual y lo colectivo.

Los historiadores se enfrentan a un dilema. Si explican las diferencias del


comportamiento social en diversos períodos mediante discrepancias en las
actitudes conscientes o las convenciones sociales, corren el riesgo de la
superficialidad. Pero si explican las diferencias del comportamiento por la
diversidad de la estructura profunda del carácter social, corren el riesgo de negar
la libertad y la flexibilidad de los agentes individuales en el pasado.

Una manera de eludir esta dificultad es utilizar la noción de “habito” de un


determinado grupo expuesta por el sociólogo Pierre Bourdieu. Esta noción, a
diferencia de “regla”, posee la ventaja de permitir a quien lo utiliza reconocer el
ámbito de la libertad individual dentro de ciertos límites impuestos por la cultura.

Otra manera es la utilizada por Thompson o Chartier, en donde develan la


inadecuación de las tradicionales explicaciones materialista y determinista de la
conducta individual y colectiva a corto plazo y muestran que en la vida cotidiana, y
también en momentos de crisis, lo que cuenta es la cultura.

Problemas de síntesis

La disciplina de la historia está más fragmentada que nunca.

La proliferación de subdisciplinas es virtualmente inevitable. Este movimiento no


se limita a la historia. Tiene como ventaja que aumenta el conocimiento humano y
fomenta métodos más rigurosos y niveles más profesionales.

La incomunicación entre disciplinas o subdisciplinas no es inevitable. En la historia


hay signos de acercamiento y hasta de síntesis.

Las oposiciones tradicionales como la historia de los acontecimientos o la historia


estructural; la historia política o la historia social, están siendo sustituidas por las
interrelaciones que se presentan entre ambas.

Michael Kammen podría tener razón al proponer que el concepto de “cultura” en


su sentido amplio y antropológico, sirva de “posible base” para la “recombinación”
de los diversos enfoques de la historia. Todavía estamos lejos de la historia total
preconizada por Braudel, pero se han dado pasos hacía ese objetivo para que
pueda ser alcanzado.
13) ANTIMANUAL DEL MAL HISTORIADOR De Carlos Antonio Aguirre Rojas

OBJETIVOS

OBJETIVO GENERAL

     Identificar las características que definen la práctica del mal y del buen
historiador según el libro Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre
Rojas.

OBJETIVOS ESPECÍFICOS

● Proponer la historiografía crítica como modelo de investigación para los


nuevos tiempos
● Establecer las comparaciones de las corrientes filosóficas del positivismo,
el materialismo histórico y la escuela de Annales entre el es y el deber ser
de la historia

JUSTIFICACIÓN

     El Antimanual del Mal Historiador de Carlos Antonio Aguirre Rojas, es una
propuesta hacia cómo se debe realizar la historiografía para los nuevos tiempos a
través de las corrientes, técnicas y métodos que se deben considerar para
creación de la misma.
     Es una propuesta para crear historiadores críticos, serios, creativos y
científicos, para combatir y criticar viejas ideas simples, rutinarias y ya superadas
sobre lo que es y lo que debería ser la historia reformulándola de una manera
sencilla, que mantenga su complejidad, ilustrando con ciertos ejemplos y demás
detalles para representar la historia más actual y de vanguardia como algo vivo y
apasionante, con los problemas más relevantes del ser humano y de las
sociedades contemporáneas, con una riqueza de instrumentos intelectuales y de
métodos y técnicas.

CAPÍTULO I

DE ANTIMANUALES Y ANTIDEFINICIONES DE LA HISTORIA

     La historia no es una disciplina asociada solamente con archivos, con los
hechos, personajes y sucesos ya desapercibidos y muertos, sino una ciencia
también de lo social y de lo vivo, atenta al cambio histórico de todas las cosas,
directamente conectada con nuestro presente más actual, con nuestra vida social
meditada e inmediata en todas sus múltiples y variadas manifestaciones.
     Si se practica el análisis histórico de la historia siempre atenta al cambio,
enfocada en la dialéctica de transformación de todos sus objetos de estudio, se
desemboca en una historia crítica, que junto al lado bueno de las cosas, observa y
analiza también su lado malo, desmentificándolo a los héroes y normalizando a los
personajes y a las situaciones extraordinarias y excepcionales, al tiempo que
desglorifica los orígenes y las gestas fundadoras, e introduce sistemáticamente los
procesos junto a los éxitos, la vida cotidiana al lado de los grandes momentos
históricos, los procesos sociales y económicos, las creencias colectivas y la
cultura popular junto a las brillantes ideas y las obras geniales de la ciencia, la
literatura o el conocimiento social.
     La construcción de una historiografía sirve para intentar construir nuevas y muy
diferentes interpretaciones de los hechos y de los problemas históricos, para
rescatar e incorporar nuevos territorios, dimensiones o elementos, hasta ahora
ignorados por los historiadores anteriores, para sustituir el carácter dinámico,
contradictorio y múltiple de toda situación o fenómeno histórico posible. Una
historia difícil, rica, aguda y crítica, la única historia realmente valiosa y aceptable.
     La historia no se reduce sólo a textos y a los testimonios escritos, sino que
abarca absolutamente toda huella o trozo humano que nos permita descifrar y
reconstruir el problema histórico que acometemos con ayuda de otras disciplinas
auxiliares.
     La historia verdaderamente científica es la que afirma que no es posible hacer
historia limitando el análisis de los procesos y de los hechos puramente de un
país, lugar o región específico, sino también debe considerar los factores
exteriores de los mismos procesos estudiados.

CAPITULO II

LOS SIETES (Y MÁS) PECADOS CAPITALES DEL MAL HISTORIADOR

     La mala historia es mil veces más fácil de hacer y de enseñar que la buena
historia o historia crítica. Es justamente  el fruto de esos libros aburridos y pesados
que nadie lee y no toman en cuenta. Son historias que repiten las anécdotas
locales y los sucesos pintorescos de una cierta población, localidad, región
cualquiera del mundo, personajes, etc. Son resúmenes ya dichos por otros autores
que no tienen orden ni sentido, carecen de definiciones históricas específicas y de
datos y hechos históricos que sean realmente los hechos significativos.
     El primer pecado del mal historiador actual es el del positivismo, que creen que
hacer historia es lo mismo que llevar a cabo el trabajo de investigación y de
compilación del erudito limitando el trabajo del historiador, exclusivamente al
trabajo de las fuentes escritas y de los documentos, se reduce a las operaciones
de la critica interna y externa de los textos, clasificación y ordenación de los textos.
La verdadera historia sólo se construye cuando, apoyados en esos resultados del
trabajo erudito, accedemos al nivel de la interpretación histórica, a la explicación
razonada y sistemática de los hechos, fenómenos, procesos y situaciones
históricas que estudiamos.
     El segundo pecado es del anacronismo en historia, la falta de sensibilidad
hacia el cambio histórico, que asume consciente e inconscientemente que los
hombres y las sociedades del pasado eran iguales a los de ahora, que pensaban,
sentían, actuaban y reaccionaban de la misma manera que en la actualidad. Se
cancela una de las tareas primordiales de la historia que es la de mostrar, primero
a los historiadores y después a toda la gente, en qué ha consistido precisamente
el cambio histórico, qué cosas se han modificado al paso de los siglos y cuáles se
han mantenido, y también cuáles han sido las diversas direcciones o sentidos de
esas múltiples mutaciones históricas.
     El tercer pecado es el de la noción del tiempo. Una idea del tiempo que se
concibe como una dimensión única y homogénea, que se despliega linealmente
en un solo sentido y que está compuesto por unidades y subunidades
perfectamente divididas y siempre idénticas, de segundos, minutos, horas, días,
semanas, meses, años, décadas, siglos y milenios. El tiempo newtoniano de los
físicos, medido por los calendarios y relojes, no es nunca el verdadero tiempo
histórico de las sociedades, es más bien un tiempo social e histórico, que no es
único sino múltiple, y que además es heterogéneo y variable, haciéndose más
denso y mas laxo, más corto o más amplio, y siempre diferente, según los
acontecimientos, coyunturas, estructuras históricas a las que se refiera
     El cuarto pecado es el de la idea limitada del progreso. Es también la de una
ineluctable acumulación de avances y conquistas determinadas fatalmente por el
simple transcurrir temporal que parece afirmar que inevitablemente, todo hoy es
mejor que cualquier ayer, y todo mañana será obligatoriamente mejor que el de
hoy. Esta es una idea afirmada por los apologistas del capitalismo. El buen
historiador crítico restituye a la noción de progreso como una multiplicidad de
líneas y de trayectorias diversas que lo integran, que acometen muchas veces un
problema hasta encontrar su solución, ensayando y equivocándose, explorando y
avanzando.
     El quinto pecado capital es el de la actitud profundamente acrítica hacia los
hechos del presente y del pasado, y hacia las diferentes versiones que las
diversas generaciones han ido construyendo de ese mismo pasado/presente. Es
la típica actitud pasiva que los historiadores positivistas mantienen siempre a los
testimonios y a los documentos tal y como han acontecido.
     El sexto pecado es del mito repetido de su búsqueda de una objetividad y
neutralidad absoluta frente a su objeto de estudio, la pretensión de tomar partido,
no juzgar, no apasionarse y no involucrarse para nada con los personajes o con
las situaciones que se investigan. Es imposible una historia que sea realmente
neutral y que sea objetiva. Toda historia reflejará necesariamente las elecciones y
el punto de vista del propio historiador, los que se proyectan incluso desde la
elección de los hechos que son investigados y los que no, hasta el modo de
organizarlo, clasificarlos, interpretarlos y ensamblarlos dentro de un modelo más
comprehensivo que les da su sentido y significación particulares.
     Finalmente el séptimo pecado es el posmodernismo en historia haciéndose eco
de algunas posturas que se han desarrollado recientemente en las ciencias
sociales norteamericanas y también  en la historiografía. Han comenzado a
proliferar en algunos países ciertos historiadores que intentan reducir a la historia
a su sola dimensión narrativa o discursiva, evacuando por completo al referente
esencial de los propios hechos históricos reales. Los historiadores hacemos
historia con el objetivo de conocer, comprender y luego explicar la historia real,
convencidos de que somos capaces de establecer, cada vez más, verdades
históricas científicas, verdades cada vez más precisas y capaces de dar cuenta
real de los problemas concretos históricos que investigamos.
14) PIERRE VILAR “INICIACION AL VOCABULARIO DEL ANALISIS
HISTORICO”

LOS DIVERSOS CONTENIDOS DEL TÉRMINO «HISTORIA»

Quizás el peligro más grave, en la utilización del término «historia», sea el de su


doble contenido: «historia» designa a la vez el conocimiento de una materia y la
materia de este conocimiento.

Cuando decimos «historia de Francia», la entendemos como el conjunto de


hechos pasados referentes al grupo humano organizado que lleva actualmente
este nombre; pero también entendemos por tal nuestros manuales escolares
corrientes. Así, cuando alguien escribe, como en la fábula: «La historia nos
enseña...»} «La historia no se repite». Para abordar este problema, reflexionemos
sobre otra fórmula familiar: «la historia juzgará...», Por otra parte, incluso así, el
prestigio equívoco del término «historia» incita a algunas reflexiones. Y esta
noción de «recuerdo colectivo» es otro aspecto del término «historia». Sin
embargo, cae dentro de la misma crítica que hemos dirigido a la historia-tradición.
El juicio moral del recuerdo colectivo corre el riesgo de no ser en la realidad más
que el de la historiografía domínate. Ahora bien, todo juicio moral tiene a su vez
implicaciones políticas, que surgen a su vez de las luchas concretas, en especial
de las luchas de clases. Por ello, la mayor parte de las acciones y de los hombre
que han desempeñado un papel importante han originado dos corrientes históricas
opuestas, adversa una y favorable la otra. Y no debe excluirse que una causa
triunfante llegue a eliminar toda la historiografía adversa.

La revisión del juicio no ha dependido, pues, únicamente, de los hombres que


escriben la historia. Lo que nos lleva a descubrir, en «la historia me absolverá»,
una nueva acepción más de la voz «historia». La «historia» invocada no es ya
entonces la historiografía escrita que «juzga» moralmente un acto o un hombre,
sino la historia-materia, la historia-objeto que, con su dinámica propia, «zanja» un
debate a la vez teórico y práctico, dando la razón, con los hechos, a quien ha sido
capaz del mejor análisis.

Me objetaréis que la historia así entendida es el mecanismo de los hechos


sociales, no sólo pasados, sino presentes y futuros, lo que en materia de
conocimientos constituye el tema de la sociología, y en materia de acción, el tema
de la política. En ambos casos está claro que la materia de la historia es la misma
que la que tratan los sociólogos, y que la que manejan los políticos, por desgracia
casi siempre de manera empírica.

Hay entonces dos posiciones posibles: una consiste en encerrar al historiador


precisamente en este terreno de lo empírico y lo incierto que por experiencia se
atribuye a las decisiones y a los acontecimientos políticos. La otra consiste en
empujarle, al contrario, hacia un análisis sociológico con la penetración suficiente
para eliminar la apariencia de incertidumbre de la mayor parte posible de hechos
sociales. La primera posición ha sido durante largo tiempo la de los historiadores
positivistas, preocupados exclusivamente en hace un relato exacto de los
acontecimientos (políticos, militares y diplomáticos principalmente) Para algunos
teóricos —o sedicentes teóricos— la historia es todavía esto.

El autor toma como ejemplo de sedicientes teóricos a Raymond Aron, al que


califica de sociólogo vulgar, publicista internacional, mas preocupado por la
propaganda ideológica que por la ciencia. Y cita su obra a la cual no considera
demasiado original puesto que resumen las posiciones de la sociología alemana
hacia 1880. Pierre Vilar, no comparte esta posición y se limita a señalarla como un
a de las concepciones de la historia y del oficio del historiador que ha gozado
durante mucho tiempo de aceptaciones y que a veces todavía goza de ella. Lo que
Vilar hace es tomar los axiomas de Aron y los invierte exactamente al revés para
definir de la mejor manera posible otra concepción de la historia, netamente
definida por vez primera por Marx y Engels, y convertida hoy en un campo
científico que se empieza a cultivar.

El objetivo de la historia no es <<hacer revivir el pasado>>, sino comprenderlo.


Para esto hay que desconfiar de los documentos brutos, de las supuestas
experiencias vividas, de los juicios probables y relativos. Para hacer un trabajo de
historiador no basta con hacer revivir una realidad política, sino que debe
someterse un momento y una sociedad a un análisis de tipo científico.

El sentido esencial de la investigación causal del historiador consiste en dibujar


los grandes rasgos del relieve histórico, gracias a los cuales la incertidumbre
aparente de los acontecimientos particulares se desvanece ante la información
global de la que carecían sus contemporáneos, y que nosotros podemos tener…

El historiador es un físico, no un experto. Busca las de la explosión en la fuerza


expansiva de los gases, no en la cerilla del fumador. (Ej. El análisis causal de la
explosión de 1914 se centra en el imperialismo, no en el atentado de Sarajevo.)

Henos aquí ante dos concepciones diametralmente opuestas tanto de la historia-


materia como de la historia-conocimiento. Para unos, la historia-materia es
esencialmente el mundo de las decisiones políticas; para otros, es el conjunto de
los mecanismos de la sociedad. Para unos, la historia-conocimiento es la
explicación del hecho por el hecho; para otros, es la explicación del mayor numero
posible de hechos a través del estudio del juego recíproco de las relaciones entre
los hechos de todo tipo. Es obvio que la existencia misma de concepciones tan
opuestas, el doble sentido de la palabra «historia»—historia-materia e historia-
conocimiento-—, la forma equívoca y vaga con que se emplean frecuentemente
uno y otro de estos sentidos, son motivos de peso para suscitar una cierta
desconfianza.

He recordado que Louis Althusser, epistemólogo marxista, _y que, por tanto,


admite el materialismo histórico como ciencia posible, nos previene, sin embargo,
contra la imprecisión del concepto de historia.

Al preguntarse si debe considerarse la obra de Marx como un todo, o bien


considerar sus obras de juventud como etapas no características de su
pensamiento, Althusser defiende esta segunda actitud escribiendo: “…Como si
nos arriesgáramos a perder a Marx entero, abandonando, como él, su juventud a
la historia, como si nos arriesgáramos a perder a Marx entero sometiendo su
propia juventud a la crítica radical de la historia, no de la historia inmediata sino de
la historia pensada, sobre la que él mismo nos dio en su madurez no la verdad en
el sentido hegeliano sino los principios de una inteligencia científica…”

AI principio de esta larga frase, en la que la palabra «historia» aparece cuatro


veces, la expresión «abandonar algo a. la historia» parece significar: considerar
este algo como superado, como desprovisto de interés para el futuro; y por fuerza
reconocemos aquí el eco de las fórmulas corrientes «dejemos esto para la
historia», «esto tiene únicamente un interés histórico», fórmulas que relegan
espontáneamente las preocupaciones del historiador al almacén de las
curiosidades y que hacen de la historia el dominio de las cosas muertas, aunque
sean cosas «gloriosas» («frases históricas», «monumentos históricos», actitudes
pasadas a la historia).

Ahora bien, como se añade: «no de la historia que iba a vivir, sino de la historia
que vivía», es evidente que se trata aquí del conjunto de hechos que condicionan
una vida humana, y, por consiguiente, de la historia-materia, de la historia-objeto,
considerada como algo que ejerce por sí mismo una «crítica» sobre esta vida.

En un tercer momento Althusser invoca también la necesidad de una historia-


conocimiento, no «inmediata» sino «pensada», la misma sobre la que Marx habría
dado no la verdad absoluta sino «los principios de la inteligencia científica». En
esto coincide con el pensamiento del economista Joseph Schumpeter, que
atribuía a Marx, como principal mérito, el de haber sentado los principios de
una-«historia razonada».

Si ahora clasificamos los sentidos que hemos visto atribuir a la voz «historia»,
sucesiva o simultáneamente, podemos, en líneas generales, distinguir tres
grandes concepciones de la historia-objeto, a las que corresponden naturalmente
tres grandes concepciones de la historia-conocimiento:

1) Para muchos, la materia de la historia es cualquier cosa pasada, y «saber


historia», para algunos eruditos y para los juegos televisivos, consiste en
memorizar el mayor número posible de estos hechos dispares.
2) Para otros, la materia histórica queda un poco mejor definida. Es el terreno
de los hechos destacados, conservados por la tradición, el recuerdo
colectivo, los relatos oficiales, debidamente controlados por los documentos
y aureolados por el prestigio y el testimonio de los monumentos de los
textos, de las artes y las letras, como de decía antaño.
3) La materia de la historia es también el conjunto de los hechos pasados;
pero no solo de los hechos curiosos o destacados, puesto que si bien se
mira, los grandes de la evolución humana han dependido sobre todo del
resultado estadístico de los hechos anónimos: de aquellos cuya repetición
determina los movimientos de la población, la capacidad de la producción,
la aparición instituciones, las luchas secretas o violentas entre las clases
sociales.

LAS ETAPAS DE LA HISTORIA COMO DE CONOCIMIENTO

La historia-conocimiento se convierte en ciencia en la medida en que descubre


procedimientos de análisis originales adecuados a esta materia particular. Hoy
nadie niega el interés de la historia de las ciencias. «La historia de la historia» -—
entendida de forma más amplia que algunas «historias de la historiografía»,
interesantes pero limitadas— sería quizás el ejercicio histórico más fructífero que
pudiera uno proponerse.

1) Primera Observación.

La necesidad de un conocimiento histórico-sociológico es tan antigua y tan


universal como la necesidad de un conocimiento de la naturaleza. Existe, pues,
un campo de conocimiento al que debe arrancarse de su estado primitivo. La
existencia de formas de historia no científicas no autoriza a pensar que sea
imposible o inútil llegar a un conocimiento y a una interpretación justa de las
sociedades pasadas. En la medida en que el pasado humano es mal conocido,
mal interpretado, los hombres y los grupos de hombres, tienen una visión
incorrecta de su presente y de su futuro.

2) Segunda Observación.

Tanto el caso de grupos como personas, la memoria no registra, sino que


construye. Las formas primitivas de la historia son el mito, que tiene su lógica
interna, y la crónica, que relata los acontecimientos desde el punto de vista de
intereses específicos.

a) Los mitos constituyen actualmente uno de los estudios favoritos de los


etnólogos y psicólogos, como búsqueda de una lógica de las formas,
reveladora de rasgos comunes en las estructuras de comunicación.
b) Las crónicas consignan los acontecimientos relevantes (generalmente
políticos y militares) de una época (reinado). Son a menudo los primeros
testimonios escritos del pasado y, por tanto, los primeros documentos de la
historia propiamente dicha, dado que los tiempos anteriores a la escritura
se clasifican por definición dentro de la «prehistoria».

Lo que hace posible la historia es la coexistencia y la combinación del testimonio


subjetivo que no cuenta lo que pretendían hacer los actores de la historia política,
con el documento objetivo. Puesto que a través de esta combinación podemos
aspirar a confrontar los acometimientos y las intenciones —la historia «externa»,
aparente— a los hechos de masas —historia «interna» de las sociedades, mundo
de las necesidades subyacentes—.

Sin embargo, este doble registro de las fuentes de la historia se descuida a


menudo. Crónicas y memorias —relatos de acontecimientos y testimonios
subjetivos— han constituido durante largo tiempo el fondo del saber histórico.

3) Tercera observación: sobre la historia como género literario

La evocación literaria ha respondido también, al margen de toda regla científica, a


la necesidad instintiva de conocimiento del pasado que ya hemos señalado. Esto
mismo ha favorecido los embellecimientos, las invenciones, la retórica, el
moralismo y las apologías religiosas, políticas y nacionales. Las crónicas y las
memorias, que tiene valor de fuente y cuyas vinculaciones nos son conocidas, son
siempre preferibles, como lectura, a las reconstrucciones mediocres.

Este método puede efectivamente esclarecer la forma espontánea con que el


espíritu humano aborda los problemas del conocimiento del pasado, y ayudar con
ello a definir mejor la historia. Pero es evidente que no resuelve los problemas
científicos complejos que se plantea el historiador actual.

4) Cuarto grupo de observaciones: la aparición de exigencias científicas en la


definición y en la práctica de la historia: el siglo XVI.

La preocupación critica, que consiste en no aceptar la existencia de un hecho, la


autenticidad de un texto, hasta después de verificaciones minuciosas. Esta se
manifiesta a finales del siglo XV y durante el XVI, tanto en el descubrimiento de
textos y de monumentos de la antigüedad como en el deseo de una reforma en el
campo religioso, la importancia, den este terrenos a la critica de textos, critica que
no basta para fundar una ciencia histórica, pero que es una condición necesario,
es imposible razonar de forma válida a partir de documentos materialmente falsos
o mal conocidos en su forma original.

La preocupación constructiva, que consiste en elegir determinado tipo de hechos,


en confrontarlos y en buscar las correlaciones, con el fin de resolver un problema
planteado por el pasado humano (problema económico, problema social, problema
institucional, problema espiritual, o toda combinación compleja de estos
problemas). Esta se manifiesta, cuando los sabios, los filósofos y los juristas
aplican las investigaciones eruditas a la solución de un problema, incluso cuando
este problema es toda vía secundario y parcial.

5) El siglo XVII. Francia y la erudición. Inglaterra y la «aritmética política».

No nos sorprendamos si la constitución de la historia en ciencia pasa por retrasos,


avances parciales, desarrollos desiguales.

De momento se trata tan sólo de una crítica erudita, condición necesaria yero no
suficiente para una ciencia histórica.

Pero es Voltaire, en sus Nuevas consideraciones sobre la historia (1744), el


primero en comparar la evolución posible de la historia con la de las ciencias
físicas: «quizá suceda pronto en la forma de escribir la historia lo que ha sucedido
en la física. De hecho, lo más interesante en la actitud manifestada por Voltaire
hacia la historia es el cambio en el tipo de curiosidades del historiador.
Constatamos en ello unas exigencias —aquí todavía prematuras— de síntesis
acerca de la historia humana.

También la historia económica nace en el siglo XVIII, en España y en Polonia:


«hemos coordinado una historia económica», escribe el catalán Capmany. Auge y
desviación de la investigación histórica: aparición de una teoría general, y
posterior, divorcio entre disciplinas sociológicas

En un sentido, el siglo XIX se presenta como el del triunfo de la historia. y


finalmente a la aparición de las grandes historias nacionales: Ranke, Macaulay,
Michelet...si Jesús era Dios...»

Hegel había propuesto «presentar el contenido mismo de la Historia Universal» a


través de los progresos de la Idea. No es que el hombre no intervenga: «los
hombres hacen su propia historia». Queda por saber si desde hace un siglo se ha
intentado realmente la consolidación científica de la historia así legitimada. El
pensamiento económico giró en torno a la teoría abstracta, subjetivista,
individualista de la «utilidad marginal» y del «equilibrio» (Walras, Pareto); la
sociología, en torno al estudio de las formas sociales (Max Weber, Durkheim); y la
historia centró su pundonor en limitarse a establecer «pequeños hechos
verdaderos» (monografías económicas alemanas, historia política «fáctica»
francesa). Hacia 1900, esta historia positivista triunfaba en todas partes y la
separación tajante y casi absoluta entre economía, sociología e historia ponía en
peligro la esperanza de una síntesis global sobre el pasado de las sociedades.

Lucien Febvre, Henri Berr, Marc Blóch, difundieron los siguientes principios:

1) hay una sola historia; no existen compartimentos estancos entre una historia
económica, una historia política, una historia de las ideas, etc.;

2) el historiador avanza por medio de problemas: los documentos sólo contestan


cuando se les pregunta siguiendo hipótesis de trabajo; la historia, en todos los
terrenos (material, espiritual, ideológico...), lo es de los hechos de masas, no de
los simples «acontecimientos»;

3) existe una jerarquía y un juego recíproco entre «economías», «sociedades»,


«civilizaciones», juego que constituye el tema mismo de la ciencia histórica.

La noción de «teoría experimental» de la economía (Simiand) a través de la


investigación histórica se transformaba en «teoría experimental» de la historia
global, lo que tendía a converger con Marx. Al hacerlo debe conservar la
conciencia de la originalidad de la historia, ciencia del iodo social, y no de tal o tal
parte, ciencia del fondo de los problemas sociales y no de sus formas, ciencia del
tiempo y no del instante o de la sola actualidad.

INTENTO DE DEFINICIÓN DE LA MATERIA Y DE LA INVESTIGACIÓN


HISTÓRICAS

El objeto de la ciencia histórica es la dinámica de las sociedades humanas. La


materia histórica la constituyen los tipos de hechos que es necesario estudiar para
dominar científicamente este objeto. Clasifiquémoslos rápidamente:

a) Los hechos de masas: masa de los hombres (demografía), masa de los


bienes (Economía), masa de los pensamientos y de las creencias
(fenómenos de mentalidades, lentos y pesados; fenómenos de opinión, mas
fugaces)
b) Los hechos institucionales, más superficiales pero más rígidos, que tienden
a fijar las relaciones humanas dentro de los marcos existentes: derecho
civil, constituciones políticas, tratados internacionales. Etc. Los hechos
importantes pero no eternos, sometidos al desgaste y al ataque de las
contradicciones sociales internas.
c) Los acontecimientos: aparición y desaparición de personajes, de grupos
(económicos, políticos), que toman medidas, decisiones, desencadenan
acciones, movimientos, de opinión, que ocasionan hechos precisos,
modificaciones de los gobiernos, la diplomacia, cambios pacíficos o
violentos, profundos o superficiales.

La historia no puede ser un simple retablo de las instituciones, ni un simple relato


de los acontecimientos, pero no puede desinteresarse de estos hechos que
vinculan la vida cotidiana de los hombres a la dinámica de las sociedades de las
que forman parte.

Ante esta compleja materia histórica, el historiador plantea cuestiones, resuelve


problemas: cuándo, por qué, cómo, en qué medida... Estas distinciones justifican
diversas técnicas: análisis «estructural», análisis «coyuntural», «análisis de
contenido» de textos y de expresiones verbales o estéticas, elección de las
fuentes, crítica de su validez.

Pero estas técnicas sólo adquieren su sentido dentro del marco de una teoría
global que permita pasar del análisis económico-estadístico a la «historia
razonada», conquista que Schumpeter atribuye justamente a Marx.

Todo modelo expresa en primer término el análisis de un «equilibrio», de una


estabilidad, mientras que la finalidad de la historia es el estudio de los cambios.

Una vez dicho esto no hay que confundir estas técnicas de información con los
fines propios de la historia.
15) IGGERS GEORG La ciencia histórica en el siglo XX – IGGERS

El autor explica que la necesidad de transmitir el pasado existió y existe en todas


las culturas, pero que la CIENCIA HISTÓRICA, por el contrario, es una
manifestación occidental moderna y que las sociedades no-occidentales fueron
adoptando esta manifestación en el transcurso de su propia modernización.

La ciencia histórica, su conformación en ciencia, viene de una larga tradición


historiográfica, y nunca ha sido del todo PURA en el sentido por ejemplo de las
matemáticas o ciencias naturales. HISTORIA, su conocimiento está
estrechamente relacionada con el contexto y las corrientes del pensamiento de la
época específica, los paradigmas de ese momento, marco sociocultural y político
del momento, en concordancia en común de un grupo de científicos (masa crítica)
que comparten un conjunto de prácticas, modos de operar para el trabajo,
herramientas, que los dota de comunicación entre sus miembros.

LA HISTORIA NO PUEDE SEPARARSE DE SUS INSTITUCIONES, y el claro


ejemplo del texto es la movida del HISTORICISMO ALEMÁN.

En este contexto, se buscaba transformar a la historia en una disciplina


especializada, para establecerla como modelo en las universidades… teniendo un
carácter erudito y a la vez literario en sus producciones. Ranke decía que ciencia y
arte debían ir unidas.

La comunidad científica entonces aceptaba unas nuevas reglas para la


investigación para la visión del mundo, basando su método en el historicismo: En
ciencias sociales existe una interacción e interconexiones entre lo humano y la
lógica de investigación, totalmente diferente a las naturales… hay cuestiones que
hacen al marco social, cultural y político que hacen de esa visión propia del
contexto con el que se trabaja.

CONCEPCIÓN DE CIENCIA PARA RANKE

Para Ranke la investigación científica se basa en el aparato de erudición crítica,


esto es exponer el hecho rigurosamente, examen crítico de las fuentes, las
ciencias auxiliares de la historia. CONTEXTO: Todo orden debe entenderse dentro
de su contexto histórico, con un orden natural propio. La historia no es sólo
reconstruir el pasado con hechos, es más bien un BIEN CULTURAL en sí
mismo… esto del contexto por las transformaciones políticas que se estaban
dando en Prusia.

La concepción de ciencia se apoya en los valores políticos y culturales de la


cultura burguesa, es decir, el plano social y económico visto desde esta
concepción y ya no más únicamente a la manera monárquica y absoluta del
Absolutismo ilustrado. Ranke abría nuevas perspectivas de crítica. En Francia en
cambio, la historiografía era menos científica y sus hitoriadores continuaron con el
tipo cultural de la ilustración AMBOS, FRANCESES Y ALEMANES Veían a la
historia como un producto del TRIUNFO BURGUÉS. La ciencia puesta al servicio
del servicio de las aspiraciones nacionales y burguesas del momento, centrar la
historia en la cuestión política en Alemania.

La universidad alemana sirvió de ejemplo como modelo para organizar la


investigación con prácticas y modelos alemanes.

CRISIS DEL HISTORICISMO

Contexto: historiografía del siglo XIX, condiciones sociales y políticas donde se


impone el sistema capitalista. La investigación histórica debía trabajar con un
concepto de iencia que ofreciera CRITERIOS METÖDICOS RIGUROSOS para
investigar hechos y el carácter empírico. ALEMANIA: la concepción de la historia
se basaba en la evolución del estado alemán hacia un estado que unía los
intereses de la autoridad con la alta burguesía.

Para diversos autores, el Estado era el centro de la historia. Sin Estado no había
hilo conductor, no había historia.

Comenzaron en Francia enfoques de tipo regional, historia cultural y social a este


nivel, y la historia estaba SUBORDINADA a la sociología. Esto no fue muy
aceptado, y se aceptaba más el hecho de la interdisciplinariedad de la ciencia, ya
no hablar de una historia centrada en LO POLÍTICO como cosa central. Ahora
historia Social, pero teniendo en cuenta la progresión lineal del historicismo, esto
es, ciencia orientada hacia una realidad objetiva, pero ahora también
considerando aspectos económicos, historia social, polñitica, ampliando las
perspectivas de análisis.
17) Harvey J. Kaye LOS HISTORIADORES MARXISTAS BRITÁNICOS

Desde hace unos cuantos años la historia y la sociología se han visto envueltas en
una relación simbiótica, puesta de manifiesto por el crecimiento y desarrollo de la
historia  social  y la sociología histórica. Como evidencia se puede considerar el
incremento de revistas en esta área así como la aparición de varios libros como
con Sociology and History De Peter Burke , As Sociology Meets History de
Charles Tilly, etc., etc. Pero todavía perdura un problema importante en la
relación que se ha establecido entre la historia y la sociología. Como observa
Gareth Stedman Jones hay una fuerte tendencia a considerar la sociología como
fuente de métodos y teorías, y la historia como fuente de datos, estudio de casos o
ilustraciones del pasado sobre los que la teoría sociológica ha de ser verificada.
Proyectado en parte como una contribución al continuo y progresivo desarrollo de
la simbiosis entre la historia y la sociología, el trabajo presenta una introducción
y una revisión, así como un examen de los historiadores marxistas británicos. El
argumento es que, además de sus contribuciones individuales y colectivas a la
historiografía, los historiadores marxistas británicos representan en su conjunto
una tradición teórica. Han sido participes de una problemática teórica común. En
palabras de Eugene Genovese, ellos han intentado “trascender la estricta noción
económica de clase y llegar a solucionar el problema de la base-superestructura
que ha dominado al marxismo desde sus comienzos”. Los historiadores marxistas
británicos se han esforzado en desarrollar una historiografía marxista alejada del
determinismo económico con el que, con demasiada frecuencia, ha sido asociada.
Además, los historiadores marxistas británicos también han compartido una
problemática histórica común. Estructurando sus diversos estudios históricos,
subyace el tema de los orígenes, desarrollo y expansión del capitalismo, entendido
no en el sentido limitado del cambio económico, sino como cambio social en el
sentido más amplio. Citado con frecuencia como la transición del feudalismo al
capitalismo, este proceso no es solamente el tema central de Studies in the
Development of Capitalism De Maurice Dobb y del debate que siguió a
su publicación. Aparece también en trabajos muy diversos de otros marxistas
británicos. Han hecho más que compartir unas preocupaciones teóricas e
históricas. A lo largo de la elaboración y cotejo de los temas relacionados con esta
problemática han desarrollado una aproximación común al estudio teórico, el
análisis de la lucha de clases. Estrechamente relacionadas con el análisis de la
historia, los historiadores marxistas británicos han hecho importantes
contribuciones al desarrollo de la perspectiva histórica conocida como la historia
desde abajo o, haciendo referencia específica a sus escritos, historia de abajo
arriba .Estos historiadores han hecho una contribución más amplia a la historia y a
la teoría social. Porque, en su empeño por trascender el determinismo económico
y explorar la transición al capitalismo han desarrollado el marxismo como teoría
para la determinación de clases, cuyo postulado fundamental es que la lucha de
clases ha sido de importancia capital en el proceso histórico.

La formación de una tradición teórica

Raphael Samuel explica las fuentes de la “historia marxista” e incluye a los


historiadores marxistas británicos dentro de lo que considera una tradición de
historiografía marxista británica, que ya ha cumplido un siglo, y que tuvo su origen
en el propio Marx. Su objetivo principal es presentar las “mutaciones” de los
estudios históricos marxistas británicos desde la época de Marx y en relación con
el contexto cultural y social; la pervivencia de temas y las circunstancias históricas
cambiantes. También trata de la influencia del inconformismo protestante en las
diferentes generaciones de historiadores marxistas británicos.

Eric Hobsbawm afirma –contrariamente a Samuel- que, con anterioridad al Grupo


de Historiadores del Partido Comunista (PC)“no había tradición de historia
marxista en Gran Bretaña”. Los años 1946-56 fueron los más significativos en la
formación de la tradición histórica marxista británica. Fue durante ese período
cuando Dobb, Hilton, Hill, Hobsbawm, y Thompson, junto con otros, fueron
miembros activos del grupo de historiadores del PC. En su artículo, Hobsbawm
trata de la formación y organización del grupo; sus empeños por publicar; sus
relaciones con el PC, la respuesta de sus miembros a las crisis de 1956-57; y las
aportaciones que el grupo y sus componentes han hecho a los estudios históricos.
Aunque los componentes del grupo consideraron que una de sus tareas era
criticar los estudios históricos no marxistas, no por ello trataron de aislarse de los
historiadores no marxistas. De hecho intentaron “tender puentes” hacia los
historiadores no marxistas que compartían afinidades e intereses comunes. El
resultado más significativo de este empeño fue la revista Past & Present  (1952).

Richard Johnson examina el trabajo de los historiadores marxistas británicos


atendiendo a lo que considera una “estructura de sentimiento” característica de los
estudios sociales e históricos socialistas británicos de finales de la década de los
cincuenta, durante los sesenta, y que persiste en los setenta. Defiende que, en el
período posterior a 1956, los escritores e historiadores socialistas progresivamente
se iban centrando y poniendo especial énfasis en las prácticas y las relaciones
culturales. Al mismo tiempo el concepto “cultura” fue ampliado para incluir lo
“social” y lo “popular” en oposición a lo meramente “artístico literario” y “elitista”. Lo
significativo del artículo es que atrae la atención hacia la erudición y el discurso
socialistas más amplios en la Inglaterra posterior a 1956 y su relación con los
historiadores marxistas británicos. Defiende que, a partir de 1956, llegaron a
desarrollar su propia aproximación al estudio histórico, a la que denomina
“marxismo cultural” o “culturalismo” y que esto representó una ruptura con el
“marxismo económico” y “estructural” de Dobb. Johnson insiste en que se perdió
mucho con el desarrollo del culturalismo y que es necesario reintroducir los
factores estructurales y económicos que caracterizan el trabajo de Marx y Dobb en
los estudios históricos marxistas británicos. Pero también indica que tal
restablecimiento no debe hacerse por medio de una vuelta ala “teoría” de Dobb
porque es demasiado “economicista”. Por el contrario, sugiere que se establezca
un diálogo entre lo que llama “marxismo cultural” y el marxismo estructuralista de
Althusser y sus seguidores. La afirmación de una ruptura no ha dejado de
ser controvertida.

Simon Clarke, respondiendo como “humanista” al estructuralismo de Thompson,


acepta la tesis de una ruptura pero rechaza la evaluación que de ella hace
Johnson. Otro crítico, Keith Tribe, defiende que el trabajo de los historiadores
marxistas británicos desde Dobb hasta Thompson se ha caracterizado por la
continuidad en su preocupación principal por las relaciones económicas. La
postura del autor, opuesta a las anteriores, es que la relación entre Dobb y los
demás no está caracterizada ni por una ruptura entre el economicismo y el
culturalismo ni por una continuidad basada en el interés por las relaciones
económicas. Aunque puede haber un desplazamiento de los focos de interés en el
trabajo de Dobb y en el trabajo de sus colegas más jóvenes, se trata justamente
de eso, de un desplazamiento no de una ruptura.
18) ROJAS,Carlos Antonio Aguirre “Contribucion a la historia de la
Microhistoria italiana”.

Las raices de la microhistoria italiana en el siglo XX

Para comprender los contextos multiples que en Italia,van a ser el espacio y el


escenario de la genesis y luego afirmacion y desarrollo de la microhistoria
italiana ,resulta necesario partir desde lo que en la historia,la cultura ,y la
historiografia de Italia significo el regimen fascista de Mussolini y luego su derrota
y colapso por parte del movimiento de Resistencia .

El estado fascista trato de imponer a ultranza una supuesta “ unidad nacional “ que
tambien se reflejo en el nivel de la historiografia, que en estos tiempos solo presto
atencion a los procesos y tendencias”generales “,nacionales “,unificadoras de la
vida social italiana”,mientras que ignoraba o minimizaba a esas mismas realidades
locales o particulares ya referidas.
Por eso,y como una reaccion casi natural,la derrota del fascismo en
Italia ,realizada aqui por parte de un potente movimiento interno y no por una
intervencion “externa “ represento tambien el renacimiento y un nuevo
florecimiento y multiplicacion tanto en las culturas como en las historias y las
historiografias locales y regionales mas diversas.

El contexto esta marcado por una triple relacion desde una presencia fuerte y
hasta dominante de la cultura de izquierda en su acepcion mas amplia de
expansion y crecimiento de la clase obrera,del movimiento obrero y del
movimiento socialista italiano, y de un florecimiento importante del marxismo
dentro de la peninsula,esta Italia va a vivir su transito especifico tambien cumplido
por otras naciones europeas y no europeas en distintos momentos del siglo
XX.,desde una historia predominantemente politica ,y aun fuertemente
episodica,hacia una verdadera y organizada historia fecundada por la sociologia,la
demografia, la antropología ,la economia, la psicologia entre otras.

La microhistoria italiana antes de la microhistoria italiana

.Podriamos decir,que la corriente microhistorica italiana ha transcurrido por tres


etapas principales,articuladas por dos breves periodos de transicion.
Habria entonces una primera etapa de esta,que abarcando desde 1966,hasta
aproximadamente 1974,constituiria la etapa de la Genesis,o de los antecedentes
directos del proyecto microhistorico escenificando los primeros experimentos
microhistoricos,aplicados ,como tambien el claro proceso de recuperacion del
microanalisis,dentro de los estudios historicos italianos.Es decir el proceso en el
que por distintos caminos,los itinerarios individuales de varios de los que seran
sus representantes principales comienzan a confluir en torno de la construccion
de los conocimientos teoricos e hstoriograficos de la futurra perspectiva
microhistorica.
Viene despues una primera etapa de transicion,entre 1975 y
1977,aproximadamente que es la de la formacion,en el seno del revista Quaderni
Storici,del grupo central o nucleo duro formado por
Una segunda etapa ,la del auge o “ periodo aureo “ de la microhistoria italiana
abarcaria desde aproximadamente 1978,hasta 1988, donde dentro de ella van a
escribirse tanto los mas importantes textos metodologicos de la propuesta
microhistorica ,como tambien ha publicarse varias de las obras mas
representatitavas de esta misma microhistoria ( el queso y el gusano ),con la
traduccion y difusion masiva en Europa.
Luego, una segunda etapa , entre 1989 y 1991 marcada tanto por el abandono
sucesivo de la revista por parte de la mayoria de los miembros del nucleo duro
principal de la etapa aurea,asi como por los efectos de la entrada a la nueva
coyuntura social,cultural e historiografica creada por la caida del muro de Berlin y
por todos los cambios importantes que este acontecimiento simbolico
representa,en Italia ,en Europa y en todo el mundo.
Finalmente ,habria una tercera etapa de la microhistoria italiana ,iniciada hace
aproximadamente en 1992,y que se despliega hasta el dia de hoy,y en la que
proyecto microhistorico se fragmenta en varios itinerarios individuales fuertes,de
sus antiguos representantes principales,a la vez que permanece como un
horizonte general debil y vagamente subyacente.
Modelo de historia cultural construido por Carlo Guinsburg,que habra de constituir
el resultado central de una de las dos vertientes principales o ramas esenciales en
la derivara en el eje de la MH italiana ,al proyectar la aplicación del paradigma
del procedimiento microhistorico ,De este modo,desde 1966 hasta 1974 va a
desarrollarse esta primera etapa generativa o de lenta y progresiva construccion
de lapremisas,y espacios principales que,en un segundo momento ,daran
viabilidad ,cuerpo y presencia especifica al proyecto intelectual de la micro historia
italiana .
Este proyecto,propone una fecundacion reciproca entre antropologia e historia
entre etnologia e historia y entre la sociologia rural y la historia,rescantando el
posible valor que la encuesta micro puede tener para la misma.La finalidad se
constituye en la propuesta de que los historiadores dejen de concebir la historia
como una suma de procesos abstractos y automaticos,en donde se imponen las
leyes y tendencias generales por lo cual es imposible ver ,estudiar,examinar y
rescatar la accion concreta del hombre,el papel activo de los sujetos y
movimientos sociales,la funcion concreta y actuante de las clases y sectores
sociales y por lo tanto ,los procesos reales de la generacion y construccion del
cambio social en todas sus formas.El objetivo en esta etapa es llevar el analisis de
la historia al terreno del microanalisis,recuperando y trascendiendo las
experiencias propuestas por la antropologia,la etnologia y la sociologia a nivel
micro.El queso y los gusanos,sera considerada no solo como “un” ejemplo,sino
muchas veces hasta como “el “ ejenplo por excelencia de un verdadero “ ejercicio
microhistorico “de una lograda aplicacion de los principales paradigmas y
propuestas metodologicas de dicha concepcion microhistorica del oficio del
historiador.
Y como fruto de todo esto,lo que Carlo Guinzburg ,va a darnos en “El queso y los
gusanos”,es la propuesta de un nuevo modelo para la historia cultural ,permitira
criticar y superar tanto a la amorfa historia de las mentalidades francesas como a
las visiones y modelos aristocraticos,del estudio de la cultura popular,pero
tambien aquellas propuestas que confunden a la cultura popular con la que le es
impuesta a las clases populares e incluso entonces ,a los emergentes modelos de
historia cuantitativa de los procesos culturales entre otros.
Grendi caracteriza a esta nueva metodologia necesaria como una perspectiva
que pueda adentrarse al estudio directo de los comportamientos y las relaciones
interpersonales,de los distintos grupos y sujetos sociales ,a traves del
microanalisis,es decir mediante la reduccion de la escala del universo
considerado y examinado por el historiador que lo lleva desde los grandes
agregados nacionales,hasta el examen microanalitico de la comunidad,la
ciudad,el barrio urbano o el oficio,por esto Grendi recupera los aportes de la
antropologia de las sociedades complejas,que permitan tener un verdadero
enfoque holistico dejando de concebir a los hechos,fenomenos y procesos
esudiados como puramente economicos,o exclusivaente sociales o solo
politicos o culturales para verlos como hechos totales,como procesos -
sucesos que se dan de una manera compleja imposible de
sectorializar,pretendiendo reconducir al estudio de la historia,en la cual el
objeto de estudio esta constituido por la serie de las relaciones
interpersonles.
Es asi,como se concluye con el paradigma basado en el cambio de escala de
analisis, y de la aplicación sistematica del microanalisis como camino para
la construccion de una perspectva para la historia social.
Segunda etapa-periodo Aureo:desde 1978 hasta 1988-89 y se subdivide en dos
fases,la primera que abarca desde 1978 hasta 1983 y una segunda que va desde
1984 a 1989.
En esta etapa logran concentrarse los principales resultados intelectuales
producidos por esta misma microhistoria italiana tanto en el plano de las
contribuciones historiograficas concretas,derivadas de la investigacion
empirica ,como tambien la reflexion epistemologica y metodologica ,del avance en
el plano teorico y conceptual de la construccion de los nuevos modelos de
interpretacion y de las nuevas categorias de analisis de los distintos fenomenos
investigdos.
En la ultima decada de esta etapa,los tres miembros mas activos(nuclueo duro
)Grendi,Levi y Guinzburg realizan su investigaciones en el marco de un
horizonte general,que reconoce como limites y territorios especificos sus tres
paradigmas esenciales: el del procedimiento microhistorico del cambio de la
escala de analisis u observacion,el de la lectura indiciaria (indicios ) de los
testimonios,documentos ,huella,indicios y trazos diversos dejados por los sujetos
historicos investigados y por ultimo el paradigma del analisis exhaustivo e
intensivo del universo microhistorico ,con miras a la elaboracion de
descripciones densas de los distintos problemas abordados.
Tercera etapa :En un contexto mundial de proceso de cambio coyuntural
importante,esta etapa tiene su inicio en el año 1989,obligada a un cambio
sustancial (caida del muro de Berlin).Se produce en el año 1988 hasta 1991 un
segundo periodo de transicion ,una reorganizacion de sus miembros donde se
alejan sus principales interpretes (Guinzburg y Croce )disolviendose el proyecto
como una construccion colectiva.A partir de 1992,y frente al abandono de su sitio
de expresion,la revista Quaderni Storici, se convierten en itinerarios individuales
fuertes que solo han enriquecido la perspectiva microhistorica original.
En esta etapa ,la microhistoria,lejos de desaparecer se ha transformado en un
proyecto constituido por tres lineas intelectuales fuertes :Guinzburg,con el
permenente movimiento desde los problemas generales y macrohistoricos hacia
los estudios de los casos individuales,permitiendo obtener nuevas hipotesis -.y la
obras de Grendi y Levi,continuando en la produccion de varios y muy interesantes
ejercicios microhistoricos.El aporte todavia vigente de la misma ,es decir sus tres
paradigmas esenciales: paradigma del cambio de escala de analisis,
paradigma del analisis exhaustivo y el paradigma indiciario,en el mediano y
largo plazo podra ser continuado por otros historiadores verdaderamente criticos.

También podría gustarte