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SUBPROBLEMÁTICA No.

4
EPIDEMIOLOGÍA DE LAS ENFERMEDADES TRANSMISIBLES MÁS COMUNES EN EL
SALVADOR

GUÍA No.4

I. TEMA: INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL.

II. TIEMPO: 6 horas.

III. OBJETIVO GENERAL:


Estudiar las principales infecciones de transmisión sexual (ITS) con base a la clasificación de
patologías.

IV. OBJETIVOS ESPECÍFICOS:


1. Analizar los determinantes que incrementan el riesgo de transmisión de las ITS.
2. Relacionar los mecanismos de transmisión y las medidas preventivas para las ITS.
3. Identificar las principales características clínicas de las ITS: descripción, distribución,
reservorio, modo de transmisión, periodo de incubación y transmisibilidad y susceptibilidad.

V. CONTENIDOS:
1. Generalidades de las ITS.
2. Determinantes que influyen en la transmisión de las ITS.
3. Relación entre las ITS y el VIH.
4. Transmisión y prevención.
5. Descripción de las infecciones de transmisión sexual más frecuentes:
A. Patologías que cursan con ulcera: sífilis, chancro, herpes, linfogranuloma
venéreo.
B. Patologías que cursan con secreciones: gonorrea, tricomoniasis, candidiasis.
C. Patologías con presencia de verrugas: condiloma acuminado.
D. SIDA Y VIH.

VI. ESTRATEGIA METODOLÓGICA:


Las actividades académicas se desarrollarán de forma virtual, para el Módulo III - Ciclo I. 2023,
haciendo uso de los medios tecnológicos y las plataformas que para ello se tienen disponibles,
de manera que se desarrollaran:
1. Actividades Sincrónicas, que es aquel tipo de comunicación que se da entre personas y
que esta mediada por ordenadores, como: Una llamada telefónica, una video llamada por
Skype, Zoom, un chat de Google activo, Video conferencias a través de Google Meet,
BigBlueButtom, Microsoft Teams, entre otros.
2. Actividades Asincrónicas. La comunicación asincrónica sería aquella que permite la
comunicación por internet entre personas de forma simultánea. El correo electrónico, foros,
mensajería.
3. En Temas que requieren mayor extensión o que son difíciles de entender, el profesor podrá
diseñar tareas formativas generales o específicas, diseñar ejercicios, introducir imágenes
línea o videos en YouTube, e información relevante de otras plataformas.
4. Cada guía tendrá en material específico de lectura, y en sesión virtual podrá abordarse los
contenidos a través de presentación locutadas o no, o videos elaborados por el profesor o
los estudiantes, usando las herramientas en línea y utilizando la plataforma que mejor se
adecue a su propósito de enseñanza aprendizaje. Google meet, BigBlueButtom, Microsoft
teams, Zoom, entre otras.

VII. EVALUACIÓN DEL APRENDIZAJE: Para el adecuado desarrollo de la actividad se necesita:


la asistencia, permanencia, puntualidad, responsabilidad, trabajo en equipo, participación
y calidad en el desarrollo de las guías por parte de los participantes. La evaluación sumativa
se hará al final de la Subproblemática con una prueba objetiva.

VIII.BIBLIOGRAFÍA:
- Cerritos A. Y. Generalidades de las infecciones de transmisión sexual prevalentes en El
Salvador. Unidad de Ciencias Básicas, Facultad de Medicina, 2014.
- Organización Mundial de la Salud. Control de las enfermedades transmisibles. 18ª edición,
2005.
GENERALIDADES: INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

Las Infecciones de Transmisión Sexual (ITS) son aquellas infecciones que se transmiten principalmente
mediante relaciones sexuales (vaginales, anales y orales) Las ITS son una de las causas principales de
enfermedad aguda, infertilidad y discapacidad en el mundo y puede causar la muerte. Tienen
consecuencias médicas y psicológicas graves para millones de hombres, mujeres y niños en el mundo.
Existen más de 20 tipos de microorganismos patógenos que pueden transmitirse por la vía sexual.
Muchas de estas infecciones de distinto origen etiológico tienen síntomas y signos parecidos.

Las ITS, conforman una serie de patologías que se caracterizan porque la vía sexual-genital es su
principal forma de transmisión, con manifestaciones en los órganos genitales externos e internos, a
nivel extra genital y sistémico. Por tanto, su prevención, atención y control son fundamentales para
contribuir a la Salud Sexual y Reproductiva de la población, así como para prevenir y controlar la
epidemia por el Virus de Inmunodeficiencia Humana (VIH).

La Organización Mundial de la Salud (OMS) considera a las ITS como uno de los problemas de salud
pública, más comunes en todo el mundo y estima alrededor de 340 millones de casos nuevos por año.
En El Salvador, el análisis de los datos generados por el Ministerio de Salud, en adelante MINSAL sobre
las ITS, en el período 2007-2010 Ministerio de Salud. Infecciones con modo de transmisión
predominantemente sexual. Años 2007, 2008, 2009, 2010. San Salvador, El Salvador. Indica que cada
año se realizan entre 9,500 y 12,500 atenciones de primera vez por ITS, y entre 5,000 y 6,000
atenciones subsecuentes.

Con relación a la distribución geográfica de las ITS, la misma fuente establece que un poco más de la
tercera parte de las ITS, hasta 35.7% son diagnosticadas en San Salvador, seguido por La Libertad, San
Miguel y Santa Ana.

DETERMINANTES QUE INCREMENTAN EL RIESGO DE TRANSMISIÓN DE LAS ITS.

A continuación se presentan los factores biológicos y sociales que tienen gran importancia como
facilitadores en la transmisión de las ITS:

- Sexo: El riesgo de adquirir ITS es mucho mayor en mujeres que en hombres. Debido a que las
ITS ingresan al organismo con mayor facilidad a través de las membranas mucosas, el
revestimiento de la vagina supone una mayor superficie de contacto con los agentes infecciosos.
Edad: la mucosa vaginal y el tejido cervical en las mujeres jóvenes son inmaduros y las hace más
vulnerables a las ITS con relación a las mujeres mayores. Esto se debe a la ectopia cervical, un
trastorno normal en mujeres jóvenes que ocurre cuando las células que se encuentran en la
superficie cervical permiten que las infecciones ocurran con mayor facilidad. Las mujeres
jóvenes se encuentran especialmente en riesgo cuando la iniciación sexual ocurre durante la
adolescencia temprana. En promedio, las mujeres se infectan a una edad más temprana que los
hombres.
- Estado inmunológico: El estado inmunológico del huésped y la virulencia del agente infeccioso
afectan la transmisión de las ITS. Debe tenerse en consideración que algunas ITS aumentan el
riesgo de transmisión del VIH, y éste a su vez facilita la transmisión de algunas ITS y agrava las
complicaciones de estas, ya que debilita el sistema inmunológico.
- Factores conductuales: Las conductas de riesgo representan mayores probabilidades de
contraer ITS, entre éstas: cambiar frecuentemente de parejas sexuales, tener más de una pareja
sexual, tener contactos sexuales con parejas casuales, tener contactos sexuales insertivos o
receptivos sin protección, haber tenido una ITS durante el último año.
- Factores sociales: Numerosos factores sociales como las relaciones de poder entre hombres y
mujeres inciden en el riesgo que tienen las personas de contraer una ITS, debido a la
construcción social las mujeres carecen de poder sobre las prácticas y elecciones sexuales, como
la negociación en el uso de condones masculinos y femeninos; las mujeres son más propensas
a tolerar conductas de riesgo en los hombres, que las ponen en peligro de contraer infecciones;
la violencia sexual tiende a estar dirigida más hacia las mujeres; y la actitud social permisiva,
que alienta a los hombres a tener más de una pareja sexual.
- Otras conductas personales que pueden estar asociadas con el riesgo de adquirir una ITS son:
la perforación de la piel, que incluye el uso de agujas sin esterilizar para colocar inyecciones,
realizar tatuajes, la escarificación o el “piercing” corporal.
- Otro factor lo constituye el uso de alcohol y otras drogas antes o durante el contacto sexual,
que pueden disminuir la percepción del riesgo, que se traduce en no usar condón o, en el caso
de que se use, podría no utilizarse en forma correcta.
- Otros factores sociales a tener en cuenta son la resistencia a buscar atención médica, que
podría ser por muchas razones, como la ignorancia, la información errónea, la vergüenza o la
culpa; la falta de confidencialidad del prestador de servicios de salud; la preferencia por las
prácticas de salud alternativas; el estigma social asociado con las ITS; el abandono del
tratamiento prescrito para una ITS, la percepción de la salud de la población, y la dificultad para
informar a las parejas sexuales por miedo, vergüenza o la falta de conocimiento sobre las
consecuencias, y el habitar en lugares donde la prevalencia de las ITS es alta.

RELACIÓN ENTRE LAS ITS Y EL VIH

Se ha demostrado que la interrelación entre las ITS y el VIH es una situación compleja, ya que ciertas
ITS facilitan la transmisión del VIH, la presencia del VIH puede hacer a las personas más susceptibles
a contraer otra ITS, a que estas sean de mayor gravedad o a que se produzca resistencia al
tratamiento.
Las ITS estimulan el sistema inmunológico para aumentar el número de leucocitos, que son tanto
objetivos como fuentes del VIH. Si las ITS se diagnostican y se tratan de forma inmediata, estos
vínculos se pueden reducir.
TRANSMISIÓN Y PREVENCIÓN DE INFECCIONES DE TRANSMISIÓN SEXUAL

A. Mecanismo de transmisión
Relaciones sexuales con penetración anal o vaginal, sin protección.

Otros modos de transmisión incluyen:


- De la madre al niño: durante el embarazo (VIH y sífilis), durante el parto (gonorrea e
infecciones por clamidia), o después del parto (VIH).
- Transfusiones u otro contacto con sangre y hemoderivados (sífilis y VIH)

B. Medidas preventivas
Entre las medidas de prevención de diferentes infecciones de transmisión sexual destacan:
- Fidelidad mutua en la pareja.
- No tener relaciones sexuales con personas infectadas, sin embargo, muchas personas pueden
tener la infección y no saberlo porque no presentan síntomas.
- Prevenir el abuso de alcohol y drogas, porque limita el control frente las medidas de
prevención de ITS y VIH (favorece las relaciones sexuales casuales sin uso del condón).
- Educación sexual libre de mitos y con enfoque de derechos humanos y de género según la
OPS. Desarrollo de estilos de vida saludable, el autocuidado, así como sus habilidades y
capacidades para tomar decisiones informadas y responsables respecto a su salud, como
parte de sus derechos humanos, y particularmente los sexuales y reproductivos.
- Cambio de conducta sexual: La reducción del número de parejas sexuales o el ritmo de cambio
de parejas sexuales es importante. La abstinencia sexual.
- Evitar práctica sexual de mayor riesgo de infección, como las prácticas coitales receptivas e
insertivas, anales y vaginales (cuando no se usa condón). Otras representan menor riesgo,
como la masturbación, frotarse el cuerpo con el cuerpo de la pareja sexual y otras prácticas
no penetrativas, donde no existe exposición a fluidos potencialmente infectantes.
- Higiene personal, no usar ducha vaginal, que alteran la flora vaginal, aumentando el riesgo de
contraer ITS. Además practicar el lavado con agua y jabón de vulva, pene, ano, entre otras
prácticas higiénicas.
- Importancia de tratar a las parejas sexuales para evitar el riesgo de reinfección.
- Limitar las relaciones sexuales a una pareja exclusiva (fidelidad mutua y permanente en la
pareja sexual).
- Reducir el número de parejas sexuales.
- Usar en forma correcta y consistente el condón masculino o femenino, en cada acto sexual
genital.
- Uso de otros métodos de barrera, como el uso de la manta de látex para las practicas oro-
anales y oro-vaginales.
- Retrasar, en la medida de lo posible, el inicio de las prácticas sexuales-genitales con los
preadolescentes y adolescentes.
DESCRIPCIÓN DE LAS ITS MÁS FRECUENTES EN EL SALVADOR

Las ITS son un grupo heterogéneo de patologías transmisibles cuyo principal elemento en común es
la relación sexual-genital o prácticas sexuales vaginales, anales y orales, receptivas e insertivas como
mecanismo de transmisión.
Algunas se pueden transmitir también por vía no sexual-genital: de la madre a la hija(o) durante el
embarazo, el parto y la lactancia, y a través del uso de inyecciones y agujas sin esterilizar, material
contaminado u otro contacto con sangre o hemoderivados.

Las manifestaciones clínicas comprometen, mayormente el área genital, y en muchos casos tienen
manifestaciones extra genitales y sistémicas.

A. PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON ULCERA

1. SÍFILIS VENÉREA

Descripción: Treponematosis aguda y crónica que desde el punto de vista clínico se caracteriza por
una lesión primaria, una erupción secundaria que afecta la piel y las mucosas, largos periodos de
latencia y lesiones tardías en la piel, los huesos, las vísceras y el sistema nervioso central y
cardiovascular. La lesión primaria (chancro) aparece unas tres semanas después de la exposición, en
la forma de una úlcera indolora e indurada, con exudado seroso, en el sitio de la invasión inicial. Antes
de la lesión inicial se produce invasión del torrente sanguíneo, que suele ir seguida por la presencia
de un ganglio linfático satélite indoloro, firme y no fluctuante (bubón).
Puede haber infección sin la presencia manifiesta de un chancro externo, es decir, este puede
localizarse en el recto o en el cuello uterino. Después de cuatro a seis semanas, aun sin tratamiento
específico, el chancro comienza a mostrar involución; en la mayoría de los casos aparece una erupción
secundaria generalizada, a menudo con síntomas generales leves. El cuadro clásico es una erupción
maculo-papulosa simétrica en las palmas de las manos y las plantas de los pies, acompañada de
linfadenopatía.

Las manifestaciones secundarias ceden de manera espontánea en el término de varias semanas a 12


meses; todos los casos no tratados evolucionan a una infección latente que dura desde algunas
semanas hasta varios años, y un tercio presentarán signos y síntomas de sífilis terciaria. En los
primeros años de la latencia, pueden reaparecer las lesiones infecciosas de la piel y las mucosas.

En cualquier etapa de la sífilis secundaria o en la fase incipiente de la infección latente puede


producirse afección del sistema nervioso central; se manifiesta primero como meningitis sifilítica
aguda, después como sífilis meningovascular y, por último, en forma de paresia o tabes dorsal. La
latencia a veces se prolonga toda la vida. En otros casos, y de manera impredecible, de 5 a 20 años
después de la infección inicial aparecen lesiones tardías e incapacitantes en la aorta (sífilis
cardiovascular), o se forman gomas en la piel, las vísceras, los huesos o las mucosas. En las primeras
etapas, rara vez se produce la muerte o una incapacidad grave; las manifestaciones tardías acortan la
vida, deterioran la salud y limitan la productividad de la persona.

La infección fetal ocasiona sífilis congénita, y se produce con gran frecuencia en las infecciones
tempranas no tratadas de las mujeres embarazadas.

Agente infeccioso: Treponema pallidum, subespecie pallidum, una espiroqueta.

Distribución: Muy amplia. En los países industrializados afecta ante todo a personas jóvenes,
sexualmente activas, entre los 20 y 29 años. Las diferencias raciales en la incidencia reflejan factores
sociales más que biológicos. La sífilis por lo común es más prevalente en las zonas urbanas que en las
rurales y, en determinadas culturas, más en los hombres que en las mujeres.

Reservorio: Los seres humanos.

Modo de transmisión: Por contacto directo durante la relación sexual con los exudados infecciosos
de lesiones tempranas húmedas, evidentes u ocultas, de la piel y las mucosas; la exposición casi
siempre tiene lugar durante el acto sexual oral, anal o vaginal. En raras ocasiones se transmite al besar
o acariciar a niños con sífilis congénita temprana. La infección transplacentaria del feto se produce
durante el embarazo en una mujer infectada.

La sífilis puede transmitirse por transfusión de sangre, si el donante está en las fases iniciales. Desde
un punto de vista teórico, sería posible contraer la infección por contacto con objetos contaminados,
pero es extraordinariamente raro. Algunos profesionales de la salud han presentado lesiones
primarias en las manos después de explorar lesiones infecciosas sin protección.

Periodo de incubación: De 10 días a 3 meses, por lo común tres semanas.

Periodo de transmisibilidad: Es transmisible mientras están presentes las lesiones mucocutáneas


húmedas de la sífilis primaria y secundaria. La distinción entre las etapas primaria y secundaria de la
enfermedad, que son infecciosas, y los inicios de la etapa latente, no infecciosa, es algo arbitraria en
lo tocante a la transmisibilidad, ya que las lesiones de las dos primeras pueden no ser evidentes en el
individuo infectado. Las lesiones de la sífilis secundaria pueden recurrir, con frecuencia cada vez
menor, durante un lapso de hasta cuatro años después de la infección, pero es raro que se transmita
la infección después del primer año. Por ello, en Estados Unidos suele considerarse que la sífilis
infecciosa temprana termina después del primer año de la infección.

La transmisión materno fetal de la sífilis es más probable durante la fase temprana de la enfermedad
de la madre, pero puede producirse durante todo el periodo de latencia. Los recién nacidos infectados
pueden tener lesiones mucocutáneas húmedas, más generalizadas que en la sífilis del adulto y que
constituyen una fuente posible de infección.
2. CHANCROIDE
(Chancro blando, chancro simple)

Descripción: Infección bacteriana aguda localizada en la región genital, que se caracteriza


clínicamente por una o varias úlceras dolorosas y necrosantes en el sitio de la infección, acompañadas
a menudo de tumefacción dolorosa y supuración de los ganglios linfáticos en la región afectada.
Pueden aparecer lesiones que ocasionan síntomas mínimos en la pared de la vagina o en el cuello
uterino; en las mujeres puede haber infecciones asintomáticas. Se han descrito lesiones extra-
genitales. Las úlceras chancroides, al igual que otras úlceras genitales, se acompañan de un mayor
riesgo de infección por el VIH.

Agente infeccioso: Haemophilus ducreyi, el bacilo de Ducrey.

Distribución: Se diagnostica con mayor frecuencia en los hombres, en particular los clientes de los
trabajadores sexuales. Es más prevalente en las regiones tropicales y subtropicales, donde su
incidencia puede ser más elevada que la de la sífilis y similar a la de la gonorrea en los varones. El
chancroide, cuyo reservorio es exclusivamente el ser humano, ha desaparecido de muchas zonas
donde ahora se dispone de preservativos y antimicrobianos, y en respuesta a la amenaza del SIDA. La
enfermedad es mucho menos común en las zonas templadas y puede presentarse en pequeños
brotes.
En Estados Unidos y otros países industrializados se han presentado brotes epidémicos y algunos
casos de transmisión endémica, sobre todo en trabajadores agrícolas migratorios y en residentes de
barriadas urbanas pobres.

Reservorio: El ser humano.

Modo de transmisión: Contacto sexual directo con las secreciones de las lesiones abiertas y el pus de
los bubones. En las personas infectadas puede haber autoinoculación en sitios extra genitales. Cuando
se diagnostica chancroide en niños más allá del periodo neonatal, debe considerarse la posibilidad de
abuso sexual.

Periodo de incubación: De tres a cinco días, pero puede llegar a 14 días.

Periodo de transmisibilidad: Dura hasta que cicatrice el chancroide y el agente infeccioso persista en
la lesión original o en las secreciones de los ganglios linfáticos regionales; si no se da tratamiento con
antibióticos, esto puede tardar hasta varias semanas o meses.
Los antibióticos eliminan H. ducreyi y las lesiones curan en el término de una a dos semanas.

Susceptibilidad: La susceptibilidad es general; los hombres no circuncisos tienen un mayor riesgo que
los circuncisos. No se ha comprobado que haya resistencia natural
3. INFECCIONES ANOGENITALES POR HERPESVIRUS

Descripción: El herpes genital, que suele deberse al VHS-2, afecta principalmente a los adultos y se
transmite por contacto sexual. Se presentan infecciones primarias y recurrentes, con síntomas o sin
ellos. En las mujeres, los sitios principales de afección primaria son el cuello uterino y la vulva; la
enfermedad recurrente por lo general afecta a la vulva, la piel perineal, las piernas y los glúteos. En
los hombres, las lesiones aparecen en el glande o en el prepucio, así como en el ano y el recto en
quienes tienen relaciones sexuales anales.
En hombres y mujeres, la infección puede afectar otras zonas genitales o perineales, así como la boca,
según las prácticas sexuales de los individuos. El VHS-2 se acompaña con mayor frecuencia de
meningitis aséptica y radiculitis que de meningoencefalitis.

Agente infeccioso: El virus del herpes simple (VHS), de la familia Herpesviridae, subfamilia
Alphaherpesvirinae.

Distribución: La infección por el VHS-2 suele comenzar con la actividad sexual y es rara antes de la
adolescencia, excepto en niños que han sido objeto de abuso sexual. En Estados Unidos, el anticuerpo
contra el VHS-2 está presente en 20% a 30% de los adultos. La prevalencia es mayor (hasta 60%) en
los grupos socioeconómicos más bajos y en las personas con múltiples compañeros sexuales.

Reservorio: Los seres humanos.

Modo de transmisión: Por lo común, la transmisión del VHS-2 es por contacto sexual.

Periodo de incubación: De 2 a 12 días.

Periodo de transmisibilidad: El VHS puede aislarse durante dos semanas, y a veces hasta por siete
semanas, después de las lesiones genitales primarias.

Susceptibilidad: Es probable que la susceptibilidad de los seres humanos sea universal.

4. LINFOGRANULOMA VENÉREO (Linfogranuloma inguinal, bubón climático o tropical)

Descripción: Infección de transmisión sexual por clamidias que comienza con una pequeña erosión,
pápula, nódulo o lesión herpetiforme evanescente e indolora en el pene o en la vulva, a menudo
inadvertido. Los ganglios linfáticos regionales presentan supuración, seguida por extensión del
proceso inflamatorio a los tejidos contiguos. En el varón se observan bubones inguinales que pueden
adherirse a la piel, mostrar fluctuación y llevar a la formación de fístulas. En la mujer, es menos
frecuente la afección de los ganglios inguinales; en cambio, se afectan principalmente los ganglios
pélvicos, con extensión al recto y al tabique recto vaginal que ocasiona proctitis, estenosis del recto y
fístulas. Puede haber proctitis a consecuencia del coito rectal; el linfogranuloma venéreo es una causa
bastante común de proctitis intensa en los hombres homosexuales. Puede haber elefantiasis de los
genitales, tanto en hombres como en mujeres. Por lo común se presentan fiebre, escalofríos, cefalea,
artralgias y anorexia durante la fase de formación del bubón, quizá debidos a la diseminación
sistémica de las clamidias. La enfermedad suele tener un curso prolongado y causar gran incapacidad,
pero por lo regular no causa la muerte. En raras ocasiones se observa septicemia, con artritis y
meningitis.

Agente infeccioso: Chlamydia trachomatis.

Distribución: Mundial, en especial en las zonas tropicales y subtropicales; es mucho más común de lo
que se piensa. Es endémica en algunas partes de Asia y África. La incidencia por edades es paralela a
la actividad sexual. Se diagnostica menos comúnmente en las mujeres, quizá por la frecuencia de
infecciones asintomáticas en ellas; sin embargo, las diferencias entre los sexos no son considerables
en los países con alta endemicidad. Afecta a todas las razas. En los climas templados predomina en
los hombres homosexuales.

Reservorio: Los seres humanos; a menudo es asintomática (en particular las mujeres).

Modo de transmisión: Por contacto directo con las lesiones abiertas de personas infectadas, por lo
regular durante el acto sexual.

Periodo de incubación: Variable, con límites de 3 a 30 días para la lesión primaria; si el bubón es la
primera manifestación, desde 10 a 30 días hasta varios meses.

Periodo de transmisibilidad: Variable, desde semanas hasta varios años, mientras existan lesiones
activas.

Susceptibilidad – La susceptibilidad es general; no se ha precisado si hay resistencia natural o


adquirida.

B. PATOLOGÍAS QUE CURSAN CON SECRECIÓN

1. INFECCIÓN GONOCÓCICA
(Gonorrea, uretritis gonocócica, vulvovaginitis gonocócica, cervicitis gonocócica, bartolinitis
gonocócica, blenorragia, blenorrea, purgaciones, gota militar).

Descripción: Enfermedad bacteriana de transmisión sexual, limitada al epitelio cilíndrico y de


transición, que difiere en hombres y mujeres en cuanto a su evolución, gravedad y facilidad para el
diagnóstico. En los hombres, la infección gonocócica tiene como manifestaciones iniciales exudado
purulento de la uretra anterior y disuria, en el término de dos a siete días después de la exposición.
La uretritis puede demostrarse por: a) la presencia de exudado mucopurulento o purulento y b) el
estudio microscópico del exudado uretral con tinción de Gram, en el cual se observan cinco leucocitos
o más por campo de inmersión con aceite. La tinción de Gram es muy sensible y específica para
confirmar la uretritis y la presencia de infección gonocócica en varones sintomáticos. Un pequeño
porcentaje de las infecciones gonocócicas en varones son asintomáticas. En las mujeres, la infección
va seguida por la aparición de cervicitis mucopurulenta que a menudo es asintomática, aunque
algunas presentan secreción vaginal anormal y hemorragia vaginal después del coito. En
aproximadamente 20% de los casos hay también invasión uterina, con más frecuencia en el primer o
segundo periodo menstrual, o más adelante, con síntomas de endometritis, salpingitis o peritonitis
pélvica y el riesgo ulterior de embarazo ectópico o esterilidad. Las niñas prepúberes pueden contraer
vulvovaginitis gonocócica por contacto genital directo con el exudado de personas infectadas, en
casos de abuso sexual.

En los hombres homosexuales y en las mujeres son frecuentes las infecciones faríngeas y anorrectales.
Estas últimas, si bien suelen ser asintomáticas, pueden causar prurito, tenesmo y exudado purulento.
La conjuntivitis aparece en recién nacidos y rara vez en adultos, y puede causar ceguera si no se la
trata en forma rápida y adecuada. Puede haber septicemia en 0,5% a 1% de las infecciones
gonocócicas, con artritis, lesiones cutáneas y, en raros casos, endocarditis y meningitis.

La artritis puede producir lesión articular permanente si no se administra antibioticoterapia oportuna


y adecuada. Pocas veces sobreviene la muerte, salvo en personas con endocarditis. La uretritis no
gonocócica y la cervicitis mucopurulenta no gonocócica también pueden ser causadas por otros
agentes de transmisión sexual y dificultan considerablemente el diagnóstico
clínico de gonorrea; los microorganismos que las causan a menudo coexisten con las infecciones
gonocócicas.

El diagnóstico se hace por tinción de Gram de las secreciones, por cultivo bacteriológico en medios
selectivos (por ej., agar de Thayer-Martin modificado) o por métodos que detectan el ácido nucleico
del gonococo. Los característicos diplococos intracelulares gramnegativos pueden considerarse un
signo diagnóstico en el frotis de material uretral en los hombres; su presencia es casi diagnóstica
(especificidad de 90% a 97%) en el frotis de material cervicouterino. Los cultivos en medios selectivos,
más el reconocimiento presuntivo por examen macroscópico y microscópico y pruebas bioquímicas,
son métodos sensibles y específicos, al igual que las pruebas de detección de ácido nucleico. En casos
con posibles implicaciones legales, hay que cultivar las muestras y confirmar la identidad de los
aislados como N. gonorrhoeae por dos métodos diferentes.

Agente infeccioso: Neisseria gonorrhoeae, el gonococo.

Distribución: Mundial. La enfermedad afecta tanto a hombres como a mujeres, y en particular a los
adolescentes y adultos jóvenes sexualmente activos. Su prevalencia es máxima en comunidades de
nivel socioeconómico bajo. En casi todos los países industrializados, la incidencia ha disminuido en los
últimos 20 años o poco más, aunque parece haber vuelto a aumentar desde 1995; el aumento ha sido
mayor en los grupos de edad más jóvenes. Las nuevas infecciones tienden a concentrarse en los
subgrupos de población de alto riesgo, como los hombres que tienen relaciones homosexuales y las
minorías étnicas.
Se ha generalizado la resistencia a la penicilina y las tetraciclinas. N. gonorrhoeae resistente a las
quinolonas sigue diseminándose; es común en algunas partes de Asia y el Pacífico, y aparece cada vez
con mayor frecuencia en la costa oeste de Estados Unidos. No se ha demostrado resistencia a las
cefalosporinas recomendadas.

Reservorio: Es una enfermedad exclusiva de los seres humanos.

Modo de transmisión: Por contacto con exudados de las mucosas de las personas infectadas, casi
siempre como consecuencia de la actividad sexual. En los niños mayores de 1 año, se considera indicio
de abuso sexual.

Periodo de incubación: Generalmente de dos a siete días, y a veces más, cuando se presentan
síntomas.

Periodo de transmisibilidad: Puede durar meses si no se trata. El tratamiento eficaz interrumpe la


transmisibilidad en cuestión de horas.

Susceptibilidad: La susceptibilidad es general. Se han demostrado anticuerpos humorales y


secretorios, pero las cepas de gonococos son antigénicamente heterogéneas y es común la
reinfección. Las mujeres que usan el dispositivo intrauterino tienen mayor riesgo de presentar
salpingitis en los primeros tres meses después de su inserción; algunas personas con deficiencias de
los componentes del complemento son extraordinariamente susceptibles a la bacteriemia. Dado que
el gonococo puede infectar solamente el epitelio cilíndrico y de transición, el epitelio vaginal de la
mujer adulta (cubierto por epitelio escamoso estratificado) es resistente a la infección, en tanto que
el epitelio vaginal prepuberal, cilíndrico o de transición, es susceptible a ella.

2. TRICOMONIASIS

Descripción: Enfermedad común y persistente del aparato genitourinario, causada por un protozoo,
que en las mujeres se caracteriza por vaginitis, a menudo con pequeñas petequias o lesiones
hemorrágicas puntiformes con aspecto de “fresa”, y una secreción verde amarillenta profusa, poco
espesa, espumosa y fétida. Puede causar uretritis o cistitis, pero a menudo es asintomática; también
puede ocasionar complicaciones obstétricas y facilitar la infección por el VIH.
En los hombres, el agente infeccioso invade la próstata, la uretra o las vesículas seminales; a menudo
produce solo síntomas leves, pero puede causar hasta 5% a 10% de los casos de uretritis no gonocócica
en algunas zonas.
La tricomoniasis suele coexistir con la gonorrea; en algunos estudios, hasta 40% de las personas con
gonorrea presentan tricomoniasis concurrente, y la mayoría de las mujeres con tricomoniasis también
padecen una vaginosis bacteriana. Cuando se diagnostica tricomoniasis debe hacerse una evaluación
completa de los agentes patógenos que causan infecciones de transmisión sexual (“búsqueda de
infecciones de transmisión sexual”).

El diagnóstico se hace al reconocer el parásito móvil, ya sea mediante estudio microscópico de las
secreciones o por cultivo, que es la técnica más sensible. Los microorganismos pueden observarse en
un frotis de Papanicolaou. Ya se cuenta con una prueba de reacción en cadena de la polimerasa, pero
todavía no es lo bastante fiable para usarla de manera sistemática.

Agente infeccioso: Trichomonas vaginalis, un protozoo flagelado.

Distribución: Muy amplia; es una enfermedad frecuente, principalmente de los adultos, con la
máxima incidencia en las mujeres entre 16 y 35 años. En términos generales, cerca de 20% de las
mujeres pueden infectarse durante los años de vida reproductiva.

Reservorio: Los seres humanos.

Modo de transmisión: Por contacto con las secreciones vaginales y uretrales de las personas
infectadas durante las relaciones sexuales.

Periodo de incubación: De 4 a 20 días, con un promedio de siete días; muchas personas son
portadoras asintomáticas durante años.

Periodo de transmisibilidad: Mientras haya infección persistente, que puede durar varios años.

Susceptibilidad: La susceptibilidad a la infección es general, pero la enfermedad sintomática afecta


principalmente a las mujeres.

3. CANDIDIASIS (Moniliasis, candidiasis bucal, muguet, candidosis)

Descripción: Micosis limitada por lo general a las capas superficiales de la piel o las mucosas, cuyas
manifestaciones clínicas son aftas, intertrigo, vulvovaginitis, paroniquia u onicomicosis. Pueden
formarse úlceras o seudomembranas en el esófago, estómago o intestino.
La candidemia deriva sobre todo del uso de catéteres intravasculares y puede producir lesiones en
muchos órganos: esófago, sistema nervioso central, riñones, vagina, bazo, endocardio, hígado, ojos,
meninges, vías respiratorias y urinarias y válvulas cardiacas naturales (o alrededor de prótesis
valvulares cardiacas).
El diagnóstico se basa tanto en pruebas de laboratorio como clínicas. La prueba de laboratorio más
útil es la demostración microscópica de seudohifas, células de levaduras o ambas en los tejidos
infectados o líquidos corporales. La confirmación mediante cultivo es importante, pero aislar el
microorganismo de esputo, material de lavado bronquial, heces, orina, superficies de mucosas, piel o
heridas no demuestra que exista una relación causal con la enfermedad.
Una infección orofaríngea grave o recurrente en un adulto sin una causa de fondo obvia debe hacer
pensar en la posibilidad de infección por el virus de la inmunodeficiencia humana (VIH).

Agentes infecciosos: Candida albicans, C. tropicalis, C. dubliniensis y a veces otras especies de


Candida. Candida (Torulopsis) glabrata se distingue de los otros microorganismos que causan
candidiasis porque no forma seudohifas en los tejidos.

Distribución: Mundial. C. albicans suele ser parte de la flora humana normal.

Reservorio: Los seres humanos.

Modo de transmisión: Contacto con secreciones o excreciones de la boca, piel, vagina y heces de
enfermos o portadores; paso de la madre al recién nacido durante el parto, y diseminación endógena.

Periodo de incubación: Variable; de dos a cinco días para la candidiasis bucal de los lactantes.

Periodo de transmisibilidad: Se cree que dura mientras haya lesiones presentes.

Susceptibilidad: El aislamiento frecuente de especies de Candida del esputo, la faringe, las heces y la
orina cuando no hay signos clínicos de infección indica un bajo grado de patogenicidad o una
inmunidad muy extendida.
Las aftas son una afección común, por lo general benigna, de las primeras semanas de vida. La
enfermedad se manifiesta cuando las defensas del huésped disminuyen.

Entre los factores locales que contribuyen a la aparición de candidiasis superficial destacan el
intertrigo interdigital y la paroniquia de las manos que se exponen demasiado al agua (por ejemplo,
en trabajadores de plantas de envasado y lavanderías) y el intertrigo en los pliegues húmedos de la
piel de las personas obesas. Son comunes las erupciones clínicas recurrentes en la piel o las mucosas.

Entre los factores sistémicos que predisponen a la candidiasis superficial sobresalen la diabetes
mellitus, la infección por el VIH y el tratamiento con antibióticos de amplio espectro, así como las dosis
supra fisiológicas de corticosteroides suprarrenales. Las mujeres en el tercer trimestre del embarazo
son propensas a la candidiasis vulvovaginal. Los factores que predisponen a contraer candidiasis
profunda son la inmunodepresión (en especial la secundaria a infección por el VIH), colocación
prolongada de catéteres intravenosos, neutropenia, neoplasias del sistema hematopoyético,
quemaduras, complicaciones postoperatorias y el peso muy bajo en los recién nacidos.
La candidiasis de vías urinarias suele ser una complicación de la colocación prolongada de una sonda
en la vejiga o en la pelvis renal. La mayoría de los adultos y niños de mayor edad tienen
hipersensibilidad dérmica tardía al hongo y poseen anticuerpos humorales.

C. PATOLOGÍAS CON PRESENCIA DE VERRUGAS

1. VERRUGAS VÍRICAS (Verruca vulgaris, verruga vulgar, condiloma acuminado, papiloma


venéreo)

Descripción: Enfermedad vírica que se manifiesta por diversas lesiones en la piel y en las mucosas, a
saber: las verrugas vulgares, que son unas pápulas circunscritas, hiperqueratósicas, de textura áspera
e indoloras, cuyo tamaño varía desde el de la cabeza de un alfiler hasta una masa grande; las verrugas
filiformes, lesiones alargadas, finas y puntiagudas, que pueden tener hasta 1 cm de largo; los
papilomas laríngeos, que aparecen en las cuerdas vocales y la epiglotis de los niños y los adultos; las
verrugas planas, lesiones lisas y moderadamente sobresalientes, por lo común múltiples, cuyo tamaño
varía desde 1 mm hasta 1 cm; las verrugas venéreas (condiloma acuminado), excrecencias carnosas
con aspecto de coliflor, que la mayoría de las veces aparecen en las zonas húmedas de los genitales y
la región circundante, alrededor del ano y dentro del conducto anal, y deben diferenciarse del
condiloma plano de la sífilis secundaria; los papilomas planos del cuello uterino, y las verrugas
plantares, lesiones planas hiperqueratósicas de las plantas de los pies, a menudo dolorosas.

Tanto los papilomas laríngeos como las verrugas genitales ocasionalmente se vuelven malignos. Las
verrugas de la epidermodisplasia verruciforme suelen aparecen en el tronco y en las extremidades
superiores, por lo general en el primer decenio de la vida; a menudo sufren una transformación
maligna y se convierten en carcinomas de células escamosas en los comienzos de la vida adulta.

El diagnóstico por lo regular se basa en la lesión característica. En caso de duda, debe extirparse y
someterse a estudio histológico.

Agente infeccioso – El virus del papiloma humano (VPH), del grupo papovavirus de los virus de ADN,
o virus de las verrugas humanas. Por lo menos 70 tipos de VPH se han relacionado con manifestaciones
específicas, y más de 20 tipos pueden infectar el aparato genital.
La mayoría de las infecciones de los órganos genitales por el virus del papiloma humano son
asintomáticas, subclínicas o pasan inadvertidas. Las verrugas genitales visibles por lo común son
causadas por los tipos 6 y 11 del VPH; también pueden producir verrugas en el cuello del útero, en la
vagina, la uretra y el ano, y a veces causan síntomas.

Otros tipos de VPH de la región anogenital, como el 16, el 18, el 31, el 33 y el 35, han sido vinculados
claramente con la displasia cervicouterina; también se les relaciona con neoplasias intraepiteliales
escamosas de la vulva, el pene y el ano (por ej., el carcinoma in situ de células escamosas, la papulosis
bowenoide, la eritroplasia de Queyrat o la enfermedad de Bowen de los genitales). El tipo 7 se ha
vinculado con verrugas en manipuladores de carne y veterinarios, y los tipos 5 y 8, con la
epidermodisplasia verruciforme.

Distribución: Mundial.

Reservorio: Los seres humanos.

Modo de transmisión: En general, por contacto directo. Las verrugas pueden auto inocularse, por
ejemplo, por las navajas al afeitarse. A menudo se ha señalado que los pisos contaminados son la
fuente de infección. El condiloma acuminado suele transmitirse por contacto sexual, y el papiloma
laríngeo quizá se contraiga durante el paso por el conducto del parto. Los tipos víricos que afectan a
los genitales y las vías respiratorias son los mismos.

Periodo de incubación: De dos a tres meses, con límites de 1 a 20 meses.

Periodo de transmisibilidad: Se desconoce, pero probablemente mientras persistan las lesiones


visibles, como mínimo.

Susceptibilidad: Las verrugas vulgares y las planas son más frecuentes en los niños de corta edad; las
verrugas genitales, en los adultos jóvenes sexualmente activos, y las verrugas plantares, en los
escolares y en los adolescentes. La incidencia de verrugas aumenta en los pacientes
inmunodeprimidos.

D. SÍNDROME DE INMUNODEFICIENCIA ADQUIRIDA (SIDA)

Descripción: El término “síndrome de inmunodeficiencia adquirida” (SIDA) fue acuñado inicialmente


por los epidemiólogos, preocupados por la aparición, en 1981, de un conglomerado de enfermedades
relacionadas con la pérdida de la inmunidad celular en adultos que no mostraban una causa evidente
para tales deficiencias inmunitarias.

Más adelante se demostró que el SIDA era la fase clínica tardía de la infección por el virus de la
inmunodeficiencia humana (VIH). En el término de semanas a meses después de contraer la infección
por el virus, muchas personas presentan una afección aguda de curso limitado, similar a la
mononucleosis, que dura de una a dos semanas. Más adelante pueden mantenerse asintomáticas
durante meses o años antes de que aparezcan otras manifestaciones clínicas.

En términos generales, la gravedad de las infecciones oportunistas o cánceres ulteriores relacionados


con el VIH guarda relación directa con el grado de disfunción del sistema inmunitario.

Más de una docena de infecciones oportunistas y diversos cánceres se consideraron indicadores lo


bastante específicos de la inmunodeficiencia subyacente para incorporarlos en la definición inicial de
caso de SIDA, en 1982. Si estas enfermedades se diagnosticaban por medio de técnicas histológicas o
de cultivo estándares, se les aceptaba para la definición de casos de SIDA desde el punto de vista de
la vigilancia, siempre que se hubieran descartado otras causas conocidas de inmunodeficiencia. La
definición se amplió en 1987 para incluir más enfermedades indicadoras, y para aceptar algunas de
dichas enfermedades indicadoras como diagnóstico presuntivo, si las pruebas de laboratorio
mostraban signos de infección por el VIH. Asimismo, en 1993 se revisó la definición de caso de SIDA
para vigilancia, de modo que abarcara más enfermedades indicadoras.

Además, se considera como caso de SIDA a toda persona infectada por el VIH que presente una cifra
de linfocitos CD4+ menor que 200/mm3, o un porcentaje de linfocitos T CD4+ menor que 14% del
total de linfocitos, independientemente de su estado clínico. Esta definición de 1993 sigue siendo
generalmente aceptada para uso clínico en la mayoría de los países industrializados, pero a menudo
no se aplica en los países en desarrollo, que carecen de recursos adecuados de laboratorio para
realizar cuentas de linfocitos CD4+, o para el diagnóstico de las enfermedades indicadoras específicas
indirectas por medios histológicos o por cultivo.

La vigilancia del SIDA por parte de la OMS empezó con una definición provisional de caso clínico, sin
confirmación serológica, y avanzó hasta una definición revisada, formulada en Bangui, República
Centroafricana, en 1994. En la actualidad, muchos países notifican las nuevas infecciones por VIH, en
lugar de los nuevos casos de SIDA. La definición africana de caso revisada incorpora pruebas
serológicas para el VIH, si se cuenta con ellas, e incluye unas cuantas enfermedades indicadoras
(tuberculosis, neumococosis y salmonelosis no tifoidea, que no son enfermedades muy virulentas)
como entidades diagnósticas en individuos seropositivos.

La neumonía bacteriana es uno de los cuadros más comunes de manifestación inicial del SIDA. Las
manifestaciones clínicas de infección por el VIH en los lactantes y en los niños de corta edad se
superponen con el retraso del crecimiento, las inmunodeficiencias hereditarias y otros problemas de
salud en la infancia. La OMS y los CDC han publicado las definiciones de caso de SIDA pediátrico.

Se calcula en más de 90% la proporción de personas infectadas por el VIH y no tratadas que a la larga
enfermarán de SIDA. En caso de no recibir tratamiento eficaz contra el virus, la tasa de letalidad del
SIDA es muy alta. La supervivencia en muchos estudios realizados en países en desarrollo es menor
de un año; en los países desarrollados, entre 80% y 90% de los pacientes no tratados solían morir en
el término de tres a cinco años después del diagnóstico.

El empleo sistemático de fármacos profilácticos para prevenir la neumonía por Pneumocystis carinii y
otras infecciones oportunistas en la mayoría de los países industrializados ha pospuesto
considerablemente la aparición del SIDA y la muerte, en relación con lo que sucedía antes de contar
con un tratamiento eficaz contra el VIH.

Desde 1985 se cuenta en el comercio con métodos serológicos para detectar anticuerpos contra el
VIH. La prueba de tamizaje más utilizada (enzimoinmunoanálisis o ELISA) es muy sensible y específica.
La estrategia para realizar pruebas depende del objetivo que se persiga con estas. Se recomiendan
diferentes estrategias para fines de vigilancia, según el nivel esperado de prevalencia del VIH en la
población estudiada. Se aconseja realizar una sola prueba en las poblaciones con una tasa de
prevalencia superior a 10%; cuando la prevalencia es menor, se requiere un mínimo de dos pruebas
diferentes para mayor fiabilidad.
Para fines diagnósticos, se recomienda la estrategia de tres estudios en las personas asintomáticas
que pertenecen a poblaciones con una tasa de prevalencia de infección por el VIH inferior a 10%, y
una estrategia de dos estudios en poblaciones con una prevalencia mayor.

La elección de los análisis depende de factores tales como su precisión y las características operativas
locales. Pueden emplearse diferentes combinaciones de formatos de estudio, EIA y pruebas rápidas.
Como medio de confirmación pueden emplearse la inmunoelectrotransferencia (Western blot) o los
anticuerpos fluorescentes indirectos. La falta de reactividad de una prueba suplementaria descarta la
primera prueba de enzimoinmunoanálisis reactiva; la reacción positiva la apoya y, en caso de un
resultado indeterminado con la inmunoelectrotransferencia, hacen falta más estudios. Las técnicas
rápidas de análisis en sangre o trasudado de la mucosa bucal facilitan el suministro de servicios de
diagnóstico y asesoramiento.

La mayoría de las personas infectadas por el VIH producen anticuerpos detectables en el término de
uno a tres meses de la infección. Hay otras pruebas para detectar la infección durante el periodo que
transcurre después de contraerla y antes de la seroconversión, tales como las pruebas serológicas
para el antígeno circulante del VIH (p24) y la reacción en cadena de la polimerasa, que detecta
secuencias del ácido nucleico vírico. El periodo silente entre la detección más temprana posible del
virus y la seroconversión es breve (menos de dos semanas). Por tal razón, las pruebas de anticuerpos
rara vez son útiles para diagnosticar la infección por el VIH en fase inicial. Aun en los recién nacidos
de mujeres infectadas por el VIH, estas pruebas tienen una utilidad limitada, porque los anticuerpos
maternos contra los virus transferidos de manera pasiva suelen originar resultados positivos falsos en
las pruebas de enzimoinmunoanálisis contra el VIH hasta los 15 meses de vida.

El número absoluto o el porcentaje de linfocitos T auxiliares (CD4+) se usa con mayor frecuencia para
valorar la gravedad de la infección por el VIH y así auxiliar a los médicos en la toma de decisiones
terapéuticas.

En la actualidad, se cuenta con pruebas para medir la viremia, que sirven como un indicador adicional
del avance de la enfermedad y de la respuesta al tratamiento. La sensibilidad diferencial del
enzimoinmunoanálisis y de pruebas tales como la antigenemia p24 ha servido para reconocer
infecciones recientes.

Una persona con una reacción positiva en la prueba más sensible y negativa en la prueba menos
sensible muy probablemente contrajo la infección en fecha reciente.
Agente infeccioso: El virus de la inmunodeficiencia humana (VIH), un retrovirus. Se reconocen dos
tipos, el VIH-1 y el VIH-2, diferentes desde el punto de vista serológico y geográfico, pero con
características epidemiológicas similares.

La patogenicidad del VIH-2 puede ser menor que la del VIH-1. También muestran diferencias
genotípicas y fenotípicas; la enfermedad por el VIH-2 tiene una evolución más lenta, y la transmisión
materno infantil es menor.

Distribución: El SIDA se reconoció por primera vez en 1981 como una entidad clínica en sí; no
obstante, visto en retrospectiva, parecen haberse presentado casos aislados durante el decenio de
1970 e incluso antes en diversas zonas del mundo (África, Europa, Estados Unidos y Haití). De los 40
millones de personas (entre 34 y 46 millones) que se calcula vivían infectadas por el VIH o con SIDA
(VIH/SIDA) en el mundo en 2003, las mayores concentraciones se calculaban entre 25 y 28,2 millones
en África al sur del Sahara, entre 4,6 y 8,2 millones en Asia meridional y sudoriental, entre 1,3 y 1,9
millones en América Latina y entre 800 000 y 1 millón en América del Norte.

En todo el mundo, se calcula que el SIDA causó 3,1 millones de defunciones en 2003 (entre 2,5 y 3,5
millones); la epidemia sigue creciendo, con aproximadamente 5 millones de nuevas infecciones (4,2 a
5,8 millones), y 2,5 millones de niños (entre 2,1 y 2,9 millones) que viven con VIH/SIDA . El VIH-1 es el
tipo de VIH con mayor prevalencia en todo el planeta; el VIH-2 se ha descubierto sobre todo en África
occidental, y también aparecen casos en países que guardan una relación epidemiológica con dicha
región.

En muchos países en desarrollo, el número de casos de SIDA es mucho más elevado, pero la
notificación es deficiente y los esfuerzos de vigilancia se han centrado en las infecciones por el VIH,
más que en los casos de SIDA. En varios países industrializados, la distribución de casos de SIDA con
base en los factores o comportamientos de riesgo ha cambiado durante el último decenio. Por
ejemplo, si bien la epidemia de SIDA en Estados Unidos sigue afectando más a los hombres que tienen
relaciones homosexuales, el uso de drogas intravenosas es la principal fuente de infección en otros
países, como la antigua Unión Soviética. En Estados Unidos y otros países industrializados, la
incidencia anual de infección por el VIH disminuyó poco antes de mediados del decenio de 1980, y
desde entonces se ha mantenido relativamente baja en la mayoría de los grupos. En cambio, en los
países más afectados de África al sur del Sahara, la incidencia anual de infección por el VIH se ha
sostenido en niveles elevados, casi sin modificación. Fuera de esos países africanos se han observado
tasas elevadas de prevalencia de la infección (más de 1%) en la población de 15 a 49 años en algunos
países de la zona del Caribe y en Asia meridional y sudoriental. China e India, donde la infección
apareció en fecha más reciente, son foco de intensa preocupación desde el punto de vista
epidemiológico.

Reservorio: Los seres humanos. Se piensa que el VIH evolucionó a partir de virus de los chimpancés.
Modo de transmisión:
- Transmisión de persona a persona por contacto sexual (heterosexual u homosexual) sin
protección; Por contacto de la piel excoriada o las mucosas con líquidos corporales, como
sangre, líquido cefalorraquídeo o semen.
- Uso de agujas y jeringas contaminadas por el virus, entre ellas las que comparten los usuarios
de drogas intravenosas.
- Transfusión de sangre infectada o sus derivados, y por el trasplante de órganos y tejidos
infectados por el VIH.

El riesgo de que el VIH se transmita por las relaciones sexuales es mucho menor que para la mayor
parte de los demás agentes patógenos de transmisión sexual. Sin embargo, la presencia de una
infección de transmisión sexual concomitante, en particular de tipo ulceroso, puede facilitar la
transmisión del VIH.
Los factores determinantes básicos de la transmisión sexual del VIH son las modalidades y la
prevalencia de comportamientos de riesgo, tales como las relaciones sexuales sin protección (sin
condón, es decir, el llamado “sexo sin protección”) con varios compañeros sexuales, ya sean
concurrentes o consecutivos.

El VIH también puede transmitirse de la madre al hijo (transmisión materno infantil o vertical).
Entre 15% y 30% de los niños nacidos de madres positivas para el VIH se infectan por procesos
placentarios durante el parto. Las mujeres infectadas por el VIH pueden transmitir el virus a sus hijos
con la leche materna, lo cual representa hasta la mitad de los casos de transmisión materno infantil
del VIH.
Administrar a las embarazadas antirretrovíricos como la zidovudina disminuye considerablemente la
transmisión materno infantil. Hasta mediados de 1999, el único fármaco que había demostrado
reducir el riesgo de transmisión perinatal del VIH era la azidotimidina o AZT, administrada por vía oral
después de las 14 semanas de gestación y hasta el inicio del trabajo de parto, por vía intravenosa
durante el parto y por vía oral al recién nacido durante las primeras seis semanas de vida. Se demostró
que dicho esquema quimioprofiláctico reducía 66% el riesgo de transmisión perinatal. Un régimen
más corto de tratamiento con AZT ha demostrado reducir cerca de 40% el riesgo de transmisión
perinatal.

Después de la exposición directa del personal de salud a sangre infectada por el VIH por lesión con
agujas u otros objetos punzantes, la tasa de seroconversión es menor de 0,5%, mucho más baja que
la del riesgo de infección por el virus de la hepatitis B después de una exposición similar
(aproximadamente de 25%).

Las inyecciones sin medidas asépticas pueden ser la vía de transmisión hasta en 5% de los casos.

Cabe destacar, como ya se ha hecho, que los portadores suelen ser asintomáticos; por tal razón,
desconocen el riesgo que tienen de transmitir la enfermedad, lo mismo que sus posibles compañeros
sexuales.
Si bien ocasionalmente se ha descubierto al virus en la saliva, las lágrimas, la orina y las secreciones
bronquiales, no se ha notificado que se produzca transmisión después del contacto con tales
secreciones. El riesgo de transmisión por prácticas de sexo oral no se puede cuantificar con facilidad,
pero se piensa que es bajo. Ningún dato de estudios de laboratorio o de tipo epidemiológico indica
que la infección por el VIH se haya transmitido por picaduras de insectos.

Periodo de incubación: Variable. Si bien el lapso desde el momento de la infección hasta la aparición
de anticuerpos detectables por lo general es de uno a tres meses, el intervalo observado desde la
infección por el VIH hasta el diagnóstico de SIDA varía desde menos de 1 año hasta 15 años o más. La
mediana del periodo de incubación en los lactantes infectados es más breve que en los adultos. La
frecuencia cada vez mayor con que se emplea el tratamiento eficaz contra el VIH desde mediados del
decenio de 1990 ha reducido la aparición de cuadros de SIDA en la mayoría de los países
industrializados. Hay ciertos indicios de que la evolución desde la infección por el VIH hasta la
aparición de SIDA es más rápida en los países en desarrollo que en otras poblaciones. El único factor
cuya influencia en dicha evolución se ha demostrado fiablemente es la edad que tiene la persona al
momento de contraer la infección. Los adolescentes y adultos (hombres y mujeres) que se infectan
en edad temprana evolucionan con mayor lentitud hasta la aparición del SIDA que los infectados a
mayor edad. La evolución de la enfermedad también puede variar un poco según el subtipo del virus.

Periodo de transmisibilidad: No se conoce con precisión; comienza muy poco después de contraer la
infección por el VIH y se cree que dura toda la vida. Se considera que la infecciosidad es alta durante
los primeros meses; aumenta conforme se eleva la viremia, al empeorar el estado clínico y por la
presencia de otras infecciones de transmisión sexual. En las secreciones están presentes virus libres o
unidos a las células; por tal razón, las enfermedades de transmisión sexual ulcerosas o inflamatorias
constituyen un factor de riesgo.

Susceptibilidad: Se desconoce, pero se piensa que es general. La raza, el sexo y el embarazo al parecer
no modifican la susceptibilidad a la infección por el VIH o el SIDA . Cada vez hay más pruebas de que
ciertos factores del huésped pueden reducir la susceptibilidad, como el polimorfismo de los
receptores para quimiocinas. La presencia de otras infecciones de transmisión sexual, en especial las
de tipo ulceroso, incrementa la susceptibilidad, al igual que el hecho de que los varones no estén
circuncidados. Este último factor quizá se relacione con la higiene del pene en general. Las
interacciones entre el VIH y otros agentes infecciosos han suscitado gran preocupación desde el punto
de vista médico y de la salud pública.

La principal interacción reconocida hasta la fecha es con la infección por Mycobacterium tuberculosis.
Las personas con una infección tuberculosa latente que también están infectadas por el VIH presentan
tuberculosis manifiesta con mayor frecuencia; el riesgo de padecerla a lo largo de la vida se multiplica
por un factor de 6 u 8. Dicha interacción ha originado una pandemia paralela de tuberculosis; en
algunas poblaciones urbanas de África al sur del Sahara, en las cuales entre 10% y 15% de la población
adulta padece ambas infecciones (por Mycobacterium tuberculosis y por VIH), las tasas anuales de
incidencia de tuberculosis aumentaron de 5 a 10 veces en la segunda mitad del decenio de 1990. No
hay datos concluyentes que señalen que ciertas infecciones, incluida la infección por M. tuberculosis,
aceleren la progresión hasta el SIDA en las personas infectadas por el VIH. Otras interacciones
adversas con la infección por el VIH son las infecciones por neumococos, la salmonelosis no causada
por S. Typhi, el paludismo por P. falciparum y la leishmaniasis visceral.
ANEXOS

SIFILIS TEMPRANA

SIFILIS SECUNDARIA
CHANCROIDE
HERPES GENITAL
LINFOGRANULOMA VENEREO
GRANULOMA INGUINAL

GONORREA
TRICOMONIASIS

CANDIDIASIS
CONDILOMA ACUMINADO

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