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MONOGRAFIA

Salud Pública y Actividad Física

COVID y Actividad Física

Grupo: Nº 2.

Alumnos: Álvarez, Viviana - Leg. 25127.


González, Gisele - Leg. 152040.

Guerrero, Cecilia - Leg.176690.

Guillé, Verónica - Leg. 131284.

Hoyos, Javier - Leg. 197605.

Martínez, Santiago - Leg. 178408.

Tello, Cecilia - Leg.167904.


Universidad Nacional de Luján
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Índice
Pag.
INTRODUCCIÓN……………………………………………………………………………… 3
DESARROLLO………………………………………………………………………………… 4
Generalidades, Origen y Cuadro clínico del Covid……………………………………………………………… 4
¿Cuáles son los tipos de COVID-19?.................................................................................................................... 4
Actividad física “prevención, tratamiento de enfermedades y promoción de la salud………… 4
Volviendo a la actividad física después del Covid-19………………………………………………………… 5
Secuelas que sufren algunos pacientes tras haber superado el Coronavirus……………………….. 5
¿Cuáles son los riesgos de la actividad física después COVID-19?........................................................ 6
Volver a la actividad Física de forma segura……………………………………………………………………… 6
Parámetros de como comenzar con la Actividad……………………………………………………………….. 7
¿La actividad física reduce el riego de muerte por covid-19?................................................................. 8
Los deportistas de Elite y el retorno a la actividad física post Covid…………………………………… 9
Estudio después del Covid en Boca Juniors……………………………………………………………………….. 10
Estudio Periodístico a Un deportista post Covid………………………………………………………………... 11
CONCLUSION…………………………………………………………………………………. 12
BIBLIOGRAFÍA………………………………………………………………………………... 13
ANEXOS………………………………………………………………………………………… 14
Tabla 1: (vuelta al deporte) Decisiones recomendadas según situación del deportista 14

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INTRODUCCION
En este trabajo se tratarán los temas del Coronavirus (COVID-19) y la actividad física, ya sea
para relacionarlo con las complicaciones referidas a su ausencia, como así también los beneficios
de su implementación en personas sedentarias (o no) y en deportistas de elite.
El coronavirus es un grupo de virus que causan enfermedades que van desde el resfriado
común hasta enfermedades más graves como neumonía, síndrome respiratorio de Oriente Medio
(MERS) y síndrome respiratorio agudo grave (SARS). Cabe destacar que la cepa de coronavirus
(2019-nCoV) que ha causado el brote en China es nueva y no se conocía previamente.
Por otra parte, la actividad física (definida por la OMS) es cualquier movimiento corporal
producido por los músculos esqueléticos, con el consiguiente consumo de energía. La actividad
física hace referencia a todo movimiento, incluso durante el tiempo de ocio, para desplazarse a
determinados lugares y desde ellos, o como parte del trabajo de una persona. La actividad física,
tanto moderada como intensa, mejora la salud.

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DESARROLLO
Generalidades, Origen y Cuadro clínico del Covid.
La COVID-19 es una enfermedad infecciosa causada por el coronavirus que se ha descubierto
recientemente. Ambos eran desconocidos antes de que estallara el brote en Wuhan (China) en
diciembre de 2019.
Para avanzar en la aparición de los síntomas y su relación con la progresión de la
enfermedad, un equipo de investigadores utilizó un algoritmo automático de aprendizaje para
analizar los datos de un conjunto de pacientes – alrededor de 1.600 usuarios en Reino Unido y
Estados Unidos – con COVID confirmado.

¿Cuáles son los tipos de COVID-19?


De este modo, este análisis reveló seis agrupaciones específicas de síntomas que emergen
durante la progresión de la enfermedad y representan, por tanto, seis tipos diferentes de COVID-
19.
GRUPO 1: Similar a la gripe pero sin fiebre: dolor de cabeza, pérdida del olfato, dolores
musculares, tos, dolor de garganta, dolor en el pecho, sin fiebre.
GRUPO 2: Similar a la gripe con fiebre: dolor de cabeza, pérdida de olfato, tos, dolor de
garganta, ronquera, fiebre, pérdida de apetito.
GRUPO 3: Gastrointestinal: dolor de cabeza, pérdida de olfato, pérdida de apetito, diarrea,
dolor de garganta, dolor en el pecho, no tos.
GRUPO 4: Nivel 1 (severo) fatiga: dolor de cabeza, pérdida del olfato, tos, fiebre, ronquera,
dolor en el pecho, fatiga.
GRUPO 5: Nivel 2 (severo) confusión: dolor de cabeza, pérdida de olfato, pérdida de apetito,
tos, fiebre, ronquera, dolor de garganta, dolor en el pecho, fatiga, confusión, dolor muscular.
GRUPO 6: Nivel 3 (grave) dolor abdominal y respiratorio: dolor de cabeza, pérdida de olfato,
pérdida de apetito, tos, fiebre, ronquera, dolor de garganta, dolor en el pecho, fatiga, confusión,
dolor muscular, falta de aliento, diarrea, dolor abdominal.

La actividad física para la prevención y el tratamiento de enfermedades y la


promoción de la salud
La actividad física es un comportamiento presente en las diferentes dimensiones de la
existencia humana, debe ser considerada fundamental para la calidad de vida en todos los
grupos etarios. La alta prevalencia de inactividad física tiene consecuencias para la salud
individual y colectiva, con un impacto económico y social significativo. Para que todo el potencial
de la práctica de actividad física sea alcanzado, su promoción combinada con la propuesta para
reducir el comportamiento sedentario, debe verse como un desafío para todos, especialmente en
tiempos de reducidas oportunidades de práctica, como en la actual pandemia de COVID.

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Volviendo a la actividad física después del Covid-19


• Estratificar el riesgo de los pacientes que han tenido Covid-19, antes de recomendar volver
a la actividad física. Los pacientes con síntomas continuos o persistentes, o que presentaron
Covid-19 grave, o que tienen antecedentes sugestivos de cardiopatía, necesitan una evaluación
clínica adicional.
• Solo vuelva a hacer ejercicio después de al menos siete días libres de síntomas, y comenzar
con al menos dos semanas de esfuerzo mínimo.
•Utilice el automonitoreo diario para realizar un seguimiento del progreso, incluido cuando
buscar más ayuda.

Secuelas que sufren algunos pacientes tras haber superado el Coronavirus


La arritmia no es más que un desajuste en los latidos que permiten que el corazón se
contraiga para bombear sangre a través delas arterias.
En un momento de esfuerzo, el órgano necesita funcionar de forma rápida y eficiente, dado
que aumenta la demanda de oxígeno y nutriente de todo el cuerpo.
Y es exactamente en una situación como esta donde puede aparecer este desequilibrio
cardiaco. “La miocarditis es una de las causas más frecuentes de muerte súbita”, señala colombo,
donde más abajo aparecerá como uno de los riesgos en la actividad física post-Covid – 19
(Biernath, 2020).
Se estima que esto puede ocurrir hasta 60 días después del diagnóstico y recuperación del
Covid-19.
Los estudios realizados durante la pandemia muestran que las complicaciones
cardiovasculares relacionadas con el coronavirus aparecen incluso en las condiciones más leves.
La infección puede ser un factor que empeore una enfermedad cardíaca preexistente, pero
también es el desencadenante de la aparición de una enfermedad torácica en aproximadamente
el 12% de los pacientes.

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¿Cuáles son los riesgos de la actividad física después COVID-19?
• Miocarditis, covid-19 y ejercicio: Enfermedad inflamatoria del músculo cardíaco.
•La mayoría de los datos sobre lesiones cardíacas después de la enfermedad por Covid-19
provienen de pacientes que fueron hospitalizados, y no pueden ser extrapolados a aquellos con
una enfermedad leve.
•Hacer ejercicio en presencia de miocarditis se asocia con un aumento de la morbilidad y
mortalidad.

Volver a la actividad Física de forma segura


•En el curso natural del Covid-19, el deterioro que significa una infección grave a menudo
ocurre alrededor de una semana desde el inicio de los síntomas.
• Regresar al ejercicio o la actividad deportiva después de un período asintomático de al
menos siete días
• Reiniciar el deporte para deportistas, las actividades de la vida diaria deben ser fácilmente
alcanzables y la persona capaz de caminar 500 metros sobre el piso sin sentir fatiga excesiva o
dificultad para respirar.

Con síntomas continuos o persistentes, independientemente del sistema, pueden ser


indicativos de una enfermedad por Covid-19 post-agudo. Esto requerirá de una evaluación en
atención primaria inicialmente, y potencialmente de un enlace con los servicios de rehabilitación
locales, posteriores al Covid-19.
Evaluado con un examen físico (servicios de rehabilitación local post-Covid-19 o cardiología)
•Las personas que no requirieron tratamiento hospitalario, pero que tuvieron síntomas
durante su enfermedad, que sugieren una lesión miocárdica, tales como dolor en el pecho, falta
de aire severa, palpitaciones, síntomas o signos de insuficiencia cardíaca, o síncope y pre-
síncope.
• Síntomas respiratorios: la tos persistente y la disnea desaparecen después de varias
semanas.
•Síntomas persistentes: pueden indicar complicaciones vasculares pulmonares como
embolia pulmonar, neumonía concomitante o broncoconstricción post-inflamatoria y estos
pacientes deben ser discutidos con los servicios de atención secundaria en consecuencia.

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El regreso a la actividad, debe ser gradual, individualizado y basado en la tolerancia subjetiva
de la actividad
La escala de Borg de Esfuerzo Percibido (RPE, Rating of Perceived Exertion) es una
evaluación de qué tan duro alguien siente que está trabajando y puede ser útil para orientar a las
personas a elegir qué actividades realizarán a medida que progresan a través de las fases de
aumento de la actividad física

Una progresión graduada incluye aumentos en volumen (tiempo de realización de la actividad) y


carga (intensidad).

Parámetros de cómo empezar con la Actividad:


Fases 1-2: En el ejercicio de intensidad ligera deben poder mantener una conversación
completa sin dificultad. Las actividades pueden incluir tareas del hogar y de jardinería liviana,
caminatas suaves y ejercicios de equilibrio o yoga. Las actividades de respiración, estiramiento y
fortalecimiento ligero también pueden incluirse 7 días, fase 1 + 7 días fase 2.

Fases 3-4 : incluir intervalos de dos bloques de actividad como caminar a paso ligero, subir y
bajar escaleras, trotar, nadar o andar en bicicleta separados por un bloque de recuperación. La persona
no debe sentir que el ejercicio es "duro”, intensidad moderada, que no quite el aliento y pueda
mantener una conversación. Agregar un intervalo por día según la tolerancia.
La fase 4 implicaría un movimiento más complejo que requiere coordinación, fuerza y equilibrio,
como correr, pero con cambios de dirección, pasos laterales, movimientos y circuitos con ejercicios de

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Siguiendo con el mismo lineamiento, también se expresan las siguientes recomendaciones:


“En caso de haber padecido el COVID luego del alta médica se recomienda 15 días hasta
volver progresivamente al deporte. El primer ejercicio recomendado es la bicicleta porque no
requiere soportar el mismo peso del cuerpo. Cualquier actividad que nos permita hablar es el
punto aeróbico ideal para comenzar con el ejercicio”, explicó el doctor Jorge Franchella, Director
del Programa de Actividad Física para la Salud y el Deporte del Hospital de Clínicas (INFOBAE,
2021).
También, se debe tener en cuenta, para iniciar o retomar el ejercicio, qué actividades
hacíamos antes de la pandemia, cuales se pudieron hacer en la cuarentena y cuáles son las que se
piensan retomar ya que es necesario adecuar esas actividades a cada persona, ya que es clave
estar atento a factores como el sobrepeso, hipertensión arterial, colesterol alto o enfermedades
cardiovasculares por lo que resulta fundamental la consulta con el especialista.
Por otro lado, la incidencia a nivel mundial del SARS-CoV-2, también conocido como Covid-
19, es necesario tener en cuenta algunos breves datos sobre la práctica habitual de actividad
física. Según datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), España, fue el país que más
redujo el número de casos diarios de la población –un 38% menos– durante el
confinamiento; Argentina es el segundo, con un 24% de reducción. En América las cifras indican
que Brasil redujo el 15%, México el 13%, Colombia el 18% (otros países de la región no informan
datos.
Mikel Izquierdo, Catedrático y Director del Departamento de Ciencias de la Salud de la
Universidad Pública de Navarra, es terminante: “El ejercicio físico y el deporte deberían ser
actividades esenciales y más en pandemia. Las decisiones implicarán impacto en la sanidad
pública. Este debería ser uno de los grandes retos de las políticas de salud pública y sanitaria en
los próximos años.”
Los numerosos beneficios de la actividad física regular para adultos son bien conocidos. La
(OMS) recomienda al menos 150 minutos de actividad moderada o 70 minutos de actividad
vigorosa por semana para que esta práctica brinde beneficios para la salud. Algunos de los
beneficios más importantes a nivel físico son la mejora de la composición corporal, imagen, nivel
metabólico y capacidad cardiorrespiratoria, ayudando a prevenir enfermedades como
morbilidad, sarcopenia, hipertensión e incluso cáncer. También produce un efecto psicológico
positivo al reducir la tasa de enfermedad por ansiedad y depresión.

¿La actividad física reduce el riego de muerte por covid-19?


Las personas que habían estado físicamente inactivas durante al menos dos años antes de la
pandemia tenían más probabilidades de ser hospitalizadas, de necesitar cuidados intensivos y de
fallecer por la enfermedad del nuevo coronavirus en comparación con los pacientes que
mantenían una actividad física, según el estudio publicado en el British Journal of Sports
Medicine. (INFOBAE, 2021)
Entre los factores de riesgo de enfermedad grave, sólo la edad avanzada y el historial de
trasplante de órganos superan a la inactividad física. De hecho, frente a otros factores de riesgo

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como el tabaquismo, la obesidad, la hipertensión arterial, las enfermedades cardiovasculares o el
cáncer, la inactividad física es el factor de riesgo más importante.
Siguiendo la misma línea, los factores de riesgo asociados con un COVID grave son la edad
avanzada, el sexo masculino y algunas patologías preexistentes, como la diabetes, la obesidad y
las enfermedades cardiovasculares.
Estos supuestos mencionados, fueron cuando aún no se había estudiado la inactividad física.
Para analizar su posible impacto en la gravedad de la infección, la hospitalización, la necesidad
de reanimación y la muerte, se comparó la evolución de 48.440 adultos infectados con COVID-19
entre enero y octubre de 2020, en Estados Unidos. (INFOBAE, 2021)
La edad promedio de los pacientes era de 47 años y casi dos tercios eran mujeres (62%).
Como media su índice de masa corporal (IMC) era de 31, justo por encima del umbral de
obesidad. Alrededor de la mitad no tenía dolencias previas como diabetes, enfermedad pulmonar
crónica, cardiovascular o renal y cáncer. Casi el 20% tenía uno de estos factores de riesgo y casi
un tercio (32%) presentaba dos o más.
Todos habían declarado cuál era su nivel de actividad física regular al menos tres veces entre
marzo de 2018 y marzo de 2020 durante visitas a clínicas. Entre ellos, el 15% se describía
como inactivo (0 a 10 minutos de actividad física por semana); el 7% afirmaba respetar las
recomendaciones de salud (al menos 150 minutos por semana) y el resto decía practicar “alguna
actividad” (11-149 minutos por semana). Alrededor del 9% del total fueron hospitalizados y el
2% fallecieron.
Después de tomar en consideración las diferencias por edad, origen étnico y comorbilidad,
las personas sedentarias (grupo inactivo) enfermas de COVID-19 tenían más del doble de
probabilidades de ser ingresadas en un hospital que las más activas. También presentaban
un 73% más de probabilidades de necesitar reanimación y eran 2,5 veces más susceptibles de
morir por la infección. Los pacientes que no practicaban ninguna actividad física también tenían
más probabilidades de ser hospitalizados y de morir por la infección que los que solían hacer
ejercicio.

Los deportistas de élite y el retorno a la actividad física post Covid


Atletas en pausa
Los estudios que se han hecho en los últimos meses del primer semestre del corriente año
sobre el impacto del COVID-19 en los atletas no coinciden en sus conclusiones. Algunos
encuentran daños estructurales en el corazón. Otros afirman que los problemas son pasajeros.
Según los especialistas, lo mejor, antes de volver a entrenar después del COVID-19 es
realizar un chequeo cardiológico básico. Sólo en casos graves se justificaría mantener a un
deportista fuera de competencia en forma permanente.
En un reciente estudio sobre 1.600 atletas universitarios norteamericanos que tuvieron
COVID-19, investigadores de Ohio y otras universidades liderados por Curt Daniels encontraron
que el 2,3% tenía miocarditis (con manifestaciones clínicas, o sólo visibles por medio de una
imagen de resonancia magnética cardíaca).
La cifra, publicada en la revista JAMA Cardiology, llamó la atención porque los atletas eran
jóvenes sanos. La miocarditis es una enfermedad grave que causa arritmias graves y muerte
súbita en los deportistas de élite.

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Recomendaciones publicadas en JAMA Cardiology y European Heart Journal que recogen
unas directrices en las que clasifica a los deportistas según su situación tras la pandemia por la
enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) y su posible reincorporación a la actividad
física.
La alta carga inflamatoria es responsable del desarrollo del síndrome de distrés respiratorio,
inflamación vascular y lesión miocárdica, no obstante, hay muchas personas que presentan
síntomas leves, incluso ausencia a pesar de estar infectados. Tras una infección activa, el
ejercicio intenso puede disminuir la inmunidad, empeorar la infección, aumentar la inflamación,
incrementar la necrosis celular, y generar un sustrato miocárdico proarrítmico muy peligroso,
por lo que no podemos descartar a los deportistas del posible daño miocárdico, incluso en caso
de permanecer asintomáticos.
Estas recomendaciones forman parte de unos esquemas sencillos y comprensibles donde
queda expuesta la situación clínica del deportista, la gravedad de sus síntomas, tiempo para la
reanudación de la actividad, así como necesidad de pruebas diagnósticas más exhaustivas. Estas
indicaciones son limitadas y sujetas a la evolución de la enfermedad, por lo que no se deben
considerar de forma estricta, debiéndose individualizar y valorar presencia de otras afectaciones
orgánicas, como pueden ser las limitaciones pulmonares concomitantes que pueden presentar
estos pacientes.
Todas aquellas personas recuperadas y preparadas para reanudar el entrenamiento tras las
debidas restricciones impuestas por las administraciones deberían realizarse una evaluación
cardiovascular clínica cuidadosa en combinación con biomarcadores (hsTn) y pruebas cardiacas
(ecocardiograma, cardiorresonancia, prueba de esfuerzo, Holter) según evolución clínica y test
iniciales. Debe haber un alto grado de responsabilidad para determinar cuándo los atletas
competitivos y las personas altamente activas que han sido infectadas por el SARS-CoA-2 y que
han sido dadas de alta, pueden reincorporarse a su actividad deportiva habitual. Hay pocos datos
al respecto y por ello la importancia que tienen estas recomendaciones para tomar decisiones
adecuadas (Anexo - Tabla 1).

Después del COVID-19: Estudio en Boca Juniors

El Cardiólogo Roberto Peidro, director del Instituto de Ciencias del Deporte de la


Universidad Favaloro, junto a sus colegas acaban de realizar un estudio sobre 24 jugadores de
fútbol del club Boca Juniors que tuvieron COVID-19.
El estudio, publicado en la revista Medicina, incluyó a profesionales que tuvieron síntomas
leves de la enfermedad y también a asintomáticos. Se les practicaron análisis cardiológicos y se
les permitió entrenar tras los 14 días de aislamiento, e incluso participar en competencias
locales e internacionales en algunos casos.
“A cuatro meses del diagnóstico, ninguno de los futbolistas desarrolló eventos cardíacos, y
los entrenamientos y competencias fueron bien tolerados”, subraya Peidró.
“Estos hallazgos sugieren la escasa repercusión cardiovascular de COVID-19 y la excelente
tolerancia al ejercicio de alta intensidad realizado en forma precoz post COVID de deportistas
jóvenes que cursaron la enfermedad asintomáticos o con síntomas leves”, concluyen los
investigadores del brote en Boca Juniors.
En este sentido, el pequeño estudio argentino aporta tranquilidad en cuanto al regreso a
deportes de alto rendimiento de quienes no han estado internados por COVID-19.

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“Las secuelas cardíacas son muy raras, la mayoría de las personas padecen pocos síntomas
de COVID y pueden volver a entrenarse después de hacerse un chequeo médico al mes”, insiste el
reconocido cardiólogo.
En contra parte, otro estudio del periodista Sebastián TORO nos dice.
El periodista deportivo Sebastián Torok (2021) del diario “La Nación” realizó una
entrevista al tenista Juan Pablo Ficovich donde señaló:

El tenista Juan Pablo Ficovich, que sufre miocarditis (secuela del Covid-19) y desde enero no
puede competir, hace un alto durante su entrenamiento para monitorear que las pulsaciones no
excedan las 150. Se puede observar cómo las secuelas pos-covid afectaron el regreso a la
actividad física a un deportista de élite que a pesar de su entrenamiento y condición física hoy
padece de estas secuelas. Le diagnosticaron Covid-19 a las pocas horas de pisar suelo argentino
tras regresar de una competencia internacional, ya con el alta epidemiológico, se sometió a
estudios más profundos y se le detectó miocarditis (una inflamación del músculo cardíaco que
reduce la capacidad del corazón de bombear). Desde entonces, no pudo volver a competir.
Si bien Ficovich trata de alimentar el optimismo y llenar los espacios vacíos con otras tareas
(analizar futuros estudios, mirar mucho deporte), padece bajones anímicos; por momentos se
siente enjaulado e impotente. Se entrena tres veces a la semana. Pero durante los ensayos desvía
constantemente la mirada al reloj que luce en la muñeca izquierda y que le mide las pulsaciones:
cuando llega a las 140 o 150 debe detenerse de inmediato, descansar y esperar a que los latidos
se normalicen. Claro que alcanza ese registro impactando menos de diez pelotas.
Alguien inexperto pensaría que el coronavirus puede afectar sólo el corazón de las personas
mayores, pero los estudios -locales e internacionales- comprobaron que hasta los deportistas de
alto rendimiento pueden sufrir estos daños.

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CONCLUCIÓN
La pandemia desatada por el COVID-19 y las estrategias implementadas para intentar
controlarla, han creado un ambiente poco propicio para mantener las actividades de la vida
cotidiana.
Los beneficios de la actividad física y ejercicio en el fortalecimiento del sistema inmune han
sido documentados. Es evidente la importancia de realizar actividad física en tiempos de
pandemia, ya que juega un rol fundamental en la lucha contra el COVID-19, sobre todo en
poblaciones más vulnerables.

Se pudo observar y comprobar que el estar entrenado no te liberaba del contagio ni tampoco
de sus consecuencias, sabemos que puede ser más leve y llevadero que en otros casos.

La mayoría de los especialistas recomiendan a los deportistas habituales realizarse sólo un


electrocardiograma, un ecodoppler y una prueba de esfuerzo antes de retomar el entrenamiento
después de haber pasado el COVID-19.

Siempre ha sido esencial la realización de actividad física para el sistema inmune, más hoy
que debemos aún, luchar para atravesar dicha pandemia. (Estudio norteamericano: poco
ejercicio es mejor que la inactividad)

Un estudio norteamericano con casi 50.000 pacientes, publicado en el British Journal of


Sports Medicine, mostró que la inactividad se asoció el año pasado con mayor severidad,
internación y muerte por COVID-19. Lo mejor es cumplir con la recomendación de 150 minutos
semanales, pero aunque sea un poco de ejercicio es mejor que la inactividad a la hora de
infectarse con el coronavirus.

“El sedentarismo no es sólo un factor de riesgo para las enfermedades cardiovasculares sino
también para el COVID-19”, confirma Peidro. “Es importante que todas las personas hagan
ejercicio, especialmente durante la pandemia”.

Actualmente no hay datos específicos disponibles sobre la prevalencia, naturaleza y


comportamiento de las enfermedades relacionadas con COVID-19 en individuos deportistas, pero
conocemos que los deportistas con miocarditis aguda no complicada y con una recuperación completa
(función ventricular izquierda normalizada y ausencia de realce tardío de gadolinio) suelen tener un
pronóstico bueno y favorable. Aun así, en los deportistas que se recuperan de COVID-19, incluso sin
enfermedades preexistentes, deberemos tener en cuenta el posible desarrollo de complicaciones
cardiovasculares a largo plazo (arritmias, trombosis) precisando de un seguimiento cuidadoso.

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Bibliografía
https://infomed.com.ar/wp-content/uploads/2021/03/volviendo-a-la-actividad-
fisica-post-covid-19-BMJ.pdf
https://gacetamedica.com/investigacion/en-que-se-diferencian-los-seis-tipos-de-
covid-19/
https://www.bbc.com/mundo/noticias-53759283
https://secardiologia.es/blog/11618-deportistas-y-coronavirus-regreso-a-la-actividad-
fisica
https://www.ospat.com.ar/blog/deporte-despues-del-covid-19-cuando-volver-a-
entrenar/
https://www.ospat.com.ar/blog/medicina/secuelas-cardiovascular-pulmonar-covid-19/

Torok S.(20 de mayo de 2021).Tuvo Covid-19. Es tenista profesional, pero por


las secuelas no puede exigir el corazón. La Nacion.
https://www.lanacion.com.ar/deportes/tenis/tuvo-covid-19-es-tenista-profesional-pero-
por-las-secuelas-no-puede-agitarse-nid19052021/

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ANEXOS
Tabla 1. Decisiones recomendadas según situación del deportista
SITUACION DEL DEPORTISTA ACTITUD RECOMENDADA
Deportista asintomático con Regreso al entrenamiento permitido sin pruebas adicionales
test negativo para COVID-19 (importancia de distanciamiento social, medidas higiénicas).
Abstenerse de entrenar durante al menos 2 semanas a partir de
la fecha del resultado positivo de la prueba y seguir estrictas pautas
Deportista asintomático de aislamiento.
positivo para el antígeno
COVID-19. (infección activa) Si permanece asintomático y sin alteraciones en ECG al final de
este periodo: reanudación lenta de la actividad con supervisión
médica.
Deportista asintomático con
Evaluación similar a la del deportista asintomático con
anticuerpos COVID-19 como
resultados positivos de la prueba COVID-19, considerando pruebas
respuesta a una infección
si existen datos de afectación cardiaca.
previa.

Deportista COVID-19 Restricción deportiva de al menos 2 a 4 semanas, y tras


positivo que desarrolla resolución de los síntomas se deberá realizar examen médico
síntomas leves o moderados, completo (examen físico, ECG en reposo y ejercicio, y
biomarcadores cardiacos y ecocardiografía) antes de reanudar actividad deportiva.
estudios de imagen normales, Valorar reanudación gradual del ejercicio, con supervisión. El
sin evidencia diagnóstica de regreso al deporte será posible en presencia de resultados
miocarditis normales.
Prohibición estricta del deporte durante un período de al menos
Deportista positivo para 3 a 6 meses.
COVID-19 sintomático y con El retorno al entrenamiento será razonable si la función
sospecha o diagnóstico de ventricular izquierda y las dimensiones cardiacas se normalizan,
miocarditis ausencia de arritmias (Holter, ergometría), y marcadores séricos de
inflamación e insuficiencia cardiaca se normalizan.

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