Está en la página 1de 3

Tomando al psicoanálisis, podemos inferir que Agustina está atravesando por

el periodo de latencia que se extiende desde los 6 años hasta los 12 años. Este
periodo comprende la declinación del Complejo de Edipo hasta el comienzo del
segundo tiempo de la sexualidad. Podemos tomar a Urribarri, quien a diferencia
de planteos mas ortodoxos que conciben el periodo de latencia como un
periodo de quietud, el autor centra la mirada en el especifico trabajo psíquico
de la latencia. Trabajo como esfuerzo que demanda esta nueva organización
producto del nuevo ordenamiento intrapsíquico el cual se da en dos planos: el
intrasubjetivo, donde se complejiza el aparato psíquico en sus dimensiones
tópicas, dinámicas y económicas como resultado de las instancias instauradas
(ello, yo y super yo); y el intersubjetivo caracterizado por una declinación de la
conflictiva edípica y una notable ampliación de los vínculos con pares.
Podemos ver esto en Agustina, donde ocupa un lugar de paridad con sus
compañeras de colegio con las cuales interactúan y juegan a través de las
redes sociales e internet. Sus amigas, en tanto pares, se convierten en agentes
socializadores, mediadores entre lo familiar y lo extraño. Esto podemos verlo
reflejado en el momento que Agustina se conecta con sus amigas por
videollamada para jugar en “Roblox” más allá del pedido de su madre para que
se bañe. Sus padres lo mencionan cuando dice que “últimamente solo quiere
estar con las amigas”. Aquí no podemos dejar de pensar el mundo en el que
habitan los niños en la actualidad, considerando el lugar que ocupan las redes
sociales como espacio de socialización virtual entre pares.
La identificación es una operación importante en la latencia, permite a los niños
tomar distancia del otro materno y habilita una conflictiva edípica, mecanismo
que constituye el superyó como instancia psíquica que generara una nueva
reorganización del proceso de subjetivación. Además de su grupo de pares, en
este período se suma la interacción con nuevas figuras adultas en el marco de
la exogamia, como nuevos referentes afectivos. Podemos pensar en la relación
de Agustina con su maestra cuando la madre cuenta como Agustina “adora a la
seño Sil” y que al tratar de ayudarla con la tarea le dice “no, no es así, la seño
lo explica mejor”.
El periodo de latencia se divide en dos sub-periodos, latencia temprana y
latencia tardía. Agustina atraviesa la latencia tardía, que abarca desde los 8
años hasta el inicio de la pubertad. Aquí vemos una mayor estabilidad y
autonomía, una progresiva operancia del principio de realidad y nos
encontramos con que el distanciamiento familiar se observa mucho mas
marcado y casi del todo logrado.

A partir de los 7/8 años comienzan a aparecer transformaciones claras a nivel


intersubjetivo que Piaget va a definir como Operaciones Concretas. Aquí, los
niños comienzan a descentrarse de su propia percepción para comenzar a
considerar diferentes puntos de vista o datos perceptivos en diferentes lógicas
de conjunto que les permiten llevar a cabo las operaciones. En este periodo los
niños ya presentan conservación de la sustancia, noción con la cual Piaget
considera el salto cognitivo hacia las operaciones concretas.
Las transformaciones se reflejan también en un nivel social, lo vemos tanto en
el juego, como en la conversación, la cooperación y en términos morales.

En el juego se ve reflejado un juego centrado en acciones, donde el niño se


asume como parte de una lógica en conjunto, atravesado por una regla o
normativa que establece que puedo hacer y que no. Lo mismo sucede con las
conversaciones, los niños en este periodo dejan de lado los monólogos
egocéntricos para adentrarse en verdaderas conversaciones que implican
comprender lo que el otro dice y a su vez pensar y responder de forma
coherente a ese otro. En el caso de Agustina podemos ver como estos factores
se presentan en el momento que juega con sus amigas de forma virtual a
“Roblox” y hablan en conjunto por videollamada. El hecho de jugar había
quedado pactados minutos después de terminar su clase por zoom, pero
cuando su mamá le dice que tiene que ir a bañarse Agustina le plantea que “ya
quedé má, ¡un ratito!”. Este compromiso por no romper lo pactado con sus
amigas tiene relación con lo que Piaget define como acuerdos intersubjetivos,
donde romper el acuerdo es lo que está mal y sostener el acuerdo es lo que
está bien. A su vez podemos ver el factor de cooperación, momento donde
Piaget sostiene que solo los niños que están atravesando este periodo pueden
cooperar en actividades compartidas donde cada uno cumple una función de
acuerdo con la lógica de conjunto. Esto lo vemos reflejado en el momento que
la maestra pide que hagan grupos para una actividad escolar.
Con todo lo recopilado anteriormente, podemos inferir que este proceso
subjetivante da la posibilidad de que, a partir de otro, el niño o niña encuentra
la posibilidad de construirse como alguien singular y único.

También podría gustarte