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Parásitos emergentes: ¿Amenaza o emergencia sanitaria?

INTRODUCCIÓN
En los últimos años, en muchas regiones de todo el mundo, se ha registrado
un alarmante incremento de las enfermedades emergentes, consideradas
reemergentes por muchos investigadores y científicos.
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Una definición sencilla de lo que es una enfermedad infecciosa o parasitaria
emergente consiste en afirmar que es la provocada por un agente
infeccioso o parasitario recientemente identificado y anteriormente
desconocido, capaz de causar problemas de salud pública a nivel local,
regional o mundial. Asimismo, en este sentido, se consideran enfermedades
reemergentes (infecciosas o parasitarias) a aquellas supuestamente
controladas, en franco descenso, o prácticamente desaparecidas, que
vuelven a constituir una alarma sanitaria y que reaparecen en proporciones
epidémicas.

La presencia de estas enfermedades, forma parte de un verdadero reto


para el mundo científico, específicamente, para el área de la salud. Dicha
preocupación por la emergencia o reemergencia de estas, las convierte en
un tema de importancia para la salud pública. Dentro de la gama de
enfermedades pertenecientes a este rubro, la Organización Mundial de la
Salud (OMS) reconoce la importancia de intensificar la lucha al seguir
investigando, diagnosticando, dando tratamiento oportuno y difundiendo
las medidas preventivas a estas enfermedades.

Abordando el tema, en el área de la parasitología se reconocen algunas


enfermedades emergentes que han surgido en los últimos años, como son:
Criptosporidiosis, Blastocistis, Cistoisosporiasis, Ciclosporosis, Microsporidiosis,
entre otras. Como resultado de la propagación de estas enfermedades, se
han identificado algunas causas principales del incremento de estas.

El gran aumento de la población mundial, indica que el crecimiento


demográfico indiscriminado ha dado lugar a zonas marginales en las que
las parasitosis se distribuyen rápidamente debido a la falta de higiene y de
medidas preventivas que impidan el desarrollo de infecciones emergentes
o reemergentes. Otra de las causas es la mundialización acelerada, ya que,
en estos tiempos, los parásitos viajan a la velocidad de los aviones, los viajes
internacionales más rápidos y la movilidad geográfica en general favorecen
la aparición y difusión de enfermedades. El incremento del comercio
internacional de alimentos, la distribución masiva y las prácticas
antihigiénicas de su preparación amplifican el desarrollo de estas parasitosis.
Una de las causas principales, se debe a los cambios químicos en el medio

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ambiente, tanto en el aire como en el suelo, los alimentos y el agua. También


el cambio climático, y los cambios debidos a actividades humanas son
factores de gran importancia en el potencial desarrollo de estas
enfermedades.

De este modo, el presente trabajo tiene por objetivo analizar cómo se Página | 3
distribuye el total de enfermedades parasitarias emergentes, centrándose
en las cinco ya mencionadas. Además, de identificar la prevalencia,
tratamiento y algunas cuestiones importantes mencionadas por autores de
diversos artículos relacionados a dichas parasitosis.

Se espera que la información proporcionada, analizada y comparada, sea


una primera aproximación al tema para despertar interés e indagar en el
tratamiento y profilaxis de estas enfermedades considerando su naturaleza
prevenible. Por otro lado, es de vital importancia comenzar a abordar las
enfermedades parasitarias emergentes en el mundo, no solo desde un
enfoque clínico, sino también desde el enfoque personal, para poder sugerir
un contexto social actualizado e informado.

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DESARROLLO
Cryptosporidium spp
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La criptosporidiosis es una enfermedad parasitaria emergente causada por
Cryptosporidium spp que se caracteriza por la presencia de diarrea (que
puede ser escasa con moco, o bien, abundante y acuosa), así como de
otros síntomas clínicos como la fiebre. Esta parasitosis se diagnóstica
únicamente por exámenes de laboratorio, como los coproparasitoscópicos.

De acuerdo al estudio realizado por Jashman Abdelnur en la Universidad


Mayor Real y Pontifica de San Francisco en 2013, la infección causada por
Cryptosporidium spp a nivel mundial continúa siendo un problema de salud
pública, considerándose uno de los principales agentes etiológicos de
diarrea en personas inmunocomprometidas, destacando al grupo social de
niños y ancianos, quienes son más susceptibles a presentar especies de
diarrea. Este mismo autor, reporta que los procesos diarreicos son una de las
primeras causas de mortalidad en niños menores de 5 años. Este estudio se
enfoca en el país de Bolivia, dónde la criptosporidiosis constituye la cuarta
causa de diarrea en infantes menores de 5 años, destacando una
prevalencia de entre 3% y 13% en algunas regiones del país de Bolivia.

En comparación, Lugo-Flores y colaboradores, en el mismo año (2013),


realizan un estudio para la Universidad de Sonora, en el cual evalúan la
prevalencia de Cryptosporidium parvum en escolares de Sonora, México.
Ellos demuestran que C. parvum tiene una distribución cosmopolita con
prevalencias variantes de 0.1% al 27% en países desarrollados, pero del 0.1%
al 35% en países de bajos recursos. En México, se ha encontrado una
prevalencia de hasta 86% en escolares suburbanos y rurales, sin distinción en
la prevalencia entre niños y niñas. Sin embargo, en un estudio realizado por
Molloy y colaboradores en 2011 al evaluar la prevalencia de criptosporidiosis
en niños nigerianos, publican que 357 niñas tenían menor riesgo de presentar
le enfermedad que 335 niños de la misma edad (1-6 años), esto abre la
posibilidad de que los niños evaluados por Lugo-Flores y colaboradores,
hayan desarrollado las mismas actividades de riesgo relacionados a pobres
comportamientos de higiene.
Realizando una investigación parecida en la región andina de Colombia,
Vergara y colaboradores en el año 2000, se demuestra que la
criptosporidiosis es una enfermedad endémica del país y que, al realizar un
análisis de la seroprevalencia, las prevalencias fueron significativamente

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mayores en mujeres que en hombres inmunocompetentes pertenecientes a


comunidades rurales. En relación con la edad, se observaron valores de
seroprevalencia más altos en la población menor de 30 años: 85,5% en el
grupo de 0–14 años; 87% en el de 15–30 años y 79,5% en el mayor de 30 años.

Cabe destacar, que todas estas prevalencias han sido verificadas por Página | 5
técnicas rutinarias, ya que durante mucho tiempo el diagnóstico de
Cryptosporidium spp se ha basado únicamente en el examen parasitológico
de muestras de heces (SPE), en el que se concentran los ooquistes del
parásito mediante técnicas de flotación o centrifugación-sedimentación.
Las técnicas de concentración van siempre seguidas de métodos de tinción,
lo que facilita la observación de los quistes. Es por su bajo coste, sencillez y
fácil ejecución que siguen realizándose, sin embargo, el análisis morfológico
de los ooquistes no es definitivo para la identificación de especies
como Cryptosporidium ya que los ooquistes son muy pequeños (4-8 μm), por
lo que pueden tener variaciones morfológicas imperceptibles, o incluso ser
idénticos entre diferentes especies.
Es por ello, que, en el estudio propuesto por Souza y colaboradores durante
el 2019 en Brasil, determinan que las técnicas moleculares, son innovadoras
y demuestran tener una mayor eficacia con respecto a las técnicas
rutinarias de concentración. Los métodos moleculares utilizados
actualmente en la caracterización de Cryptosporidium spp se basan en la
reacción en cadena de la polimerasa (PCR). Estas técnicas se asocian
generalmente a la secuenciación de fragmentos amplificados para la
confirmación de resultados y para analizar la diversidad genética entre
especies utilizando varios marcadores genéticos, entre ellos, el gen de la
subunidad pequeña del ARNr (SSU) que codifica la subunidad ribosomal más
pequeña del ARNr 18S ; lagen cowp , que codifica una proteína de la pared
del ooquiste; el gen hsp70 , que codifica las proteínas de choque
térmico; ITS-1 e ITS-2, correspondientes a regiones espaciadoras transcritas
internas del ADN ribosómico; el gen trap (proteína adhesiva relacionada
con trombospondina de Cryptosporidium ), y el gen que codifica las
glicoproteínas GP60 o GP15.

De acuerdo a Souza y colaboradores, el diagnóstico de criptosporidiosis ha


venido mostrando alta sensibilidad y especificidad, a un costo
moderado. Esta es una realidad, pero se deben implementar reformas
políticas adecuadas que permitan acceder a un resultado preciso,
especialmente en pacientes en los que el diagnóstico diferencial es
impredecible para seguir con vida. El uso de PCR en tiempo real, junto con

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técnicas de microscopía e inmunocromatografía, permitiría un diagnóstico


más preciso de la criptosporidiosis. El análisis de genotipos, subtipos y
clonalidad de Cryptosporidium podría ser útil para comprender y definir el
pronóstico y la gravedad de la infección. Asimismo, para concluir con la
actualización de dicho parásito emergente, es de gran importancia Página | 6
asegurar que, para distintos científicos, la parasitosis causada por
Cryptosporidium spp, ha dejado de ser emergente para convertirse en una
enfermedad usual, que continúa dando de que hablar día con día.

Cystoisospora spp
Se denomina al síndrome diarreico en humanos causado por Cystoisospora
spp como “Cistoisosporiasis”, la cual es una enfermedad parasitaria donde
el agente causal pertenece a la familia de los coccidios, como
Cryptosporidium spp y Cyclospora cayetanensis. Se ha considerado
emergente debido a que se comenzó a estudiar a partir de 1920, y después
de algunos estudios fue reclasificada taxonómicamente de Isospora spp a
Cystoisospora spp.
En investigaciones recientes realizadas por Quesada-Lobo durante 2012 en
la Universidad de Costa Rica, se ha descubierto que las infecciones
causadas por C. belli son cosmopolitas, pero aparecen con mayor
frecuencia en regiones tropicales y subtropicales, especialmente en Haití,
México, Brasil, El Salvador, África, Medio Oriente y el Sureste Asiático. En
dicho estudio, se determinó que la prevalencia de Cystoisospora spp es
mayor en pacientes latinoamericanos que fueron diagnosticados con
VIH/SIDA, al menos en 16, 351 pacientes evaluados durante 8 años, fueron
parasitados por C. belli, demostrando que la prevalencia era de
aproximadamente 5.4% al menos en México.
En contraste, en estudios realizados por Xu Ning y colaboradores en la
Región de Guangxi Zhuang, China, se menciona que C. belli se ha
detectado con frecuencia en pacientes con VIH, virus linfotrópico T humano
tipo I (HLTLV1), enfermedad de Alzheimer y cáncer colorrectal, así como en
aquellos que se han sometido a un trasplante de hígado y riñón. Sin
embargo, dichos autores dan a conocer que este parásito al no ser tan
común, generalmente se pasa por alto y no ha tenido los estudios
necesarios, al menos en China.
Generalmente, el diagnóstico de la enfermedad, es llevado a cabo
mediante el examen de heces, o muestras de biopsia intestinal; sin embargo,

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el organismo puede pasar desapercibido al usar estos métodos de prueba.


Debido a ello, Murphy y colaboradores, realizan una investigación en 2011,
centrada en el diagnóstico molecular de la enfermedad de cistoisosporiasis,
proponiendo así el primer diagnóstico molecular de Cystoisospora belli al
usar un cribado basado en secuencias de ADN utilizando genes Página | 7
conservados de ARN ribosómico (ARNr) utilizando PCR de rango extendido.

Gracias a dichas investigaciones, Blohm y colaboradores durante 2021,


realizan la comparación de dos ensayos de PCR en tiempo real dirigidos a
secuencias ribosómicas para la identificación de Cystoisospora belli en
muestras de heces humanas, llegando a la conclusión que la evaluación de
la secuencia de ITS-2 (región de 89 pares de bases- par de región) resulta de
vital importancia para obtener una sensibilidad óptima para confirmar una
reacción diagnóstica de C. belli.
No existe abundante información con respecto a esta parasitosis debido a
que, como menciona Quesada-Lobo, en individuos con otra serie de
inmunocompromisos, la cistoisosporiasis suele ser más severa en
comparación con el paciente inmunocompetente, prevaleciendo más en
pacientes detectados con VIH/SIDA, y siendo más severa en niños que en
adultos.

Distintos autores, invitan a la sociedad científica en general a centrarse en


investigar la presencia, prevalencia, características genéticas y los factores
de riesgo de Cystoisospora para disminuir la presencia de dicho parásito en
pacientes de todo el mundo, a fin de erradicar dicha enfermedad.

Blastocystis hominis
Otra de los géneros denominados como “emergentes” ha sido el de
Blastocystis, el cual es uno de los protozoos intestinales más comunes con
una distribución mundial. Se encuentra en el intestino grueso de humanos,
así como de animales, transmitiéndose por vía oral—fecal.
En estudios recientes realizados por Viesy y colaboradores, se ha dado a
conocer que la prevalencia es muy variante en diferentes partes del mundo,
dependiendo de su desarrollo. En países desarrollados, la prevalencia es
entre 5-23%, en cambio en países en vías de desarrollo alcanza hasta un 60%.
Esta diferencia estadística se debe a las condiciones de salud e higiene, por
lo que Blastocystis spp es más común en pacientes inmunodeprimidos y en
personas que están en contacto directo con animales.

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Asimismo, Beyhan y colaboradores, en una investigación de la importancia


clínica y la prevalencia en Turquía en 2015, también reportan que las
personas que viven en condiciones sanitarias deficientes, los inmigrantes, los
viajeros y las personas en contacto cercano con animales son susceptibles
a Blastocystis y otros trastornos asociados. En pacientes inmunocompetentes Página | 8
se detectó una correlación significativa entre Blastocystis y síntomas
gastrointestinales. Dichos autores, reportan que este parásito es el
protozoario más prevalente que se encuentra en pacientes con síntomas
gastrointestinales y también en individuos sanos, principalmente la infección
se da mayoritariamente en niños y jóvenes de entre 13 y 20 años, con una
proporción del 71.8% y 19.3% a partir de los 20 años. Actualmente, no existe
una opinión cierta sobre si los pacientes infectados con Blastocystis son
sintomáticos o no, en una investigación realizada por Qadri y colaboradores
detectaron que la distribución era muy semejante entre sí; 46,4% sintomático
y 53,6% asintomático. Muchas investigaciones, afirman que los portadores
asintomáticos aparecen más que los sintomáticos.
Como otros géneros de parásitos emergentes, la detección se da por
técnicas convencionales y rápidas, que resultan ser difíciles para
diagnosticar la presencia del parásito debido a que se pueden confundir
fácilmente o ser pasado por alto, debido a la pobre identificación de la
morfología. Por lo tanto, se prefieren las técnicas moleculares con
características rápidas, alta especificidad y sensibilidad. En el estudio
realizado por Shahram y colaboradores durante el 2017, la detección de los
subtipos de B. hominis en Ahvaz, suroeste de Irán fue investigado por PCR y
secuenciación. Esta técnica resulta ser más fácil, rápida y de coste
considerable para el diagnóstico en pacientes humanos. Se ha informado
que ST3 es el subtipo más prevalente en la población humana de un número
de personas sintomáticas y asintomáticas, seguido por ST1. El predominio de
ST3 en la región de Ahvaz podría explicarse por la transmisión de humano a
humano, en cambio ST1 tiene muchos reservorios animales como cerdos,
monos, pollos, que se pueden transmitir a humanos.
En conclusión, y de acuerdo a Kantzanou y colaboradores en el estudio
realizado en 2021, B. hominis debe considerarse como un agente causante
de enfermedad humana en pacientes con síntomas recurrentes,
especialmente cuando el parásito está presente en grandes cantidades en
muestras fecales en ausencia de otros patógenos conocidos. Se sabe que
la enfermedad prevalece en una variedad de animales domésticos, y el
contacto cercano con los animales es un riesgo significativo de transmisión
zoonótica. Se deben utilizar técnicas moleculares para determinar la vía y

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fuente de infección. Para estar protegido de la enfermedad, se deben


tomar medidas de prevención y control, incluida la educación y la higiene
personal y el saneamiento.

Cyclospora cayetanensis
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En el caso de Cyclospora cayetanensis es un coccidio que se transmite entre
humanos; hasta el presente, no se ha demostrado que existan animales
reservorios del parásito. La infección diarreica tiene una distribución global;
se ha observado en países en vías de desarrollo e incluso en países
industrializados.
La parasitosis por C. cayetanensis está ampliamente distribuido. En un
estudio realizado por Chacín y Vielma en la Universidad de Venezuela,
durante el 2018, revela que la ciclosporiasis se ha documentado como
endémica en algunos países, como Argentina, Kuwait, Bangladesh, Nueva
Guinea y Sudáfrica. Asimismo, ha sido una infección transnacional que se ha
presentado con sorpresiva frecuencia en Puerto Rico, República
Dominicana, Costa Rica, Bolivia, México, entre otros países, y al desconocer
la prevalencia de la infección en estas naciones, estos hallazgos reflejan la
emergencia sanitaria en estas áreas.

En cuanto a la prevalencia y epidemiología, podemos sustentar en el


trabajo de investigación de Ramezanzadeh y colaboradores en el año de
2022, que las personas que viven con el VIH y/o SIDA, son más vulnerables a
una variedad de infecciones parasitarias oportunistas, una de las más
frecuentes es la ciclosporiasis, la cual, al provocar diarreas, puede contribuir
a causar una morbilidad significativa, lo que contribuye negativamente a la
adherencia a la terapia antirretroviral. En México, al realizar un estudio de la
presencia de Cyclospora cayetanensis en pacientes diagnosticados con
VIH/SIDA, Capetillo y colaboradores, reportan en el año 2006, una
prevalencia del 46.5%, sin embargo, este porcentaje es tres veces mayor al
porcentaje reportado para Latinoamérica, con un 11% en pacientes
inmunocomprometidos.

Actualmente, como reporta Almeria y colaboradores en un estudio llevado


a cabo en 2019, las técnicas moleculares a pesar de haber facilitado el
diagnóstico clínico y la detección de ooquistes en alimentos, las
investigaciones son limitadas, debido a que el desarrollo de modelos
animales, los sistemas de cultivo in vivo e in vitro, no se han llevado a cabo
al ser un parásito poco frecuente y con una patología no tan complicada.

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Es por ello, que de acuerdo a Devera y colaboradores en investigaciones


realizadas en 2005, que resulta de importancia, realizar una investigación a
profundidad a fin de obtener resultados satisfactorios en cuanto a las
técnicas de detección molecular, con el propósito de perfeccionarlas y
poder brindar al paciente, un diagnóstico eficaz. Página | 10
Microsporidium spp
El último de los géneros considerados para este ensayo, es el filo
Microsporidia, el cual abarca un grupo de parásitos intracelulares obligados
que parasitan a varios huéspedes, entre ellos mamíferos, aves, reptiles, y
peces. De acuerdo a Eligio y colaboradores en una investigación realizada
en el Hospital Infantil de México “Federico Gómez” en 2013, existen
alrededor de >1200 especies y representan a aproximadamente 150
géneros. Se han detectado 15 especies implicadas en infecciones diarreicas
humanas, entre las más frecuentes se encuentran Enterocytozoon bieneusi,
E. intestinalis, E. hellem y E.cuniculi. Conforme a estos autores y los resultados
de su investigación, de los pacientes analizados, 16/77 (20.77%) resultaron
positivos para Microsporidia, independientemente de que presentaran
diarrea. La técnica de PCR fue más efectiva para la identificación que el
análisis microscópico de las muestras teñidas.
En ese sentido, se ha evaluado la prevalencia de Enterocytozoon bieneusien
en pacientes diarreicos en investigaciones realizadas por Zang y
colaboradores en China durante el 2021. Por técnicas de identificación
como PCR anidada, se detectaron 20 muestras positivas, de las cuales 14
fueron de niños menores de 11 años de edad, y las 6 restantes de adultos.
Sin embargo, al ser el primer estudio epidemiológico en diferentes regiones
no es posible determinar una prevalencia final, pero si proporciona
información útil para la epidemiología molecular y el control de la infección
por E. bieneusien en humanos.

Sin embargo, en la revisión sistemática llevada a cabo por Qiu y


colaboradores en 2019, la prevalencia global estimada más alta de
E. bieneusien en humanos fue de 8,1%, lo que se observó en pacientes con
síndrome de inmunodeficiencia adquirida (SIDA). Esto pudiera afirmar que
los niños inmunocomprometidos, son más susceptibles a padecer estas
parasitosis oportunistas. Resulta además que dichos autores afirman que en
pacientes VIH negativos, que son viajeros y/o personas mayores, los casos
aumentan considerablemente.

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En los datos más recientes, Liu y colaboradores en 2017, realizaron una


investigación en la que descubrieron que existen varios genotipos de E.
bieneusien, sin embargo, hasta la fecha, no se han realizado estudios para
describir la infección por E. bieneusien pacientes con VIH o diarrea al menos
en Guangxi, China. Página | 11

CONCLUSIÓN
En virtud de lo estudiado por diversos investigadores de todo el mundo, las
infecciones oportunistas y emergentes, continúan causando morbilidad y
mortalidad en pacientes sin hacer distinción de sexo, raza o edad, a pesar
de ello, afectan a los más vulnerables, que son las personas
inmunocomprometidas, como los pacientes VIH positivos, los adultos
mayores y los infantes menores a 10 años.
Sin embargo, las intenciones de los ensayos no han sido encaminados
correctamente al ser parásitos en constante cambio y evolución, esto abre
las puertas a los futuros científicos a realizar investigaciones que permitan
controlar la epidemiología y sucesivamente llegar a una erradicación de
dichas infecciones.
Por el momento, es fundamental seguir realizando la profilaxis a fin de llevar
un control riguroso de estas infecciones causadas por los agentes causales
evaluados en este ensayo, como Cryptosporidium spp, Cystoisospora spp,
Cyclospora cayetanensis, Blastocystis hominis, y Microsporidium spp, pero
siempre tomando en cuenta, que surgirán nuevos parásitos y que tenemos
que estar preparados para cualquier emergencia sanitaria que se presente.
Personalmente, considero que estas revisiones bibliográficas me han llevado
a la necesidad intelectual de seguir actualizando los conocimientos teóricos
que tengo sobre parasitología, ya que el mundo avanza a una velocidad
increíble, y con ello aumenta la necesidad del ser humano de seguir
avanzado y conociendo el mundo que nos rodea. No es una cuestión de
tener miedo, sino, de seguir alimentándonos del conocimiento para cumplir
una misión que nos atañe como profesionales de la salud, ya que un
Químico Farmacéutico Biólogo, debe de procurar cuidar y salvaguardar la
vida e integridad de cada uno de sus pacientes.

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MADELEINE GERALDINE PUC FLORES

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