Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Cambio de rumbo
El desarrollo es una noción con múltiples facetas y dimensiones económicas, sociales, políticas y
culturales. En resumidas cuentas, significa autorrealización. Sin embargo, por no considerar más
que el aspecto económico, es evidente que buena parte del crecimiento puede obtenerse
mediante la especialización. Sin duda ésta es la experiencia del desarrollo económico del mundo
occidental desde la Segunda Guerra Mundial, que la mayoría de los economistas imputan al
extraordinario crecimiento del comercio mundial sobre todo entre los propios países
desarrollados. Hay que imaginar cuál sería el grado de crecimiento económico si todos los países
adoptaran una política económica autárquica. Evidentemente, la especialización sobre una base
equitable y legitimada va en beneficio de todos, aunque la teoría del privilegio comparativo
presenta algunos inconvenientes serios cuando los términos comerciales son desfavorables a
algunas formas de especialización. Además, hay en el mundo recursos suficientes para cubrir las
necesidades materiales básicas de todos. En términos más generales, la autorrealización no debe
conseguirse a costa de los demás, sino en su beneficio, ya se considere en función del individuo o
del grupo, pero ello requiere unas relaciones que no repudien la identidad propia del agente.
La identidad surge de una relación. No se trata de la fórmula cartesiana "pienso, luego existo",
sino más bien de "me relaciono, luego existo". El individuo es un animal social y carece de
identidad si no mantiene relaciones con un medio. Es innegable que el individuo no podría seguir
existiendo. Lo que hay que poner de relieve es que tales relaciones pueden y deben ser recíprocas
y aceptables para todos. Además pueden ser múltiples, distintas y superpuestas. Si las relaciones
se cortan o se imponen, se desarrollará una cultura marginal entre los que hayan sido privados,
que basarán su identidad en esa cultura marginal y no en la cultura dominante. Las relaciones que
refuerzan el sentimiento de identidad de un agente suelen ser las que generan un sentimiento
auténtico de participación.
Se da un alto grado de participación en una situación en la que existe consenso sobre el proceso
de adopción de decisiones, esto es, en la que cada cual desempeña el papel que, según estima, le
corresponde. No se trata de cumplir una función importante en una determinada decisión, sino de
que el agente perciba la función que cumple como suficiente. En otros términos, ninguna
legislación convencional, el derecho de voto, por ejemplo, puede proporcionar el sentimiento de
participación, que debe estar vinculado a un determinado agente en un sistema concreto de
transacciones. Tampoco se trata de jerarquía dentro de un sistema convencional de adopción de
decisiones. En la mayoría de los estudios sobre la industria y otros sectores se ha llegado a la
conclusión, basándose en el análisis de sistemas, de que un procedimiento de adopción de
decisiones participativo y fundado en el consenso, en lugar de ser lento y engorroso, resulta de
hecho más eficaz que las decisiones impuestas por una pirámide jerárquica. Dicho de otro modo,
una sola persona que manda desde arriba no es forzosamente el sistema más eficaz (aunque,
desde luego, si todos están de acuerdo no hay ninguna razón para que no dé buenos resultados,
sino una situación en la que todos los agentes pertinentes del sistema cumplen la función que
consideran importante en la determinación de valores, la fijación de los objetivos y la creación y
aplicación de los medios para su obtención dentro de ese sistema.
De este modo se puede hacer frente a la escasez de recursos materiales de manera no conflictiva.
La escasez de recursos materiales puede dar lugar, como sucede muchas veces, a rivalidades pero
no hay ninguna razón intrínseca por la que deban hacerlo de manera perturbadora, y sí existen
buenas razones empíricas y prácticas para buscar un procedimiento de distribución que sea
legitimado por todos como participativo, equitable y funcional por reducir al mínimo el costo de
oportunidad y elevar al máximo la totalidad de valores. En un plano táctico, "todo de una vez" es
siempre imposible y, por consiguiente, el problema está en gestionar eficientemente el costo de
oportunidad, cosa que un agente solo puede hacer de manera que sea a la vez aceptable para él y
para su medio. En el plano estratégico de los valores básicos no hay problema, ya que éstos
pueden ser plenamente satisfechos porque no escasean. Los deseos son harina de otro costal.
Del examen de estos cuatro valores principales que todos los Estados, todos los agentes y grupos,
así como todos los individuos, parecen desear obtener, no se desprende que su obtención por un
grupo, Estado, agente o individuo se realice forzosamente a expensas de otros agentes. La meta
fundamental de la resolución de problemas es hacer comprender a las partes en conflicto que no
se encuentran en una situación de "suma cero"; que su relación no debe ser entendida en
términos de "ellos o nosotros", y que tampoco se trata simplemente de "ser buenos", poner la
otra mejilla y ceder, sino que tanto los medios como los fines se pueden manejar de modo que se
reduzca al mínimo el costo de oportunidad para obtener lo que se quiere, porque lo que se quiere
está a disposición de todos. Esto significa que lo que el especialista trata en realidad de hacer es
eliminar las disfunciones de la adopción de decisiones. La finalidad consiste en maximizar los
objetivos, no a costa de los demás, sino en el contexto de los demás. El especialista no propone
una política de apaciguamiento, sino un aumento de la racionalidad en el proceso de adopción de
decisiones.
La consecución de objetivos
En la práctica, ¨cómo se puede eliminar la disfuncionalidad de los medios para alcanzar metas que
existen, prácticamente para todos, en cantidad ilimitada? Existen dos formas que, según los
especialistas, pueden utilizarse para conseguirlo. Una consiste en las técnicas de apoyo, y la
segunda en aplicar la noción general de resolución de problemas.
La dificultad para la raza dominada estriba en que la solución de su problema requiere que éste
sea reconocido por los miembros de a raza dominante. Como se ha podido observar en múltiples
ocasiones, si bien el grupo dominado puede generar un problema para el grupo dominante, es
sumamente difícil que genera el problema correcto. Si el grupo dominado se lanza a las calles y
arroja piedras contra las ventanas del grupo dominante conseguirá a todas luces ocasionarle un
problema. Pero se trata del problema erróneo. ¨Qué sucede si se recurre a una tercera parte para
resolverlo? Esta tratará de resolver el problema visible según la definición de la raza dominante.
Puede emplear la fuerza para atajar la violencia, o puede convencer a los dirigentes de la raza
dominada de que la violencia no beneficiará su causa, o bien persuadir a la raza dominante de que
debe hacer algunas concesiones. Esto sería un ejemplo de mediación acertada, pero no de
solución del problema.
Conclusiones
La finalidad de la resolución de problemas es llegar a una solución válida de un conflicto sin pasar
por la coerción.
La totalidad del proceso implica elementos subjetivos importantes que pueden ser deformados
por percepciones erróneas, divergentes e inexactas, opciones autodestructivas, etc. Pero puede
haber también una dificultad más grave, la de negarse a responder a la información recibida. Cabe
la posibilidad de que los agentes se nieguen a modificar su rumbo y pretendan forzar el medio,
esto es, a los demás, a acomodarse a ellos. Esto es, desde luego, lo que hacen la diplomacia
coercitiva y el sistema de política del poder. Pero el cambio existe y no es posible refrenarlo
eternamente. En este sentido, la política de poder y la diplomacia coercitiva fracasan siempre.