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Pintura y Escultura Románticas en Francia

El prerromanticismo en Francia
Los discípulos de David, Anne- Luis Giroldet y Antoine-Jean Gros, fueron los
iniciadores de la pintura romántica francesa. El primero se destacó por la renovación
temática, y el segundo por impregnar sus obras de un gran dinamismo y cromatismo.
Entre 1820 y 1820, se produjo la separación definitiva entre Clasicismo y
Romanticismo, “Cuando el romanticismo se convierten el estilo del elemento
artísticamente progresista y el clasicismo en el del conservador” (A. Hauser).
El hombre romántico fue muy receptivo por su cualidad de pertenecer no al mundo
de la razón, sino al del sentimiento. Provoco en Francia una gran inestabilidad social,
serie de revoluciones y cambios políticos a lo largo del siglo.
El romanticismo apareció en los discípulos Giroldet y Gros.

Anne-Louis Girodet

Óleo sobre lienzo; 2,10 x 2,67 m. Paris, Louvre.


Ejecuto su obra “El entierro de la Atala” (1808), basada en la famosa novela de este
apologeta de cristianismo. El pintor llevo al lienzo el momento en que la joven
mestiza protagonista de la obra, destinada por su madre al servicio de la Virgen
María, va a ser enterrada después de ingerir veneno con el que prefirió morir antes
que perder la castidad frente a su amante.
El tema, une a los elementos de tipo religioso y amoroso el exotismo de los
personajes principales y algunas características de la imaginación romántica.
Atala, que evoca escenas del entierro de Cristo, se inspira tal vez en la Pieta (La
piedad) que el artista ejecuto a los diecinueve años de edad. La cruz en lo alto,
recortándose sobre el fondo de la luz del cielo que ilumina en un dramático
claroscuro a la joven, establece una unión entre el amor terrenal y el amor divino
conforme a la convicción romántica de que el arte y el amor eran misteriosos a fines
de religión.
Con esta obra, Girodet aporta un tema inédito en la época, pero, en cuanto a la
técnica, permanece fiel a la escala davidiana a pesar de su voluntad decidida a
romper con las enseñanzas de la misma.

Antoine-Jean Gros
Napoleón convoco a los mejores artistas de Francia para que llevaran al lienzo sus
éxitos en los campos de batalla. En 1801, mediante un concurso efectuado a
instancias de él, para premiar la mejor pintura conmemorativa de la victoria de las
tropas francesas en Nazaret, Gros recibió por unanimidad el primer premio a la
interpretación de ese combate.
La mirada, conducida por este movimiento y por las manchas de vibrante color, se
desplaza de un punto a otro de este enfebrecido tumulto de espadas, fisiles,
hombres y caballos, vistosos uniformes y el humo de la pólvora, que se extiende ante
los ojos del espectador desde un punto de vista alto, algo alejado y con el que se
obtiene una amplia perspectiva.

Theodore Gericault (1791-1824)


Veinte años más joven que Gros, Gericault pintaba las carreras de caballos, lo cual
permitió al joven artista ejercitarse en uno de los temas por los que sería más
conocido y por el que sentía pasión desde su infancia.

Oficial de cazadores de la guardia imperial 1812


(Óleo sobre lienzo, Paris, Louvre). 2.92x1.94m

La tela, que recoge el instante en el que el jinete, en rápido movimiento, se gira,


sabre en mano, dispuesto a cargar, en un retazo de la batalla que se libra al fondo.
Gericault profundiza técnicas de Gros, en la que la figuras proceden directamente del
color, de la pincelada textural.
En este esbozo se ve como la materia pictórica se extiende libre y ligera en el
ajustado calzón, mientras en otros, como en la grupa del caballo, se distribuye en
reducidos núcleos de espesa pasta.
En esta imagen de rico y brillante cromatismo se asocia aun a la victoria, al triunfo, al
soplo épico de la Revolución.

“La Balsa de la medusa”

Oleo sobre lienzo; 4.91x7.16 m. Paris, Louvre.


Esta es la obra por la que es más conocido Gericault. El tema del naufrago, era uno
de los más recurrentes de la época.
En julio de 1816, la fragata Medusa, navegando hacia el Senegal, naufrago por
ciernas negligencias burocráticas, y 149 pasajeros fueron abandonados en una balsa
en medio del mar. Despues de 12 días de tremendos sufrimientos y horrores, en los
que produjeron escenas de locura, muerte y canibalismo, un navío logro rescatar la
balsa con 15 sobrevivientes (134 muertos).
Obsesionado por este trágico acontecimiento, el artista pensó de inmediato llevarlo
a la tela, iniciado a tal fin un proceso de estudio e investigación. Interrogo a los
supervivientes, al carpintero que habia construido la balsa (al que encargo una
maqueta de la misma), visito hospitales e incluso el depósito de cadáveres. A partir
de este momento, su fascinación por lo morboso ya no le abandonaría.
Al analizar esta obra, vemos diagonales, el exceso de la retórica y en la luz
caravaggiesca que advierte una serie de principios barrocos; en el dramatismo
realismo de los cuerpos, especialmente los del primer plano, se representan diversas
referencias pictóricas que remiten a los grandes maestros: Miguel Angel, Rubens, el
propio Caravaggio, maestros que Gericault habia estudiado y copiado en el Louvre.

Los retratos de Geicault


De todas las obras de Gericault hay que destacar dos retratos, Uno es conocido como “retrato de un
joven” (1818-1819).

Era un amigo suyo que poso para uno de los personajes de “La balsa de la medusa” y tambien lo
ayudo en su ejecución.
El joven es representado en una actitud entre soñadora y melancólica, en el interior de su estudio,
rodeado de objetos relacionados con el arte y la muerte.

“La loca” (1822-1823)

Imagen de una mujer que habia asesinado a un niño.


El brutal realismo que emerge encogido de entre la blanca cofia y el viejo ropaje, ejecutados con una
soltura y un dominio de la técnica. La fuerza de mirada de sus ojos hundidos, sanguíneos,
prácticamente fijos en un punto.
Gericault participaba con diferentes psicólogos para hacer estudios a las personas que se trataban
por tener enfermedades mentales.
A partir de los estudios para “la balsa de la medusa” se debió su interés por lo morboso y centrarse
en el conocimiento de las zonas mas desconocidas del sufrimiento y la irracionalidad de los seres
humanos.

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