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Michael Guerra
Catalina Zambrano
Abstract
Se obtuvo como resultado, una notoria falta de equidad entre hombres y mujeres dentro de
las organizaciones; en donde 80 de 100 mujeres puestas en el grupo de discusión afirman
sufrir este tipo de desigualdad, además de demostrar esto con material tangible (estado de
pagos, beneficios recibidos en comparación con hombres, entre otras cosas). Por otro lado,
27 de 100 hombres en estudio, mencionan visualizar y sentir incomodidad con la falta de
equidad presentada en sus empresas. Por lo tanto, todo lo antes mencionado, permite
poner en tela de juicio el cómo se están abordando los derechos de las mujeres en las
empresas; y al referirnos a derecho, se quiere decir a recibir lo que debe por su trabajo
realizado y esforzado, además de prestar atención a otras variables que no son vistas
(potencial, perseverancia, capacidades de liderazgo y emprendimiento, entre otras).
Introducción
En primer lugar, se definen los conceptos de sexo y género para definir su relación con el
sector económico y con el funcionamiento de las organizaciones laboral en particular. Se
define el concepto de discriminación y se presentan varios indicadores para medir la
discriminación de género en el empleo. Se analiza el uso del tiempo de hombres y mujeres,
asumiendo que el nivel de participación de cada persona en las tareas del hogar y en el
trabajo remunerado es diferente y afecta la situación laboral de hombres y mujeres. Para una
mayor investigación, se identificaron las principales características discriminatorias comunes
en las organizaciones laborales: la segregación ocupacional horizontal, la segregación
ocupacional vertical, la diferencia entre sueldos y salarios de hombres, género y mujeres. Al
desarrollar los siguientes cuadros, se enfatiza la importancia de analizar, evaluar y combatir
las prácticas discriminatorias, ya que estas prácticas incluyen más que derechos de
reclamación e igualdad, pero también tienen importantes consecuencias económicas, sociales
y de salud para las mujeres.
Los terminos explicativos de este aparato repruducen el concenso general sobre el proceso
historico y teorico en el que debemos situar los conceptos de sexo y genero dentro de los
estudios antropologicos y las ciencias sociales (Orobitg Canal, 2003, p. 256)
En todas las sociedades, los roles de hombres y mujeres, así como sus oportunidades
educativas, laborales y de desarrollo profesional, acceso a recursos y toma de decisiones,
difieren de un lugar a otro, según las características de cada cultura. Independientemente del
aspecto cultural, la preocupación mundial hoy es asegurar la participación igualitaria de todos
en las esferas económica, política y social. En las últimas décadas, gobiernos, organizaciones
e individuos se han dedicado a promover la igualdad de oportunidades entre hombres y
mujeres, y deben tenerlos en cuenta al momento de formular políticas, libros, programas e
investigaciones tendientes a eliminar las desigualdades existentes. Para ello se ha
desarrollado una herramienta conocida como Enfoque de Género, que asume que las políticas
afectan de manera diferente a hombres y mujeres y pretende examinar su impacto en la
población objetivo. El enfoque de género es también una herramienta que nos ayuda a
comprender las diferentes necesidades de hombres y mujeres para dar respuestas más
equitativas a sus necesidades.
El valor de la diversidad de género en las organizaciones, definida como las distintas miradas
que aportan hombres y mujeres tanto en innovación como en resultados operacionales y
financieros (Ministerio de la Mujer, 2020, p.10)
La desigualdad entre hombres y mujeres se ha encontrado durante mucho tiempo en la
mayoría de las sociedades del mundo. Las características biológicas de un individuo, como el
género, se utilizan como base para determinar ciertos comportamientos, actitudes, roles,
habilidades y actitudes en la sociedad. En otras palabras, los dos sexos están compuestos por
hombres y mujeres, lo que significa diferentes estilos de vida de hombres y mujeres. Estos
diferentes rasgos y estilos de vida se consideran "normales" cuando en realidad no lo son.
Esto ha dado lugar a que muchas sociedades se construyan de forma jerárquica y basadas en
creencias sobre la superioridad de un sexo y la inferioridad del otro, sociedades en las que el
equilibrio de poder es muy desigual entre hombres y mujeres, predominando los hombres.
Sitio. Esta desigualdad ha dejado a las mujeres en roles serviles, humillantes y opresivos.
Discriminación y violencia contra las mujeres simplemente porque las mujeres son la
principal fuente de desigualdad de género. La discriminación y la violencia contra las mujeres
han dado lugar a movimientos en todo el mundo que buscan otorgarles los mismos derechos
que a los hombres. La lucha por los derechos humanos de las mujeres es feroz ya veces
encuentra muchos obstáculos.
Marco teórico
Metodología
En este apartado se hará una breve descripción del método utilizado para llegar a
resultados que respalden la problematización que, en este caso, se basa en la falta de
equidad de género en las organizaciones.
Para recopilar información, en un principio se utiliza el grupo de discusión para producir un
discurso que según Canales (2006) “puede entenderse como la puesta en habla de la
lengua social que comparten los miembros del grupo, y reproduce para su análisis, el hablar
del grupo” (p. 268), lo que contribuye al desarrollo de la perspectiva que mujeres y hombres
tienen con respecto a la poca o abundante equidad dentro de la empresa correspondiente
de trabajo, como en organizaciones ajenas. Dentro de las conversaciones desarrolladas en
el discurso del grupo, “no se conversa de la experiencia vivida, sino (o al menos, también)
de la lectura que de dicha experiencia hace el hablante desde su propia perspectiva
ideológica” (Canales, 2006. p. 269), es decir, que esto ayudará en el análisis para conocer
el pensamiento que los colaboradores tienen con respecto a la igualdad; si es que se ve que
el hombre debe ganar más dinero o tener más privilegios porque por ser hombre trabaja
más y tiene la capacidad de tener más responsabilidades, sumada la idea de que la mujer
debe estar en un nivel inferior por el solo hecho de pertenecer al género femenino y tener la
obligación de responder a otras responsabilidades (no pagadas) fuera de la organización
(cuidado de niños, aseo doméstico, entre otras cosas). Canales (2006) menciona que
“desde está posición el hablante no informa de lo que los sujetos hacen o dejan de hacer,
sino de sus “opiniones” o creencias o -en un sentido literal- de las bases de sus juicios, sus
prejuicios (p. 270). A pesar de que, según el mismo autor, menciona que “el grupo de
discusión no es útil para el estudio investigativo de la verdad (...) la oculta por las
mediaciones comunicacionales o del poder en cualquiera de sus formas (Canales, 2006. p.
270), será de gran apoyo en recopilación de datos para profundizar en la equidad de género
en las organizaciones.
FODA
Resultados
Sin embargo, de acuerdo con las últimas cifras de la Encuesta Nacional de Empleo (ENE) del
INE correspondientes al trimestre móvil noviembre de 2021-enero de 2022, las mujeres
siguen participando menos que los hombres en el mercado laboral: ese trimestre, las tasas de
participación se situaron en 48,3% en las mujeres y en 69,6% en los hombres, es decir, existe
una brecha de -21,3 puntos porcentuales (pp.) en desmedro de ellas. ¿Por qué hay tanta
diferencia? Una de las razones que lo explica es que un número importante de mujeres (más
de 1,4 millones versus 65.962 hombres) no buscó trabajo o no estuvo disponible para trabajar
remuneradamente por responsabilidades familiares permanentes, como el cuidado de hijos o
padres.
Y si bien las mujeres extranjeras participaron 24,1 pp. más en el mercado laboral que las
mujeres chilenas, su participación laboral también fue menor que la de los hombres
extranjeros.
Al analizar los datos del trimestre móvil noviembre de 2021-enero de 2022 de la ENE es
posible ver que tanto hombres como mujeres trabajaron principalmente en el sector comercio,
independiente de su nacionalidad, pero al observar la segunda actividad en la que más se
emplearon las mujeres, se confirma que un alto porcentaje de ellas se desempeñó en
actividades históricamente feminizadas: el 13,4% de las extranjeras se dedicó a actividades
de los hogares como empleadores (incluye el trabajo doméstico remunerado) y el 15,0% de
las chilenas trabajó en la enseñanza.
En la agricultura
Las cifras muestran además que los hombres tuvieron mayor acceso a puestos de trabajo
estables que las mujeres en el ámbito agrícola. Según los resultados preliminares de VIII
Censo Nacional Agropecuario y Forestal, el 90,6% de los puestos de trabajo ocupados por
mujeres en la agricultura fueron temporales; en cambio, en los hombres es el 49,2%. A su
vez, por cada 100 puestos de trabajo permanentes ocupados por hombres, hubo solo 5 puestos
ocupados por mujeres.
Ingresos
Las mujeres en Chile presentan una disímil situación respecto a los ingresos que reciben en
comparación con los hombres. La última Encuesta Suplementaria de Ingresos,
correspondiente a 2020, señaló por ejemplo que ese año las mujeres ganaron en promedio un
20,4% menos que los hombres, con un ingreso promedio mensual que alcanzó los $551.327
en las mujeres y $692.289 en los hombres.
Dicha encuesta reflejó, además, que en ese año 3 de cada 10 mujeres ocupadas recibieron
ingresos menores o iguales a un salario mínimo y que un 47,1% de las mujeres no tuvo
ingresos propios, en contraste con el 21,5% los hombres.
Conclusión
Uno de los factores que ha influido en la perpetuación de la división de tareas entre hombres
y mujeres ha sido la propia concepción del “trabajo” como actividad remunerada realizada
fuera del hogar, en contraposición a las actividades domésticas no remuneradas que han
quedado desvalorizadas y relegadas a un plano inferior. Este hecho ha ocasionado la
asociación directa entre el trabajo realizado por las mujeres con actividades de poco valor y
poco reconocimiento social, percepción que se ha trasladado también al mercado de trabajo y
que ha provocado que las mujeres ocupen determinados empleos específicos, generalmente
peor remunerados y en categorías inferiores a los realizados por los hombres.
Recomendaciones
En pleno siglo XXI hemos avanzado en cuanto a derechos laborales y oportunidades para las
mujeres en la empresa. Pero, ¿es suficiente? No. La falta de oportunidades, discriminación,
brecha salarial, el acoso y otras formas de violencia en el mercado laboral siguen siendo
algunos de los obstáculos para la equidad de género en las organizaciones.
Una forma de promover la igualdad de género es que las empresas busquen un equilibrio real
en la tasa de participación que tienen hombres y mujeres, entregando capacitaciones y
oportunidades de promoción iguales a ambos géneros, eliminando por ejemplo brechas
salariales.
Para fomentar una cultura de equidad de género, se necesita el compromiso real por parte de
las organizaciones y del departamento de recursos humanos. Una buena idea es comenzar
fomentando la equidad de género en las políticas de la compañía.
Bibliografía
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