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Guía
de Intervención en
el Domicilio
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I.S.B.N.: 84-932052-4-9
Depósito Legal: BA-359-2001
Fotocomposición e Impresión: Indugrafic, S.L. (Badajoz)
Printed in Spain / Impreso en España
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Guía
de Intervención en
el Domicilio
Autores:
Francisco Carlos Vicioso Cabeza
Manuela Garrón Abadín
Paola de Felipe Calvarro
Coordinadora:
Pilar Morales Martín
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Índice
Presentación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .11
TÉCNICAS . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .139
Introducción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .141
Técnicas generales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .145
• Observación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .147
• La entrevista. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .149
• Role-Paying. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .151
• Autorregistro. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .153
Técnicas de modificación de conducta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . .155
• Modificación de conducta. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .157
• Refuerzo positivo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .159
• La extinción. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .161
• Negociación. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .163
• Moldeamiento. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .165
• Castigo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .167
• Economía de fichas. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .169
• Contrato conductual. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .171
• Imitación o modelado o aprendizaje vicario. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .173
Técnicas grupales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .175
• Técnicas grupales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .177
• Dinámicas de grupo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .179
• Comunicación asertiva. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .183
• Escucha activa. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .185
• Disco rayado. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .187
• Mensaje Yo. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .189
• Acuerdo total o parcial. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .191
Habilidades sociales. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .193
Bibliografía. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .201
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El Alcalde
Miguel A. Celdrán Matute
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T
radicionalmente, las políticas de protección a la infancia se orientaban bási-
camene hacia el intercambio de los menores en una institución, por ser
considerada esta medida como la más adecuada en aras a prestarles el
apoyo, la atención y los cuidados requeridos en su desarrollo como persona. Esta
separación física de su medio familiar y social se impulsó como modelo domi-
nante, quedando al margen de las actuaciones la necesaria intervención que se
requiere con las familias para prevenir o paliar situaciones de riesgo o para ayu-
dar a sus miembros a superar los problemas y dificultades que tienen, fundamen-
talmente respecto del cuidado y la atención que requieren los menores de edad.
La Administración Autonómica, consciente de la importancia que tiene la inter-
vención preventiva para evitar la retirada de los menores de su núcleo familiar y
social, promueve en la Ley Autonómica 4/94, de 10 de noviembre, de Protección
y Atención a Menores, un sistema de apoyo a familias biológicas con el fin de favo-
recer la permanencia de los menores en su seno, evitando con ello el desarraigo
familiar que debe ser considerado como la situación menos deseable y la última
medida a adoptar.
El Programa Experimental para la mejora de la intervención en los casos de mal-
trato infantil, llevado a cabo en la ciudad de Badajoz mediante un convenio de
colaboración suscrito entre la Consejería de Bienestar Social y el Ayuntamiento
de la ciudad, se enmarca dentro de las actuaciones que desde la Dirección
General de Infancia y Familia se vienen desarrollando de cara a conocer y valorar
los riesgos a los que se encuentran expuestos nuestros menores o el alcance real
de las situaciones de violencia que padecen, constituyendo, además, un valioso
recurso para establecer cauces de formación de los profesionales implicados y
dar a conocer pautas que ayuden a detectar y prevenir situaciones de riesgo y/o
violencia en la población infantil. Estamos convencidos de que el éxito de la inter-
vención con niños que sufren o tienen riesgo de sufrir malos tratos, así como con
sus familias, depende no sólo de las estrategias de tratamiento que se apliquen,
sino básicamente de la sensibilidad de todos los implicados en este tipo de situa-
ciones.
Quiero agradecer muy sinceramente el esfuerzo realizado por los profesionales
del ámbito de protección que han participado en la elaboración de este docu-
mento, no sólo por la dignidad con la que han realizado su trabajo, sino especial-
mente porque entre sus páginas se puede leer el inmenso interés y cariño que
han puesto en esta tarea. Su deseo, y el mío propio, radica en que esta guía sea de
utilidad a muchas otras personas que dedican sus esfuerzos a trabajar con meno-
res en situación de riesgo o exclusión social.
Manuela Holgado Flores
La Directora General de Infancia y Familia
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Y
a desde su nacimiento, el niño, como sujeto de derechos, necesita, ade-
más de cuidados físicos, también respeto, atención, estimulación y apoyo.
Su futuro se escribe en la sonrisa, la seguridad, el afecto y el amor que le
transmitimos.
A pesar de que el reconocimiento legal de los derechos de los menores es aún
reciente (Convención de los Derechos del Niño, 1990), los avances en pro de
hacerlos efectivos han sido rápidos; así la Ley 1/96 de protección jurídica del
menor a lo largo de su articulado recoge la intervención, no sólo cuando el niño
se encuentra en una situación de desamparo, donde se aconseja la retirada del
menor del domicilio familiar, sino también en una situación de riesgo donde se
aconseja la actuación dentro del propio domicilio con el fin de eliminar los fac-
tores que provocan dicha situación. Es en este contexto donde nos situamos los
Servicios Sociales Municipales, ya que es a quien corresponde hacer efectiva esta
intervención.
Nuestra preocupación y compromiso por el bienestar de la infancia desde el
Instituto Municipal de Servicios Sociales de Badajoz, es un hecho que queda
reflejado a través de las diversas actuaciones que venimos planteándonos en el
trabajo con los menores.
Mediante esta Guía pretendemos sobre todo dar ideas para planificar una inter-
vención dentro del domicilio y conseguir establecer buenas prácticas en el cui-
dado de los menores, porque nuestro interés es ir avanzando en esta línea con-
vencidos de que los padres son el primer modelo y ejemplo para sus hijos, cuan-
to más positivos sean los modelos, más adecuado será el aprendizaje de los
niños.
Así, y con este fin, en los últimos años, se ha planteado la puesta en marcha de
programas, financiados por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales y por la
Consejería de Bienestar Social de la Junta de Extremadura, centrados en la
mejora de la detección-notificación, investigación y valoración de la desprotec-
ción para, posteriormente, conseguir mejoras en el tratamiento técnico de cada
caso.
Es en este planteamiento de mejora del tratamiento que se ofrece a estos
menores y a sus familias donde se enmarca la elaboración de esta Guía prácti-
ca. La escasez de obras que sistematicen esta intervención hizo que, tanto desde
la Dirección General de Infancia y Familia de la Junta de Extremadura como
desde el Instituto Municipal de Servicios Sociales, nos planteáramos la necesi-
dad de desarrollar un instrumento técnico que ofreciese pautas y alternativas
para intervenir con menores desprotegidos dentro del medio familiar.
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Espero, como responsable de los Servicios Sociales de la ciudad de Badajoz, que esta
obra sea de utilidad para todos los profesionales de los que me consta su entrega
y buen hacer. Considero, asimismo, que la Guía supone un paso más en el camino
que aún nos queda por recorrer hacia el establecimiento de un sistema de protec-
ción infantil sólido cuya consecución es, sin duda, nuestro objetivo y que incluye
todas las acciones que se están desarrollando desde esta Concejalía en materia de
protección de menores.
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Introducción
general
Cuando hablamos de desprotección infantil, muchas personas tienen, como
primera imagen, la de unos menores que han de ser retirados de su domici-
lio familiar a causa de los malos tratos o negligencia en el cuidado por parte
de sus padres. Sin embargo se trataría de una situación extrema. Medidas
como la retirada de la guarda o tutela de los menores se encuentran regula-
das por las leyes para aquellos casos que se han dado en determinar como
de desamparo, en los que la intensidad, la gravedad o la frecuencia de los
hechos hacen recomendable estas medidas, en verdad, extremas.
No obstante, existe una gran cantidad y variedad de casos en los que, aunque
hechos que podemos calificar como de desprotección se estén produciendo,
son susceptibles de resolver mediante una intervención profesional que evite la
retirada de estos menores del domicilio familiar.
Esta intervención con menores y sus familias dentro del marco del domicilio
es capital. Prevenir las situaciones anteriores a través de la capacitación de los
padres o cuidadores, dotándoles de los conocimientos y habilidades necesa-
rios para poder cubrir adecuadamente sus carencias son actuaciones que
representan para la infancia un nivel de protección básico. Cierto es que no
encontraremos técnicas específicas para la realización de este trabajo, pero
no es menos cierto que el abordaje de esta problemática en el domicilio está
dotado de una idiosincrasia tal que hace que debamos adaptar nuestro modo
de actuación a sus características propias.
En este sentido, debemos reconocer que, el trabajo con familias en situación
de riesgo no suele estar precedido de una demanda previa por parte de nues-
tros usuarios. Somos nosotros mismos, a raíz de las notificaciones que reci-
bimos o de nuestra propia observación, los que determinamos la necesidad
de intervenir. La inexistencia de esta demanda no es más que el reflejo de la
ausencia de conciencia de su problema y, por ende, de la falta de motivación
para el cambio.
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Por otro lado, se trata de una intervención en la que, en cierto modo, invadi-
mos la intimidad familiar. Debemos tener siempre presente que el celo en
preservar esta intimidad es patrimonio de la persona y que, además está
amparado por las leyes. Nuestra Constitución recoge expresamente en su
articulado el derecho a la intimidad y este derecho se ve desarrollado en leyes
posteriores. Esto quiere decir que, nuestra intervención, sin ser demandada
por los usuarios, sí debe contar con su consentimiento. Sin este consenti-
miento, nuestra actuación se torna imposible. Podremos, entonces, notificar
el caso a los Organismos competentes en materia de guarda y tutela de
menores pero, en ningún caso, forzar la situación.
Queda claro con esto cuáles deben ser nuestras primeras líneas de actuación a
la hora de abordar un caso de riesgo: lograr que exista una conciencia del pro-
blema, motivar hacia el cambio, conseguir que se acepte nuestra intervención y,
lo que es más, que se colabore en esta intervención. Todas estos objetivos ini-
ciales son básicos si queremos promover la eficacia del tratamiento de estos
casos. En esta Guía hemos pretendido establecer un acercamiento a estas cues-
tiones, estableciendo algunas pautas de referencia para alcanzar dichos objetivos.
No deja de producirnos cierto temor la posibilidad de que se malinterprete
el esfuerzo que hemos realizado en el sentido de que se confunda con un
libro de recetas para la intervención. No se trata de eso. Teniendo en cuenta
que nuestro punto de partida a la hora de organizar nuestra actuación, el ins-
trumento básico para desarrollar ésta, es la elaboración de un plan individua-
lizado de intervención en el que los objetivos y actividades propuestos se
ajusten totalmente a las características específicas de cada caso, podremos
comprender que nunca nuestra idea podría ser la de establecer unas pautas
fijas para esta intervención.
En cada uno de los casos en los que trabajamos se da una conjunción de fac-
tores que determinan el desarrollo del mismo. Cuando tipificamos las situa-
ciones de desprotección no hacemos otra cosa que tratar de aprehender la
realidad para hacerla más asequible a nosotros mismos, enmarcarla de mane-
ra que los profesionales hablemos un mismo lenguaje. Sin embargo la realidad
es mucho más compleja de lo que, en principio, y tras analizar estas categorí-
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Conciencia
del problema
Qué es
Lo más usual es que las familias no demanden nuestra intervención, sin
embargo, necesitamos su colaboración para introducir cambios positivos
para mejorar su situación, lo que requiere en ellas sentir una necesidad,
un deseo de que estos cambios se produzcan y, por tanto, la percepción de
que existe algo que cambiar.
Objetivos
• Investigar el problema.
• Operativizar el problema.
• Evitar culpabilidades.
Cuándo
La oportunidad ideal para iniciar una buena labor de concienciación del
problema se produce en el mismo momento en que hacemos a la familia
la devolución de su caso. Es en este momento cuando hacemos partícipes
a sus miembros de los datos obtenidos en la fase de investigación, las con-
secuencias extraídas de estos datos así como, al menos, un esbozo de las
actuaciones profesionales previstas. Debe ser en este momento, pues, en
el que situemos a la familia frente a las consecuencias de su disfunción. Es
en este momento también cuando debemos medir nuestras palabras para
no culpabilizar; una familia es responsable de lo que acontece a sus meno-
res, no culpable. Del mismo modo nosotros no somos jueces, sino edu-
cadores.
Otra de las cosas que debemos tener presente es que, cuanto más cons-
ciente sea una familia de su problema, mayor suele ser su motivación para
el cambio. Esto nos indica que la labor de concienciación debe ser conti-
nua, desde ese primer día de la devolución del caso a la familia hasta el
del cierre del mismo.
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Motivación
hacia el cambio
Qué es
La motivación hacia el cambio en una situación-problema está estrecha-
mente ligada al grado de concienciación que tengamos de dicho proble-
ma. Del mismo modo, va a depender de las consecuencias que la situa-
ción traiga para nosotros. Se trata de impulsar la preocupación de los padres
hacia la solución de los problemas de los que, previamente se han hecho cons-
cientes.
Objetivos
• Establecer un clima adecuado y de confianza con los padres.
• Implicar a los padres en el comportamiento.
• Cambiar el estilo atribucional.
• Mejorar la autoestima.
Cuándo
Aunque la importancia de la mejora de la autoestima sea un aspecto de
primer orden a trabajar al comienzo del proceso, cuando suponemos que
existe un nivel más bajo de la misma, la búsqueda y reforzamiento de los
aspectos positivos de la familia debe convertirse para nosotros en un
modo de trabajo que no debemos abandonar en todo el proceso.
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Objetivos
• Convencer a los padres de la bondad del tratamiento.
• Devolver la información obtenida sobre la situación familiar.
• Establecer un compromiso de colaboración.
• Utilizar la autoridad.
Cuándo
La colaboración de la familia se trabajará sobre todo al principio del tra-
tamiento, fundamentalmente en las primeras entrevistas y en la devolu-
ción del caso.
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Cuidado de la salud
física y mental
Qué es
Hace referencia a la adecuación del tratamiento o cuidado y a la preven-
ción de la salud física y mental de los niños dentro de la familia, es decir,
cualquier problema de salud física, incluyendo heridas, enfermedades e
incapacidades, ya sean agudas o crónicas y a la gravedad de la ausencia de
tratamiento de la salud mental.
Objetivos
• Normalizar el cuidado de la salud física.
• Prevenir y apoyar los tratamientos de las toxicomanías y el alcoholismo.
• Informar sobre la Planificación Familiar y las Enfermedades de
Transmisión Sexual.
Cuándo
Los aspectos de cuidado de la salud física y mental deben ser prioritarios
en el caso de existencia de enfermedades que no estén siendo debida-
mente tratadas y, por supuesto, cuando estas enfermedades revisten gra-
vedad. De no ser así, el abordaje de estos aspectos debe ser realizado a
lo largo de todo nuestro plan de intervención, comenzando una vez que
hayamos establecido un buen nivel de confianza con la familia y tengamos
asegurado un reconocimiento como técnicos por sus miembros.
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Prevenir y apoyar los Debemos concienciar a los padres sobre las con-
tratamientos de las secuencias del consumo de drogas, informándoles
toxicomanías y el de que es un problema que afecta a la salud, convi-
alcoholismo. vencia y bienestar social de la familia. La familia
debe asumir la responsabilidad y la tarea de pre-
vención ante este problema. Al educar a los hijos,
los padres deben informarles sobre las cuestiones
de las drogas con mensajes adecuados a su edad,
sabiendo que informar sobre los peligros no basta
ni garantiza la prevención.
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Cuidado de la
alimentación
Qué es
Trata de la importancia de una buena alimentación en el desarrollo y en el esta-
do de salud general del niño y de la familia. No sólo debemos tener en cuen-
ta que la alimentación sea suficiente para las necesidades de cada uno de
sus miembros, sino que, además, ésta debe ser sana y equilibrada.
Objetivos
• Realizar una compra adecuada de alimentos.
• Enseñar la preparación y los tipos de alimentos.
• Enseñar hábitos alimenticios.
Cuándo
Cuando nos proponemos intervenir en los aspectos de cuidado físico de
los menores, el inicio de esta intervención va a venir marcado por la pre-
sencia/ausencia de factores que pongan en peligro la integridad física de
éstos y por la resistencia/cooperación para el cambio por parte de los
padres.
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Adecuación
del vestido
Qué es
Hace referencia a la necesidad de que los niños lleven una ropa apropia-
da en cuanto al estado y cantidad, y hagan un uso adecuado de las pren-
das respecto al lugar y tiempo atmosférico.
Objetivos
• Conseguir que el niño tenga un vestuario adecuado.
• Enseñar al niño a vestirse, desnudarse y cuidar de su ropa.
Cuándo
Cuando nos proponemos intervenir en los aspectos de cuidado físico de
los menores, el inicio de esta intervención va a venir marcado por la pre-
sencia/ausencia de factores que pongan en peligro la integridad física de
éstos y por la resistencia/cooperación para el cambio por parte de los
padres.
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Hábitos de
higiene personal
Qué es
Hace referencia a la limpieza del cuerpo (piel, pelo, dientes). La higiene
cobra importancia no sólo a nivel de la salud física sino también a nivel de
integración social. Es por esto que los padres tienen la tarea de convertir
las distintas prácticas de higiene en hábitos cotidianos y automáticos.
Objetivos
• Enseñar hábitos de higiene personal.
Cuándo
Cuando nos proponemos intervenir en los aspectos de cuidado físico de
los menores, el inicio de esta intervención va a venir marcado por la pre-
sencia/ausencia de factores que pongan en peligro la integridad física de
éstos y por la resistencia/cooperación para el cambio por parte de los
padres.
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b) La tarea de peinarse.
Todos los niños deben acostumbrarse a peinar-
se o cepillarse el pelo cada mañana. Los padres,
para facilitar este aprendizaje, les irán mostran-
do cómo pueden hacerlo, su función debe
basarse en observar los pequeños detalles,
apoyando y reforzando los sucesivos logros.
c) La higiene dental.
Es muy importante adquirir los hábitos de
higiene bucal a una edad muy temprana para
evitar los posibles problemas de salud. Los
niños de dos años y medio ya tienen que
comenzar a establecer este nuevo hábito.
Los padres tienen que ayudar a los niños en el
cepillado de los dientes. Si los padres realizan
con ellos esta tarea como un juego para toda la
familia será mucho más divertido y a la vez los
pequeños aprenderán la forma más adecuada
de cepillarse los dientes.
Ante esta tarea los padres deben de ser firmes
y establecer un horario para la higiene dental,
mínimo dos veces al día. Incorporar esta acción
en las rutinas de la mañana y de la noche e
intentar no dejar esta tarea para un momento
en el cual el niño esté muy cansado.
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Normas
y límites
Qué es
Las normas serían las pautas de conducta, los patrones de comportamiento que
se consideran apropiados, en este caso en la familia. Todas las organizaciones,
todos los sistemas poseen sus propias normas de funcionamiento más o
menos explícitas. Del mismo modo, todas ellas sancionan de una determina-
da manera a los miembros que sobrepasan ciertos límites. La familia, en este
sentido, funciona como una organización más. La existencia de normas cla-
ras hace que los menores, sobre todo en edades tempranas, puedan prede-
cir fácilmente las consecuencias de su conducta y esto genera un sentimien-
to de seguridad fundamental para su desarrollo socioafectivo.
Objetivos
• Adiestrar a los padres para establecer pautas que mejoren el compor-
tamiento de los menores.
• Entrenar a los padres en técnicas de negociación.
Cuándo
La existencia de normas y límites claros en una familia es fundamental
como paso previo a otros muchos de los objetivos que nos vamos a pro-
poner con ella. Así, por ejemplo, a la hora de trabajar con sus miembros
la organización del hogar, conviene que hayamos fijado con anterioridad
las normas para poder lograr la colaboración de todos. También, como
mencionábamos anteriormente, la necesidad de seguridad de los meno-
res hace imprescindible la existencia de estas normas.
Por otro lado, se necesita un cierto nivel de confianza con la familia para
que esta nos permita “introducirnos” en asuntos que se consideran como
internos a la familia. Por todo ello se recomienda abordar esta problemá-
tica en las primeras semanas de nuestra intervención, cuando ya hayamos
logrado una buena actitud hacia nosotros.
Adiestrar a los padres En primer lugar tendremos que clarificar con los
para establecer pautas padres qué conductas queremos delimitar.
que mejoren el com- Normalmente empezaremos por los comporta-
portamiento de los mientos más fácilmente controlables (horarios de
menores. comida, sueño, etc.). Los límites se establecerán en
términos conductuales, directos y concretos. El
incumplimiento de las normas debe traer unas
consecuencias claras y no debe paralizar la acción
(Ej.: la comida será a las tres, esperaremos 10
minutos a quien se retrase y, una vez transcurrido
este tiempo, comeremos. Si no se llega a tiempo la
consecuencia puede ser que no se coma hasta la
siguiente comida o que tengas que calentarte la
comida y recoger la cocina…).
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Coherencia de
la disciplina
Qué es
Grado en que los padres mantienen pautas de conducta uniformes y compren-
sivas respecto a las normas de control de comportamiento de los menores. Es
importante establecer pautas de conducta adecuadas a la edad de los
menores, dándole al niño tanto poder y control como pueda manejar;
igualmente, éstas deben ser claras, explícitas y pactadas con ellos en la
medida de lo posible, de forma que estos puedan hacer elecciones y
aprendan de las consecuencias de sus elecciones.
Objetivos
• Establecer un estilo educativo adecuado.
• Enseñar a los padres a ajustar la disciplina a la edad y conducta del
menor.
• Enseñar a los padres la importancia de no contradecirse.
Cuándo
La consistencia de la disciplina se trabajará a lo largo del plan de inter-
vención familiar. Es recomendable trabajar este área una vez establecido
un clima de confianza con la familia, ya que se requiere una buena cola-
boración de los padres para conseguir resultados, sin embargo, no debe-
ríamos esperar mucho para abordarla, dada la importancia de controlar la
conducta de los menores y la influencia de la consistencia de la disciplina
parental en las relaciones padres-hijos.
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Enseñar a los padres a Para que sea efectiva la disciplina debe ser compren-
ajustar la disciplina a dida por el menor, así se enseñará a los padres a
la edad y conducta del establecer pautas de conducta ajustadas a la edad del
menor. niño, teniendo en cuenta la capacidad de compren-
sión del mismo. Debemos hacer conscientes a los
padres de la importancia de factores tales como la
intencionalidad, las capacidades de los distintos
menores, la proporcionalidad de la disciplina con la
conducta, etc.
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Métodos disciplinarios
lesivos
Qué es
Utilización por parte de los padres de métodos disciplinarios que puedan poner
en peligro la seguridad física y/o emocional del menor, siendo interpretadas por
éstos como conductas disciplinarias adecuadas. Nos referimos a conductas
como utilización de la fuerza física, privación de comida o agua, rechazo,
desprecio, insultos, amenazas físicas/emocionales importantes…
Objetivos
• Evitar que los padres utilicen la disciplina lesiva.
• Enseñar a los padres a utilizar premios y castigos.
Cuándo
Para poder trabajar este área hay que estar seguros de que realmente los
padres están aplicando disciplina lesiva en la educación de los menores.
Por ello, el momento ideal para trabajar en este sentido es cuando se tie-
nen datos objetivos sobre el tipo de práctica empleada, el motivo por el
que se utiliza dicha práctica…y cuando además, se ha establecido un nivel
de confianza con la familia que nos permita tratar temas tan delicados
como éstos en que los padres pueden sentir cuestionada su capacidad. Sin
embargo, en el momento de que estemos seguros de que este compor-
tamiento se está produciendo debemos intentar modificarlos, ya que pue-
den poner en peligro la seguridad física y/o emocional del menor.
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Evitar que los padres Cuando los padres utilizan este tipo de disciplina
utilicen la disciplina lo pueden hacer por dos razones fundamental-
lesiva. mente:
• Por desconocimiento de otras conductas dis-
ciplinarias más adecuadas. En este caso habrá
que hacer conscientes a los padres de las con-
secuencias tan negativas que este comporta-
miento puede tener en el menor y enseñarle la
utilización de técnicas de control de conducta
alternativas que no conlleven riesgo de produ-
cir daño en el niño.
• Por características de los padres o de la situa-
ción (violentos, que estén pasando por
momentos de estrés familiar…). En este caso
debemos informarles de lo inadecuado de su
conducta, del daño que pueden causar en el
menor, de la posibilidad de utilizar otras técni-
cas de control de conducta y en último térmi-
no informarles de los derechos de los menores
de ser protegidos contra situaciones de riesgo.
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Aceptación
de los hijos
Qué es
Se trata del establecimiento de un correcto vínculo de apego. Existe una res-
puesta apropiada a las demandas de proximidad del niño, así como iniciativas
de interacción por parte de los padres. A los menores se les incluye en las
actividades familiares y se les estimula un adecuado autoconcepto, a tra-
vés de una aprobación sin condiciones por parte de los padres. De esta
manera, el niño desarrollará la capacidad de interactuar con los mayores,
de explorar el mundo, de solucionar problemas, etc.
Objetivos
• Prevenir el rechazo del menor.
• Fortalecer los recursos personales de los padres.
• Implicar al niño en actividades familiares.
Cuándo
Según los teóricos del apego, las expectativas de los niños sobre la dis-
ponibilidad y sensibilidad de los adultos se desarrolla durante la primera
infancia en función de las interacciones con su cuidador principal. Es por
esto que se hace necesaria una intervención temprana en este sentido,
tanto más cuanto que existan menores de corta edad o un nuevo emba-
razo.
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Implicar al niño en
actividades familiares. Se trata de conseguir que el niño participe en las
actividades de la casa que su desarrollo evolutivo
le permita. Las actividades deben tender a hacerse
de forma conjunta por los miembros de la familia.
Para ello propondremos una serie de actividades
para realizar que, forzosamente, deban ser llevadas
a cabo por todos o algunos miembros de la fami-
lia.
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Relaciones afectivas
padres-hijos
Qué es
Se trata de la existencia de sentimientos positivos de los padres hacia los
hijos que se manifiestan a través de expresiones verbales, contacto físico,
compartir y aceptar las demandas de afecto de los niños, etc. La presen-
cia de besos, abrazos, caricias, felicitaciones, etc. nos habla de unas ade-
cuadas relaciones afectivas. Estas conductas son absolutamente necesarias
para un correcto desarrollo emocional de los menores.
Objetivos
• Fomentar el contacto físico.
• Fomentar la expresión verbal del afecto.
• Lograr un buen nivel de empatía con los niños.
Cuándo
La necesidad de afecto es permanente, siendo especialmente necesaria en
edades tempranas; por lo que se trabajarán a lo largo de todo el proceso
de intervención.
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Expectativas adecuadas
hacia los niños
Qué es
Se trata de que las demandas que los padres hacen a sus hijos estén directa-
mente relacionadas con las capacidades de éstos. Es decir, los padres deben
mostrar expectativas apropiadas al desarrollo evolutivo de los menores,
evitando que esperen un mayor o menor grado de madurez del que les
corresponde.
Objetivos
• Enseñar a los padres las capacidades de los menores en cada estadio
evolutivo.
• Evitar las demandas inadecuadas a los niños.
• Instruir a los padres acerca de las técnicas de moldeado de conducta.
• Programar con los padres un sistema de incentivos a los hijos.
Cuándo
En el caso de la existencia de demandas inadecuadas hacia los hijos, debe-
remos abordar este problema desde el inicio del proceso. Está recomen-
dado también hacerlo así por no ser éste un tema especialmente conflic-
tivo, en el sentido de que se perciba como una injerencia por nuestra
parte.
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Enseñar a los padres Para conseguir que las demandas de los padres se
las capacidades de los ajusten a las capacidades de sus hijos es preciso
menores en cada que conozcan las capacidades de éstos en cada
estadio evolutivo. momento de su desarrollo evolutivo. A través de
una “tabla de desarrollo” podemos hacerles ver
cuáles son las potencialidades de sus hijos en cada
momento.
Por otro lado, es necesario desmontar algunos
errores que suelen presentar habitualmente los
padres en este sentido tales como las comparacio-
nes con sus propios logros o con los de los her-
manos mayores, haciendo hincapié en las diferen-
cias individuales.
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Control de la seguridad
física en el hogar
Qué es
Se refiere al riesgo de que se produzcan accidentes infantiles dentro del
hogar. Este riesgo puede sobrevenir bien de la existencia de deficiencias
en la casa o en el edificio en que la familia está viviendo, bien de la negli-
gencia de los responsables del cuidado de los menores.
Objetivos
• Crear actitudes preventivas en los padres.
• Conseguir unas condiciones de seguridad en el hogar.
Cuándo
Nuestra intervención en este aspecto va a venir marcada por la existen-
cia de riesgo real para la integridad física de los menores derivado de las
condiciones de la vivienda o de la negligencia de los cuidadores. Esta inter-
vención será tanto más prematura cuanto mayor sea el riesgo.
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Supervisión de
niños-adolescentes
Qué es
Trata sobre la atención que los padres prestan a sus hijos en las activida-
des de juego físico y/o actividades sociales. Es necesario que los padres
ejerzan cierto control sobre las actividades de los menores, tanto en el
sentido de atención a los riesgos físicos como sociales, etc., en niños de
corta edad y en adolescentes.
Objetivos
• Concienciar a los padres de la importancia de la supervisión de los niños
pequeños.
• Concienciar a los padres de la importancia de la supervisión de los ado-
lescentes.
Cuándo
Evidentemente, la intervención en este sentido va a venir marcada por la
situación de riesgo en la que se encuentren los niños y/o adolescentes de
la familia debido a la falta de control y supervisión por parte de los
padres. Cuestiones como el “hacer novillos” repetidamente por parte de
los niños sin que exista ningún control o una sospecha de abuso de alco-
hol o drogas por parte de los adolescentes son motivos que nos llevarán
a una urgente actuación.
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Estimulación
del aprendizaje
Qué es
Es la capacidad de los padres de proporcionar a los hijos los estímulos
necesarios para que adquieran conocimientos, habilidades, destrezas, hábi-
tos, etc. que contribuyan al desarrollo de éstos, tanto a nivel cognitivo
como emocional, a través de la estimulación de la confianza, la autoesti-
ma, etc. Por un lado, los padres deben crear ocasiones para el aprendiza-
je y, por otro, deben alentar el nivel de destreza en la ejecución.
Objetivos
• Crear un ambiente rico en estímulos.
• Crear ocasiones de aprendizaje.
• Estimular el nivel de destreza en la ejecución de tareas.
• Fomentar los hábitos escolares.
Cuándo
Una vez que hemos intervenido sobre las necesidades y/o carencias más
básicas de la familia y a lo largo de todo el proceso.
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Crear un ambiente Para lograr este objetivo los padres deben ser
rico en estímulos. conscientes de la necesidad de los menores de un
ambiente rico y diverso en incentivos. Debemos
evitar que exista una única fuente de estímulos
(televisión) y mostrarle a los padres que a través
de actividades de la vida cotidiana podemos esti-
mular el aprendizaje (paseos, juegos, relaciones
sociales, adivinanzas, excursiones, etc.). Una situa-
ción económica desfavorecida no tiene por qué
implicar un ambiente pobre en estímulos.
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Rendimiento
escolar
Qué es
Se trata de los logros académicos del menor en relación a sus capacidades inte-
lectuales. Un óptimo nivel de logro se alcanza cuando el niño desarrolla al
máximo sus capacidades. Con ello conseguiríamos una buena adaptación
del menor al colegio y afectará positivamente a su desarrollo cognitivo y
su integración social.
Objetivos
• Adecuar la educación
• Controlar la realización de tareas escolares fuera del aula.
• Crear un ambiente adecuado de estudio.
• Motivar hacia el estudio.
Cuándo
A lo largo del desarrollo del curso escolar, haciendo especial hincapié en
el inicio del mismo.
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Asistencia
a clase
Qué es
Se trata del cumplimiento del derecho del menor a recibir una educación
formal durante el periodo de escolarización obligatoria. El incumplimien-
to de este derecho supone un caso grave de desprotección. Abarcaría
desde los casos de desescolarización hasta los de absentismo reiterado
sin justificación. Indirectamente la escasa asistencia a la escuela nos habla
de una deficiente integración del menor en el medio escolar.
Objetivos
• Lograr la escolarización de los menores.
• Erradicar el absentismo escolar.
• Lograr una adecuada asistencia a clase.
Cuándo
Como hemos visto anteriormente, la desescolarización de los menores es
un asunto grave de desprotección. Es por esto que, en caso de que se dé
esta desescolarización, debemos actuar como premura, siendo éste uno
de los aspectos prioritarios a abordar. En cuanto al absentismo o a la ina-
decuación de la asistencia, nuestra actuación va a venir marcada por la
gravedad del problema, tratando de obtener logros graduales en este sen-
tido.
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Objetivos
• Evaluar las capacidades de los padre.
• Potenciar las capacidades de los padres para el cuidado de los menores.
• Complementar las capacidades de los padres para el cuidado de los
menores.
Cuándo
Está claro que, en los casos de incapacidad de los padres para la realiza-
ción de las tareas relacionadas con el cuidado de los menores, la actua-
ción debe ser inmediata, ya que los menores pueden estar sufriendo défi-
cits en sus necesidades más básicas. Aun siendo conscientes de esta pre-
mura, la intervención debe ser bien planificada y no debemos dejarnos lle-
var por el anhelo de cubrir estas necesidades para acabar asumiendo
roles que perfectamente pueden desarrollar los padres.
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Evaluar las capacida- Para ello podemos desglosar en un listado todas las
des de los padres. tareas, desde las más simples a las más complejas,
relacionadas con el cuidado de los niños para, más
adelante, valorar, en función de los datos obtenidos
la capacidad o no de los padres para su ejecución. Al
final del proceso tendremos un listado de funciones
a potenciar y un segundo listado de funciones a com-
plementar.
Potenciar las capacida- Es preciso que todo lo que los padres puedan reali-
des de los padres para zar de forma autónoma, por sí mismos, sean ellos
el cuidado de los quienes lo realicen. Para esto, una vez identificadas las
menores. capacidades de los padres para el desempeño de
algunas tareas, debemos moldear su conducta, a tra-
vés del reforzamiento, de modo que obtengan una
cadena secuencial de logros, convirtiendo los fraca-
sos en oportunidades para mejorar. Se necesita crear
un ámbito de actuación adaptado a sus limitaciones.
Comenzaremos siempre a trabajar por las tareas
más simples hasta llegar al nivel máximo de ejecución
de que sean capaces.
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Relaciones entre
los padres
Qué es
Es la interacción positiva o negativa que establecen los padres entre sí, a nivel
afectivo, conductual, etc. Esta interacción nos interesa en tanto en cuanto
influye en la crianza y educación de los menores. La relación puede influir
negativamente tanto en la calidad de los cuidados que reciben los meno-
res como por una sobreimplicación de éstos en casos de relaciones dis-
funcionales.
Objetivos
• Evitar la presencia de los niños en discusiones.
• Disminuir el número de situaciones violentas entre la pareja en el domi-
cilio.
• Evitar utilizar a los niños en las discusiones.
• Fomentar las interacciones positivas entre la pareja.
Cuándo
Nuestra intervención vendrá determinada por la gravedad de la situación
con respecto a los menores.
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Evitar utilizar a los Resulta fundamental que los padres comprendan que
niños en las discusio- la utilización de los menores como instrumento para
nes. perjudicar a la pareja, trae consecuencias negativas
para los propios menores, pudiéndole ocasionar gra-
ves daños a nivel emocional. Para lograr este objetivo
se utilizarán los mismos métodos señalados en el
objetivo uno.
Redes sociales
informales
Qué es
Se refiere a la disponibilidad de ayuda con la que cuentan los padres (princi-
palmente la persona encargada de cuidar al menor/es)por parte de la
familia extensa y/o personas cercanas (vecinos, amigos…). Estas redes de
apoyo social pueden contribuir de manera directa o indirecta a mejorar
el nivel de bienestar de los menores.
Objetivos
• Fomentar relaciones positivas con las redes inmediatas.
• Eliminar relaciones disfuncionales.
• Establecer mecanismos de apoyo en situaciones de crisis.
Cuándo
El acercamiento a la red social debe considerarse prioritario en el caso
de un fuerte aislamiento de la familia, del mismo modo la eliminación de
relaciones negativas se convierte en una cuestión fundamental cuando
influyen negativamente en la crianza y educación de los menores. En cual-
quier otra circunstancia este aspecto puede ser abordado de manera
secundaria en el desarrollo de la intervención.
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Redes sociales
formales
Qué es
Se trata de la disponibilidad y accesibilidad de servicios públicos (sociales, edu-
cativos, de salud, etc.), así como del correcto conocimiento y uso de los mismos
por parte de la familia. Un adecuado conocimiento del funcionamiento de
los servicios favorece un mejor uso de los mismos. Debemos tratar que
la familia sea autónoma en cuanto a su utilización.
Objetivos
• Conocer los recursos que ofrece la comunidad.
• Entrenar en habilidades sociales.
• Detectar necesidades susceptibles de ser cubiertas por la red social formal.
Cuándo
La detección de necesidades será continua así como la exigencia de dar
respuesta a las mismas, sin embargo es importante en la planificación de
la intervención establecer un periodo dedicado al conocimiento de los
servicios, así ante posibles necesidades futuras las familias tendrá recursos
para hacer frente a las mismas y sabrá enfrentar y resolver sus problemas
de forma autónoma.
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Organización
doméstica
Qué es
Hace referencia a la correcta organización del hogar, incluyendo aspectos
tales como el orden, limpieza de la casa, reparto de tareas domésticas
entre los miembros de la familia, condiciones sanitarias de la vivienda, etc.
Objetivos
• Conseguir unas condiciones sanitarias en el hogar.
• Concienciar de la importancia de la organización y reparto de las tareas
domésticas
Cuándo
Se trata de un aspecto que, como suele carecer de carga emocional puede
trabajarse desde un primer momento. Es fácil que encontremos resisten-
cias al cambio en el funcionamiento organizativo de la casa o, incluso fuer-
tes limitaciones para llevar a cabo correctamente esta organización
(carencia de espacio…) por lo que debemos adaptarnos a las peculiari-
dades de la situación.
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Formación
y empleo
Qué es
Hace alusión a la necesidad que tienen los miembros de la familia de una
formación profesional y de una inserción socio-laboral para la obtención
de ingresos económicos, de modo que puedan cubrir las necesidades
básicas.
Objetivos
• Concienciar de la necesidad de tener una formación laboral como requi-
sito previo para encontrar un empleo y acompañar a estos recursos for-
mativos.
• Adiestrar en Habilidades Sociales y técnicas de búsqueda de empleo.
• Concienciar de la necesidad de tener unos ingresos económicos pro-
pios a través de la inserción laboral.
Cuándo
El que la demanda que se recibe del programa de familia sea, en numero-
sas ocasiones, una demanda económica, nos facilita establecer éste como
un primer tema para el acercamiento con la familia. Por otro lado, es un
área en el que es fácilmente perceptible nuestro papel de apoyo, por lo
que es conveniente abordarlo en un primer momento de la intervención.
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Manejo
del dinero
Qué es
Hace referencia a la adecuación con que los padres manejan sus ingresos
económicos, esto es, la apropiación del gasto que se realiza en relación a
los ingresos que percibe la unidad familiar. Recoge aspectos tales como
priorización en el gasto, ajuste gastos/ingresos, etc.
Objetivos
• Dotar a los padres de la capacidad de manejar adecuadamente el pre-
supuesto familiar.
• Enseñar a los padres a realizar una adecuada elección de productos.
• Realizar un seguimiento del uso que se da a las ayudas económicas que
perciban.
Cuándo
El que la demanda que se recibe en los programas de familia sea, en nume-
rosas ocasiones, una demanda económica, nos facilita establecer éste
como un primer tema para el acercamiento con la familia.
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Objetivos
• Definir claramente los roles familiare.
• Fomentar las interacciones positivas.
• Mejorar la autoestima de los menores.
Cuándo
La intervención sobre las interacciones del menor con los padres y otros
miembros de la familia está directamente relacionada con la que ya des-
cribimos en la ficha dedicada a las relaciones afectivas. Estos dos aspectos,
que se presentan íntimamente relacionados, deben ser abordados en
paralelo a lo largo de todo el proceso de tratamiento, especialmente en
situaciones especialmente conflictivas por estos motivos o cuando exis-
tan carencias importantes en estas relaciones.
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Definir claramente los En todas las organizaciones, los miembros que las
roles familiares. componen asumen una serie de roles y esto pro-
voca seguridad en los mismos, al tiempo que ayuda
a establecer unas relaciones sanas entre ellos. En el
caso de la familia, debemos evitar que los menores
asuman funciones parentales o viceversa porque
esto ocasiona problemas sobrevenidos de un exce-
so de responsabilidad por parte de los primeros o
de la dejación de funciones de los segundos.
Concienciar a los padres de las consecuencias
negativas de la indefinición de roles, informarles
sobre los derechos y necesidades de los menores
y delimitar conjuntamente con ellos las responsa-
bilidades y funciones de los miembros de la familia
son tareas que podemos proponernos para la con-
secución de este objetivo.
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Objetivos
• Facilitar espacios de interacción con sus iguales.
• Educar en normas, valores y actitudes.
• Entrenar en habilidades sociales.
• Mejorar la autoestima.
Cuándo
En caso de aislamiento del menor nuestra intervención en este área debe
ser prioritaria, de no ser así la implementación de estas técnicas estará en
función de la necesidad que evaluemos en los menores y se desarrollará
a lo largo de todo el proceso de tratamiento.
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Mejorar la autoestima.
Una correcta autoestima beneficiará las relaciones
que establezcamos con nuestros iguales por lo que
éste es un aspecto importante a tratar, para lograr
este objetivo nos remitiremos a la ficha “relaciones
del niño con los miembros de su familia” donde ya
describíamos el proceso.
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Problemas
de comportamiento
Qué es
Se trata de la emisión de conductas por parte de los menores que traen o pue-
den traer consecuencias negativas para sí mismos o para los demás. Los pro-
blemas de conducta pueden estar causados por múltiples factores y pro-
ducirse en uno o más ámbitos de la vida diaria (hogar, escuela, calle…).
Asimismo, la importancia de estos problemas va a estar en función de la
gravedad de sus consecuencias.
Objetivos
• Modificar o eliminar conductas inadecuadas en el menor.
• Potenciar aspectos positivos del comportamiento de los menores.
• Mejorar el autocontrol.
Cuándo
Cuando intervenimos para modificar la conducta de los menores es
importante contar con la colaboración de los padres, por ello podemos
considerar un momento adecuado cuando hemos establecido una buena
relación de confianza con estos. Sin embargo, en muchas ocasiones la
demanda por parte de los padres viene provocada por la incapacidad para
controlar la conducta de los niños. Debemos aprovechar esta demanda
para introducirnos en la familia y, a partir de aquí desarrollar el plan de
intervención que nos proponemos.
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Problemas en el desarrollo
físico y mental
Qué es
Se consideran limitaciones o condicionantes para un correcto desempe-
ño de los menores en sus diferentes aspectos (cognitivo, social, emocio-
nal, etc.), derivados de dificultades físicas o mentales. La gravedad de estos
problemas las valoraremos en función de las limitaciones que impongan al
menor y a su familia.
Objetivos
• Conseguir una adecuada atención a los problemas físicos o mentales del
menor.
• Potenciar las capacidades del menor.
• Apoyar a los cuidadores en el cuidado del menor.
Cuándo
Cuanto más temprana sea la intervención en este tipo de problemas,
posiblemente, mayores serán los logros que consigamos en cuanto a las
capacidades del menor. Por ello, es preciso que las limitaciones físicas o
mentales de los menores sean atendidas desde el momento mismo de su
detección. Nos corresponde a nosotros conseguir que estas limitaciones
estén correctamente atendidas por el profesional de la salud al que
correspondan, nunca debemos caer en la tentación de actuar como reha-
bilitadores. Del mismo modo, una intervención temprana evitará a la fami-
lia numerosas situaciones de estrés que pueden deteriorar el correcto
funcionamiento familiar.
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Potenciar las capacida- En este caso lo que sí nos interesa es conocer las
des del menor. consecuencias del problema que aqueja al menor
para, de este modo, conocer las potencialidades del
niño. A través de una adecuada coordinación con los
profesionales de la salud que lo atienden podremos
saber cuáles son las capacidades de éste para, de este
modo, adecuar nuestro nivel de exigencia. Esta coor-
dinación se realizará a tres bandas: profesionales de
la salud-padres-educador, de forma que los padres
sepan igualmente, en cada momento, cuáles deben
ser estas exigencias adaptadas al nivel evolutivo y a
las capacidades. El resultado último de esta actuación
debe ser siempre conseguir el mayor grado de auto-
nomía posible para el menor.
Apoyar a los cuidado- Este apoyo debe ser realizado por nosotros direc-
res en el cuidado del tamente a través del apoyo educativo y del control
menor. conductual del menor así como del apoyo emo-
cional a los padres, e indirectamente a través del
acercamiento con las redes sociales informales
–cuya importancia como elemento de apoyo y
protección a la familia ya comentábamos en la ficha
correspondiente-, y de la red formal, mejorando la
asistencia que los padres pueden proporcionar al
niño a través de recursos como la Ayuda a
Domicilio, programas específicos de salud mental,
minusválidos, talleres, etc.
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Consecuencias de
la desprotección/abuso
Qué es
Se trata de problemas en la salud física o mental de los menores o en su
desarrollo evolutivo devenidos de conductas negligentes y/o maltratantes.
Conseguir que los padres cambien sus pautas de actuación con sus hijos
y que sean capaces de atender correctamente a sus necesidades es una
condición necesaria pero no siempre suficiente para que el niño supere
las secuelas negativas del maltrato.
Objetivos
• Evitar que el maltrato se siga produciendo
• Conseguir una correcta atención a las lesiones físicas del niño.
• Conseguir una correcta atención a las secuelas psíquicas del abuso.
• Mejorar la autoestima de los menores.
Cuándo
Desde el momento en que tengamos una sospecha firme de que los
malos tratos se están produciendo, nuestra actuación debe producirse de
manera inmediata.
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Evitar que el maltrato Para prevenir una continuidad del maltrato es pre-
se siga produciendo ciso que, en caso de sospecha firme de que éste se
está produciendo, denunciemos el caso a la autori-
dad competente en tutela de menores para que
proceda a la separación del menor con la mayor
premura posible.
En caso de que esta separación, por alguna cir-
cunstancia no se produzca inmediatamente, proce-
deremos a controlar la situación a través del pro-
genitor no perpetrador del abuso, en caso de que
sólo sea uno el abusador, o de la familia extensa u
otras redes informales en caso de que los dos
padres estén implicados.
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Introducción
No queremos dar la impresión de que el propósito de esta Guía haya sido
marcar unas pautas inamovibles en las que, a cada problema, a cada necesi-
dad, correspondiera un modo fijo de intervención. Tal propósito se torna
imposible y además empobrecería una actuación cuyo éxito va a venir deter-
minado, en gran medida, por la riqueza de habilidades que cada profesional
demuestre.
Las técnicas e instrumentos que pueden emplearse con cada problemática
familiar son innumerables. Del mismo modo, los modelos teóricos que nos
remiten a estas técnicas son ciertamente muy diversos. Esta múltiplicidad de
enfoques puede llevarnos a confusión, pareciendo que existe poca claridad a
la hora de la planificación de las intervenciones. Sin embargo, esto no debe
conducirnos a error. Las técnicas de intervención con familias son, en la
mayoría de los casos, complementarias, y la elección de unas u otras va a
estar determinada en función de diversos factores tales como la naturaleza y
origen del problema que queremos abordar, las características de personali-
dad, culturales, intelectuales, etc. de las familias con las que vamos a interve-
nir, la duración y el lugar de nuestra intervención, etc.
En esta fase de intervención con la familia en el domicilio vamos a hacer refe-
rencia a una serie de técnicas que, por su frecuencia y por su facilidad de apli-
cación nos parecen de sumo interés. La clasificación de estas técnicas sería:
• Técnicas generales.
• Técnicas de comunicación asertiva.
• Técnicas de modificación de conducta.
• Técnicas de intervención en grupos.
• Entrenamiento en Habilidades Sociales.
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Técnicas
generales
Se trata de un grupo de técnicas que, en principio no están adscritas a nin-
gún modelo teórico. En el caso de algunas de estas técnicas suelen ser utili-
zadas, más que como instrumentos de intervención, como herramientas para
la recogida de datos. Así, si pensamos en la entrevista o en la observación,
posiblementte nuestra reflexión nos remita a la fase de investigación de un
caso; sin embargo, no debemos obviar que, cuando entrevistamos, cuando
observamos a una familia estamos, muchas veces sin proponérnoslo, gene-
rando un cambio en la misma. Tendríamos que ser capaces de manejar estas
situaciones de tal modo que, el cambio producido sea el cambio deseado y
que éste no quede al azar.
Considerando que lo que pretendemos en un primer momento es, simple-
mente, generar una conciencia del problema en la familia, técnicas como la
entrevista o el autorregistro van a ser fundamentales para que la familia lle-
gue a cuestionarse realmente qué está pasando. Podemos lograr, a través de
estas técnicas, que el enfoque que esta familia tenía del problema dé un giro
enorme a través de la constatación de unos hechos o de la percepción de
otros enfoques. Pensemos que, por ejemplo el autorregistro, que se utiliza en
multitud de ocasiones como fase previa en los programas de modificación de
conducta, se utiliza para que, tanto el terapeuta como el sujeto logren un
conocimiento lo más exacto posible de la frecuencia, intensidad, topografía,
etc. del problema.
Ocurre algo similar con la observación. Aunque suele describirse como una
técnica de recogida de datos, la hemos incluido como forma de intervención.
Somos conscientes de la primacía de la primera función respecto de la segun-
da, sin embargo está presente a lo largo del proceso de intervención con la
familia y es importante ser rigurosos en la utilización de la misma, ya que
muchas veces ésta va a funcionar como motor de cambio, tanto del funcio-
namiento familiar como de nuestra intervención que, en función de lo que
observemos, puede modificarse en una u otra dirección.
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Observación
La observación no es una técnica de intervención propiamente dicha, pero sí
es un paso previo para la aplicación de muchas otras técnicas. En cualquier
caso, el que una familia se sienta observada puede ser un factor de cambio
para la misma.
La recogida de datos para analizar la conducta debe ser sistemática y una
observación apropiada será la base de la modificación de conductas no dese-
adas.
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La entrevista
A. ASPECTOS GENERALES
Objetivos de Entrevista:
Cuando realizamos una entrevista nos hemos de proponer, previamente, unos
objetivos, ya que si no, ésta no sería todo lo eficaz que sería deseable. Algunos
de estos objetivos pueden ser:
• Obtener información.
• Determinar la situación familiar (maltratadores, apoyos...)
• Detectar las necesidades de los menores.
• Promover algún cambio en la familia.
• Otros.
Con la entrevista no sólo se obtiene información sino que, además, la propor-
cionamos. Por otro lado, puede ser útil para motivar hacia el cambio.
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Role-Paying
Supone escenificar una situación, de forma que cada uno de los miembros impli-
cados represente un papel dentro de esta situación. Se pretende que la perso-
na que represente este papel comprenda lo que representa, aprenda cómo com-
portarse en una situación real partiendo de una ficticia, y se fomenta la empatía
al tener que ponerse en el papel de otro.
Como debemos realizar el role-playing
1. Partir de unos objetivos bien definidos.
2. Explicar la situación.
3. Asignar un papel a cada miembro.
4. Proponer una escenificación, en la que cada miembro representa su papel.
5. Realizar la escenificación.
6. Proponer un debate, en el que los que han representado los papeles
expongan su experiencia y, si ha habido miembros que han participado como
observadores, realicen sus aportaciones.
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Autorregistro
Está íntimamente relacionado con la autoobservación y consiste en hacer un
inventario detallado de los resultados de ésta. Podemos hacer uso del autorre-
gistro como técnica para el autocontrol de conductas.
Debemos entrenar a la persona a atender su propia conducta, siendo necesario
que la registre y analice para poder entenderla. La persona obtendría un cono-
cimiento y manejo de las situaciones que influyen sobre su comportamiento.
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Ejemplo:
A continuación proponemos un sistema de autorregistro para controlar un
problema de enuresis que estamos intentando eliminar. El niño pondrá una
cruz en Seco cada vez que no haya micción nocturna, en Semiseco cuando
empiece esta micción pero se despierte y vaya al baño (sólo moja el calzon-
cillo, no la cama) y en Mojado cuando moje la cama. En observaciones pon-
drá la consecuencia que tuvo su conducta, si es que tuvo alguna.
Lunes
Martes
Miercoles
Jueves
Viernes
Sábado
Domingo
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Modificación
de conducta
Cuando hablamos de modificación de conducta hacemos referencia a una
serie de técnicas que nos van a servir para aumentar, disminuir, eliminar, ins-
taurar o cambiar comportamientos en una persona. Estas técnicas pueden
ser más o menos fácilmente aplicables pero siempre debemos tener un
amplio conocimiento del modo en que hemos de llevar a cabo esta aplica-
ción ya que, de este conocimiento va a depender su eficacia.
Cualquier acto perceptible y observable que una persona realiza en su entor-
no es una conducta. Con cada conducta, la persona que la realiza pretende
obtener algo directamente, o cambiar las condiciones del ambiente para que
le sea permitido entonces obtener algo.
Cuando nos planteamos intervenir con una familia, lo que pretendemos no
es más que modificar una serie de conductas disfuncionales que están ocu-
rriendo en la misma. Si analizamos detenidamente las fichas de la parte pri-
mera, en la que se hace referencia al abordaje de los distintos aspectos a tra-
bajar con las familias, veremos que no se trata de otra cosa que de lo ante-
riormente expuesto, es decir aumentar, disminuir, eliminar, instaurar o cam-
biar comportamientos.
La guía hace referencia tan sólo a alguna de estas técnicas, quizá las más fre-
cuentes en su uso. No hemos querido hacer un acercamiento exhaustivo a
las mismas ya que nos parece un esfuerzo inútil. Estas técnicas las encontra-
mos descritas y desarrolladas en su aplicación en numerosos manuales.
Hemos de tener en cuenta que, aunque algunas de las técnicas pueda pare-
cer a primera vista simple en su aplicación, su eficacia va a venir determina-
da por la adecuada puesta en práctica de las mismas. Un correcto análisis fun-
cional de la conducta, la elección de unos reforzadores apropiados, generali-
zar adecuadamente las respuestas… son condiciones sine qua non para
lograr esta eficacia. Es preciso siempre que la aplicación de las técnicas de
modificación de conducta esté supervisada por un profesional de la psicolo-
gía que conozca con profundidad su desarrollo.
Algunos aspectos a tener en cuenta a la hora de aplicar las técnicas de modi-
ficación de conducta son:
1. Todas estas técnicas requieren para su aplicación una gran frialdad por
parte del terapeuta que las aplica.
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Refuerzo
Positivo
Consiste en reforzar la conducta que queremos establecer, de forma que
cuando aparezca esta conducta vaya seguida de unas consecuencias agrada-
bles. Esto hará que aumente la frecuencia de aparición de la misma. Si la con-
ducta que deseamos establecer es compleja debemos reforzar cualquier
aproximación que se vaya realizando. Los refuerzos pueden ser materiales o
sociales. Hay que conocer previamente a qué tipo de reforzador se es más
sensible y personalizar estos refuerzos.
Tipos de reforzadores
Materiales: Objetos, cosas, dinero…
Sociales: Elogios, sonrisas, reconocimiento, contacto físico…
Actividades: Paseos, excursiones, ser responsables de algo…
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Ejemplo
El educador premia con un reforzador material y/o social y/o de actividad
una conducta adecuada del menor, por ejemplo: haber realizado algunas tare-
as domésticas (las camas, poner la mesa...) previamente pactadas con él.
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La extinción
Consiste en no prestar ningún tipo de refuerzo ( atención, diálogo…) a la con-
ducta que se desea eliminar. Debe ignorársele intencionalmente. Suele ocurrir
por ejemplo, que se le regañe al niño cuando queremos que no se comporte de
determinada manera. Esta regañina, puede reforzar al niño porque supone una
atención prestada y dirigida con carácter exclusivo.
Cuando aplicamos la extinción (retirada de refuerzo –atención…-) a una con-
ducta, al principio se observa un incremento transitorio en la frecuencia o inten-
sidad de la conducta anómala, la cual disminuirá progresivamente si continuamos
aplicando la técnica de la extinción.
Para conseguir una mayor eficacia en el control de la conducta anómala es con-
veniente utilizar paralelamente la extinción y el refuerzo diferencial, es decir, al
mismo tiempo que ignoramos la conducta que deseamos eliminar reforzamos
alguna/s conducta/s opuestas.
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Ejemplo
Un menor que tiene un lenguaje inapropiado (con uso frecuente de tacos, exi-
gencias en las peticiones…), algunas veces cuando utiliza este lenguaje recibe
reforzamiento por parte de los padres (se le regaña) y otras no (no se le dice
nada).
Esta conducta es difícil de extinguir porque el tipo de reforzamiento que ha
estado recibiendo (intermitente) hace que la conducta quede fuertemente ins-
taurada y el sujeto es menos capaz de discriminar el inicio de la extinción.
En este caso daremos instruciones a los padres en el sentido de que ignoren las
conductas no deseadas que previamente habremos decidido así como que den
instrucciones y refuercen el uso de fórmulas de cortesía del tipo por favor, gra-
cias o cualquier aproximación al lenguaje correcto.
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Negociación
“La negociación es una comunicación destinada a inventar nuevas opciones para
administrar una discrepancia o salir de un bloqueo en una situación en la que
hay intereses comunes e intereses opuestos. El resultado debe permitir preser-
var la relación y debe ser más ventajoso que el coste del conflicto” (Ghazal, M.,
1992). Se trata de una toma de decisión participada por todas las personas impli-
cadas, aceptando las diferencias y reconociendo la interdependencia. La decisión
negociada no se impone contra la voluntad. En ella se han tenido en cuenta los
intereses y preocupaciones de los negociadores.
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Ejemplo:
Padre: A mí me da igual a que hora lleguen sus amigos a casa, yo quiero que
Pablo esté aquí a las 10.00 de la noche. Mi padre era muy rígido con estas cosas
y no nos dejaba llegar más tarde de esa hora y tanto mis hermanos como yo
hemos somos personas responsables y nunca hemos tenido problemas. Además,
si diciéndole a las 10.00, llega a las 10.30, para que vamos a decirle más tarde…
Madre: Yo creo que con eso no se soluciona nada. Lo que quiera hacer va a
hacerlo a cualquier hora. Sus amigos tienen permiso hasta las 12.00 y a mí me
parece que debe ser como los demás. Las 12.00 me parece una hora muy razo-
nable para un chaval de sus edad.
Educador: Y que os parece si se le dice que llegue a las 11.00 y que debe ser
puntual con esta hora porque, sino, a las tres veces que llegue más tarde se le vuel-
ve a imponer las 10.00 como hora de llegada durante, el menos otros dos meses.
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Moldeamiento
Consiste en reforzar sistemáticamente cada conducta que se aproxime a la
conducta definitiva que queremos instaurar y en extinguir (retirada de
refuerzo) las respuestas incorrectas.
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Ejemplo
Objetivo: conseguir que el menor se lave las manos antes de comer.
Conductas previas.
• Que el menor entre en el cuarto de baño antes de comer.
• Que el menor juegue con el agua en el lavabo.
• Que el menor juegue con el jabón en el lavabo.
• Que el menor juegue con la toalla.
• Que el menor se enjabone las manos.
• Que el menor se enjuague las manos.
• Que el menor se seque las manos.
Cada una de estas conductas será reforzada y hay algunas que habrá que
extinguir conforme vayamos consiguiendo el paso superior.
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Castigo
Consiste en administrar un estímulo negativo o desagradable como conse-
cuencia de una conducta no deseable que pretendemos eliminar. Es reco-
mendable cuando se aplica el castigo mostrar al mismo tiempo la conducta
adecuada para que no se vuelva a producir un castigo posterior.
La aplicación del castigo debe ser inmediata a la ocurrencia de la conducta
deseable y proporcional a la conducta. No es conveniente aplicar castigos que
vayan a tener larga duración en el tiempo ya que muchas veces entrañan la
dificultad de llevarlo a cabo y al mismo tiempo es muy importante que el cas-
tigo que se ponga al niño siempre se cumpla. No debemos utilizar nunca cas-
tigos que supongan un daño físico o moral al menor.
No se debe vincular a actividades de aprendizaje (lectura, deberes…) ya que
se puede crear una asociación tarea escolar- situación de desagrado.
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Economía
de fichas
Se trata de establecer un sistema de refuerzo utilizando para ello fichas o tar-
jetas que premian la/s conducta/s que deseamos implantar. Si se realizan las con-
ductas determinadas con anterioridad el menor es recompensado con fichas
que posteriormente pueden ser cambiadas por los reforzadores materiales y/o
sociales previamente pactados con el administrador de la técnica.
En realidad, la economía de fichas combina el refuerzo positivo ( fichas obte-
nidas) y el castigo negativo ( fichas que pierde por la realización de conduc-
tas no deseadas).
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Ejemplo
GANANCIA DE FICHAS
CONDUCTAS FICHAS
Realizar los deberes completamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Ayudar a poner la mesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Comportarse correctamente y respetar a los hermanos . . . . . . . . 4
Volver a casa a la hora fijada. . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Ordenar la habitación . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Etc.
PERDIDA DE FICHAS
CONDUCTAS FICHAS
No realizar los deberes completamente . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
No ayudar a poner la mesa . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
Pelearse con los hermanos . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .3
No volver a casa a la hora fijada . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .2
No hacer la cama . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .1
Etc.
INTERCAMBIO DE FICHAS
Las fichas ganadas se podrán intercambiar por:
FICHAS
Salir a jugar media hora más . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3
Jugar con el ordenador una hora . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 4
Jugar al parchís, cartas… con padres y hermanos . . . . . . . . . . . . . 5
Comprar algún regalo . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 5
Etc.
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Contrato
conductual
Consiste en un acuerdo por escrito entre las distintas partes que intervienen
(padres-hijos, equipo de intervención-familia, padre-hijo-educador-psicólo-
go…). Debe hacerse en torno a una negociación previa de manera que lo que
exprese el contrato refleje lo negociado. Mediante el contrato de conducta
quedarán reguladas tanto las conductas que deseamos obtener como las con-
secuencias que se obtendrán por la emisión de dichas conductas.
A través del contrato todas las partes conocen cuales son las consecuencias
de realizar o no las conductas negociadas, evitándose de esta manera la hos-
tilidad que puede aparecer cuando intentamos modificar una conducta. Esta
técnica es clara y objetiva y, además permite a los implicados participar en su
cambio comportamental.
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Ejemplo
MODELO DE CONTRATO DE CONDUCTA
PÉRDIDAS
1. Por cada media hora que llegue a casa después de las dos o cada vez que
no avise a mis padres de dónde me encuentro perderé media hora de tiem-
po libre al día siguiente.
2. Por cada día que no ayude a recoger la mesa o no haga los deberes per-
deré cien pesetas de mi paga.
3. Por diez incumplimientos en un mes perderé la excursión.
Este contrato será revisado mensualmente.
Firma del Menor Firma de los padres Firma del educador
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Imitación o modelado
o aprendizaje vicario
Se trata del aprendizaje de una nueva conducta a través de la imitación de
modelos.
Tipos de modelado
· Aprendizaje por observación: se trata del aprendizaje de conductas nuevas
que el sujeto nunca ha practicado.
· Efectos de inhibición y desinhibición: se trata del aumento o disminución de
conductas que el sujeto casi nunca ha llevado a cabo debido a castigos u otro
tipo de reacciones negativas.
· Facilitación de conductas: Se trata de la realización de conductas aprendidas
con anterioridad que no son nuevas.
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Ejemplo
Un ejemplo de lo expuesto lo señala Bandura (1969) “…si se castiga física-
mente a un alumno por pegar a un compañero el resultado que se espera del
castigo es que el niño se abstenga de golpear al otro. Sin embargo, concomi-
tantemente, al entrenamiento pretendido, el profesor o padre está incons-
cientemente proporcionando un ejemplo vivo de conducta que está inten-
tando reducir en el alumno”.
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Técnicas
grupales
Si tenemos en cuenta que, en el proceso de intervención con familias que tie-
nen menores en situación de riesgo, lo que se pretende, como objetivo últi-
mo, es conseguir el bienestar del menor, entenderemos que la intervención
tiene que ser tanto individual como grupal, ya que hay determinados aspec-
tos que pueden dar resultados más positivos tras una intervención con varios
miembros de la familia. Igualmente, es fundamental su uso (aunque no lo
hemos tratado detenidamente en esta guía, ya que se centra en la interven-
ción en el domicilio), en el trabajo con grupos de padres que presentan pro-
blemas semejantes, bien a través de grupos de autoayuda, formativos, tera-
péuticos...
Centrándonos en la aplicación que queremos darle, en este apartado hace-
mos una descripción de algunas técnicas de dinámica de grupo como forma
de intervención, ya que a través de juegos y buscando la participación del
grupo se pretende, fundamentalmente, introducir cambios en el comporta-
miento, las actitudes, los pensamientos... de las personas que componen el
grupo.
Existe mucha bibliografía sobre dinámica de grupos, ya que estas técnicas son
muy utilizadas en diferentes campos (educación, terapia, asociacionismo….).
Nosotros nos hemos ceñido a resaltar su importancia y hemos reseñado
algunas dinámicas que, en principio, nos parecen acertadas para la interven-
ción con estas familias. Evidentemente, éstas no son exclusivas ni excluyentes
y desde aquí animamos a las personas que piensen que les puede ser útil esta
guía a profundizar en el conocimiento y aplicación de este conjunto de téc-
nicas.
Mención aparte hemos hecho, de entre todas las técnicas que se utilizan para
la realización de dinámicas de grupo, del role-playing, ya que se trata de una
técnica básica de intervención, susceptible de ser utilizada de manera indivi-
dual, aunque también de gran utilidad en el trabajo de grupo, ya que permite
la obtención de objetivos variados y útiles en la modificación de conducta y
nos ayuda a implementar cambios positivos en las familias objeto de nuestra
intervención siempre encaminados a mejorar las buenas prácticas en el trato
a la infancia.
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Dinámicas
de grupo
Podemos definirlas como una serie de técnicas con las cuales podemos mejo-
rar las habilidades de relación dentro de un grupo. Pueden tener varios tipos
de efectos:
• Efecto de ayuda: Proporcionando a sus miembros la posibilidad de desa-
rrollo de sus potencialidades y de resolución de problemas personales y/o
grupales.
• Efecto psicoterapéutico: Si lo utilizamos para la terapia de grupo.
• Efecto educativo: Si lo utilizamos para transmitir conocimientos, habili-
dades…
Según Nuñez y Loscertales en su obra “El grupo y su eficacia” (1996), las téc-
nicas grupales favorecen los siguientes aspectos del desarrollo individual y
grupal:
• Pensamiento divergente
• Capacidades de expresión
• Cambios de actitud
• Cambios de motivación
• Posibilidades de acción
Hay muchas técnicas de dinámica de grupo en función de los objetivos que
nos marquemos en la intervención familiar, algunas de ellas son:
Foro
• Actividad previa (vídeo, conferencia,…).
• Explicación de la relación entre la actividad previa y el grupo y sus pro-
blemas.
• Turno de palabra con explicación previa de normas, tiempo…
• Exposición de las conclusiones.
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Engañando al grupo
• Cuatro o cinco personas del grupo narran tres incidentes (dos verda-
deros y uno falso o viceversa) sobre su infancia.
• Los demás intentan averiguar cuales son los verdaderos y cuales los fal-
sos.
• Los narradores dicen cuales eran verdaderos y falsos y los demás ano-
tan las veces que han sido engañados.
• Se proponen algunas preguntas tales como: ¿ Cómo se han sentido los
narradores intentando engañar al grupo?, ¿Cómo se ha sentido el resto
del grupo?, ¿ Por qué algunos participantes se han dejado engañar más
fácilmente que otros?.
• Reflexión sobre situaciones en que uno ha engañado o ha sido engaña-
do y qué se sintió.
• Puesta en común de las respuestas y de los sentimientos durante el
ejercicio.
Me oyes
• Se nombra a una persona que narrará una historia real.
• Los demás miembros pueden elegir entre prestar atención a palabra y
pensamientos, o bien a sentimientos y emociones, o por último, a accio-
nes y comportamientos.
• Cada oyente narra lo que ha escuchado desde el nivel de escucha que
haya elegido.
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• El narrador expone sus sentimientos sobre lo que los demás han expre-
sado.
• Valoración y comentarios en grupo.
El regalo de la alegría
• Se forman subgrupos y se les explica la importancia de la expresión de
afecto a través de pequeños detalles.
• Cada uno escribe en varios papeles mensajes de sentimientos positivos
a cada uno de los demás miembros del grupo, que sea concreto, específi-
co para cada persona y que no sea válido para cualquiera.
• Los participantes pueden si quieren firmar.
• Los papeles se doblan y se introducen en una caja con el nombre de a
quién se dirigen hacia fuera. Se reparten a cada uno sus mensajes.
• Cuando todos lo han leído se ponen en común las reacciones.
Las técnicas de dinámica de grupo son innumerables y de lo acertado de su
elección va a depender el que consigamos o no los objetivos que nos pro-
pusimos. Existen técnicas de autoconocimiento, de establecimiento de nor-
mas, de mejora de las relaciones, de toma de decisiones, de resolución de
problemas… Estas técnicas se encuentran minuciosamente desarrolladas en
algunos manuales dedicados al tema que se incluyen en la bibliografía reco-
mendada.
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Comunicación
asertiva
En los programas de intervención con familias desfavorecidas la comunica-
ción entre el profesional y el usuario va a ser muy importante ya que, en
buena medida, los resultados de dicha intervención van a depender del tipo
de relación que se establezca entre los mismos.
A lo largo del proceso de intervención con familias en el domicilio, el
profesional ha de conocer y utilizar las habilidades básicas de comunicación
en su contacto con el cliente u otros profesionales. Del mismo modo, debe
ser capaz de entrenar a los distintos miembros de la familia en el conoci-
miento y uso de dichas habilidades.
A continuación hacemos referencia a algunas técnicas de comunicación aser-
tiva que pueden hacer más efectiva la comunicación. Somos conscientes de
que el número de estas técnicas es muy amplio y que todas ellas son de ines-
timable valor y utilidad, sin embargo estas técnicas están perfectamente des-
critas en manuales que, como el “Manual del Educador Social”, de Miguel
Costa y Ernesto López, que destacamos por su gran valor práctico así como
por la sencillez de sus contenidos, los describen de un modo más sistemáti-
co. Las que incluimos aquí son algunas de las más básicas y, por tanto, de las
que hacemos un uso más frecuente. Éstas son:
• Escucha activa.
• Negociación.
• Acuerdo total o parcial.
• Mensaje yo.
• Disco rayado.
Algunos se plantearán cuando lean el procedimiento de aplicación de estas
técnicas que no son capaces de llevarlas a cabo. Muchas de ellas pueden per-
cibirse como muy lejanas de nuestro repertorio conductual. Sin embargo, no
debemos olvidar que se trata de una serie de destrezas que se desarrollan
mediante el entrenamiento. Es sólo a través de este entrenamiento como
lograremos que estas habilidades comunicativas entren a formar parte de
este repertorio conductual. Si establecemos un símil con la destreza para
conducir un automóvil, podremos considerar que, en un primer momento, no
sabemos nada o casi nada sobre el asunto. Más tarde, a través del adiestra-
miento, lograremos conducir, aún con dificultad, sin soltura. Sólo la práctica
continuada hace que la conducta de conducir se automatice y no tengamos
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que plantearnos, cada vez que cogemos el coche, cómo vamos a hacerlo. Esto
mismo es lo que ocurre con la comunicación asertiva, únicamente la prácti-
ca nos dará la soltura.
En ocasiones, el empleo de un lenguaje asertivo va a “chocar” a los demás.
Debemos tenerlo previsto. Mucha gente no está acostumbrada a que los
demás se manifiesten de una manera tan clara. Sin embargo, si estamos segu-
ros de lo que estamos haciendo, si no perdemos de vista cuál es nuestro
objetivo, tendremos completa seguridad en nuestro modo de actuar.
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Escucha
activa
Podríamos definir la escucha activa como la capacidad para escuchar a nues-
tro interlocutor de manera atenta y reflexiva, siendo conscientes tanto de sus
opiniones como de los sentimientos que esto le provoca. Al mismo tiempo
nuestra actitud debe alentar a nuestro interlocutor en su comunicación,
haciéndole consciente de nuestro interés. Se trata de captar, no sólo lo que
dice sino cómo lo dice.
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Disco
rayado
Consiste en repetir insistentemente las palabras que expresan nuestros deseos,
opiniones, etc., de manera serena, insistiendo en lo que queremos de forma tran-
quila y precisa, hasta que la otra persona acceda a nuestra petición. Podemos
escuchar lo que el otro nos quiere decir, sin responder a todo lo que se salga
fuera de nuestro centro de interés. No daremos razones de nuestra postura, evi-
tando discusiones y sentimientos de culpa.
Ejemplo
Diego: no me apetece salir esta noche.
Amigo 1: anda, si sólo vamos a dar una vuelta y venimos pronto.
Diego: no.., no me apetece salir.
Amigo 2: pues quedamos con María en que iríamos a recogerla.
Diego: ya, pero no tengo ganas de salir esta noche.
Amigo 1: ¿Y si vamos al cine?.
Diego: no, la verdad es que no me apetece salir, prefiero estar en casa.
Amigo 2: Bueno tío, haz lo que quieras.
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Mensaje
Yo
Es importante que seamos capaces de transmitir a los demás nuestros senti-
mientos, pensamientos, opiniones, deseos, etc. Se trata de una de las cuestio-
nes más importantes de la comunicación asertiva y, aunque a primera vista
pueda parecer una cuestión simple, se trata de un aspecto en el que muchas
personas tienen dificultades. Para realizar de forma adecuada esta expresión
debe realizarse de manera que, en ningún momento emitamos juicios de
valor acerca de nuestro/s interlocutor/es. En el mismo sentido, debemos
hacernos responsables de estos mensajes, es decir, asumir nuestros deseos,
opiniones, etc. sin implicar en ellos a otras personas. El mensaje yo ofrece una
perspectiva exacta de cuál es nuestra posición en cualquier discusión, con-
flicto o, simplemente, en alguna conversación.
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Acuerdo total
o parcial
Consiste en escuchar de forma activa a nuestro interlocutor, empatizando con
él y aceptando honestamente la legitimidad de las razones que puede tener para
las objeciones que nos plantea.
En el caso del acuerdo total aceptamos completamente estas objeciones o répli-
cas. En el caso del acuerdo parcial, reconocemos los motivos que tiene el otro
para hacernos la objeción pero no la hacemos necesariamente nuestra.
Tanto en un caso como en otro –acuerdo total o parcial-, puede que nos inte-
rese empeñarnos en nuestros objetivos, para ello seguiremos esta técnica
con la del “disco rayado” y con la de “mensaje yo”.
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Ejemplo
Madre: Te estás metiendo en lo que no te importa, yo limpio la casa cuan-
do me parece.
Educador: Comprendo que te parezca que no es asunto mío, que la limpieza
de tu casa es algo muy personal pero acordamos que éste sería un área que yo
supervisaría para lograr el bienestar de tus hijos.
Madre: Pero tú no me puedes imponer a mí cuándo debo realizar la limpieza.
Educador: Entiendo perfectamente que te siente mal que te controlen tus
tareas cotidianas pero tú y yo acordamos que ésta sería mi función y que esto
sería así en beneficio de tus hijos.
Madre: Pues no sé que tiene que ver cuándo hago yo la limpieza con mis hijos.
Educador: Es normal que, después de tanto tiempo hayas olvidado las razo-
nes que discutimos para ello pero, en primer lugar, yo te expliqué que la rela-
ción estaba en que si la casa no estaba limpia cabía el riesgo para tus hijos de
contraer enfermedades y aprenderían malas pautas de higiene y, en segundo
lugar, tú aceptaste mi supervisión en todas las áreas que planteamos en el
contrato y una de ellas era la higiene del domicilio.
Madre: Está bien.
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Habilidades
Sociales
Al igual que en el caso de la comunicación asertiva y de otras técnicas de
intervención, el entrenamiento en habilidades sociales va ser básico en el
desarrollo de la intervención familiar en un doble sentido, por un lado ya que
nos va a servir a nivel profesional a la hora de establecer contactos con las
familias y de trabajar determinadas áreas como son las relaciones sociales,
intrafamiliares, búsqueda de empleo...; por otro lado, se trata de una herra-
mienta de la que debemos dotar a los distintos miembros de la familia para
la consecución de un desenvolvimiento más apto y autónomo en todos los
campos.
El entrenamiento en habilidades sociales incluye un programa de formación y
se puede aplicar tanto con menores como con adultos o con jóvenes. Será el
profesional el que deba determinar con qué personas será recomendable
aplicarlo y siempre será más rentable realizarlo en grupo, aunque excepcio-
nalmente lo podemos aplicar de forma individual.
En esta guía no hemos recogido ningún programa de entrenamiento en habi-
lidades sociales, ya que existen manuales donde aparecen perfectamente
detalladas las habilidades que hay que trabajar y cómo lograrlas. Parece pues
una pérdida de tiempo desarrollar aquí un programa que pocas novedades
puede aportar, de ahí que remitamos a estos manuales donde aparecen des-
critas estas intervenciones y que son susceptibles de aplicación en el medio
en el que desarrollamos nuestra labor.
El entrenamiento en habilidades sociales supone un cambio fundamental de
enfoque en el abordaje de ciertos problemas, del énfasis en las conductas
desestructuradas -y desetructurantes-, hacia la importancia de la obtención
de capacidades en las personas. Las deficiencias en habilidades sociales y de
planificación, los sentimientos y la agresión constituyen las causas de conflic-
to más importantes. Una mayor competencia en estas áreas puede facilitar el
camino hacia una mejor adaptación social. En el fondo de cualquier programa
de entrenamiento en habilidades sociales lo que se pretende es que las per-
sonas aprendan a manejar los conflictos interpersonales y aumentar su auto-
estima.
Aunque nos ha parecido interesante incluir el guión de algún programa estan-
darizado de entrenamiento en habilidades sociales debemos tener en cuenta
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Este sería el programa general, en el manual se perfilan cada una de las apti-
tudes según los pasos conductuales. Además, se ofrecen notas para el ins-
tructor, que incluyen sugerencias que facilitan el adiestramiento en habilida-
des, temas recomendados para el moldeamiento y otros comentarios.
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