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Venezolano
Introducción
El marco jurídico del Derecho Civil Venezolano es el territorio en el que se gestan
relaciones, interacciones y conflictos de diversa índole y trascendencia. Una de las esferas
más destacadas de este campo es el de los Derechos Reales, que regula las relaciones entre
las personas y las cosas, así como las relaciones entre personas que se derivan del dominio
de las cosas.
Con relación a los derechos de las partes, el usufructuario tiene derecho a poseer la
cosa y a percibir sus frutos, pero no puede disponer de ella ni alterar su forma o sustancia,
asimismo, el usufructuario tiene ciertas obligaciones, como la de conservar la cosa y pagar
los gastos necesarios para su mantenimiento, y también tiene derecho a ejercer acciones
posesorias para proteger su derecho. Por su parte, el nudo propietario, conserva el derecho
de disposición (abusus) y tiene la obligación de mantener la cosa en buen estado y
entregarla al final del usufructo en las mismas condiciones en que la recibió.
Asimismo, el usufructo puede ser constituido por tiempo fijo o por toda la vida del
usufructuario, y puede ser puramente o bajo condición. También puede ser establecido en
favor de municipalidades u otras personas jurídicas, pero no puede exceder de treinta años.
Con relación a su extinción, el usufructo se extingue por diversas causas, como el
vencimiento del plazo, la muerte del usufructuario, la renuncia, la pérdida o destrucción de
la cosa, entre otras.
El uso y la habitación
El derecho de uso es un derecho real más limitado que el usufructo, como se define
en los artículos 624 a 631 del Código Civil Venezolano. El usuario puede aprovechar una
cosa ajena, pero solo hasta donde alcancen sus necesidades personales o las de su familia, y
no puede alterar la sustancia del bien. Además, a diferencia del usufructuario, el usuario no
puede ceder ni arrendar su derecho. Es, por lo tanto, un derecho más personal y menos
transferible que el usufructo.
El uso es un derecho real limitado que permite a una persona utilizar una cosa ajena
en la medida necesaria para satisfacer sus necesidades, limitándose a la utilización de la
cosa y a la obtención de sus frutos en la medida necesaria para el titular y su familia.
Siendo importante destacar que el uso no confiere al titular el derecho a percibir los frutos
excedentes de la cosa, ni a disponer de ella (Domínguez & Pérez, 2022).
Por otro lado, señalan estos autores que, el uso puede ser otorgado por la ley o por
la voluntad del hombre, y puede ser a favor de una o varias personas simultáneamente o
sucesivamente, asimismo, este puede ser constituido por tiempo fijo o por toda la vida del
titular, y puede ser puramente o bajo condición. El titular del uso tiene la obligación de
conservar la cosa y pagar los gastos necesarios para su mantenimiento, adicionalmente, se
puede extinguir por diversas causas, como el vencimiento del plazo, la muerte del titular, la
renuncia, la pérdida o destrucción de la cosa, entre otras (Universidad América Latina,
2017).
Antecedentes
Los antecedentes de estos derechos tienen raíces profundas en la historia del
derecho, particularmente en el Derecho Romano, considerado como el cimiento de gran
parte del sistema jurídico occidental, donde se originaron como formas de propiedad
imperfecta. A lo largo de la historia, su evolución ha estado condicionada por las
necesidades sociales y las políticas legislativas.
Jurisprudencias
Ciertamente la jurisprudencia en torno a las figuras de estudio es escasa, no
obstante, con relación al usufructo, comenta la Sala de Casación Civil lo siguiente:
…observa la Sala que retrotraer el presente proceso a fin de hacer parte del
mismo al usufructuario vitalicio resultaría inútil en esta etapa del juicio,
dado que la nuda propiedad que conserva el propietario del bien no limita los
derechos de disposición sobre los bienes objeto de usufructo y
arrendamiento, más allá de lo previsto en nuestro ordenamiento jurídico.
Este derecho de disponer, gravar o enajenar el bien, recae sobre el nudo
propietario con el único límite de que, si éste decide vender y transmitir la
nuda propiedad, el usufructo permanece indemne debiendo ser respetado por
el comprador y nuevo propietario…
En tal sentido, y como ya se señaló en la resolución de la precedente
denuncia, la existencia del usufructo no afecta el atributo del jus abutendi,
que pertenece al señor del dominio directo, en otras palabras, en modo
alguno puede decirse que propietario y usufructuario comparten la
propiedad. Pero independientemente de tal criterio el procedimiento
ordinario se abrió en todas sus etapas, razón por la cual, no se infringió el
artículo 778 del Código de Procedimiento Civil. Así se decide. (Sentencia nº
RC.000361 de Tribunal Supremo de Justicia - Sala de Casación Civil de 22
de Junio de 2015, 2015)
Conforme a dicho dictamen, se puede observar que el usufructo es un derecho real
que otorga a su titular el derecho a usar y disfrutar de un bien, mientras que el propietario
conserva la propiedad del mismo. Si bien el usufructuario no es dueño del bien, tiene
derecho a utilizarlo y obtener sus frutos mientras dure el usufructo. En este sentido, resulta
importante que se respeten los derechos de los usufructuarios, ya que estos derechos están
protegidos por ley. Aunque el propietario conserva ciertos derechos sobre el bien, como el
derecho de disponer del mismo, debe hacerlo de manera que no afecte los derechos del
usufructuario. Además, es importante destacar que el usufructo no implica que el
propietario y el usufructuario compartan la propiedad del bien, ya que el propietario sigue
siendo dueño del mismo.
En un contexto social, el usufructo puede ser utilizado como una herramienta para
asegurar el bienestar de una persona sin tener que transferirle la propiedad plena de un bien.
Por ejemplo, es posible garantizar que una persona viuda continúe beneficiándose de los
bienes de su cónyuge fallecido, permitiéndole así mantener su estilo de vida. Además, el
usufructo puede ser un medio efectivo para la explotación de recursos naturales,
garantizando su uso sin comprometer su propiedad.
Esto puede ser beneficioso en situaciones donde una persona no desea adquirir la
propiedad de un bien, pero aun así quiere disfrutar de sus frutos. Sin embargo, para el
propietario, el usufructo implica la pérdida temporal de su derecho a utilizar y disfrutar
plenamente de su bien. Aunque mantiene la propiedad, no puede disponer libremente de él
durante el periodo de usufructo. Esto puede generar conflictos o dificultades si el
propietario necesita utilizar o vender el bien durante ese periodo.
En cuanto al derecho de uso, este tiene importancia social en situaciones en las que
una persona requiere el uso de un bien para su subsistencia o la de su familia, pero no
necesita o no se le puede conferir un derecho tan amplio como el usufructo. En este sentido,
el uso puede asegurar que las necesidades básicas de una persona sean satisfechas. Sobre
esta base, el derecho de uso permite una flexibilidad jurídica al permitir el uso de un bien
sin conceder todos los derechos asociados con el usufructo. Puede ayudar a evitar conflictos
al limitar el uso del bien a las necesidades del usuario y su familia.
Cabe destacar que el uso se diferencia del usufructo en que no permite al usuario
obtener beneficios económicos o rentas del bien. En este sentido, el uso puede ser
considerado una figura más limitada en comparación con el usufructo, ya que solo permite
al usuario satisfacer sus necesidades personales o familiares con el bien. Esta limitación
puede generar ciertas dificultades para el usuario, ya que no puede aprovechar los frutos o
rentas del bien para mejorar su situación económica. Sin embargo, también puede ser
beneficioso para el propietario, ya que garantiza que el bien no será utilizado con fines
comerciales o lucrativos por parte del usuario.
De allí que, la habitación, al igual que el uso, se limita a bienes inmuebles y tiene un
carácter más restrictivo en comparación con el usufructo. Permite al habitacionista residir
en una vivienda ajena, pero sin otorgarle ningún derecho de disfrute económico ni la
capacidad de disponer del bien. Por lo tanto, esta figura puede plantear desafíos tanto para
el habitacionista como para el propietario. Para el habitacionista, la limitación de no poder
obtener beneficios económicos del bien puede ser restrictiva, especialmente en situaciones
donde se requiere una vivienda de forma indefinida. Por otro lado, el propietario está
obligado a mantener la vivienda y garantizar las condiciones mínimas de habitabilidad para
el habitacionista.
Estos derechos, que permiten a los individuos usar y disfrutar de bienes que no son
de su propiedad, cumplen funciones vitales tanto en el ámbito social como en el jurídico.
Facilitan el acceso a los bienes materiales, permiten la explotación de los recursos,
aseguran las necesidades de vivienda y promueven la equidad al permitir que se satisfagan
las necesidades de las personas sin tener que transferirles la propiedad plena de los bienes.
De allí que, como corolario, quede en evidencia como tales derechos desempeñan
un papel crucial en el derecho civil al proporcionar mecanismos legales para proteger y
equilibrar los intereses de diferentes partes en relación con el uso y disfrute de los bienes.
Por cuanto estas figuras permiten el acceso a los beneficios económicos o al uso de los
bienes sin adquirir plenos derechos de propiedad, al tiempo que salvaguardan los derechos
del propietario. Son herramientas legales importantes para asegurar la protección de
derechos y la justa distribución de los beneficios y responsabilidades asociados a los bienes.
Bibliografía
Domínguez, M., & Pérez, C. (2022). Curso de Bienes y Derechos Reales (Vol. Tema 16:
La propiedad horizontal). Editorial Revista Venezolana de Legislación y
Jurisprudencia. http://rvlj.com.ve/wp-content/uploads/2022/08/769-827.pdf
Faría, I. (2014). Las limitaciones a la propiedad privada en las leyes dictadas en Venezuela
entre el periodo 2005 - 2014. Cuestiones Jurídicas, VIII(2), 41-59.
https://www.redalyc.org/pdf/1275/127538662002.pdf