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MARCO TEÓRICO
La historia del mercado de segunda mano se divide en tres épocas distintas: aparición
y expansión durante los siglos XVIII y XIX; declive y estigmatización en el siglo XX; y por
último una desestigmatización y un consecuente resurgimiento desde el año 2000
hasta la actualidad (Weinstein, 2014). Esta clara distinción entre periodos se debe a
que la percepción del consumo de segunda mano está muy influenciada por los
valores de cada época. En efecto, la percepción es considerada como uno de los
factores psicológicos que más condicionan las decisiones de compra, por lo que un
cambio en la percepción altera totalmente lo que consumimos y, a igual nivel de
importancia, lo que no queremos consumir (Kotler y Armstrong, 2011). La
introducción del mercado de segunda mano surgió en la mitad de la era industrial
(Lemire, 1988). Durante los siglos XVIII y XIX, existía un gran comercio en torno a esta
práctica, ofreciendo una amplia diversidad de artículos. Sin embargo, su consumo
estaba asociado a las clases bajas, no resultando atractivo para las personas que
tenían buenas condiciones financieras. Con la llegada del siglo XX, la demanda del
mercado de segunda mano decayó drásticamente. Con la aparición de la producción
en masa, el consumidor ahora podía obtener artículos nuevos en mejor estado y a
precios muy bajos. Además, dada la disminución de la calidad de los productos y su
corto ciclo de vida, el consumo de segunda mano también se volvió menos atractivo.
La practica comenzó a estar muy estigmatizada, sólo asociada a indigentes obligados a
usar aquello que otros habían desechado. Incluso la clase trabajadora, que
históricamente había sido la principal consumidora de segunda mano, se vio influida
notablemente por los medios de comunicación, pasando a percibir los "artículos
nuevos" como más valiosos y deseables (Van Damme y Vermoesen, 2009). 18 A partir
del año 2000, comienza un periodo de desestigmatización y “popularidad renovada”
(Weinstein, 2014). Tras este cambio se encuentra la crisis económica mundial de 2009
y numerosas polémicas relacionadas con la industria textil, tales como el trabajo
infantil, las cuales empujaron al consumidor a tener conciencia del impacto social y
medioambiental que se escondía tras sus decisiones de compra. En los últimos diez
años, según Cervellon et al. (2012), las moda vintage y thrift shopping se han
convertido en una tendencia creciente en las culturas occidentales y en las naciones
en desarrollo, lo cual está siendo explotado tanto por empresas existentes como
nuevos jugadores que aparecen con modelos de negocio disruptivos.