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UNIVERSIDAD DE LIMA

PROGRAMA DE ESTUDIOS GENERALES


LENGUAJE Y COMUNICACIÓN I

La moda rápida, también conocida como "fast fashion", es un modelo de producción y


consumo que se caracteriza por la fabricación y distribución masiva de ropa a precios
accesibles y en ciclos de producción acelerados. Sin embargo, detrás de la aparente
accesibilidad y conveniencia de la moda rápida, existe una problemática preocupante
relacionada con la explotación laboral. Según Zaragoza (2020), la explotación laboral que
viven ciertos países (en la mayoría pobres) dedicados a la manufactura textil, entre esos
países unos de los más involucrados son Bangladesh, China, Vietnam y Camboya, en estos
países la mano de obra es muy barata. Se estima que millones de trabajadores en países
en desarrollo son explotados por la industria de la moda rápida. Las fábricas donde se
producen las prendas a menudo carecen de medidas de seguridad adecuadas, lo que pone
en peligro la vida de los trabajadores. Además, muchos de ellos enfrentan prácticas
abusivas como la falta de contratos formales, la ausencia de prestaciones laborales básicas
y la negación de derechos sindicales. Estas condiciones dificultan la capacidad de los
trabajadores para salir de la pobreza y mejorar sus condiciones de vida. Según Tamayo
(2018), debido a que los pedidos que recibe la industria textil exceden sus capacidades de
producción o se les otorga un lapso de tiempo muy corto, los empleados a menudo se ven
obligados a trabajar tiempo extra sin remuneración o por debajo del valor justo. En
Marruecos, las trabajadoras, pues la mayoría de los empleados son mujeres, realizan
jornadas de trabajo de hasta 14 horas diarias por salarios que no superan los 100 euros
mensuales y rara vez superan los 200. Cierro ésta presentación ofreciendo una reflexión a
la sociedad; ya que, como consumidores, podemos tomar medidas informadas para
fomentar un cambio positivo. Optar por marcas éticas y sostenibles, investigar las prácticas
laborales de las compañías y exigir transparencia en la cadena de suministro son algunas
de las formas en las que podemos contribuir a combatir la explotación laboral en la moda
rápida.

Por otro lado, según COSH! (2023) el ciclo de vida de la ropa comprende varias etapas,
desde su producción hasta su eventual eliminación. En primer lugar, encontramos la fase de
producción de la fibra y de la ropa, donde se crean los diseños y se seleccionan los
materiales para confeccionar las prendas. Luego, sigue la etapa de producción, en la cual
las prendas se fabrican en masa en fábricas o talleres de confección. Una vez que las
prendas están listas, comienza la fase de transporte y tienda, donde se comercializan a
través de tiendas físicas o en línea. Después de la compra, llega la fase de uso y cuidado
de la ropa. Aquí, hay dos factores importantes: el mantenimiento que hará que la prenda
dure más en caso de un buen cuidado; y la utilización, que es el uso que se hace de dicha
prenda. Por último, el ciclo de la vida útil de una prenda, el cual termina cuando ya no se
hace uso de ella. Este punto es destacadamente importante para cambiar el modelo actual
de producción y consumo de la moda rápida. Un ejemplo de esto son las más de 300
hectáreas del desierto de Atacama que están cubiertas de desechos textiles; ropa usada
que fue desechada por Estados Unidos, Europa o Asia y que es enviada a este país
sudamericano para su reventa. (BBC News Mundo, 2022)

Con relación a la propiedad intelectual, la falta de protección a los derechos de autor en la


industria de la moda rápida es un problema que va en constante aumento. Es común que
las prendas tengan similitudes debido a la inspiración de fuentes comunes o tendencias de
moda en una temporada determinada; sin embargo, existen empresas de moda rápida que
simplemente imitan diseños sin hacer ningún intento de innovar (Rockett, 2019). Además,
muchas veces estas copias no tienen repercusiones legales. A esto, los autores Raustiala y
Sprigman (2006) le dieron el nombre de “paradoja de la piratería”. Ellos argumentan que el
bajo control de la propiedad intelectual está causando la copia, la dispersión de tendencias
y la aceleración del ciclo de la moda para forzar la fabricación de nuevos productos: los
diseñadores deben innovar rápida y creativamente para que sus diseños sean cada vez
más difíciles de copiar. De esta manera, aunque no se quiera, se sigue fomentando la
ideología de la moda rápida. Por otro lado, es necesario concientizar a los consumidores
para que tomen decisiones informadas, pues muchos de ellos perpetúan estas prácticas al
comprar productos de precios accesibles que imitan el diseño de una marca de costos
elevados (Brewer, 2019). Así, empresas como Zara, H&M, Forever21 y Shein están
produciendo copias de diseñadores exclusivos, los denominados coloquialmente “productos
pirata”. No obstante, los únicos afectados no son solo las marcas de alto prestigio, las
pequeñas empresas y diseñadores nuevos son los que tienen mayores dificultades ante la
violación de los derechos de autor que realiza la industria de la moda rápida (Ang, 2022).
Por ejemplo, en 2021 un diseñador nigeriano acusó vía Twitter a Shein de copiar su diseño
de un suéter hecho a mano con crochet; mientras que él lo vendía a 330 dólares, Shein lo
ofrecía a 17 dólares. Posteriormente a la acusación, Shein removió la prenda de su página
web (Pruitt-Young, 2021). Por ello, Rockett (2019) afirma que proteger adecuadamente los
derechos de propiedad intelectual implica buscar un balance que fomente, al mismo tiempo,
tanto la innovación como el respeto por dichos derechos. Recomienda que las regulaciones
no sean demasiado rígidas y estrictas para no obstaculizar la innovación y el intercambio de
ideas, esenciales para una industria como esta.

Como consecuencia del exceso del fast fashion, la industria de la moda se convierte en una
de las más contaminantes del mundo hacia el medio ambiente, puesto que produce
emisiones de carbono que pueden ocasionar cambio climático y calentamiento global
(Jimenez, 2022). Además, para fabricar prendas se gastan millones de litros de agua y se
generan toneladas de desperdicios que son arrojados al mar. Estas prácticas resultan en
emisiones de carbono muy altas durante el proceso de fabricación. Por otra parte, el lavado
constante de la ropa contribuye a la contaminación de los océanos, ya que se estima que se
vierten alrededor de 500 mil toneladas de microplásticos al año (Greenpeace, 2021). Esta
situación se agrava aún más debido a nuestra cultura de comprar y devolver prendas, lo
cual resulta en que gran parte de esa ropa terminará nuevamente en manos de los
minoristas.Y a pesar de lo que mucha gente cree, la mayoría de las prendas devueltas no
se reponen, reutilizan o reaprovechan, sino que acaban en la basura.Un ejemplo es la
marca Zara, que fabrica 450 millones de prendas al año y presenta 20,000 nuevos estilos
anualmente. Sin embargo, estos diseños se vuelven obsoletos en tan solo un año, lo que
lleva a su reemplazo por nuevas prendas en la siguiente temporada (Allon, 2023). Sin
contar que gran parte de estas prendas son textiles sintéticos,como el poliéster, cuyo
desgaste produce microplásticos que se almacenan en el medio ambiente debido a su uso
intensivo. Al no biodegradarse fácilmente, estos microplásticos pueden ingresar a las
cadenas alimentarias, lo que podría llevarnos a consumirlos a través de alimentos
marinos(Vázquez,2019).Por ello es importante buscar alternativas ecológicas y amigables
para mitigar los daños causados por el fast fashion, como la compra de prendas de segunda
mano, el apoyo a marcas de moda ética y sostenible, el uso de materiales reciclados y la
promoción de un consumo consciente, son acciones que pueden marcar la diferencia.
Referencias

Ang, T. (2022). Final Project – Lack of Copyright Protection in the Fashion Industry.
Peter A. Allard School of Law, University of British Columbia.
https://iplaw.allard.ubc.ca/2022/04/15/final-project-lack-of-copyright-protection-in-the-
fashion-industry/

Brewer, M. (2019). Slow Fashion in a Fast Fashion World: Promoting Sustainability


and Responsibility. Laws, 8(4), 1-9. https://doi.org/10.3390/laws8040024

COSH! (2023). Ciclo de vida de una prenda: Producción e impacto en 5 pasos.


https://cosh.eco/es/articulos/ciclo-de-vida-de-una-prenda-produccion-e-impacto-en-5-
pasos

Paúl, F. (2022). "Hemos transformado nuestra ciudad en el basurero del mundo": el


inmenso cementerio de ropa usada en el desierto de Atacama en Chile. BBC News
Mundo. https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-60024852.amp

Pruitte-Young, S. (2021). Why Indie Brands Are At War With Shein And Other Fast-
Fashion Companies. National Public Radio.
https://www.npr.org/2021/07/20/1018381462/why-indie-brands-are-at-war-with-shein-
and-other-fast-fashion-companies

Raustiala, K. & Sprigman, C. (2006). The Piracy Paradox: Innovation and Intellectual
Property in Fashion Design. Virginia Law Review, 92 (8), 1687-1777.
https://papers.ssrn.com/sol3/papers.cfm?abstract_id=878401

Rockett, E. (2019). Trashion: An Analysis of Intellectual Property Protection for the


Fast Fashion Industry. The Plymouth Law & Criminal Justice Review, 11, 80-102.
http://hdl.handle.net/10026.1/14349

Tamayo, X. (2018). La cara oculta de la industria de la moda, un análisis socio


jurídico, 19-20.
http://dx.doi.org/10.13140/RG.2.2.21507.35364

Vazquez, M. E. (2021). Impacto que genera el Fast Fashion a los recursos naturales.
Innovación De Energía Y Soluciones Medioambientales, 90-91. https://redibai-
myd.org/portal/wp-content/uploads/2021/10/d2-reducido.pdf#page=93

Zaragoza Sánchez, C. (2020). Moda rápida y moda sostenible: análisis de consumo,


influencia en Instagram y consecuencias medioambientales, 20-24.
http://hdl.handle.net/10201/96441

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