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En primer lugar, la industria textil se ha caracterizado por ser una de las más
contaminantes, debido a los residuos que genera. Aproximadamente el 20% de la
contaminación del agua viene del teñido y tratamiento de textiles, así como las
emisiones de gases de la industria son equivalentes a 373 millones de carros
manejados en un solo año (Common Objective, 2020). Muchos de estos no
permanecen en el producto textil final, sino que son desechados después de cumplir
con un uso específico.
Lo que afecta a los ríos, océanos y mares, poniendo en peligro a su fauna y flora
marina, por la presencia de microplásticos en el mar producto de los textiles sintéticos
como las fibras de poliéster, acrílico y otros materiales utilizados para estas
fabricaciones. Teniendo en cuenta que muchos de estos microplásticos son ingeridos
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El Índice Global de Esclavitud indicó que el 58% de las personas trabajando en lo que
se consideran “esclavitud” se encuentran en países como China, India, Tailandia,
Bangladesh en la producción de algodón o prendas de ropa, mientras que la coalición
de salarios dignos de Bangladesh demuestra que el salario mínimo para el sector de
producción de ropa alcanza a estar 40% menor de lo esperado (Common Objective,
2020). A causa de esto, en la industria textil permitió que el “fast fashion” ocasionara la
peor tragedia en la historia de la moda con más de 1.000 muertos en Bangladés donde
el 24 de abril de 2013 se derrumbó el complejo textil Rana Plaza, en su capital Daca.
El énfasis “La tragedia marcó un punto de quiebre para mostrar algo que ya sabíamos
que sucedía: que la moda rápida usaba mano de obra mal remunerada de países en
desarrollo para poder ser así de barata. Entonces, se puso el foco en ¿quién hace mi
ropa y quiénes están detrás de lo que tengo puesto?”, explica Carolina Agudelo,
diseñadora textil. Además, desde entonces, las consecuencias de ofrecer ropa tan
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económica dejaron de ser un secreto, porque vale la pena mencionar que los textiles
consumidos alrededor del mundo representan casi el 82 % de las exportaciones de
Bangladés. En vista de esto, luego de la tragedia, el gobierno de Bangladés, más de
200 empresas y los dueños de las fábricas de ropa tomaron medidas para aumentar los
salarios e incrementar el control corporativo para garantizar la seguridad de los
edificios. Las compañías extranjeras se comprometieron a terminar sus contratos con
proveedores que no cumplieran con las condiciones que determinaron en el Acuerdo
de Seguridad de Bangladés (Rojas L.C 2022).
Muchas de estas personas varían entre su gran mayoría mujeres, ancianos y niños. Lo
que significa que no reciben un pago suficiente por más de 12 horas de trabajo diario.
Así que los trabajadores son esclavizados, la explotación infantil está presente y hay
millones de perjudicados por la contaminación que producen las fábricas.
Algo semejante ocurre en cuanto a otros impactos sociales, puesto que, durante dos
meses del año, el gobierno Uzbeck obliga a 1.5 a 2 millones de niños en edad escolar
de tan solo nueve años a faltar el colegio y ayudar con la cosecha 12 de algodón. En
Egipto, se estima que un millón de niños entre 7 y 12 años trabajan manualmente para
eliminar las plagas de las plantas de algodón cada año (Overeem, P., Theuws, M,
2014).
En tercer lugar, hoy en día existen algunas marcas de ropa colombianas que también
influyen en esta problemática. Debido a que una marca de moda para ser sostenible
tiene que usar materiales limpios, una mano de obra bien paga y no tener desperdicios,
pero si no se cumple con estos mínimos requisitos no es una marca de moda
sostenible, por lo tanto, muchas empresas entran en el discurso del fast fashion. Como
consecuencia actualmente no existen muchas empresas colombianas 100 %
sostenibles (Rojas L.C 2022).
Tal es el caso de Koaj una marca colombiana que se tomara como ejemplo, la cual
últimamente se ha vuelto viral en una polémica en redes sociales donde se expone que
junto a otras marcas de moda textil colombianas y organizaciones como Permoda y
Grupo Inditex son participes de este fenómeno en un escenario de lucha de clases.
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Para esta marca de ropa, la moda del fast fashion obligó a Don Hanoj su fundador,
como popularmente lo llaman, a unificar en 2008 los tres formatos que tenía en un
comienzo en uno solo denominado Koaj. Esos cambios produjeron una transformación
organizacional en varios frentes como producción, logística y mercadeo, siendo más
eficientes en el proceso de producción en sus cuatro plantas localizadas en Bogotá,
una de ellas especializada en jeans y otra al estampado digital. Casi la mitad de sus
ventas son de tejido de punto, seguido por jeans, blusas y camisas. Entre estas cuatro
categorías se concentra el 80 % de sus ventas. (Koaj, 2022).
Esto es consecuencia de que las marcas grandes nacionales ya se rindieron ante estos
modelos de producción a bajo costo. Además, de que comprar de una marca
“colombiana” no garantiza que la ropa se produzca en Colombia. Todo es Made in
China/Vietnam/India/Etc. La única diferencia con las marcas de Fast Fashion es que no
logran igualarlas en velocidad de tendencia. Por lo que se demuestra, que en Colombia
las empresas se están viendo casi que obligadas a manejar este tipo de prácticas para
poder sobrevivir.
Es por esto por lo que, el obstáculo que presenta la moda sostenible en los
colombianos son los precios elevados que las marcas sostenibles manejan debido a
sus procesos de producción, la comodidad de las nuevas generaciones y la
complejidad del consumidor colombiano debido a sus costumbres y la forma en la que
fue criado, debido a que a este no le importa la ética, sino la apariencia y los precios
bajos. Estos factores afectan e influyen la forma en la que las marcas deben acercarse
a sus consumidores, la forma en la que deben venderles, pues hay que entender para
quién se vende y se trabaja. Por esto, estas empresas seguirán vigentes y en
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Para concluir, creo que este fenómeno seguirá existiendo durante mucho tiempo, a
menos que las personas se preocupen y tomen conciencia del daño ambiental y social
que este genera. Por lo tanto, en mi opinión es fundamental la educación desde casa y
en las escuelas para que podamos llegar a generar un cambio. Porque si no
cambiamos esta mentalidad seguirá creciendo la contaminación en los diferentes
ecosistemas, generada por los desperdicios a causa del Fast Fashion y seguiremos
siendo participes de esto. Además, de seguir poniendo a la intemperie a muchas
personas que son afectadas laboralmente en condiciones extremas, ya que estas
merecen una vida digna y condiciones de calidad para trabajar, estudiar y vivir.
Una de las soluciones que últimamente se está haciendo muy popular por la nueva
generación y que en mi caso aplico, es la venta y compra de ropa de segunda mano,
también conocida como “second hand”. Esta consiste en vender ropa nueva y usada en
buena calidad o con muy pocas imperfecciones siendo vendida a un bajo costo,
ayudando a que toda esa ropa que es desechada debido al Fast Fashion pueda tener
una segunda oportunidad y sea algo nuevo para otra persona. El objetivo de esta es
que con esta práctica se reduzca muchas de las consecuencias que este fenómeno
causa a diario en el mundo.
Para mí es importante resaltar que, muchas de las personas que toman estas
decisiones lo hacen inconscientemente y aunque sepan información del tema lo pasan
por alto, porque estas consecuencias no las viven ellos y para algunos lo que al final
importa es “estar a la moda”. Además, tienen la creencia que mientras pase en otro
lado no importa, pero esto no debería ser así y cambiar esa idea errónea de que esto
no nos está afectando.
REFERENCIAS
Andrade Ascencio, M. J., Aponte Parejo, J. E., & Gale Coronado, P. A. (2022). Relación
entre la producción “fast fashion” y la huella hídrica de la industria textil en China y
Colombia: una revisión de su posible impacto a los objetivos de desarrollo sostenible
(ODS). Ediciones Universidad Simón Bolívar.
http://bonga.unisimon.edu.co/bitstream/handle/20.500.12442/10315/Relación_Producción_
Fast_Fashion_Huella_Hídrica_Industria_Textil_China_Colombia_Resumen.pdf?
sequence=2&isAllowed=y
Common Objective. (2020). Sustainability Issues: An introduction to the key social and
environmental issues facing the fashion industry today. Common Objective. Obtenido de:
https://www.commonobjective.co/hubs/sustainability-issues
(FR 2020) Fashion Revolution. (2020). El reto que enfrenta la industria colombiana de
confecciones y afines ante el Covid-19 - Fashion Revolution : Fashion Revolution. Fashion
Revolution Colombia. https://www.fashionrevolution.org/- blog/el-reto-que-enfrenta-la-
industria-colombiana-de-confecciones-y-afinesante-el-covid-19/
Lunareja, D., & Perfil, V. T. mi. (n.d.). Fast fashion en Colombia. Vestirdesentido.com.
Retrieved August 31, 2022, from http://www.vestirdesentido.com/2013/11/fast-fashion-en-
colombia.html
Koaj, la fuerza del Fast Fashion en Colombia. (n.d.). Mallyretail.com. Retrieved August 31,
2022, from https://www.mallyretail.com/index.php?id=&id_news=786
Overeem, P., Theuws, M. (2014). Child labour in the textile & garment industry. SOMO.
Obtenido de https://www.somo.nl/wp-content/uploads/2014/03/Fact-Sheet-child-labour-
Focus-onthe-role-of-buying-companies.pdf