Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Entrevista Ricardo Mauro - Revista Huellas
Entrevista Ricardo Mauro - Revista Huellas
Como diría Althusser, “el porvenir es largo”, no le fue muy bien con eso, pero
bueno.
Estoy en el Hospital hace 27 años. Entré como entramos casi todos los
psicólogos en el ámbito público, ad honorem, y a los dos años enseguida hubo
becas por ciertas coyunturas políticas de situaciones que se producen en
determinado momento en el Estado, y hubo unas becas que obtuvimos algunos
de los que estábamos como concurrentes. A partir de ahí, a los pocos años
llegó el nombramiento, en el año 99; yo había entrado en el ‘93, estuve como
becario durante unos años. Yo ya había trabajado unos cuantos años ad
honorem en el Hospital Moyano, entre el ‘80 y el ‘87, no me había recibido, era
el más chico del hospital creo, cuando entré, tenía 22 años. Yo tenía ganas de
hacer una práctica y tuve la posibilidad por una amiga, de entrar en uno de los
pabellones del hospital en el cual se podía trabajar, en una época muy difícil
porque era el año ‘80, una época muy difícil para ingresar en una institución,
pero pude hacer una práctica y estar unos cuantos años ahí. Después me
recibí, en el ‘81, así que el año que viene cumplo 40 años de recibido. En el ‘93
entré en el Hospital Belgrano, como recién les comentaba. Según cómo está
estructurado el Servicio y siempre lo estuvo, incluso se complejizó un poco
más, está ordenado por distintos equipos, empecé a participar en el equipo de
trabajo de clínica con adultos, trabajé un tiempo también en clínica con niños,
pero después seguí en clínica con adultos, en algún momento coordiné el
equipo que en ese momento se llamaba Admisión y Urgencias, que trabajaba
fundamentalmente con una clínica de recepción de pacientes, pero al mismo
tiempo también de interconsulta en la guardia. Ese equipo lo co-coordiné unos
años con un compañero psiquiatra hasta que en determinado momento se
jubila quien en ese tiempo era la Jefa de Unidad, la Lic. Adriana Pecile, de
quien mucho aprendí. En el Hospital, el Servicio está organizado con una
jefatura donde hay un Jefe de Servicio y un Jefe de Unidad, ustedes saben que
los organigramas de los hospitales tienen direcciones ejecutivas, direcciones
asociadas, jefes de servicio, jefes de sala y jefes de unidad, ese es el
organigrama básico de todos los equipos de trabajo del Hospital. En
determinado momento, muchos años antes de la Ley de Salud Mental,
trabajamos para que existiera una Jefatura de Unidad porque en ese tiempo
siempre los Jefes de Servicio fueron psiquiatras, entonces, convencidos de que
el trabajo se realiza en forma interdisciplinaria, concebimos que la jefatura
debía serlo. De manera que se presentó ese proyecto avalado por el jefe del
Servicio, el Dr. Ramon Gomez Beloso, de quien también obtuve muchos
conocimientos de jefatura, y la Dirección de ese momento. De manera que
trabajamos con el Ministerio y como efecto de ello se crea una Jefatura de
Unidad de Psicología, que estaba a cargo de la Lic. Pecile quien en
determinado momento se jubila. Con el apoyo del Jefe del Servicio, de ella que
se jubilaba y del resto del Servicio, me propusieron ocupar ese lugar. Estuve
muchos años como Jefe de Unidad, haciendo las veces de una Subjefatura,
prácticamente ocupándome del trabajo de los distintos equipos del Servicio a la
par del Jefe. Hasta que concursé en una primera instancia en el año 2011,
cuando se jubila el Dr. Gomez Beloso, apenas instaurada la Ley de Salud
Mental, con todas las resistencias que eso implicaba, la ley todavía no estaba
reglamentada. De todas maneras, me pude presentar a concurso de la Jefatura
junto con un psiquiatra que tenía mucha más antigüedad que yo y además
tenía un fuerte apoyo del Colegio de Médicos bastante importante en ese
tiempo, él está cuatro años y se jubila. Por un dispone interno de la Dirección,
me hago cargo de la jefatura del Servicio en Octubre de 2016. Vuelvo a
concursar en el año 2017, otra vez junto con un psiquiatra, ahí gané el
concurso y desde ese tiempo estoy a cargo de la Jefatura del Servicio formal y
nominalmente. Ese es un poco el entramado muy sucinto de la historia, de los
movimientos en la forma en que fui habitando el Servicio y el Hospital. Pero ya
tenía mucha incidencia en el trabajo de los equipos porque me ocupaba mucho
del armado, porque de alguna manera siempre he tenido un proyecto de
trabajo pensado para el Servicio que ahora lo puedo llevar a cabo. Es un
proyecto clínico, un proyecto epistemológico, un proyecto político, un proyecto
docente y un proyecto formativo. Eso es lo que incluye básicamente, lo que
llevo adelante. De a poco todo lo que se fue haciendo en el Servicio fue ir
pensando con todos los equipos, porque además trabajamos en forma conjunta
para dar lugar a una cierta horizontalidad de discusión de los problemas
clínicos, de los vínculos que el Servicio de Salud Mental tiene con el hospital y
con la comunidad. La función de un Servicio de Salud Mental en un hospital
público es un concepto que me pregunto todos los días, en realidad es lo que
voy elaborando porque es algo en lo cual uno no se puede asentar y dar a
consistir algo que en realidad siempre está atravesado, me parece a mí, por
ponerlo en causa y ponerlo en relación a un agujero y poner a la castración en
el lugar de la causa, porque muchas veces las instituciones hacen consistir,
precisamente, la forma de un nombre del padre entre simbólico e imaginario, lo
más difícil es hacer introducir algo del padre real que ponga en juego la
castración, o sea, el nombre del padre de alguna manera hace sostener, a
través de las instituciones y la cultura, la incidencia de las instituciones en ese
ámbito cultural.
Nos parece muy importante y algo asombroso que el jefe sea psicólogo,
es una particularidad que remite a una cuestión histórica porque el rol del
psicólogo en el campo de la salud mental ha tenido y tiene todos sus
avatares.
Sí, sí, es una experiencia nueva. El otro día recibí a los residentes nuevos y yo
suelo recibirlos de una manera donde les comento que van a ser parte de la
historia del Servicio, van a dejar sus marcas en las transferencias que de
alguna manera trabajen en la conducción de los tratamientos que ellos lleven a
cabo mientras estén en el Servicio, son marcas para la población que atraviesa
un tratamiento en el Servicio del Hospital, son marcas históricas, por eso
siempre digo que son parte de la historia y les suelo contar algo de todo esto;
dónde están, cómo es el Hospital, me parece importante habitar un lugar
sabiendo cuál es la historia, cuáles son las marcas fundantes, los mitos, cuáles
son los discursos predominantes, qué lugares tuvo en la representación social
el Hospital en la comunidad en los distintos momentos sociopolíticos del país,
eso siempre me ha interesado, a mí me interesa saber dónde estoy, las
historias de los lugares en donde estuve, en lo que uno participa, porque son
voces de las que uno participa y también integra parte de ese discurso e intenta
de alguna forma también modificarlo. Entiendo la importancia de nuestras
prácticas en la incidencia en el lazo social. Pero esto que vos decías de la
particularidad de que alguien no médico sea jefe de un servicio, excepto
Trabajo Social que siempre está tipificado, me interesa. La definición “no
médico” es interesante porque ubica algo de la negación y de un resto que me
interesa poder ubicar porque deja como algún lugar de cierta
“extraterritorialidad”, digamos, porque también es una rareza, incluso para los
médicos, para los compañeros jefes. Tengo compañeros muy defensores de la
posición de los analistas, incluso con relación al psicoanálisis, y
sorprendentemente, a veces cuando ellos tienen o tuvieron que atravesar el
punto de discutir en el Colegio de Médicos esta circunstancia de que un no
médico se presente a jefatura de un servicio de salud mental, fue efectivamente
una puja importante porque el Colegio de Médicos está dividido precisamente
en conservadores y más progresistas. Incluso, muchos de los que son
conservadores, por el aprecio personal apoyaron mi jefatura. Me parece
también por esta particularidad de siempre abrir el Servicio y de tener una
apertura, nosotros hemos abierto la posibilidad de que en el Servicio puedan
transitar en tratamientos familiares de los médicos del Hospital, incluso muchas
veces en el ámbito privado han sido recibidos por distintas transferencias que
se han generado, entonces el Servicio tiene un lugar muy particular y de
preponderancia que aún hoy, en estos tiempos, tiene cierta relevancia y es un
orgullo el lugar de ser escuchado en todas las instancias, aún más en este
tiempo ya sea en las salas de situaciones epidemiológicas, en el Comité de
Crisis, en los distintos comités que existen, de bioética también participamos.
La verdad es que cuento con un equipo del cual estoy muy orgulloso porque
hay gente muy comprometida, como Juan Mitre, que es un fenómeno con
relación no solo a su posición clínica, su posición teórica, su solidez, sino que
tiene un compromiso y una participación excepcional, es alguien con quien
hemos trabajado muy fuerte en este tiempo armando distintos equipos por la
situación particular que se ha generado.
En este tiempo, y ya desde hace dos años, estamos trabajando para conseguir
un nuevo lugar dentro de la estructura. Eso es complejo porque vieron que
injertar un raviol, como se dice habitualmente en el orden empresarial, a una
organización, es todo un trabajo. Cuando se consiguió la Jefatura de Unidad de
Psicología fue muy peleado, fuimos a La Plata varias veces y se pudo llevar
adelante. Desde hace un par de años estamos intentando hacer ingresar el de
la Jefatura de Unidad de Psiquiatría, porque quedó diagramado conmigo, que
soy psicólogo, como Jefe del Servicio, y el Jefe de Unidad es psicólogo
también, entonces además de que los psiquiatras han tenido algún recelo
natural por esto, es lo que corresponde en este tiempo, formal y
operativamente. De todos modos saben que estoy ocupandome para que sea
posible ese “raviol”. De manera que sea un psicólogo o un psiquiatra el jefe del
Servicio, como lo contempla la Ley de Salud Mental, luego se articule a dos
jefaturas de unidad, de psicología y de psiquiatría, vendrían muy bien, cuyas
funciones consisten en el trabajo con los equipos.
Esos son los equipos, todos tienen sus reuniones semanales y supervisiones
externas; siempre concebí que la supervisión tiene que ser externa, eso
también es una condición, porque hay lugares donde supervisan internamente
pero en realidad las transferencias que se ponen en juego dentro de los
equipos hace que esas supervisiones a veces no tengan, para mí
particularmente, esa asepsia o neutralidad, para de decirlo de algún modo, de
estar por fuera de la institución y escuchar además de la clínica, los códigos
institucionales y los discursos institucionales que también entran en juego en la
atención de los pacientes y que naturalmente también tienen que estar en
juego en la supervisión. Cuando se está por dentro y se supervisa internamente
uno participa del mismo discurso y también me parece que por ahí hay un
entramado imaginario que se introduce y que no permite escuchar con la
distancia necesaria lo que del lazo a la institución y a los otros se produce en el
acto analítico y clínico, entonces me parece que la supervisión tiene que ser
externa, tanto para los psiquiatras como para los analistas. Esto de ninguna
manera invalida la presentación permanente de la clínica de cada quien.
Este virus que produjo este real, este desenlazamiento y desanudamiento, hizo
particularmente que se generara una cierta intemperie donde la demanda
empezó a hacerse escuchar de otro modo, lo que pasa es que hay que saber
escucharla, en el Hospital fue absolutamente paradigmático, primero porque se
escuchó desde lo que pasaba con el personal de enfermería y médico,
particularmente porque nosotros tuvimos la experiencia de tener los primeros
contagios adentro y no de la comunidad, fue uno de los primeros hospitales
que tuvo desgraciadamente esta situación, que el virus ingresó por allí, y este
real que de alguna manera construyó este virus hizo que se desanudaran, se
crearan ciertos vacíos y devencijamientos fantasmáticos, de manera que la
demanda apareció por otros circuitos. No es que está invertida, porque
pareciera que si nosotros llamamos por vía remota a una persona que está
contagiada le estamos demandando algo, no, me parece que hay cierta
invocación de la voz, y a partir de allí los efectos que eso genera exige que se
les preste especial atención ya que lo que se escucha pivotea alrededor de la
culpa, el miedo, la angustia y el duelo. En este aspecto, estamos haciendo una
casuística alrededor de esos casos que después se podrán desprender
consecuencias clínicas como saldo de este tiempo. Destaco que sólo algunos
pasaron a tratamiento.
Max Eitingon era el que tenía más dinero y el que le dijo a Freud, “vos hacé lo
que quieras, vos disponé, yo pongo la plata”. Eitingon era de una familia muy
rica, entonces puso mucho dinero para la causa y se armaron clínicas de
tratamientos psicoanalíticos gratuitos en distintos lugares, en Viena, en Zurich,
en distintos lugares se fueron armando; después con el nazismo se las
apropiaron y se hizo estragos con eso, obviamente las ocuparon los nazis y
armaron otra cosa. Pero Freud se volvió muy político, y en esto me parece
importante tener cierta lectura de los movimientos sociopolíticos porque
también son los que de alguna manera definen también políticas públicas,
políticas sanitarias; y desde los equipos de salud mental y también desde el
discurso del psicoanálisis es pensarlo una y otra vez.
En este sentido es este anudamiento particular que hace entre lo que esbozo
como un proyecto clínico, epistemológico, político, yo le agrego también
formativo, porque la formación tiene que ser permanente, y docente, porque
nosotros estamos en distintos lugares, tenemos en la universidad la cátedra de
Psiquiatría en la cual damos clases y también muchas pasantías de la Facultad
de Piscología. Ese es un poco el anudamiento de ese proyecto, que es un
proyecto en marcha, que está en funcionamiento, es algo que a mi juicio tiene
que estar en funcionamiento.
Si, tal cual. Todos conocen esto, yo lo transmito, soy muy abierto para
transmitir estas cosas, me parece importante que tengan información; pero en
lo cotidiano siempre estamos discutiendo clínica, todas estas charlas muchas
veces no las tengo adentro porque lo vamos transmitiendo de a poco y en acto,
esas cosas se transmiten en acto.
Estaría bueno.
Una cosita más que les quería decir de lo político, que es interesante. Yo soy
Director de la Escuela de Psicoanálisis del Colegio de Psicólogos del Distrito
XV y doy dos seminarios en el año, el primer cuatrimestre doy uno que se llama
“Política y psicoanálisis”, y en el segundo “El psicoanálisis en las instituciones”,
por esta forma de habitar moebianamente el espacio, entre las prácticas
públicas, el psicoanálisis, interrogando eso.
Otra cosa interesante de lo político en Lacan. Vieron que el Seminario 17, los
cuatro discursos, la tapa original, no sé si alguna vez la vieron, lástima que acá
no salieron, las tapas originales son maravillosas, en Brasil se tradujeron y la
editorial editó las tapas originales con que se editaron los seminarios, que son
una obra de arte, y el Seminario 17 tiene una foto de Daniel Cohn-Bendit, que
fue uno de los lideraron las revueltas del Mayo Francés, y hay una foto
maravillosa de él entre policías y mirando a los policías de una manera muy
sugestiva… la verdad que esa foto es maravillosa, pero fijensé la posición
eminentemente política que tenía también Lacan con relación a su época y
cómo él también desafía, cuando le dicen en el Mayo Francés “las estructuras
no bajan a la calle”, y Lacan les dijo: “ustedes quieren un amo”.
Es muy interesante pensarlo ligado al corte, como una escritura que arma
un espacio nuevo, significante nuevo en tanto se resguarda un vacío.
Esta enfermera hizo un corte y armó un espacio nuevo, inventó una
superficie, y no es posible si no se agujerea y se resguarda el vacío de la
burocracia, de lo administrativo, del saber total, del otro totalitario;
también con recursos propios porque no cualquiera ocupando el lugar,
haciendo de enfermera en una institución médica, se banca cambiar las
reglas.
Exacto. La idea es resguardar algo de ese vacío, que ese vacío tenga algún
lugar, pero hacer algo con eso, resguardarlo y no obturarlo de ninguna manera.
Lo más riesgoso que puede pasar es que lleguemos a un discurso
homogeneizante, y no es la idea, muy por el contrario.
Bueno, ahora les voy a contar un poquito las tensiones internas, que también
las hay, obviamente que esto no es un jardín de rosas. Yo cuento esto como
proyecto y lo vamos llevando a cabo, pero también hay mucha resistencia,
muchas veces hay muchas situaciones como en cualquier lugar, digamos,
pensando cierta lógica colectiva. Lo pienso desde la lógica colectiva por las
vías de la transferencia, la función política de la transferencia como Lacan la
transmite en la Proposición del 9 de octubre, la función política fuerte que le da
a la trasferencia en la organización de una institución, pero no solamente en la
organización de la institución sino también en las sociedades por eso que
Lacan llama el nudo social, esa relación del sujeto al Otro que hace algo de lo
social y del lazo, que a Lacan le interesaba por ese lado. En la Proposición él
termina diciendo algo muy fuerte, es decir, habla de la segregación, de los
futuros de segregación, de los campos de concentración, de los futuros de los
mercados en cuanto a la segregación. Yo estimo que Lacan no hablaba
solamente de la sociedad, del mundo y del discurso capitalista solamente sino
también de las sociedades analíticas, del futuro de las sociedades analíticas
que también vislumbraba que iba a producir cisma como los que se produjeron,
y nosotros somos el paradigma de las escisiones de las escuelas acá en el Río
de la Plata. Y lo que les decía con respecto a esto de pensar las lógicas
colectivas por vía de las transferencias, como Lacan dice en la Proposición,
estableciendo una comunidad de experiencia. Esto está en la versión hablada,
ustedes vieron que Lacan da dos versiones de la Proposición, está la que él lee
ese día, el 9 de octubre de 1967, y está la que publica. Algunas variaciones son
muy sustanciales porque él habla de comunidad de experiencia desechando ya
de por sí la intersubjetividad, porque particularmente lo que quiere instalar es
fundamentalmente que de lo que se trata en el análisis es de un solo sujeto, no
hay intersubjetividad, lo que quiere instalar es eso, por eso habla de la
transferencia y del final de análisis, y de la función política que eso tiene porque
él dice “Proposición del 9 de octubre del analista de la Escuela”, por lo cual se
deduce, a mi juicio, que hay analistas que no son de la Escuela, lo cual no
significa que sean analistas independientes, eso no existe, no hay analistas
independientes, todos son deudores de alguna formación, indudablemente, y
también tienen que poder dar cuenta de eso, son responsables de eso. Es lo
que de alguna manera él dice en la versión escrita, porque en la versión oral
que él transmite ese día no dice ese enunciado tan enigmático que después
nos hizo romper la cabeza: “el analista se autoriza por él mismo”. Hay dos
traducciones, una que es “por él mismo”, que es la de Diana Rabinovich, y
después está la de Graciela Esperanza de Otros Escritos, que es “se autoriza
por sí mismo”, que no es lo mismo, una cosa es autorizarse por sí mismo y otra
autorizarse por él mismo.
La Escuela la fundan muchos de los que hoy están en los distintos campos, el
freudiano, el lacaniano, etc., y justamente ese primer grupo en el que estaba
Jorge Jinkis no firma el acta de fundación, decide no firmarla con el argumento
de que en realidad una escuela podía quedar circunscripta y atrapada bajo el
discurso universitario o el discurso amo. Interesante, para discutir.
Quizás convenga mantenerlo como enigma, como misterio, para que siga
bien vivo.
Hay que tener como cierta distancia de eso, yo creo que los jóvenes van a
poder hacer esas lecturas, nosotros que participamos de toda esa historia
necesitamos esa distancia que no vamos a tener. Aspiro a los jóvenes y a
muchos con los cuales me voy encontrando, me parece interesante que
algunos transiten distintos espacios de intercambio, incluso de lecturas, y que
empiecen a poder citar, que alguien de una parroquia pueda citar autores de
otro lugar. Creo que el psicoanálisis se enriquece mucho más con el
intercambio y debate de cuestiones clínicas pero también del lugar del
psicoanalista en relación al psicoanálisis y a las Escuelas.
Eso también es un acto y una experiencia estética, hay que hacer eso casi
adrede, hay que abrir y conectar.
Un gusto que me hayan permitido encontrarme con estas cosas que digo y
quedan pendientes muchos detalles de los dispositivos. Y en cuanto a lo que
decís, en realidad, si tengo que decir algo de eso y me sale así ahora, mal y
pronto, soy apenas un militante del lenguaje y un obrero de la palabra.
Muchas gracias!!.