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Disrupcién de los afectos en la clinica y en la epoca ‘Lujan Iuale & Colaboradores Prélogo de Julio Moscon er Nn ASO Oe va : en laclinica y en la época / Lujan Dsupe io por Lujan luale. - 1a edicién para a aca Gada ‘Autonoma de Buenos Aires : ‘ICE Ediciones, 2020. 216 p. ; 22x 15 cm. ISBN 978-987-1660-31-5 4, Clinica Psicoanalitica. |. luale, Lujan II. luale, Lujan , comp. | CDD 150.195 Iustracién de tapa: Julia Vallejo Puszkin Supervisién de textos: Stella Maris Rizzo Interior y tapa: JVE Ediciones Supervision general: Juan Ventura Esquivel © 2020 JCE Ediciones Juan Carlos Esquivel - Editor Av. Olivera 1059, “B” (1416) Ciudad de Buenos Aires ie_esquivel@yahoo.com Primera edicion: May : : Mayo de 2020 ISBN ISBN 978-987-1660-31-5 mpreso en la Argentina Afectos freudianos Lujan Iuale Indicios freudianos de la afectacién del cuerpo (Xi partimos de Freud veremos que los afectos ocupan un lu- ‘gar problematico en su teoria dado que insistiré hasta el final de su obra en la pregunta gqué es un afecto? Recorta- remos algunas citas significativas en las cuales la conexion entre afecto y cuerpo es destacada. En 1890, en el texto Tratamiento psiquico (tratamiento del alma), Freud afirma que “En ciertos estados animicos denomi- nados ‘afectivos’, la coparticipacion del cuerpo es tan llamati- va y tan grande que muchos investigadores del alma dieron en pensar que la naturaleza de los afectos consistia solo en esas manifestaciones corporales” (1990a, 118). Destaca de este modo que los afectos se manifiestan pre- dominantemente en el cuerpo, pero no se reducen a este. Ha- bla de las alteraciones que producen en el cuerpo el miedo, la ira, las cuitas del alma y el arrobamiento sexual (1990a, 119). Agregaré los efectos que tienen sobre el cuerpo los afectos de- presivos o estados afectivos penosos persistentes en relacién con la pérdida de peso o el envejecimiento. De modo inverso, resalta cémo en la “dicha, “todo el cuerpo florece y la persona recupera muchos de los rasgos de la juventud” (1990a, 119). Finalmente dira que “Los afectos en sentido estricto se singularizan por una relacién muy particular con los procesos corporales; pero, en rigor, todos los estados animicos, aun los que Disrupeién de los afectos. En la clinica y en la época rocesos de pensamiento’ son en de ninguno estan ausentes Jes y la capacidad de alte- solemos considerar ‘P! cierta medida ‘afectivos’, Y las exteriorizaciones corpora rar procesos fisicos” (1990a, 119). ‘Afectos violentos, sexuales, obsesivos, penosos, depresi- vos, entre otros, serdn algunos de los modos en los que se refe- rir a ellos en esos primeros afios. Y agrega que “No hay ninguna duda de que la duracién de la vida puede ser abreviada notablemente por afectos depresi- vos, 0 que un terror violento, una ‘mortificacién’ o un bochorno muy vivos pueden ponerle fin de manera re- pentina; cosa notable: este tiltimo efecto es observado a veces también a consecuencia de un gran juibilo inespe- rado” (1990a, 119). : Ya en el texto Sobre el mecanismo de los fenédmenos his- téricos: comunicacién preliminar (1893), podemos encontra: el valor conferido a la articulacién entre afecto y trauma. ‘Ali Freud sostiene que lo que “importa es si frente al sucess tante se reaccion6 enérgicamente o no. Por reaccién ee mos aqui toda la serie de reflejos voluntarios e inv: eee en que, segtin lo sabemos por experiencia se di pace afectos: desde el Ianto hasta la venganza” (1990b, 34) "On los » 34). Dice: “La reaccién del daiiado frente ne en verdad un efecto plenamente reaccién adecuada, como la vengan, mano encuentra en el lenguaje i cién; con su auxilio el ates Bias Se aoe aes, casi de igual modo, En otros casos, el den Conrado el reflejo adecuado, como queja y como declan el caso de un secreto que atormenta (j1; rane (Freud 1990¢, 34). ies eaieal)e al trauma sélo tie. catartico si es una za. Pero el ser hu. SMO eg cién en Esto dio lugar a la hipétesis freudiana de la ab; como un modo de descargar el afecto. Y destaca cies ecCOn de decir que dan cuenta de la posicidn subjetiva reco Motos trauma. En Las neuropsicosis de defensa (1894) —¢ SPecto de} la teorfa traumitica y el funcionamiento psiquico a patra, Tung Lujan Iuale. Afectos freudianos 21 serie de elementos claves: defensa, representacién y monto de afecto— propone la hipétesis auxiliar, donde se produciria una aparente equiparacién que alli se hace entre las expre- siones “monto de afecto” (Affekthetrag) y “suma de excitacién” (Erregungssumme). Strachey se ocupa de esta cuestién en un apéndice agregado al texto antes citado donde plantea que no serian sinénimos monto de afecto y suma de excitacién. Los afectos implicarian un aumento de excitacién; y sefala que para Freud los afectos, las emociones y los sentimientos serian sinénimos. Con esta lectura discutira Lacan tiempo después. Otra distincién interesante surge del Proyecto de Psico- logia para neurélogos (1895). Alli Freud distingue afectos de deseo. Dice: “Los restos de las dos variedades de vivencia que hemos tratado [se refiere a la vivencia de dolor y a la de satisfaccién] son los afectos y los estados de deseo; co- min a ambos es contener una elevacién de la tensi6n Qh en wp, en el caso del afecto por desprendimiento repenti- no, en el del deseo por sumacién. Ambos estados son de la maxima significatividad para el decurso en yp, pues le dejan como secuela unos motivos compulsivos. Del esta- do de deseo se sigue directamente una atraccién hacia el objeto de deseo, respectivamente su huella mnémica; de la vivencia de dolor resulta una repulsién, una desincli- nacién a mantener investida la imagen mnémica hostil. Son estas la atraccién de deseo primaria y la defensa primaria” (1990d, 366-67)". Este problema econémico ya se recorta en 1895 y rompe la homeostasis del aparato, dando a entender que tanto el afecto como el deseo no serian solidarios al principio de placer. En Lo inconsciente (1915) Freud se pregunta: “jexisten también mociones pulsionales, sentimientos, sensaciones in- conscientes, o esta vez es disparatado formar esos compues- tos?”. Para responder a este interrogante afirma que “los 1 T.a hectendille ac nnactra En la clinica y en la época n a procesos de descarga perciben como sensacio. cuyas 3 74); y aclara que estrictamente hablando no hay nes” (19912, 17 ie sino que la designacion de inconsciente ateoe ais sentaciones. Este punto sera retomado pos. vale para las repre eaemlel ‘Seminario 10, cuando sefiale que riormente por Laci ‘ ted aves el afecto lo reprimido sino los significantes de los que se no ha soltado. Volviendo a Freud, en el texto La represion (1915) ~con- tempordneo al anterior— refiere que “el monto de afecto co- rresponde a la pulsién en la medida en que esta se ha des- asido de la representacion y ha encontrado una expresién proporcionada a su cantidad en procesos que devienen regis- trables para la sensacién como afectos” (1991b, 147). Encon- tramos aqui la idea del componente pulsional como trauma- tico y los problemas en torno a la ligadura. Asi como también la idea de transmutacién donde las pulsiones que no logran satisfacerse mudan por ejemplo en angustia. En la 25° Con- ferencia Freud se pregunta: “;Qué es, en sentido dinamico, un afecto?”. Responde: “Un afecto incluye, en primer lugar, determina- das inervaciones motrices 0 descargas; en segundo lugar, ciertas sensaciones, que son, ademas, de dos clases: las percepciones de las acciones motrices ocU- tridas y las sensaciones directas de placer y displacet que prestan al afecto, como se di en te” (1990e, 360), se dice, su tono dominan Y se refiere a los afe tos como “Y ci no sabemos demasiado, Finalmente, con log des: ibicién, sintoma n oscuro campo” del cual arrollos posteriores a 1920 y sobre Y angustia (1926), Freud destact ai Woe geet? due ocupa “una posicién exceP Y estamos ya en 1926. ectivos , aunque no se supiera aun imbricada al cuerpo ~ qué es un afecto. Presenta la angusti@ la Inminencia de] A Y como reaccién, ante un peligro. Frente a el trauma, el Yo een Posible con aquello as Para la sefial de angustia a a fines pone? Lujan Iuale. Afectos freudianos 23 en marcha la defensa. El Yo se vale de la inhibicién si elude el proceso represivo mediante la rebaja de la funcién o del com- promiso entre el Yo y el Ello si la respuesta es por la via del sintoma cuando ya ha operado la represién. Afectos penosos: el humor como un tratamiento posible En 1927 Freud retoma el tema del humor que ya habia trabajado en su texto El chiste y su relacién con el inconsciente (1905). Alli se habia ocupado del humor desde la perspectiva econémica. En articulacién con lo cémico, Freud da una se- rie de orientaciones para pensar al humor como un recurso y como una de las “operaciones psiquicas mas elevadas” (1991e, 215). Freud parte de destacar que “(...) el desprendimiento de afectos penosos es el obstaculo mas fuerte del efecto cémico. Si el movi- miento que no persigue fin alguno provoca dao, si la estupidez lleva a la desgracia y la desilusion al dolor, ello pone fin a la posibilidad de un efecto cémico, al menos para el que no puede defenderse de ese displa- cer, es aquejado por él o se ve precisado a participar de él, mientras que la persona ajena atestigua con su conducta que la situacién del caso respectivo contiene todo lo requerido para un efecto comico” (Freud 1991e, 215). Es interesante esta referencia porque sefala que aquello que puede tener un efecto cémico para la persona ajena —es decir nara anual anba~ -1----1 a Sate aen

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